lunes, 30 de abril de 2018

Lecturas del día lunes, 30 de abril. Poema "Ah, yo quiero vivir..." de Dámaso Alonso. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,5-18):

En aquellos días, cuando en Iconio se produjeron conatos de violencia de parte de los gentiles y de los judíos, con sus autoridades, para maltratar a Pablo y a Bernabé y apedrearlos; al darse cuenta de la situación, huyeron a las ciudades de Licaonia, a Listra y Derbe y alrededores, donde se pusieron a predicar el Evangelio.
Había en Listra, sentado, un hombre impedido de pies; cojo desde el seno de su madre, nunca había podido andar. Estaba escuchando las palabras de Pablo, y este, fijando en él la vista y viendo que tenía una fe capaz de obtener la salud, le dijo en voz alta:
«Levántate, ponte derecho sobre tus pies».
El hombre dio un salto y echó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua de Licaonia:
«Los dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos».
A Bernabé lo llamaban Zeus, y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad trajo a las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio.
Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando y diciendo:
«Hombres, ¿qué hacéis? También nosotros somos humanos de vuestra misma condición; os anunciamos esta Buena Noticia: que dejéis los ídolos vanos y os convirtáis al Dios vivo “que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen”. En las generaciones pasadas, permitió que cada pueblo anduviera su camino; aunque no ha dejado de dar testimonio de sí mismo con sus beneficios, mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoos comida y alegría en abundancia».
Con estas palabras, a dura penas disuadieron al gentío de que les ofrecieran un sacrificio.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 113B,1-2.3-4.15-16

R/.
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria


No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»? R/.

Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. R/.

Benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,21-26):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama será amado mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Le dijo Judas, no el Iscariote:
«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?»
Respondió Jesús y le dijo:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».

Palabra del Señor

Poema:
"Ah, yo quiero vivir..." de Dámaso Alonso

Ah, yo quiero vivir
dentro del orden general
de tu mundo.
Necesito vivir entre los hombres.
Veo un árbol: sus brazos ya en angustia
o ya en delicia lánguida
proclaman su verdad:
su alma de árbol se expresa,
irreductiblemente única.
Pero el hombre que pasa junto a mí,
el hombre moderno
con sus radios, con sus quinielas, con sus películas sonoras,
con sus automóviles de suntuosa hojalata
o con sus tristes vitaminas,
mudo tras su etiqueta que dice «comunismo» o «democracia» [dice,
con apagados ojos y un alma de ceniza
¿qué es?, ¿quién es?

¿Es una mancha gris, un monstruo gris?

Monstruo gris, gris profundo,
profundamente oculta sus amores, sus odios,
gris en su casa,
gris en su juego,
en su trabajo, gris,
hombre gris, de gris alma.
Yo quiero, necesito,
mirarle allá a la hondura de los ojos, conocerle,
arrancarle su careta de cemento,
buscarle por detrás de sus tristes rutinas.
Por debajo de sus fórmulas de lorito
real (¡Pase usted! ¡Tanto gusto!),
aventarle sus tumbas de ceniza,
huracanarle su cloroformo diario.

Un día llegará en que lo gris se rompa,
y tus bandos resuenen arcangélicos,
oh gran Dios.

Dime, Dios mío, que tu amor refulge
detrás de la ceniza.
Dame ojos que penetren tras lo gris
la verdad de las almas,
la hermosa desnudez de tu imagen:
el hombre.

Breve comentario

Vivimos épocas tan radicalmente disparatadas que confundimos la realidad hasta en lo más elemental. La verdad es hoy tildada de mentira o falsa ilusión, y la mentira, sin embargo, se disfraza de las palabras más nobles y por ello ya las más pervertidas: libertad, amor, progreso, diálogo, paz... Hoy se considera el pecado y el error el timbre de gloria de nuestra racionalidad y de nuestra autonomía moral. Vivimos a su parecer en Occidente la forma más desarrollada de libertad, y nos llamamos con la inmodestia de los ignorantes "mundo libre".
 
Para lograr estas, para ellos, incuestionables conquistas sociales y políticas, el hombre libre ha debido liberarse de las concepciones religiosas que a su juicio obstaculizaban su progreso, su libertad, el avance hacia un mundo donde el hombre no le debiera nada a ninguna realidad suprahumana. Hoy nos sentimos muy orgullosos de ser los dueños absolutos de nuestros destinos, hasta el punto de que podemos decidir con entera libertad hasta lo que somos o queremos ser biológicamente. Nietzsche todavía sentía la necesidad de matar a Dios. Hoy simplemente Dios no hace falta: que exista o no es algo por completo irrelevante.

Así, el hombre contemporáneo ¿cómo vivirá los mandamientos de Dios? En primer lugar, no ya como mandamientos. Dios ya no manda en nuestra vidas. En segundo lugar, son normas que no emanarían de Dios, sino del mismo hombre en una determinada circunstancia histórica y en un contexto cultural muy concreto. No hace falta Dios para saber que matar no es algo recomendable; pero tampoco es necesario poner puertas al campo del amor humano cuando nos sentimos atraídos por otras personas de las que con anterioridad hemos elegido. Y un Dios que haga eso es una entidad ficticia o, en todo caso, despreciable.

Vivimos, parece, en el mundo del revés. No sé si estamos en los tiempos postreros. Los más pesimistas piensan que sí, y no les falta razón para defender semejante juicio. Pero lo cierto es que los planes de Dios no los conoce nadie más que Dios mismo. De lo que no podemos dudar es de que el Señor lo permite, pues aunque Satanás es el príncipe de este mundo, Dios sigue siendo el Rey. Y como Rey gobierna siempre, aunque nos parezca que anda desaparecido o pasivo.

