viernes, 30 de junio de 2017

Lecturas del día, viernes, 30 de junio. Poema "Hombre y Dios" de Dámaso Alonso. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (17,1.9-10.15-22):

Cuando Abrahán tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo: «Yo soy el Dios Saday. Camina en mi presencia con lealtad.» Dios añadió a Abrahán: «Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones. Éste es el pacto que hago con vosotros y con tus descendientes y que habéis de guardar: circuncidad a todos vuestros varones.» Dios dijo a Abrahán: «Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré, y te dará un hijo, y lo bendeciré; de ella nacerán pueblos y reyes de naciones.» Abrahán cayó rostro en tierra y se dijo sonriendo: «¿Un centenario va a tener un hijo, y Sara va a dar a luz a los noventa?» Y Abrahán dijo a Dios: «Me contento con que te guardes vivo a Ismael.» Dios replicó: «No; es Sara quien te va a dar un hijo, a quien llamarás Isaac; con él estableceré mi pacto y con sus descendientes, un pacto perpetuo. En cuanto a Ismael, escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré multiplicarse sin medida, engendrará doce príncipes y haré de él un pueblo numeroso. Pero mi pacto lo establezco con Isaac, el hijo que te dará Sara el año que viene por estas fechas.» Cuando Dios terminó de hablar con Abrahán, se retiró.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 127,1-2.3.4-5

R/.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,1-4):

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.» Extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero, queda limpio.» Y en seguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Hombre y Dios de Dámaso Alonso
 
Hombre es amor. Hombre es un haz, un centro
donde se anuda el mundo. Si Hombre falla,
otra vez el vacío y la batalla
del primer caos y el Dios que grita «¡Entro!»

Hombre es amor, y Dios habita dentro
de ese pecho y, profundo, en él se acalla;
con esos ojos fisga, tras la valla,
su creación, atónitos de encuentro.

Amor-Hombre, total rijo sistema
yo (mi Universo). ¡Oh Dios, no me aniquiles
tú, flor inmensa que en mi insomnio creces!

Yo soy tu centro para ti, tu tema
de hondo rumiar, tu estancia y tus pensiles.
Si me deshago, tú desapareces. 
 
Breve comentario 
 
«Señor, si quieres, puedes limpiarme», le dice el leproso al Señor. Ese "si quieres" no sólo denota la omnipotencia de la voluntad de Dios (lo que quiere, lo hace), sino la apertura del corazón necesitado de la criatura a la acción del Creador. Si el leproso, aun reconociendo la omnipotencia divina, la hubiera rechazado, Jesucristo no hubiera actuado. Hasta tal punto desea el Señor que el amor que el hombre le profese sea libre. Si el hombre no le ama libremente, Dios no manifestará lo que aquel ha rechazado. 

Aunque el ejemplo del leproso parece un caso extremo de necesidad, y por ello suplica al Señor que le cure, lo cierto es que quien se apega a sus pecados hasta el punto de admitirlos sin culpa, con orgullo o incluso con vencida resignación a su repetición, está negando en su vida que Dios actúe. Así de simple y de terrible. Por ello el último verso del soneto de Dámaso Alonso está cargado de sentido, de una profunda verdad: "Si me deshago, tú desapareces." Si el hombre deja de buscar el origen de su necesidad de infinito o lo sustituye con precarias satisfacciones mundanas, deshace su humanidad, y desintegrándose, pierde a Dios por completo: si alguien rechaza el infinito que es y que le espera, cae en la nada.

El soneto acaba como comienza:
 
"Hombre es amor. Hombre es un haz, un centro
donde se anuda el mundo. Si Hombre falla,
otra vez el vacío y la batalla
del primer caos y el Dios que grita «¡Entro!»"
 
Dios no podrá entrar si ese "haz", ese "centro donde se anuda el mundo" se deshace: "otra vez el vacío y la batalla del primer caos". Estamos hechos de amor y para amar, que es amar la Ley de Dios, nuestra naturaleza, el orden que Dios dispuso para su realización y plenitud. Pero es tal el amor de Dios por nosotros que, al igual que entregó a su Hijo para salvarnos, espera quien es la Ominpotencia absoluta que le demos permiso para entrar en nuestras vidas: "Si quieres, puedes..."

