viernes, 30 de septiembre de 2016

Lecturas del día, viernes, 30 de septiembre. Poema "Rima XII" de Gustavo Adolfo Bécquer. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de Job (38,1.12-21;40,3-5):

El Señor habló a Job desde la tormenta: «¿Has mandado en tu vida a la mañana o has señalado su puesto a la aurora, para que agarre la tierra por los bordes y sacuda de ella a los malvados, para que la transforme como arcilla bajo el sello y la tiña como la ropa; para que les niegue la luz a los malvados y se quiebre el brazo sublevado? ¿Has entrado por los hontanares del mar o paseado por la hondura del océano? ¿Te han enseñado las puertas de la muerte o has visto los portales de las sombras? ¿Has examinado la anchura de la tierra? Cuéntamelo, si lo sabes todo. ¿Por dónde se va a la casa de la luz y dónde viven las tinieblas? ¿Podrías conducirlas a su país o enseñarles el camino de casa? Lo sabrás, pues ya habías nacido entonces y has cumplido tantísimos años.»
Job respondió al Señor: «Me siento pequeño, ¿qué replicaré? Me taparé la boca con la mano; he hablado una vez, y no insistiré, dos veces, y no añadiré nada.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 138

R/.
Guíame, Señor, por el camino eterno

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R/.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,13-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Rima XII de Gustavo Adolfo Bécquer 

Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hourís del Profeta.

El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera;
entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta;
las esmeraldas son verdes;
verde el color del que espera,
y las ondas del océano
y el laurel de los poetas.
                        *
Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.

Y, sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean,
pues no lo creas,


que parecen sus pupilas
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.
                        *
Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta
que en el estío convida
a apagar la sed con ella.

Y, sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean,
pues no lo creas,


que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.
                        *
Es tu frente que corona,
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas,

 
que entre las rubias pestañas,
junto a las sienes semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
                        *
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás, si negros o azules
se tornasen, lo sintieras.

http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=2305&t=Porque+son+ni%F1a,+tus+ojos...+(Rima+XII)&p=Gustavo+Adolfo+B%E9cquer&o=Favio+Camero

Breve comentario

Será muy breve, pues la claridad de las lecturas litúrgicas y el poema de Bécquer se expresan por sí solos. No somos los que mejor nos conocemos. En absoluto. Y nuestro desconocimiento es paralelo y no menor al que tenemos de Dios. Unas veces nos juzgamos con dureza, y es soberbia la fuente de la que mana tal juicio. Otras, la dureza viene por el no reconocimiento de lo recibido, no tanto por soberbia como por un desprecio que viene de experiencias dolorosas o por graves carencias afectivas. En cualquier caso, ignorancia de lo que somos y de la obra de Dios en nosotros. Nuestra mente no puede abarcar la inmensa infinitud del amor de Dios hacia sus criaturas. Cuando, sometidos al sufrimiento, renegamos en mayor o menor medida de la cruz, dejamos de comprender y de comprendernos. Podremos no saber lo que Dios quiere de nosotros en cada situación que vivamos (y desde luego siempre desconoceremos las razones divinas de ello), pero nunca es lícito revolverse contra los dones de Dios, contra el amor que nos constituye y nos liga a Él. Aunque es humana tal reacción (y Dios la comprende de sobra), no debemos abandonarnos a ella. Del sufrimiento se remonta, pues Cristo lo afrontó y lo superó para nuestra salvación.  

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Lecturas del día, miércoles, 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz. Poema "Cristo crucificado" de Dionisio Ridruejo


Primera lectura

Lectura del libro de los Números (21,4b-9):

En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.»
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.»
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 77,1-2.34-35.36-37.38

R/.
No olvidéis las acciones del Señor

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado. R/.

Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor. R/.

Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza. R/.

Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,13-17):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

Palabra del Señor

Poema:
Cristo crucificado de Dionisio Ridruejo

Todo renace en él, desierto y breve,
cuando, por cinco fuentes derramado,
ha lavado la tierra y está alzado,
desnudo y material como la nieve.

En la tiniebla está la luz que debe
órbitas a su voz. En el pecado,
la ventura de amor. Todo, borrado,
va a amanecer. El tiempo no se mueve.

Cielo y tierra se miran suspendidos
en el filo o espina de la muerte,
para siempre asumida y derrotada.

En la cerrada flor de sus sentidos,
los siglos, como abejas -Santo fuerte-,
labran la vida humanamente dada. 

martes, 13 de septiembre de 2016

Lecturas del día, martes, 13 de septiembre. Poema "Lázaro" de Luis Cernuda. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios (12,12-14.27-31a):

Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas, el don de interpretarlas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan? Ambicionad los carismas mejores.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 99

R/.
Somos un pueblo y ovejas de su rebaño

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,11-17):

En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores.»
Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!»
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.» La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.

Palabra del Señor
 
Poema:
Lázaro de Luis Cernuda 

Era de madrugada.
Después de retirada la piedra con trabajo,
Porque no la materia sino el tiempo
Pesaba sobre ella,
Oyeron una voz tranquila
Llamándome, como un amigo llama
Cuando atrás queda alguno
Fatigado de la jornada y cae la sombra.
Hubo un silencio largo.
Así lo cuentan ellos que lo vieron.


