lunes, 30 de noviembre de 2015

Lecturas del día, lunes, 30 de noviembre. Poema "¡Si me llamaras, sí...! de Pedro Salinas. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,9-18):

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18,2-3.4-5

R/.
A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra del Señor

Poema:
"¡Si me llamaras, sí...! de Pedro Salinas

¡Si me llamaras, sí,
si me llamaras!

Lo dejaría todo, 
todo lo tiraría: 
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor. 
Tú que no eres mi amor,
¡si me llamaras!

Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella, 
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí, si me llamaras!-
será desde un milagro, 
incógnito, sin verlo.

Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: "No te vayas."


Breve comentario

Ser llamado es la primera manifestación de amor. Llamado por el deseo, llamado por la belleza, llamado por la verdad, llamado por el bien, llamado por el amor, llamado por Dios. Y cuando se siente esa vocación, como el poema de Salinas o el famoso bolero, se deja todo por seguirlo.  Así como en el amor humano, la atracción y el sentimiento compartido se transforma en una poderosísima llamada entre dos almas, en un fulgor que ilumina y hace arder a los amantes, la llamada de Dios es el primer signo de su atracción amorosa por sus criaturas.

Y es un milagro, sí, que nos vayamos sintiendo llamados, que nos vaya llamando, amando, sin que merezcamos tal honor. Sin duda, si amamos es porque Él nos amó primero. A cada uno llama para una tarea distinta, cada uno con una vocación particular, como así es el modo por el que logramos escucharle. 

Mas si le escuchamos, ¿es posible negarse? Parecería imposible, pero podemos decirle que no. Lo más común, sin embargo, es nuestra sordera. Porque se puede estar sordo o ciego para reconocer que el niño de María sea el Salvador; o se puede negar (hoy es lo más común) que necesitemos salvación alguna. Pero más allá de nuestra actitud, Él se acerca y nos llama. Hay personas bienaventuradas que escuchan su voz desde el primer momento y le dan un sí entusiasmado. Otras, muchas, que sólo tras numerosas pruebas, tentaciones, caídas y sufrimientos comienzan a poder escucharlo y van queriéndole decir que sí en un proceso largo, paulatino y penoso. Y también están, demasiados, quienes el dolor les hunde más en la falta de lucidez, y que cuando atisban la llamada en su corazón no distinguen su importancia o la rechazan con un escepticismo lleno de resentimiento. Por fin están quienes por un odio franco y abierto, le dicen a Dios, al que distinguen: "Non serviam".

Sea cual fuere nuestra situación Él nos llama. Y llamar es la primera expresión de amor, de su amor. Hagamos que sea un amor correspondido, al menos en la medida de nuestras pocas posibilidades, dado que el amor que Él nos tiene es incomparablemente superior al del hombre más justo, al más santo de sus seguidores. Así va comenzando este tiempo de preparación para la Navidad. Nos llama, nos va queriendo ya, "desde la estrella,/por espejos, por túneles,/por los años bisiestos/puede venir. ...Desde el prodigio, siempre." Y viene, nunca deja de venir. Ahora como un niño recién nacido nos volverá a llamar, a amar. ¿Seremos capaces de no sonreír a ese niño, de no acogerlo en nuestro corazón, de amarlo aunque no seamos capaces de su mirada limpia?

domingo, 29 de noviembre de 2015

Lecturas del día, domingo, 29 de noviembre. Poema "Rima VIII" de Gustavo Adolfo Bécquer. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (33,14-16):

Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: Señor-nuestra-Justicia.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 24

R/.
A ti, Señor, levanto mi alma

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres
mi Dios y Salvador. R/.

El Señor es bueno y recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad,
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (3,12–4,2)

Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos. Y que así os fortalezca internamente; para que, cuando Jesús nuestro Señor vuelva acompañado de todos sus santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios nuestro padre. Para terminar, hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: habéis aprendido de nosotros como proceder para agradar a Dios: pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos en nombre del Señor Jesús.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21,25-28.34-36):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y del oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros temblarán. Entonces, verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Rima VIII de Gustavo Adolfo Bécquer
 
Cuando miro el azul horizonte
perderse a lo lejos,
al través de una gasa de polvo
dorado e inquieto,

me parece posible arrancarme
del mísero suelo
y flotar con la niebla dorada
en átomos leves,
cual ella deshecho.


Cuando miro de noche en el fondo
oscuro del cielo
las estrellas temblar como ardientes
pupilas de fuego,
se me antoja posible a do brillan
subir en un vuelo,
y anegarme en su luz, y con ellas
en lumbre encendido
fundirme en un beso.


En el mar de la duda en que bogo
ni aún sé lo que creo;
sin embargo estas ansias me dicen
que yo llevo algo
divino aquí dentro.


Breve comentario

Buscar el encuentro con Dios o con lo desconocido que se halla en otra dimensión siempre supone para el hombre un trascenderse a sí mismo, un, digamos, esfuerzo de ir hacia lo alto, un superar nuestras propias limitaciones para elevarnos de nosotros mismos. Porque cuando queremos comprender o al menos hacer nuestro las realidades últimas que nos constituyen (el amor, la dignidad, la muerte, el sentido de la vida...), ellas nos exigen esa tarea de desasirnos de nuestras seguridades o certezas y profundizar o pisar un ámbito desconocido y a la vez familiar, pues atisbamos que estamos hechos en lo más profundo de tales realidades. Bécquer fue de ese tipo de hombres. Ya era un hombre que dudaba ("En el mar de la duda en que bogo/ ni aún sé lo que creo"); pero dudar no es una categoría que deseche ninguna realidad: simplemente supone carencia de certeza. Sin embargo, Bécquer se da cuenta en su interior, como tantos hombres de toda época, que su afán de infinito, su sed de verdad, su búsqueda incansable de las últimas razones de la vida, le llevan a una certeza última sobrecogedora con la que acaba su composición: "sin embargo estas ansias me dicen/ que yo llevo algo/ divino aquí dentro."

Así es. Hoy comenzamos el tiempo de preparación de la Navidad, el Adviento. Pero ¿qué significa la Navidad? Muy sucintamente supone que Dios nos intenta ahorrar el pesado trabajo de subir a las alturas de nuestros anhelos más inalcanzables para hacerse presente. Él nos allana el camino de un modo admirable y no menos misterioso: Dios se abaja hasta el punto de encarnarse en el hijo de una adolescente y de un modesto artesano de un pueblo miserable de Judea. Y lo hace nacer en las humildísimas condiciones que todos conocemos.

