jueves, 20 de septiembre de 2018

Lecturas del día, jueves, 20 de septiembre. Poema "No me dejes, amor, en la añoranza..." de Ana Inés Bonnin

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,1-11):

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe. Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mí. Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 117,1-2.16ab-17.28

R/.
Dad gracias al Señor porque es bueno

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.

«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.»
No he de morir, viviré para contar
las hazañas del Señor. R/.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,36-50):

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.»
Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.»
Él respondió: «Dímelo, maestro.»
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más.»
Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente.»
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.»
Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados.»
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?»
Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»

Palabra del Señor
 
Poema:
"No me dejes, amor, en la añoranza..." de Ana Inés Bonnin 
 
No me dejes, amor, en la añoranza.
Dame, por fin, seguro y alto vuelo.
Desarráigame, fíjame. Recelo
que aquí no lograré paz ni bonanza.
 
Mi sed inextinguible se abalanza
y busca un ancho río, paralelo
de un mísero y exhausto riachuelo.
¡Amor! Sacia mi sed; dame pujanza
 
para volcarte en molde sin orillas.
¿Por qué, por qué te ciñes y encastillas
cuando posees fuerza de coloso?
 
Quisiera derramar esta ternura,
que rebasa mi pecho, en la mesura
de un pecho inmensamente generoso.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Lecturas del día, miércoles, 19 de septiembre. Poema "Egoísmo" de Ángela Figuera Aymerich. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):

Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 32

R/.
Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,31-35):

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Egoísmo de Ángela Figuera Aymerich
 
Contra el sucio oleaje de las cosas
yo apretaba la puerta. Mis dos manos,
resueltas, obstinadas, indomables,
la mantenían firme desde dentro.
 
Fuera, el naufragio; fuera, el caos; fuera
ese pavor, abierto como un pozo,
de las bocas que gritan
al hambre, al ruido, al odio, a la mentira,
al dolor, al misterio.
 
Fuera, el rastro acosado de los hombres
sin alas y sin piernas, que se arrastran,
que giran a los vientos,
que caen, que se disuelven
en muerte sorda, oscura,
derrumbándose
sin asunción posible.
 
Fuera, las madres dóciles que alumbran
con terrible alarido;
las que acarrean hijos como fardos
y las que ven secarse ante sus ojos
la carne que parieron y renuevan
su grito primitivo.
 
Fuera, los niños pálidos, creados
al latigazo rojo del instinto,
y que la vida, bruta, dejó solos
como una mala perra su camada,
y abren los anchos ojos asombrados
sobre las rutas áridas,
mordiendo con sus bocas sin dulzura
los largos días duros.
 
Fuera, la ruina de los viejos tristes
que un cuervo desmenuza fibra a fibra
en dolorida hilacha, preparando
la dispersión desnuda de los huesos.
 
Fuera, el escalofrío que sacude
el espinazo enfermo de la tierra
con ráfagas de hastío y de fracaso.
 
Fuera, el rostro de Dios, oscurecido
por infinitas alas desprendidas
de arcángeles sin hiel, asesinados.
 
Yo, dentro. Yo: insensible, acorazada
en risa, en sangre, en goce, en poderío.
Maciza, erguida; manteniendo firme,
contra el alud del llanto y de la angustia,
mi puerta bien cerrada.
 
Breve comentario
 
Nadie está libre de errar al valorar una situación o a una persona. Podemos atribuir que algo no tiene valor o que no merece nuestra atención, cuando por el contrario resulta ser de la máxima importancia o de nuestra conveniencia. Se puede estar cegado a la verdad por muchas razones: por dejarnos llevar por las apariencias o por nuestros prejuicios, por ignorancia, por el influjo que ejercen sobre nosotros experiencias pasadas que tiñen nuestra percepción hacia un sentido, por ligereza, por desconfianza, por miedo, por el qué dirán, por comodidad o falta de interés, por mala voluntad, etc. Esto, insisto, nos puede pasar a cualquiera en cualquier momento sobre muchas realidades.
 
Pero la situación que el Señor denuncia es otra actitud muy común en no pocas personas: cuando nada obtiene un juicio favorable, cuando todo sin excepción es digno de crítica o aun de descalificación. Si la vida espiritual es muy rigurosa en sus hábitos y limitaciones, malo; si está abierta al contacto con el mundo, malo también. Las naturalezas eternamente insatisfechas son reflejo de una esencial ceguera hacia la verdad y sus diversas manifestaciones. Una cosa es un sano espíritu crítico, y otra que ese espíritu no encuentre nada sano, bueno o defendible. Y la verdad se esconde muchas veces en lo aparentemente insignificante, en lo banal cotidiano, en lo que nadie suele reparar o valorar. El ciego a la verdad necesita que todo presente un gran tamaño para poderlo percibir. Lo ostentoso, lo grandilocuente es signo siempre de un déficit, de una carencia: necesita ser mucho para ser algo. Pero Dios no necesita de ese requisito: Dios es el Todo, y se expresa como quiere, cuando quiere y donde quiere, con entera libertad y plenitud.
 
Así, la verdad se expresa de mil formas ante el alma humana, bien como necesidad mística de alejamiento radical al mundo, bien como una necesidad de integración al mundo para operar desde él. Y todo es bueno, bello y verdadero. Estemos muy atentos cuando enjuiciemos a alguien o a algo para detectar de qué pie cojeamos, cuáles son nuestros prejuicios, las realidades que nos atraen y que nos distancian, hacia qué tendemos en nuestras opiniones y, también muy importante, cómo nos influye nuestro pasado en nuestro modo de valorar la realidad. La objetividad en el conocimiento de uno mismo y de la realidad no es posible, ni siquiera es deseable: la verdad en su multiplicidad sólo está allí donde lo vivido es coherente con el ejemplo de vida del Señor, de sus motivaciones de amor y entrega. Y la mentira o el error está allí donde la humanidad se impone a la voluntad divina. Puede ser bueno dar de comer al hambriento si lo hacemos con el espíritu de Dios, y un engaño a ojos del Señor si lo hacemos desde nuestra vanidad. 
 
