sábado, 30 de abril de 2016

Lecturas del día, sábado, 30 de abril. Poema "Cine de barrio" de María Elvira Lacaci. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,1-10):

En aquellos días, Pablo fue a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de un griego y de una judía creyente. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso llevárselo y lo circuncidó, por consideración a los judíos de la región, pues todos sabían que su padre era griego. Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las Iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día. Como el Espíritu Santo les impidió anunciar la palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y Galacia. Al llegar a la frontera de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Troas.
Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Ven a Macedonia y ayúdanos.»
Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 99,1-2.3-5

R/.
Aclama al Señor, tierra entera

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,18-21):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra." Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Cine de barrio de María Elvira Lacaci
 
Lloraba
sórdidamente por mi leve garganta,
por donde resbalaban
tímidamente las palabras húmedas,
las palabras sin nombre todavía.
Respiraba
con lentitud
forzada, para que mi agonía
no se lanzara presurosa al aire,
porque a mi alrededor
había mucha gente. Estaba
en la deshilvanada y familiar cola
de un pequeño cine de barrio: el "Chamberí"
(donde las butacas habían de estar calientes -era de sesión continua-,
donde un vaho maloliente
penetraría
por mis poros
durante más de dos horas,
donde, acaso, una "extraviada " pierna
rozaría la mía
y un taconazo afiladísimo
intentaría hacerle comprender a aquel podrido hueso,
su humana condición
de animal primitivo,
donde...),
y me puse a observarla.
Novios, de los que luego parecería estaban ocupando
una sola butaca.
Niños que, mientras daban puntapiés en el asiento de delante,
irían alfombrando la sala
de cacahuetes o pipas.
Hombres y mujeres de una edad ya madura,
pero infantiles, sencillos, que se reirían estrepitosamente
cuando el protagonista, al resbalar y caerse,
se embadurnara la cara
con una tarta de crema, o llorarían
con idéntica facilidad
ante cualquier lance folletinesco, e irían
alternando las carcajadas y el llanto
con un gran bocadillo de tortilla.

Sí, allí estaban todos
esperando su turno para tomar la entrada.
Contentos, felices con sus pequeñas aspiraciones
satisfechas. Para ellos
aquel rato de cine
vendría a ser
como una continuidad de lo que llevaban dentro.
Como un esparcimiento honesto
tras una jornada de intenso trabajo.
De pronto me miré, me miré hacia dentro y comprendí
que yo allí desentonaba, ya que mi alma,
no estaba acorde con la levedad del momento,
porque lo único
que iba buscando allí
era
una pequeña muerte de dos horas y pico. 
 
Breve comentario
 
Nos habla hoy el Señor sobre el odio del mundo a los que predican la Verdad, que sería el mismo odio que tuvieron con Él cuando la anunciaba. En efecto. Pero el odio, dicho coloquialmente, va por barrios; y el mundo es una ciudad muy amplia. En general, se puede decir que sólo se odia la Verdad allá donde Dios sigue siendo importante. El odio supone una relación emocional y vital muy intensa, no menor a la del amor. El odio exige compromiso, identidad, convicción. Como el amor. ¿Se odia a Dios en Occidente? No, pues ya no importa nada, en general. Se odia aquellas consecuencias morales de creer en un Dios católico, como el rechazo al divorcio, al aborto, a la anticoncepción, a los gaymonios, a las relaciones sexuales antes o fuera del matrimonio, a la manipulación embrionaria, a la reproducción artificial... Se odia las consecuencias que implica la Verdad, pero ignorando olímpicamente la Verdad misma, que ya no interesa a casi nadie. En los lugares donde Dios es importante (Israel, países musulmanes y africanos, etc.) puede existir respeto o un odio religioso furibundo.
 
Occidente se parece con respecto a Dios a esos espectadores adocenados (o más bien "masa", en sentido marxista) de cine de barrio que describe de forma inmisericorde la poeta Mª Elvira Lacaci. Sustitúyase el cine de barrio por el centro comercial, los bañistas playeros o los aficionados al esquí, y no cambia el contenido de la descripción. En Occidente lo que importa es gozar, en el sentido más burdo de la expresión, pues la experiencia cotidiana de sus vidas no es menos burda que sus ocios ("aquel rato de cine/vendría a ser/como una continuidad de lo que llevaban dentro.") Es más, hasta Jesús tiene buena prensa en no pocos ateos: un tipo majete, justiciero, algo ingenuo y muy idealista...; de haber existido y de ser cierto lo que se dejó escrito de Él, claro. La muerte social de los católicos en Occidente tiene más que ver con la muerte por inanición que por una persecución o denuncia propiamente dicha, salvo cuando nos ponemos pesados con eso de la moral y las consecuencias sociales y prácticas de creer en lo que profesamos. Hoy no pasamos de ser, incluso en nuestro decadentísimo país España (literalmente en vías de extinción como las especies raras, con la plena pasividad o, peor, complicidad de su ignorante pueblo -el del cine de barrio de Lacaci-), no pasamos de ser, digo, más que una "opción" de vida más, como lo pueda ser cualquier otra religión o, peor aún, cualquier moda pasajera.
 
Ojalá nos odiaran por ser católicos: eso significaría que estamos vivos y que Dios y su Verdad importan. A mí, desde luego, sólo me odian los ferroviarios y los autobuseros porque les exijo que cumplan sus horarios; y algunos propietarios de perros por demandarles que lleven sus mascotas con correas. Esta es la lamentable situación en Occidente. "...¿Dios?... ¿Jesús?... ¿La Verdad?... ...Y eso ¿para qué sirve? Oye, están echando una muy buena en el cine..." Y lo peor es que los católicos, sin necesidad de ser poetas ni sufrir depresivas hiperestesias como Lacaci, buscaremos en esos ocios una cierta plenitud, pues tal vez nuestra religiosidad, mundanizada, sea menos satisfactoria que la última bobada que echen en un cine de barrio.

viernes, 29 de abril de 2016

Lecturas del día, viernes, 29 de abril. Poema "El templo vacío" de Leopoldo Panero. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1,5–2,2):

Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Sí decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 102

R/.
Bendice, alma mía, al Señor

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades,
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R/.

Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos,
para los que guardan la alianza. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor

Poema:
El templo vacío de Leopoldo Panero

No sé de dónde brota la tristeza que tengo.
Mi dolor se arrodilla, como el tronco de un sauce,
sobre el agua del tiempo, por donde voy y vengo,
casi fuera de madre, derramado en el cauce.

Lo mejor de mi vida es el dolor. Tú sabes
cómo soy. Tú levantas esta carne que es mía.
Tú esta luz que sonrosa las alas de las aves.
Tú esta noble tristeza que llaman alegría.

Tú me diste la gracia para vivir contigo.
Tú me diste las nubes como el amor humano.
Y al principio del tiempo, Tú me ofreciste el trigo,
con la primera alondra que nació de tu mano.

¡Como el último rezo de un niño que se duerme,
y con la voz nublada de sueño y de pureza
se vuelve hacia el silencio, yo quisiera volverme
hacia Ti, y en tus manos desmayar mi cabeza!

Lo mejor de mi vida es el dolor. Tú hiciste
de la nada el silencio y el camino del beso,
y la espuma en el agua para la tierra triste,
y en el aire la nieve donde duerme Tu peso.

¡Señor, Señor! Yo he hecho mi voluntad. Yo he hecho
una ley de mi orgullo, pero ya estoy vencido.
Como una madre humilde que me acuna en su pecho
mi espíritu se acuesta sobre el dolor vivido.

Sobre la carne triste, ¡sobre la silenciosa
ignorancia del alma como un templo vacío!
¡Sobre el ave cansada del corazón que posa
su vuelo entre mis manos para cantar, Dios mío!

Soy el huésped del tiempo; soy, Señor, caminante
que se borra en el bosque y en la sombra tropieza,
tapado por la nieve lenta de cada instante,
mientras busco el camino que no acaba ni empieza.

Soy el hombre desnudo. Soy el que nada tiene.
Soy siempre el arrojado del propio paraíso.
Soy el que tiene frío de sí mismo. El que viene
cargado con el peso de todo lo que quiso.

Lo mejor de mi vida es el dolor. ¡Oh lumbre
seca de la materia! ¡Oh racimo estrujado!
Haz de mi pecho un lago de clara mansedumbre.
¡Señor, Señor! Desata mi cuerpo maniatado.  

Breve comentario 

"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera", dice el Señor. ¡Cuándo aprenderemos a abandonarnos a Ti! Mientras, el mal acecha, como siempre, en el quicio de nuestras puertas. ...Hasta que aprendamos, hasta que aprendamos...

He colgado ya más de doscientos poemas en los escasos meses de trayectoria de este pequeño rincón sin nombre. El de hoy es de esos poemas con los que uno se identifica por completo. ...Por completo... Voy hacia Ti, Señor, como puedo. Me resulta difícil aún dejarme hacer por Ti, hombre de poca fe que soy. Y aún así, ¡cómo me trabajas, cómo me trabajas! ...Toda una vida de dolor, y suma y sigue. Desata mi alma maniatada...

No estoy de acuerdo con otro magnífico poeta que del dolor también sabía "algo" (era todo un maestro en esta materia), del que he colgado varios poemas aquí, el checo Vladimir Holan, que cerraba su impresionante libro Dolor con este poema:

PERO

El dios de la risa y los cantos hace ya tiempo
que cerró tras de sí la eternidad.
Desde entonces sólo de vez en cuando
resuena en nosotros un recuerdo agonizante.
Pero desde entonces sólo el dolor
no alcanza nunca la dimensión humana,
es siempre mayor que el hombre,
y sin embargo tiene que caberle en el corazón.  

No, el dolor nunca desborda la dimensión humana, y le cabe en el corazón, siempre, aunque muramos de dolor. El dios de la risa y los cantos no es que haya cerrado ninguna eternidad tras de sí, sino que la ha abierto para que pasemos, si es que hablamos del Dios que sabe que no hay risa sin llanto, ni canto sin silencio. Un dios sólo de risas y cantos, es un dios risible y sin oído para escucharnos (menos aún para cantar). Debemos pasar por la cruz para reír y para cantar definitivamente. Incluso aunque reconozcamos  que lo mejor en nuestra vida es el dolor, pues éste no tiene la última palabra, sino que es la puerta que nos abre a la eternidad de las risas y los cantos.

jueves, 28 de abril de 2016

Lecturas del día, jueves, 28 de abril. Poema "Íntima" de Juan Alberto de los Cármenes. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,7-21):

En aquellos días, después de una fuerte discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros: «Hermanos, desde los primeros días, como sabéis, Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca el mensaje del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué provocáis a Dios ahora , imponiendo a esos discípulos una carga que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús.»
Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles.
Cuando terminaron, Santiago resumió la discusión, diciendo: «Escuchadme, hermanos: Simón ha contado la primera intervención de Dios para escogerse un pueblo entre los gentiles. Esto responde a lo que dijeron los profetas: "Después volveré para levantar de nuevo la choza caída de David; levantaré sus ruinas y la pondré en pie, para que los demás hombres busquen al Señor, y todos los gentiles llevarán mi nombre: lo dice el Señor, que lo anunció desde antiguo." Por eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios; basta escribirles que no se contaminen con la idolatría ni con la fornicación y que no coman sangre ni animales estrangulados. Porque durante muchas generaciones, en la sinagoga de cada ciudad, han leído a Moisés todos los sábados y lo han explicado.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 95,1-2a.2b-3.10

R/.
Contad las maravillas del Señor
a todas las naciones


Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/..

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-11):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.»

Palabra del Señor

Poema:
Íntima de Juan Alberto de los Cármenes
  
Lo mejor que hay en mí ya te lo he dado, 
en mi secreta copa misteriosa.
Abierta se quedó la oculta rosa. 
¡Ya estoy solo, tranquilo, despojado!

Tu dardo fue certero en mi costado:
tu llama fue voraz y luminosa.
¡Qué dulce su caricia silenciosa
que todo lo consume y lo ha trocado!


Que todo lo ha trocado en un deseo
que palpita en el fondo de la sombra,
donde a pesar de las tinieblas veo.


Ya es tuyo lo que es tuyo y me has logrado.
Aquello cuya voz todo lo nombra,
lo mejor que hay en mí, ya te lo he dado.


