miércoles, 31 de mayo de 2017

Lecturas del día, miércoles, 31 de mayo. Poema "Magnificat" de Fernando Pessoa. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la profecía de Sofonías (3,14-18):

Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.

Palabra de Dios

Salmo

Is 12,2-3.4bcd.5-6

R/.
Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel

El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor
 
Poema:
Magnificat de Fernando Pessoa
 
¿Cuándo pasará esta noche interior, el universo,
y yo, el alma mía, tendré mi día?
¿Cuándo despertaré de estar despierto?
No sé. El sol brilla alto,
imposible de mirar.
Frío pestañean las estrellas,
imposibles de contar.
Ajeno pulsa el corazón,
imposible de escuchar.
¿Cuándo pasará este drama sin teatro
o este teatro sin drama
y me acogeré a casa?
¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuándo?
Gato que me miras con ojos de vida, ¿qué tienes allá en lo hondo?
¡A aquél! ¡A aquél!
Y aquél mandará como Josué que pare el sol, y yo despertaré;
y entonces será día.
Sonríe mientras duermes, alma mía.
Sonríe, alma mía, ¡será día! 
 
Magnificat
 
Quando é que passará esta noite interna, o universo,
E eu, a minha alma, terei o meu dia?
Quando é que despertarei de estar acordado?
Não sei. O sol brilha alto,
Impossível de fitar.
As estrelas pestanejam frio,
Impossíveis de contar.
O coração pulsa alheio,
Impossível de escutar.
Quando é que passará este drama sem teatro,
Ou este teatro sem drama,
E recolherei a casa?
Onde? Como? Quando?
Gato que me fitas com olhos de vida, que tens lá no fundo?
É esse! É esse!
Esse mandará como Josué parar o sol e eu acordarei;
E então será dia.
Sorri, dormindo, minha alma!
Sorri, minha alma, será dia!
 
Breve comentario
 
Hoy se celebra la Visitación de Nuestra Señora a santa Isabel. El encuentro gozoso de estas dos mujeres nos remite a la fuente de su alegría, que no es simplemente una profunda amistad: ambas han sido beneficiadas en grado máximo o, mejor, bendecidas por la gracia de Dios. El amor de Dios hace fértil, fructifica, llena de vida toda realidad que lo acoge en su seno. Isabel, mujer estéril y en los inicios de su ancianidad, y María, una jovencísima virgen, las hace Dios florecer. Este misterio de amor remite a una evidencia que se ha repetido a lo largo de los siglos en quienes han sido y son fieles a la voluntad de Dios. Todos aquellos que dejan que el Señor entre en su corazón, serán fecundos de uno u otro modo. Y hay infinidad de formas en las que se expresa esa fecundidad. Pero todas ellas tienen como elemento común el amor, reflejo o huella de la acción divina en el alma de la criatura.
 
Tanto Isabel como María tuvieron fe, dejaron que el Señor actuara en sus vidas, se abandonaron a sus designios que desconocían por completo. Y como en todos los santos (más aún en la Madre de Dios), su amor trasciende su existencia terrenal. Así, sigue operando su fecundidad en nuestras vidas cuando los invocamos. En la comunión de los santos, Santa Isabel y, sobre todo, la Virgen María siguen siendo madres de todos los que amamos al Hijo. Implorar su intercesión y su cuidado tiene tanto sentido o más que si fueran personas de nuestro entorno, amigas conocidas. El Señor venció a la muerte y esto tiene efectos ya en nuestra relación con las almas glorificadas, que son tan vivas y fecundas como lo fueron estas dos mujeres que supieron ser fieles al Señor. 
 
Pessoa, hombre torturado por una extrema e implacable acedía (o, siendo portugués, mejor saudade), esperaba que algo, alguien le concediera esa fuerza, ese vigor para resucitar del pozo en el que se hallaba sumido. Autor de múltiples heterónimos, como reflejo de esa necesidad de ser otro del que fue, de intentar esa potencia añorada suplantándose en identidades que él mismo se creaba para sí (este poema fue escrito por el Pessoa que se hizo llamar Álvaro de Campos), buscaba la fuente que saciara su sed aparentemente inmotivada, ese vacío que pareciera congénito en él. Por ello quedó impresionado por el canto mariano del Magnificat: personas estériles, impotentes, débiles, alcanzaron su plenitud por la acción de otro sobre ellas. Pessoa esperaba que alguien surgiera en su vida que le hiciera capaz de vivir. Nunca supo quién podría ser, ese "aquél" misterioso al que alude en el poema. Pessoa entendió perfectamente el misterio que subyace en el canto de María, en su visita a Isabel. Sabiéndose pobre, humilde, hambriento de un Dios que no llegó a reconocer, buscaba lo que María cantaba: que lo colmara de bienes.
 
Como Pessoa, pero sin tanto talento, somos muchos los que esperamos que la gracia del Señor nos haga fecundos para el mundo que no lo conoce. Entonces, sí, "¡será día!"

martes, 30 de mayo de 2017

Lecturas del día, martes, 30 de mayo. Poema "Ya no tengo miedo" de José García Nieto


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (20,17-27):

En aquellos días, desde Mileto, mandó Pablo llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo: «Vosotros sabéis que todo el tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia, he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos. Sabéis que no he ahorrado medio alguno, que os he predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús. Y ahora me dirijo a Jerusalén, forzado por el Espíritu. No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios. He pasado por aquí predicando el reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado nada; os he anunciado enteramente el plan de Dios.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 67,10-11.20-21

R/.
Reyes de la tierra, cantad a Dios.

Derramaste en tu heredad,
oh Dios, una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada
y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad,
oh Dios, preparó para los pobres. R/.

Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas,
es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (17,1-11a):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»

Palabra del Señor

Poema:
Ya no tengo miedo de José García Nieto

"Yo, silencioso, en un rincón, tenía miedo."
(Rubén Darío)

No; ya no tengo miedo.
De noche,
algunas noches
hace mucho tiempo,
con miedo dentro de los ojos
y entre las manos encontradas solas,
y en los labios,
sin la oración de pronto,
sin el beso todavía,
creía ver vacíos gigantes
que avanzaban
y pasaban hundiéndome.
Y estar solo era peor
que temblar bajo la planta
de los que llegaban.
 
Era hace mucho tiempo;
quiero decir, ayer por la mañana,
no hoy por la tarde
en que, acaso,
se acaba mi jornada de hombre.
Entrar en la tempestad,
en el concierto,
acogerse a sagrado en la mano
del padre, mirar a la cintura
de la madre,
aún esbelta, caminar
daba miedo;
aunque era todo tan hermoso
en la propiedad de los otros
que pretender un pedazo
de actividad, de compañía,
era temeridad o sueño.
¿Con qué,
de qué armas echar mano,
cómo incorporarse a la fila
sin que se notara, escandalosa,
mi bisoña amargura,
mi incapacidad de llegar
a aquella marca mínima,
para tocar
el puesto ambicionado?
Fuera, las arboledas,
aunque sangrantes, pobladas,
florecidas, cerraban celosas
los innumerables caminos
al abridor inerme.
 
Era mejor quedarse sin entrar;
no pedir, no empezar nunca
a disputar,
a desalmarse amando;
era mejor quedarse allí
donde el vacilante susurro
de una preparada hojarasca,
tendida como cuna,
proporcionaba un poco de música
al tímido desamparado.
 
Pero ya no tengo miedo.
Aunque he salido, no tengo miedo;
aunque estoy en plena corriente,
con mi balsa medio hundida, y brillante
lúcida y desarticulada
por el furor del oleaje,
casi tocando el bajo fondo
de la arena sin nombre,
no tengo miedo,
o no tengo sentido del peligro
-sí, Dios mío, sí tengo-,
o la desesperanza
-¡qué extraño!- me sostiene.
 