El egoísmo en sus múltiples formas es el error de todos los errores, el fundamento necesario que los hace posible. Salgamos de nuestro yo para saber ver el mundo y vernos a nosotros mismos en él. Pidámoselo al Señor para que nuestra alegría sea plena en la verdad cuando aparezca y nuestra mirada sea limpia para verla y amarla.     

martes, 18 de septiembre de 2018

Lecturas del día, martes, 18 de septiembre. Poema "Gente en la playa" de Joan Margarit. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios (12,12-14.27-31a):

Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas, el don de interpretarlas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan? Ambicionad los carismas mejores.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 99, 2. 3. 4. 5
 
R/. Somos un pueblo y ovejas de su rebaño

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,11-17):

En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores.»
Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!»
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.» La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.

Palabra del Señor

Poema:
Gente en la playa de Joan Margarit 

La mujer ha aparcado.
Baja y, con lentitud, saca del coche
una silla de ruedas.
Después, coge al muchacho,
lo sienta y le coloca bien los pies.
Se aparta algún cabello de la cara
y, sintiendo ondear su falda al viento,
va empujando la silla en dirección al mar.
Entra en la playa por el paso
de tablas de madera que, de pronto,
a unos metros del agua, se interrumpe.
Muy cerca, el socorrista mira al mar.
La mujer alza al chico:
lo coge por debajo de los brazos
y camina de espaldas hacia el agua,
mientras los pies inertes
dejan dos surcos en la arena.
Ha llegado muy cerca de las olas
y lo deja en el suelo para volver atrás
a por el parasol y la silla de ruedas.

Estos últimos metros.
Los malditos, crueles metros últimos.
Estos te romperán el corazón.
No hay amor en la arena, ni en el sol,
ni tampoco en las tablas, ni en los ojos
del socorrista, ni en el mar.
El amor son estos últimos metros.
Su soledad.


http://www.joanmargarit.com/es/gente-en-la-playa/

Breve comentario

La resurrección de los muertos es el milagro de los milagros, el más radical, el más potente; se podría decir, el más milagroso. No en vano representa el acto final de nuestras vidas, el fin que explica nuestra existencia, el destino que Dios prefiguró a nuestro ser. Si la entrega a una muerte atroz de su Hijo, hecho hombre en todo menos en el pecado, para redimirnos de los nuestros, fue el culmen de su amor, la resurrección fue el cenit de su poder.

Nosotros no poseemos esa capacidad, aunque podemos entregar por amor nuestra vida a quien amamos. Nuestro mayor milagro es amar aun en la impotencia. Dios inscribe en nuestro corazón la capacidad de la compasión, aun sin fe religiosa. Podemos amar en la impotencia, como la madre del hijo paralítico, que nos describe Margarit de forma lacónica y conmovedora en su poema. Nuestro amor no cura haciendo caminar al paralítico, resucitando al muerto, sino dando la vida para que un otro sienta que se le ama sin condiciones, sin exigencias, por el mero hecho de existir.

El poeta sabía muy bien de lo que hablaba, pues tuvo una hija, Joana, que falleció debido a una grave enfermedad congénita. Su amor de padre, enorme, no pudo salvarla de la muerte. Pero pudo llenar de amor aquella vida, supo aquella vida lo que es ser amada. Y este es ya un modo de salvación en esta tierra, aunque no podamos andar, aunque muramos cuando nos toque. El amor tiene su poder en la entrega, no en el milagro. Es verdad que por gracia divina a veces los milagros ocurren, pero nunca es obra nuestra. Nosotros amemos, y dejemos que Dios haga el resto según su voluntad. Benditos "últimos metros"...: nuestra soledad, nuestro amor.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Lecturas del día, lunes, 17 de septiembre. Poema "Qué quieto está ahora el mundo..." de José García Nieto

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,17-26.33):

Al recomendaros esto, no puedo aprobar que vuestras reuniones causen más daño que provecho. En primer lugar, he oído que cuando se reúne vuestra Iglesia os dividís en bandos; y en parte lo creo, porque hasta partidos tiene que haber entre vosotros, para que se vea quiénes resisten a la prueba. Así, cuando os reunís en comunidad, os resulta imposible comer la cena del Señor, pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena y, mientras uno pasa hambre, el otro está borracho. ¿No tenéis casas donde comer y beber? ¿O tenéis en tan poco a la Iglesia de Dios que humilláis a los pobres? ¿Qué queréis que os diga? ¿Que os apruebe? En esto no os apruebo. Porque yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. Así que, hermanos míos, cuando os reunís para comer, esperaos unos a otros.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 39,7-8a.8b-9.10.17

R/.
Proclamad la muerte del Señor,
hasta que vuelva


Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.

«Como está escrito en mi libro
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,1-10):

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: «Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga.»
Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: «Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.» Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

Palabra del Señor
 
Poema:
"Qué quieto está ahora el mundo..." de José García Nieto
 
Qué quieto está ahora el mundo. Y tú, Dios mío,
qué cerca estás. Podría hasta tocarte.
Y hasta reconocerte en cualquier parte
de la tierra. Podría decir: río,
 
y nombrar a tu sangre. En el vacío
de esta tarde, decir: Dios, y encontrarte
en esas nubes. ¡Oh, Señor, hablarte,
y responderme Tú en el verso mío!
 
Porque estás tan en todo, y yo lo siento,
que, más que nunca, en la quietud del día
se evidencian tus manos y tu acento.
 
Diría muerte, ahora, y no se oiría
mi voz. Eternidad, repetiría
la antigua y musical lengua del viento.
  

domingo, 16 de septiembre de 2018

Lecturas del día, domingo, 16 de septiembre. Poema "A un desconocido" de Walt Whitman

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (50,5-9a):

El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

Palabra de Dios

Salmo

Sal 114, 1-2. 3-4. 5-6. 8-9
R/.
Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco. R/.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.» R/.

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó. R/.

Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (2,14-18):

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta. Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.»

