sábado, 26 de noviembre de 2016

Lecturas del día, sábado, 26 de noviembre. Poema "¿Y ahora qué?" de William Butler Yeats. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (22,1-7):

El ángel del Señor me mostró a mí, Juan, un río de agua de vida, reluciente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de su plaza, a un lado y otro del río, hay un árbol de vida que da doce frutos, uno cada mes. Y las hojas del árbol sirven para la curación de las naciones. Y no habrá maldición alguna. Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le darán culto. Y verán su rostro, y su nombre está sobre sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz de sol, porque el Señor Dios los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos. Y me dijo: «Estas son palabras fieles y veraces; el Señor, Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos lo que tiene que suceder pronto. Mira, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras proféticas de este libro».

Palabra del Señor

Salmo

Sal 94

R/.
Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos. R/.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,34-36):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Palabra del Señor

Poema:
¿Y ahora qué? de William Butler Yeats

En la escuela imaginaron sus camaradas preferidos 
que él llegaría a ser hombre famoso;
y él lo mismo pensó y vivió en esa idea,
sus veinte años repletos de trabajos:
«¿Y, ahora, qué? -cantaba el espectro de Platón-. ¿Y, ahora, qué

Todo lo que escribía se leía, 

y años más tarde ganó
dinero suficiente para lo necesario,
amigos que en verdad fueron amigos;
«¿Y, ahora, qué? -cantaba el espectro de Platón-. ¿Y, ahora, qué

Sus sueños más felices se realizaron
-una vieja casita, mujer, hija e hijo,
y un terreno donde crecían el repollo y el ciruelo-,
y poetas e ingenios congregaba;
«¿Y, ahora, qué? -cantaba el espectro de Platón-. ¿Y, ahora, qué

«El trabajo está hecho -pensó ya viejo-
de acuerdo con mi plan juvenil;
y que rabien los necios, en nada me aparté de ese orden,
algo que se llevó a la perfección»;
mas cantaba el espectro aún más alto: «¿y, ahora, qué?»

What then?

HIS chosen comrades thought at school
He must grow a famous man;
He thought the same and lived by rule,
All his twenties crammed with toil;
'What then?' sang Plato's ghost. 'What then?'

Everything he wrote was read,
After certain years he won
Sufficient money for his need,
Friends that have been friends indeed;
'What then?' sang Plato's ghost. ' What then?'

All his happier dreams came true --
A small old house, wife, daughter, son,
Grounds where plum and cabbage grew,
poets and Wits about him drew;
'What then.?' sang Plato's ghost. 'What then?'

The work is done,' grown old he thought,
'According to my boyish plan;
Let the fools rage, I swerved in naught,
Something to perfection brought';
But louder sang that ghost, 'What then?' 


Breve comentario

Con esta lectura finaliza el ciclo litúrgico que se abrió hace un año con el Adviento de las últimas Navidades. Mañana comienza uno nuevo, con las lecturas de Adviento de este año para prepararnos a celebrar el nacimiento del Señor.
 
La advertencia final que hoy nos hace el Señor es inequívoca. Hemos de tener cuidado en no malgastar nuestra vida en los afanes pasajeros y en las tentaciones que la pueblan. Entre otras razones porque no sabemos cuándo será nuestro final. Es comprensible, y hasta cierto punto adecuado, vivir como si no fuéramos a morir jamás. Pero lo cierto es que nos morimos todos, y que el momento de nuestra muerte puede ser literalmente cualquiera. No se puede vivir esperando siempre una muerte inminente; una vida así sería patológica e insufrible. Pero no debemos perder la perspectiva de que la vida no nos pertenece, que es un don de Dios en préstamo, del cual nos pedirá cuenta. Cuando muramos será el Señor y no Platón quien nos preguntará: "¿Y ahora qué?"  

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