Que todos sepamos decirle al Señor, cuanto antes a ser posible, con la conciencia clara de nuestra menesterosidad: "Sí, entra, límpiame, pues si quieres, puedes hacerlo." Y el Señor siempre quiere, como siempre puede. Entonces no sólo no dejaremos de ser libres, sino que viviremos la plenitud de la mayor libertad posible en nuestra existencia. La fe es como la libertad en este sentido: un dejarse hacer por Aquel que todo lo puede en virtud de su amor infinito. No tardemos en dar este paso crucial, el más importante que podamos dar en nuestra vida.

jueves, 29 de junio de 2017

Lecturas del día, jueves, 29 de junio, san Pedro y san Pablo, apóstoles. Poema "Vivo y sueño" de José Moreno Villa. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (12,1-11):

En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.» Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias.» Obedeció y el ángel le dijo: «Échate el manto y sígueme.» Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9

R/.
El Señor me libró de todas mis ansias

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,6-8.17-18):

Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Vivo y sueño de José Moreno Villa
 
Hunde la rama del sauce
en la alberca su fatiga;
levanta el ciprés su lanza
infatigable a los cielos.

Con el sauce, vivo.
Con el ciprés, sueño.

Lánguida rama de sauce
me cuelga entenebrecida.
Lanza de ciprés emerge
de mi piel hasta el misterio.

Con el sauce, vivo.
Con el ciprés, sueño.

Un cansancio secular
baja, baja, baja a tierra.
Sube, sube, sube altivo
el secular pensamiento.

Con el sauce, vivo.
Con el ciprés, sueño.

Todo me cansa y me rinde
si no es mío, si es del mundo.
Todo me embelesa y lanza
si lo miro y lo penetro.

Nada vivo
si no lo sueño. 
 
 
Breve comentario
 
Todos los cristianos estamos llamados a ser por el Señor sus apóstoles, a evangelizar al mundo según los carismas recibidos. Pedro y Pablo son ejemplos de este servicio al Señor. Pedro y Pablo somos, pues, todos los bautizados, aunque no todos, evidentemente, debamos ser como ellos. No sólo cada persona es distinta por sus peculiaridades individuales de todo tipo (biografía, lugar de nacimiento, época histórica que le toca vivir, formación, afectos, cualidades, limitaciones...), sino que Dios ha pensado para cada alma un servicio propio. Todos debemos servir al Señor, y en este sentido todos somos apóstoles, como Pedro y Pablo, pero cada uno según Dios ha querido que lo sea. Dios jamás forzará a ninguna criatura a seguir un proyecto de vida que Él no haya pensado previamente. Si la criatura se esfuerza en el imposible de ser lo que no es ni puede ser, fracasará por completo y se alejará de Dios, pues no sigue Su voluntad. Yo no puedo ni debo ser como Pedro y Pablo, aunque debo y puedo ser apóstol como Doiraje/Eduardo. Así, se puede servir y entregar la vida siendo misionero en África, monje cartujo en el monte más inaccesible del país más remoto, madre de familia numerosa, ingeniero de caminos o fontanero, atleta o tetrapléjico, catedrático de Teología o de Geotecnia, párroco o feligresa que friega en silencio los suelos de la sacristía. Todos entregan su vida por igual en el seguimiento a Cristo. Y una vez que lo hacen, todos somos libres para expresar la verdad que nos habita, pues no es nuestra, sino que nos ha sido dada en préstamo para a su vez entregarla a los demás. Desde esa voluntad, nunca exenta de pecado, obviamente, el cristiano debe ser voz en este desierto. Y en lo que opine y defienda, con mayor o menor lucidez o torpeza, puede aportar un mínimo de luz ante tanta tiniebla.
 
Más allá de las evidentes resonancias fálicofreudianas del poema de Moreno Villa, todos somos en la vida, en diversos aspectos de ella, sauce y ciprés. También en la vida de la fe y del seguimiento a Cristo. Como Pedro y como Pablo. Unos, son más calmados, tal vez más depresivos; otros, más impetuosos, tal vez más maníacos; pero lo que importa es servir, servir de corazón con las armas que Dios ha dispuesto a cada uno. Y a veces pecamos como sauce, y otras como ciprés; y también amamos a Dios como ciprés, pero también como sauce. El que verdaderamente ama no necesita demostrar con grandes actos su amor, mientras éste alcance al objeto amado, mientras le haga sentir que le quiere. Como sauce se puede amar mucho.  ...Y como ciprés se puede despreciar mucho también.
 