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,27-35):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus díscípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.» Se lo explicaba con toda claridad.
Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»

Palabra del Señor

Poema:
A un desconocido de Walt Whitman

¡Desconocido que pasas! No sabes con cuánto ardor te contemplo,
Debes ser el que busco, o la que busco (esto me viene como en [sueños),
Seguramente he vivido contigo en alguna parte una vida de gozo,
Todo se evoca al deslizarnos el uno cerca del otro, fluidos, [afectuosos, castos, maduros,
Tú creciste conmigo, fuiste un muchacho conmigo o una [muchacha conmigo,
He comido contigo y he dormido contigo, tu cuerpo ha dejado de [ser sólo tuyo y ha impedido que mi cuerpo sea sólo mío,
Tú me das el placer de tus ojos, de tu rostro, de tu carne, al [pasar; tú me tocas la barba, el pecho, las manos, en cambio,
No debo hablarte, debo pensar en ti cuando esté sentado solo o [me despierte solo en la noche,
Debo esperar, no dudo que te encontraré otra vez,
Debo cuidar de no perderte. 

To a Stranger 

Passing stranger! you do not know longingly I look upon you,
You must be he I was seeking, or she I was seeking, (it comes to [me as of a dream,)
I have somewhere surely lied a life of joy with you,
All is recall'd as we flit by each other, fluid, affectionate, chaste, [matured,
You grew up whith me, were a boy with me or a girl with me,
I ate with you and slept with you, your body has become not [yours only nor left my body mine only,
You give me the pleasure of your eyes, face, flesh, as we pass, [you take of my beard, breast, hands, in return,
I am not to speak to you, I am to think of you when I sit alone or [wake at night alone,
I am to wait, I do not doubt I am to meet you again,
I am to see to it that I do not lose you. 

sábado, 15 de septiembre de 2018

Lecturas del día, sábado, 15 de septiembre. Poema "El fruto de bendición" de Pedro Antonio de Alarcón

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,14-22):

Amigos míos, no tengáis que ver con la idolatría. Os hablo como a gente sensata, formaos vuestro juicio sobre lo que digo. El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan. Considerad a Israel según la carne: los que comen de las víctimas se unen al altar. ¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas son algo o que los ídolos son algo? No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios, y no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber de los dos cálices, del del Señor y del de los demonios. No podéis participar de las dos mesas, de la del Señor y de la de los demonios. ¿Vamos a provocar al Señor? ¿Es que somos más fuertes que él?

Palabra de Dios

Salmo

Sal 115,12-13.17-18

R/.
Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,43-49):

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis "Señor, Señor" y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose.»

Palabra del Señor
 
Poema:
El fruto de bendición de Pedro Antonio de Alarcón
 
¡Cuántas veces fugaz la Primavera
vistió de flores mil el campo abierto,
hora tornado en árido desierto,
ni sombra ya de lo que en Mayo fuera!

En tanto aquella flor, la flor primera,
logro de afanes en cerrado huerto,
ve trocada el colono en fruto cierto,
de árboles mil semilla duradera.

¡Así la juventud! ¡Así la vida!
La que en vanos placeres se consume,
olvidada a la tarde desfallece:

en tanto que la fiel y recogida
que a un solo amor consagra su perfume,
más allá de la tumba reverdece. 

viernes, 14 de septiembre de 2018

Lecturas del día, viernes, 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz. Poema "Dulce Señor, enamorado mío..." de Tirso de Molina


Primera lectura

Lectura del libro de los Números (21,4b-9):

En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.»
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.»
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 77,1-2.34-35.36-37.38

R/.
No olvidéis las acciones del Señor

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado. R/.

Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor. R/.

Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza. R/.

Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor. R/.

Puede sustituirse por la siguiente lectura:

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,13-17):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

Palabra del Señor

Poema:
"Dulce Señor, enamorado mío..." de Tirso de Molina

Dulce Señor, enamorado mío,
¿adónde vais con esa cruz pesada?
Volved el rostro a una alma lastimada
de que os pusiese tal su desvarío.


De sangre y llanto entre los dos un río
formemos hoy; y si a la vuestra agrada,
partamos el dolor, y la jornada,
que de morir por Vos, en Vos confío.


¡Ay, divino Señor del alma mía!
No permitáis que otro nuevo esposo
me reconozca suya en este día;


bajad de vuestros cielos amoroso,
y si merece quien con Vos porfía,
dadme estos brazos, soberano Esposo.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Lecturas del día, jueves, 13 de septiembre. Poema "Compañero enemigo" de Juan Antonio Bermúdez

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,1b-7.11-13):

El conocimiento engríe, lo constructivo es el amor. Quien se figura haber terminado de conocer algo, aún no ha empezado a conocer como es debido. En cambio, al que ama a Dios, Dios lo reconoce. Vengamos a eso de comer de lo sacrificado. Sabemos que en el mundo real un ídolo no es nada, y que Dios no hay más que uno; pues, aunque hay los llamados dioses en el cielo y en la tierra –y son numerosos los dioses y numerosos los señores–, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede el universo y a quien estamos destinados nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe el universo y por quien existimos nosotros. Sin embargo, no todos tienen ese conocimiento: algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace poco, comen pensando que la carne está consagrada al ídolo y, como su conciencia está insegura, se mancha. Así, tu conocimiento llevará al desastre al inseguro, a un hermano por quien Cristo murió. Al pecar de esa manera contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis contra Cristo. Por eso, si por cuestión de alimento peligra un hermano mío, nunca volveré a comer carne, para no ponerlo en peligro.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 138,1-3.13-14ab.23-24

R/.
Guíame, Señor, por el camino eterno

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras. R/.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Compañero enemigo de Juan Antonio Bermúdez 

Compañero enemigo, nos convocan
los bárbaros tambores, las sirenas
leprosas de la guerra, el olor acre
que reclama genética venganza.

Desobedeceremos, cruzaremos
los cuchillos delante de la lumbre
en la tierra de nadie, que es mi tierra,
nuestra tierra sin planos ni alambradas.