La forma de gobernar de Dios es por medio de su presencia en los corazones de los hombres, de aquellos que le dejan, a pesar de todas las dificultades externas y de las propias de cada persona, entrar en ellos. También gobierna por medio de la Iglesia y de los sacramentos, del Magisterio y de la Tradición. Y, por supuesto, gracias a la revelación, a su Palabra, al mensaje evangélico, tan vivo y actual como hace dos mil años, y hoy si cabe más necesario que nunca. Pero también por los diez mandamientos del Antiguo Testamento. Jesucristo es el ejemplo que tomamos para saber vivir en plenitud, para poder ser lo que somos: seres humanos que amamos a nuestro Creador. El amor de Dios es la ley que Él inscribió en nuestros corazones, en los de todos los hombres, lo conozcan o no, lo rechacen o lo acojan. Y el amor que es donación, es también mandato: su amor nos obliga a recorrer un determinado camino y no otros.

Hoy el hombre recorre cualquier camino menos el que el Señor nos ha indicado. Hoy nuestros contemporáneos no sienten que necesiten salvación alguna, siendo que están más perdidos que en tiempos del paganismo clásico en que el cristianismo surgió. Hoy el hombre es el señor de sí mismo, siendo así que es el mayor esclavo de sí mismo, la peor esclavitud que jamás se ha conocido. Toda su inteligencia, su capacidad para modificar el mundo y dominarlo lo ha puesto al servicio para alejarse de aquello que le otorga toda su plenitud natural. Queriendo ir contra la voluntad de un Dios que ya no reconoce, considera que por fin es libre. Su libertad es la de quien no sabe ya distinguir quién es. El hombre al hacerse la medida de todas las cosas carece por completo de referentes, se ha sumido en un abismo de orfandad que ninguna racionalidad humana podrá por sí sola superar. Es la razón sin trascendencia, la razón basada sólo en la capacidad para conocer hechos desligados de su sentido y finalidad, la razón que fundamenta su poder en el desarrollo técnico que propicia, la razón que no reconoce otra inquietud que el deseo desligado de la ética, de lo que es bueno y lo que es malo, la que lo ha hundido en la opulenta miseria moral, espiritual y metafísica que padecemos.

Como el sabio poeta, yo también quiero vivir en el orden general del mundo de Dios. Y por ello "Necesito vivir entre los hombres". Pero no entre estos hombres que se creen dioses de sí mismos y medida de todas las cosas, entre estos hombres que creen en la idea del progreso infinito cuando, en verdad, nos encaminamos de forma cada vez más acelerada a la degradación infinita (ya hemos recorrido un gran trayecto hacia esta meta). No sé si estamos en los tiempos escatológicos o apocalípticos, pero de lo que no tengo ninguna duda es que
"Un día llegará en que lo gris se rompa,
y tus bandos resuenen arcangélicos,
oh gran Dios."

Los mandamientos son hoy más que nunca las lindes que evitan que nos perdamos en la cotidianidad de cada día. Como buen pecador, a la que me descuido, me salgo del camino. Pero mi conciencia del amor de Dios, de su ley, me hace volver rápidamente o al menos no adentrarme en los senderos de perdición a los que me abocan mis debilidades y mis carencias. Luchemos por que nuestros coetáneos recuperen esa conciencia que les habita sin saberlo. No existe otro camino, no hay libertad más alta, no hay amor más acabado, no hay otra plenitud que conduzca a mayor progreso del alma humana, "la hermosa desnudez de tu imagen".     

domingo, 29 de abril de 2018

Lecturas del día, domingo, 29 de abril. Poemas "El silencio" y "Has crecido, raíz" de Alfonso Costafreda. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,26-31):

En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles. Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús. Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso. La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 21,26b-27.28.30.31-32

R/.
El Señor es mi alabanza en la gran asamblea

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R/.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,18-24):

Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

Palabra del Señor
 
Poemas:
El silencio de Alfonso Costafreda 

No puedo hablar; aunque quisiera
no puedo hablar con alegría.
¿Qué he de decir? Ni tan siquiera
presentar puedo una página limpia.
No puedo hablar, sólo tinieblas crecieran
sobre la hierba maldita.
He de callar, pero yo diera
mi vida.
 
Has crecido, raíz de Alfonso Costafreda

Has crecido, raíz,
en el cuerpo, en las manos,
en mí como una parte
visible de mí mismo,
en el pecho febril como un sueño palpable.


Dejaban su guarida
de pronto esos temores
oscuros de la sangre,
mi vida, frente a frente, y el fulgor
de un sueño interminable.


Breve comentario

Dar fruto depende de leyes naturales que regulan el ciclo de la vida. En las plantas es así de un modo inequívoco. Una planta sin los nutrientes necesarios, sin los cuidados que precisa, acabará esterilizándose y muriendo. En los hombres ocurre del mismo modo, aunque entre las leyes que nos competen a nosotros haya que contar con elementos y realidades que no existen en el resto de las criaturas vivas. En el hombre hay voluntad, juicio, deseo, entendimiento. Todas estas dimensiones de nuestra naturaleza hace más compleja la comprensión de nuestro proceso regenerativo. Pero como las plantas, como la vid del evangelio, sin los nutrientes necesarios, nuestra alma decae, degenera, y con ella nuestra voluntad, nuestro juicio, nuestro deseo y nuestro entendimiento. Atendiendo a los nutrientes que nos hacen crecer, un compañero de profesión dividía el tipo de personas en tres categorías: los que van por la vida con el depósito de gasolina lleno (los menos); los que lo llevan más o menos por la mitad (los más); y, por último, los que van sólo con la reserva (muchos más de los que imaginamos). Los primeros serán muy fecundos; los segundos, algo más mediocres; los últimos, tenderán a vivir al borde del agotamiento y la extenuación. Pero ¿de qué gasolina hablaba el colega?