Yo no recuerdo sino el frío
Extraño que brotaba
Desde la tierra honda, con angustia
De entresueño, y lento iba
A despertar el pecho,
Donde insistió con unos golpes leves,
Ávido de tornarse sangre tibia.
En mi cuerpo dolía
Un dolor vivo o un dolor soñado.


Era otra vez la vida.
Cuando abrí los ojos
Fue el alba pálida quien dijo
La verdad. Porque aquellos
Rostros ávidos, sobre mí estaban mudos,
Mordiendo un sueño vago inferior al milagro,
Como rebaño hosco
Que no a la voz sino a la piedra atiende,
Y el sudor de sus frentes
Oí caer pesado entre la hierba.


Alguien dijo palabras
De nuevo nacimiento.
Mas no hubo allí sangre materna
Ni vientre fecundado
Que crea con dolor nueva vida doliente.
Sólo anchas vendas, lienzos amarillos
Con olor denso, desnudaban
La carne gris y fláccida como fruto pasado;
No el terso cuerpo oscuro, rosa de los deseos,
Sino el cuerpo de un hijo de la muerte.


El cielo rojo abría hacia lo lejos
Tras de olivos y alcores;
El aire estaba en calma.
Mas temblaban los cuerpos,
Como las ramas cuando el viento sopla,
Brotando de la noche con los brazos tendidos
Para ofrecerme su propio afán estéril.
La luz me remordía
Y hundí la frente sobre el polvo
Al sentir la pereza de la muerte.


Quise cerrar los ojos,
Buscar la vasta sombra,
La tiniebla primaria
Que su venero esconde bajo el mundo
Lavando de vergüenzas la memoria.
Cuando un alma doliente en mis entrañas
Gritó, por las oscuras galerías
Del cuerpo, agria, desencajada,
Hasta chocar contra el muro de los huesos
Y levantar mareas febriles por la sangre.


Aquel que con su mano sostenía
La lámpara testigo del milagro,
Mató brusco la llama,
Porque ya el día estaba con nosotros.
Una rápida sombra sobrevino.
Entonces, hondos bajo una frente, vi unos ojos
Llenos de compasión, y hallé temblando un alma
Donde mi alma se copiaba inmensa,
Por el amor dueña del mundo.


Vi unos pies que marcaban la linde de la vida,
El borde de una túnica incolora
Plegada, resbalando
Hasta rozar la fosa, como un ala
Cuando a subir tras de la luz incita.
Sentí de nuevo el sueño, la locura
Y el error de estar vivo,
Siendo carne doliente día a día.
Pero él me había llamado
Y en mí no estaba ya sino seguirle.


Por eso, puesto en pie, anduve silencioso,
Aunque todo para mí fuera extraño y vano,
Mientras pensaba: así debieron ellos,
Muerto yo, caminar llevándome a la tierra.
La casa estaba lejos;
Otra vez vi sus muros blancos
Y el ciprés del huerto.
Sobre el terrado había una estrella pálida.
Dentro no hallamos lumbre
En el hogar cubierto de ceniza.


Todos le rodearon en la mesa.
Encontré el pan amargo, sin sabor las frutas,
El agua sin frescor, los cuerpos sin deseo;
La palabra hermandad sonaba falsa,
Y de la imagen del amor quedaban
Sólo recuerdos vagos bajo el viento.
Él conocía que todo estaba muerto
En mí, que yo era un muerto
Andando entre los muertos.


Sentado a su derecha me veía
Como aquel que festejan al retorno.
La mano suya descansaba cerca
Y recliné la frente sobre ella
Con asco de mi cuerpo y de mi alma.
Así pedí en silencio, como se pide
A Dios, porque su nombre,
Más vasto que los templos, los mares, las estrellas,
Cabe en el desconsuelo del hombre que está solo,
Fuerza para llevar la vida nuevamente.


Así rogué, con lágrimas,
Fuerza de soportar mi ignorancia resignado,
Trabajando, no por mi vida ni mi espíritu,
Mas por una verdad en aquellos ojos entrevista
Ahora. La hermosura es paciencia.
Sé que el lirio del campo,
Tras de su humilde oscuridad en tantas noches
Con larga espera bajo tierra,
Del tallo verde erguido a la corola alba
Irrumpe un día en gloria triunfante.


https://www.youtube.com/watch?v=NVJ02Ysdclw

Breve comentario

"¡A ti te lo digo, levántate!" ¡Qué fuerza la de un amor así, qué autoridad, qué verdad, qué sencillez, qué Dios...! Imposible no obedecerle. Imposible no seguirle. Imposible no quererle. Y a todos nosotros, a todos y cada uno, nos vuelve a decir en todo tiempo estas mismas palabras, este dulce imperativo de amor: "¡A ti te lo digo, levántate!"

