martes, 31 de mayo de 2016

Lecturas del día, martes, 31 de mayo. Poema "La Visitación" de Juan López de Úbeda


Primera lectura

Lectura de la profecía de Sofonías (3,14-18):

Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.

Palabra de Dios

Salmo

Is 12,2-3.4bcd.5-6

R/.
Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel

El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor

Poema:
La Visitación de Juan López de Úbeda
  
 ¿Dónde por tierras extrañas,
Virgen con tanto fervor?
-Dónde me lleva el Señor
Que yo llevo en mis entrañas.
-¿Cómo es posible llevar,
Virgen, al que os lleva a vos?
-Como el que me lleva es Dios,
Que ha querido en mí encarnar.
-Pues ¿cómo por las montañas
Lleváis a tan gran Señor?
-Mas, lo lleva el grande amor
Que lo trajo a mis entrañas.
-Parece en vos cosa nueva,
Virgen, ir apresurada.

-Hácelo el ir abrasada
Del amor del que me lleva.
-Pues ¿luego a tierras extrañas
Os lleva sólo el amor?
-No, que todo es del Señor
Que yo llevo en mis entrañas.
-Ya sé que os lleva el doncel;
Mas ¿dónde vais a aportar?
-Voy con Él a visitar
A mi parienta Isabel.
-¡Oh, qué cosas tan extrañas,
Que al siervo sirva el Señor!
-Esto y más hace el amor
Del que llevo en mis entrañas.

lunes, 30 de mayo de 2016

Lecturas del día, lunes, 30 de mayo. Poema: "Dios te perdone (I)" de Juan José Domenchina. Breve comentario


Primera lectura

Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pedro (1,1-7):

Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como a nosotros. Crezca vuestra gracia y paz por el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor. Su divino poder nos ha concedido todo lo que conduce a la vida y a la piedad, dándonos a conocer al que nos ha llamado con su propia gloria y potencia. Con eso nos ha dado los inapreciables y extraordinarios bienes prometidos, con los cuales podéis escapar de la corrupción que reina en el mundo por la ambición, y participar del mismo ser de Dios. En vista de eso, poned todo empeño en añadir a vuestra fe la honradez, a la honradez el criterio, al criterio el dominio propio, al dominio propio la constancia, a la constancia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, al cariño fraterno el amor.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 90

R/.
Dios mío, confío en ti

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R/.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación.» R/.

«Lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,1-12):

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: «Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado; a éste lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon o los mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: "Éste es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia." Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Que hará el dueño de la viña? Acabará con los ladrones y arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"?»
Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.

Palabra del Señor

Poema:
Dios te perdone (I) de Juan José Domenchina

Dios te perdone. ¡Cómo le envidiaste
que existiera por sí, que no tuviera
vida perecedera y que estuviera
dentro y fuera del mundo en que tú entraste!

Y ¡cómo por subirte, le bajaste,
le rebajaste a ti, para que fuera
posible que su luz se pareciera
a la luz que en tus dudas adumbraste!

Miguel -¿quién como Dios?-, jamás llegaste
a ver, por invidente, la manera
de ser hombre ese Dios que tú achicaste.

Y él sigue siempre, viva sementera,
y tú pasaste, porque no sembraste
más que sed en tu enjuta paramera.

Breve comentario

Lo más grave que puede hacer el hombre en esta vida es adulterar la presencia y el mensaje de Dios en la tierra. Por ello, a quien se le ha asignado más responsabilidad en este sentido, más se le exigirá al final de los tiempos. La responsabilidad de los sacerdotes y escribas judíos era inmensa, e hicieron de ella medida de sus pecados y miserias. La dureza, aun en parábolas, del Señor para con ellos está más que justificada: son de algún modo asesinos de Dios para los hombres, gente, pues, de la peor especie que se hacen acreedores de la condenación eterna.

Que el Espíritu Santo ilumine a quienes son responsables de guiarnos en el camino de la fe para que no nos alejen de Dios con sus debilidades.

domingo, 29 de mayo de 2016

Lecturas del día, domingo de Corpus Christi, 29 de mayo. Poema: "Te adoro con devoción" de Sto. Tomás de Aquino


Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (14,18-20):

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abran, diciendo: «Bendito sea Abrahán por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos.» Y Abran le dio un décimo de cada cosa.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 109,1.2.3.4

R/.
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.» R/.

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla
a tus enemigos. R/.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.» R/.

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.» R.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,23-26):

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,11b-17):

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.»
Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.»
Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.» Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»
Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

Palabra del Señor

Poema:
Te adoro con devoción de Sto. Tomás de Aquino
  
Te adoro con devoción, Dios escondido, 
oculto verdaderamente bajo estas apariencias. 
A Ti se somete mi corazón por completo, 
y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; 
pero basta el oído para creer con firmeza; 
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: 
nada es más verdadero que esta Palabra de verdad. 

En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, 
pero aquí se esconde también la Humanidad; 
sin embargo, creo y confieso ambas cosas, 
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. 

No veo las llagas como las vió Tomás 
pero confieso que eres mi Dios: 
haz que yo crea más y más en Ti, 
que en Ti espere y que te ame. 

¡Memorial de la muerte del Señor! 
Pan vivo que das vida al hombre: 
concede a mi alma que de Ti viva 
y que siempre saboree tu dulzura. 

Señor Jesús, Pelícano bueno, 
límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, 
de la que una sola gota puede liberar 
de todos los crímenes al mundo entero. 

Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego, 
que se cumpla lo que tanto ansío: 
que al mirar tu rostro cara a cara, 
sea yo feliz viendo tu gloria. 

Amén. 

Adoro te devote

Adoro te devote, latens Deitas,
Quae sub his figuris vere latitas:
Tibi se cor meum totum subiicit,
Quia te contemplans totum deficit.

Visus, tactus, gustus in te fallitur,
Sed auditu solo tuto creditur.
Credo quidquid dixit Dei Filius:
Nil hoc verbo Veritatis verius.

In cruce latebat sola Deitas,
At hic latet simul et humanitas;
Ambo tamen credens atque confitens,
Peto quod petivit latro paenitens.

Plagas, sicut Thomas, non intueor;
Deum tamen meum te confiteor.
Fac me tibi semper magis credere,
In te spem habere, te diligere.