El nutriente esencial de todo lo que vive es el amor. Sin amor no existiría nada; el ser sería pura potencia, no realidad en acto, existencia. Y ¿dónde se halla el amor que nos hace ser fecundos? En muchas realidades materiales y tangibles. Hay amor en los padres por sus hijos; hay amor entre los cónyuges y entre los novios; hay amor de amistad; hay amor por la profesión vivida como vocación; hay amor por todo lo que es bello, bueno y verdadero, ya sea un paisaje, una obra de arte, un buen libro, un testimonio de vida ejemplar... Y el nutriente de nutrientes, el fundamento común de todo amor verdadero es el amor de Dios por nosotros en la Persona de su Hijo Jesucristo. Él es el origen del amor, que da lugar a las mil formas participadas del mismo.

Todos los otros amores que he citado más arriba, y los que no he mencionado, son nutrientes que nos ayudan a vivir nuestra vida de forma fructífera. Pero todos ellos son amores imperfectos, incompletos, sujetos a nuestras debilidades y limitaciones, a la tentación y al mal, al pecado y al error. En la medida que tal es su naturaleza, mayor va siendo nuestra vulnerabilidad, nuestra tendencia a devenir estériles, egoístas, vueltos hacia nosotros mismos, ciegos e incompetentes para darnos como el amor de Dios exige. En definitiva, aun contando con todos esos amores incompletos, podemos acabar sin dar apenas fruto. Si el amor que recibimos ha sido escaso o lleno de impurezas o ambigüedades, tanto más vacío estará nuestro depósito de gasolina para recorrer los caminos de la vida con confianza y pujanza, y tanto mayor el peligro de errar en nuestros deseos, en nuestra voluntad, en nuestros juicios, en nuestro entendimiento.

En tales casos, la roca firme en la que siempre podemos apoyarnos, sean cuales hayan sido nuestros antecedentes y experiencias vitales, es el amor del Señor. Sin Él nos secamos inevitablemente y en todos los casos. Podremos no haber sido amados por nuestros padres o ser abandonados por nuestros hijos, podremos no haber encontrado el amor conyugal, podremos no tener amigos, podremos sufrir enfermedades o incapacidades para gozar de la realidad como experiencia sensorial, etc., pero si nos abrimos al poder del amor de Dios, nuestra vida dará mucho fruto, frutos de amor, pues el corazón que rebosa amor, lo derrama con gratuidad absoluta.

No perdamos la esperanza de dar fruto en nuestra vida. Con Dios todo lo podemos. Sin Él, nada; aun con todos los amores parciales con que el Señor ha regado nuestra vida. Si nos aman, pero no está Dios en nuestra vida, podremos ser, todo lo más, buenas personas. Si sentimos que Dios nos ama, aunque nos odien todos, podremos llegar a ser santos. Y esto es lo que interesa; por esto el Señor nos ha dado la vida. Todo lo demás es apenas sarmiento estéril destinado al fuego. No importa la poda con que el Señor nos va dando forma: lo que importa es el amor con que nos hace crecer. Por ello, aun entre las más espesas tinieblas del dolor y del pecado, podemos desear dar la vida.

viernes, 27 de abril de 2018

Lecturas del día, viernes, 27 de abril. Poema "Pídeme que esté alegre" de Carmen Martín Gaite. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,26-33):

En aquellos días, cuando llegó Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga:
«Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y todos vosotros los que teméis a Dios: a nosotros se nos ha enviado esta palabra de salvación. En efecto, los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las palabras de los profetas que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Y, aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. También nosotros os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo:
“Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 2,6-7.8-9.10-11

R/.
Tu eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy

«Yo mismo he establecido a mi Rey
en Sión, mi monte santo».
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy. R/.

Pídemelo:
te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza». R/.

Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-6):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».

Palabra del Señor
 
Poema:
Pídeme que esté alegre de Carmen Martín Gaite
 
Aún me entra cielo azul
y lo miro en mis charcos
reflejado a jirones.
Pídeme que esté alegre.
Si tú me lo pidieras,
en un caballo blanco subiría,
en un caballo bravo y montaraz.
Pídeme que esté alegre,
y correré a ponerme
atavíos de fiesta,
abriré las cien puertas de mi casa
y saldré entre piruetas
y saltos de través
aturdida de sol,
y a las verdes palomas
daré migas de pan.
Pídeme que esté alegre.
En un caballo blanco correría,
en un caballo loco y montaraz,
si tú me lo pidieras.
 
Breve comentario
 
Cuánto amor en las palabras de Jesús a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Para a continuación revelarnos con total desnudez e inocencia que el camino es Él, Él la verdad y la vida. ¡Cómo no estar alegres ante un Dios que nos ama de este modo!
 
Es cierto que hoy, como entonces, el mundo no lo reconoce. Y no reconociéndolo no reconoce tampoco a aquellos que intentamos seguirlo. Pero el camino está ahí, ya dado, ya revelado; conocemos el nombre que nos salva, la verdad última fundamento de todas las verdades, la vida que nos llena de plenitud y gozo. El mundo no reconoce todo este tesoro, o sólo de un modo muy fragmentario y parcial, incapaz ya para percibir el origen de su precaria felicidad. Pero su desconocimiento por los hombres no disminuye en nada su infinito valor.