He salido;
había que salir
y darle cara a esto
que llamamos luz;
había que encontrarse con el día
solemne de los tributarios,
de los procesionales,
y de los disciplinantes.
Y aquí estoy en el centro
con la palabra en los labios
como una flor mordida con descuido,
o como el portor en el trapecio
que sabe que de sus dientes
puede pender la vida
de alguien.
No; no es soberbia;
tú me lo has enseñado,
tú que humilde o poderoso,
no sé,
has vencido después de tener miedo,
has dado confianza a los hombres
en este destierro inaudito.
No tengo miedo, porque basta
una palabra para andar,
para rezar,
para unirse a Dios
o a los siervos;
una sola palabra pronunciada
con fe
ahuyenta la soledad
en el cuarto oscuro del niño,
en el cuarto oscuro del hombre,
en el cuarto oscuro del mundo. 

lunes, 29 de mayo de 2017

Lecturas del día, lunes, 29 de mayo. Poema "Siempre, después, qué contento..." de Juan Ramón Jiménez

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (19,1-8):

Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la meseta y llegó a Éfeso. Allí encontró unos discípulos y les preguntó: «¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?». Contestaron: «Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu Santo». Él les dijo: «Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?». Respondieron: «El bautismo de Juan». Pablo les dijo: «Juan bautizó con un bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que iba a venir después de él, es decir, en Jesús». Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas extrañas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Pablo fue a la sinagoga y durante tres meses hablaba con toda libertad del reino de Dios, dialogando con ellos y tratando de persuadirlos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 67,2-3.4-5ac.6-7ab

R/.
Reyes de la tierra, cantad a Dios.

Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian;
como el humo se disipa, se disipan ellos;
como se derrite la cera ante el fuego,
así perecen los impíos ante Dios. R/.

En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad a su nombre;
su nombre es el Señor. R/.

Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,29-33):

En aquel tiempo, aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios». Les contestó Jesús: «¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».

Palabra del Señor
 
Poema:
"Siempre, después, qué contento..." de Juan Ramón Jiménez
 
¡Siempre, después, qué contento
cuando me quedo conmigo!
¡Lo que iba a ser mi minuto,
fue, corazón, mi infinito!

domingo, 28 de mayo de 2017

Lecturas del día, domingo, 28 de mayo, de la Ascensión del Señor. Poema "A la Ascensión" de Fray Luis de León. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1,1-11):

En mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo. Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino: «aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días». Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?». Les dijo: «No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y “hasta el confín de la tierra”». Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 46,2-3.6-7.8-9

R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas


Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):

Hermanos: El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro. Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.

Palabra de Dios

Evangelio

Conclusión del santo evangelio según san Mateo (28,16-20):

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».

Palabra del Señor

Poema:
"A la Ascensión" de Fray Luis de León

¿Y dejas, Pastor santo,
tu grey en este valle hondo, escuro,
con soledad y llanto;
y tú, rompiendo el puro
aire, te vas al inmortal seguro?

Los antes bienhadados
y los ahora tristes y afligidos,
a tus pechos criados,
de ti desposeídos,
¿a dó convertirán ya sus sentidos?

¿Qué mirarán los ojos,
que vieron de tu rostro la hermosura,
que no les sea enojos?
Quien oyó tu dulzura,
¿qué no tendrá por sordo y desventura?

Aqueste mar turbado
¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto
al viento fiero, airado?
Estando tú encubierto,
¿qué norte guiará la nave al puerto?

¡Ay!, nube envidïosa
aun de este breve gozo, ¿qué te aquejas?
¿dó vuelas presurosa?
¡cuán rica tú te alejas!
¡cuán pobres y cuán ciegos, ¡ay!, nos dejas!


Breve comentario

El programa del Padre se ha de cumplir hasta su último punto. El penúltimo es éste que celebramos hoy (el próximo domingo será el último con la venida del Espíritu Santo): la Ascensión del Señor a los cielos. Desde un punto de vista puramente humano es un momento triste, pues dejamos de ver (los que le vieron) al Señor como el hombre que fue. Es cierto que nos deja la promesa de su venida futura al final de los tiempos; es cierto que nos promete el envío del Espíritu Paráclito, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, que porta en sí misma al Padre y al Hijo. Pero para el hombre nada hay como la certeza de la realidad tangible por los sentidos. Es muy comprensible que se quedaran los discípulos extasiados mirando hacia el cielo, incluso cuando ya no podían ver al Señor. Fue necesario que unos ángeles acudieran a despertarles de esa ensoñación melancólica en la que habían caído. Es natural.

Dos mil años después de este hecho, si vemos como está el mundo y como está la Iglesia, en verdad pareciera que Dios nos ha dejado de su mano. Pero la deriva que han tomado mundo e Iglesia (también la Iglesia) no se explica por el abandono del Señor o por la pasividad del Espíritu Santo en ejercer su papel. Nuestro Dios no es el dios aristotélico, que creó el mundo y se desinteresó de él, abandonándolo al desenvolvimiento de las naturalezas de los entes que él había dispuesto, mera Causa Primera, mero Motor Inmóvil que genera el movimiento del ser. No; Dios no crea sólo porque puede, sino porque quiere, porque ama.

El problema reside en lo que queremos nosotros. Y hoy Dios no está en nuestras prioridades, ni siquiera entre muchos de los que se dicen católicos practicantes. Hoy he escuchado una homilía en la que se afirmaba que en aras a la evangelización de la humanidad actual, tan alejada y perdida de Dios, debemos adaptarnos a sus nuevos intereses, modos y formas de expresión para hacerles llegar la verdad de Dios, y nos recordaba el mandato renovado del papa Francisco sobre una Iglesia en salida hacia las periferias, etc. "Adaptación" se ha convertido en una palabra comodín, que significa tantas cosas que ya no significa nada. ¿Qué significa "adaptación"? ¿Cuáles son sus límites? ¿En qué ámbitos se debe el cristiano adaptar a los imperativos del mundo y en qué otros no? ¿Los contenidos de la Verdad deben adaptarse a la sensibilidad del hombre moderno? ¿Y esa adaptación no puede atacar a los contenidos objetivos de la Verdad? ¿Se trata sólo de que nos metamos en las redes sociales a presentar la Palabra de Dios, o debemos hacernos del mundo para ser más atractivos a ellos? ¿La adaptación se trata de ir en chanclas o en chándal (o semidesnudas o ceñidísimas las mujeres) a recibir el cuerpo sacramentado de Cristo, o se trata de que los católicos separados (no hay divorcio en el catolicismo) que viven amancebados (no hay posibilidad de un segundo matrimonio si está el primero vigente) puedan asimismo comulgar? De esto no se habló; simplemente que nos adaptáramos. Tampoco de esto habla el papa, una vez que ha sembrado de la semilla de la duda lo que ayer era diáfano para todos durante dos mil años. Por desgracia vivimos en tiempos en los que tenemos más fe en que la luz de Dios provenga de la tiniebla de la ambigüedad que de la luz diáfana del Espíritu que ha guiado a la Iglesia hasta ahora.

La Verdad de Dios es por su propia naturaleza una, indivisible, universal y atemporal. El hombre está hecho para esa Verdad, para que la conozca y alcance su plenitud viviéndola en su corazón. Hasta qué punto ciertas expresiones del espíritu mundano dejan algún margen al conocimiento de la verdad es algo que nadie sabe. Se me antoja difícil que la música punk evangelice mucho, menos aún con letras satánicas. Se me antoja difícil que alguien pueda evangelizar mientras se dedica a la prostitución; es complicado que quien practica abortos o permite la aprobación de leyes que reconozcan tales asesinatos pueda dar a conocer la verdad de Dios a otros. Es posible que la lozana señora o el lozano señor que acuden semidesnudos a recibir la comunión sean un pozo de castidad y moderación, y nos puedan hablar en charlas parroquiales sobre el pudor, la vergüenza y el temor de Dios. ...Es posible... Pero se me antoja difícil, no sé por qué.