O memoriale mortis Domini!
Panis vivus, vitam praestans homini!
Praesta meae menti de te vivere
Et te illi semper dulce sapere.

Pie pellicane, Iesu Domine,
Me immundum munda tuo sanguine.
Cuius una stilla salvum facere
Totum mundum quit ab omni scelere.

Iesu, quem velatum nunc aspicio,
Oro fiat illud quod tam sitio;
Ut te revelata cernens facie,
Visu sim beatus tuae gloriae.

sábado, 28 de mayo de 2016

Lecturas del día, sábado, 28 de mayo. Poema "Los que no te conocen" de Pilar Paz Pasamar. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Judas (17.20b-25):

Acordaos de lo que predijeron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Continuando el edifico de nuestra santa fe y orando movidos por el Espíritu Santo, manteneos en el amor de Dios, aguardando a que nuestro Señor Jesucristo, por su misericordia, os dé la vida eterna. ¿Titubean algunos? Tened compasión de ellos; a unos, salvadlos, arrancándolos del fuego; a otros, mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por la carne.
Al único Dios, nuestro salvador, que puede preservaros de tropiezos y presentaros ante su gloria exultantes y sin mancha, gloria y majestad, dominio y poderío, por Jesucristo, nuestro Señor, desde siempre y ahora y por todos los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 62,2.3-4.5-6

R/.
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R/.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R/.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (11,27-33):

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?»
Jesús les respondió: «Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme.»
Se pusieron a deliberar: «Si decimos que es de Dios, dirá: "¿Y por qué no le habéis creído?" Pero como digamos que es de los hombres...» (Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.)
Y respondieron a Jesús: «No sabemos.»
Jesús les replicó: «Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»

Palabra del Señor

Poema:
Los que no te conocen de Pilar Paz Pasamar 

Por ellos no pasaste. Bien se advierte
que están secos al verles la sonrisa;
van de una cosa a otra tan deprisa
que el agua de la vida se les vierte.

Van de acá para allá, sin conocerte,
gastados por el soplo de la brisa;
pero nunca sabrán de la precisa
hora en que el mundo en fuego se convierte.

Míralos: desatentos, desalados,
desparramados, secos, sin saberte,
más solos que la luna y ateridos.

No supieron ganar y están ganados
por un soplo gemelo al de la muerte
que brota de sus labios consumidos.

Breve comentario

A cada uno según su condición. Este es un principio que, respetando la realidad como es, hace que nuestras acciones se adecúen a las situaciones que tenemos que afrontar. Hay personas que por mucha que sea nuestra insistencia y locuacidad, no se moverán de una frontal negación o de un rotundo rechazo. El Señor que lee los corazones con absoluta claridad, supo mostrar la actitud adecuada hacia aquellos que querían probarle. Pues de eso se trataba. La pregunta que formulan los sacerdotes al Señor no es con ánimo de conocer la verdad, sino para cogerle en un error, en una contradicción, y así ponerle en evidencia públicamente. No pocas veces nos encontramos a personas que muestran talantes similares. En tales casos, como hizo Jesús, lo mejor es no responder a sus falsas preguntas, no entrar en su juego tramposo. Lo cierto es que los sacerdotes deberían haber sido los que mejor hubieran debido conocer cuál era el origen de la autoridad del Mesías, dada su condición de maestros de la Ley. Tal desconocimiento demuestra que esta casta eclesial hacía mucho que había dejado de ser pastores de su pueblo para convertirse en meros privilegiados que aprovechaban su prestigio social en función de intereses puramente egoístas, completamente alejados de la Palabra de Dios que decían conocer e interpretar. Al que por su miseria moral se mantiene por propia voluntad en la ignorancia y el mal, Dios no le va a sacar de la indignidad en la que se ha abandonado libremente. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Bien, pues Dios respetará su voluntad, y lo dejará ciego hasta que tenga que dar cuentas ante Él de su vida en préstamo.  

jueves, 26 de mayo de 2016

Lecturas del día, jueves, 26 de mayo. Poema: "Centro del alma" de Manuel Altolaguirre


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (2,2-5.9-12):

Como el niño recién nacido ansía la leche, ansiad vosotros la auténtica, no adulterada, para crecer con ella sanos; ya que habéis saboreado lo bueno que es el Señor. Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Antes erais «no pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»; antes erais «no compadecidos», ahora sois «compadecidos». Queridos hermanos, como forasteros en país extraño, os recomiendo que os apartéis de los deseos carnales que os hacen la guerra. Vuestra conducta entre los gentiles sea buena; así, mientras os calumnian como si fuerais criminales, verán con sus propios ojos que os portáis honradamente y darán gloria a Dios el día que él los visite.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 99, 2.3.4.5

R/.
Entrad en la presencia del Señor con vítores

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias
y bendiciendo su nombre. R/.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,46-52):

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.»
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.»
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Palabra del Señor
 
Poema:
Centro del alma de Manuel Altolaguirre
 
De ojos que ya nada ven
brotan lágrimas tan negras
que se olvidan de su oficio
de ser en la noche estrellas.

Dolor sin luz. Hoy el alma
se hunde más en sus tinieblas,
porque la vida y la noche
—un mismo mar— hacen que ella
por su propio peso caiga
en oscuridad completa.

Ya su desnudo en la noche
nadie lo ve, que atraviesa
profundidades que sólo
a Dios, su centro, la acercan.

Hace tiempo que no miro
sino hacia adentro. Me llevan
por las calles lazarillos
que me toman y me dejan.

¡Ojalá tenga mi vida
luces, aunque no las vea! 

miércoles, 25 de mayo de 2016

Lecturas del día, miércoles, 25 de mayo. Poema: "Gracias" de Javier de Bengoechea. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1,18-25):

Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por vuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza. Ahora que estáis purificados por vuestra obediencia a la verdad y habéis llegado a quereros sinceramente como hermanos, amaos unos a otros de corazón e intensamente. Mirad que habéis vuelto a nacer, y no de una semilla mortal, sino de una inmortal, por medio de la palabra de Dios viva y duradera, porque «toda carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, la flor se cae; pero la palabra del Señor permanece para siempre.» Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 147,12-13.14-15.19-20

R/.
Glorifica al Señor, Jerusalén

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,32-45):

En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados.
Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.»
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron: «Lo somos.»
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.»
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Gracias de Javier de Bengoechea
 
Debes saber, Señor, que yo tenía
-tú me lo diste todo- un buen sentido
para ir tirando a gusto lo vivido,
con cierta gracia, a falta de alegría.
 