En Navidad, y desde entonces, desde la primera Navidad de hace más de dos mil años, ya no es necesario fundirse casi místicamente en "el azul horizonte", en "la niebla dorada" o en los astros del cielo para saber que hay algo divino en nuestro interior: lo vemos con nuestros ojos en el niño acostado en un pesebre. Sólo cuando se duda, como Bécquer, como tantos, se tiene que volver a hacer girar la pesada noria de trascenderse a sí mismo, desde esa duda, para encontrar en la sed que provoca el camino que Jesús allanó haciéndose hombre por amor a nosotros.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Lecturas del día, sábado, 28 de noviembre, Poema "Cuanto puedas" de Konstantino Kavafis. Breve comentario

Lectura de la profecía de Daniel (7,15-27):

Yo, Daniel, me sentía agitado por dentro, y me turbaban las visiones de mi fantasía. Me acerqué a uno de los que estaban allí en pie y le pedí que me explicase todo aquello.
Él me contestó, explicándome el sentido de la visión: «Esas cuatro fieras gigantescas representan cuatro reinos que surgirán en el mundo. Pero los santos del Altísimo recibirán el Reino y lo poseerán por los siglos de los siglos.»
Yo quise saber lo que significaba la cuarta fiera, diversa de las demás; la fiera terrible, con dientes de hierro y garras de bronce, que devoraba y trituraba y pateaba las sobras con las pezuñas; lo que significaban los diez cuernos de su cabeza, y el otro cuerno que le salía y eliminaba a otros tres, que tenía ojos y una boca que profería insolencias, y era más grande que los otros. Mientras yo seguía mirando, aquel cuerno luchó contra los santos y los derrotó. Hasta que llegó el anciano para hacer justicia a los santos del Altísimo, y empezó el imperio de los santos.
Después me dijo: «La cuarta bestia es un cuarto reino que habrá en la tierra, diverso de todos los demás; devorará toda la tierra, la trillará y triturará. Sus diez cuernos son diez reyes que habrá en aquel reino; después vendrá otro, diverso de los precedentes, que destronará a tres reyes; blasfemará contra el Altísimo e intentará aniquilar a los santos y cambiar el calendario y la ley. Dejarán en su poder a los santos durante un año y otro año y otro año y medio. Pero, cuando se siente el tribunal para juzgar, le quitará el poder, y será destruido y aniquilado totalmente. El poder real y el dominio sobre todos los reinos bajo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Será un reino eterno, al que temerán y se someterán todos los soberanos.

Palabra de Dios

Salmo

Dn 3,82.83.84.85.86.87

R/.
Ensalzadlo con himnos por los siglos

Hijos de los hombres,
bendecid al Señor. R/.

Bendiga Israel al Señor. R/.

Sacerdotes del Señor,
bendecid al Señor. R/.

Siervos del Señor,
bendecid al Señor. R/.

Almas y espíritus justos,
bendecid al Señor. R/.

Santos y humildes de corazón,
bendecid al Señor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,34-36):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Cuanto puedas de Konstantino Kavafis
 
Si imposible es hacer tu vida como quieres,
por lo menos esfuérzate
cuanto puedas en esto: no la envilezcas nunca
en contacto excesivo con el mundo,
con una excesiva frivolidad.
 
No la envilezcas
en el tráfago inútil
o en el necio vacío
de la estupidez cotidiana,
y al cabo te resulte un huésped inoportuno.
 
ΟΣΟ ΜΠΟΡΕΙΣ
 
Κι αν δεν μπορείς να κάμεις την ζωή σου όπως την θέλεις,
τούτο προσπάθησε τουλάχιστον
όσο μπορείς: μην την εξευτελίζεις
μες στην πολλή συνάφεια του κόσμου
μες στες πολλές κινήσεις κι ομιλίες.

Μην την εξευτελίζεις πηαίνοντάς την,
γυρίζοντας συχνά κ’εκθέτοντάς την
στων σχέσεων και των συναναστροφών
την καθημερινή ανοησία,
ώς πού νά γίνει σά μιά ξένη φορτική.
 
 
Breve comentario
 
Es revelador que un poema como éste haya sido escrito por un poeta como Kavafis. Kavafis fue el gran cantor de las voluptuosidades carnales a las que se entregó con orgullo y complacencia, como él mismo reconoce en sus versos. A su homosexualidad promiscua aunaba una personalidad distante, solitaria. La entrega a la sensualidad muchas veces hace creer o parecer que tal persona posee una vitalidad exuberante. La verdad suele ser muy otra. Kavafis, el gran vividor, nos señala sin embargo que no envilezcamos nuestros días "con una excesiva frivolidad". Se dirá que tal vez él no considerara su sensualidad de ese modo, sino como fuente de una belleza que adoptaba la forma de los cuerpos que amaba. Muchos de sus poemas confirman esta evidencia, pero también hay otros poemas que revelan un profundo fracaso interior. El mismo año en que compone el poema copiado más arriba, escribe este otro, Rareza, sincero y casi despiadado autorretrato:

Es un viejo. Vencido, fatigado,
roto por la edad y los excesos, 
que arrastrando sus pasos atraviesa la calle.
A su casa regresa para esconder allí
su vejez y su miseria, y piensa
en todo lo que aún comparte con él la juventud.
Los jóvenes dicen ahora sus versos.
Sus visiones encienden esos ojos.
Sus cuerpos armoniosos y prietos,
su espíritu, su voluptuosa carne,
aún se conmueven con la expresión que él diera a la belleza.
 
El poeta tenía cincuenta años y aún viviría veinte más. Suele ser común que nos apercibamos de nuestros errores o debilidades una vez que caemos en ellos. Pasados los años, y repetidas nuestras caídas, las que sean, llegamos a la evidencia de nuestras derrotas íntimas. Por esto comienza su poema con este verso que expresa humildad y un profundo conocimiento de nuestra vulnerabilidad: "Si imposible es hacer tu vida como quieres", al menos no seas excesivo en tu deriva hasta el punto de que tu vida se convierta en algo extraño para ti ("huésped inoportuno").
 