Vuelvo a repetir, el problema no es que Dios no nos ame, o que nos ame poco o de vez en cuando. Como en todo en el Señor, su amor por nosotros es sin medida, absoluto, hasta el punto de que se define del modo más radical, de forma ontológica: Dios ES Amor; su Ser es Amor. El problema no es su abandono; el problema somos nosotros: en verdad, ¿qué queremos?; ¿qué lugar reservamos a Dios en nuestras vidas? Resulta que los supuestos abandonados por el Señor somos los que le abandonamos. En vez de abandonados somos abandonantes de su amor. Hoy celebramos que el Señor ascendió a los cielos para mejor acompañarnos en su Espíritu cada día de nuestra vida. Pero resulta que con su ascensión los hombres, muchos, han iniciado un movimiento inverso de descendimiento al abismo del pecado en todas sus formas, que  supone siempre un alejamiento del Señor. 

No debemos confundir jamás el anonadamiento del Señor para estar cerca de sus criaturas con el fin de lograr su salvación, lo que es pura misericordia, con la falsa adaptación que suponga un descendimiento a la miseria humana para presentar como querida por Dios esa lejanía de Él, y sancionar así la debilidad, la mentira y el mal como elementos irrelevantes para la salvación de las almas. La misericordia de Dios no es incondicional: exige un seguimiento de la Verdad de Dios. Lo que hoy nos manda el Señor es que demos a conocerla a todos los hombres por todas las vías moralmente legítimas que seamos capaces de articular. Pero quien no la conoce o, peor aún, no quiere seguirla queda fuera de su misericordia. La misericordia incondicional no es del Señor. ...La incondicionalidad absoluta tal vez sea eso que Francisco llama "misericordina", pero nada que ver con la Verdad, aunque puede que sí con la "adaptación" a... la mentira.

Compartiendo ese tono preocupado y algo pesimista como reflejo un tanto oscuro de nuestro presente (aunque no me halle teológicamente ubicado en las dudas que refleja -como tampoco su autor-), quede este austero y profundamente realista poema (como todos los suyos) de este sabio espiritual y doctor que fue Fray Luis de León, quien posee, a mi juicio, una sensibilidad intelectual y moral más propia de un católico de nuestro tiempo que del XVI. Todo un profeta en muchos aspectos.  

viernes, 26 de mayo de 2017

Lecturas del día, viernes, 26 de mayo. Poema "Gracia" de Carmen Conde. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,9-18):

Cuand estaba Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión: «No temas, sigue hablando y no te calles, pues yo estoy contigo, y nadie te pondrá la mano encima para hacerte daño, porque tengo un pueblo numeroso en esta ciudad». Se quedó, pues, allí un año y medio, enseñando entre ellos la palabra de Dios. Pero, siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron de común acuerdo contra Pablo y lo condujeron al tribunal diciendo: «Este induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la ley». Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos: «Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, vedlo vosotros. Yo no quiero ser juez de esos asuntos». Y les ordenó despejar el tribunal. Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal, sin que Galión se preocupara de ello. Pablo se quedó allí todavía bastantes días; luego se despidió de los hermanos y se embarco para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se había hecho rapar la cabeza, porque había hecho un voto.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 46,2-3,4-5.6-7

R/.
Dios es el rey del mundo

Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,20-23a):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».

Palabra del Señor

Poema:
Gracia de Carmen Conde

Van a cantar las aves. Lo siento en mis costados.
Porque me tiemblan alas que nunca vi crecer.
Y súbitos los árboles sacuden sus mensajes
para que yo los coja y lleve por el viento.

Van a brotar más fuertes. Escucho que la tierra
desliza por mis plantas sus tibias humedades;
y un arroyo no nace si una mujer no quiere
que le ciña las piernas con su lienzo delgado.

Sé que vienen jardines. Sé que brincan corceles.
Aprender todo eso me ha costado la vida.
Y os la dejo en el mármol, por si alguno la hallara
y quisiera saber cómo se olvida tanto. 

Breve comentario

Toda espera implica una esperanza. Nadie espera nada si nada espera o si la espera es inútil, pues nunca llegase aquello que se espera. Aun en los casos en que, como dice la expresión popular, el que espera desesperase, la esperanza siempre mantendrá viva ese aguardar con fe. Con todo, hay una diferencia entre un esperar que se vive como algo externo y de forma pasiva, y aquello que sabemos que es una realidad interior, aunque no tengamos el control de la misma. La venida del Señor a nuestros corazones, por medio del Espíritu Santo, participa de ambas modalidades: es una realidad externa, sobrehumana, que actúa sobre nuestra alma que la recibe; pero a la vez es una realidad que nos habita, íntima, cercanísima, en el núcleo mismo de nuestra subjetividad, de nuestra identidad.

Es esta segunda dimensión la que nos hace saber esperar con una esperanza y una fe inmarcesible, a pesar de nuestras fragilidades demasiado humanas. Carmen Conde posee dos poemas que reflejan perfectamente estas dos dimensiones de la espera. Por supuesto, ambos son dos poemas de amor, pues de amor estamos hablando: esperar la venida del Señor no es más que esperar el Amor de los amores. Uno de los poemas es el titulado Indescriptible que colgué hace unos meses en este espacio, y que ahora copio de nuevo para que se vea gráficamente lo que quiero exponer:

INDESCRIPTIBLE  

Esperar es peor que nacer,
porque solamente espera el que se muere
de esperar sin hacerse con la vida
otra cosa que esperar. El esperarte.

Y atada a esa tu espera que me gasta
y que gasta tu vida sin traerte,
aquí me estoy muriendo de ansiedades
porque cabe, tremenda, esta esperanza.

Cada día, ¡oh tú que te retrasas!
sin saber que nos vamos alejando,
es menor la distancia irreparable
de pensar, de esperar, que nos aleje.

Y aquí sigo esperando, nada intento
por huir al tormento de tu espera.
Ya no sé si allá fuera de mi vida
quedan otros o no, queda quien ande.

Solamente por ti, por cuando llegues,
a solas esperándote te espero.

Aquí se refleja muy descriptivamente el alma que espera hasta la desesperación el bien que ha de llegarle de fuera. La persona permanece alerta a que la realidad anhelada aparezca, pero como quien otea el horizonte, como quien siente que no posee nada de valor sin aquel a quien espera. Cuando un bien es sentido como completamente ajeno a nosotros, es fácil caer en la propia desvalorización de quien espera. El que espera pierde la noción de que lo esperado llega porque lo ama, y aunque en el caso de Dios ninguno merece ser amado por el mejor de los amantes, poseemos por la gracia sabernos hijos suyos. Y ser hijo de semejante Padre es una dignidad muy alta.

En el profundo y bello poema que he colgado hoy, Gracia, el que espera ya (pre)siente la llegada del amado, pues el amado ya se vive en lo más profundo como parte nuestra, ser de nuestro ser, como también los hijos son parte del padre, y el padre parte de los hijos en las relaciones filiales humanas, estructura que es natural de todo amor y que sirve para reflejar nuestra relación con el Creador. El sentimiento de estar unido a alguien en lo más íntimo de nuestra alma puede ser una vivencia más fuerte que las experiencias más rotundamente corporales.