Dios nos conoce mejor que nosotros mismos. Sabe de nuestras íntimas heridas, de nuestros cansancios y ansiedades, de nuestros miedos y de nuestras soledades. Sabe que necesitamos de su presencia, de su amparo, de su cobijo. Cara al mundo podremos hacernos los autosuficientes, los que siempre valemos, los que siempre cumplimos las expectativas, los que afrontamos siempre los problemas. El mundo nos exige esta fortaleza, pero la procesión va por dentro, y Él la conoce perfectamente. Los consuelos que el mundo ofrece a sus penalidades son vanos y apenas reparan el cansancio más superficial. El mundo desgasta, y para soportarlo nos concede unos simulacros de paz en medio de su guerra. Pero es una paz sin valor, sin profundidad, sin paz. En cambio, el Señor se deja de simulacros: Levántate, que estoy contigo; levántate, no temas; levántate, que te quiero; levántate, anda, que te espero. Ante un amor así, ante una autoridad tan fuerte y tan dulce, sólo podemos levantarnos, aun confusos por una marea que no sabemos de dónde nos viene, pero que nos empuja con una fuerza desconocida e irresistible: "él me había llamado/ Y en mí no estaba ya sino seguirle."

En los momentos más duros, apoyémonos en Él siempre. Porque los tiempos no los manejamos nosotros. Es lo de menos cuándo seamos capaces de dar fruto, cuál será el momento de nuestro florecer. Decía Rilke que todo lo importante es difícil. Depende de nuestros apoyos. En una vida sin Dios, hasta lo banal será muy complicado; pero con Él...; con Él, no. Sí, Luis, "La hermosura es paciencia", pero no importa: el tiempo es de Dios y nos va embelleciendo, sobre todo cuando parece que ya no podemos dar nada, cuando nos sentimos vencidos: ¡Levántate! Y entonces todo es ya posible:

"Así rogué, con lágrimas,
Fuerza de soportar mi ignorancia resignado,
Trabajando, no por mi vida ni mi espíritu,
Mas por una verdad en aquellos ojos entrevista
Ahora. La hermosura es paciencia.
Sé que el lirio del campo,
Tras de su humilde oscuridad en tantas noches
Con larga espera bajo tierra,
Del tallo verde erguido a la corola alba
Irrumpe un día en gloria triunfante."


("Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación; pero confiad: yo he vencido al mundo." -Jn 16,33-)

lunes, 12 de septiembre de 2016

Lecturas del día, lunes, 12 de septiembre. Poema "Confiar" de Antonia Pozzi. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,17-26.33):

Al recomendaros esto, no puedo aprobar que vuestras reuniones causen más daño que provecho. En primer lugar, he oído que cuando se reúne vuestra Iglesia os dividís en bandos; y en parte lo creo, porque hasta partidos tiene que haber entre vosotros, para que se vea quiénes resisten a la prueba. Así, cuando os reunís en comunidad, os resulta imposible comer la cena del Señor, pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena y, mientras uno pasa hambre, el otro está borracho. ¿No tenéis casas donde comer y beber? ¿O tenéis en tan poco a la Iglesia de Dios que humilláis a los pobres? ¿Qué queréis que os diga? ¿Que os apruebe? En esto no os apruebo. Porque yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. Así que, hermanos míos, cuando os reunís para comer, esperaos unos a otros.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 39,7-8a.8b-9.10.17

R/.
Proclamad la muerte del Señor,
hasta que vuelva


Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.

«Como está escrito en mi libro
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,1-10):

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: «Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga.»
Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: «Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.» Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

Palabra del Señor

Poema:
Confiar de Antonia Pozzi

Tanta fe tengo en ti. Me parece
que sabré aguardar tu voz
en silencio, por siglos
de oscuridad.

Sabes todos los secretos,
como el sol:
podrías hacer que florezcan
los geranios y el azahar silvestre
en el fondo de las canteras de piedra,
de las prisiones legendarias.

Tanta fe tengo en ti. Estoy quieta
como el árabe envuelto
en su albornoz blanco,
que escucha a Dios madurar
en torno a su casa la cebada.

Breve comentario

El pasaje de la curación del criado del centurión es impresionante. No es extraño que impresionante también le resultara la fe de este militar romano al Señor. Aunque Lucas nos "hurta" el diálogo directo entre el oficial y Jesús que recoge Mateo, lo cierto es que no se pierde nada de la intensidad de este episodio. El centurión sabe que, aunque el Mesías es un judío, parte, pues, de un pueblo sometido (y no de los más prestigiosos a ojos de Roma), no puede negar la evidencia de que alguien con el poder de curar es de una dignidad muy superior no sólo a la suya, sino a la de cualquier ser humano que la posea por razones más mundanas. No se siente digno de que el Señor entre a su casa por esa sana humildad que el militar reconoce ante la verdadera grandeza. Pero también por su condición de militar sabe que no es preciso que quien posee autoridad deba estar presente para ejercerla: cuando ordena, se le obedece.

La fe más profunda siempre se expresa de la forma más sencilla; la verdad siempre aparece con toda su fuerza en las actitudes más simples por más puras. La humildad de este militar romano es tan maravillosamente simple como profunda. Ante la verdad, las realidades terrenas mundanas pasan a un segundo plano de inmediato. El centurión, visto desde la dimensión concreta de su situación social, tenía todas las razones para despreciar a un artesano judío insignificante. Sin embargo, lo que le humaniza es el afecto que le unía a un buen servidor al que estaba a punto de perder por una enfermedad. Como buen militar, cuida y aprecia a sus soldados y subordinados. Y este sano afecto viril entre hombres que saben cumplir con su deber, le abre a la verdad de Dios. Y es entonces cuando se da cuenta de la enorme dignidad de Dios, y de su insignificancia como oficial del Imperio romano.