El final de los tiempos que se anuncia en este final del ciclo litúrgico con las rotundas palabras de Jesús, remiten también al final de la vida de cada uno: no nos embotemos con las cosas de este mundo (vicio, agobios...). Cada uno de nosotros tiene su tiempo que vivir, su misión que cumplir, la belleza que realizar, que descubrir, que compartir. Aun cayendo en sus excesos, Kavafis, como gran poeta, supo reflejar la belleza que esconde el deseo sensual. Y ese es su único consuelo, la capacidad de emocionar desde esa belleza puesta a la luz por su palabra. Pero incluso la belleza más sensual no halla su plenitud en el mero deseo o en el ejercicio de una sexualidad fruto de esa fascinación, sino en la capacidad de darse la persona en su integridad, en cuerpo y alma, en vida y fidelidad, en compromiso y promesa de futuro. Lo contrario, es mutilar esa indudable belleza creada por Dios para nuestro goce y plenitud. Kavafis, incapaz de esa plenitud, nos aconseja al final de su camino, cuanto puedas evita perderte.

Así, lo que parecía liberador resulta empobrecedor, lo que parecía sugestivo deviene vacío, lo que parecía plenitud acaba en frustración y engaño, lo que parecía apertura concluye en soledad. Esta es la "excesiva frivolidad" de la que nos advierte este inteligente, amable y elegante libertino de Alejandría. Este no debe ser nuestro final: "Estemos despiertos" a la belleza que alienta en nosotros, que es un don que no nos pertenece, y a la que está por venir. 

viernes, 27 de noviembre de 2015

Lecturas del día, viernes, 27 de noviembre. Poema "Amor constante más allá de la muerte" de Francisco de Quevedo.


Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (7,2-14):

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes.
Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia.»
Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios

Salmo

Dn 3,75.76.77.78.79.80.81

R/.
Ensalzadlo con himnos por los siglos

Montes y cumbres,
bendecid al Señor. R/.

Cuanto germina en la tierra,
bendiga al Señor. R/.

Manantiales,
bendecid al Señor. R/.

Mares y ríos,
bendecid al Señor. R/.

Cetáceos y peces,
bendecid al Señor. R/.

Aves del cielo,
bendecid al Señor. R/.

Fieras y ganados,
bendecid al Señor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):

En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»

Palabra del Señor

Poema:
Amor constante más allá de la muerte de Francisco de Quevedo

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.

 https://www.youtube.com/watch?v=7Yq5aI9bPQU

jueves, 26 de noviembre de 2015

Lecturas del día, jueves, 26 de noviembre. Poema "Esperé un dios en mis días..." de Luis Cernuda. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (6,12-28):

En aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios.
Entonces fueron a decirle al rey: «Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración, durante treinta días, a cualquier dios o cualquier hombre fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?»
El rey contestó: «El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas.»
Ellos le replicaron: «Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace oración a su Dios.»
Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo.
Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole: «Majestad, sabes que, según la ley de medos y persas, un decreto o edicto real es válido e irrevocable.»
Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones.
El rey dijo a Daniel: «¡Que te salve ese Dios a quien tú veneras tan fielmente!»
Trajeron una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, para que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel. Luego el rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir. Madrugó y fue corriendo al foso de los leones.
Se acercó al foso y gritó afligido: «¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones ese Dios a quien veneras tan fielmente?»
Daniel le contestó: «¡Viva siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco he hecho nada contra ti.»
El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. Al sacarlo, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego mandó el rey traer a los que habían calumniado a Daniel y arrojarlos al foso de los leones con sus hijos y esposas. No habían llegado al suelo, y ya los leones los habían atrapado y despedazado.
Entonces el rey Darlo escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: «¡Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos respeten y teman al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones.»

Palabra de Dios

Salmo

Dn 3,68.69.70.71.72.73.74

R/.
Ensalzadlo con himnos por los siglos

Rocíos y nevadas,
bendecid al Señor. R/.

Témpanos y hielos,
bendecid al Señor. R/.

Escarchas y nieves,
bendecid al Señor. R/.

Noche y día,
bendecid al Señor. R/.

Luz y tinieblas,
bendecid al Señor. R/.

Rayos y nubes,
bendecid al Señor. R/.

Bendiga la tierra al Señor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,20-28):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.»

Palabra del Señor

Poema:
"Esperé un dios en mis días..." de Luis Cernuda

Esperé un dios en mis días
Para crear mi vida a su imagen,
Mas el amor, como un agua, 
Arrastra afanes al paso.

Me he olvidado a mí mismo en sus ondas;
Vacío el cuerpo, doy contra las luces;
Vivo y no vivo, muerto y no muerto;
Ni tierra ni cielo, ni cuerpo ni espíritu.

Soy eco de algo;
Lo estrechan mis brazos siendo aire,
Lo miran mis ojos siendo sombra.
Lo besan mis labios siendo sueño.

He amado, ya no amo más;
He reído, tampoco río. 

Breve comentario

"Esperé un dios", dice el hombre, para acabar confesando que "ya no amo más." Sin embargo, reconoce que "soy eco de algo". Espera a un dios que no acaba de venir. Y ese dios anhelado y ausente, ¿qué es?: ¿otra persona?, ¿un amado?, ¿un amante? ¿Por qué es "como un agua", siempre inasible? ¿Es una realidad externa a mí, pero soy eco de ella? ¿Cómo es posible que algo que necesito para vivir, incluso aquello de lo que soy reflejo o eco, me deje insatisfecho, huya de mí, hasta el punto de dejarme agotado, incapaz de reír, incapaz de amar? ¿Es ser eco nuestro único modo de vivir? Y si lo somos, ¿por qué nunca encontramos la voz de la que nace? ¿Nadie la encuentra? ¿Por qué no acude a mí lo que deseo y necesito? ¿No existe ese dios del que quise "crear mi vida a su imagen" porque lo siento como una ausencia? Pero si soy eco suyo, ¿no seré parte de ese "algo" que estrecho, miro, beso, aun sintiéndolo aire, sombra, sueño?

Las lecturas litúrgicas nos hablan de un hombre, Daniel, que esperó a su Dios. Y fiel a esa esperanza, Dios acudió a él (¡y de qué modo!). Lucas, en el pasaje de hoy, nos señala que su Dios habrá de volver al final de los tiempos, aunque las señales sean amenazadoras y terribles hasta el extremo. A pesar de tal acumulación de tragedias como las que describe, de dimensiones desconocidas, nos dice: "Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación." Así, se nos anuncia un hecho sumamente paradójico: en medio de la peor de las situaciones imaginables, Dios nos salvará.