Consérvame, Señor, esa ironía
de dar por bueno todo lo perdido,
-mi forma de ganar- y así haber sido
flor y nata de la melancolía.
 
Cuentas con todo mi agradecimiento
por la otra vida, mas también por esta
llena de maravillas y desgracias.
 
¿No me acompañas en el sentimiento?
Oh Dios, oh Dios, oh Dios... Y aunque me cuesta,
por mi muerte, también, Señor, mil gracias. 
 
Breve comentario
 
Humana, demasiado humana, podría decirse, es la humanidad de los apóstoles, es decir, la nuestra. Somos pecadores hasta cuando nos relacionamos con Dios; trasladamos nuestras ilusiones vanas cuando imaginamos la gloria del cielo. ¡Menos mal que Dios es paciente!... A su reino sólo se llega a través de la muerte de nuestro yo. Tal camino no tiene nada que ver con la espiritualidad budista. El cristiano fiel no busca disolverse en la nada, ni tampoco renunciar a todo deseo, pues el deseo es una realidad querida por Dios para nuestros corazones, y todo lo hecho por su mano es bueno. Si no fuéramos capaces de desear, tampoco desearíamos estar con Dios. Lo que hay que hacer es desear bien y desear el bien y lo bueno. Es decir, amar.
 
Como Dios saca bien del mal, y de los defectos y limitaciones, caminos de perfección y de virtud, tenemos más posibilidades de las que pensamos para seguir al Señor a pesar de ellos. De cuántas me ha evitado mi timidez, mi sentimiento de culpabilidad ("¡Oh feliz culpa!")..., y cuánto bien ha sacado incluso de mi orgullo o de mi presunción. Por supuesto, ese bien al que accedí o el mal que evité no dependió de mí, sino que ocurrieron a pesar de mí. Por ello, y en duro aprendizaje, he conseguido conocer que no es bueno revolverse contra las personales cruces. Las que sólo producen un estéril y repetido dolor que sólo nos lleva al agotamiento, la alienación y la desesperación, ésas, hay que eliminarlas o al  menos mantenerlas bajo control. La mejor actitud, la más sabia, es la de utilizarlas para servir al Señor, para glorificarlo. Ya digo, duro aprendizaje... Aunque yo no conté, como el amigo Bengoechea, de "un buen sentido/para ir tirando a gusto lo vivido", sí que he sabido con los años, en ese aprendizaje arduo, "dar por bueno todo lo perdido", aunque ello me convirtiera también en "flor y nata de la melancolía". Pero más allá del perfil que se le haya quedado a uno ("con cierta gracia, a falta de alegría"), puedo darle las gracias a Dios por mis cruces, por mis humanos fracasos, por mi muerte, sin los cuales jamás le hubiera descubierto en mi vida, ni sería capaz de servirle en lo poco que lo hago. Así que sigo, pues, decidido a seguir fracasando para el mundo:
"Y aunque me cuesta,
por mi muerte, también, Señor, mil gracias."
    

martes, 24 de mayo de 2016

Lecturas del día, martes, 24 de mayo. Poema: "Grito" de Doiraje. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1,10-16):

La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas, los que predecían la gracia destinada a vosotros. El Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, les declaraba por anticipado los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría; ellos indagaron para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba el Espíritu. Se les reveló que aquello de que trataban no era para su tiempo, sino para el vuestro. Y ahora se os anuncia por medio de predicadores que os han traído el Evangelio con la fuerza del Espíritu enviado del cielo. Son cosas que los ángeles ansían penetrar. Por eso, estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a la expectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia. El que os llamó es santo; como él, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque dice la Escritura: «Seréis santos, porque yo soy santo.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.3c-4

R/.
El Señor da a conocer su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,28-31):

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mi y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones–, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.»

Palabra del Señor

Poema:
Grito de Doiraje

¿Soy tibio? ¿Soy mediocre?
No lo sé.
Es verdad que vacilo, que dudo, que temo.
Señor, creo quererte, mas no logro afirmar
mi voluntad en Ti; Señor, quiero
entregarme, y un silencio hondo, y mío,
calla mis manos.
¿Por qué cuando mi sed te busca,
mi soledad se allega?
Sepárame mi noche, Señor, o haz de mi ausencia
posada abierta, dulce, para tus
hijos, para mis hermanos, para mí.

Mediocres, tibios son mis gestos, sí;
callado es hoy el grito de mi amor,
mas nunca tanto amor hubo en mi miedo.

Breve comentario

Ser cristiano no es sencillo. Ni con la gracia del bautismo ni de los demás sacramentos se hace fácil el seguimiento al Señor. Él nos pide todo, es cierto, pero Él también quiere que previamente nosotros queramos lo que Él desea para nosotros. Y para que se dé esa convergencia de voluntades, esa asimilación o identidad entre Su deseo y el nuestro, Él sabe que debemos sortear nuestras debilidades, nuestras heridas, nuestras insuficiencias y nuestros pecados que consentimos. Hay una tensión cierta entre el amor y la entrega que el Señor nos exige, y nuestras fragilidades y falsas compensaciones. Abrirnos al amor de Dios, en un alma apaleada por esta vida, es casi como un saltar al vacío sin defensas, confiando que Alguien no dejará que nos estrellemos finalmente, pero apoyado sólo en la fe, en una experiencia de amor cuya estabilidad siempre nos parece insuficiente para semejante demanda.

Como muchos, yo no soy ajeno a esta tensión, a ese miedo cierto. Apaleado por la vida incluso diría que antes de haber nacido, confiar no es mi fuerte. Confiar en Dios es siempre una gracia, un don de su misericordia; pero también, para resultar fértil, precisa de nuestra apertura. Y esto último depende de nosotros. Dios quiere que las cosas sean así: busca nuestra aquiescencia, pues nuestra relación con Él la quiso en libertad. Sólo en un mundo libre puede existir amor: los autómatas no pueden amar. 