En mi vida y en mi personalidad, y también como cristiano, he sido más sauce que ciprés (y me temo he sido demasiado ciprés en aquellos terrenos en los que me hubiera ido mejor siendo sauce). Yo no puedo ser como Pedro ni como Pablo. Pero tampoco lo debo ser, pues Dios no ha querido regalarme con los dones que a ellos les ofreció. Puedo ser apóstol como Dios me concede serlo, no como yo quisiera serlo o como otros quisieran que fuera. En este modesto blog lo estoy siendo como nunca antes en mi vida, sí, en el salón de mi casa, dado que apenas puedo serlo en otros lugares, tanto por razones ajenas a mi voluntad como a mi propia idiosincrasia. Me identifico plenamente con los últimos versos del poema:
 
"Con el sauce, vivo.
Con el ciprés, sueño.

Todo me cansa y me rinde
si no es mío, si es del mundo.
Todo me embelesa y lanza
si lo miro y lo penetro.

Nada vivo
si no lo sueño."
 
Si algo me ha enseñado la poesía a la luz de Dios es a mirar y penetrar mi realidad y, por extensión, la realidad, es decir, cuando hago mío lo que antes fue del mundo, cuando era extraño, ininteligible, lejano, opresivo, confuso. Sí, yo también nada vivo en la fe si antes no lo sueño. Soy sauce y ciprés, y ya más ciprés que sauce (¡a mis años!) desde el salón de mi casa.  

miércoles, 28 de junio de 2017

Lecturas del día, miércoles, 28 de junio. Poema "El balance" de Jorge Guillén. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (15,1-12.17-18):

En aquellos días, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor: «No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante.» Abrán contestó: «Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?» Y añadió: «No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará.» La palabra del Señor le respondió: «No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas.» Y el Señor lo sacó afuera y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.» Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abran creyó al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.» Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?» Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.» Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Eufrates.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 104,1-2.3-4.6-7.8-9

R/.
El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R/.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R/.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,15-20):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis.

Palabra del Señor
 
Poema:
El balance de Jorge Guillén 

Pasan los años y el fatal balance
Se impone ya a los más desprevenidos.
¿Qué me propuse, qué logré, qué alcance

Tuvieron mi agudeza, mis sentidos?

Es inútil que un modo siempre astuto

De mentirme despliegue sus sofismas.
Con la verdad al fin ya no discuto.
Mis ilusiones hoy no son las mismas.

¿Me queda la ilusión de ser yo mismo
Quien vale más que el propio resultado?
La experiencia retorna al catecismo.
Mi ser es mi vivir acumulado.

Si se perdió un gran don, si no fue nada,

Para consuelo crecerá el orgullo.
Una potencia así despilfarrada

Favorece monólogo y murmullo.

El de veras humilde pone el peso

De su ser en su hacer: yo soy mi suma.
De pretensión a realidad regreso.
Pulso del oleaje esfuma espuma.


Breve comentario

Lo más característico de la mentira es la ocultación. Nunca la mentira se presenta de cara, frontalmente, con transparencia, rasgos éstos más propios de la verdad. Así, para poder distinguirla, debemos esperar a ver los efectos que produce, sus frutos. Entonces, lo que estaba oculto sale a la luz. Los efectos siempre participan de sus causas de forma necesaria: aquello que nace del mal sólo puede producir mal. Únicamente la gracia de Dios puede sacar del mal bien, pues la gracia puede sobreabundar al pecado. Pero cuando el ser humano vive en la mentira, sus frutos no pueden ser otra cosa que mentira. Nuestras vidas se miden no por nuestras palabras, ni siquiera por nuestros propósitos (no pocos de ellos que ignoramos), sino por nuestras acciones y sus consecuencias.

Siempre debemos estar razonablemente alerta de esta característica fundamental del mal. El mismo hecho de su ocultación multiplica el daño. Es difícil evitar que la mentira se cuele en nuestras vidas, pero al menos, como el cáncer, que la sepamos detectar con prontitud, para que sus efectos deletéreos sean los menores posibles. Como ya he dicho en otras ocasiones, la peor mentira no es la que procede de fuera, sino la que nace en nuestro corazón. Esta última es la más insidiosa, la más penetrante, la que más nos ataca y daña. Pero como cualquier otra maldad, por sus efectos la conoceremos.

En este poema de Guillén, que pertenece ya a su ancianidad, se describe con sobrio y austero realismo la actitud que el paso del tiempo nos impone a todos llegados a un cierto punto de nuestra vida: la de hacer balance. He querido elegir esta temática, pues es tarea de todo cristiano plantearse sobre qué bases está fundamentando su existencia, sus decisiones, sus actos y sus objetivos. Un balance de vida, como cualquier otro, cabe realizarlo en función de diversos criterios: éxito de nuestras iniciativas, satisfacción personal, cumplimiento de nuestras expectativas... Pero todo ello valdrá de muy poco si no lo sopesamos a la luz de la verdad. Este es el verdadero balance, y la verdad, como la mentira, se distingue por sus frutos, que no coinciden necesariamente (ni menos aún deben coincidir) con el éxito, el beneficio económico o el reconocimiento social. De cara a Dios, podemos morir de éxito, y condenar nuestra alma para toda la eternidad. La bondad de los frutos nacidos de un alma buena pueden ser tenidos por nada para un mundo donde reine la mentira y el mal.