Breve comentario

Qué hermoso es el evangelio de hoy. El Señor expresa de un modo desnudo la motivación de nuestra existencia y la naturaleza de Dios. Hay una corriente de Amor que recorre a las tres Personas de la Santísima Trinidad y que desemboca en toda su creación, muy en especial en el hombre, criatura hecha a su imagen y semejanza. Y nos lo confiesa "para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud."

Pero somos libres para seguir esa corriente de Amor. Por ello nos pide que le seamos fieles a su voluntad. El mundo creado por Él guarda un orden, unos límites; pero no es un orden que reprime, unos límites que impidan, sino que son expresiones, caminos que llevan a la plenitud humana, a amar de una forma total, sin reservas, pura. Por eso son mandatos, mandamientos, pues, de seguirlos, llegaremos a vivir como un adelanto de la gloria anticipada del cielo aquí en la tierra. Libertad no significa la voluntad de ignorar el bien de nuestros actos, sino obrar en función de la verdad de la que estamos constituidos. No somos más libres al matar, robar o al serle infiel a nuestro cónyuge: lo somos cuando, conociendo el bien, lo perseguimos en lo que hacemos. Y en consecuencia, dejamos de hacer ciertas cosas y procuramos hacer otras. La libertad no consiste en el campo de lo posible en nuestros actos, sino en conocer, procurar y hacer el bien que nos hace verdaderamente hombres, hijos de Dios.

Me temo que estoy aún lejos de alcanzar la perfección sencilla y humilde, profundísima, que expresa el poeta que he escogido para las lecturas de hoy. Pero deseo de todo corazón (y así lo intento torpemente cada vez con más ahínco, impetrando su gracia para ello), antes de que me llegue el día de entregar la vida, que le pueda decir al Padre, con la misma humildad, "Lo mejor que hay en mí ya te lo he dado".

miércoles, 27 de abril de 2016

Lecturas del día, miércoles, 27 de abril. Poema "Poema IV" de Dulce María Loynaz. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-6):

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo: «Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés.»
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 121,1-2.4-5

R/.
Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestro pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Poema IV de Dulce María Loynaz 
 
Con mi cuerpo y con mi alma he podido hacer siempre lo que quise.
Mi alma era rebelde y, como los domadores en el circo, tuve que enfrentarme con ella, látigo en mano…
Pero la hice al fin saltar aros de fuego.
Mi cuerpo fue más dócil. En realidad, estaba cansado de aquel trajín de alma y sólo quería que lo libraran de ella.
No acerté a hacerlo; pero ahora, en paz con mi alma y acaso un poco en deuda con mi cuerpo, pienso que rebañé en los dos algunas migajas de Marta y algunas otras de María…
Migajas nada más; pero me bastan para poder decir, cuando me lo pregunten, que he servido al señor. - See more at: http://www.quetzal-leipzig.de/spanische-literatur/poemas-sin-nombre-extracto-dulce-maria-loynaz-19093.html#sthash.k6RVnL5Y.dpuf
Con mi cuerpo y con mi alma he podido hacer siempre lo que quise.
Mi alma era rebelde y, como los domadores en el circo, tuve que enfrentarme con ella, látigo en mano…
Pero la hice al fin saltar aros de fuego.
Mi cuerpo fue más dócil. En realidad, estaba cansado de aquel trajín de alma y sólo quería que lo libraran de ella.
No acerté a hacerlo; pero ahora, en paz con mi alma y acaso un poco en deuda con mi cuerpo, pienso que rebañé en los dos algunas migajas de Marta y algunas otras de María…
Migajas nada más; pero me bastan para poder decir, cuando me lo pregunten, que he servido al señor. - See more at: http://www.quetzal-leipzig.de/spanische-literatur/poemas-sin-nombre-extracto-dulce-maria-loynaz-19093.html#sthash.k6RVnL5Y.dpuf
Con mi cuerpo y mi alma he podido hacer siempre lo que quise. Mi alma era rebelde y, como los domadores en el circo, tuve que enfrentarme con ella, látigo en mano... Pero la hice al fin saltar arcos de fuego. Mi cuerpo fue más dócil. En realidad, estaba cansado de aquel trajín de alma y sólo quería que lo libraran de ella. No acerté a hacerlo; pero ahora, en paz con mi alma y acaso un poco en deuda con mi cuerpo, pienso que rebañé en los dos algunas migajas de Marta y algunas otras de María... Migajas nada más; pero me bastan para poder decir, cuando me pregunten, que he servido al Señor.
Leer más: http://protestantedigital.com/magacin/13056/Poema_IV
Con mi cuerpo y mi alma he podido hacer siempre lo que quise.
Mi alma era rebelde y, como los domadores en el circo, tuve que [enfrentarme con ella, látigo en mano...
Pero la hice al fin saltar arcos de fuego.
Mi cuerpo fue más dócil. En realidad, estaba cansado de aquel trajín de alma [y sólo quería que lo libraran de ella.
No acerté a hacerlo; pero ahora, en paz con mi alma y acaso un poco en [deuda con mi cuerpo, pienso que rebañé en los dos algunas migajas de [[Marta y algunas otras de María...
Migajas nada más; pero me bastan para poder decir, cuando me lo [pregunten, que he servido al Señor.
 
Breve comentario
 
Si ayer hablábamos del encuentro con el Señor que nos transforma en luz para los otros, hoy tratamos de la fidelidad con que respondemos a quien se nos ha manifestado como la fidelidad misma, la roca firme, el que nunca falla. La luz que Dios concede, en grados y medidas de lo más diversos, a quien quiere nunca puede ser un simple destello. Los destellos no alumbran: deslumbran, ciegan. El amor que Dios expresa en nuestras vidas debe ser correspondido por nuestra parte con la fidelidad y el agradecimiento, con la obediencia y la esperanza.
 