El poema que he copiado más arriba, de hace casi veinte años, nació de una homilía. Quien la dió era un joven sacerdote amigo recién ordenado. Asistí con afecto a su ordenación. Le conocí cuando llegó como diácono a la parroquia. Era un joven corpulento e impetuoso, con toda la fuerza del convertido hace poco. Su homilía fue una auténtica invectiva, muy enfocada en la cosa social, que nos sacudió a todos. Por supuesto, con la mejor intención. Quiso remover conciencias, y de mí, que no me hacen falta muchos estímulos para removerme entero y dudar de mis capacidades, consiguió que surgiera este poema al acabar la misa. Más allá de que muchas veces el mejor voluntarismo de buenos sacerdotes nos sometan a una presión si no desmedida, sí tal vez no adecuada al momento, lo cierto es que tenía razón: ¿qué clase de cristianos somos? Su grito resonante: "¡Sois tibios!", no era una acusación sin fundamento: esperaba mucho más de nosotros, como todo joven que espera de las generaciones que le preceden mucha más pureza, integridad, entrega, valor. Este joven sacerdote no era una excepción a ese admirable espíritu de su edad. Sin embargo, entonces, pocos años antes ya había iniciado mi conversión (yo mismo era un nuevo converso, poco menos joven que él), y aunque no era capaz de su entrega absoluta (jamás sentí llamada alguna a la vida religiosa), sí comenzaba a entregarme, sí comenzaba a creer, siquiera fuera de forma poco llamativa. Yo también gritaba, y exigía en mi interior menos tibieza. 

Y aunque después de casi veinte años sigo sin ser capaz de esa entrega incondicional, sin miedo, como aquel impetuoso sacerdote, lo cierto es que hoy puedo hacer mucho más mío que entonces mi último verso: "mas nunca tanto amor hubo en mi miedo." Y esto es lo que Dios quiere: nos pide que le demos todo, pero sabe de nuestras heridas. Hemos de recorrer un camino en el que Él nos acompañará de un modo u otro, nos hará sentir su presencia, para que podamos ir dándonos cada vez de foma más abierta, con menos miedo, con más confianza, para que vayamos sintiendo que el salto que nos pide nunca será un salto temerario o suicida, enloquecido, sino sostenido por un amor que va haciéndose más evidente en la medida que nuestra necesidad de Él se hace más y más sólida. En esto consiste nuestro peregrinar en esta vida.

lunes, 23 de mayo de 2016

Lecturas del día, lunes, 23 de mayo. Poema: "Oración para ordenar la propia vida" de Sto. Tomás de Aquino. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1,3-9):

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo. No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 110,1-2.5-6.9ab.10c

R/.
El Señor recuerda siempre su alianza

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.

El da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.

Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza;
la alabanza del Señor dura por siempre. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,17-27):

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»

Palabra del Señor

Poema:
Oración para ordenar la propia vida de Sto. Tomás de Aquino

Dame, Señor y Dios mío,
que no decaiga, ni en la prosperidad ni en la adversidad;
que no me ensoberbezca en alguna cosa,
ni me deprima en otra;
de nada goce o me duela
sino en lo que me lleve a ti o me separe de ti.

A nadie desee agradar,
ni a nadie tema disgustar, sino a ti.
Sea para mí despreciable todo lo pasajero,
y sea para mí querido todo lo tuyo.

Que me hastíe el gozo de lo que sea sin ti,
que no desee nada que esté fuera de ti.
Que me deleite el trabajo hecho por ti,
que me sea penoso todo descanso que sea sin ti.

Concédeme, Señor, dirigir constantemente el corazón hacia ti,
y que en mis fallos sepa dolerme con el propósito de la enmienda.

Hazme, Señor y Dios mío,
obediente sin contradecir,
pobre sin ser miserable,
casto sin depravación,
paciente sin murmuración.

Humilde sin ficción,
alegre sin disolución,
triste sin abatimiento,
maduro sin pesadez,
ágil sin ligereza,
temeroso sin desesperación.

Que sea sincero sin hipocresía,
que haga el bien sin ser presuntuoso,
que corrija al prójimo sin arrogancia,
que lo edifique con la palabra y el ejemplo.

Concédeme, Señor, un corazón:
vigilante, que ninguna curiosidad lo aparte de ti,
noble, que ninguna influencia indigna lo envilezca,
recto, que ninguna intención siniestra lo desvíe,
firme, que ninguna tribulación lo debilite,
libre, que ningún afecto violento lo reclame.

Concédeme, Señor Dios mío,
inteligencia que te conozca,
diligencia que te busque,
sabiduría que te encuentre,
conducta que te agrade,
perseverancia que te espere confiada
y confianza de que un día al final te abrazaré.

Concédeme soportar ya aquí tus castigos como penitencia,
servirme de tus beneficios por tu gracia,
y gozar de tu gozo en la patria para tu gloria.

Tu que vives y reinas y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

 
Breve comentario 

Aunque al comentar este pasaje del evangelio se suele hacer hincapié en la literalidad de la falta del joven que se acerca a Jesús para seguirle, la riqueza, el apego a los bienes materiales, lo cierto es que todos (y digo bien, todos) los que intentamos ser cristianos con sincero corazón, nos falta siempre alguna cosa. En mi caso, unas cuantas. El amor por el dinero es, sin duda, una de las más comunes tentaciones en las que caemos. Pero el Señor se refiere a todo aquello a lo que nos resistimos a renunciar, a aquello en lo que hemos puesto nuestra seguridad, nuestra confianza, nuestras expectativas, nuestro gozos y consuelos. Para unos (muchos) será el dinero, y el éxito social o profesional, la fama, la egolatría, la vanidad, el orgullo de las propias capacidades que se viven como méritos propios y no como dones inmerecidos, los placeres corporales y un largo etcétera que todos podemos imaginar. Quizá lo que siempre nos falta a todos, con independencia de aquello en lo que en concreto cojeamos, es en poner toda la confianza en Dios, en entregarnos, en preocuparnos por saber de su voluntad sobre nosotros, por saber cómo quiere que vivamos nuestra vida. 