Llegados a este punto cabe preguntarse: esa salvación ¿de qué depende? Por la parte divina, a su capacidad de omnipotencia: Dios lo puede todo. ¿Y nosotros? ¿No podemos influir nosotros en nuestra salvación, aunque apenas seamos un pobre eco de la presencia de Dios en esta vida? Sí, pero sólo en la medida en que realmente lo esperemos, que sigamos amando/amándole. A pesar de todo, a pesar de que nos demos contra las falsas luces o las ciertas tinieblas; a pesar de que parezcamos muertos en una vida que no es vida; a pesar de que mi cuerpo y mi alma los sienta como un vacío o como una losa. A pesar de que llegue el fin de los tiempos con horrísono estrépito, nunca dejaremos de encontrarnos "en sus ondas". Sólo así un día llegaremos a abrazarlo, a mirarlo, a besarlo como la realidad más real y más accesible. 

Es cierto que cuando a alguien le han amado mal o poco (no digamos cuando no lo hayan hecho nunca), suele quedarnos un eco de lo que nos falta, y hacemos del eco toda nuestra esencia y capacidad. Pero un eco desgajado de la voz que le da sentido y existencia, es una ficción, y su mensaje, entonces, queda indescifrable. Sólo nos queda en nosotros, en tales situaciones, la sed, pero no el modo de saciarla. Entonces, en nuestro corazón habita de un modo oscuro cuál sería el camino: amar. Pero alienados de su origen nunca damos con el objeto adecuado que nos sacie. Cernuda fue un ejemplo rotundo de esta circunstancia, tan compartida por tantos hoy. Por eso gusta tanto su estética y su sensibilidad. Y tiene razón: somos eco, sí, pero podemos encontrar nuestra voz: sabiendo esperar, esperando siempre. Y cuando lo logramos, en cualquier circunstancia, seguimos amando hasta el final, riendo hasta el final. Y ese final, por muy horrible que parezca, será nuestra liberación.   

martes, 24 de noviembre de 2015

Lecturas del día, martes, 24 de noviembre. Poema "Entonces de nuevo" de Vladimir Holan. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (2,31-45):

En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: «Tú, rey, viste una visión: una estatua majestuosa, una estatua gigantesca y de un brillo extraordinario; su aspecto era impresionante. Tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro. En tu visión, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos. Del golpe, se hicieron pedazos el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano, que el viento arrebata y desaparece sin dejar rastro. Y la piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una montaña enorme que ocupaba toda la tierra. Éste era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido: Tú, majestad, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado poder sobre los hombres, dondequiera que vivan, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro. Te sucederá un reino de plata, menos poderoso. Después un tercer reino, de bronce, que dominará todo el orbe. Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro. Como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos. Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido; conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear el hierro con el barro. Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, pero él durará por siempre; eso significa la piedra que viste desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro. Éste es el destino que el Dios poderoso comunica a su majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta.»

Palabra de Dios

Salmo

Dn 3,57.58.59.60.61

R/.
Ensalzadlo con himnos por los siglos

Criaturas todas del Señor,
bendecid al Señor. R/.

Ángeles del Señor,
bendecid al Señor. R/.

Cielos, bendecid al Señor. R/.

Aguas del espacio,
bendecid al Señor. R/.

Ejércitos del Señor,
bendecid al Señor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,5-11):

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.»
Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Entonces de nuevo de Vladimir Holan
 
Aunque mis versos a veces no los entendía ni mi amigo
(del mismo modo que hay seres que no pueden matar
aunque quisieran),
aunque completamente abandonado me desesperaba
(del mismo modo que algunas estatuas se aterrorizaron
de los pecados humanos hasta volverse de madera),
aunque no se me ofrecía nada más que el suicidio,
siempre sentí esto: ¡convertirse en nada,
para destruir hasta esa nada!
 
Entonces volví de nuevo a amar...
 
Breve comentario 
 
No hay que tener pánico, aunque estemos rodeados de íntimos o externos terremotos. Hasta en la nada se puede volver a amar. Nuestra existencia se traza en una sucesión de caídas y de resurrecciones, de ilusiones y destrucciones, de vida y de muerte. Todo lo que construyamos en esta vida posee su fuerza no en aquello que de hecho hayamos erigido, sino en el sentido de nuestro hacer. Nuestros actos se definen y justifican no sólo en su realidad concreta, sino en aquello que los motivó, que les hizo ser antes de que fueran.
 
"Yo soy" sólo puede ser entendido en la dinámica de ese amor que siempre comienza como el Tú que necesitamos para ser nosotros mismos, para poder de nuevo amar aun en la nada de un mundo atroz y apocalíptico. Si el  "yo soy" sólo remite a mi propia individualidad, no habrá resurrección o amor que me saque de mí mismo. Y amar siempre, siempre, es elevarnos, salir de nosotros, trascender. Si no, cuando el pecado de los hombres alcancen la potencia de aterrorizar a las estatuas hasta volverlas de madera, como ya está ocurriendo, nos hundiremos en la nada, no podremos destruirla, para volver de nuevo a amar.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Lecturas del día, lunes, 23 de noviembre. Poema "Amé" de Umberto Saba. Breve comentario


Primera lectura

Comienzo de la profecía de Daniel (1,1-6.8-20):

El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, llegó a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la asedió. El Señor entregó en su poder a Joaquín de Judá y todo el ajuar que quedaba en el templo; se los llevó a Senaar, y el ajuar del templo lo metió en el tesoro del templo de su dios. El rey ordenó a Aspenaz, jefe de eunucos, seleccionar algunos israelitas de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes y aptos para servir en palacio, y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas. Cada día el rey les pasaría una ración de comida y de vino de la mesa real. Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales, pasarían a servir al rey. Entre ellos, había unos judíos: Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares y el vino de la mesa real, y pidió al jefe de eunucos que lo dispensase de esa contaminación.
El jefe de eunucos, movido por Dios, se compadeció de Daniel y le dijo: «Tengo miedo al rey, mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; si os ve más flacos que vuestros compañeros, me juego la cabeza.»
Daniel dijo al guardia que el jefe de eunucos había designado para cuidarlo a él, a Ananías, a Misael y a Azarías: «Haz una prueba con nosotros durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Compara después nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos luego según el resultado.»
Aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al acabar, tenían mejor aspecto y estaban más gordos que los jóvenes que comían de la mesa real. Así que les retiró la ración de comida y de vino y les dio legumbres. Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber. Daniel sabía además interpretar visiones y sueños. Al cumplirse el plazo señalado por el rey, el jefe de eunucos se los presentó a Nabucodonosor. Después de conversar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y los tomó a su servicio. Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, lo hacían diez veces mejor que todos los magos y adivinos de todo el reino.

Palabra de Dios

Salmo

Dn 3,52.53.54.55.56

R/.
A ti gloria y alabanza por los siglos

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, bendito tu nombre santo y glorioso. R/.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R/.

Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/.