Dios reparte las gracias y dones según su divina voluntad, con criterios que nos son insondables, más allá de que todo lo que hace por nosotros es por amor, para nuestro bien y salvación. En la medida de lo recibido, hemos de darlo todo, pues como la limosna de la anciana del templo, aunque sea muy poco lo que podamos corresponder (y cualquier criatura, por muy colmada de gracias que haya sido, no puede corresponder al amor recibido de Dios sino de una forma extremadamente paupérrima), si es toda la medida de lo que somos, será más que suficiente para la misericordia del Altísimo. Nuestra fidelidad habrá sido máxima, aunque nuestro servicio a ojos humanos o "contables", por así decir, pueda parecer insignificante. Con la poeta podremos decir que son "migajas nada más", pero también afirmar con total certeza que habremos servido al Señor. Y esto es lo importante, darlo todo, ser fiel al amor amante. 
Con mi cuerpo y mi alma he podido hacer siempre lo que quise. Mi alma era rebelde y, como los domadores en el circo, tuve que enfrentarme con ella, látigo en mano... Pero la hice al fin saltar arcos de fuego. Mi cuerpo fue más dócil. En realidad, estaba cansado de aquel trajín de alma y sólo quería que lo libraran de ella. No acerté a hacerlo; pero ahora, en paz con mi alma y acaso un poco en deuda con mi cuerpo, pienso que rebañé en los dos algunas migajas de Marta y algunas otras de María... Migajas nada más; pero me bastan para poder decir, cuando me pregunten, que he servido al Señor.
Leer más: http://protestantedigital.com/magacin/13056/Poema_IV

martes, 26 de abril de 2016

Lecturas del día, martes, 26 de abril. Poema "La espera" de Emeterio García Setién. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,1-10):

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 118,99-100.101-102.103-104

R/.
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero


Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus leyes. R/.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R/.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus decretos,
y odio el camino de la mentira. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,13-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

Palabra del Señor
 
Poema:
La espera de Emeterio García Setién
 
Te esperaré, Señor, tenso el oído
al callado temblor de tu pisada
sobre la senda nueva, acostumbrada
de tanto presentirte ya venido.
 
Te esperaré, Señor, estremecido
el cielo de mi noche inacabada,
despierta mi impaciencia a tu llamada
y hecha mi cárcel vuelo reprimido.
 
Te esperaré, Señor, hasta que quieras
trocarme en logro de tu dulce encuentro
esta amarga quietud de mis esperas.
 
Te esperaré en mi casa anochecida,
vallada en soledad por fuera y dentro,
a la luz de mi lámpara encendida.
 
Breve comentario
 
Cuando se ha estado en contacto con el Señor de algún modo, por muy ligero y precario que haya sido tal encuentro, se es otro hombre. En algunos (no necesariamente pocos), ese encuentro ha sido como una prolongada convivencia, dadas las gracias numerosas con las que han sido beneficiados, como el santo que celebramos hoy, san Isidoro. En cualquier caso, el paso del Señor por nuestras vidas nos modifica de un modo profundo, esencial, podríamos decir. Utilizando las metáforas del Señor, nuestras vidas pasan a tener sabor, a dar luz y calor, a brillar. Y en tanto que ello ocurre, debemos compartir con los demás aquello que nos han dado de balde, como así hizo también con extraordinaria generosidad nuestro santo compatriota de hoy.

Que cada uno, pues, alumbre con su luz, sabiendo que no es suya, sino donada por la gracia de Aquél que es verdadera fuente de todo brillo. Como hizo san Isidoro, como han hecho y hacen todos los santos. Que así sea.  

lunes, 25 de abril de 2016

Lecturas del día, lunes, 25 de abril. Poema "¿Quién recuerda el aroma de las flores...?" de Juan de Contreras y López de Ayala. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5,5b-14):

Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en Él todo vuestro agobio, que Él se interesa por vosotros. Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén. Os he escrito esta breve carta por mano de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y atestiguaros que ésta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos en ella. Os saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi hijo. Saludaos entre vosotros con el beso del amor fraterno. Paz a todos vosotros, los cristianos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 88,2-3.6-7.16-17

R/.
Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R/.

El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,15-20):

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor

Poema:
"¿Quién recuerda el aroma de las flores...?" de Juan Contreras y López de Ayala 

¿Quién recuerda el aroma de las flores
abiertas en lejanas primaveras?
¿Quién aquel resplandor de las hogueras
que hicieron, otro invierno, los pastores?

Pasa la vida así, con sus dolores;
así la gloria, que afanoso esperas.
Poeta, ¿quién sabrá de tus quimeras?
Amante, ¿qué ha de ser de tus amores?

Una noche serena así decía,
mirando de los cielos la grandeza,
cuando una voz me susurró al oído:

«Ama con puro amor, trabaja y reza;
duérmete luego en paz y en Mí confía:
¡Cuanto se hace por Mí, nunca es perdido!»
 

Breve comentario

Fe y humildad, sobre estos dos pilares descansa toda nuestra fuerza, todo nuestro actuar cristiano. El Señor se va, asciende a los cielos, pero no nos deja inermes. Nuestras armas parecen ser las más débiles que pudieran imaginarse. En un mundo como éste, de orgullosos narcisistas encantados de haberse conocido, qué podemos hacer con la modesta y humilde humildad. Y qué con una fe en un Dios que parece que se marchó hace dos mil años. No es fácil, no, tener fe y humildad entre los hombres. Nunca lo fue. Y, sin embargo, por medio de estos instrumentos tan aparentemente impotentes, Dios no deja de acompañarnos y de actuar a través de nosotros.

La carta de Pedro es maravillosa, de las que suben el ánimo al más hundido: "(...)da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en Él todo vuestro agobio, que Él se interesa por vosotros. (...) vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos. Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos." Y es exactamente así. Hay que resistir, en efecto, cuando todo en torno nos aleja de la humildad y de la fe, cuando todo parece constituirse contra Dios y, en definitiva, contra el hombre. 

Con esta certeza de que Dios "coopera" con nosotros en tanto seguimos su mensaje, puede el hombre salir a predicar la Verdad en esta selva donde Satanás campa a sus anchas. Que cada uno vea el modo como puede colaborar en esta tarea, que, no olvidemos, es obligación de todo bautizado. No todos valemos para misioneros o teólogos; la llamada de Dios es muy diversa. Pero no dudéis jamás de que Dios nos ha llamado y nos está llamando a todos. Correspondamos a esa llamada de amor según nuestras características personales, nuestras capacidades y nuestras circunstancias, pues como le decía el Señor al poeta, por su gracia, amar, trabajar y rezar es algo al alcance de cualquiera que lo ame.

domingo, 24 de abril de 2016

Lecturas del día, domingo, 24 de abril. Poema "Yo me muero de amor..." de Lope de Vega. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,21b-27):

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,8-9.10-11.12-13ab

R/.
Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (21,1-5a):

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres: acamparé entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago nuevo.»