Para hallar la respuesta, el alma debe pedirlo en oración con humildad y sincera apertura. Es un aprendizaje que dura lo que la vida, pero que, por lo mismo, nunca está cerrado el plazo para avanzar en él. Por ello he elegido esta bella oración de santo Tomás. Es cierto que el Aquinate fue regalado con multitud de gracias, pero también es cierto que supo rogar por ellas, y supo estar agradecido a quien se las concedió. Nunca se creyó merecedor de lo que fue, ni consideró su gigantesca obra como si fuera cosa de su mérito o de sí mismo, sino que se supo, con total y humilde sinceridad, instrumento de Dios a su servicio. Y es que quizá sea el apego a nuestro yo, a nuestra individualidad como si fuera una realidad hecha a sí misma, de la que a nadie le es debida, nuestra principal falta, nuestra querencia más insana, que nos impide gozar del amor de Dios en esta vida. Hagamos nuestra esta oración tomista, aunque sólo sea de momento para cobrar conciencia de todo lo que nos falta, de todo lo que debemos pedirle al Señor, del grado de nuestros apegos y de la distancia que debemos recorrer para lograr renunciar a ellos. Roguemos al Señor por ello.

domingo, 22 de mayo de 2016

Lecturas del día, domingo de la Santísima Trinidad, 22 de mayo. Poema "Romance sobre el evangelio 'In principio erat Verbum', acerca de la Santísima Trinidad" (fragm.) de S. Juan de la Cruz

Primera lectura

Lectura del libro de los Proverbios 8, 22-31

Así dice la sabiduría de Dios: 
«El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas. En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra. Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas. Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada. No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe. Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales. Cuando ponla un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia: jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres.» 
 
Palabra de Dios

Salmo

Salmo: Sal 8, 4-5. 6-7a. 7b-9.

R. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!


Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, 
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, 
el ser humano, para darle poder? R.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.

Todo lo sometiste bajo sus pies: 
rebaños de ovejas y toros, 
y hasta las bestias del campo, 
las aves del cielo, los peces del mar, 
que trazan sendas por el mar. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1-5

Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. 
 
Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará."

Palabra del Señor 

Poema:
Romance sobre el evangelio 'In principio erat Verbum', acerca de la Santísima Trinidad (fragm.) de S. Juan de la Cruz

I

En el principio moraba
el Verbo, y en Dios vivía,
en quien su felicidad
infinita poseía.
El mismo Verbo Dios era,
que el principio se decía.
Él moraba en el principio,
y principio no tenía.
Él era el mesmo principio;
por eso de él carecía.
El Verbo se llama Hijo,
que del principio nacía.
Hale siempre concebido,
y siempre le concebía. 

Dale siempre su sustancia,
y siempre se la tenía.
Y así, la gloria del Hijo
es la que en el Padre había;
y toda su gloria el Padre
en el Hijo poseía.
Como amado en el amante
uno en otro residía,
y aquese amor que los une
en lo mismo convenía
con el uno y con el otro
en igualdad y valía.
Tres Personas y un amado
entre todos tres había,
y un amor en todas ellas
y un amante las hacía,
y el amante es el amado
en que cada cual vivía;
que el ser que los tres poseen
cada cual le poseía,
y cada cual de ellos ama
a la que este ser tenía.
Este ser es cada una
y éste solo las unía
en un inefable nudo
que decir no se sabía.
Por lo cual era infinito
el amor que las unía,
porque un solo amor tres tienen,
que su esencia se decía;
que el amor, cuanto más uno,
tanto más amor hacía.


II De la comunicación de las Tres Personas

En aquel amor inmenso
que de los dos procedía,
palabras de gran regalo
el Padre al Hijo decía,
de tan profundo deleite,
que nadie las entendía;
sólo el Hijo lo gozaba,
que es a quien pertenecía.
Pero aquello que se entiende,
desta manera decía:
­-Nada me contenta, Hijo,
fuera de tu compañía.
Y si algo me contenta,
en ti mismo lo quería.
El que a ti más se parece,
a mí más satisfacía;
y el que en nada te semeja,
en mí nada hallaría.
En ti sólo me he agradado,
¡Oh vida de vida mía!
Eres lumbre de mi lumbre.
Eres mi sabiduría;
figura de mi sustancia,
en quien bien me complacía.
Al que a ti te amare, Hijo,
a mí mismo le daría,
y el amor que yo en ti tengo
ese mismo en él pondría,
en razón de haber amado
a quien yo tanto quería.
 

sábado, 21 de mayo de 2016

Lecturas del día, sábado, 21 de mayo. Poema "Desde que nací en los diarios siempre viene un parte de guerra" de Gloria Fuertes

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,13-20):

¿Sufre alguno de vosotros? Rece. ¿Está alegre alguno? Cante cánticos. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, y que recen sobre él, después de ungirlo con óleo, en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo curará, y, si ha cometido pecado, lo perdonará. Así, pues, confesaos los pecados unos a otros, y rezad unos por otros, para que os curéis. Mucho puede hacer la oración intensa del justo. Elías, que era un hombre de la misma condición que nosotros, oró fervorosamente para que no lloviese; y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Luego volvió a orar, y el cielo derramó lluvia y la tierra produjo sus frutos. Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo encamina, sabed que uno que convierte al pecador de su extravío se salvará de la muerte y sepultará un sinfín de pecados.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 140,1-2.3.8

R/.
Suba mi oración como incienso en tu presencia, Señor

Señor, te estoy llamando, ven deprisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde. R/.

Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,13-16):

En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor
 
Poema:
Desde que nací en los diarios siempre viene un parte de guerra de Gloria Fuertes 

No sé por qué... recuerdo,
que hace años por la noche,
yo rezaba un padrenuestro
para no soñar cosas de miedo.
Después cuando la guerra,
rezaba para que no sonara la sirena...
Después seguí rezando
para que no nos detuvieran;
luego, para que Equis me quisiera;
para que mi análisis no diera leucemia,
para que se acaben los líos de fronteras,
para que este país... y vuelta y vuelta.
(Desde que nací en los diarios siempre viene un parte de guerra.)
Variando la retahíla,
mezclando personales peticiones con otras peliagudas y extranjeras,
(que si este amor que si la paz que si la pena)
sigo y sigo pidiendo con la fe de una pieza.
Temo tener a Dios cansado de monserga. 

viernes, 20 de mayo de 2016

Lecturas del día, viernes, 20 de mayo. Poema: "Límite" de Umberto Saba. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,9-12):

No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. Llamamos dichosos a los que tuvieron constancia. Habéis oído ponderar la paciencia de Job y conocéis el fin que le otorgó el Señor. Porque el Señor es compasivo y misericordioso. Pero ante todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo ni por la, tierra, ni pronunciéis ningún otro juramento; vuestro sí sea un sí y vuestro no un no, para no exponeros a ser juzgados.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 102,1-2.3-4.8-9.11-12

R/.
El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,1-12):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

Palabra del Señor

Poema:
Límite de Umberto Saba

Mi compañera me habla un largo rato
de cosas tristes, graves, que pesan sobre el corazón
como una piedra; madeja
inextricable de males, que ninguna
mano, ni la mía, puede desatar.
                                       Un pájaro
de la casa vecina, sobre el alero
se posa un instante, brilla al sol, regresa
al cielo azul que lo cobija.
                                     ¡Dichoso él,
entre los dichosos! Tiene alas, ignora
mi dolor secreto, mi dolor
de hombre que ha llegado a un límite: la certeza
de no poder socorrer a quien se ama. 

Confine

Parla a lungo con me la mia compagna
di cose tristi, gravi, che sul cuore
pesano come una pietra; viluppo
di mali inestricabile, che alcuna
mano, e la mia, non può sciogliere.
                                           Un passero
della casa di faccia sulla gronda
posa un attimo, al sol brilla, ritorna
al cielo azzurro che gli è sopra.
                                           Oh lui
tra i beati beato! Ha l'ali, ignora
la mia pena secreta, il mio dolore
d' uomo giunto a un confine: alla certezza
di non poter soccorrere chi s'ama.

Breve comentario

Quizá este hondísimo poema de Saba sintetice como ninguno las lecturas litúrgicas de hoy, que giran sobre una misma temática presentada en dos contextos distintos, uno genérico y otro en el del matrimonio: cómo se vive el sufrimiento. El sufrimiento, por definición, por su propia naturaleza, es difícil de soportar. Unos lo son en mayor medida que otros; en general, aquellos que no poseen un origen físico suelen ser los más duros, y entre éstos aquellos que nos afectan en el núcleo de nuestra intimidad. El dolor siempre nos pone a prueba, es exigente. Abandonarse a la queja, a la amargura, incluso al legítimo cansancio de padecerlo, es una tentación que si no luchamos contra ella puede acabar por destruirnos.

La vida matrimonial es un camino asimismo exigente. Aunque nace del amor que evoluciona con el tiempo, lo cierto es que es en la convivencia donde se descubre todas y cada una de nuestras limitaciones, sin disfraces, sin idealizaciones, de forma desnuda, descarnada. Y el compromiso matrimonial como sacramento en el que se jura ante Dios fidelidad mutua perpetua hace que este camino no sea menos exigente que el de la vida consagrada: es la forma de consagrarnos los esposos ante Dios. En este sentido, en no pocas ocasiones, la soledad es más fácil de llevar que la convivencia. Por ello, todos los que seguimos al Señor, sea cual sea nuestra vocación y estado del ser, necesitamos de su gracia para continuar este camino hasta el final de nuestras vidas. Por ello nos prohíbe el divorcio o el repudio del cónyuge. El matrimonio es sostenido por Dios aún más que por los propios esposos. Incluso en los casos más extremos (por ejemplo, cuando corra peligro la vida de uno de los esposos por culpa del otro), y siempre que el matrimonio fuera contraído de forma válida, la Iglesia tiene prohibido su disolución; todo lo más, se debe en tales situaciones, interrumpir la convivencia, pero el matrimonio sigue indisoluble. Las excepciones nunca pueden quitar peso o contenido de verdad al principio establecido por Dios mismo, ya sea en lo referente a la indisolubilidad del matrimonio o a cualquier otra realidad en la que se haya expresado Su voluntad. 

Saba, como cualquier esposo (y quizá más que muchos), pasó por dificultades en su matrimonio, incluso muy graves. Quizá la más grave la que cuenta maravillosamente en este poema. Y sin embargo, no la dejó de amar, y convivió hasta el final de su vida con su esposa Lina (Paulina). Con san Pablo, y a pesar de su naturaleza pecadora, podríamos decir que también el poeta combatió bien su combate.  

jueves, 19 de mayo de 2016

Lecturas del día, jueves, 19 de mayo. Poema "En aquel tiempo..." de Manuel Mantero

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,1-6):

Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado. Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego. ¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final! El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 48,14-15ab.15cd-16.17-18.19-20

R/.
Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos


Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor. R/.

Y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa. R/.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo. R/.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él. R/.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,41-50):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros.»

Palabra del Señor
 
Poema:
"En aquel tiempo..." de Manuel Mantero
 
En aquel tiempo, Cristo era
portero de un hotel de lujo.
Uniformado como un húsar teatral,
abría
las portezuelas de los automóviles
y ayudaba a bajar seres, maletas,
saludando con apacible gesto
de persuasión magnífica.
Su oficio no dolía como otros
aunque la parvedad 
de su cargo le hacía parecer   
pequeño en dones.
Si alguien le preguntaba por los rostros
de quienes se alojaban,
responder no sabía. 
                                   Todos ellos 
eran el mismo,
hombre o mujer oliendo a frutos de hoy,
tan alto el ademán como una torre,
vivo el hastío que causaba
la quebradura interna del espíritu.
 