Bendito eres tú, que, sentado sobre querubines, sondeas los abismos. R/.

Bendito eres en la bóveda del cielo. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,1-4):

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: «Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

Palabra del Señor

Poema:
Amé de Umberto Saba

Amé las palabras sencillas que nadie
se atrevía a decir. Me encantó la rima flor
amor,
la más antigua y difícil del mundo.

Amé la verdad que está en el fondo,
casi como un sueño olvidado, que el dolor
descubre. Con miedo el corazón
se le aproxima y ya no la abandona más.

Te amo a ti que me escuchas y a esta amable
carta dejada al final de mi juego.

Amai

Amai trite parole che non uno
osava. M'incantò la rima fiore
amore,
la piú antica difficile del mondo.

Amai la verità che giace al fondo,
quasi un sogno obliato, che il dolore
riscopre amica. Con paura il cuore
le si accosta, che piú non l'abbandona.

Amo te che mi ascolti e la mia buona
carta lasciata al fine del mio gioco.


Breve comentario

El amor, la donación de sí no es cuestión de cantidades. La viuda pobre del templo daba todo lo que tenía. Su entrega es infinita. Los ricos, sin embargo, dando materialmente mucho, no daban más que algo de lo que les sobraba. Y lo que daban lo hacían para buscar aplauso. No es poco lo que es escaso, sino aquello que carece de valor. Ni es mucho lo abundante, sino aquello que es verdadero. 

En este sentido, el poema de Saba está en sintonía con esta verdad, desde esa vida humilde y escondida de este poeta casi desconocido en vida y aún hoy. Amó las palabras sencillas, que por sencillas nadie se atrevía a utilizar. La poesía debía refulgir de belleza; las palabras, el verso, debían ser elegantes; que venciera los sentidos con su ritmo, musicalidad, equilibrio. Pero Saba, hombre inseguro, neurótico, en muchos sentidos fracasado, le arrebata y emociona lo humilde, lo simple, lo cotidiano, pues esas realidades le eran próximas a su espíritu modesto. Pero también, y he aquí la grandeza del poeta, porque supo distinguir en aquellas simples realidades la enorme belleza (y el enorme sufrimiento) que esconde o apenas muestra lo más pequeño, de lo que pasa más inadvertido. Así, compuso una poética con esas palabras y con esas realidades, consiguiendo una hondura extraordinaria, muy superior a la mayoría de los poemas excelsos en forma, pero convencionales o falsos en su fondo.

Esto le hizo pasar desapercibido, como la viuda del templo que lo dió todo en medio del silencio indiferente de los demás. Y, sin embargo, como dice con una desnudez casi ascética, amó, amó de verdad y amó "la verdad que está en el fondo" ("la verità che giace al fondo") de esas cosas sencillas donde Dios reside más a gusto. Pues esa verdad profunda la supo distinguir no sólo en el lugar donde se hallaba, sino por el camino verdadero, el que lleva a ella: a través del dolor. Y una vez allí, confiesa conmovedoramente que, aun con el miedo del hombre frágil y muy herido que era, su corazón se acercó a la verdad y ya no se apartó de ella más. Sí, Umberto, aquel hombre débil, pobre, como aquella viuda del templo, amó.

Sí, desgraciadamente, la rima flor amor es "la piú antica difficile del mondo."

domingo, 22 de noviembre de 2015

Lecturas del día, domingo, 22 de noviembre (Jesucristo, Rey del Universo). Poema "Tarde te amé" de S. Agustín. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (7,13-14):

Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 92,1ab.1c-2.5

R/.
El Señor reina, vestido de majestad

El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (1,5-8):

Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. Mirad: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa. Sí. Amén. Dice el Señor Dios: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.»

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (18,33b-37):

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»
Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres rey?»
Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»

Palabra del Señor

Poema:
Tarde te amé de S. Agustín
  
¡Tarde te amé,
 
hermosura tan antigua y tan nueva,

tarde te amé!

Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera,

Y por fuera te buscaba;

Y deforme como era,

Me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.

Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo.

Me retenían lejos de ti aquellas cosas

Que, si no estuviesen en ti, no serían.

Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera;

Brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera;

Exhalaste tu perfume y respiré,

Y suspiro por ti;

Gusté de ti, y siento hambre y sed;

Me tocaste, y me abrasé en tu paz.

Breve comentario

Hoy es el día en que se celebra a Jesucristo como Rey del Universo. Al igual que la majestad de Cristo no es al modo de los reyes terrenales, con su corte, su ejército y sus súbditos; y al igual que su vida es ejemplo de una infinita humildad, de un anonadamiento que, cuando lo percibimos un poco, en verdad nos anonada, el reconocimiento de su realeza sólo puede venir del mismo modo: de una apertura de nuestro corazón, de un íntimo descubrimiento de su presencia en nosotros. Cada uno siente esta convivencia íntima con Él de un modo particular, personalísimo. Dios es tan respetuoso con su criatura que no suele invadirnos de un modo arrollador, no entra como elefante en cacharrería, volviendo toda nuestra vida del revés. Por lo general, prefiere no imponerse (no siempre es así). Es un rey tan modesto que respeta que te alejes, aunque le duela. No ejerce su poder para dominarte: quiere tu amor, tu compañía. Pero has de buscarlo, y encontrarlo, en tu deseo de felicidad, de plenitud. Y cuando logras vislumbrarlo, simplemente se queda contigo, como mirándote, sonriendo, confiado, sin exigirte nada, dándote a gozar de su calor, el más acogedor que se pueda experimentar. Luego, se nos va; no, mejor dicho, nos vamos y no por su causa, sino porque no estamos preparados para un amor así, para una gratuidad tan maravillosa, para una simplicidad tan perfecta. Y volvemos con nuestras fantasías llenas de exigencias, prisas, condiciones, voluntarismos, lugares, estados del alma en los que Él nunca puede estar.

He de reconocer que no he sentido la presencia de Dios en mi corazón hasta abrasarme en su paz, como S. Agustín describe en su bella confesión/oración/poema; pero si alguna vez he gozado de un sentimiento de amor, de serenidad, de aceptación, de dulcísima compañía, ha sido siempre cuando me sentía con Él, o Él conmigo. Ninguna relación humana te hace sentir así, ni el amor más profundo que pueda profesar por ti la persona que más te ame. Es una experiencia indescriptible, y, sin embargo, sumamente sencilla, con la sencillez de lo cotidiano: te sientes habitado por Alguien que te ama. No hay música, trompetas, alharacas. No hay solemnidades, ceremonias, ancestrales ritos. No hay brillos de armas, uniformes, estandartes, ruidos de botas chocando sus talones, órdenes de mando, y multitudes en formación. Eres tú solo con Él en tu corazón. Es la experiencia más humilde de mi vida. ...Y la más maravillosa... Por ella, literalmente vivo. Sí, yo también tarde te amé.