El cristiano que basa su fe en un encuentro personal con el Señor sabe que su espera tiene sentido, aunque la espera sea larga, aunque el Señor parezca hacerse de rogar. En nosotros, la desesperación no cabe ya, pues nos sabemos, porque lo hemos vivido, hijos amados de Dios, objetos de un amor absolutamente inmerecido, que es pura Gracia, por un Amante que nos ama absolutamente mientras le busquemos y le esperemos a pesar de nuestras debilidades. Ciertamente, nuestra "tristeza se convertirá en alegría."

miércoles, 24 de mayo de 2017

Lecturas del día, miércoles, 24 de mayo. Poema "Amo de mi existencia las horas tenebrosas..." de Rainer Maria Rilke. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17,15.22–18,1):

En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con el encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con él cuánto antes. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que sois en todo extremadamente religiosos. Porque, paseando y contemplando vuestros monumentos sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: “Al Dios desconocido”. Pues eso que veneráis sin conocerlo os lo anuncio yo. “El Dios que hizo el mundo y todo lo que contiene”, siendo como es Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por manos humanas, ni lo sirven manos humanas, como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De uno solo creó el género humano para que habitara la tierra entera, determinando fijamente los tiempos y las fronteras de los lugares que habían de habitar, con el fin de que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo han dicho incluso algunos de vuestros poetas: “Somos estirpe suya”. Por tanto, si somos estirpe de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Así pues, pasando por alto aquellos tiempos de ignorancia, Dios anuncia ahora en todas partes a todos los humanos que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre a quien él ha designado; y ha dado a todos la garantía de esto, resucitándolo de entre los muertos». Al oír «resurrección de entre los muertos», unos lo tomaban a broma, otros dijeron: «De esto te oiremos hablar en otra ocasión». Así salió Pablo de en medio de ellos. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más con ellos. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 148,1-2.11-12.13.14

R/.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria

Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles;
alabadlo todos sus ejércitos. R/.

Reyes del orbe y todos los pueblos,
príncipes y jueces del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los ancianos junto con los niños. R/.

Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/.

Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,12-15):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

Palabra del Señor
 
Poema:
"Amo de mi existencia las horas tenebrosas..." de Rainer Maria Rilke 

Amo de mi existencia las horas tenebrosas
en que se profundizan mis sentidos;
en ellas he hallado, como en cartas antiguas,
mi vida cotidiana ya vivida,
lejana y superada, como vieja leyenda.

En ellas, he aprendido que una segunda vida
inmensa, intemporal, de amplios espacios tengo.

Y a veces soy cual árbol maduro y susurrante,
que alguna vez sobre una tumba cumple
el raro sueño aquel, que el antiguo muchacho
(en torno al cual se empujan sus cálidas raíces)
perdió en tristezas y canciones.

Ich liebe meines Wesens Dunkelstunden...

Ich liebe meines Wesens Dunkelstunden,
in welchen meine Sinne sich vertiefen;
in ihnen hab ich, wie in alten Briefen,
mein täglich Leben schon gelebt gefunden
und wie Legende weit und überwunden.

Aus ihnen kommt mir Wissen, daß ich Raum
zu einem zweiten zeitlos breiten Leben habe.
 
Und manchmal bin ich wie der Baum,
der, reif und rauschend, über einem Grabe
den Traum erfüllt, den der vergangne Knabe
(um den sich seine warmen Wurzeln drängen)
verlor in Traurigkeiten und Gesängen.


Breve comentario

La verdad de Dios es insondable para el alma humana. Y ello por dos razones principales, entre otras. Por un lado, Dios nos desborda en su misma naturaleza; no podemos imaginarnos siquiera un ser que resulta infinitamente superior a nosotros en todos sus atributos. La perfección, como el infinito, la eternidad, la Causa Primera son realidades que podemos pensarlas como entidades abstractas, como conceptos de la Matemática o de la Metafísica, pero no podemos abarcarlo racionalmente más que en un discurso puramente formal como rasgos de la esencia de un ente, como la naturaleza de una entidad viva, que actúa con las excepcionales cualidades que de ellas se derivan (omnipotencia, omnisciencia, acto puro, simple o no compuesto de partes, identidad de esencia y existencia...). Por otro, y relacionado necesariamente con lo anterior, la verdad de Dios no es transmisible en su totalidad como puedan serlo otro tipo de conocimientos complejos. El conocimiento de la verdad de Dios no es un mero patrimonio cognoscitivo o intelectual: es un saber que nos transforma radicalmente como personas, que nos hace categorizar el mundo, la existencia y a nosotros mismos desde una perspectiva, desde una mirada completamente novedosa, que tiene efectos directos en nuestras vidas y en nuestro entorno.

Por ello la aparentemente enigmática afirmación que formula el Señor es coherente: "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena." Dios, por medio del Espíritu Santo, se nos va revelando poco a poco a cada uno de los que entregamos nuestro corazón (con nuestras numerosas y profundas limitaciones). Dios se va desvelando paulatinamente a aquel que lo ama. Y lo va haciendo en la medida que ese alma puede ir digiriendo, valga la expresión, el amor del Padre. Somos muy débiles para abrazar un amor tan alto, un amor tan fuerte, para entregarnos a un corazón tan inmaculado. Nadie logra ser capaz de tal unión en esta vida, pues aun los mayores místicos describen episodios fragmentarios, muy intensos para nuestra naturaleza, pero ínfimos comparados con el goce de la unión beatífica en la gloria de Dios. Pero a cada uno de los que le aman, y en la medida de la apertura de su alma, Dios por medio del Espíritu Santo va dejando huellas de su presencia y de su amor. Además, como recordaba León Felipe en un poema que colgué aquí hace ya tiempo, Dios se va revelando por caminos únicos para cada cristiano, irrepetibles, en consonancia con la profunda verdad que nos constituye: existimos porque Dios lo quiso, por su voluntad divina. Y lo quiso porque nos quiere. Somo proyectos de Dios, somos designios de Dios, somos hijos de Dios que buscan su plenitud en la unión, en el conocimiento del Padre.

El poema de Rilke (qué originalísima y profunda su espiritualidad, y la expresión de ella) que hoy he escogido habla de la vivencia de esa transformación cuando Dios se aparece en nuestra vida dejándonos esas gotas luminosas de amor y conocimiento. Rilke nos dice que cuando toca fondo, en las horas más oscuras, Dios le levanta calladamente, dulcemente. El poeta comunica una experiencia muy profunda: cuando el Espíritu Santo actúa es como si el cielo de nuestra alma se abriera, se desembarazara de todas las ligaduras que nos atan a nuestras miserias, a nuestra vida de dolor y frustración, haciéndonos entrever un infinito posible no imaginado, que descubrimos como recién nacidos a un amor que desconocíamos que podía existir, pero que nos habita. Es bellísima (¡enorme Rilke! -enorme por gracia de Dios-) la imagen del árbol que abraza al muchacho muerto para expresar esa resurrección del alma al contacto, iluminada por el Espíritu del Señor.

Por desgracia, mis horas más oscuras no siempre acaban bien, pero doy fe como modesto notario de esta experiencia rilkeana que en mis horas más bajas el Espíritu Santo me ha dejado vislumbrar y sentir, siquiera fugazmente, en varias ocasiones un infinito en mi vida que, habitándome, no me pertenece, pero que es lo más verdadero de mi ser. Si yo soy algo es esa certeza de infinito que el Espíritu Santo ha concedido mostrarme. De esos momentos vivo. Por esos momentos moriré.

martes, 23 de mayo de 2017

Lecturas del día, martes, 23 de mayo. Poema "Canto de resurrección" de Luis Felipe Vivanco

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,22-34):

En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que les arrancaran y que los azotaran con varas; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, él los cogió, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo. A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los presos los escuchaban. De repente, vino un terremoto tan violento que temblaron los cimientos de la cárcel. Al momento se abrieron todas las puertas, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo lo llamó a gritos, diciendo: «No te hagas daño alguno, que estamos todos aquí». El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó fuera y les preguntó: «Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?» Le contestaron: «Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia». Y le explicaron la palabra del Señor, a él y a todos los de su casa. A aquellas horas de la noche, el carcelero los tomó consigo, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos; los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 137,1-2a.2bc.3.7c-8

R/.
Señor, tu derecha me salva

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario. R/.

Daré gracias a tu nombre
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.

Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,5-11):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

Palabra del Señor
 
Poema:
Canto de resurrección de Luis Felipe Vivanco
 
Hoy quiero cantar mi amor sobre todas las cosas
y que mi voz llegue a tu oído con su tristeza verdadera.
Hoy quiero decirte lo que soy, para que tú comprendas
la soledad del hombre.

Quiero huir de todas mis palabras antiguas, para volar a ellas.
A través del mar, y de las montañas, y de los días de
ilusión y de encendimiento,
a través del sueño, y del pensamiento, y de los amigos [verdaderos,
a través de todo te amo y te llevo en mi corazón con
una llama purísima ensalzada.

¡Quiero cantar mi amor sobre todas las cosas
porque llevo dentro de mí el dolor de todo lo que he callado
en tu presencia!

Y hoy, Viernes Santo, con los altares desnudos, como torres sin [campanas,
con el cuerpo blanco de Cristo muerto y la soledad de María,
con el corazón fortalecido por ese dolor que procede de la [esperanza,
hoy quiero que mi voz ahonde en su propia miseria de criatura.
Quiero cantar mi amor con el recuerdo de tu nombre.

Tú sabes que la mano de Dios es un consuelo y que no se puede [pedir otro.
Tú sabes que la raíz del hombre está en su clara voluntad divina.
Y yo quiero que la prueba más alta de mi fe preceda a mi canto:
¡Señor, hágase tu Voluntad y no la mía!

En el silencio de la tierra y en el silencio de los cielos
una dulce flor ha nacido para mi locura.
Todo calla, y mi alma aspira el aroma de su viva presencia [sensible.
La distancia, y el silencio, y el misterio se encienden,
para que su hermosura se aposente en mis ojos.
Nuestras palabras se juntan en el aire sereno,
nuestros labios se sienten humildes como capullos entreabiertos.
Tú estás a mi lado, y yo siento el principio de tu confianza.
Tú eres una mujer que derramas el llanto sobre el paisaje,
atraes a tu cintura flexible el fino resplandor de la lejanía.
Y yo soy un hombre que estoy a tu lado,
y pierdo tus sonrisas porque estoy soñando contigo.

Yo me levanto en mí con el nombre del Señor en mis labios,
decidido a estar siempre como al alcance de su voz humana.

Tú eres una criatura nada más, pero tengo fe en ti.
Yo te veo desde la altura de mis días y desde mis ensueños [terminados.
Yo quiero levantar sencillamente tu alegría para después residir en [ella,
pero pierdo mis ilusiones con la misma ternura, con el mismo
temblor en el alma.
Ya que no tu alegría levantada por mí, aquí están el temblor y la [ternura.
Ya que no tus ojos profundos acariciando mi vida,
aquí está mi voluntad que todo puede quererlo.

¡Mi amor sobre todas las cosas!
Mi amor en las palabras para hablar lentamente contigo,
mi amor en las miradas para ver contigo los árboles y en
ellos la primavera y el otoño,
mi amor en los libros para envolver tu juventud con sus páginas [preferidas,
mi amor en las penas para sufrir contigo como dos niños solos,
mi amor en la alegría para ser a tu lado la encarnación del sueño.

Frente a ti he llegado al límite de mí mismo.
Me conozco en mi oscuridad, me conozco en la pura intensidad de [mi anhelo.
Todo está consumado en mis ojos y en mi sangre.
Tú estás sola, presidiendo el sereno dolor que reina en mi locura.
Tú estás en mí como amor: amor preciso, loco, verdadero, triste y [desierto.
Mi amor es un desierto que busca su horizonte sencillo
en tu débil voluntad silenciosa.
Mi amor nada te pide, pero atiende al silencio de tu sombra [profunda.

Tú profunda, tú incierta y misteriosa.
¿Dónde está nuestra alegría? ¿Dónde está nuestra dicha?
¿Dónde está nuestro gozo?
Mi alegría y mi gozo están en mis ojos cuando te miran y te ven [cercana,
y descubren tu abierta intimidad, como la lumbre excelsa de los [cielos.

Mañana será día de gloria y de resurrección.
¡Que mi amor resucite en tu pecho dulcísimo!
¡Que tus ojos me miren, renovando la gloria de otros días azules!
¡Mañana, con el aire engalanado! Pero no he de decir siempre: [mañana.
¡Que la esperanza se cumpla en la alegría!
¡Que la gloria descienda al corazón!
Un cuerpo luminoso sube a los cielos.
Los hombres estamos obligados a la sangre más alta.
Todo nuestro misterio reside en la luz.
¡Oh amor, somos criaturas y la luz nos ensalza!
¡Yo siempre me sentiré unido a ti en la luz!
¡Por encima del aire y del silencio mi amor solo en la luz [resucitada!
Mi amor que eres tú, y tu nombre pequeño, preferido en mis [labios.
Y tú también llevas la luz en tus ojos, la claridad más sola, el [misterio,
la gracia de la esposa,
la obediencia en la luz, la mano del Señor, el consuelo perfecto
de su voz humana.

¡Hoy quiero cantar mi amor que eres tú, y mañana serás
toda la luz del cielo! 

lunes, 22 de mayo de 2017

Lecturas del día, lunes, 22 de mayo. Poema "Si soñaras siempre, si amaras..." de José Hierro

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,11-15):

Nos hicimos a la mar en Tróade y pusimos rumbo hacia Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, primera ciudad del distrito de Macedonia y colonia romana. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que había un lugar de oración; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: «Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa». Y nos obligó a aceptar.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b

R/.
El Señor ama a su pueblo

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,26–16,4a):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

Palabra del Señor
 
Poema:
"Si soñaras siempre, si amaras..." de José Hierro
 
Si soñaras siempre, si amaras
olvidándote, abandonándote...

Pensaría por ti las cosas
dejando que me las soñases.
Con mi velar y tu soñar
el camino sería fácil.
Yo daría los nombres justos
a los sueños que deshojases.
Encontraría para ellos
la voz que los encadenase,
la forma exacta, la palabra
que los llena de claridades.
Me acercaría hasta ti como
si fueses una orilla madre.
 
Y qué descanso dar al alma
sombras que el alma apenas sabe.
Yo no diría de ti: era 
blanca y hermosa y joven y ágil;
tenía bellos ojos tristes
abiertos solo a realidades.
Yo diría de ti: es mi fresca
raíz que de los sueños nace,
la música de mis palabras,
el hondo canto inexplicable,
la prodigiosa primavera
que en las hojas recientes arde,
el corazón caliente que ama
olvidándose, abandonándose.

Tú lo sabrás un día. Entonces
será demasiado tarde.  

domingo, 21 de mayo de 2017

Lecturas del día, domingo, 21 de mayo. Poema "A este hombre..." de Luis Pimentel. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (8,5-8.14-17):

En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaría había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por ellos, para que recibieran el Espíritu Santo; pues aún no había bajado sobre ninguno; estaban solo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 65,1-3a.4-5.6-7a.16.20

R/.
Aclamad al Señor, tierra entera

Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.

Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos en él.
Con su poder gobierna eternamente. R/.

Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (3,1.15-18):

Queridos hermanos: Glorificad a Cristo el Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza, pero con delicadeza y con respeto, teniendo buena conciencia, para que, cuando os calumnien, queden en ridículo los que atentan contra vuestra buena conducta en Cristo. Pues es mejor sufrir haciendo el bien, si así lo quiere Dios, que sufrir haciendo el mal. Porque también Cristo sufrió su pasión, de una vez para siempre, por los pecados, el justo por los injustos, para conduciros a Dios. Muerto en la carne pero vivificado en el Espíritu.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,15-21):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».

Palabra del Señor
 
Poema:
"A este hombre..." de Luis Pimentel
 
A este hombre que camina solo
por la inmensa soledad de la playa
yo le veo desde lo alto
y desde esta tarde que agoniza.

Acaso él no sepa que le espío
y que le encierro en mi verso:
me hacen dichoso sus pies descalzos
sobre la arena mojada.

