jueves, 31 de agosto de 2017

Lecturas del día, jueves, 31 de agosto. Poema "Sólo Dios" de Doiraje. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (3,7-13):

En medio de todos nuestros aprietos y luchas, vosotros, con vuestra fe, nos animáis; ahora nos sentimos vivir, sabiendo que os mantenéis fieles al Señor. ¿Cómo podremos agradecérselo bastante a Dios? ¡Tanta alegría como gozamos delante de Dios por causa vuestra, cuando pedimos día y noche veros cara a cara y remediar las deficiencias de vuestra fe! Que Dios, nuestro Padre, y nuestro Señor Jesús nos allanen el camino para ir a veros. Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos. Y que así os fortalezca internamente, para que, cuando Jesús, nuestro Señor, vuelva acompañado de todos sus santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios, nuestro Padre.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 89,3-4.12-13.14.17

R/.
Sácianos de tu misericordia, Señor,
y estaremos alegres


Tú reduces al hombre a polvo, diciendo:
«Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R/.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (24,42-51):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues, dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, mandándolo a donde se manda a los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»

Palabra del Señor

Poema:
Sólo Dios de Doiraje

Al cabo de los años me di cuenta
que mi profesión no fue lo que esperé;
que mi matrimonio no fue lo que esperé;
que el mundo no fue lo que esperé.
Que ni yo mismo fui
lo que esperaba.
Al cabo de los años me di cuenta
que sólo Dios salva.

Y aún turbado por el descubrimiento,
nada me turba, 
nada me espanta:
sólo Dios
salva.

Breve comentario

Hay quienes, los más afortunados, conocen de Dios desde el inicio de sus vidas, en la infancia o adolescencia, cuando apenas hemos podido experimentar de forma consciente nuestras necesidades, cuando no nos ha dado tiempo a decidir ni a equivocarnos. Otros, muchos más, saben de Dios a medida que van recorriendo su tiempo, a medida de sus alegrías y de sus dolores, a medida de sus ilusiones y esperanzas, de sus desengaños y decepciones. Y por fin están los que llegan a Dios al final de sus días, que no necesariamente coincide con la ancianidad o el epílogo de nuestra biografía, sino con el amargo y a la vez sabio conocimiento de nuestros errores, fracasos y limitaciones. Para llegar a este periodo de madurez no se precisa ser biológicamente viejo, sino haber sabido mirarse con la sinceridad de quien ya no tiene que demostrarse nada a sí mismo. Llegar a poseer esa mirada no es sencillo, pues es siempre un camino de cruz. Muchos la llegan a adquirir en la ancianidad, pero lo crucial no es el momento en que se alcance este conocimiento, este saber ser o estar sobre la propia vida. Quien esto escribe pertenece a las dos últimas categorías, aunque todavía ande lejos de alcanzar el grado de renuncia de quien ha aprendido de sus errores.

Quién no ha conocido a alguien que reniega de su condición, sea ésta la que fuera. Recuerdo perfectamente a un portero de una finca de barrio burgués que detestaba su trabajo porque (reconocido por él) odiaba obedecer, y sobre todo a aquellos que lo empleaban, a los cuales despreciaba con toda su alma. La fidelidad a la tarea que Dios demanda de nosotros en muchas ocasiones no es fácil, nada fácil. Todos tenemos nuestras fantasías sobre lo que debiera ser el mundo o el entorno que nos rodea, o sobre nosotros mismos. Si fuéramos más altos y guapos e inteligentes; si mi mujer o mi marido fuera de otra forma, si no fuera tan esto o tan lo otro...; si mi jefe, si mi vecino, si mi país, si mi hijo... Dejar a un lado aquello que creemos erróneamente que nos haría "mejores" cuesta mucho, sobre todo cuando esos errores son promovidos por nuestro entorno o, peor aún, nacen de nuestros miedos más íntimos. Renunciar al propio yo y sus seducciones es, para el hombre actual, la batalla más ardua. En lo que a mí respecta, y reconociendo que aún me queda mucho por andar en este sentido, sólo he podido lograrlo un poco a base de reiterados y contundentes fracasos y errores. ...Y aún me rebelo...

El poema, formalmente muy sencillo (y con evidentes ecos teresianos), me llevó poco tiempo redactarlo; lo difícil es asumir su contenido. Tardé en llegar a este punto entonces casi cincuenta años de vida y casi veinte de matrimonio. La naturaleza del hombre es rebelde, lo cual tiene sus efectos positivos para ciertas cosas, y terriblemente negativos para otras. Y educar una naturaleza así es como cincelar una piedra muy dura de tallar. Sólo golpe a golpe (y verso a verso, que diría D. Antonio) Dios saca de la mayoría una figura reconocible de lo que Él quiere de nosotros. Muy lentamente voy descubriendo quién soy y, sobre todo, quién no soy. La figura que va resultando de este bloque de pecado y orgullo que Dios va puliendo no posee una gran belleza, ni demasiada armonía, simetría o equilibrio, pero al fin va resultando reconocible la imagen de un hombre que lucha, a pesar de sí mismo y gracias a Dios, por serlo.  

viernes, 18 de agosto de 2017

Lecturas del día, viernes, 18 de agosto. Poema "Identificación" de Carmen Conde


Primera lectura

Lectura del libro de Josué (24,1-13):

En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo: «Así dice el Señor, Dios de Israel: "Al otro lado del río Éufrates vivieron antaño vuestros padres, Teraj, padre de Abrahán y de Najor, sirviendo a otros dioses. Tomé a Abrahán, vuestro padre, del otro lado del río, lo conduje por todo el país de Canaán y multipliqué su descendencia dándole a Isaac. A Isaac le di Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la montaña de Seír, mientras que Jacob y sus hijos bajaron a Egipto. Envié a Moisés y Aarón para castigar a Egipto con los portentos que hice, y después os saqué de allí. Saqué de Egipto a vuestros padres; y llegasteis al mar. Los egipcios persiguieron a vuestros padres con caballería y carros hasta el mar Rojo. Pero gritaron al Señor, y él puso una nube oscura entre vosotros y los egipcios; después desplomó sobre ellos el mar, anegándolos. Vuestros ojos vieron lo que hice en Egipto. Después vivisteis en el desierto muchos años. Os llevé al país de los amorreos, que vivían en Transjordania; os atacaron, y os los entregué. Tomasteis posesión de sus tierras, y yo los exterminé ante vosotros. Entonces Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, atacó a Israel; mandó llamar a Balaán, hijo de Beor, para que os maldijera; pero yo no quise oír a Balaán, que no tuvo más remedio que bendeciros, y os libré de sus manos. Pasasteis el Jordán y llegasteis a Jericó. Los jefes de Jericó os atacaron: los amorreos, fereceos, cananeos, hititas, guirgaseos, heveos y jebuseos; pero yo os los entregué; sembré el pánico ante vosotros, y expulsasteis a los dos reyes amorreos, no con tu espada ni con tu arco. Y os di una tierra por la que no habíais sudado, ciudades que no habíais construido, y en las que ahora vivís, viñedos y olivares que no habíais plantado, y de los que ahora coméis."»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 135,1-3.16-18.21-22.24

R./
Porque es eterna su misericordia

Dad gracias al Señor porque es bueno. R/.