Así, Cristo accedió con sumo placer tanto a su petición como a su modo de llevarla a cabo, no entrando en su casa, aunque ya iba en camino hacia ella. Estoy seguro de que el Señor se quedó con ganas de visitarlo, pues como hombre que también era, le gustaba estar con personas que supieran apreciarlo. El centurión también supo reconocer en el Señor al Mesías, al Hijo del Dios vivo.  

domingo, 11 de septiembre de 2016

Lecturas del día, domingo, 11 de septiembre. Poema "En el camino" de Amado Nervo

Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (32,7-11.13-14):

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: "Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto."»
Y el Señor añadió a Moisés: «Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo.»
Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: «¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: "Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre."» Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 50,3-4.12-13.17.19

R/.
Me pondré en camino adonde está mi padre

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R/.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,12-17):

Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio. Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía. El Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús. Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (15,1-32):

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "iFelicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»
También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebramos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."»

Palabra del Señor
 
Poema:
En el camino de Amado Nervo
[Me levantaré e iré a mi padre]

I
(Resuelve tornar al Padre)


No temas, Cristo Rey, si descarriado
tras locos ideales he partido:
ni en mis días de lágrimas te olvido,
ni en mis horas de dicha te he olvidado.


En la llaga cruel de tu costado
quiere formar el ánima su nido,
olvidando los sueños que ha vivido
y las tristes mentiras que ha soñado.


A la luz del dolor, que ya me muestra
mi mundo de fantasmas vuelto escombros,
de tu místico monte iré a la falda,


con un báculo: el tedio, en la siniestra;
con andrajos de púrpura en los hombros,
con el haz de quimeras a la espalda.


II
(De cómo se congratulan del retorno)


Tornaré como el Pródigo doliente
a tu heredad tranquila; ya no puedo
la piara cultivar, y al inclemente
resplandor de los soles tengo miedo.


Tú saldrás a encontrarme diligente;
de mi mal te hablaré quedo, muy quedo…
y dejarás un ósculo en mi frente
y un anillo de nupcias en mi dedo;


y congregando del hogar en torno
a los viejos amigos del contorno,
mientras yantan risueños a tu mesa,


clamarás con profundo regocijo:
“¡Gozad con mi ventura, porque el hijo
que perdido llorábamos, regresa!”.


III
(Pondera lo intenso de la futura vida interior)


¡Oh, sí!, yo tornaré; tu amor estruja
con invencible afán al pensamiento,
que tiene hambre de paz y de aislamiento
en la mansa quietud de la cartuja.


¡Oh, sí!, yo tornaré; ya se dibuja
en el fondo del alma, ya presiento
la plácida silueta del convento
con su albo domo y su gentil aguja…


Ahí, solo por fin conmigo mismo,
escuchando en las voces de Isaías
tu clamor insinuante que me nombra,


¡cómo voy a anegarme en el mutismo,
cómo voy a perderme en las crujías,
cómo voy a fundirme con la sombra!
 

sábado, 10 de septiembre de 2016

Lecturas del día, sábado, 10 de septiembre. Poema "Si para recobrar lo recobrado..." de Francisco Luis Bernárdez

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,14-22):

Amigos míos, no tengáis que ver con la idolatría. Os hablo como a gente sensata, formaos vuestro juicio sobre lo que digo. El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan. Considerad a Israel según la carne: los que comen de las víctimas se unen al altar. ¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas son algo o que los ídolos son algo? No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios, y no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber de los dos cálices, del del Señor y del de los demonios. No podéis participar de las dos mesas, de la del Señor y de la de los demonios. ¿Vamos a provocar al Señor? ¿Es que somos más fuertes que él?

Palabra de Dios

Salmo

Sal 115,12-13.17-18

R/.
Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,43-49):

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis "Señor, Señor" y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose.»

Palabra del Señor
 
Poema:
"Si para recobrar lo recobrado..." de Francisco Luis Bernárdez
 
Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,


si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.


Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.


Porque después de todo he comprendido

que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.


http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=415&t=Simplemente&p=Francisco+Luis+Bern%E1rdez&o=Jorge+Lavat

viernes, 9 de septiembre de 2016

Lecturas del día, viernes, 9 de septiembre. Poema "Comunicación de males" de Antonio Gamoneda

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (9,16-19.22b-27):

El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes. Ya sabéis que en el estadio todos los corredores cubren la carrera, aunque uno solo se lleva el premio. Corred así: para ganar. Pero un atleta se impone toda clase de privaciones. Ellos para ganar una corona que se marchita; nosotros, en cambio, una que no se marchita. Por eso corro yo, pero no al azar; boxeo, pero no contra el aire; mis golpes van a mi cuerpo y lo tengo a mi servicio, no sea que, después de predicar a los otros, me descalifiquen a mí.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 83,3.4.5-6.12

R/.
¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación. R/.

Porque el Señor es sol y escudo,
Él da la gracia y la gloria;
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,39-42):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo," sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.»

Palabra del Señor

Poema:
Comunicación de males de Antonio Gamoneda 

Mi hija tuvo miedo de mí, y yo que era
el que la amenazaba y ofendia,
sentí al miedo existir.