En nuestro peregrinar por este mundo hay muchos momentos en los que parece prevalecer de un modo persistente, duradero y repetitivo la desesperanza, el dolor, la noche, la soledad, la incomprensión. Nuestro pasar por esta vida no es sencillo; pero la cruz es sólo una etapa previa que concluye en la plenitud del amor de Dios; amor que puede ser sentido ya mientras seguimos dando testimonio del tesoro revelado. La cruz de Cristo no lleva a la muerte o al dolor sin esperanza: lleva a la unión gloriosa con el Señor; es resurrección, plenitud pascual, es vida, es verdad.
 
Hace un par de días cumplí 55 años, la edad a la que murió mi padre. Qué extraño se me hace llegar a esta cota de vida, compartir esta madurez con la que tuvo mi padre, revivir por edad su doloroso final que en mí, gracias al Señor, por contraste es un nuevo nacimiento. Bajo criterios puramente humanos mi vida podría clasificarse de triste, incluso de fracasada. He pasado por situaciones muy duras desde muy joven, y aun siendo niño. Las ayudas, pocas y contadas; los obstáculos, muchos y poderosos; el amor, escaso y equívoco; las ausencias, todas las posibles; mis carencias, múltiples. Y, sin embargo, en este camino escarpado, de cruz y de sordo calvario, Dios quiso que llegara a conocerle un poco, lo justo, lo suficiente para que, a pesar de las pocas ayudas y los muchos obstáculos humanos, de los amores escasos, de las ausencias resonantes y de mis carencias evidentes, pueda hacer mías las palabras de la poeta y sentir la alegría infinita de que Él me está esperando para hacerme una morada en su hogar, la que apenas tuve en esta vida, a pesar de las apariencias externas. Importa menos que antes deba pasar un periodo de purgación, que ojalá pudiera evitar o al menos acortar en lo posible. Como todos, no sé cómo será aquello, pero no debe de ser peor que lo que uno ya ha pasado en esta vida, pues su sufrimiento tiene como final gozar de la gloria de Dios. Muchos de los que he padecido no poseían este horizonte de esperanza.
 
He llegado a un punto en que no hace falta que el Señor me pida que esté alegre: experimento la alegría de la esperanza de su amor verdadero, tan verdadero como que es el camino, la verdad y la vida de mi vida, a pesar de mis profundas y numerosas debilidades, de las que Dios no me concede la gracia de librarme. Seguiré, sin duda, a ojos humanos fracasando, siendo triste para el mundo, pasándolo humanamente mal entre los hombres. Pero mi interior es otro. En mi corazón, a pesar de tantas cosas, ya cabalgo, ya cabalgo...  
Aún me entra cielo azul
y lo miro en mis charcos
reflejado a jirones.

jueves, 26 de abril de 2018

Lecturas del día, jueves, 26 de abril. Poema "¡Escuchen!" de Vladimir Maiakovski


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,1-10):

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 118,99-100.101-102.103-104

R/.
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero


Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus leyes. R/.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R/.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus decretos,
y odio el camino de la mentira. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,13-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

Palabra del Señor

Poema:
¡Escuchen! de Vladimir Maiakovski

¡Escuchen!
¿Si las estrellas se encienden,
quiere decir que a alguien les hace falta,
quiere decir que alguien quiere que existan,
quiere decir que alguien escupe esas perlas?
 
Alguien, esforzándose,
entre nubes de polvo cotidiano,
temiendo llegar tarde,
corre hasta llegar hasta Dios,
y llora,
le besa la mano nudosa,
implora,
exige una estrella,
jura,
no soportará un cielo sin estrellas,
luego anda inquieto,
pero tranquilo en apariencia,
le dice a alguien:
“¿Ahora estás mejor, verdad?
¿Dime, tienes miedo?”
¡Escuchen!
¿Si las estrellas se encienden,
quiere decir que a alguien les hace falta,
quiere decir que son necesarias,
quiere decir que es indispensable,
que todas las noches,
sobre cada techo,
se encienda aunque más no sea una estrella?


Послушайте!

Послушайте!
Ведь, если звезды зажигают –
значит – это кому-нибудь нужно?
Значит – кто-то хочет, чтобы они были?
Значит – кто-то называет эти плевочки
жемчужиной?
И, надрываясь
в метелях полуденной пыли,
врывается к богу,
боится, что опоздал,
плачет,
целует ему жилистую руку,
просит –
чтоб обязательно была звезда! –
клянется –
не перенесет эту беззвездную муку!
А после
ходит тревожный,
но спокойный наружно.
Говорит кому-то:
“Ведь теперь тебе ничего?
Не страшно?
Да?!”
Послушайте!
Ведь, если звезды
зажигают –
значит – это кому-нибудь нужно?
Значит – это необходимо,
чтобы каждый вечер
над крышами
загоралась хоть одна звезда?

https://www.youtube.com/watch?v=h748GJ4BM18   

martes, 24 de abril de 2018

Lecturas del día, martes, 24 de abril. Poema "Que yo siempre amé..." (poema 549) de Emily Dickinson

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,19-26):

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.
Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.
Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 86,1-3.4-5.6-7

R/.
Alabad al Señor, todas las naciones

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! R/.

«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R/.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R/.

Evangelio de hoy

Lectura del evangelio según san Juan (10,22-30):

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Palabra del Señor
 
Poema:
"Que yo siempre amé..." (poema 549) de Emily Dickinson
 
Que yo siempre amé
yo te traigo la prueba
que hasta que amé
yo nunca viví —bastante—


que yo amaré siempre—
te lo discutiré
que amor es vida—
y vida inmortalidad—


esto —si lo dudas— querido,
entonces yo no tengo
nada que mostrar
salvo el calvario.


"That I did always love..."