Y allí compartiremos el arroz
y la perplejidad de estar tan vivos
entre tanto cadáver contagioso.

Compañero enemigo, no te mueras,
ni me mates, ni huyas, ni te rindas
 
que tenemos que hablar de muchas cosas.

martes, 11 de septiembre de 2018

Lecturas del día, martes, 11 de septiembre. Poema "Señor, no me desprecies..." de Miguel de Unamuno

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (6,1-11):

Cuando uno de vosotros está en pleito con otro, ¿cómo tiene el descaro de llevarlo a un tribunal pagano y no ante los santos? ¿Habéis olvidado que los santos juzgarán el universo? Pues si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no estaréis a la altura de juzgar minucias? Recordad que juzgaremos a ángeles: cuánto más asuntos de la vida ordinaria. De manera que para juzgar los asuntos ordinarios dais jurisdicción a ésos que en la Iglesia no pintan nada.
¿No os da vergüenza? ¿Es que no hay entre vosotros ningún entendido que sea capaz de arbitrar entre dos hermanos? No señor, un hermano tiene que estar en pleito con otro, y además entre no creyentes. Desde cualquier punto de vista ya es un fallo que haya pleitos entre vosotros. ¿No estaría mejor sufrir la injusticia? ¿No estaría mejor dejarse robar? En cambio, sois vosotros los injustos y los ladrones, y eso con hermanos vuestros. Sabéis muy bien que la gente injusta no heredará el reino de Dios. No os llaméis a engaño: los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios. Así erais algunos antes. Pero os lavaron, os consagraron, os perdonaron en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por Espíritu de nuestro Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b

R/.
El Señor ama a su pueblo

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,12-19):

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salta de él una fuerza que los curaba a todos.

Palabra del Señor
 
Poema:
"Señor, no me desprecies..." de Miguel de Unamuno
 
Señor, no me desprecies y conmigo
lucha; que sienta, al quebrantar tu mano
la mía, que me tratas como a hermano, 

Padre, pues beligerancia consigo

de tu parte; esa lucha es la testigo
del origen divino de lo humano.
Luchando así comprendo que el arcano
de tu poder es de mi fe el abrigo.


Dime, Señor, tu nombre, pues la brega
toda esta noche de la vida dura
y del albor la hora luego llega;


me has desarmado ya de mi armadura,
y el alma, así vencida, no sosiega
hasta que salga de esta senda oscura.
 

lunes, 10 de septiembre de 2018

Lecturas del día, lunes, 10 de septiembre. Poema "Nos decían..." de Julio Mariscal. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,1-8):

Se sabe de buena tinta que hay un caso de unión ilegítima en vuestra comunidad, y tan grave que ni los gentiles la toleran: me refiero a ése que vive con la mujer de su padre. ¿Y todavía tenéis humos? Estaría mejor ponerse de luto y pidiendo que el que ha hecho eso desaparezca de vuestro grupo. Lo que es yo, ausente en el cuerpo pero presente en espíritu, ya he tomado una decisión como si estuviera presente: reunidos vosotros en nombre de nuestro Señor Jesús, y yo presente en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús, entregar al que ha hecho eso en manos del diablo; humanamente quedará destrozado, pero así la persona se salvará en el día del Señor. Ese orgullo vuestro no tiene razón de ser. ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así pues, celebramos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 5, 5-6. 7. 12
 
R/. Señor, guíame con tu justicia

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huesped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R/.

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor. R/.

Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,6-11):

Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: «Levántate y ponte ahí en medio.» Él se levantó y se quedó en pie.
Jesús les dijo: «Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?»
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: «Extiende el brazo.»
Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.

Palabra del Señor
 
Poema:
"Nos decían..." de Julio Mariscal
 
Nos decían:
Hay que pensar en el mañana,
hacer el equipaje
para la travesía que es el mundo.
Y cercaban el hoy de tapias de colegio
y el paseo de los jueves
con largas alamedas solitarias.
Mis quince años ricos de ilusiones
se negaban al pájaro y al beso;
si alguna vez los ojos
se enredaban en versos o en estrellas
nos hablaban del pan de cada día,
del estirar los céntimos,
de abrirse a dentelladas un camino,
de todo eso sórdido y sublime
que es luchar y luchar por un mendrugo
que endurecen las lágrimas y el tedio.
 
Hay que ser hombres...
tronchaban en agraz las ilusiones,
éramos uno más en la estadística
de nombres y apellidos de las listas de clase,
y el dos por tres podía a la quimera,
y el verbo "aller" nos anulaba el alma,
y una hora de "Lógica"
por todo un mundo loco de recuerdos.
 
Había que ser hombre y ya lo somos,
ya pagamos "La cédula"
y vamos al café y a los amigos
y en cada nómina
nos crece un nuevo mes hacia la muerte.
Andamos por los parques
con el pan del mañana en el bolsillo.
 
¡Ya estamos en la cima! nos gritarán ahora.
¿Y para qué, Señor? nos preguntamos,
si ya desarbolados,
con el espectro de la guadaña a cuestas,
nos amarga el crepúsculo y el llanto
se nos viene a la boca
más silencioso cuanto más profundo.
Y es que ya nunca más -¡Ay!- nunca, nunca
volveremos a ser para el mañana. 
 
Breve comentario
 
Ninguna ley o norma es tal si su existencia y cumplimiento no obedece a rendir un bien. Todos sabemos que, por desgracia, existen muchas normas y leyes injustas, es decir, que no producen ningún bien o que el bien que realizan es inferior al mal que provocan. Las leyes injustas que, en el terreno ético, carecen de fuerza alguna de obligar, pues nadie está forzado a realizar un mal evitable, sólo pueden exigir su cumplimiento bajo el uso de la fuerza, el castigo y la coacción. La leyes (las no-leyes) injustas se imponen mediante el autoritarismo; las verdaderas leyes cuentan con la autoridad del bien que las justifica. ¡Y cuánto autoritarismo hay en las democracias parlamentarias y en las sociedades de la opinión pública! Las mayorías nunca pueden ser el criterio de verdad y de bien que fundamente la legislación de una sociedad.
 