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35):

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»

Palabra de Señor
 
Poema:
"Yo me muero de amor..." de Lope de Vega
 
Yo me muero de amor, que no sabía,
aunque diestro en amar cosas del suelo,
que no pensaba yo que amor del cielo
con tal rigor las almas encendía.


Si llama la moral filosofía
deseo de hermosura a amor, recelo
que con mayores ansias me desvelo
cuanto es más alta la belleza mía.


Amé en la tierra vil, ¡qué necio amante!
¡Oh luz del alma, habiendo de buscaros,
qué tiempo que perdí como ignorante!


Mas yo os prometo agora de pagaros
con mil siglos de amor cualquiera instante
que por amarme a mí dejé de amaros.


Breve comentario

Amar, ese es nuestro gran mandamiento cristiano, el eje de toda nuestra vida de fe. "Como yo os he amado", nos dice el Señor. ¿Y cómo nos ama Dios?: hasta el extremo. Hasta el extremo de la paciencia; hasta el extremo de la comprensión; hasta el extremo del perdón salvador; hasta el extremo de dar la vida. Bien, este es el modelo. ¿Amamos así? ¿Siquiera nos amamos (a nosotros mismos) así? No es fácil, pero abriéndonos a su amor, a este amor con que nos ama cada instante, podremos acercarnos a tal perfección de entrega al otro. No tenemos otro mandato por encima de éste. De él nace la fuerza y el sentido para cumplir sin esfuerzo los demás, como meros efectos que proceden de modo natural de su causa, que es, repito, amar.

Con toda intención cuelgo este hermoso soneto de Lope de Vega, mítico mujeriego como genial escritor, que siempre bregó con esa lucha entre amarse a sí mismo amando a sus innumerables amantes y amar a Dios. Eligió lo último, aunque en este combate el dios Eros arrastrara su voluntad hacia abajo, hacia las "cosas del suelo". No importa la lucha; el Señor cuenta con ello. Pero que siempre sepamos combatir, como San Pablo, bien nuestro combate, pues es un combate de amor y por amor. 

sábado, 23 de abril de 2016

Lecturas del día, sábado, 23 de abril. Poema "Como el niño que no sabe dormirse" de José Luis Martín Descalzo. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):

El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4

R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios


Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,7-14):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»

Palabra del Señor
 
Poema: 
Como el niño que no sabe dormirse de José Luis Martín Descalzo
 
Como el niño que no sabe dormirse
sin cogerse a la mano de su madre,
así mi corazón viene a ponerse
sobre tus manos al caer la tarde.

Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura,
sabiendo que eres tú quien nos aguarda.

Tú endulzarás mi última amargura,
tú aliviarás el último cansancio,
tú cuidarás los sueños de la noche,
tú borrarás las huellas de mi llanto.

Tú nos darás mañana nuevamente
la antorcha de la luz y la alegría,
y, por las horas que te traigo muertas,
tú me darás una mañana viva.
 
Breve comentario
 
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» ...¡Y nos bastaría, claro! Felipe quiere ver el rostro de Dios, sin saber que lo tiene delante. El Hijo no es el Padre, pero ambos son Dios. Como sabemos, la gloria de las Tres Personas divinas que lo constituyen no es posible gozarla en esta vida. Felipe no entiende, como no entendemos nosotros, el misterio trinitario, una unidad en Tres, y una trinidad en Uno. La actitud adulta de ver, de comprender, de inquirir como hace con sana curiosidad y buena intención el apóstol Felipe no es la actitud más adecuada para el objetivo que busca alcanzar. Ante Dios o por Dios hay que abandonarse, confiar, hacerse niño (famoso consejo del Señor para entrar en su gloria). La actitud inquisitiva del que quiere comprobar, contemplar, observar, no sirve cuando el objeto de deseo es Dios mismo, aunque todos deseemos alcanzar la beatitud, verlo cara a cara. Mas nunca lo lograremos como quien desea ver "algo" o a "alguien". Los ojos con los que alcancemos tal gozo no serán los del rostro, los del mundo adulto, los que buscan respuestas acordes con sus preguntas. La petición de Felipe es infinita, como infinita será la respuesta...
 
No, la actitud es la que describe el poeta, un infantil diluirse en el Padre, confiados a su amor:
Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura,
sabiendo que eres tú quien nos aguarda.
  

viernes, 22 de abril de 2016

Lecturas del día, viernes, 22 de abril. Poema "Domine, ut videam (I)" de Manuel Machado. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,26-33):

En aquellos días, habiendo llegado Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga: «Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las profecías que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy."»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 2,6-7.8-9.10-11

R/.
Tu eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy

Yo mismo he establecido a mi rey en Sión, mi monte santo.»
Voy a proclamar el decreto del Señor; él me ha dicho:
«Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.» R/.

«Pídemelo: te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza.» R/.

Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-6):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Domine, ut videam (I) de Manuel Machado
 
“Mi Vida, mi Verdad y mi Camino…”
Yo sé bien que eres Tú. Pero te busco
y ¡en qué mirajes la mirada ofusco,
o en qué negrura el paso desatino…!


Sin duda es verde aún la pobre rama
que en tu divino fuego arder quisiera,
y airado la separas de la hoguera
porque indigna la juzgas de tu llama.


No sé, no sé, Señor, a dónde llego
corriendo tras tu sombra… En cualquier parte,
buscándote me angustio y extermino.


¡Dame, Señor, la mano, que soy ciego!
Ponme en la senda donde pueda hallarte:
¡Mi vida, mi Verdad y mi Camino!