That I did always love
I bring thee Proof
That till I loved
I never lived —Enough—

That I shall love alway—
I argue thee
That love is life—
And life hath Immortality—

This—dost thou doubt—Sweet—
Then have I
Nothing to show
But Calvary—

lunes, 23 de abril de 2018

Lecturas del día, lunes, 23 de abril. Poema "Virgen del Camino" de Andrés Trapiello

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,1-18):

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche:
«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».
Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo:
«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”. Yo respondí:
«De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura”. Pero la voz del cielo habló de nuevo: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano”. Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.
En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa”.
En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho: “Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?».
Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo:
«Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 41,2-3;42,3.4

R/.
Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.

Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10):

En aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Palabra del Señor

Poema:
Virgen del Camino de Andrés Trapiello

Estas noches de invierno hace frío en la casa,
los techos son muy altos y las paredes viejas,
cierran mal los balcones y la ventisca entra
hasta la misma cama donde espero
a que me venza el sueño y a que el sueño
me arrebate de golpe el libro de las manos,
y así, sobresaltado, me despierto
en medio de las sombras.
Y es entonces cuando comienzo un rito,
un viejo rito íntimo, igual todas las noches:
rezo un avemaría mentalmente.
Durante muchos años esto me avergonzaba.
“Qué buscas”, me decía, “en oración tan simple.
Eres un hombre ya, no crees mucho
que el destino del hombre obedezca a unas leyes
divinas ni que el orbe, engastado de estrellas
en las ruedas del sol y de la luna
sea maquinaria de un reloj,
al que un ser bondadoso
da cuerda cada noche en su vasto castillo,
esa vieja mansión que Nietzsche llamó Nada
y Bergson llamó Tiempo.
Es tarde para ti, me digo. Déjale
esa oración a otros, a tus hijos tal vez,
ignorantes aún de lo que sean
las palabras antiguas del arcángel
que anunciaron el Verbo y su silencio
en misterioso griego, según cuenta San Lucas.
No pienses otra cosa. Estás cansado.
Ya es bastante de un día
conocer su final y conocerlo en paz.
Deja, pues, de rezar. Ese viático
no puedes usurparlo, porque, di,
¿de qué te serviría? De qué sirve una llave
de la que no sabemos a dónde pertenece”.
Son razones que habré dicho mil veces,
pero al llegar la noche,
me acuerdo de otras noches
y el frío de mis pies entre las sábanas
es un frío de infancia, de internado,
cuando oía a mi lado el dulce respirar
en otras camas, y en el cristal la escarcha.
Y al recordar aquellas ya lejanas
noches de la meseta, tan largas,
oscuras y sin fondo,
recuerdo las palabras de los frailes:
“La Virgen del Camino
guiará vuestros pasos donde quiera que estéis:
No dejéis de rezarle y el camino
no será tan difícil. Será para vosotros
linterna en alta mar o una noche de luna”.
Y recuerdo que yo, para dormirme,
imaginaba, acurrucado,
debajo de las mantas que pesaban
pero que calentaban poco,
sin moverme siquiera de la parte más tibia
que había caldeado con esfuerzo,
incluso con mi aliento, imaginaba, digo,
qué sería de mí, y qué lejanos mares
habría de cruzar, qué extrañas tierras.
Otras veces pensaba si la muerte
habría de llegarme
como a aquél que labrando
un buen día su viña, ni siquiera
de recoger su manto tuvo tiempo,
o en medio de una fiesta, o en el sueño…
Al llegar a este punto
recuerdo que temblaba y pensaba en mi Virgen,
de modo que mis labios desgranaban
aquel Ave María, gratia plena
con el que yo me hacía
un lecho de hojas secas,
y luego me dormía…para llegar
muchos años después,
a noches como ésta,
noches frías de invierno
donde a solas conmigo voy pensando
y dejando en mi boca, una a una,
las palabras antiguas
de la Salutación, como si fueran
el óbolo que habrá de franquearme
los portales del manto hospitalario
que unos llamaron Tiempo
y otros llamaron Nada.


https://www.youtube.com/watch?v=Z--YN4t2TME

domingo, 22 de abril de 2018

Lecturas del día, domingo, 22 de abril. Poema "El buen Pastor" de Lope de Vega


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (4,8-12):

En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo: «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido en nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros. Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 117,1.8-9.21-23.26.28-29

R/.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular


Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tu eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,1-2):

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,11-18):

En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»
 
Palabra del Señor

Poema:
El buen Pastor de Lope de Vega
 
Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño;
Tú, que hiciste cayado de ese leño
en que tiendes los brazos poderosos,
.
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguir te empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
.
Oye, Pastor, que por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
.
Espera, pues, y escucha mis cuidados...
Pero ¿cómo te digo que me esperes
si estás, para esperar, los pies clavados?

sábado, 21 de abril de 2018

Lecturas del día, sábado, 21 de abril. Poema "Señor, estamos solos" de Alaíde Foppa


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,31-42):

En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.
Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla.
Pedro le dijo:
«Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho».
Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor.
Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba.
Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle:
«No tardes en venir a nosotros».
Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo, dijo:
«Tabita, levántate».
Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.
Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 115,12-13.14-15.16-17

R/.
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R/.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio segun san Juan (6,60-69):

En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».
Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Palabra del Señor

Poema:
Señor, estamos solos de Alaíde Foppa

Señor, estamos solos, 
yo, frente a Ti: 
diálogo imposible.
Grave es tu presencia 
para mi solitario amor. 
Escucho tu llamada 
y no sé responderte. 
Vive sin eco y sin destino 
el amor que sembraste: 
sepultada semilla 
que no encuentra el camino 
hacia la luz del día. 
En mi pecho encendiste 
una llama sombría.
¿Por qué Señor, 
no me consume entera, 
si no hay para tu amor 
otra respuesta 
que mi callada espera?