Dad gracias al Dios de los dioses. R/.

Dad gracias al Señor de los señores. R/.

Guió por el desierto a su pueblo. R/.

Él hirió a reyes famosos. R/.

Dio muerte a reyes poderosos. R/.

Les dio su tierra en heredad. R/.

En heredad a Israel, su siervo. R/.

Y nos libró de nuestros opresores. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,3-12):

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?» Él les respondió: «¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» Ellos insistieron: «¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?» Él les contestó: «Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer –no hablo de impureza– y se casa con otra, comete adulterio.» Los discípulos le replicaron: «Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse.» Pero él les dijo: «No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga.»

Palabra del Señor

Poema:
Identificación de Carmen Conde

Mis ojos no te buscan sobre la tierra inmensa:
eres tú mis ojos dilatándose.
Mis ojos te contienen; si lloras tú por ellos
soy yo que te libero de mí para que llores.

¡Cuán tú soy yo conmigo, amor que me enajenas!
¡Qué mío tu vivir y qué mía tu muerte
viniéndote de mí, muriéndome contigo!

La trama del latir en cuerpo que no es tuyo,
ni mío solamente: un cuerpo de dos seres
que funden la unidad de dos que son ya uno. 

--------------------------------------------------------------------

Como todos ya sabemos, ayer se han producido dos terribles atentados yihadistas en dos ciudades españolas, Barcelona y Cambrils. Quisiera pedir desde este rincón a todos los que lean estas líneas y que sean creyentes, unas oraciones por el alma de las víctimas, y por sus familiares, allegados y amigos. Para los que no tengan fe me atrevería también a pedirles que rezaran, siquiera sea con sus palabras, pues en contra de lo que suele pensarse, ninguna oración queda sin ser escuchada. 

Están bien los minutos de silencio; están bien las flores y las velas, los dibujos y los mensajes escritos en pequeños papeles que se dejan en el lugar de los hechos, incluso pueden estar bien las canciones que despiertan nuestras mejores emociones, aunque sus letras sueñen con un futuro sin Dios y sin más paz que la que podamos proporcionarnos los seres humanos. Todo eso está bien, pero Dios quiere que le hablemos cuando nuestro corazón llora. Y no es por mero narcisismo divino, por así decir, sino porque nos ama, porque quiere consolarnos, porque quiere compartir nuestro dolor, porque desde la muerte de su Hijo en la cruz, nuestro dolor es suyo, y suyas nuestras lágrimas. Por esto pido a aquellas personas que aun sin fe, hombres y mujeres de buena voluntad, recen también. Dios no es grande porque pueda matar, sino porque nos ama siempre; más, si cabe, cuando sufrimos los estragos del mal y del pecado. Yo elijo para rezar las palabras que Dios nos enseñó para hacerlo; pero, insisto, que cada uno rece desde su corazón con sus palabras si así se siente más cómodo.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.


Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. 

Amén.
 

miércoles, 16 de agosto de 2017

Lecturas del día, miércoles, 16 de agosto. Poema "Patrimonio" de Ida Vitale. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (34,1-12):

En aquellos días, Moisés subió de la estepa de Moab al monte Nebo, a la cima del Fasga, que mira a Jericó; y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, el territorio de Neftalí, de Efraín y de Manasés, el de Judá hasta el mar occidental, el Negueb y la comarca del valle de Jericó, la ciudad de las palmeras, hasta Soar; y le dijo: «Ésta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: "Se la daré a tu descendencia." Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en ella.» Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en Moab, como había dicho el Señor. Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Fegor; y hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba. Moisés murió a la edad de ciento veinte años; no había perdido vista ni había decaído su vigor. Los israelitas lloraron a Moisés en la estepa de Moab treinta días, hasta que terminó el tiempo del duelo por Moisés. Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos; los israelitas le obedecieron e hicieron lo que el Señor había mandado a Moisés. Pero ya no surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el Faraón, su corte y su país; ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 65,1-3a.5.8.16-17

R/.
Bendito sea Dios,
que me ha devuelto la vida


Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!» R/.

Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres.
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas. R/.

Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,15-20):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

Palabra del Señor

Poema:
Patrimonio de Ida Vitale

Sólo tendremos lo que hayamos dado.
¿Y qué con lo ofrecido y no aceptado,
qué con aquello que el desdén reduce
a vana voz, sin más,
ardiente ántrax que crece,
desatendido, adentro?

La villanía del tiempo,
el hábito sinuoso
del tolerar paciente,
difiere frágiles derechos,
ofrece minas, socavones, grutas:
oscuridad apenas para apartar
vagos errores-

El clamor, letra a letra,
del discurso agorero
no disipa ninguna duda;
hace mucho que sabes:
ninguna duda te protege. 

Breve comentario

Reprender, corregir parecen acciones poco gratas, ásperas, hirientes incluso. No necesariamente, pero es cierto que si se hace mal o con torpeza (no digamos de forma injusta), el efecto que provoca es el contrario: acrecentar el error o el mal cometido, y condenar, así, al hermano a seguir pecando, con lo que se pone en riesgo la salvación de su alma. El Señor da unas pautas para evitarlo: primero ha de hacerse en la intimidad; si perdurase en su actitud, se llama a testigos, dos o tres en un principio; si aún así la obstinación continúa, será la comunidad quien intervenga en la corrección; si desprecia también el parecer de la comunidad, hay que considerarlo como un alma perdida mientras se mantenga por propio voluntad en el mal. ...Y hay muchos que prefieren condenarse antes que cambiar o dejarse cambiar.

Corregir al que yerra es un deber elemental o fundamental, no muy distinto de enseñar al que no sabe o curar al enfermo. Todo aquel que defienda una verdad, así en minúscula, aunque sea falsa, está urgido por la misma para darla a conocer a aquel que la niega. Nos suelen acusar a los católicos, en no pocas ocasiones con sumo desprecio, de que somos unos dogmáticos que queremos imponer nuestros criterios, nuestra verdad a los demás (la verdad sólo se impone por sí misma a los que ya están convencidos de ella; a los que no, se les ofrece para que la conozcan). Estoy agotado de participar en debates, por lo demás bastante estériles en general,  con relativistas de toda condición, con ateos, con neomarxistas, con liberales (algunos incomprensiblemente católicos), que no cesan de corregirme desde sus verdades, algunos de forma muy vehemente. La posibilidad de corrección es, en último término, como dice la poeta, un patrimonio que ha de darse. Cuando algo lo creemos bueno, y vemos a alguien que se aleja en dirección contraria debemos advertírselo, si es que nos importa la suerte de su alma y su felicidad, evidentemente.