Siguiendo al poeta, en mi personal balance, no sé los dones que despilfarré, si es que conté con alguno, aunque alguno debió de existir, pues he caído en el monólogo y el murmullo. Aunque todavía no tengo los setenta años con los que Guillén escribió el poema, tras lo que ha llovido en mi vida, yo tampoco "Con la verdad al fin ya no discuto." Seamos humildes como dice el poeta, y hagamos de nuestro ser nuestro hacer, nuestro "vivir acumulado". Y acabar concluyendo una profunda verdad que suscribo con más convicción cuanto más viejo me voy haciendo: "La experiencia retorna al catecismo."

martes, 27 de junio de 2017

Lecturas del día, martes, 27 de junio. Poema "Mi día es desordenado y absurdo..." de Marina Tsvetáieva. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (13,2.5-18):

Abrán era muy rico en ganado, plata y oro. También Lot, que acompañaba a Abrán, poseía ovejas, vacas y tiendas; de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos. Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abrán y los de Lot. En aquel tiempo cananeos y fereceos ocupaban el país. Abrán dijo a Lot: «No haya disputas entre nosotros dos, ni entre nuestros pastores, pues somos hermanos. Tienes delante todo el país, sepárate de mí; si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda.» Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Zear, era de regadío (esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra); parecía un jardín del Señor, o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron los dos hermanos. Abrán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor. El Señor habló a Abrán, después que Lot se había separado de él: «Desde tu puesto, dirige la mirada hacia el norte, mediodía, levante y poniente. Toda la tierra que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Haré a tus descendientes como el polvo; el que pueda contar el polvo podrá contar a tus descendientes. Anda, pasea el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar.» Abrán alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar en honor del Señor.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 14,2-3a.3bc-4ab.5

R/.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,6.12-14):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.»

Palabra del Señor

Poema:
"Mi día es desordenado y absurdo..." de Marina Tsvetáieva 

Mi día es desordenado y absurdo:
al mendigo pido pan,
al rico le ofrezco una limosna.

En la aguja enhebro un rayo de luz,
al ladrón le doy la llave,
con polvos blancos encubro mi palidez.

El mendigo no me da pan,
el rico no acepta mi dinero,
el rayo no pasa por la aguja.

El ladrón entra sin llave,
y la tonta llora a lágrima viva
ese día sin gloria, día inútil.

Breve comentario

De nuevo, las palabras del Señor rebosan de sentido común, de la verdad sencilla que todos podemos entender, pues no es más que reflejo de nuestra naturaleza. Es evidente que no a todos podemos tratar de igual modo. La verdad de Dios es, sin embargo, asimilable para cualquier corazón. Para cualquier corazón mínimamente receptivo. Los perros y los cerdos con los que no podemos compartir la experiencia de fe y de amor son aquellos que están completamente cerrados a ella, los que de un modo activo y consciente la rechazan con franca hostilidad. Y cada vez hay más perros y más cerdos... Cualquiera podemos dar testimonio de ello. Occidente es espiritual y éticamente hablando una gigantesca cochiquera, una jauría de perros sueltos sin amo, vagabundos unos, otros cada vez más salvajes.

Sin embargo, en cuanto la persona dé las más mínimas señales de vida inteligente, sensible, en búsqueda, por pequeñas que sean, aun en medio de la mayor ignorancia y desconocimiento, cabe la posibilidad de que nuestro trato sea como el que quisiéramos recibir de ellos: respeto, escucha, ofrecimiento mutuo. Lo cierto es que educar a un hombre para que lo sea en plenitud es un camino estrecho, difícil, con pocos accesos, lento y escarpado, aunque maravillosamente posible y fácil con la ayuda de Dios. Lo otro, volvernos como cerdos en lodazal, como perros sarnosos está muy bien promocionado. El camino de nuestra degradación es muy sencillo de recorrer, anchuroso, llano, de vastos horizontes de falsa libertad: basta con abandonarse a nuestras debilidades y a nuestros orgullos.