Tras él
va dejando pequeños cielos moribundos.
(Jamás he visto el mar tan dulce
ni las rocas tan tiernas).

Su cuerpo es duro y tosco
sobre este lujo del paisaje.
Vive ahora dentro de una joya
y no sabe que camina
sobre preciosa seda
y que va dejando tras él
pequeños cielos moribundos.

Maravillosos sueños
que sus pies deformes y humildes
crean para mí.
 
Breve comentario
 
Ayer el evangelio incidía en la idea del destino que le esperaba a un cristiano en un mundo alejado del Señor. El juicio, la mirada que debería soportar aquél sería reflejo de la cruz de Cristo. Un mundo que no conoce al Señor no puede conocer a los que le siguen. Así, nos quedaba de esa lectura un cierto sabor amargo, aun cuando aquellas penas fueran compartidas ya por el Señor: si no somos del mundo, nuestro destino es fracasar en él, con lo que eso supone (dolor, soledad, incomprensión, cansancio...).

Hoy, sin embargo, el evangelio toma un cariz mucho más esperanzador: el Señor habita en el corazón del que le sigue, del que le ama y, amando, cumple sus mandatos. Afirma que no lo dejará solo y desamparado ante las cruces que la vida de los que le ignoran le impongan. Es más, enviará un espíritu nuevo que dirigirá no sólo cada alma fiel, sino a toda la comunidad cristiana, con lo que se asegura el cimiento mismo de la Iglesia y su labor evangelizadora y salvífica.
 
Buscando poemas que cuadrasen en algo con este mensaje, pensé elegir los que tuvieran como eje temático el sentimiento de soledad, de orfandad, de búsqueda de sentido. La literatura contemporánea es especialmente rica en este tipo de testimonios, dado que nunca como en los últimos doscientos años (y muy en especial durante el siglo XX) el hombre ha estado más alejado de Dios. Intentando reflejar la carga de esperanza del evangelio de hoy, también quise buscar poemas de índole amorosa en los que el amante reclama del amado que habite en su alma por años sin término. Las mujeres poetas (más que los varones poetas, a mi juicio) son especialmente agudas y profundas en describir con una transparencia muy valiente y sincera esa necesidad de amor, de acogimiento y de entrega absoluta. También en el siglo XX (e incluso en el XIX) no han faltado mujeres valientes que han sabido mostrar su capacidad para expresar su feminidad más profunda, terrenal a la vez que trascendente. Al final, me decidí por este poema de Pimentel de dudosa relación, en un primer vistazo, con el pasaje que nos ocupa.
 
Como decía al comienzo, si en el evangelio de ayer lo importante parecía la mirada de los otros sobre el cristiano, hoy parece serlo la mirada de Dios sobre aquél. ¿Cómo nos mira Dios? ¿Cómo juzga nuestros actos y nuestras intenciones, nuestros pensamientos y palabras, nuestros deseos y nuestra voluntad? La respuesta es sencilla: en función del amor que alberguemos en todo ello. Y como sabemos, la medida de nuestro amor está en la medida de nuestro seguimiento de Él, del respeto a sus mandatos. Es muy difícil describir o reflejar la mirada de Dios. En primer lugar, porque nadie la ha visto todavía (nadie que esté vivo, evidentemente). En segundo lugar, porque la misericordia, como la ira de Dios, es inimaginable para nosotros; la tendemos a antropomorfizar para aproximarnos a semejantes realidades. Nuestra existencia, la realidad entera está atravesada por la dimensión trascendente: no existe sólo lo que vemos, tocamos o percibimos. Pero lo cierto es que vivimos en el estrecho marco de nuestras capacidades: nuestra perceptibilidad, nuestro entendimiento, nuestros juicios... Para relacionarnos con Dios debemos dar un salto sobre nosotros mismos, por decirlo así; un salto que nuestra naturaleza permite. En general, vivimos bastante ciegos con respecto a esa dimensión trascendente de nuestra vida, sumidos en lo que nos ocurre sin sacar las lecturas adecuadas, sin comprender en verdad hacia dónde va nuestra vida más allá de las decisiones que tomamos y de nuestros éxitos y fracasos. Por ello, he elegido un poema que refleja ese salto, la mirada de un otro que nos descubre o resignifica desde parámetros que nosotros ni sospechábamos. La mirada del artista, en este caso del poeta, es lo más parecido a la mirada divina en cuanto que percibe lo que a la mayoría se le escapa, en cuanto que sabe leer donde nadie ve nada, en cuanto que sabe expresar y definir lo que en principio parece indefinible por inexistente. Por favor, no encontréis en esto ejercicio alguno de engreimiento o egolatría: si algunos son capaces de crear en la medida en que el hombre es capaz de ello, es precisamente porque el Señor ha concedido al género humano esa gracia, participar de esa cualidad divina.
 
Y la elección de este poema no obedece a otra intención más que la de meditar sobre cómo nos mira Dios a cada uno (que los demás ya sabemos o intuimos con bastante acierto como lo hacen). En el poema de Pimentel no me identifico con la mirada amorosa del poeta/Dios (en estos tiempos tan tristes muchos pensarán que es un poema sobre la atracción homosexual); yo me imagino ser ese caminante que pasea sumido en su soledad, en sus padecimientos, en su tal vez desamparo u orfandad, ajeno a la belleza del lugar, ajeno a lo bueno que anida en él, incapaz de trascender a lo cotidiano que le ocupa y le preocupa, incapaz de levantar la mirada al horizonte... ¡Cuántas veces he sido y soy así! Pero Dios nos mira de otra forma, al menos a los que intentamos tan tan torpemente seguirle: nuestras huellas en la arena son "pequeños cielos moribundos"; la arena y las rocas, "dulces" y "tiernas" como nunca; y la playa misma "preciosa seda". No importan mis "pies deformes y humildes" ni mi cuerpo "duro y tosco": gracias al amor de Dios vivimos ya "dentro de una joya", si le amamos, incluso aunque algunos no sepamos amarlo. Esta es la vida del Espíritu, amigos. Levantemos la mirada sobre nuestras cuitas y ocupaciones, y sepamos verlo actuar en nuestras vidas, cómo nos va acompañando, cómo nos va cuidando, cuál es su mirada de amor.

sábado, 20 de mayo de 2017

Lecturas del día, sábado, 20 de mayo. Poema "Padre, perdónalos porque no saben qué hacen" de Antonio Carvajal


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,1-10):

En aquellos días, Pablo llegó a Derbe y luego a Listra. Había alli un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de una judía creyente, pero de padre griego. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso que fuera con él y, puesto que todos sabían que su padre era griego, por consideración a los judíos de la región, lo tomó y lo hizo circuncidar. Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día. Atravesaron Frigia y la región de Galacia, al haberles impedido el Espíritu Santo anunciar la palabra en Asia. Al llegar cerca de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Tróade. Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos». Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 99,1-2.3-5

R/.
Aclama al Señor, tierra entera

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,18-21):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

Palabra del Señor

Poema:
"Padre, perdónalos porque no saben qué hacen" de Antonio Carvajal

Desde la cima llamo; desde el alto
dolor de un cuerpo en llagas y desnudo,
clamo hacia ti, por ellos, que me tienen
desnudo, herido,

sin saber para qué, por qué lo hicieron.
No es esta desnudez lo que me duele
ni sus bocas de cieno en mis mejillas
como larva viscosa

de podredumbre, ni esta herida sucia
por no sé qué maldad que yo esperaba,
por no sé qué maldad que yo sabía
en sus pechos crecida.