Amigos, os puedo asegurar que Cristo es el Rey de reyes, el Rey del Universo.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Lecturas del día, sábado, 21 de noviembre. Poema "No corras, ve despacio..." de Juan Ramón Jiménez. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (3,9-15.20):

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre: «¿Dónde estás?»
Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.»
El Señor le replicó: «¿Quién te informó que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»
Adán respondió: «La mujer que me distes como compañera me ofreció del fruto, y comí.»
El Señor dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?»
Ella respondió: «La serpiente me engañó y comí.»
El Señor dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá la cabeza cuando tú la hieras en el talón.»
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios

Salmo

Jdt 13,18bcde.19

R/.
Tú eres el orgullo de nuestra raza

El altísimo te ha bendecido, hija,
más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor, creador del cielo y tierra. R/.

Que hoy ha glorificado tu nombre de tal modo,
que tu alabanza estará siempre en la boca de todos
los que se acuerden de esta obra poderosa de Dios. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,12.17-19):

Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena de todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (12,46-50):

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero él contestó al que avisaba: «¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»

Palabra del Señor

Poema:
"No corras, ve despacio..." de Juan Ramón Jiménez 

¡No corras, ve despacio,
que adonde tienes que ir es a ti solo!

¡Ve despacio, no corras,
que el niño de tu yo, reciennacido 
eterno,
no te puede seguir! 

Breve comentario

No es cierto en su literalidad que adonde tengamos que ir es sólo a nosotros mismos, a nuestra interioridad, a nuestro solo yo. No es el único destino de nuestra vida, pero sí es fundamental. Nuestra identidad, nuestra esencia más íntima se forma con y en la apertura a los demás. Es un proceso dinámico: cuanto más somos, más nos abrimos, más nos damos.

Pero este blog no está pensado para gentes perfectas, de vida sencilla, diríase rectilínea, satisfecha, naturalmente vivida. En verdad, no he conocido a nadie que cumpla linealmente estos requisitos de felicidad congénita, pero más allá de matices, estoy hablando para aquellos que sí necesitan pararse o, mejor, marchar, hacia sí mismos para poder ser o llegar a ser con verdadera plenitud. En este sentido, el poema de Juan Ramón es de una lucidez y acierto extraordinarios (no entro ya en la belleza expresiva con la que logra comunicar este misterio), como así he podido constatar en no pocas personas. Diría sin exageración que es terapéutico. Y es que la verdad siempre sana. Aunque duela. Pero hacia la verdad hay que caminar despacio, siendo consciente de cada paso, sin agobios, sin falsas ilusiones, sin metas impuestas desde fuera o desde un interior herido que nos somete a presiones siempre dañinas. Hay que ir despacio, porque, en efecto, en ese camino hacia nuestro ser, somos como niños recién nacidos: debemos ir aprendiéndolo todo, debemos ir curando una herida tras otra, o, al menos, limitando su daño.

Cuando Adán y Eva comen del fruto prohibido, Dios les hiere por su desobediencia a tener que conocerse para ser. Antes de infringir ese único mandamiento que regía el Paraíso, no existía culpa, ni conocimiento. No existía pecado, ni desnudez: en aquel reino inmaculado simplemente se era: no hacía falta más que existir para ser feliz. Al hombre, desde entonces, ya no le basta simplemente existir: ha de conocerse. Y ese conocimiento, esa libertad del hombre ante sí y ante la Creación es un campo duro de laborar. A veces, las condiciones de partida son buenas, y la tierra se presta a su labranza; pero en muchas otras, lograr ese conocimiento y vivir en esa libertad es una auténtica y terrible penitencia.  

Por ello, en el evangelio de este día de la Presentación de la Virgen, Jesús dice que su familia es aquella que verdaderamente le quiere, le acepta, asume su Palabra. En más ocasiones de las que pensamos, muchos debemos encontrar esa familia que nunca tuvimos, esa infancia por la que no pasamos, esa ilusión de plenitud que nunca disfrutamos. Y para ello debemos conocernos, ir hacia nuestro pequeño yo recién nacido. Y esto exige una apertura siempre. Hacia nosotros mismos, primero; pero también hacia las fuentes de este anhelo de amor y de plenitud. Y en la medida que nos lo propongamos, iremos conociendo a otros que están realizando este mismo camino, que será el suyo, pero que nos resultará común y familiar al nuestro. Esa será nuestra familia, y esa búsqueda irá conformando nuestra identidad, nuestro frágil yo recién nacido, aun en medio de nuestras heridas.  

jueves, 19 de noviembre de 2015

Lecturas del día, jueves,19 de noviembre. Poema "Una vida de nada" de Michel Houellebecq. Breve comentario final

Primera lectura

Lectura del segundo libro de los Macabeos (2,15-29):

En aquellos días, los funcionarios reales encargados de hacer apostatar por la fuerza llegaron a Modín, para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos israelitas acudieron a ellos. Matatías se reunió con sus hijos, y los funcionarios del rey le dijeron: «Eres un personaje ilustre, un hombre importante en este pueblo, y estás respaldado por tus hijos y parientes. Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones, y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de grandes del reino, os premiarán con oro y plata y muchos regalos.»
Pero Matatias respondió en voz alta: «Aunque todos los súbditos en los dominios del rey le obedezcan, apostatando de la religión de sus padres, y aunque prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la alianza de nuestros padres. El cielo nos libre de abandonar la ley y nuestras costumbres. No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión a derecha ni a izquierda.»
Nada más decirlo, se adelantó un judío, a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modin, como lo mandaba el rey. Al verlo, Matatias se indignó, tembló de cólera y en un arrebato de ira santa corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara. Y entonces mismo mató al funcionario real, que obligaba a sacrificar, y derribó el ara. Lleno de celo por la ley, hizo lo que Fineés a Zinirí, hijo de Salu.
Luego empezó a gritar a voz en cuello por la ciudad: «El que sienta celo por la ley y quiera mantener la alianza, ¡que me siga!»
Después se echó al monte con sus hijos, dejando en el pueblo cuanto tenía. Por entonces, muchos bajaron al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir según derecho y justicia.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 49,1-2.5-6.14-15

R/.
Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios


El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece. R/.

«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R/.