Breve comentario

"¿Cómo podemos saber el camino?", le pregunta Tomás a Jesús. Fijándonos en Él, meditando sus palabras, conociendo sus actos y sus actitudes, imitándole de corazón: este es el Camino, la Verdad y la Vida, que debemos hacer nuestro. Y sólo lo lograremos entregando la voluntad a la suya, haciéndonos de algún modo a Él en un proceso en el que su gracia es absolutamente fundamental. Dios no sólo nos indica el camino, sino que nos guía. El Señor sabe que por nosotros mismos no llegaríamos a ningún lugar, o no al que Él desea para nuestra salvación. Reconozcámonos hijos de un mismo Padre, y, en consecuencia, aprendamos de Él, que nos lleve de la mano, que nos enseñe a ser hijos, a ser padres, a saber entregarnos por amor, a amar, cueste lo que nos cueste, por pura gracia, sin merecerlo, resucitándonos de nuestras muertes, de nosotros mismos.

jueves, 21 de abril de 2016

Lecturas del día, jueves, 21 de abril. Poema "Canción con tu humildad" de Leopoldo Panero. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,13-25):

En aquellos días, Pablo y sus compañeros se hicieron a la vela en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Juan los dejó y se volvió a Jerusalén. Desde Perge siguieron hasta Antioquía de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.
Acabada la lectura de la Ley y los profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si queréis exhortar al pueblo, hablad.»
Pablo se puso en pie y, haciendo seña de que se callaran, dijo: «Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso; unos cuarenta años los alimentó en el desierto, aniquiló siete naciones en el país de Canaán y les dio en posesión su territorio, unos cuatrocientos cincuenta años. Luego les dio jueces hasta el profeta Samuel. Pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, que reinó cuarenta años. Lo depuso y nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: "Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos." Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: "Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias."»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 88,2-3.21-22.25.27

R/.
Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R/.

Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. R/.

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,16-20):

Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe recibe al que me ha enviado.»

Palabra del Señor

Poema:
Canción con tu humildad de Leopoldo Panero

¡Cómo apagas mi sed
con tu humildad! ¡Tu mano
estremece en mi pecho
la sombra del dolor, igual que un pájaro
entre las ramas verdes, junto al cielo!
¡Cómo traes a mis labios
con tu humildad la luz sobre tu frente
lo mismo que la nieve sobre el campo,
y me apagas la sed de haber llorado
de humildad, al tenerte,
dormida, como un niño, entre mis brazos!


Breve comentario

Una de las lecciones más profundas que el Señor nos enseña es que la verdad suele mostrarse con los ropajes más humildes. Suele ser en lo más pequeño donde reside como en su naturaleza. Es éste un mensaje evangélico que se repite de forma evidente de mil y un modos, tanto directamente en la vida del propio Jesús, como en las de sus apóstoles y discípulos, y como contraposición, en las actitudes y palabras de sus adversarios. Podría decirse que el orgullo, en cuanto opuesto a la humildad, es una suerte de muerte que apaga o extingue el efecto vivificante que ésta provoca, verdadera y profunda forma de dar vida, además de la actitud perfecta para dar la vida.

Sólo desde la humildad se hace posible esa entrega al otro; sólo desde la humildad se puede creer; sólo desde la humildad se puede amar. Por esto el Hijo de Dios se nos presenta con galas tan modestas. Si somos capaces de poner nuestra confianza en Él, que parece el hijo de un pobre carpintero; si nos asombra la sencillez y profundidad de su Palabra; si creemos en lo que nos dice, aun sin verlo, aun sin milagros; si creemos que es quien dice ser a pesar del mundo en que vivimos; si ponemos en Él toda nuestra esperanza; si a pesar de nuestra naturaleza pecadora, nos acercamos a Él en busca de su misericordia que nos salva; si sentimos que nos habita cuando más le amamos, entonces es que el Señor va operando en nosotros por medio de su humildad amorosa infinita, transformándonos por dentro por medio de ella.

Luego, la entrega de cada uno tomará la forma que sea en nuestra vida, más o menos radical, evidente o compartida, pero ya siempre sincera. Cada uno da lo que puede dar. Lo más importante es que ya se siente la necesidad de compartir, de darse, de entregar este conocimiento y esta experiencia de amor que nos inunda unas veces o que nos acompaña en silencio otras, a los demás, sentidos ya como hermanos. Con todo, no es fácil, pues vivimos en un mundo que una entrega tal sólo es valorada en los aspectos más externos o superficiales. Entregar un alma es un escándalo para el mundo. Sólo un corazón humilde sabrá valorarlo en su justa medida, siempre infinita. Y es lo que más necesitamos, pues hemos nacido para darnos, para creer, para amar.

martes, 19 de abril de 2016

Lecturas del día, martes, 19 de abril. Poema "Soneto-oración" de Miguel de Cervantes

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,19-26):

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los helenistas, anunciándoles la Buena Noticia del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó la noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor. Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 86,1-3.4-5.6-7

R/.
Alabad al Señor, todas las naciones

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R/.

«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes han nacido allí.»
Se dirá de Sión: «Uno por uno todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.» R/.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del evangelio según san Juan (10,22-30):

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente.»
Jesús les respondió: «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Soneto-oración de Miguel de Cervantes
 
A ti me vuelvo, gran Señor, que alzaste,
a costa de tu sangre y de tu vida
la mísera de Adán primer caída
y adonde él nos perdió. Tú nos cobraste.


A Ti, Pastor bendito, que buscaste
de las cien ovejuelas la perdida,
y hallándola del lobo perseguida,
sobre tus hombros santos te la echaste.


A Ti me vuelvo en mi aflicción amarga
y a Ti toca, Señor, el darme ayuda,
que soy cordera de tu aprisco ausente


y temo que a carrera corta o larga
cuando a mi daño tu favor no acuda
me ha de alcanzar esta infernal serpiente.
 

lunes, 18 de abril de 2016

Lecturas del día, lunes, 18 de abril. Poema "A solas con mi alma" de Antonio Murciano


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (11,1-18):

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.
Cuando Pedro subió a Jerusalén, los partidarios de la circuncisión le reprocharon: «Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos.»
Pedro entonces se puso a exponerles los hechos por su orden: «Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: Algo que bajaba, una especie de toldo grande, cogido de los cuatro picos, que se descolgaba del cielo hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos, fieras, reptiles y pájaros. Luego oí una voz que me decía: "Anda, Pedro, mata y come." Yo respondí: "Ni pensarlo, Señor; jamás ha entrado en mi boca nada profano o impuro." La voz del cielo habló de nuevo: "Lo que Dios ha declarado puro, no lo llames tú profano." Esto se repitió tres veces, y de un tirón lo subieron todo al cielo. En aquel preciso momento se presentaron, en la casa donde estábamos, tres hombres que venían de Cesarea con un recado para mí. El Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin más. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: "Manda recado a Jafa e invita a Simón Pedro a que venga; lo que te diga te traerá la salvación a ti y a tu familia." En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; me acordé de lo que había dicho el Señor: "Juan bautizó con agua, Pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo." Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?»
Con esto se calmaron y alabaron a Dios diciendo: «También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 41,2-3;42,3.4