Me dueles tú, que no apartaste el cáliz.
Me hieres tú, con tu silencio. Tú,
que me has desamparado. No te enojes
con ellos, no te ensañes

con su maldad pequeña, tan mudable
como sus pocas horas. Tu perdón
es la esperanza sola que me queda,
la luz de mi agonía.

viernes, 19 de mayo de 2017

Lecturas del día, viernes, 19 de mayo. Poema "Cumpleaños de amor" de Ángel González

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,22-31):

En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir algunos de ellos para mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabá, y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad. Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Os mandamos, pues, a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas. Haréis bien en apartaros de todo esto. Saludos». Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la comunidad y entregaron la carta. Al leerla, se alegraron mucho por aquellas palabras alentadoras.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 56,8-9.10-12

R/.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora. R/.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,12-17):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Palabra del Señor
 
Poema:
Cumpleaños de amor de Ángel González
 
¿Cómo seré yo
cuando no sea yo?
Cuando el tiempo
haya modificado mi estructura,
y mi cuerpo sea otro,
otra mi sangre,
otros mis ojos y otros mis cabellos.
Pensaré en ti, tal vez.
Seguramente,
mis sucesivos cuerpos
-prolongándome, vivo, hacia la muerte-
se pasarán de mano en mano,
de corazón en corazón,
de carne a carne,
el elemento misterioso
que determina mi tristeza
cuando te vas,
que me impulsa a buscarte ciegamente,
que me lleva a tu lado
sin remedio:
lo que la gente llama amor, en suma.
Y los ojos
-que importa que no sean estos ojos-
te seguirán a donde vayas, fieles. 
 

jueves, 18 de mayo de 2017

Lecturas del día, jueves, 18 de mayo. Poema "Te busqué por la duda..." de Pedro Salinas. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,7-21):

En aquellos días, después de una larga discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros: «Hermanos, vosotros sabéis que, desde los primeros días, Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca la palabra del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, ha dado testimonio a favor de ellos dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué, pues, ahora intentáis tentar a Dios, queriendo poner sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús». Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo: «Escuchadme, hermanos: Simón ha contado cómo Dios por primera vez se ha dignado escoger para su nombre un pueblo de entre los gentiles. Con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: “Después de esto volveré y levantaré de nuevo la choza caída de David; levantaré sus ruinas y la pondré en pie, para que los demás hombres busquen al Señor, y todos los gentiles sobre los que ha sido invocado mi nombre: lo dice el Señor, el que hace que esto sea conocido desde antiguo”. Por eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios; basta escribirles que se abstengan de la contaminación de los ídolos, de las uniones ilegítimas, de animales estrangulados y de la sangre. Porque desde tiempos antiguos Moisés tiene en cada ciudad quienes lo predican, ya que es leído cada sábado en las sinagogas».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 95,1-2a.2b-3.10

R/.
Contad las maravillas del Señor
a todas las naciones


Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-11):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».

Palabra del Señor
 
Poema:
"Te busqué por la duda..." de Pedro Salinas
 
Te busqué por la duda:
no te encontraba nunca.

Me fui a tu encuentro
por el dolor.
Tú no venías por allí.

Me metí en lo más hondo
por ver si, al fin, estabas.
Por la angustia,
desgarradora, hiriéndome.
Tú no surgías nunca de la herida.
Y nadie me hizo señas
—un jardín o tus labios,
con árboles, con besos—;
nadie me dijo
—por eso te perdí—
que tú ibas por las últimas
terrazas de la risa,
del gozo, de lo cierto.
Que a ti se te encontraba
en las cimas del beso
sin duda y sin mañana.
En el vértice puro
de la alegría alta,
multiplicando júbilos
por júbilos, por risas,
por placeres.
Apuntando en el aire
las cifras fabulosas,
sin peso, de tu dicha.
 
Breve comentario
 
"Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor". No existe la menor contradicción en cumplir la Ley de Dios en toda su integridad y amar. Ley y misericordia no son siquiera las dos caras de una misma moneda, sino dos expresiones o dimensiones de una única verdad: sin el cumplimiento de sus mandatos no cabe la posibilidad de amar; y un amor sin ley no es amor ni puede serlo nunca. Es trágica esta confusión que se cultiva incluso entre las más altas instancias de la Iglesia de disociar lo que está unido en su misma esencia. La naturaleza de la verdad de Dios y, en consencuencia, de su creación está ordenada a un fin, que es la plenitud del amor. Ordenado al fin que es amar; es decir, que no podemos amar sin un orden que nos lleve a esa plenitud del corazón. El amor tiene su ley, que es la ley de Dios; el pecado, la voluntad humana que se afirma en el juicio propio frente o alejado del de Dios, lleva a la muerte, es decir, a la ausencia de plenitud, a la falta de amor, a su distorsión y falseamiento. No caben medias tintas: sólo en verdad amamos cuando respetamos la ley de Dios. Si no se da ese respeto, no puede existir el amor.
 
Así, llegamos a la revolucionaria conclusión, que ya conocían los primeros cristianos (hoy lo revolucionario es redescubrir el saber que la humanidad ha atesorado desde siempre y que hemos olvidado), de que los mandamientos no sólo no son expresión de la represión del espíritu humano, de limitación de nuestra libertad o cúmulo de prohibiciones al servicio de nuestra dominación y para esclavizarnos con la culpa y el miedo (conclusiones delirantes que se han establecido como dogmas en Occidente desde la Ilustración del XVIII), sino el camino para alcanzar nuestra plena realización como hombres libres, como los instrumentos para lograr vivir nuestra naturaleza en armonía con nuestro origen y con el final hacia el que tendemos: Dios principio y fin de toda existencia.

Es cierto que el camino del cristiano en un mundo que no reconoce a Dios, o que lo reconoce pero pactando con el pecado para poder vivir sin atenerse a la letra de su Palabra, es un camino plagado de sufrimientos, de cruz. Jesús murió crucificado, signo que nos revela las cruces que a su vez deberemos soportar en nuestra vida. Pero la cruz no es más que el triunfo del amor, pues no sólo fue el medio por el que vencer a la muerte, sino el modo por el cual somos redimidos de nuestros pecados y reiniciar así ese vínculo de amor con Dios en el seguimiento de su ley.

Ya he revelado en otras ocasiones en este mismo espacio que mi descubrimiento de Dios fue a través del dolor. Esta es una experiencia sumamente común en la mayoría de las conversiones. Pero si uno se convierte no es porque sufre, porque se siente clavado en la cruz, sino porque se siente amado. La experiencia de conversión o de fe en los afortunados que siempre hayan creído es ante todo una experiencia de amor. En esa experiencia de amor la ley de Dios, que está como nos dice Jesús inscrita en nuestros corazones, se impone en nuestra alma con la misma naturalidad con que abre una flor. No hay dicotomías, falsas de toda falsedad, entre ley y caridad, sino la más íntima identidad de naturaleza y de fines.

Por todo ello, he escogido este poema de Salinas, que en una primera lectura pudiera parecer casi una provocación irreverente para ciertas sensibilidades deformadas por estas alienantes divisiones (hay alienación tanto en aquellos que consideran que la ley de Dios es hostil a la felicidad del hombre, como aquellos que defienden la tesis de que su amor es un moralismo que se rige por preceptos). En efecto, Dios no está en la duda, ni en el dolor, en la herida o en la angustia, aunque éstas sean realidades que nos pueden poner en camino hacia Él. Dios no es duda, dolor, herida ni angustia: es, como dice el poeta, dicha, júbilo, beso, risa, gozo, placer, "vértice puro de la alegría alta". Y este amor es ley; se llega a él de un determinado modo, y no de otros. Sigamos este camino que Dios nos ha señalado, pues es un camino de amor, un amor que es ley, una ley que es amor. Si no, no se podría entender, a pesar de toda la incomprensión del mundo, sus palabras cuando hacía referencia a que su yugo es llevadero y su carga ligera (Mt 11,30).

miércoles, 17 de mayo de 2017

Lecturas del día, miércoles, 17 de mayo. Poema "Ante las viñas abrasadas por el invierno..." de Antonio Gamoneda. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-6):

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo: «Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés». Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 121,1-2.4-5

R/.
Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestro pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor

Poema:
"Ante las viñas abrasadas por el invierno..." de Antonio Gamoneda 

Ante las viñas abrasadas por el invierno, pienso en el miedo y en [la luz (una sola sustancia dentro de mis ojos),

pienso en la lluvia y en las distancias atravesadas por la ira.