Por fortuna, Dios nos creó como seres en búsqueda de la verdad, pues sin ella la vida es una suerte de muerte bastante invivible por vacía y alienada de sí. Y no sólo para la búsqueda, sino para encontrarla, para gozar de su hallazgo, que resulta que habita en nuestro corazón, como en nuestro origen y en nuestro destino. Más allá de sesudas y racionales demostraciones metafísicas (que también), la verdad convence por sí misma cuando se nos presenta, cuando la experimentamos, cuando la vivimos. Cuando ello ocurre, la conocemos de forma indubitable, aunque no sepamos razonarla o argumentarla como lo haría un erudito o un especialista del pensamiento. Si la verdad fuera accesible sólo a una élite, intelectual o de otro tipo, sería éste signo de su falsedad (este es un buen criterio para desechar por falsas todas las enseñanzas que exigen ocultos y prolijos procesos de iniciación, o que consideran el conocimiento de la misma sólo para elegidos -véase toda clase de gnosticismos, masonerías y similares-). Dado ese conocimiento, esa experiencia de vida, hay que corregir, debemos corregir siempre, pues la verdad está para darla. Como señala Ida Vitale, no tendremos otro patrimonio que ofrecer al Señor en el último día que lo que hayamos dado a los hermanos. El que renieguen de lo que proponemos ya no es un problema enteramente nuestro cuando hayamos reprendido con la corrección debida, poco a poco, pero sabiendo siempre el bien que proponemos y el mal que queremos evitar, pues

"hace mucho que sabes:
ninguna duda te protege."

martes, 15 de agosto de 2017

Lecturas del día, martes, 15 de agosto, Asunción de la Virgen María. Poema "A la Asunción de Nuestra Señora" de Gerardo Diego


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (11,19a;12,1.3-6a.10ab):

Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios. Se oyó una gran voz en el cielo: «Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 44,10bc.11-12ab.16

R/.
De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir

Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir. R/.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor. R/.

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,20-27a):

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de Maria, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor

Poema:
A la Asunción de Nuestra Señora de Gerardo Diego

¿Adónde va, cuando se va, la llama?
¿Adónde va, cuando se va, la rosa?
¿Adónde sube, se disuelve airosa,
hélice, rosa y sueño de la rama?

¿Adónde va la llama, quién la llama?
A la rosa en escorzo ¿quién la acosa?
¿Qué regazo, qué esfera deleitosa,
qué amor de Padre la alza y la reclama?

¿Adónde va, cuando se va escondiendo
y el aire, el cielo queda ardiendo, oliendo
a olor, ardor, amor de rosa hurtada?

¿Y adónde va el que queda, el que aquí abajo,
ciego del resplandor se asoma al tajo
de la sombra transida, enamorada?


http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=1028&t=A+la+Asunci%F3n+de+Nuestra+Se%F1ora&p=Gerardo+Diego&o=D%E1maso+Alonso,+Eulalia+Galvarriato,+Eulalia+Soldevilla,+Luis+Miguel+y+Rosal%EDa+Payno

lunes, 14 de agosto de 2017

Lecturas del día, lunes, 14 de agosto. Poema "En mi flor me he escondido..." de Emily Dickinson. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (10,12-22):

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, ¿qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y lo ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma, que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, y los mandatos que yo te mando hoy, para tu bien. Cierto: del Señor son los cielos, hasta el último cielo, la tierra y todo cuanto la habita; con todo, sólo de vuestros padres se enamoró el Señor, los amó, y de su descendencia os escogió a vosotros entre todos los pueblos, como sucede hoy. Circuncidad vuestro corazón, no endurezcáis vuestra cerviz; que el Señor, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, fuerte y terrible; no es parcial ni acepta soborno, hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al forastero, dándole pan y vestido. Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis en Egipto. Temerás al Señor, tu Dios, le servirás, te pegarás a él, en su nombre jurarás. Él será tu alabanza, él será tu Dios, pues él hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto. Setenta eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y ahora el Señor, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 147,12-13.14-15.19-20

R/.
Glorifica al Señor, Jerusalén

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,22-27):

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?» Contestó: «Sí.» Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?» Contestó: «A los extraños.» Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.»

Palabra del Señor

Poema:
"En mi flor me he escondido..." de Emily Dickinson

En mi flor me he escondido
para que, si en el pecho me llevases,
sin sospecharlo tú también allí estuviera…
Y sabrán lo demás sólo los ángeles.


En mi flor me he escondido
para que, al deslizarme de tu vaso,
tú, sin saberlo, sientas
casi la soledad que te he dejado.


"I hide myself within my flower..."

I hide myself within my flower,
That wearing on your breast,
You, unsuspecting, wear me too—
And angels know the rest.

I hide myself within my flower,
That, fading from your vase,
You, unsuspecting, feel for me
Almost a loneliness.

https://www.youtube.com/watch?v=QYPdrRzR26U

Breve comentario

Como en tiempos de Cristo, los católicos hoy, como cualquier ciudadano, debemos pagar todos los tributos y tasas que el Estado determine para contribuir a la financiación de las partidas y objetivos que aquel establezca. Este principio básico de organización social ha quedado incólume con el paso de los siglos y de las culturas, al menos en Occidente. No en vano los romanos son padres del Derecho, y la Hacienda Pública es parte del mismo. Es cierto que, como pueblo dominado y ocupado, los judíos eran obligados a sostener y financiar al Imperio que los sojuzgaba por medio de impuestos. Aunque no cabe hablar hoy de fuerzas de ocupación en las "abiertas" sociedades occidentales, pues todos los ciudadanos que las componemos somos en derecho hombres "libres", lo cierto es que los católicos en ellas estamos obligados a sostener con nuestros dineros iniciativas que contravienen nuestra conciencia: abortos, divorcios, gaymonios, manipulaciones embrionarias, fecundaciones artificiales, métodos anticonceptivos, operaciones de cambio de sexo, implantación de la ideología de género en las escuelas, carrera armamentística o eutanasias. Aunque es un principio razonable y racional este modo básico de organización social, no debería ser excesivo exigir que como sociedad compartiéramos una mínima objetividad ética para distinguir con claridad aquellos fines que son intrínsecamente buenos e intrínsecamente malos en todos los casos. La excesiva apertura ética de nuestras sociedades liberales nos esclavizan a no pocos que tenemos una clara conciencia de la bondad y la maldad humanas. La libertad liberal de los que nos intentan ocupar nuestras conciencias con sus contravalores nos van exterminando la imprescindible libertad de las nuestras. Nunca como en las sociedades postmodernas relativistas y nihilistas occidentales la libertad fue más tiránica contra ella misma. Es una evidencia difícilmente rebatible que hoy el Derecho está siendo sustituido cada vez en mayor medida, en contra del espíritu de los antiguos legisladores romanos que lo inspiraron, en la voluntad personal y el interés circunstancial: la objetividad ética de los fines va quedando desplazada en ámbitos cada vez más extensos y fundamentales.