La Ley de Dios no sólo se orienta a un fin bueno, sino que es la bondad misma. Dios es amor, y ese amor que es Dios se expresa también mediante los diez mandamientos. El amor de Dios no sólo es misericordia y perdón: también es camino que nos orienta al bien que debemos preservar y realizar. No cabe, pues, en el ámbito divino esa falsa dicotomía entre ley y amor. Son una unidad perfecta o, si se quiere, las dos caras de una misma moneda, de tal forma que sin amor no hay ley, y sin ley no hay amor.
 
Sin embargo, nuestra pecadora naturaleza tiende con enorme facilidad a disociarlos, incluso en la realidad divina. Igual que en muchos otros ámbitos, todos conocemos a personas que tienden a cojear de una tolerancia excesiva al mal en aras de una magnanimidad errónea e inmadura; y los hay, por el contrario, que pecan de dureza de juicio y de una visión estrictamente moralista de los actos humanos, sin entender de contextos, circunstancias y factores que muchas veces determinan su comisión u omisión.
 
Allí donde la disociación de ley y bien se produce, los efectos suelen ser devastadores, pues produce una inversión de la realidad, de valores y de fines, que conduce al caos. Dado que el orden del mundo y del hombre creado por Dios se funda en el bien como objetivo común, si se subvierte ese orden, lo que queda es la anomia que surge de una ley que ha olvidado su fin último, de un falso amor que ya no puede ser ley, pues ya no puede ser bien. Poner ejemplos puede ser fatigoso y redundante, y todos los conocemos. Hagamos una mención de pasada a algunos de ellos (son en verdad ya casi innumerables). Llamamos a lo que es matar a un niño no nacido en el vientre de su madre, un derecho humano; llamamos a la anticoncepción, derecho a la salud reproductiva; llamamos a la eutanasia, muerte digna; llamamos a los vientres de alquiler, derecho a la maternidad para quienes son estériles; llamamos a la unión entre dos personas homosexuales, matrimonio; llamamos a la ideología de género que considera la sexualidad humana como una mera construcción cultural perfectamente modificable por el deseo del sujeto, como una libertad humana fundamental; llamamos al divorcio, derecho de los cónyuges a rehacer su vida; llamamos a la manipulación embrionaria, derecho de los padres a tener descendencia o derecho a la curación de un familiar enfermo. Y en un ámbito religioso, se considera actos de misericordia que Dios bendice la aprobación de todas estas aberraciones humanas, de las que el Amor que es Ley, y la Ley que es Amor, abomina.
 
Tiene razón el poeta cuando en su realidad personal comprueba que una ley sin amor no es nada, como un amor sin ley. Sólo podemos ser hombres, en efecto, cuando vivimos en plenitud la unión esencial de amor y ley, de bien y de norma. La causa de que al poeta se le hiciera muy dura la vida escolar y académica no se debe a una escasa inteligencia o a una indisciplina de actitud o comportamiento, sino a un hecho fundamental que él vivió de forma intuitiva: no hay conocimiento sin amor; desde el solo deber, desde la sola disciplina no cabe inteligencia alguna, no cabe entender ni enseñar nada. Todo lo que vaya en contra de esa unidad nos aliena, nos vacía de nuestra naturaleza. No lo toleremos en la medida de nuestras posibilidades, y pidámosle al Señor que haga posible su unidad de amor en esta tierra, comenzando por cada una de nuestras vidas. 

domingo, 9 de septiembre de 2018

Lecturas del día, domingo, 9 de septiembre. Poema "¿Qué quieres?" de Pedro Calderón de la Barca

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (35,4-7a):

Decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y os salvará.» Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantar. Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa el páramo será un estanque, lo reseco un manantial.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 145,7.8-9a.9bc-10

R/.
Alaba, alma mía, al Señor

Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (2,1-5):

No juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo. Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: «Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado.» Al pobre, en cambio: «Estáte ahí de pie o siéntate en el suelo.» Si hacéis eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos? Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman?

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,31-37):

En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

Palabra del Señor
 
Poema:
¿Qué quieres? de Pedro Calderón de la Barca
 
¿Qué quiero, mi Jesús?...Quiero quererte,
quiero cuanto hay en mí del todo darte
sin tener más placer que el agradarte,
sin tener más temor que el ofenderte.

Quiero olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo por buscarte,
quiero perderlo todo por hallarte,
quiero ignorarlo todo por saberte.

Quiero, amable Jesús, abismarme
en ese dulce hueco de tu herida,
y en sus divinas llamas abrasarme.
 
Quiero, por fin, en Tí transfigurarme,
morir a mí, para vivir tu vida,
perderme en Tí, Jesús, y no encontrarme.
 

sábado, 8 de septiembre de 2018

Lecturas del día, sábado, 8 de septiembre, Natividad de la Virgen María. Poema "Nacimiento del amor" de Vicente Aleixandre

Primera lectura

Lectura de la profecía de Miqueas (5,1-4a):

Así dice el Señor: «Pero tú, Belén de Efratá, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel. En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 12,6ab.6cd

R/.
Desbordo de gozo con el Señor

Porque yo confío en tu misericordia:
alegra mi corazón con tu auxilio. R/.

Y cantaré al Señor
por el bien que me ha hecho. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,1-16.18-23):

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»

Palabra del Señor
 
Poema: 
Nacimiento del amor de Vicente Aleixandre
 
¿Cómo nació el amor? Fue ya en otoño.
Maduro el mundo,
no te aguardaba ya. Llegaste alegre,
ligeramente rubia, resbalando en lo blando
del tiempo. Y te miré. ¡Qué hermosa
me pareciste aún, sonriente, vívida,
frente a la luna aún niña, prematura en la tarde,
sin luz, graciosa en aires dorados; como tú,
que llegabas sobre el azul, sin beso,
pero con dientes claros, con impaciente amor! 
 