Breve comentario

Sin el Señor no podemos nada. Él es quien nos da primero el ser; luego, el ser sarmiento suyo, de su vid. Y por Él, al mantenernos unidos a su tronco, podemos dar fruto. Si no permanecemos en Él, seremos sarmientos estériles, sin fruto, y el Señor nos tratará en la misma medida que le hemos tratado a Él: nos desechará, y seremos expulsados de su presencia, para caer en la condenación de la esterilidad perpetua.

Es bueno subrayar otro hecho que no debe pasar desapercibido: al sarmiento que da fruto, el Padre que cuida de su viña lo podará para que dé más fruto. Podar, cortar son imágenes en principio que pudieran parecer duras o negativas: algo que sale bueno se le secciona una parte. En agricultura esto tiene todo sentido, y la tarea de podar es vista con toda naturalidad por el labrador como cualquier otra tarea del campo. Pero como es un símil del alma humana, requiere de cierta explicación. Podar aquí puede asimilarse al sentido de educar, de guiar, de sacar de algo lo mejor que alberga todavía en potencia. Podar en psicoanálisis, como toda imagen asociada a la mutilación, a la sección de algo (más aún de algo que crece), representa en el inconsciente humano (sí, amigos, no sean obtusamente realistas: el inconsciente existe) un símbolo de la castración. Si al alma que incipientemente bien asociada a su tronco, la dejamos crecer sin guía, empujada por esa primera fertilidad, probablemente comenzará a alejarse de la raíz madre de la que toma la energía: acabará creyendo que da fruto por sí misma. Así, el sarmiento tenderá a creerse vid de sí mismo. Esta vanidad del alma productiva necesita ser, en efecto, podada, mutilada, castrada del orgullo que da un éxito fácilmente logrado, del olvido desagradecido de quien es la fuente de toda fertilidad. La poda educativa y moral es absolutamente necesaria, más conociendo como es el alma humana de débil ante la tentación del orgullo. Y al orgullo Dios lo arranca de cuajo.

Como el poeta, ante mis muertes interiores, ante el invierno que me quema o me poda, pienso en mis miedos y mis iras, en toda las lluvias que me han caído a tiempo y a destiempo, en todas las distancias que he recorrido y en las que me quedé parado; y en la luz que me permite dar algún fruto, me temo siempre muy escaso y pobre. Necesito dar más fruto; debo dar más fruto. La poda es necesaria...

martes, 16 de mayo de 2017

Lecturas del día, martes, 16 de mayo. Poema "Desenlace" de Derek Walcott. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,19-28):

En aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo ya por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad. Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,10-11.12-13ab.21

R/.
Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,27-31a):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo».

Palabra del Señor
 
Poema:
Desenlace de Derek Walcott 

Yo vivo solo
al borde del agua sin esposa ni hijos.
He girado en torno a muchas posibilidades
para llegar a lo siguiente:

una pequeña casa a la orilla de un agua gris,
con las ventanas siempre abiertas
hacia el mar añejo. No elegimos estas cosas.

Mas somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, los años pasan,
dejamos caer el peso pero no nuestra necesidad

de cargar con algo. El amor es una piedra
que se asentó en el fondo del mar
bajo el agua gris. Ahora, ya no le pido nada a

la poesía sino buenos sentimientos,
ni misericordia, ni fama, ni curación. Mujer silenciosa,
podemos sentarnos a mirar las aguas grises,

y en una vida inmaculada
por la mediocridad y la basura
vivir al modo de las rocas.

Voy a olvidar la sensibilidad,
olvidaré mi talento. Eso será más grande
y más difícil que lo que pasa por ser la vida.


Winding up

I live on the water,
alone. Without wife and children,
I have circled every possibility
to come to this:

a low house by grey water,
with windows always open
to the stale sea. We do not choose such things,

but we are what we have made.
We suffer, the years pass,
we shed freight but not our need

for encumbrances. Love is a stone
that settled on the sea-bed
under grey water. Now, I require nothing

from poetry but true feeling,
no pity, no fame, no healing. Silent wife,
we can sit watching grey water,

and in a life awash
with mediocrity and trash
live rock-like.

I shall unlearn feeling,
unlearn my gift. That is greater
and harder than what passes there for life.

Breve comentario

"La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde", nos dice hoy el Señor. ¿De qué paz nos habla? ¿Cómo nos la da? Si no es la paz del mundo, ¿cuál es su paz?

Suele ser habitual pensar que paz significa ausencia de problemas o de conflictos. En esos casos, la paz nos exigiría alejarnos del mundo, de sus preocupaciones, de sus anhelos, de sus ambiciones e intereses. Hay mucha verdad en ello. El mundo es por definición la antítesis de la serenidad, del equilibrio, de la armonía. Quien está en el mundo no puede aspirar a la ausencia de conflicto. Así, la vida contemplativa nació hace muchos siglos en Occidente fruto de esta certidumbre: el mundo y su tráfago alejan de Dios, y alejándonos de Él, nos aleja de nosotros mismos. Sin embargo, sólo a una minoría Dios concede la gracia de esa vocación. La mayoría de los cristianos debemos estar en medio del mundo, aunque, como sabemos por sus propias palabras, no seamos del mundo.

La paz que Dios nos concede es una experiencia de su presencia en nuestra vida que se expresa tanto en una relación personal operativa (es decir, que produce efectos), como en la oración, los sacramentos y la fe compartida en comunidad en torno a su Palabra. En la medida que sintamos esa presencia, nuestro corazón no debe turbarse ni acobardarse ante las dificultades, ante ese mundo lleno de conflictos, de pecado y de fragilidad. Por otra parte, aunque no seamos del mundo, somos del mundo en cuanto que siempre necesitamos de la gracia de Dios para evitar ser demasiado mundanos, pues todos estamos marcados por el pecado y por la fragilidad.

Hay otra forma de buscar la paz que es la que queda expresada por el poeta que he elegido para las lecturas de hoy: la del que se aleja del mundo hastiado de él, y se refugia como forma de protegerse de su influencia y como expresión de desprecio al mismo (y también de algún modo a uno mismo en cuanto que la experiencia de vida se evalúe como fracaso). Es ésta una tentación. El sufrimiento repetido, la soledad, la incomunicación, la terrible alienación que provoca en cualquiera un mundo sin alma, de relaciones banales y convencionales, nos hace ocultarnos, replegarnos sobre nosotros mismos, en un acto defensivo muy comprensible. Cuando se busca la soledad sin Dios, ser una roca insensible ("vivir al modo de las rocas") cuando se es un hombre, cuando se quiere pasar desapercibido entre "la mediocridad y la basura", lo que se pretende en definitiva es una forma de morir, viviendo una paz que es sólo extirpación del conflicto por extirpación de la vida. Dios no busca que dejemos de desear, como es la aspiración última del budismo, ni que nos transformemos en lo que no somos, cosa siempre imposible: Dios quiere transformar el mundo y a los hombres por medio del amor, del cual su Hijo es el modelo perfecto a seguir. Es la máxima aberración de un alma mundana pensar que el amor es una roca sepultada en aguas cenagosas.

Así, por medio de Jesús, el Padre nos concede esa paz, y busca que ella sea conocida por el mundo a través de nosotros. Es cierto que en este camino la tentación que expresa Walcott de aislarse es fuerte, pues el mundo tiende a la dirección opuesta, y todo lo que se opone a su inercia siempre acaba siendo arrollado por aquel. Pero la cruz de vivir en medio del mundo sin ser del mundo es nuestra fuerza: es la paz que Dios nos da.

...Y además la poesía, la que está repleta de verdad, de bien y de belleza, nunca es una "silent wife".