Así las cosas, el Señor no se opone frontalmente a este orden meramente humano. Seguir a Cristo nos hace que repudiemos el esclavismo, pero Cristo no luchó per se contra el mismo, aunque su doctrina del amor al hermano sea radicalmente contraria e incompatible con aquel. Jesucristo no se opone a pagar los impuestos que marca el Imperio dominador: al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Pero dejando a Dios lo que es de Dios, el César y su mundo quedará radicalmente modificado, pues la verdad lo gobierna todo, de lo contrario no sería verdad. El orden humano no es absolutamente independiente y autónomo del orden divino, que es orden de las cosas. Y aquí volvemos a la objetividad ética del bien y del mal: lo que es bueno o malo para Dios debe serlo también para el César. Cuando el César se rige por criterios ajenos a esa objetividad es cuando nos hallamos en una división destructiva, una auténtica división de poderes entre lo que considera bueno el hombre y lo que Dios ha establecido. Esta es por desgracia la auténtica división de poderes de las democracias occidentales y no las que define su pensamiento político, que es a los efectos más aparente y formal que real.

Dios elige otra forma de actuar en el orden humano. No posee un programa político o ideológico alternativo, sino una actitud hacia el hombre presidida por el amor, el perdón y la Ley de Dios (un amor y un perdón sin Ley es una pura contradicción, la nada: ¿por qué amar y no odiar?; ¿de qué me deben perdonar, si yo decido lo que es bueno y malo?). El Señor mide los tiempos, los ritmos y las intensidades de todos sus actos para que su verdad cale. A veces, toca la confrontación ("raza de víboras", "sepulcros blanqueados", "no echéis las perlas a los cerdos", la expulsión a latigazos de los mercaderes del templo...); a veces, la colaboración, pero siempre con el fin de dar a conocer a los hombres el amor de Dios. Esta vez toca no escandalizar, aunque no deja de ser irónico el modo en que Dios cumple con su deber tributario: saca el dinero de un pez.

Por todo ello he elegido este bello y sutilísimo poema de Emily Dickinson, como todos los suyos. La presencia de Dios se impone de un modo callado, leve, silente, pero indudable y fortísimo. Es lo de menos montar una batalla contra la opresión imperial al pueblo judío, al modo de los zelotes, o siquiera de una manera menos radical. Esa no es la guerra que el cristiano debe combatir: la sociedad se transforma desde cada conciencia individual, desde cada corazón. Es transformando al hombre, a cada hombre, a la mirada de Dios como conseguiremos que el mundo del César, siendo del César, no vaya contra el orden de Dios, como ocurre dramáticamente hoy en casi todo Occidente de un modo desconocido nunca antes. Escondámonos sólo aparentemente en la flor de la verdad de Dios para aromatizar este mundo pestilente. Nuestra presencia, así, se hará notar más. Y nuestra ausencia, también.

martes, 8 de agosto de 2017

Lecturas del día, martes, 8 de agosto. Poema "Si Tú quieres..." (I y II) de Ernestina de Champourcin. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Números (12,1-13):

En aquellos días, María y Aarón hablaron contra Moisés, a causa de la mujer cusita que había tomado por esposa. Dijeron: «¿Ha hablado el Señor sólo a Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?» El Señor lo oyó. Moisés era el hombre más sufrido del mundo. El Señor habló de repente a Moisés, Aarón y María: «Salid los tres hacia la tienda del encuentro.» Y los tres salieron. El Señor bajó en la columna de nube y se colocó a la entrada de la tienda, y llamó a Aarón y María. Ellos se adelantaron, y el Señor dijo: «Escuchad mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños; no así a mi siervo Moisés, el más fiel de todos mis siervos. A él le hablo cara a cara; en presencia y no adivinando, contempla la figura del Señor. ¿Cómo os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?» La ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó. Al apartarse la nube de la tienda, María tenía toda la piel descolorida, como nieve. Aarón se volvió y la vio con toda la piel descolorida. Entonces Aarón dijo a Moisés: «Perdón, señor; no nos exijas cuentas del pecado que hemos cometido insensatamente. No la dejes a María como un aborto que sale del vientre, con la mitad de la carne comida.» Moisés suplicó al Señor: «Por favor, cúrala.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 50,3-4.5-6.12-13

R/.
Misericordia, Señor: hemos pecado

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente. R/.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,22-36):

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.» Él le dijo: «Ven.» Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.» En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios.» Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto, y cuantos la tocaron quedaron curados.

Palabra del Señor

Poema:
"Si Tú quieres..." (I y II) de Ernestina de Champourcin

Si Tú quieres, yo quiero.
-Y la cuesta se empina
mientras lo voy diciendo.

Iré si vas conmigo.
-Qué hondo es el silencio-.
Pero sé que eres fiel.
Voy despacio, subiendo...

Aunque no vuelvas más. 
Si Tú quieres, yo quiero. 

-----------------------------

Y me quieres tan sola
que me lo quitas todo.
Estoy sin asidero;
si acaso me demoro
en algún goce humano
me lo arrebatas pronto.
 
Enséñame a vivir
sin luz y sin apoyo,
en esta oscuridad
que te roba a mis ojos;
sabiendo sin sentir,
amando sin el gozo
de mi mano en Tu mano.  

Te he tenido tan poco…

Mas el compás de espera
ya se va haciendo corto.

Breve comentario

La fe se pone a prueba en las dificultades, y es en ellas donde cobra fuerza o se debilita, según sea la solidez de la misma. Quizá porque mi fe no es toda lo fuerte que quisiera, soy de los que piensan que siempre es un bien escaso que debemos hacer crecer una y otra vez, ya sea en las dificultades, en los momentos anodinos o en los dichosos. Quién no se puede identificar con la reacción de pavor de los discípulos al ver a una persona andar sobre las aguas en plena tormenta y de madrugada; y quién no con el terror de Pedro al hundirse golpeado por el viento de sus miedos, tras andar sobre las aguas, aun después de haberse dado a conocer el Señor. La vida en no pocas ocasiones (tal vez demasiadas, para muchos entre los que me incluyo) parece que nos obliga a afrontar unos desafíos imposibles, a contorsionar nuestra alma en actitudes que nos parecen inalcanzables para nuestras capacidades, que mil motivos que no controlamos nos fuerzan a decidir de un modo especialmente grave. Cada uno podrá identificar con meridiana claridad muchos de esos momentos. En cualquiera de esas situaciones hace falta fe, y una fe fuerte, bien fundamentada, bien alimentada, racional a la vez que abierta al misterio, pues, en efecto, todas esas situaciones nos desbordan, no se pueden afrontar sin ella (¡si ya son difíciles con ella!). La sentencia del Señor ante nuestra debilidad es inapelable: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» ...Y dudamos, claro que dudamos...