Te miré. La tristeza
se encogía a lo lejos, llena de paños largos,
como un poniente graso que sus ondas retira.
Casi una lluvia fina  -¡el cielo, azul!-  mojaba
tu frente nueva. ¡Amante, amante era el destino
de la luz! Tan dorada te miré que los soles
apenas se atrevían a insistir, a encenderse
por ti, de ti, a darte siempre
su pasión luminosa, ronda tierna
de soles que giraban en torno a ti, astro dulce,
en torno a un cuerpo casi transparente, gozoso,
que empapa luces húmedas, finales, de la tarde
y vierte, todavía matinal, sus auroras. 
 
Eras tú, amor, destino, final amor luciente,
nacimiento penúltimo hacia la muerte acaso.
Pero no. Tú asomaste. ¿Eras ave, eras cuerpo,
alma solo? Ah, tu carne traslúcida
besaba como dos alas tibias,
como el aire que mueve un pecho respirando,
y sentí tus palabras, tu perfume,
y en el alma profunda, clarividente
diste fondo. Calado de ti hasta el tuétano de la luz,
sentí tristeza, tristeza del amor: amor es triste.
En mi alma nacía el día. Brillando
estaba de ti; tu alma en mí estaba.
Sentí dentro, en mi boca, el sabor a la aurora.
Mis sentidos dieron su dorada verdad. Sentí a los pájaros
en mi frente piar, ensordeciendo
mi corazón. Miré por dentro
los ramos, las cañadas luminosas, las alas variantes,
y un vuelo de plumajes de color, de encendidos
presentes me embriagó, mientras todo mi ser
a un mediodía,  
raudo, loco, creciente se incendiaba
y mi sangre ruidosa se despeñaba en gozos
de amor, de luz, de plenitud, de espuma.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Lecturas del día, viernes, 7 de septiembre. Poemas "Renovación" de María Monvel, "Encuentro" de Carmen Conde y "Después de la tristeza" de Umberto Saba. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (4,1-5):

Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor. Así, pues, no juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 36,3-4.5-6.27-28.39-40

R/.
El Señor es quien salva a los justos

Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R/.

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles. R/.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados
y los salva porque se acogen a él. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,33-39):

En aquel tiempo, dijeron a Jesús los fariseos y los escribas: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber.»
Jesús les contestó: «¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán.»
Y añadió esta parábola: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque se estropea el nuevo, y la pieza no le pega al viejo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino nuevo revienta los odres, se derrama, y los odres se estropean. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: "Está bueno el añejo."»

Palabra del Señor

Poemas:
Renovación de María Monvel

Amor único mío,
de mi vida, amor bueno,
que haces de nuevo cándida mi alma,
mi cuerpo virgen y mis labios nuevos.


Maravillosa esponja
de mis dolientes desengaños, fueron,
buen amor, el dulzor de tus palabras,
piadoso amor, la esencia de tus besos.


Milagro de milagros
que logras el renuevo
en el cristal obscuro de mis ojos
y en los claros cristales de mi pecho.


Fanal que alumbraste
el perdido sendero
cuando más extraviada mi amargura
huía del dolor y hallaba el tedio.


Busqué con afán tanto,
que encontré al fin mi premio,
mi buen amor, que transformaste en soles
las taciturnas sombras de mis duelos ...


De mi vida, amor último
de mi alma, amor primero,
me apego a tu dulzura,
en tus brazos me estrecho,
y así no tengo miedo de la vida,
así no tengo miedo.


Encuentro de Carmen Conde

¡Gloria de tu hallazgo!
Bautismo inicial de la primavera
en oleaje de pájaros.

Se movieron las selvas inefables.
Se deshizo el otoño de sus plumas
cubriendo inviernos cándidos.

Venías tú, gentil criatura,
desnudando los ríos a tu paso.


Después de la tristeza de Umberto Saba

Este pan tiene el sabor de un recuerdo,
al ser comido en esta pobre hostería,
donde es más solo e inhóspito el puerto.
 

Y de la cerveza gozo el gusto amargo,
sentado a mitad del camino de regreso,
frente a los montes nublados y al faro.
 

Mi alma, que ha vencido su congoja,
con ojos nuevos en la antigua noche
mira a un piloto y su mujer encinta;
 

y un barco, cuya vieja madera
brilla al sol, con la chimenea
larga como sus dos mástiles, es un dibujo
 

de niño, hecho por mí hace ya veinte años. 
¡Ah, quién me hubiera dicho que mi vida
sería tan bella, con tan dulces afanes,

 
y tanta felicidad solitaria!

Dopo la tristezza

Questo pane ha il sapore d’un ricordo,
mangiato in questa povera osteria,
dov’è più abbandonato e ingombro il porto.

E della birra mi godo l’amaro,
seduto del ritorno a mezza via,
in faccia ai monti annuvolati e al faro.

L’anima mia che una sua pena ha vinta,
con occhi nuovi nell’antica sera
guarda un pilota con la moglie incinta;

e un bastimento, di che il vecchio legno
luccica al sole, e con la ciminiera
lunga quanto i due alberi, è un disegno

fanciullesco, che ho fatto or son vent’anni.
E chi mi avrebbe detto la mia vita
così bella, con tanti dolci affanni,

e tanta beatitudine romita!

https://www.youtube.com/watch?v=gKUxvjvwwg4
  
Breve comentario

Se suele tener una deficiente percepción del cristiano, por la cual se piensa que somos gente triste, de mentalidad un tanto tortuosa, siempre pensando en el pecado, en el castigo eterno, amargados y reprimidos, incapaces de gozar de los placeres de la vida, etc. No pasan de ser lugares comunes, prejuicios, falsas creencias, pura ignorancia, por mucho que ilustres ilustrados así lo pensasen. Las personas que así nos consideran olvidan muchas cosas, entre otras que Cristo resucitó, que su Palabra es misericordia y perdón para quienes lo buscan con corazón sincero, que la fe y la esperanza de los cristianos es ante todo una experiencia de amor, y fruto de ella esperamos un horizonte de salvación eterna. Incluso que su moral (esto que tanto asusta a los foráneos) es consecuencia de su amor, el modo como hacerlo posible en un mundo que aún no lo ha conocido. Nada de todo esto conduce a la tristeza. Cristo en la vida del hombre es esperanza, amor, consuelo, compañía, paz, luz, equilibrio..., gozo, gozo inefable. Lo triste que puede haber en un cristiano nunca procede de su fe; en todo caso, de su falta de ella, o de la experiencia del pecado que todos, de un modo u otro, vamos acumulando en el ejercicio de vivir.