viernes, 20 de abril de 2018

Lecturas del día, viernes, 20 de abril. Poema "Balada de las dudas de un lego" de José María Pemán


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,1-20):

En aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres.
Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía:
«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
Dijo él:
«¿Quién eres, Señor?».
Respondió:
«Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer».
Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión:
«Ananías».
Respondió él:
«Aquí estoy, Señor».
El Señor le dijo:
«Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso. Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista».
Ananías contestó:
«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén, y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre».
El Señor le dijo:
«Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene que sufrir por mi nombre».
Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:
«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo».
Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas.
Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a anunciar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 116,1.2

R/.
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,52-59):

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

Palabra del Señor

Poema:
Balada de las dudas de un lego de José María Pemán

Era ya la tarde y estaban las nubes
perfiladas de rayos de sol,
cuando iba el buen lego, con su cantarillo,
por la veredica, bendiciendo a Dios.

El misterio grave de la hora dorada,
lleno de agrio aroma de prados en flor,
se le entró en el alma, llenándola toda,
con su turbación...

Se sintió pequeño como aquel polvillo
donde iba posando su planta... Y pensó:
¿qué haré yo, granito de polvo en el mundo
por ser grato a los ojos de Dios?

Fray Andrés disciplina su cuerpo
sin tenerle piedad. Fray Zenón
atruena el convento cantando maitines
con hermosa voz.
Fray Tomás se pasa las horas inmóvil
levantado en arrobos de amor,
y ni advierte las tres campanadas
con que la campana llama a colación...

Al lado de aquellos excelsos varones
¿qué hará el buen leguito para ser grato a Dios?
Y con santa envidia murmuran sus labios:
¡Fray Andrés! ¡Fray Tomás! ¡Fray Zenón!

Y sus ojos buscando respuesta
para aquellas dudas de su corazón,
se hunden en la tarde que muere sangrando
los últimos rayos bermejos del sol.

Todo es paz y orden. Unos tordos vuelan
con pausados giros. Camina un pastor.
Gime una carreta. Corre un arroyuelo.

¡Todo deletrea como una oración!
¡La oración de las cosas sencillas,
que obedecen humildes a Dios!

Y el buen lego descifra en su alma
la revelación
del arroyo, los prados, las flores,
las nubes, las hojas, las aves y el sol...

¡Todo cumple su fin mansamente!
¡Todo sigue un mandato de amor!
¡El llano lo mismo que el pico empinado,
que no está por eso más cerca de Dios!

Y el buen frailecito siente que en su alma
se le ha entrado un rayo muy claro de sol.

De pronto recuerda que es tarde, y ya es hora
de limpiar los platos de la colación.

Y apretando el paso, con simple alegría,
corre que te corre... ¿Qué más oración
que el ir mansamente por la veredica
con el cantarillo, bendiciendo a Dios?  

miércoles, 18 de abril de 2018

Lecturas del día, miércoles, 18 de abril. Poema "Agua" de Xavier Villaurrutia


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (8,1-8):

Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaría.
Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él.
Saulo, por su parte, se ensañaba con la Iglesia, penetrando en las casas y arrastrando a la cárcel a hombres y mujeres.
Los que habían sido dispersados iban de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva de la Palabra. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 65,1-3a.4-5.6-7a

R/.
Aclamad al Señor, tierra entera

Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.

«Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre».
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos en él,
que con su poder gobierna enteramente. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,35-40):

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.
Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».

Palabra del Señor

Poema:
Agua de Xavier Villaurrutia 

Tengo sed.
¿De qué agua?
¿Agua de sueño? No,
de amanecer.

martes, 17 de abril de 2018

Lecturas del día, martes, 17 de abril. Poema "Hostia" de Miguel de Unamuno

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (7,51–8,1a):

En aquellos días, dijo Esteban al pueblo y a los ancianos y escribas:
«¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres. ¿Hubo un profeta que vuestros padres no persiguieran? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, y ahora vosotros lo habéis traicionado y asesinado; recibisteis la ley por mediación de ángeles y no la habéis observado».
Oyendo sus palabras se recomían en sus corazones y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo:
«Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios».
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
«Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Luego, cayendo de rodillas y clamando con voz potente, dijo:
«Señor, no les tengas en cuenta este pecado».
Y, con estas palabras, murió.
Saulo aprobaba su ejecución.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 30,3cd-4.6ab.7b.8a.17.21ab

R/.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R/.

A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Yo confío en el Señor.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. R/.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,30-35):

En aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús:
«¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”».
Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».
Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan».
Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».

Palabra del Señor
 
Poema:
Hostia de Miguel Unamuno 
 
Hostia blanca del trigo de los surcos
del desierto, molido por la muela
del dolor que tritura; pan divino
de flor de harina, como leche blanco,
Hijo eres, Hostia, de la tierra negra;
Hijo eres de la tierra, Hijo del Hombre,
Hijo de Dios y de la Virgen Madre,
nuestra madre la tierra. Por el mundo
cual espigas ondean los mortales,
hasta que la hoz los siegue de la muerte,
que arrastra el trillo convirtiendo en era
lo que fue ayer ejido de deportes,
y a la tolva van luego, y de esa harina
su pan amasa Dios, que vive de hombres,
del sólo pan que somos tus discípulos.
Vive de Ti, Hostia blanca como leche,
nacida de la Virgen Tierra Madre;
por Ti comulga Dios con sus mortales;
tierra y agua de Dios son pan y vino
del hombre, y Dios con ellos hombre se hace.
Tu cruz, cual una artesa en que tu Padre
hiñera con sus manos nuestro pan.

domingo, 15 de abril de 2018

Lecturas del día, domingo, 15 de abril. Poema "A la resurrección del Señor" de Gerardo Diego

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (3,13-15.17-19):

En aquellos días, Pedro dijo a la gente: «El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 4,2.7.9

R/.
Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor

Escúchame cuando te invoco,
Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración. R/.