«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,41-44):

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Una vida de nada de Michel Houellebecq
 
Yo ya me sentí viejo al poco de nacer;
Los demás luchaban, deseaban, suspiraban;
En mí no sentía más que una añoranza imprecisa.
Nunca tuve nada parecido a una infancia.
En la profundidad de ciertos bosques, sobre una alfombra de musgo,
Repugnantes troncos de árbol sobreviven a su follaje;
En torno a ellos se forma una atmósfera de luto;
En su piel ennegrecida y sucia medran los hongos.
Yo no serví jamás a nada ni a nadie;
Lástima. Vives mal cuando es para ti mismo.
El menor movimiento constituye un problema,
Te sientes desgraciado y, sin embargo, importante.
Te mueves vagamente, como un bicho minúsculo.
Ya apenas eres nada, pero, ¡qué mal lo pasas!
Llevas contigo una especie de abismo
Mezquino y portátil, levemente ridículo.
Dejas de ver la muerte como algo funesto;
De vez en cuando ríes; sobre todo al principio;
Intentas vanamente adoptar el desprecio.
Luego, lo aceptas todo, y la muerte hace el resto.
 
Breve comentario final
 
Una de las consecuencias más negativas que acarrea el sufrimiento humano, que serán tanto más graves cuanto más precoz, prolongado e intenso sea, es la de que siempre provoca lesiones, heridas, traumas. Así como el cuerpo puede ser lacerado por una agresión física externa, también nuestra mente o nuestra alma queda deformada en mayor o menor medida por acciones exteriores. Estas "acciones" que dañan el alma hay que entenderlas en un sentido lato, pues pueden consistir en ideas, actitudes, mensajes verbales o corporales, o la ausencia de los mismos.
 
Cuando alguien queda lesionado en el alma, los efectos pueden ser de lo más diversos. En función del tamaño y profundidad de la herida, y del número de ellas, así se verá afectada la persona. Hay heridas que provocan un daño moral; otras, un daño afectivo; en otras, queda deformada nuestra voluntad y nuestro juicio. Y las hay incluso que dañan hasta nuestra sana capacidad para desear. Por lo general, suele darse una combinación de efectos o de daños, pues la naturaleza humana es una unidad, y como una unidad también resulta (y responde a la) herida, aunque los efectos sean diversos en grados y matices.
 
Lo peor, insisto, es que lleva aparejada una deformación, por así decir. Tal deformación induce a su vez percepciones del mundo, del otro, de las relaciones humanas, de nosotros mismos, que son irreales, erróneas o falsas, y, en general, una distorsión más o menos grave de lo que es la vida, de nuestro papel en ella, del sentido de nuestra existencia.
 
Para dar a conocer la verdad de la que estamos hechos y que nos trasciende a la vez que nos define, debemos partir de un cierto conocimiento de nuestras heridas, o al menos de sabernos o sentirnos heridos. Salvo aquellas deformaciones de tipo congénito, que no dependen de nuestra biografía sino de nuestra constitución genética, todas nuestras taras proceden de una acción externa. Una vez llegados a este punto, tenemos que preguntarnos con modestia pero con toda honradez y sinceridad: ¿qué hacemos con nuestras heridas? O, si prefieren, ¿cómo ellas nos han influido en nuestra vida?
 
Existe también una responsabilidad moral cierta en el herido: ¿Nos abandonamos a las mismas? ¿Miramos al mundo, a la vida y a nosotros mismos desde ellas con total acriticismo, obedeciendo o sometiéndonos a su férrea influencia? ¿Qué significado le damos? ¿Un contenido de fatalidad?, ¿de resignación?, ¿de desesperanza o incluso desesperación?, ¿un motivo para herir a su vez a otros, y entregarme al placer que otorga ese poder?
 
Dejo aquí estas reflexiones en voz alta por si alguien quiere recogerlas en su corazón, y medita sobre ellas. Si alguien las quiere compartir aquí, tanto mejor, pues así nos beneficiaremos todos los que aquí nos reunimos. 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Lecturas del día, miércoles, 18 de noviembre. Poema "Subida del Monte Carmelo" de S. Juan de la Cruz

Primera lectura

Lectura del segundo libro de los Macabeos (7,1.20-31):

En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. Pero ninguno más admirable y digno de recuerdo que la madre. Viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un día, lo soportó con entereza, esperando en el Señor.
Con noble actitud, uniendo un temple viril a la ternura femenina, fue animando a cada uno, y les decía en su lengua: «Yo no sé cómo aparecisteis en mi seno; yo no os di el aliento ni la vida, ni ordené los elementos de vuestro organismo. Fue el creador del universo, el que modela la raza humana y determina el origen de todo. Él, con su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley.»
Antíoco creyó que la mujer lo despreciaba, y sospechó que lo estaba insultando. Todavía quedaba el más pequeño, y el rey intentaba persuadirlo, no sólo con palabras, sino que le juraba que si renegaba de sus tradiciones lo haría rico y feliz, lo tendría por amigo y le daría algún cargo. Pero como el muchacho no hacía ningún caso, el rey llamó a la madre y le rogaba que aconsejase al chiquillo para su bien.
Tanto le insistió, que la madre accedió a persuadir al hijo; se inclinó hacia él y, riéndose del cruel tirano, habló así en su idioma: «Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crié tres años y te he alimentado hasta que te has hecho un joven. Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen y verás que Dios lo creó todo de la nada, y el mismo origen tiene el hombre. No temas a ese verdugo, no desmerezcas de tus hermanos y acepta la muerte. Así, por la misericordia de Dios, te recobraré junto con ellos.»
Estaba todavía hablando, cuando el muchacho dijo: «¿Qué esperáis? No me someto al decreto real. Yo obedezco los decretos de la ley dada a nuestros antepasados por medio de Moisés. Pero tú, que has tramado toda clase de crímenes contra los hebreos, no escaparás de las manos de Dios.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 16,1.5-6.8.15

R/.
Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante

Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño. R/.

Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras. R/.

Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,11-28):

En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro.
Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo." Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey." Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez." Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades." El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco." A ése le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades." El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras." Él le contestó: "Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses." Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez." Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas." "Os digo: 'Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.' Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia."»
Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

Palabra del Señor
 
Poema:
Subida del Monte Carmelo de S. Juan de la Cruz
 
Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.
 
Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.
 
Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada.
 
Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.
 
Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.
 
Para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes.
 
Para venir a lo que no posees,
has de ir por donde no posees.
 
Para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.
 
Cuando reparas en algo
dejas de arrojarte al todo.
 
Para venir del todo al todo,
has de dejarte del todo en el todo.
 