Cuando la presencia del Señor se hace evidente en nuestra vida, nos invade la alegría, una alegría genuina, por muy íntima que sea, por pudorosa que sea su expresión. Una alegría distinta de la que puede proporcionarnos el mundo y sus atractivos, inclasificable, indescriptible. El amor de Dios exige apertura del corazón. Cuando se logra, la ascésis no es necesaria, pues se vive en el Señor sin esfuerzo: su presencia nos purifica. La ascésis sólo tiene sentido para ayudar a centrarnos en su búsqueda, para abrirnos a Él. Una pura penitencia que sólo busque el castigo de nuestras debilidades sin esa perspectiva, es una forma pervertida y dañina de vivir la relación con el Señor. Dios quiere ser lo primero en nuestra vida, y para ello acepta nuestra débil humanidad. Debemos luchar contra el pecado; primero, contra el que nos habita, pero esa lucha sólo tiene sentido en un entorno de amor: de amor a nosotros mismos, de humilde aceptación de nuestra pequeñez y necesidad, y de amor a los demás, a su pequeñez y a su necesidad.

El amor de Dios transforma los viejos esquemas: es vino nuevo que debe guardarse en odres nuevos. El Señor nos quiere en búsqueda, nunca tristes; abiertos, con fe, esperanzados, no derrotados o entregados a los fuegos fatuos del mundo que nos vacían de nosotros mismos. Decía Hölderlin que "la vida es la tarea del hombre en este mundo." Así es: la vida en Dios, con Dios, por Dios, para Dios, "pues en Él vivimos, nos movemos y existimos" (Hch 17,28). Vivir así es puro gozo, incluso aunque nos crucifiquen por ello. Pidamos la gracia del Señor para que nos conceda este conocimiento de su Persona, para ser dignos en esta vida de esa dicha. 

jueves, 6 de septiembre de 2018

Lecturas del día, jueves, 6 de septiembre. Poema "Levántame, Señor..." de Fray Miguel de Guevara. Breve comentario

Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3,18-23):

Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia.» Y también: «El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.» Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor

Poema:
"Levántame, Señor..." de Fray Miguel de Guevara 

Levántame, Señor, que estoy caído,
sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar y estoyme quedo,
yo propio lo deseo y yo lo impido.

Estoy, siendo uno solo, dividido,
a un tiempo muero triste y ledo;
lo que puedo hacer, eso no puedo,
huyo del mal y estoy en él metido.

Tan obstinado estoy en mi porfía,
que el temor de perderme y de perderte
jamás de mi mal uso me desvía.

Tu poder y tu bondad truequen mi suerte,
que en otros veo enmienda cada día,
y en mí nuevos deseos de ofenderte.


Breve comentario

Qué importante es poder contar con alguien que en los momentos más difíciles de la vida nos diga: ¡Adelante! ¡No te rindas! ¡Confía en mí, te ayudaré! En esos momentos, la carga que nos aplasta parece más leve, y nuestras agotadas fuerzas recobran el vigor perdido. Y, sobre todo, el consuelo, el bálsamo de sentir que no estás solo. Duc in altum, remad mar adentro, nos dice el Señor a todos, en especial a los cansados y agobiados de tantas cosas, de tanta vida sin Dios; cansados y agobiados por nuestros pecados y por los pecados ajenos. Por gracia divina, nuestros momentos de mayor esterilidad, de mayor hastío o aun desesperación se convierten en los de mayor fertilidad: pasamos de la desolación del pecado al gozo de cosechar los frutos por nuestra entrega al Señor. Pasamos, en efecto, de pecar a pescar. Ante tal poder de amor, quien le conoce, le seguirá de por vida.

Luego, la vida seguirá haciéndonos daño, seguiremos pecando, dada nuestra debilidad consustancial, pero ya no volveremos a ser los de antes. En nuestro interior habremos hecho nuestra esa voz de amor, ese dulce mandato, duc in altum. Y en cada ocasión que el sufrimiento parezca vencernos, que la tentación del abandono parezca dominarnos, seguiremos remando en la mar oscura y profunda, en la noche sin luz, en el frío de la soledad humana, en el mundo que nos niega todo, en ese lago sin peces ni recompensa a nuestro esfuerzo. Y Él volverá a aparecer una y otra vez, en la forma de la fe que da fuerza, en la presencia de un ánimo que vuelve a levantarnos, que vuelve a hacer posible lo que parecía ya imposible para nosotros. Sigamos echando las redes aunque todas las evidencias lo desaconsejen. Estando abiertos al Señor, el mundo se abre, siempre se abre. 

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Lecturas del día, miércoles, 5 de septiembre. Poema "Aquí vino y se fue" de León Felipe

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3,1-9):

Hermanos, no pude hablaros como a hombres de espíritu, sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Por eso os alimenté con leche, no con comida, porque no estabais para más. Por supuesto, tampoco ahora, que seguís los instintos carnales. Mientras haya entre vosotros envidias y contiendas, es que os guían los instintos carnales y que procedéis según lo humano. Cuando uno dice «yo soy de Pablo» y otro, «yo de Apolo», ¿no estáis procediendo según lo humano? En fin de cuentas, ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Ministros que os llevaron a la fe, cada uno como le encargó el Señor. Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. El que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada uno recibirá el salario según lo que haya trabajado. Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros campo de Dios, edificio de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 32,12-13.14-15.20-21

R/.
Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.

Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,38-44):

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.
Pero él les dijo: «También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.»
Y predicaba en las sinagogas de Judea.