El lujo, en esos seres,
se había vuelto
rutina, vicio.
Y Cristo se compadecía
de la urbana tristeza, del
forzoso aburrimiento.
Si en su mano estuviera,
en cada habitación pondría un poco
de diferencia en la necesidad,
algo más de pobreza, y que las almas
encontraran que el mundo descendía
hasta el nivel del hambre 
que había que quitar.
Tan sólo así,
saludaría por su nombre
a cada huésped del hotel de lujo. 

miércoles, 18 de mayo de 2016

Lecturas del día, miércoles, 18 de mayo. Poema "Súplica" de Antonio Oliver Belmás

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (4,13-17):

Vosotros decís: «Mañana o pasado iremos a esa ciudad y pasaremos allí el año negociando y ganando dinero». Y ni siquiera sabéis qué pasará mañana. Pues, ¿qué es vuestra vida? Una nube que aparece un momento y en seguida desaparece. Debéis decir así: «Si el Señor lo quiere y vivimos, haremos esto o lo otro.» En vez de eso, no paráis de hacer grandes proyectos, fanfarroneando; y toda jactancia de ese estilo es mala cosa. Al fin y al cabo, quien conoce el bien que debe hacer y no lo hace es culpable.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 48,2-3.6-7.8-10.11

R/.
Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos


Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres. R/.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas? R/.

Si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate.
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa. R/.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-40):

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Súplica de Antonio Oliver Belmás
 
¡Oh Dios, cuán infinita es tu piedad! 
Para Ti no hay vencedores ni vencidos, 
no hay naciones ni razas, 
no hay inteligentes ni torpes, 
no hay pobres ni millonarios. 
Tú a todos nos abrazas en la tierra; 
de todos tomas el alma; 
de todos, Señor, sacas flores. 
Yo te pido que me hagas piadoso; 
que mi dolor nada sea junto al dolor de mi prójimo, 
que ni odie ni desprecie. 
Haz que me duelan las carnes con frío, 
las carnes de los que no tienen ropa; 
arráncame de la lujuria, 
de la vanidad y la soberbia. 
Quítame, Dios mío, de la ira 
y de sus terribles hogueras.
Tanto en la vida como en la muerte, 
no me niegues, Señor, el sosiego. 
Dame la paz que enguirnaldan tus ángeles 
bajo el mediopunto del iris. 

martes, 17 de mayo de 2016

Lecturas del día, martes, 17 de mayo. Poema "La vanidad del mundo" de Francisco de Aldana.


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (4,1-10):

¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones. ¡Adúlteros! ¿No sabéis que amar el mundo es odiar a Dios? El que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. No en vano dice la Escritura: «El espíritu que Dios nos infundió está inclinado al mal.» Pero mayor es la gracia que Dios nos da. Por eso dice la Escritura: «Dios se enfrenta con los soberbios y da su gracia a los humildes.» Someteos, pues, a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. Pecadores, lavaos las manos; hombres indecisos, purificaos el corazón, lamentad vuestra miseria, llorad y haced duelo; que vuestra risa se convierta en llanto y vuestra alegría en tristeza. Humillaos ante el Señor, que él os levantará.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 54,7-8.9-10a.10b-11.23

R/.
Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará

Pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto.» R/.

«Me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas.» R/.

Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre sus murallas. R/.

Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

Palabra del Señor

Poema:
La vanidad del mundo de Francisco de Aldana

En fin, en fin, tras tanto andar muriendo,
tras tanto varïar vida y destino,
tras tanto de uno en otro desatino
pensar todo apretar, nada cogiendo,


tras tanto acá y allá yendo y viniendo
cual sin aliento inútil peregrino,
¡oh Dios!, tras tanto error del buen camino,
yo mismo de mi mal ministro siendo,


hallo, en fin, que ser muerto en la memoria
del mundo es lo mejor que en él se asconde,
pues es la paga de él muerte y olvido,


y en un rincón vivir con la victoria
de sí, puesto el querer tan sólo adonde
es premio el mismo Dios de lo servido. 

lunes, 16 de mayo de 2016

Lecturas del día, lunes, 16 de mayo. Poema: "Quiero decir que te amo y no lo digo..." de Concha Urquiza. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (3,13-18):

¿Hay alguno entre vosotros sabio y entendido? Que lo demuestre con una buena conducta y con la amabilidad propia de la sabiduría. Pero, si tenéis el corazón amargado por la envidia y las rivalidades, no andéis gloriándoos, porque sería pura falsedad. Esa sabiduría no viene del cielo, sino que es terrena, animal, diabólica. Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18,8.9.10.15

R/.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,14-29):

En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo.
Él les preguntó: «¿De qué discutís?»
Uno le contestó: «Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.»
Él les contestó: «¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.»
Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?»
Contestó él: «Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos.»
Jesús replicó: «¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.»
Entonces el padre del muchacho gritó: «Tengo fe, pero dudo; ayúdame.»
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él.»
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: «¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?»
Él les respondió: «Esta especie sólo puede salir con oración y ayuno.»

Palabra del Señor
 
Poema:
"Quiero decir que te amo y no lo digo..." de Concha Urquiza
 
Quiero decir que te amo y no lo digo
aunque bien siento el corazón llagado,
porque para mi mal tengo probado
que soy tibio amador y flaco amigo.

No amarte más es culpa y es castigo,
que de ansias de tu amor me has abrasado,
y con sólo dejarme en mi pecado
extremas tu rigor para conmigo.

Sólo quiero vivir para buscarte,
sólo temo morir antes de hallarte,
sólo siento vivir cuando te llamo;

y, aunque vivo ardiendo en vivo fuego,
como la entera voluntad te niego
no me atrevo a decirte que te amo.
 
Breve comentario
  
Tras los cincuenta días de gozo en que celebramos la resurrección del Señor, concluyó ayer el tiempo pascual con la fiesta de Pentecostés: el Hijo vuelve al Padre, pero nos deja para siempre el Espíritu Santo que les une. Hoy volvemos a las lecturas del tiempo ordinario. Pero volvemos con fuerza. Se narra la curación no fácil por Jesús de un endemoniado en el evangelio de Marcos, y una carta muy expresiva del apóstol Santiago que sirve para discernir con criterio el verdadero espíritu de sabiduría.
 
Comenzando por la primera lectura litúrgica, Santiago no deja lugar a dudas: la sabiduría se distingue por sus obras y por los efectos que éstas producen. Si lo único que aportan son rivalidades, envidias, conflictos y guerras, tal conocimiento sólo surge del pecado y del mal, coincidiendo, pues, los efectos con su causa. La verdadera sabiduría nace del amor, del equilibrio que da el conocimiento de la verdad, y sus frutos son la paz interior y la concordia, las buenas obras de misericordia.
 