R/.
Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,1-10):

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido, pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por su nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.»
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos: pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entra por mí, se salvará, y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago: yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»

Palabra del Señor

Poema:
A solas con mi alma de Antonio Murciano
  
Hoy me siento otro hombre. Me parece 
que yo he cambiado y no ha cambiado nada:
el árbol sigue allí, bajo las aves,
y a horcajadas el puente sobre el agua.
Hoy es un día, un miércoles cualquiera,
un día más de viento por las parvas,
de sol doblado contra el horizonte,
de estarme solo a solas con mi alma.
Hoy sí que siento a Dios. Me va subiendo
por el pecho una ola de esperanza,
que sube de los labios a la frente,
y de la frente a las estrellas altas.
¡Otro día perdido!... La conciencia,
con su voz de metal me lo gritaba.
Con esto de soñar, como yo digo,
tengo en la tierra, a medio hacer, mi casa.
Pero hoy no sueño. (O sí). Me va creciendo
por el pecho la limpia del alba.
Creerse junto a Dios ¿no es ya bastante 
para justificar una jornada?

domingo, 17 de abril de 2016

Lecturas del día, domingo, 17 de abril. Poema "El nombre que me diste" de Ernestina de Champourcin.

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,14.43-52):

En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquia de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 99,2.3.5

R/.
Somos su pueblo y ovejas de su rebaño

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo, y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (7,9.14b-17):

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y uno de los ancianos me dijo: «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,27-30):

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

Palabra del Señor
 
Poema:
El nombre que me diste de Ernestina de Champourcin 
 
No sé cómo me llamo...
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre 
que hay en tu corazón
y es solamente mío; 
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
de júbilo o dolor...
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!

viernes, 15 de abril de 2016

Lecturas del día, viernes, 15 de abril. Poema "Sonetos de esperanza" de Carlos Pellicer. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,1-20):

En aquellos días, Saulo seguía echando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor. Fue a ver al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse presos a Jerusalén a todos los que seguían el nuevo camino, hombres y mujeres. En el viaje, cerca ya de Damasco, de repente, una luz celeste lo envolvió con su resplandor.
Cayó a tierra y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»
Preguntó él: «¿Quién eres, Señor?»
Respondió la voz: «Soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate, entra en la ciudad, y allí te dirán lo que tienes que hacer.»
Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber. Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías.
El Señor lo llamó en una visión: «Ananías.»
Respondió él: «Aquí estoy, Señor.»
El Señor le dijo: «Ve a la calle Mayor, a casa de Judas, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, y ha visto a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista.»
Ananías contestó: «Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.»
El Señor le dijo: «Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a pueblos y reyes, y a los israelitas. Yo le enseñaré lo que tiene que sufrir por mi nombre.»
Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y te llenes de Espíritu Santo.»
Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y lo bautizaron. Comió, y le volvieron las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 116,1.2

R/.
Ir al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,52-59):

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

Palabra del Señor
 
Poema:
Sonetos de esperanza de Carlos Pellicer
 
I
 
Cuando a tu mesa voy y de rodillas
recibo el mismo pan que Tú partiste
tan luminosamente, un algo triste
suena en mi corazón mientras Tú brillas.


Y me doy a pensar en las orillas
del lago y en las cosas que dijiste…
¡Cómo el alma es tan dura que resiste
tu invitación al mar que andando humillas!


Y me retiro de tu mesa ciego
de verme junto a Ti. Raro sosiego
con la inquietud de regresar rodea


la gran ruina de sombras en que vivo.
¿Por qué estoy miserable y fugitivo
y una piedra al rodar me pisotea?


II

Y salgo a caminar entre dos cielos
y ya al anochecer vuelvo a mis ruinas.
Últimas nubes, ángeles divinas,
se bañan en desnudos arroyuelos.


La oscura sangre siente los flagelos
de un murciélago en ráfaga de espinas,
y aun en las limpias aguas campesinas
se pudren luminosos terciopelos.


La poderosa soledad se alegra
de ver las luces que su noche integra.
¡Un cielo enorme que alojarla puede!


Y un goce primitivo, una alegría
de Paraíso abierto se sucede.
Algo de Dios al mundo escalofría.


Breve comentario

En los Hechos, Jesús le dice a Ananías ante su desconfianza por el encargo de devolver la vista a Saulo: "Yo le enseñaré lo que tiene que sufrir por mi nombre." Y en el evangelio de Juan nos dice a todos: "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día." Sufrimiento y resurrección son una sólida pareja que forma una unidad perfectamente coherente. No puede existir resurrección sin cruz, es decir, sin conciencia de la necesidad de Dios en nuestras vidas. Una vida "plena" sin Dios es la vida más vacía que cabe imaginar, y desde ese vacío mortal no cabe resurrección alguna, pues se está efectivamente muerto. Esa vida "autosuficiente", "autónoma" es el lugar más próximo a la muerte más absoluta, al signo, al leve indicio apenas de lo que será la condenación eterna.

El orgullo humano nos hace ser instrumento de nuestros deseos, pasiones, mentiras, errores, ilusiones vanas... Dios nos muestra el camino de nuestra salvación como una entrega al Señor para ser "un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a pueblos y reyes." Esa es nuestra tarea y en eso consiste nuestra salvación: en ser instrumento para gloria de Dios.

El poeta percibe esta misma dualidad en sí mismo (¡y quién no!) incluso en el momento de comulgar con toda devoción y respeto. Sabe que la Eucarístia anticipa en la tierra la gloria que viviremos, de ser salvos, en el cielo, y sin embargo... "un algo triste/suena en mi corazón mientras Tú brillas." El sufrimiento, sentir nuestra indigencia de Dios, es preciso para poder abrirnos a su acción, para poder resucitar de esta muerte cierta, o de esta plenitud apenas vislumbrada. Dios no se aparece a quien no lo necesita, ¡y ay de aquél que se basta y se sobra en esta vida! Saulo, guardián celoso (hoy diríamos fanático o integrista) de la ley judía, se mostraba lleno de sentido en su odio y en su autosuficiencia, que hallaba una plena justificación social y cultural. Cuando Dios se le aparece, toda aquella seguridad se diluye y su entrega espiritual será total al Señor. Y aprendió a sufrir..., resucitando como el hombre nuevo, Pablo, discípulo de Cristo. Sí, es cierto:
"La poderosa soledad se alegra
de ver las luces que su noche integra.
¡Un cielo enorme que alojarla puede!