Y cuando lo vengas del todo a tener,
has de tenerlo sin nada querer.  

martes, 17 de noviembre de 2015

Lecturas del día, martes, 17 de noviembre. Poema "Prevención para la vida y para la muerte" de Francisco de Quevedo

Primera lectura

Lectura del segundo libro de los Macabeos (6,18-31):

En aquellos días, a Eleazar, uno de los principales escribas, hombre de edad avanzada y semblante muy digno, le abrían la boca a la fuerza para que comiera carne de cerdo. Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida de infamia, escupió la carne y avanzó voluntariamente al suplicio, como deben hacer los que son constantes en rechazar manjares prohibidos, aun a costa de la vida. Los que presidían aquel sacrificio ilegal, viejos amigos de Eleazar, lo llevaron aparte y le propusieron que hiciera traer carne permitida, preparada por él mismo, y que la comiera, haciendo como que comía la carne del sacrificio ordenado por el rey, para que así se librara de la muerte y, dada su antigua amistad, lo tratasen con consideración.
Pero él, adoptando una actitud cortés, digna de sus años, de su noble ancianidad, de sus canas honradas e ilustres, de su conducta intachable desde niño y, sobre todo, digna de la Ley santa dada por Dios, respondió todo seguido: «iEnviadme al sepulcro! Que no es digno de mi edad ese engaño. Van a creer muchos jóvenes que Eleazar, a los noventa años, ha apostatado, y, si miento por un poco de vida que me queda, se van a extraviar con mi mal ejemplo. Eso seria manchar e infamar mi vejez. Y, aunque de momento me librase del castigo de los hombres, no escaparía de la mano del Omnipotente, ni vivo ni muerto. Si muero ahora como un valiente, me mostraré digno de mis años y legaré a los jóvenes un noble ejemplo, para que aprendan a arrostrar voluntariamente una muerte noble por amor a nuestra santa y venerable Ley.»
Dicho esto, se dirigió en seguida al suplicio. Los que lo llevaban, poco antes deferentes con él, se endurecieron, considerando insensatas las palabras que acababa de pronunciar.
Él, a punto de morir a fuerza de golpes, dijo entre suspiros: «Bien sabe el Señor, que posee la santa sabiduría, que, pudiendo librarme de la muerte, aguanto en mi cuerpo los crueles dolores de la flagelación, y los sufro con gusto en mi alma por respeto a él.»
Así terminó su vida, dejando, no sólo a los jóvenes, sino a toda la nación, un ejemplo memorable de heroísmo y de virtud.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 3,2-3.4-5.6-7

R/.
El Señor me sostiene

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí: «Ya no lo protege Dios.» R/.

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo. R/.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,1-10):

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.»
Él bajó en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.»
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.»
Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Prevención para la vida y para la muerte de Francisco de Quevedo
 
Si no temo perder lo que poseo,
ni deseo tener lo que no gozo,
poco de la Fortuna en mí el destrozo
valdrá, cuando me elija actor o reo.

Ya su familia reformó el deseo;
no palidez al susto, o risa al gozo
le debe de mi edad el postrer trozo,
ni anhelar a la Parca su rodeo.

Sólo ya el no querer es lo que quiero;
prendas de la alma son las prendas mías;
cobre el puesto la muerte, y el dinero.

A las promesas miro como a espías;
morir al paso de la edad espero:
pues me trujeron, llévenme los días. 

lunes, 16 de noviembre de 2015

Lecturas del día, lunes, 16 de noviembre. Poema "Yo pregunto" de Alfonso Costafreda

Primera lectura

Lectura del primer libro de los Macabeos (1,10-15.41-43.54-57.62-64):

En aquellos días, brotó un vástago perverso: Antíoco Epifanes, hijo del rey Antíoco. Había estado en Roma como rehén, y subió al trono el año ciento treinta y siete de la era seléucida.
Por entonces hubo unos israelitas apóstatas que convencieron a muchos: «¡Vamos a hacer un pacto con las naciones vecinas, pues, desde que nos hemos aislado, nos han venido muchas desgracias!»
Gustó la propuesta, y algunos del pueblo se decidieron a ir al rey. El rey los autorizó a adoptar las costumbres paganas, y entonces, acomodándose a los usos paganos, construyeron un gimnasio en Jerusalén; disimularon la circuncisión, apostataron de la alianza santa, emparentaron con los paganos y se vendieron para hacer el mal. El rey Antíoco decretó la unidad nacional para todos los súbditos de su imperio, obligando a cada uno a abandonar su legislación particular. Todas las naciones acataron la orden del rey, e incluso muchos israelitas adoptaron la religión oficial: ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el Sábado. El día quince del mes de Casleu del año ciento cuarenta y cinco, el rey mandó poner sobre el altar un ara sacrílega, y fueron poniendo aras por todas las poblaciones judías del contorno; quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las plazas; los libros de la Ley que encontraban, los rasgaban y echaban al fuego, al que le encontraban en casa un libro de la alianza y al que vivía de acuerdo con la Ley, lo ajusticiaban, según el decreto real. Pero hubo muchos israelitas que resistieron, haciendo el firme propósito de no comer alimentos impuros; prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos y profanar la alianza santa. Y murieron. Una cólera terrible se abatió sobre Israel.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 118,53.61.134.150.155.158

R/.
Dame vida, Señor, para que observe tus decretos

Sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu voluntad. R/.

Los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu voluntad. R/.

Líbrame de la opresión de los hombres,
y guardaré tus decretos. R/.

Ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad. R/.

La justicia está lejos de los malvados
que no buscan tus leyes. R/.

Viendo a los renegados, sentía asco,
porque no guardan tus mandatos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18, 35-43):

En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: «Pasa Jesús Nazareno.»
Entonces gritó: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?»
Él dijo: «Señor, que vea otra vez.»
Jesús le contestó: «Recobra la vista, tu fe te ha curado.»
En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.

Palabra del Señor
 
Poema:
Yo pregunto de Alfonso Costafreda
 
 Ha muerto mi padre.
Se repite su ausencia cada día
en el hogar vacío.

                 Yo pregunto,
y además de la ausencia y además
de perder los caminos de esta tierra,
¿qué es la muerte?


Yo te pregunto, padre, ¿qué es la muerte?
¿Has hallado la paz que merecías?
¿Encontraste cobijo en nueva casa
o vas errante, y sufres bajo el frío
del invierno más grande, del total 

desamor?

Yo te pregunto, padre, si son algo
los muertos, o si la muerte es sólo
una inmensa palabra que comprende
todo lo que no existe.