En la curación del Señor que Marcos nos narra hay dos ideas que son muy relevantes: la fe lo puede todo, y, en consecuencia, aquel que cree cuenta con el poder de la fe. Y la segunda, relacionada con la primera, es que no nos atrevemos a creer; podría decirse que no tenemos fe en la fuerza de la fe. Así, los apóstoles no pueden curar al endemoniado, y el Señor les señala que sólo con oración (y con ayuno) se podía conseguir exorcizarlo. Nadie reza si no cree, es decir, nadie habla para nadie. Si no creemos que Dios nos escucha, no cabe diálogo alguno; todo lo más caeríamos en una suerte de práctica catártica, donde liberamos ansiedades profiriendo palabras dirigidas a la nada. Pero la oración no es una pura liberación psíquica. Es un verdadero diálogo; es un dirigirse al Otro, con mayúscula.

Sin embargo, nos suele suceder que no nos creemos la fuerza de la fe ni de la oración. Y ello viene dado por la exigencia que implica nuestra fe. Tener fe en el Señor es confiar incondicionalmente en Él, es ceder en nuestra voluntad para dejar que sea Él quien haga y decida, es una humildad de corazón que se abandona a la acción de Dios en nuestra vida. Incondicionalidad, cesión de nuestra voluntad, humildad, abandono..., todo esto nos da mucho miedo. Realmente es esto: puro miedo; y ello en el mejor de los casos, en aquellos que sinceramente quieren seguir al Señor (los que no, al miedo se le añade la ignorancia, la soberbia, la vanidad, el egoísmo, el materialismo en todas sus formas, la estupidez, en definitiva). ¡Y aunque contemos con experiencia de encuentros personales con el Señor! Somos muy débiles. En verdad, nuestra naturaleza tiende a la caída como una piedra soltada en el aire. Nos cuesta confiar, nos cuesta creer, dejar que Dios actúe en nosotros. Sin embargo, esta es la fe: creer a pesar de todo, de la ferocidad de este mundo que parece que nos exige armarnos como para una guerra. En todas partes rivalidades ridículas de egos en conflicto que nos hieren y que nos hacen entrar en una dinámica opuesta a la sabiduría de Dios, de la que hablaba Santiago. 
 
A Concha Urquiza, como a tantos de nosotros, le ocurría lo mismo, y lo dejó expresado bellamente en el soneto que he escogido. Esta es nuestra esencial debilidad humana que sólo la fe sin miedos nos lleva a superar y a la verdadera sabiduría:
 y, aunque vivo ardiendo en vivo fuego,
como la entera voluntad te niego
no me atrevo a decirte que te amo.

domingo, 15 de mayo de 2016

Lecturas del día, Domingo de Pentecostés, 15 de mayo. Poema "Las bodas" de Clara Silva. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11):

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Enormemente sorprendidos, preguntaban: «¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 103,1ab.24ac.29bc-30.31.34

R/.
Envía tu Espíritu, Señor,
y repuebla la faz de la tierra


Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,3b-7.12-13):

Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios

Secuencia

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequia,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-23):

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

Palabra del Señor

Poema:
Las bodas de Clara Silva 

Después de oscura noche
en mí despiertas.
Ahora estás en mi carne
y caes conmigo
para levantarme hasta tu día;
Tú, el inocente castigado
por mis manos, mi lengua,
por la demencia de mi sangre,
racimo amargo de tu viña
que el ángel terrestre
apretó entre mi boca y tu agonía.
¡Ah!, no digas que te he matado
si amaneces todos los días sobre el otoño de las hojas.
Verdad que te dejé solo
cuando te levantaron en la oscuridad de la tierra, 
en la soledad de tu reino,
y los perros lamieron tu sangre,
río de claridad tempestuosa
corriendo entre la culpa y la esperanza.
Ahora que estamos solos,
sobrenatural esposo,
por el escándalo de esta boda,
no sé cómo llamarte.
Confundo los nombres del amor
oscuramente transitados,
y tu aliento,
tu viento del desierto,
en la zarza ardiendo de mi pelo.
Pero Tú me llamas por el nombre que yo sola conozco
y que Tú solo sabes.

Breve comentario

"El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros", dice Juan en el primer capítulo de su evangelio. Y siguió habitando nos dice ahora veinte capítulos después. El Espíritu Santo es la forma de habitar el Señor los corazones que se abren a Él. Es una presencia intangible, podría decirse tímida, que gusta de ocultarse. Pero también los corazones abiertos a la gracia son discretos: no gustan de la vanidad, de los narcisismos, de los relumbrones de la fama... Podremos estar desesperados, atravesados por dolores de toda índole que nos quitan la paz, podremos renegar incluso de los días desgraciados que nos han tocado vivir y no entender nada de lo que nos ocurre ni por qué. Todo esto es humano. Pero no por ello Dios nos ha dejado de lado, como si su Espíritu soplara para otros. No es así. El Espíritu anida donde se le acoge. Este es todo el requisito que exige: que le abramos la puerta de nuestra alma. Si es así, incluso nuestros peores sufrimientos serán de otra índole, pues estaremos en Su compañía que nos habita de un modo inefable y profundo.

El Señor llama siempre a nuestras puertas, aunque sea con manos no corpóreas. Pero del mismo modo, cuando le dejamos entrar nos acaricia como ninguna mano humana podría hacerlo. Aunque suframos. Pues sentir la presencia de su compañía es la mayor felicidad imaginable en esta vida, precario anticipo de la gloria eterna. Con la venida del Espíritu Santo comienza propiamente la vida de la Iglesia, las bodas del Señor con su Esposa. Y desde este viento de Dios se fundamenta, como solidísimo cimiento, todo su devenir de estos dos mil años y los que queden hasta su venida definitiva. Y los de cada uno de los cristianos que intentan seguir al Señor con su vida, abiertos a Su voluntad. No otra es nuestra fuerza. Y con ella todo el amor es posible, con independencia del mundo que nos haya tocado vivir. El hecho de que no hayamos desaparecido por completo los católicos en el mundo actual prueba que el viento del Espíritu sigue soplando con una fortaleza extraordinaria, como el primer día cuando sopló sobre las cabezas de los apóstoles. Demos gracias a Dios por su infinita misericordia.