Cuando el mundo golpea muy duro, cuando nuestras heridas sangran como a chorros, cuando parece que nada ni nadie sale en tu ayuda, cuando el silencio se vuelve espeso y asfixiante, cuando la soledad o, aún peor, el odio ajeno nos acosa, o lo todavía más temible, cuando quien nos acosa somos nosotros mismos (nuestro peor enemigo), sólo queda el recurso que con tan sabia sencillez plasma en sus versos una vez más Ernestina: abandonarse a la voluntad del Señor: "Si Tú quieres, yo quiero." Y no acabamos de decirlo cuando la cuesta se va poniendo más y más empinada, el camino resulta más y más agotador. En medio de ese esfuerzo, de ese dolor, el silencio de Dios es denso y negro como el alquitrán. Pero al entregar la voluntad, sabemos de su fidelidad. Es más, podremos seguir subiendo los más escarpados caminos en soledad, pues estaremos haciendo la voluntad de Dios. Esto es fe, aunque el viento sople, aunque parezca que andamos sobre el agua o sobre arenas movedizas.

También comparto la profunda y repetida experiencia de la poeta en cuanto a la realidad de los obstáculos para vivir con satisfacción hasta las realidades más sencillas. Conociendo un poco su biografía, creo que no le tengo nada que envidiar al respecto, pues en dificultades hasta para lo más banal puedo sentar cátedra. Porque la realidad es que este Dios que tanto nos ama es también, como todo amante apasionado, un amor exigente: lo quiere todo. Muchas veces no nos permite demorarnos apenas en el goce humano más simple, pues ya significa en sí mismo un alejamiento de su presencia, una distracción. En tales ocasiones, vuelve la fe a ser maestra de vida, soporte fundamental de nuestra voluntad centrada en la suya:

"Enséñame a vivir
sin luz y sin apoyo,
en esta oscuridad
que te roba a mis ojos;
sabiendo sin sentir,
amando sin el gozo
de mi mano en Tu mano." 

Que el Señor nos conceda no sólo el don de la fe, sino saberla alimentar con cada dificultad, con cada obstáculo, pues su silencio no es signo de abandono, sino de fidelidad por nosotros. De momento, he escrito estas líneas sentado en la terraza de mi casa, gozando de una suave brisa en una mañana de verano no demasiada inclemente. Lo bueno de las muchas dificultades es que aprendemos a valorar los goces humanos más sencillos. Espero que el Señor me admita esta leve distracción por algún tiempo.

----------------------------

Ejemplo para mí no pequeño de camino en la fe es este blog que con este post alcanza el número 600 en poco menos de dos años de vida. Jamás hubiera pensado llegar tan lejos. Comencé a caminar de un modo casi irreflexivo, como un juego. Este blog, con su sencillez, está muy por encima de mis capacidades intelectuales, culturales y desde luego teológicas. Aunque las cifras en este espacio tienen una importancia muy relativa, por no decir ninguna, 600 ya denotan una trayectoria. Que el Señor me siga asistiendo para prolongarlo al menos un año más. Pues si Él quiere, yo quiero. ...Y si a alguno le gusta y le sirve, ¿qué más puedo pedir?

lunes, 7 de agosto de 2017

Lecturas del día, lunes, 7 de agosto. Poema "Oveja perdida, ven" de Luis de Góngora. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Números (11,4b-15):

En aquellos días, los israelitas dijeron: «¡Quién pudiera comer carne! Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos. Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná.» El maná se parecía a semilla de coriandro con color de bedelio; el pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban en el almirez, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el campamento y, encima de él, el maná. Moisés oyó cómo el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado, dijo al Señor: «¿Por qué tratas mal a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo este pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí a sus padres"? ¿De dónde sacaré pan para repartirlo a todo el pueblo? Vienen a mí llorando: "Danos de comer carne." Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 80,12-13.14-15.16-17

R/.
Aclamad a Dios, nuestra fuerza

Mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos. R/.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!
En un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios. R/.

Los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,13-21):

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.» Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.» Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.» Les dijo: «Traédmelos.» Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Palabra del Señor

Poema:
Oveja perdida, ven de Luis de Góngora

Oveja perdida, ven 
sobre mis hombros; que hoy 
no sólo tu pastor soy,  
sino tu pasto también.

Por descubrirte mejor
cuando balabas perdida,  
dejé en un árbol la vida
donde me subió el amor;  
si prenda quieres mayor, 
mis obras hoy te la den.

Oveja perdida, ven
sobre mis hombros; que hoy
no sólo tu pastor soy,
sino tu pasto también.

Pasto al fin hoy tuyo hecho,
¿cuál dará mayor asombro,  
o el traerte yo en el hombro
o el traerme tú en el pecho?  
Prendas son de amor estrecho
que aun los más ciegos las ven.

Oveja perdida, ven
sobre mis hombros; que hoy 
no sólo tu pastor soy,
sino tu pasto también. 



Breve comentario

El amor opera de muchos modos y sus orígenes pueden ser muy diversos. No me refiero a los tipos de amor en función de sus objetos, sino en función de su naturaleza. El amor puede nacer de una atracción que genera un objeto, atracción que se expresa en forma de deseo, de tendencia hacia él. Dados los tiempos que vivimos, lo primero que pensamos es en el amor erótico, pero éste es sólo uno de los tipos posibles del amor por atracción. Nos puede atraer cualquier realidad buena y bella, ya sea un paisaje, una obra de arte, musical o literaria, la experiencia de otra persona, el modo en que alguien encara la realidad (su bondad, su fortaleza, su templanza...), la naturaleza de cierta actividad, etc.

En el evangelio de hoy, el Señor muestra el amor que nace de la compasión. La compasión hoy tiene mala prensa, pues se tiende a entender en el que se compadece una cierta suficiencia o superioridad, más o menos humillante, sobre el compadecido. En una cultura de egos enloquecidamente hipertrofiados no es de extrañar que se distorsione esta bellísima realidad. Compasión es padecer con, que es incluso algo más que la empatía, que es un ponerse en el lugar del otro, comprender su situación para ayudarle mejor. Compadecer no es ser empático, ni siquiera máximamente empático: es transformarse en el otro que sufre y hacer propio su sufrimiento. Así, en el pasaje de hoy se hace referencia a que el Señor sintió lástima del gentío, y comenzó a curar enfermos; es Él quien dice a sus discípulos que, mejor que despedirlos para que compren comida, pues ya era tarde y estaban en descampado, sean ellos los que les den de comer. Y es Su amor el que realiza el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. ¿Se alimentaron de panes y peces toda aquella gente? Sin duda, pero hubiera sido imposible si antes no se les hubiera amado. Es el amor que se compadece quien hace el milagro; y no hay mayor compasión que aquel que se da a sí mismo para que los necesitados queden saciados, pues al pan eucarístico remite este milagro. Y Dios se entrega por completo en la Persona de su Hijo, Dios es compasión, misericordia para quien padece y le busca. Como escribió el inmortal Góngora:

"no sólo tu pastor soy,  
sino tu pasto también."

domingo, 6 de agosto de 2017

Lecturas del día, domingo, 6 de agosto, de la Transfiguración del Señor. Poema "Súplica" de Susana March

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (7,9-10.13-14):

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 96

R/.
El Señor reina, altísimo sobre la tierra

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R/.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R/.

Porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R/.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta de Pedro (1,16-19):

Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto.» Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,1-9):

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.» Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis.» Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»

Palabra del Señor

Poema:
Súplica de Susana March

Tengo secos los ojos
de mirar el vacío... 
¡Dame, Dios, la esperanza 
para saber que existo! 
¡Dame la fe que mueve 
las montañas de sitio! 
Dame una base, algo 
en que apoyar mi grito. 
Algo que me consuele, 
Señor, de haber nacido.

sábado, 5 de agosto de 2017

Lecturas del día, sábado, 5 de agosto. Poema "Las dos buenas hermanas" de Charles Baudelaire

Primera lectura

Lectura del libro del Levítico (25,1.8-17):

El Señor habló a Moisés en el monte Sinaí: «Haz el cómputo de siete semanas de años, siete por siete, o sea cuarenta y nueve años. A toque de trompeta darás un bando por todo el país, el día diez del séptimo mes. El día de la expiación haréis resonar la trompeta por todo vuestro país. Santificaréis el año cincuenta y promulgaréis la manumisión en el país para todos sus moradores. Celebraréis jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y retornará a su familia. El año cincuenta es para vosotros jubilar; no sembraréis ni segaréis el grano de ricio ni cortaréis las uvas de cepas bordes. Porque es jubileo; lo considerarás sagrado. Comeréis de la cosecha de vuestros campos. En este año jubilar cada uno recobrará su propiedad. Cuando realices operaciones de compra y venta con alguien de tu pueblo, no lo perjudiques. Lo que compres a uno de tu pueblo se tasará según el número de años transcurridos desde el jubileo. Él a su vez te lo cobrará según el número de cosechas anuales: cuantos más años falten, más alto será el precio; cuantos menos, menor será el precio. Porque él te cobra según el número de cosechas. Nadie perjudicará a uno de su pueblo. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor, vuestro Dios.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 66

R/.
oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben


el Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,1-12):

En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús, y dijo a sus cortesanos: «Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas». Es que Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Filipo, porque Juan le decía que no le estaba permitido tenerla por mujer. Y aunque quería quitarle la vida, tenía miedo a la gente, porque creían que Juan era un profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, aconsejada por su madre, le dijo: «Dame, ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó degollar a Juan en la cárcel. Trajeron, pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre. Después vinieron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron, y luego fueron a avisarle a Jesús.

Palabra del Señor
 
Poema:
Las dos buenas hermanas de Charles Baudelaire
 
Libertinaje y Muerte, son dos buenas muchachas, 
Pródigas de sus besos y ricas en salud
Cuyo virginal flanco, que los harapos cubren,
Bajo la eterna siembra jamás fructificó.


Al poeta siniestro, tara de las familias,
Valido del infierno, cortesano sin paga,
Entre sus recovecos, muestran tumba y burdel,
Un lecho que jamás la inquietud frecuentó.


Y la caja y la alcoba, en fecundas blasfemias,
Por turno nos ofrecen, como buenas hermanas,
Placeres espantosos y dulzuras horrendas.


Licencia inmunda ¿cuándo por fin me enterrarás?
¿Cuándo llegarás, Muerte, su émula fascinante,
A injertar tus cipreses en sus mirtos infectos?


Les deux bonnes soeurs

La Débauche et la Mort sont deux aimables filles,  
Prodigues de baisers et riches de santé,  
Dont le flanc toujours vierge et drapé de guenilles  
Sous l'éternel labeur n'a jamais enfanté.

Au poète sinistre, ennemi des familles.
Favori de l'enfer, courtisan mal renté,
Tombeaux et lupanars montrent sous leurs charmilles
Un lit que le remords n'a jamais fréquenté.


Et la bière et l'alcôve en blasphèmes fécondes
Nous offrent tour à tour, comme deux bonnes soeurs,
De terribles plaisirs et d'affreuses douceurs.


Quand veux-tu m'enterrer, Débauche aux bras immondes?
O Mort, quand viendras-tu, sa rivale en attraits,
Sur ses myrtes infects entre tes noirs cyprès?


https://www.youtube.com/watch?v=fdV1bCxJ_x4

viernes, 4 de agosto de 2017

Lecturas del día, viernes, 4 de agosto. Poema "Quise" de Ángel González. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro del Levítico (23,1.4-11.15-16.27.34b-37):

El Señor dijo a Moisés: «Estas son las festividades del Señor, en las que convocarán a asambleas litúrgicas. El día catorce del primer mes, al atardecer, es la fiesta de la Pascua del Señor. El día quince del mismo mes es la fiesta de los panes sin levadura, dedicada al Señor. Comerán panes sin levadura durante siete días. El primer día de éstos se reunirán en asamblea litúrgica y no harán ningún trabajo. Los siete días harán ofrendas al Señor. El día séptimo se volverán a reunir en asamblea litúrgica y no harán ningún trabajo de siervos». El Señor volvió a hablar a Moisés y le dijo: «Di a los israelitas: Cuando entren en la tierra que yo les voy a dar y recojan la cosecha, le llevarán la primera gavilla al sacerdote, quien la agitará ritualmente en presencia del Señor, el día siguiente al sábado para que sea aceptada. Pasadas siete semanas completas, contando desde el día siguiente al sábado en que lleven la gavilla para la agitación ritual, hasta el día siguiente al séptimo sábado, es decir, a los cincuenta días, harán una nueva ofrenda al Señor. El día diez del séptimo mes es el día de la expiación. Se reunirán en asamblea litúrgica, harán penitencia y presentarán una ofrenda al Señor. El día quince de este séptimo mes comienza la fiesta de los Campamentos, dedicada al Señor, y dura siete días. El primer día se reunirán en asamblea litúrgica. No harán trabajos serviles. Los siete días harán ofrendas al Señor. El octavo día volverán a reunirse en asamblea litúrgica y a hacer una ofrenda al Señor. Es día de reunión religiosa solemne. No harán trabajos serviles. Estas son las festividades del Señor, en las que se reunirán en asamblea litúrgica y ofrecerán al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponde a cada día».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 80

R/.
Aclamemos al Señor, nuestro Dios

Entonemos un canto
al son de las guitarras y del arpa.
Que suene la trompeta en esta fiesta
que conmemora nuestra alianza.R/.

Porque ésta es una ley en Israel,
es un precepto que el Dios de Jacob
estableció para su pueblo,
cuando lo rescató de Egipto. R/.

«No tendrás otro Dios fuera de mí
ni adorarás a dioses extranjeros.
Pues yo, el Señor, soy el Dios tuyo,
el que te sacó de Egipto, tu destierro». R/.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio según san Mateo
(13,54-58):


En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: «¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es María su madre, y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?» Y se negaban a creer en él. Entonces Jesús les dijo: «Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa». Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos.