Hay muchos que dicen:
«¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro
ha huido de nosotros?» R/.

En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,1-5):

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,35-48):

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.
Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»

Palabra del Señor
 
Poema:
A la resurrección del Señor de Gerardo Diego

¿Es de ingrávido sueño, 
aire o magia refleja 
este resplandor súbito, 
esta erguida presencia? 

Todo en torno se afirma, 
se deslumbra, se ciega. 
La piedra es más que nunca 
piedra, gozosa piedra; 

la humana piel confusa 
de oscuros centinelas, 
tañida del prodigio, 
centellea evidencias, 

y el alba, el alba tímida 
tan mojada y tan tierna, 
confirma de rubores 
su inocencia perfecta. 

Otra vez sobre el mundo
la Verdad se hace cierta, 
cierta con certidumbre 
transverberada, céntrica. 

No el aire, no, ni el sueño 
ni la magia espejean 
este cuerpo armonioso 
que fulgura y destella. 

Las brisas le acarician, 
la tierra le sustenta 
y la luz que de él mana 
le ciñe y le modela. 

Pudiendo ser más leve 
que plumas o humaredas, 
humana, humildemente 
pisa la hierba, y pesa, 

y al goce del suavísimo 
tacto, contacto, prenda, 
invita -ábranse flores- 
a las yemas incrédulas. 

Resurrección. Oh gloria 
taladrada y tan nuestra, 
tan de hueso y de carne 
firme, caliente, fresca. 

Por Ti, Jesús, tan nuevo 
hoy con tus cinco estrellas 
que en cifra dibujada 
tu caridad constelan, 

por Ti, Señor, devuelto 
a la luz que te estrecha, 
al amor que te ciñe, 
al aura que te besa, 

por ti, todo nos canta, 
oh divina certeza 
para después del tiempo, 
quieta ya primavera.

sábado, 14 de abril de 2018

Lecturas del día, sábado, 14 de abril. Poema "Reina en mí la oscuridad..." de Dietrich Bonhoeffer

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6,1-7):

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas.
Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron:
«No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra».
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.
La palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 32,1-2.4-5.18-19

R/.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,16-21):

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron.
Pero él les dijo:
«Soy yo, no temáis».
Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio adonde iban.

Palabra del Señor
 
Poema:
"Reina en mí la oscuridad..." de Dietrich Bonhoeffer
 
Reina en mí la oscuridad, pero en Ti está la luz;
estoy solo, pero Tú no me abandonas;
estoy desalentado, pero en Ti está la ayuda;
estoy intranquilo, pero en Ti está la paz;
la amargura me domina, pero en Ti está la paciencia; 
no comprendo tus caminos, pero Tú conoces
el camino recto para mí.
 
"In mir ist es finster..."
 
In mir ist es finster, aber bei Dir ist das Licht;
ich bin einsam, aber Du verlässt mich nicht;
ich bin kleinmütig, aber bei Dir ist die Hilfe;
ich bin unruhig, aber bei Dir ist der Friede;
in mir ist Bitterkeit, aber bei Dir ist die Geduld;
ich verstehe Deine Wege nicht, aber Du weißt 
den Weg für mich.
Reina en mí la oscuridad, pero en Ti está la luz; estoy solo, pero Tú no me abandonas; estoy desalentado, pero en Ti está la ayuda; estoy intranquilo, pero en Ti está la paz; la amargura me domina, pero en Ti está la paciencia: no comprendo tus caminos, pero tú conoces [el] camino recto para mí.
Leer más: http://protestantedigital.com/cultural/38882/Dos_poemas_de_Dietrich_Bonhoeffer_escritos_en_el_cautiveri

viernes, 13 de abril de 2018

Lecturas del día, viernes, 13 de abril. Poema "Eucaristía" de Miguel de Unamuno

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,34-42):

En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo:
«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabó en nada.
Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces.
En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios».
Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 26,1.4.13-14

R/.
Una cosa pido al Señor: habitar en su casa

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor
 
Poema:
Eucaristía de Miguel de Unamuno
 
Amor de Ti nos quema, blanco cuerpo;
amor que es hambre, amor de las entrañas;
hambre de la Palabra creadora
que se hizo carne; fiero amor de vida
que no se sacia con abrazos, besos,
ni con enlace conyugal alguno.
Sólo comerte nos apaga el ansia,
pan de inmortalidad, carne divina.
Nuestro amor entrañado, amor hecho hambre,
¡oh, Cordero de Dios!, manjar Te quiere;
quiere saber ardor de tus redaños,
comer tu corazón, y que su culpa

como maná celeste se derrita
sobre el ardor de nuestra seca lengua,
que no es gozar en Ti; es hacerte nuestro,
carne de nuestra carne, y tus dolores
pasar para vivir muerte de vida.
Y tus brazos abriendo como en muestra
de entregarte amoroso, nos repites:
“¡Venid, tomad, comed: éste es mi cuerpo!”
¡Carne de Dios, verbo encarnado, encarna
nuestra divina hambre carnal de Ti!

jueves, 12 de abril de 2018

Lecturas del día, jueves, 12 de abril. Poema "Palabra hecha carne" de Kathleen Raine


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27-33):

En aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen».
Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 33,2.9.17-18.19-20

R/.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.