Debo decirles que yo era injusto:
mi pequeña, mi amor, el ser humano
que se sube a mis brazos y ríe sobre mi corazón,
no había hecho ninguna cosa mala.

No ha sido a causa de mi amor
por lo que sentí el miedo de mi hija,
sino porque aquel miedo estaba en mí
como la luz o el movimiento de la tierra.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Lecturas del día, jueves, 8 de septiembre, Natividad de la Virgen María. Poema "Soneto a la Natividad de la Santísima Virgen" de Francisco Luis Bernárdez



Primera lectura

Lectura de la profecía de Miqueas (5,1-4a):

Así dice el Señor: «Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel. En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 12,6ab.6cd

R/.
Desbordo de gozo con el Señor

Porque yo confío en tu misericordia:
alegra mi corazón con tu auxilio. R/.

Y cantaré al Señor
por el bien que me ha hecho. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,1-16.18-23):

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»

Palabra del Señor

Poema:
Soneto a la Natividad de la Santísima Virgen de Francisco Luis Bernárdez 

Vino a la vida para que la muerte
dejara de vivir en nuestra vida,
y para que lo que antes era vida
fuera más muerte que la misma muerte.
 

Vino a la vida para que la vida
pudiera darnos vida con su muerte,
y para que lo que antes era muerte
fuera más vida que la misma vida.
 

Desde entonces la vida es tanta vida
y la muerte de ayer tan poca muerte,
que si a la vida le faltara vida,
 

y a nuestra muerte le sobrara muerte,
con esta vida nos daría vida
para dar muerte al resto de la muerte.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Lecturas del día, miércoles, 7 de septiembre. Poema "Cómo amar lo imperfecto..." de Roberto Juarroz. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (7,25-31):

Respecto al celibato no tengo órdenes del Señor, sino que doy mí parecer como hombre de fiar que soy, por la misericordia del Señor. Estimo que es un bien, por la necesidad actual: quiero decir que es un bien vivir así. ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿Estás libre? No busques mujer; aunque, si te casas, no haces mal; y, si una soltera se casa, tampoco hace mal. Pero estos tales sufrirán la tribulación de la carne. Yo respeto vuestras razones. Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 44,11-12.14-15.16-17

R/.
Escucha, hija, mira: inclina el oído

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu Señor. R/.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras. R/.

Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,20-26):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»

Palabra del Señor
 
Poema:
"Cómo amar lo imperfecto..." de Roberto Juarroz
 
¿Cómo amar lo imperfecto,
si escuchamos a través de las cosas
cómo nos llama lo perfecto?

¿Cómo alcanzar a seguir
en la caída o el fracaso de las cosas
la huella de lo que no cae ni fracasa?

Quizá debamos aprender que lo imperfecto
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada. 
 
 
Breve comentario
 
Hay una esperanza para los fracasados de este mundo, entre los que sin pudor y sin ninguna falsa modestia me cuento (casi nada de lo que proyecté o ambicioné he logrado realizar). Y existe porque Cristo quiso fracasar en esta vida terrena para salvarnos, para alzarnos de nosotros mismos, para acompañarnos en nuestro dolor, el cual, gracias a Él, tiene en quien identificarse. En efecto, la suma perfección se hizo imperfecta para asirnos de la mano o del alma y decirnos que no estamos solos. La perfección de este mundo, la misma que crucificó al Señor, está condenada en su satisfacción autocomplaciente que los retiene en una vida chata, sin más perspectivas que los propios éxitos que han construido ¿desde dónde? La perfección de los egos agradecidos, como la de los estómagos, no tiene ningún valor para el Señor. El éxito que sólo nos lleva a nosotros mismos es el mayor fracaso; el fracaso que sólo nos lleva a la amargura, también, pues uno y otro nos encierran en nuestro vacío.
 
Dios se abaja para sacarnos de nuestras miserias de éxitos y fracasos, de egos y vanidades, de envidiosos del relumbrón ajeno y de los hombres "hechos a sí mismos", autosuficientes hasta el punto de no necesitar amar, aunque deseen ser amados o, más bien, admirados. Difícil decirlo con más concisión y precisión que el poeta: 
 
"Quizá debamos aprender que lo imperfecto
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada."
 
Sin quizá: así es. 

martes, 6 de septiembre de 2016

Lecturas del día, martes, 6 de septiembre. Poema "Señor que lo quisiste..." de Dulce María Loynaz. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (6,1-11):

Cuando uno de vosotros está en pleito con otro, ¿cómo tiene el descaro de llevarlo a un tribunal pagano y no ante los santos? ¿Habéis olvidado que los santos juzgarán el universo? Pues si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no estaréis a la altura de juzgar minucias? Recordad que juzgaremos a ángeles: cuánto más asuntos de la vida ordinaria. De manera que para juzgar los asuntos ordinarios dais jurisdicción a ésos que en la Iglesia no pintan nada.
¿No os da vergüenza? ¿Es que no hay entre vosotros ningún entendido que sea capaz de arbitrar entre dos hermanos? No señor, un hermano tiene que estar en pleito con otro, y además entre no creyentes. Desde cualquier punto de vista ya es un fallo que haya pleitos entre vosotros. ¿No estaría mejor sufrir la injusticia? ¿No estaría mejor dejarse robar? En cambio, sois vosotros los injustos y los ladrones, y eso con hermanos vuestros. Sabéis muy bien que la gente injusta no heredará el reino de Dios. No os llaméis a engaño: los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios. Así erais algunos antes. Pero os lavaron, os consagraron, os perdonaron en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por Espíritu de nuestro Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b

R/.
El Señor ama a su pueblo

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,12-19):

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salta de él una fuerza que los curaba a todos.