Palabra del Señor
 
Poema:
Quise de Ángel González
  
A Susana Rivera

Quise mirar el mundo con tus ojos
ilusionados, nuevos,
verdes en su fondo
como la primavera.
Entré en tu cuerpo lleno de esperanza
para admirar tanto prodigio desde
el claro mirador de tus pupilas.
Y fuiste tú la que acabaste viendo
el fracaso del mundo con las mías.
 
 
Breve comentario
 
En cierta ocasión escuché que alguien decía de cierto escritor famoso al que llegó a conocer personalmente: "Está por debajo de sus libros". Me quedé con la idea; no recuerdo ya los nombres del opinador ni del autor. Es lo de menos. Muchas veces la realidad cotidiana, con su sencillez, distorsiona el valor de lo que ella misma va mostrando con la desnudez engañosa de su inmediatez: "Oye, pues resulta que es bajito o gordo o avejentado o tímido o..." En definitiva, resulta que no es la persona que yo imaginaba. Todos podemos estar por debajo de las idealizaciones de los otros, o por encima de sus denigraciones. Si hace poco dije que la realidad poseía un valor objetivo, al margen de la subjetividad personal; también es cierto que esa subjetividad puede distorsionar hasta hacerlo irreconocible el valor objetivo de aquello que juzgamos.

Uno de los factores más comunes de distorsión de la valoración objetiva es la familiaridad de aquello que creemos conocer desde siempre. Ninguno de sus vecinos podía imaginar que aquel niño que creció jugando con ellos, que le vieron aprender el oficio de carpintero con su padre, que fue haciéndose hombre ante sus ojos, que supieron de sus travesuras, de su timidez, de su inexperiencia, podría ser el Mesías que esperaban. Esta falta de entendimiento resulta muy comprensible. Pero tras la sorpresa del momento inicial, el corazón limpio sabe trascender las primeras impresiones, aun las más consolidadas por un largo pasado, y sabe reconocer el valor objetivo donde existe y se muestra. Otros, quizá los más, se aferran para no ver más que aquello que vieron un día, con la falsa convicción de que lo ordinario es más verdadero que lo extraordinario. No es cierto: lo verdadero es donde se encuentra la verdad, sea en situaciones ordinarias o extraordinarias; de lo contrario, la objetividad del valor de algo debería correlacionar necesariamente con la vulgaridad, y lo cotidiano puede esconder o mostrar abiertamente lo extraordinario. Sí, resulta extremadamente difícil ser profeta en la propia tierra.

Y esta dinámica que sucede en tantos momentos de nuestra vida, también aparece en nuestra relación con Dios: proyectamos nuestro mundo al de los demás con gran facilidad. El soberbio pensará y querrá a un Dios soberbio; el tímido, a alguien cálido, que acoja; el histérico, a un Dios espectacular y atractivo; el metódico, al Dios ordenado y preciso; el activo, a un Dios dinámico, líder, con iniciativa... Tenemos que tener mucho cuidado con esa tendencia de nuestra débil naturaleza de proyectar nuestro mundo subjetivo al de la objetividad de Dios. Por mucho que el hombre esté necesitado de misericordia en un mundo como el actual que destruye al ser humano hasta hacerlo irreconocible, no por ello deja de ser un Dios que sabe ser Juez, es decir, que absuelve y condena. Nuestra sed de misericordia no puede deformar la realidad de la existencia del pecado y de la satisfacción de vivir en el pecado, y que ante esta realidad Dios juzgará con la dureza con la que la criatura le haya negado previamente.

Si no sometemos al control de nuestra voluntad esta deformación de la realidad, nunca la llegaremos a conocer ni tampoco a nosotros mismos; ni siquiera a aquello o aquel a quien más amemos. Muchas parejas se malogran por esta razón, pues de un modo más o menos inconsciente vamos buscando alteregos de nosotros mismos o bien realidades opuestas que complementen nuestras carencias. Cuando ello no es posible, pues la realidad se impone tozuda en su objetividad, vienen las decepciones y las rupturas. El poeta expresa una verdad muy profunda. El enamoramiento es el momento de mayor idealización de la persona amada. Pero tras ese momento, que suele ser más o menos fugaz, deberemos aprender a amar al otro tal cual es, en su verdad. Salvo que lo que se nos revele sea objetivamente malo o dañino, no hay nadie que no merezca ser amado aun sin idealizaciones. El poeta buscó salir de su naufragio personal bajo el amor de su mujer, y aunque a él no le sirvió para trascender su sufrimiento en su totalidad, ella, por amor, hizo suyo su sufrimiento y adquirió la mirada melancólica de él. No creo que Susana fuera especialmente infeliz identificándose con el mundo interior del poeta, aunque él no pudiera o supiera hacer suyo la alegría y la vitalidad de ella (por cierto, notablemente más joven que el poeta). Sólo cuando amamos la realidad tal cual es podemos transformarla, hacerla nuestra, sin subjetividades distorsionadoras, como cuando reconocemos con humildad la grandiosa y perfecta divinidad de Dios.

jueves, 3 de agosto de 2017

Lecturas del día, jueves, 3 de agosto. Poema "La red (III)" de José García Nieto. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (40,16-21.34-38):

En aquellos días, Moisés hizo todo ajustándose a lo que el Señor le había mandado. El día uno del mes primero del segundo año fue construido el santuario. Moisés construyó el santuario, colocó las basas, puso los tablones con sus trancas y plantó las columnas; montó la tienda sobre el santuario y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Colocó el documento de la alianza en el arca, sujetó al arca los varales y la cubrió con la placa. Después la metió en el santuario y colocó la cortina de modo que tapase el arca de la alianza; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del Señor llenó el santuario. Moisés no pudo entrar en la tienda del encuentro, porque la nube se había posado sobre ella, y la gloria del Señor llenaba el santuario. Cuando la nube se alzaba del santuario, los israelitas levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero, cuando la nube no se alzaba, los israelitas esperaban hasta que se alzase. De día la nube del Señor se posaba sobre el santuario, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 83,3.4.5-6a.8a.11

R/.
¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!


Mi alma se consume
y anhela los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza;
caminan de baluarte en baluarte. R/.

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,47-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?» Ellos les contestaron: «Sí.» Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.» Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

Palabra del Señor

Poema:
La red (III) de José García Nieto

Tú y tu red, envolviéndome. ¿Tenía
yo un ciego mar de libertad, acaso,
donde evadirme? ¿O era breve el vaso,
y más corto mi trago todavía...?

No podía ser otro; no podía,
siendo tuyo, escapar. Tu cielo, raso,
sin ventana posible. Y, paso a paso,
yo midiendo mi celda cada día.

Y, sin embargo, libre. ¡Oh Dios! Qué oscuro
mi pecho está junto a tu claro muro,
contándote las penas y las horas,

sabiéndose en tu mano. ¡Red aprieta!
Que sienta más tu yugo esta secreta
libertad que yo gasto y Tú atesoras.