El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,31-36):

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

Palabra del Señor

Poema:
Palabra hecha carne de Kathleen Raine

Palabra cuyo aliento es la atmósfera que gira alrededor del [mundo,
palabra que nombra el mundo que mueve el viento,
palabra que da vida al pájaro que surca el aire,


palabra que inflama la corola del sol,
cuyo silencio es la música del violín de las estrellas,
cuya melodía es la alborada, y la noche la armonía,


palabra trazada en agua de lagos, y luz en el agua,
luz en agua quieta, agua en movimiento, cascada
y colores del agua de nube, de rocío, de lluvia irisada,


palabra tallada en piedra, cordillera sobre hilera de piedra,
palabra que es fuego del sol y fuego
en la disposición de los átomos, cristalina simetría,


gramática de las cinco partes de la rosa y seis de la azucena,
espiral de las hojas en una rama, hélice de las conchas,
rotación de las enredaderas en los ejes de oscuridad y luz,


sabiduría instintiva del pez y el león y el carnero,
ritmo de procreación en el flagelado y el helecho,
destello de la aleta, batir del ala, latido, cadencia de la danza,


jeroglífico en cuya exacta precisión están definidas
la pluma y el ala del insecto, refracción de ojos múltiples,
ojos de las criaturas, oh inagotable visión del mundo,


manifestación del misterio, ¿qué nombre le daremos
a un espíritu revestido de mundo, a un mundo hecho hombre?


Word made flesh

Word whose breath is the world-circling atmosphere,
Word that utters the world that turns the wind,
Word that articulates the bird that speeds upon the air,

Word that blazes out the trumpet of the sun,
Whose silence is the violin-music of the stars,
Whose melody is the dawn, and harmony the night,

Word traced in water of lakes, and light on water,
Light on still water, moving water, waterfall
And water colours of cloud, of dew, of spectral rain,

Word inscribed on stone, mountain range upon range of stone,
Word that is fire of the sun and fire within
Order of atoms, crystalline symmetry,

Grammar of five-fold rose and six-fold lily,
Spiral of leaves on a bough, helix of shells,
Rotation of twining plants on axes of darkness and light,

Instinctive wisdom of fish and lion and ram,
Rhythm of generation in flagellate and fern,
Flash of fin, beat of wing, heartbeat, beat of the dance,

Hieroglyph in whose exact precision is defined
Feather and insect-wing, refraction of multiple eyes,
Eyes of the creatures, oh myriadfold vision of the world,

Statement of mystery, how shall we name
A spirit clothed in world, a world made man?

miércoles, 11 de abril de 2018

Lecturas del día, miércoles, 11 de abril. Poema "La luz" de Vicente Aleixandre


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,17-26):

En aquellos días, el sumo sacerdote y todos los suyos, que integran la secta de los saduceos, en un arrebato de celo, prendieron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel y los sacó fuera, diciéndoles:
«Marchaos y, cuando lleguéis al templo, explicad al pueblo todas estas palabras de vida».
Entonces ellos, al oírlo, entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con todos los suyos, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos de los hijos de Israel, y mandaron a la prisión para que los trajesen. Fueron los guardias, no los encontraron en la cárcel, y volvieron a informar, diciendo:
«Hemos encontrado la prisión cerrada con toda seguridad, y a los centinelas en pie a las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro».
Al oír estas palabras, ni el jefe de la guardia del templo ni los sumos sacerdotes atinaban a explicarse qué había pasado. Uno se presentó, avisando:
«Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo».
Entonces el jefe salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9

R/.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles
y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,16-21):

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Palabra del Señor

Poema:
La luz de Vicente Aleixandre

El mar, la tierra, el cielo, el fuego, el viento,
el mundo permanente en que vivimos,
los astros remotísimos que casi nos suplican,
que casi a veces son una mano que acaricia los ojos.

Esa llegada de la luz que descansa en la frente.
¿De dónde llegas, de dónde vienes, amorosa forma que siento [respirar,
que siento como un pecho que encerrara una música,
que siento como el rumor de unas arpas angélicas,
ya casi cristalinas como el rumor de los mundos?

¿De dónde vienes, celeste túnica que con forma de rayo luminoso
acaricias una frente que vive y sufre, que ama como lo vivo?;
¿de dónde tú, que tan pronto pareces el recuerdo de un fuego [ardiente como el hierro que señala,
como te aplacas sobre la cansada existencia de una cabeza que te [comprende?

Tu roce sin gemido, tu sonriente llegada como unos labios de [arriba,
el murmurar de tu secreto en el oído que espera,
lastima o hace soñar como la pronunciación de un nombre
que sólo pueden decir unos labios que brillan.

Contemplando ahora mismo estos tiernos animalitos que giran por [tierra alrededor,
bañados por tu presencia o escala silenciosa,
revelados a su existencia, guardados por la mudez
en la que sólo se oye el batir de las sangres.

Mirando esta nuestra propia piel, nuestro cuerpo visible
porque tú lo revelas, luz que ignoro quién te envía,
luz que llegas todavía como dicha por unos labios,
con la forma de unos dientes o de un beso suplicado,
con todavía el calor de una piel que nos ama.

Dime, dime quién es, quién me llama, quién me dice, quién clama,
dime qué es este envío remotísimo que suplica,
qué llanto a veces escucho cuando eres sólo una lágrima.
Oh tú, celeste luz temblorosa o deseo,
fervorosa esperanza de un pecho que no se extingue,
de un pecho que se lamenta como dos brazos largos
capaces de enlazar una cintura en la tierra.

¡Ay amorosa cadencia de los mundos remotos,
de los amantes que nunca dicen sus sufrimientos,
de los cuerpos que existen, de las almas que existen,
de los cielos infinitos que nos llegan con su silencio!