Palabra del Señor

Poema:
"Señor que lo quisiste..." de Dulce María Loynaz 

Señor que lo quisiste: ¿para qué habré nacido?
¿Quién me necesitaba, quién me había pedido?
¿Qué misión me confiaste? Y ¿por qué me elegiste,
yo, la inútil, la débil, la cansada...? La triste.

Yo, que no sé siquiera qué es malo ni qué es bueno,
y si busco las rosas y me aparto del cieno,
es sólo por instinto... Y no hay mérito alguno
en la obediencia fácil a un instinto oportuno...

Y aún más: ¿Pude hacer siempre todo lo que he intentado?
¿Soy yo misma siquiera lo que había soñado?
¿En qué ocaso de alma he disipado el luto?
¿A quién hice feliz tan siquiera un minuto?
¿Qué frente oscura y torva se iluminó de prisa
tan sólo ante el conjuro de mi pobre sonrisa?


¿Evitar a cualquiera pude el menor quebranto?
¿De qué sirvió mi risa; de qué sirvió mi llanto?
Y al fin, cuando me vaya fría, pálida, inerte...
¿Que dejaré a la Vida? ¿Que llevaré a la Muerte?...


Bien sé que todo tiene su objeto y su motivo:
Que he venido por algo y que para algo vivo.
Que hasta el más vil gusano su destino ya tiene,
que tu impulso palpita en todo lo que viene...
Y que si lo mandaste fue también con la idea
de llenar un vacío, por pequeño que sea...


Que hay un sentido oculto en la entraña de todo:
en la pluma, en la garra, en la espuma, en el lodo...
Que tu obra es perfecta, ¡oh, Todopoderoso,
Dios Justiciero, Dios Sabio, Dios Amoroso!...
El Dios de los mediocres, los malos y los buenos...
En tu obra no hay nada ni de más ni de menos...


Pero... No sé, Dios mío; me parece que a Ti
–¡un Dios...!– te hubiera sido fácil pasar sin mí...


Breve comentario

Dios elige a los suyos. Su criterio de selección es un misterio: nadie lo sabe más que Él. En el pasaje de hoy se señala el hecho significativo de que la oración precedió a la decisión de elegir a sus primeros seguidores, los doce apóstoles. Y Dios sigue eligiendo... Toda persona por el hecho de existir ya ha sido elegida por Dios para la vida. Pero no toda vida es verdadera vida. Hay otro momento fundamental que supone una segunda elección: el bautismo. Aquí la llamada es clara: nuestra vida no es otra que seguir a Cristo. Cada bautizado deberá seguirle desde sus circunstancias personales, desde los carismas recibidos, desde las cruces que debe arrostrar con sus soledades, heridas, desencuentros...

En algunos, el contenido de esa llamada toma forma clara desde los inicios de la propia existencia: una nítida vocación a la vida consagrada (del tipo que sea), a la atención a los pobres, a la enseñanza, al cuidado del otro, a la formación de una familia, etc. Y así hace con los apóstoles a los que, nada más elegidos, les enseña cuál será su cometido: predicar, curar, perdonar... En otros muchos, entre los que me cuento junto con la poetisa de hoy, la dirección de esa llamada no está tan clara. Es cierto que Dios nos va dando, por así decir, pistas de lo que quiere de nosotros, pero no es algo definido de un modo inequívoco. Por propia experiencia he llegado a conocer que el Señor utiliza nuestras limitaciones, aun siendo severas, para dar forma a nuestra misión en esta vida. Es evidente, como concluye Loynaz al final de su poema, que podría prescindir perfectamente de nosotros, pero es rasgo del amor de Dios dar sentido y fuerza a quien no lo es.

Quizá lo más importante de la lectura de hoy para aquellos que no sabemos muy bien cuál es nuestra misión en esta vida para la que Dios nos pensó antes de nuestra existencia, es precisamente esto: que formamos parte de un todo con pleno sentido y del cual, aun siendo perfectamente prescindibles, Dios ha querido que seamos una pieza siquiera ínfima de su maravilloso engranaje de amor. El mandamiento principal sobre el que se apoya toda nuestra acción, nuestro pensamiento y nuestras motivaciones es el de amar a Dios y al hermano. Buena materia de meditación sería que revisáramos cómo amamos, cuándo amamos, qué amamos, a quién amamos, por qué amamos. En la medida que vayamos respondiendo estas cuestiones, las más fundamentales que cabe plantearse, tal vez podamos lograr aclararnos sobre el papel que debemos desempeñar en esta vida, papel que no será una mera interpretación actoral, sino literalmente una forma de ser y de estar ante Dios y ante los hombres. Y querida por Él. Huelga decir que esas respuestas a aquellas preguntas capitales no tienen por qué significar "grandes cosas" en el sentido mundano del término, sino simplemente hacer lo que tal vez ya hacemos en la cotidianidad con verdad, de corazón. Si así lo llegáramos a lograr, agradaríamos al Señor plenamente, pues nuestra vida sería coherente con el deseo de Dios para ella. Que así sea.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Lecturas del día, domingo, 4 de septiembre. Poema "Verdad, mentira" de Carlos Bousoño. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de la Sabiduría (9,13-18):

¿Qué hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere? Los pensamientos de los mortales son mezquinos, y nuestros razonamientos son falibles; porque el cuerpo mortal es lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita. Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo? ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde él cielo? Sólo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada, y la sabiduría los salvó.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 89

R/.
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación


Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R/.

Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón (9b-10.12-17):

Yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión; te lo envió como algo de mis entrañas. Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,25-33):

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar." ¿O que rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Verdad, mentira de Carlos Bousoño
 
Con tu verdad, con tu mentira a solas,
con tu increíble realidad vivida,
tu inventada razón, tu consumida
fe inagotable, en luz que tú enarbolas;

con la tristeza en que tal vez te enrolas
hacia una rada nunca apetecida,
con la enorme esperanza destruida,
reconstruida como el mar sus olas;

con tu sueño de amor que nunca se hace
tan verdadero como el mar suspira,
con tu cargado corazón que nace,
 
muere y renace, asciende y muere, mira
la realidad, inmensa, porque ahí yace
la verdad toda y toda tu mentira.
 
Breve comentario
 
Hemos sido redimidos, pero el precio pagado por ello ha sido muy alto: la muerte en la cruz de Cristo. Nuestra redención debe materializarse de un modo u otro de la misma forma: sin cruz no hay salvación ni vida. Así, el seguimiento al Señor no entiende de medias tintas: es exigente tanto en sus medios como en sus fines. Nos pide seguirle con fidelidad sean cuales sean nuestras circunstancias, y para ello debemos renunciar a todos los apoyos mundanos, a todas las trampas que el mundo nos pone (¡tan atractivos muchas veces!) para que abandonemos nuestro compromiso. Dios no se bajó de la cruz. Menos en el pecado, fue hombre en todo; sufrió la noche oscura del alma que solemos experimentar, y desde allí, padeció toda la maldad de la que el hombre es capaz. Este es nuestro modelo.
 
Huelga decir que sin la gracia de Dios es un camino no ya imposible de recorrer, sino siquiera de iniciar. No hay otro modo: si queremos seguirle, la renuncia va de suyo. Sabemos que amar compensa de todo sufrimiento, que dando se es más feliz que recibiendo; pero el mundo no está construido sobre estos valores. Y también nosotros tendemos a abandonarnos, sobre todo cuando no sentimos al Padre cerca. Hoy han canonizado a Teresa de Calcuta que desplegó toda su labor de amor en la más profunda noche espiritual. No era puro voluntarismo lo de esta santa: sabía el camino y lo que le dictaba su corazón. Sabía cuál era la meta y la manera de alcanzarla; y lo recorrió con la única compensación que supone amar sin esperar nada a cambio. 
 
Nuestra más profunda debilidad tal vez sea ésta: que necesitamos una respuesta del otro a nuestro esfuerzo, una cierta gratificación. Si amamos, el amor del que seamos capaces volverá a nosotros de una u otra forma, aunque sólo sea con un "gracias" o una sonrisa. A todo lo demás hemos de renunciar. Y mientras con la gracia de Dios nos acercamos a ello, vamos recorriendo el camino, como nos recuerda el poeta, a trancas y barrancas, con nuestra verdad (nuestro amor a Dios) y con nuestra mentira (nuestra dificultad para renunciar a las comodidades de una vida menos exigente). Que en la balanza de esta lucha vaya pesando más el platillo de la verdad. Carguemos con nuestras cruces, y sigámosle: no hay otro camino. Los demás ya sabemos adónde nos conducen.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Lecturas del día, sábado, 3 de septiembre. Poema "Hambre y sed tengo" de José Luis Tejada

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (4,6b-15):

Aprended de Apolo y de mí a jugar limpio y no os engriáis el uno contra el otro. A ver, ¿quién te hace tan importante? ¿Tienes algo que no hayas recibido? Y, si lo has recibido, ¿a qué tanto orgullo, como si nadie te lo hubiera dado? Ya tenéis todo lo que ansiabais, ya sois ricos, habéis conseguido un reino sin nosotros. ¿Qué más quisiera yo? Así reinaríamos juntos. Por lo que veo, a nosotros, los apóstoles, Dios nos coloca los últimos; parecemos condenados a muerte, dados en espectáculo público para ángeles y hombres. Nosotros, unos locos por Cristo, vosotros, ¡qué cristianos tan sensatos! Nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros célebres, nosotros despreciados; hasta ahora hemos pasado hambre y sed y falta de ropa; recibimos bofetadas, no tenemos domicilio, nos agotamos trabajando con nuestras propias manos; nos insultan, y les deseamos bendiciones; nos persiguen, y aguantamos; nos calumnian, y respondemos con buenos modos; nos tratan como a la basura del mundo, el deshecho de la humanidad, y así hasta el día de hoy. No os escribo esto para avergonzaros, sino para haceros recapacitar, porque os quiero como a hijos; ahora que sois cristianos tendréis mil tutores, pero padres no tenéis muchos; por medio del Evangelio soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,17-18.19-20.21

R/.
Cerca está el Señor de los que lo invocan

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.

Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados. R/.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,1-5):

Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: «¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?»
Jesús les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.»
Y añadió: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Hambre y sed tengo de José Luis Tejada
 
Quien se resigne a perecer del todo
perezca noramala, yo protesto
si no hay nada mejor detrás de esto.  
Soy algo más que un salpicón de lodo

y, pues que soy, seré. No me acomodo
a jubilarme ni a ceder mi puesto
de aprendiz de inmortal. Con Dios me acuesto  
y con Dios me he de alzar codo con codo.

Deje de ser quien a ello sea conforme;
no haya más vida para quien más vida  
no necesite. Yo sí necesito

saciar mi sed desaforada, enorme,
de eternidad, mi hambre desmedida
de infinito elevado al infinito.
 

viernes, 2 de septiembre de 2016

Lecturas del día, viernes, 2 de septiembre. Poema "Embriaguez" de Dámaso Alonso. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (4,1-5):

Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor. Así, pues, no juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 36,3-4.5-6.27-28.39-40

R/.
El Señor es quien salva a los justos

Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R/.

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles. R/.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados
y los salva porque se acogen a él. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,33-39):

En aquel tiempo, dijeron a Jesús los fariseos y los escribas: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber.»
Jesús les contestó: «¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán.»
Y añadió esta parábola: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque se estropea el nuevo, y la pieza no le pega al viejo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino nuevo revienta los odres, se derrama, y los odres se estropean. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: "Está bueno el añejo."»

Palabra del Señor

Poema:
Embriaguez de Dámaso Alonso

Me embriago de aromas. Qué delicia,
campo recién llovido castellano.
Qué embriaguez, tocar, tocar...: mi mano
febrilmente las cosas acaricia.


No se sacia la vista que se envicia
en color, embriagada, oh mi verano.
Embriaguez de oír: ruiseñor, piano,
mar, selva, viento, multitud, noticia.

Me embriago de mujer, dulce marea
como un vino, y de vino me embriago.
¡Vivir, vivir, oh dulce embriaguez mía!

¡Qué has de entenderme, turba farisea!
La ebriedad de mi sangre busca un lago
final: embriagarme en Dios un día.


Breve comentario

Seguir a Cristo es un camino exigente, y, sin embargo, no podemos avanzar en él si no amamos. La ley que fundamenta tal seguimiento es amar: amar es nuestra ley. Para amar necesitamos sentirnos amados previamente. La creación es una expresión inconmensurable del amor de Dios por sus criaturas: el hombre es reflejo extraordinario del amor divino. En locura de amor, Dios eleva a sublime paroxismo su naturaleza cuando entrega a su Hijo a una muerte de cruz para redimirnos.

Hoy llamamos amor a muchas cosas, pero sólo el profundo deseo de bien y de verdad, así como el procurarlo para los demás, es lo que define el amor de Dios, del que estamos hechos. Perseguir el bien y la verdad en un mundo que huye de ellos como si los repeliera, puede ser, sí, un ejercicio arduo. Sin embargo, sigue siendo nada más que un ejercicio de amor. Los mandamientos de la Ley de Dios son caminos que conducen a la plenitud del amor, a la consecución de la verdad, del bien y de la belleza. Y de los bienes de la creación, que existen para ser amados, debemos gozar sin restricciones. Ése es el manto nuevo; ése el odre nuevo para el vino nuevo que hará posible su maduración. Se aprende a amar, primero, siendo amado, y después, amando lo amable. El odre debe envejecer con el vino para poder cumplir su función, que es la de hacer crecer al vino en sabor y calidad. El orden de Dios es un orden de amor, de armonía, de equilibrio no forzado. Cuando esa es nuestra actitud y nuestra ubicación ante la realidad, los egoísmos, las imposturas, las rivalidades no tienen el menor sentido, y, entonces, como nos recuerda D. Dámaso (en otras ocasiones tan trágico), la embriaguez no sólo no es una muestra de vicio o desorden, sino expresión de ese amor que nos habita en el corazón, que nos precede y que no procede de nosotros:
 "La ebriedad de mi sangre busca un lago
final: embriagarme en Dios un día."

jueves, 1 de septiembre de 2016

Lecturas del día, jueves, 1 de septiembre. Poema "Sumiso a tu palabra" de Alfonso Albalá

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3,18-23):

Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia.» Y también: «El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.» Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor
 
Poema:
Sumiso a tu palabra de Alfonso Albalá
 
Llamado estoy, Señor, a la armonía,
desde este barro Alfonso, sumidero
de mi afanoso izar, en tu madero,
mi corazón altivo, todavía.
 
Morder siempre tu Verbo, con mi encía;
desde el principio, ya con mi asidero,
desde la tierra madre hacia tu alero,
a comulgar tu voz en romería.
 
Comulgar de tu pan y de tu vino,
ser yo tu vino y pan, mi Dios lejano,
ser mástil de tu sed, y, de camino,
 
comulgar la canción de aquella mano
donde tu tacto empieza, donde el lino
de tu vellón me llaga, Cristo hermano.