Breve comentario

Parece que la libertad está ligada a la capacidad para actuar, por un lado, y, por otro, de actuar acorde a nuestro juicio y voluntad. Planteada de esta forma, la definición parece incontrovertible. Pero a la libertad así entendida hay que añadirle una nueva dimensión que la eleve del mero poder hacer y poder enjuiciar por uno mismo: la verdad. ¿Es libertad aquel obrar del individuo basado en juicios erróneos o que causen un perjuicio al propio agente de los actos o a los demás o su entorno? Desde la perspectiva de la libertad que dábamos al comienzo, sin duda, pues cumple los dos requisitos: el agente de los actos es la propia persona, y el fundamento de los mismos su propio juicio. Una libertad sin verdad podrá seguir siendo libertad sólo si consideramos que es el sujeto y su conciencia el único referente para la acción y el juicio. Pero, por más que hoy Occidente con sus liberalismos varios se empeñe, no vivimos en un mundo carente de trascendencia, de verdad: el hombre posee un sentido que lo habita y le hace ser precisamente lo que es, ser humano. Que el hombre encuentre ese sentido que lo trasciende para actuar en conciencia con arreglo a aquel es lo que le hace libre, pues vivirá en armonía o acorde con la verdad de su ser, de la vida y del mundo. Es vivir de acuerdo a la verdad lo que hace libre, y no la mera capacidad de actuar con juicios desligados de la misma, por muy basados que estén en la conciencia del sujeto. Una libertad sin verdad es una libertad para la propia destrucción. Sólo la verdad, en efecto, posee la capacidad para hacernos libres, no un mero actuar en conciencia que la desconozca o no la considere.

Desde esta perspectiva se entiende mucho mejor la imagen evangélica de la red y, de paso, el poema elegido. El hombre puede considerarse libre como hijo de Dios o como hijo de sí mismo. Unos y otros en el último día habrán de comparecer ante Él, Dios de Misericordia y Dios Juez. La Misericordia infinita del Señor no es obstáculo o contradicción al Juicio divino, pues nuestra vida creada para amar está sometida a las leyes que dispuso para que nuestra libertad no se perdiera, por medio de un mal uso de la misma, de sus designios de amor. Una libertad que desprecie esas leyes no se basa en el amor y resultará condenada en el mismo grado que la misericordia de Dios es infinita: un rechazo de la misma por la criatura supone un castigo infinito. En esta condena hay justicia, pero también misericordia, pues no es lo mismo vivir en el amor de Dios que vivir en el rechazo de Dios. La red, instrumento que recoge a las almas en el fin de los tiempos, nos recuerda que nuestra libertad será medida por nuestra relación con Dios: sólo somos libres en Dios y para Dios. Así, como el poeta, sólo los hombres que hayan sido libres en su amor a Dios amarán esa red que no aprisiona, sino que abraza para salvarnos; en cambio, aquellos que han vivido como dioses de sí mismos, desde una conciencia ajena a la verdad del ser que Dios les dió, vivirán la red como una condenación, como instrumento de prisión y no de la plenitud que salva. Digamos, pues, con el poeta:

"(...)¡Red aprieta!
Que sienta más tu yugo esta secreta
libertad que yo gasto y Tú atesoras."

miércoles, 2 de agosto de 2017

Lecturas del día, miércoles, 2 de agosto. Poema "Madurez tardía" de Czeslaw Milosz

Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (34,29-35):

Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, de haber hablado con el Señor. Pero Aarón y todos los israelitas vieron a Moisés con la piel de la cara radiante y no se atrevieron a acercarse a él. Cuando Moisés los llamó, se acercaron Aarón y los jefes de la comunidad, y Moisés les habló. Después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí. Y, cuando terminó de hablar con ellos, se echó un velo por la cara. Cuando entraba a la presencia del Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta la salida. Cuando salía, comunicaba a los israelitas lo que le habían mandado. Los israelitas veían la piel de su cara radiante, y Moisés se volvía a echar el velo por la cara, hasta que volvía a hablar con Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 98

R/.
Santo eres, Señor, Dios nuestro

Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es santo. R/.

Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor,
y él respondía. R/.

Dios les hablaba
desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos
y la ley que les dio. R/.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
Santo es el Señor, nuestro Dios. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,44-46):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.»

Palabra del Señor

Poema:
Madurez tardía de Czeslaw Milosz

Tarde, ya en el umbral de mis noventa años
se abrió la puerta en mí y entré
en la claridad de la mañana.
 
Sentía cómo se alejaban de mí, como naves,
una tras otra, mis existencias anteriores con sus congojas.
 
Aparecían, otorgados a mi buril,
países, ciudades, jardines, bahías, para que los describiera
mejor que antaño.
 
No vivía separado de la gente, el pesar y la piedad
nos unieron y dije: olvidamos que todos somos
hijos del Rey.
 
Porque venimos de allí donde aún no hay
división entre el Sí y el No, no hay división entre el es,
el será y el ha sido.
 
Somos infelices porque hacemos uso de menos de
una centésima parte del don que habíamos recibido
para nuestro largo viaje.
 
Momentos de ayer y de hace siglos: un corte de espada,
un maquillaje de pestañas delante de un espejo de metal
bruñido, un disparo mortal de mosquete, una colisión
de una carabela con un arrecife, se mezclan en nosotros
y esperan su cumplimiento.
 
Siempre he sabido que seré obrero en la viña,
al igual que todos mis contemporáneos,
conscientes de ello, o inconscientes. 

Późna dojrzałość

Nieprędko, bo dopiero pod dziewięćdziesiątkę, otworzyły się 
drzwi we mnie i wszedłem w klarowność poranka.

Czułem, jak oddalają się ode mnie, jeden po drugim, 
niby okręty, moje wcześniejsze żywoty razem z ich udręką.

Ukazywały się, przyznane mojemu rylcowi, kraje, miasta, ogrody, 
morskie zatoki, dla opisania ich lepiej niż dawniej.

Nie byłem oddzielony od ludzi, żal i litość nas połączyły 
i mówiłem: zapomnieliśmy, że jesteśmy wszyscy dziećmi Króla.

Bo przychodzimy stamtąd, gdzie nie ma jeszcze podziału 
na Tak i Nie, ani podziału na jest, będzie i było.

Jesteśmy nieszczęśni, bo robimy użytek z mniej niż setnej części 
daru, który otrzymaliśmy na naszą długą podróż.

Chwile z wczoraj i sprzed wieków: cios miecza, malowanie rzęs 
przed lustrem z wygładzonego metalu, śmiertelny strzał 
z muszkietu, zderzenie karaweli z rafą mieszkają w nas i czekają 
na dopełnienie.

Zawsze wiedziałem, że będę robotnikiem w winnicy, tak samo 
jak wszyscy ludzie żyjący równocześnie ze mną, świadomi tego 
czy nieświadomi.