 Y un goce primitivo, una alegría
de Paraíso abierto se sucede.
Algo de Dios al mundo escalofría."
 

miércoles, 13 de abril de 2016

Lecturas del día, miércoles, 13 de abril. Poema "Como la hiedra" de Leopoldo Panero

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (8,1-8):

Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaria. Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo se ensañaba con la Iglesia; penetraba en las casas y arrastraba a la cárcel a hombres y mujeres. Al ir de un lugar para otro, los prófugos iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 65,1-3a.4-5.6-7a

R/.
Aclamad al Señor, tierra entera

Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué terribles son tus obras!» R/.

Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna enteramente. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,35-40):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Como la hiedra de Leopoldo Panero
 
Por el dolor creyente que brota del pecado.
Por haberte querido de todo corazón.
Por haberte, Dios mío, tantas veces negado;
tantas veces pedido, de rodillas, perdón.


Por haberte perdido; por haberte encontrado.
Porque es como un desierto nevado mi oración.
¡Porque es como la hiedra sobre el árbol cortado
el recuerdo que brota cargado de ilusión!


Porque es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero amargamente, lleno de flor después,
y que a mi viejo tronco poco a poco me enlace,


y que mi vieja sombra se derrame a tus pies;
¡porque es como la rama donde la savia nace,
mi corazón, Dios mío, sueña que Tú lo ves!

martes, 12 de abril de 2016

Lecturas del día, martes, 12 de abril. Poema "Pero escondido" de Ángel Martínez. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (7,51–8,1a):

En aquellos días, Esteban decía al pueblo, a los ancianos y a los escribas: «¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Siempre resistís al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres. ¿Hubo un profeta que vuestros padres no persiguieran? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del justo, y ahora vosotros lo habéis traicionado y asesinado; recibisteis la Ley por mediación de ángeles, y no la habéis observado.»
Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia.
Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.»
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo.
Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»
Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.»
Y, con estas palabras, expiró. Saulo aprobaba la ejecución.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 30,3cd-4.6ab.7b.8a.17.21ab

R/.
A tus manos, Señor, encomiento mi espíritu

Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R/.

A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás;
yo confío en el Señor.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. R/.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,30-35):

En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: «¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."»
Jesús les replicó: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.»
Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan.»
Jesús les contestó: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Pero escondido de Ángel Martínez
 
"Cuando en mis manos, Rey eterno, os miro."
(Lope de Vega) 
 
Todo, Señor, lo ordenas con medida:
si a mis ojos humanos se mostrara
tu Luz, entre su aurora se apagara
la estrellita oscilante de mi vida.
 
Tu gloria, de mis manos suspendida, 
al abrirse, mi ser aniquilara:
sólo me puede ser tu lumbre clara
bajo esta Forma blanca oscurecida.
 
Camino hacia tu Ser, pero aún mi sombra
ante Ti proyectada te oscurece:
la sombra de mi cuerpo el tuyo esconde.
 
Aún te enturbia mi voz cuando te nombra,
pero en la sombra siento que amanece
y que un eco a mi voz en Ti responde.
  
Breve comentario
 
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.» La clave de los textos litúrgicos de hoy reside en esas expresiones que cada uno debe dar forma en su vida: "...El que viene a mí..., ...el que cree en mí...". Esteban es el primer ejemplo de esta entrega radical al Señor, el primero de una larga serie en estos dos mil años de hombres que fueron y van al encuentro del Señor hasta el martirio.

Jesús nos señala explícitamente que quien va a Él, quien cree en Él no pasará más hambre ni más sed. Sin embargo, es experiencia común que cuanto más amamos a Dios más hambre de Él tenemos, más sed de su presencia. No hay contradicción en lo dicho por el Señor (en Dios ello es inconcebible). Este hecho se puede producir por dos razones. Bien porque nunca acabamos del todo de ir hacia Él; bien porque el contraste con los intereses del mundo, en el cual, lo queramos o no, estamos inmersos en mayor o menor grado, nos hace padecer su realidad roma y, en el sentido más literal del término, intrascendente.
 
Por esto he traído aquí este sugestivo soneto de un poeta sacerdote, el P. Ángel Martínez Baigorri (el de ayer también cumplía esta doble condición). El Señor siempre se entrega como cuerpo eucarístico, y en su entrega no hay matices. Pero Dios respeta el modo en que cada uno pueda recibirlo en su alma, una vez cumplidos (por supuesto) los requisitos elementales de ser católico y hacerlo en gracia, sin conciencia de pecado mortal. Si nuestra apertura es modesta todavía, Él empujará tímidamente las puertas de nuestra alma, sin abrumarnos, sin confundirnos o cegarnos con su luz. Las conversiones suelen ser procesos paulatinos, que, aunque sometidos a los vaivenes de un mundo que empuja en direcciones contrarias, una vez iniciados, suelen seguir adelante. Pero el ritmo, la cadencia es variable en cada persona. Por ello la humildad de este sabio sacerdote es muy profunda, conocedora de nuestras íntimas limitaciones: 
"Aún te enturbia mi voz cuando te nombra,
pero en la sombra siento que amanece
y que un eco a mi voz en Ti responde."
 
En efecto, aunque sólo sea un eco, es mucho. Esteban dió su vida tal vez por un eco de Dios en él. No importa que el Señor se presente en nosotros en la medida de nuestra fe vacilante. Dios quiere a todos sus hijos, pero no por igual: cada uno posee las gracias, carismas y dones que Él regala para que se los ofrezcamos a fin de darle gloria en esta vida. Un eco..., y un martirio. No son realidades extremas, sino una misma realidad de amor manifestada de diverso modo.  Y en ambas presencia y entrega mutuas, de la criatura al Creador y del Creador a la criatura. Sigamos, pues, adelante.