Palabra del Señor
 
Poema:
Aquí vino y se fue de León Felipe
 
"Y dexas, Pastor santo, 
tu grey en este valle hondo, escuro."
(Fray Luis de León)
 
Aquí vino...
y se fue.
Vino, nos marcó nuestra tarea
y se fue.
Tal vez detrás de aquella nube
hay alguien que trabaja
lo mismo que nosotros,
y tal vez
las estrellas
no son más que ventanas encendidas
de una fábrica
donde Dios tiene que repartir
una labor también.
 
Aquí vino
y se fue. 
Vino, llenó nuestra caja de caudales
con millones de siglos y de siglos,
nos dejó unas herramientas...
y se fue.
 
Él, que lo sabe todo,
sabe que estando solos
sin Dioses que nos miren
trabajamos mejor.
 
Detrás de ti no hay nadie. Nadie,
ni un maestro, ni un amo, ni un patrón.
Pero tuyo es el tiempo. El tiempo y esa gubia
con que Dios comenzó la Creación.
 

martes, 4 de septiembre de 2018

Lecturas del día, martes, 4 de septiembre. Poema "Fortaleza" de Miguel de Unamuno

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,10b-16):

El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. ¿Quién conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Pues, lo mismo, lo íntimo de Dios lo conoce sólo el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido un Espíritu que no es del mundo, es el Espíritu que viene de Dios, para que tomemos conciencia de los dones que de Dios recibimos. Cuando explicamos verdades espirituales a hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano, sino en el que enseña el Espíritu, expresando realidades espirituales en términos espirituales. A nivel humano, uno no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque sólo se puede juzgar con el criterio del Espíritu. En cambio, el hombre de espíritu tiene un criterio para juzgarlo todo, mientras él no está sujeto al juicio de nadie. «¿Quién conoce la mente del Señor para poder instruirlo?» Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144, 8-9. 10-11. 12-13ab. 13cd-14

R/.
El Señor es justo en todos sus caminos

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,31-37):

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús le intimó: «¡Cierra la boca y sal!»
El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: «¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.»
Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.

Palabra del Señor
 
Poema:
Fortaleza de Miguel de Unamuno 
 
Si aspiras, como dices, a ser fuerte
no busques la engañosa fortaleza
de quien viril creyendo a la dureza
labra la ruina de su propia suerte.


Escucha al corazón que fiel te advierte
que lo que no es amor sólo es flaqueza
y el único el amor que con firmeza
da vida y vence a la implacable muerte.


Sin odio y de piedad el alma henchida
tomándote por firme fundamento
siga el recto camino de mi vida,


a conquistar el porvenir atento,
reino de libertad que nos convida
a posar en su suelo nuestro asiento.

lunes, 3 de septiembre de 2018

Lecturas del día, lunes, 3 de septiembre. Poema "Final de recital" de Joan Margarit. Breve comentario"

Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,1-5):

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 118,97.98.99.100.101.102

R/.
¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!

¡Cuánto amo tu voluntad!:
todo el día estoy meditando. R/.

Tu mandato me hace más sabio que mis enemigos,
siempre me acompaña. R/.

Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos. R/.

Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus leyes. R/.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra. R/.

No me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,16-30):

En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor.»
Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

Palabra del Señor

Poema:
Final de recital de Joan Margarit

Me deslumbran los focos cuando miro
hacia esa oscuridad en donde estáis vosotros.
Los focos son esta ilusión que crea
la sombra desde donde escucháis la claridad
de mi ceguera.
Todos llevamos, dentro de nosotros,
un auditorio oscuro
escuchando en silencio alguna historia
de seducción sin esperanza.
Amar es ser distante, y el amor
es ser un extranjero. Pero vosotros sois
la hospitalidad de este silencio
que me ha estado escuchando
aun sabiendo que dentro de vosotros
dejaré de existir, que no habré sido
más que la sombra amada de algún otro.

Final de recital

Enlluernat pels focus
miro l’obscuritat on sou vosaltres.
Els focus són aquesta il·lusió
de l’ombra on escolteu la claredat
de la meva ceguesa: tots portem
un auditori fosc dins de nosaltres
escoltant en silenci aquesta història
de la seducció sense esperança.
Estimar és ser distant.
L’amor és ser estranger, però vosaltres
sou l’hospitalitat d’aquest silenci
que m’ha escoltat sabent que dintre vostre
he deixat d’existir, que no hauré estat
més que l’ombra estimada d'algú altre.


Breve comentario

¿Con qué oídos escuchamos al Maestro? No somos muy distintos hoy a aquella comunidad de judíos nazarenos a los que el Señor predicaba. Por un lado, nos atrae la seguridad y belleza de su estilo, la noble autoridad y el conocimiento que muestra en sus explicaciones, y eso es signo de que no estamos completamente desligados de la verdad que nos constituye. Pero, por desgracia, el hombre no sólo persigue la verdad: la mentira, el error, el pecado en todas sus formas posee un atractivo no menor. Y en cuanto la verdad comienza a doler, o aun antes, el atractivo del Señor se pierde. La verdad en ellos, en nosotros, no puede actuar por nuestro esencial alejamiento de ella. Es duro verse criticado por alguien tan capaz. El alma humana en tales casos se revuelve tanto contra el mensaje como contra el mensajero, y uno y otro deben ser desarticulados para mantener intacto nuestro bienestar en la mentira.

Margarit lo expresa, en otro contexto, con una precisión y belleza tan sencilla como extraordinaria: "Amar es ser distante, y el amor / es ser un extranjero." Y aun para aquellos que le escuchan con admirado respeto, "no habré sido / más que la sombra amada de algún otro." El Señor entregaba la Verdad, se entregaba, pero no era recibida. Quien no sabe recibirla ya tiene en vida la condena de sentir el amor como distancia, como realidad extraña o extranjera, o, en el mejor de los casos, como el recuerdo parcial de una experiencia que se le asemeje. Amar en esta tierra implica en demasiadas ocasiones soledad. Pero lo importante del amor, de la verdad es la entrega. Recibirla, depende de nosotros.