El día de la poeta rusa no era tan desordenado y absurdo, ni ella tan tonta aunque no obtuviera gloria alguna ni utilidad. Los más pobres son los ricos, los instalados en el mundo con suficiencia y orgullo; los desposeídos son, en cambio, los más ricos, aquellos que pueden donar una belleza que los anteriores ignoran que existe; la propiedad privada que se puede acceder con llave no merece la pena ser robada, pues es la que menos valor posee. Y la luz de Dios puede entrar por la más estrecha y cerrada cavidad. Otra cosa es que a la poeta no la hicieran caso, y el rico considerara una ofensa recibir limosna de nadie, ni el mendigo capaz de dar nada al desconocer su valía, y el ladrón obstinarse en sustraer lo más pobre de la vida de una persona, y no su verdadero tesoro. Es lo que tiene ser cerdo y perro cuando se es hombre. La poeta hizo bien, aunque su camino, muy estrecho e intrincado, no lo supiera recorrer nadie.

lunes, 26 de junio de 2017

Lecturas del día, lunes, 26 de junio. Poema "Epitafio del hipócrita" de Rosario Castellanos. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (12,1-9):

En aquellos días, el Señor dijo a Abrán: «Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.»
Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abran tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Abrán llevó consigo a Saray, su mujer, a Lot, su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Harán. Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel tiempo habitaban allí los cananeos.
El Señor se apareció a Abrán y le dijo: «A tu descendencia le daré esta tierra.»
Él construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido. Desde allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor. Abrán se trasladó por etapas al Negueb.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 32,12-13.18-19.20.22

R/.
Dichoso el pueblo
que el Señor se escogió como heredad


Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,1-5):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.»

Palabra del Señor

Poema:
"Epitafio del hipócrita" de Rosario Castellanos

Quería y no quería.
Quería con su piel y con sus uñas,
con lo que cambia y cae; negaba con sus vísceras,
con lo que de sus vísceras no era aserrín, con todo
lo que latía y sangraba en sus entrañas.

Quería ser él y el otro.
Siamés partido a la mitad, buscaba
la columna de hueso para asirse, colgar
su cartilaginosa consistencia de hiedra.

Mesón desocupado,
actor, daba hospedaje al agonista.
Gesticulaba viendo su sombra en las paredes,
deglutía palabras sin sabor, eructaba
resonando en su vasta oquedad de tambor.

Ensayaba ademanes
—heroico, noble, prócer—
para que al desbordarse la lava del elogio
lo cubriera cuajando después en una estatua.

No a solas ¡nunca a solas!
dijo el brindis final,
alzó la copa amarga de cicuta.

(Más no bebió su muerte sino la del espejo.)

Breve comentario

Nadie puede erigirse en juez de otro si el que enjuicia no es consciente de las propias limitaciones, debilidades y pecados. El Señor vuelve a apelar a este sentido de coherencia interna sin el cual no es posible llamarse con propiedad cristiano. El propio conocimiento y reconocimiento de nuestras vulnerabilidades hace que sepamos mirar la realidad con la humildad y el realismo precisos. Esto no quiere decir, obviamente, que como todos somos pecadores, todos debemos ser tolerantes con la debilidad ajena. El juicio es necesario e inevitable; no es posible vivir sin juzgar. Lo perfectamente evitable es condenar in eternum a nadie, pues como dice el proverbio, mientras hay vida hay esperanza, hay posibilidad de cambio, de evolución. Nadie conoce el alma de otra persona hasta ese punto, ni nadie puede arrogarse semejante autoridad.

La hipocresía es una de las formas más sobresalientes de la mentira, que posee múltiples disfraces y apariencias. Todos podemos conocer cuál es el buen camino, los buenos deseos, lo respetable, aquello que merece estimación; y otra cosa muy distinta es vivir realmente aquello que sabemos bueno. El mero conocimiento no nos hace capaces de vivir aquello que conocemos. La aspiración a vivir justamente debe pasar por el proceloso camino de superación de nuestras debilidades o, al menos, a luchar contra ellas. Es un camino que no presenta atajos: asumir el discurso de la justicia no nos hará más justos, enjuiciar con dureza y, sobre todo, condenar no nos hará mejores con respecto a nuestras faltas y fragilidades no superadas. Al contrario, cuanto más duro seamos con los demás, más se enquistarán nuestros defectos, pues éstos no se disuelven con los discursos contrarios a los mismos, sino con la humildad necesaria para que Dios pueda ayudar al alma herida. 

Por supuesto, lo que está mal, está mal siempre, seamos débiles, justos, coherentes o incoherentes. Como la carne es débil, no vamos a dejar de enjuiciar como pecado grave la lujuria y todas sus manifestaciones derivadas (adulterios, etc.), aunque quien lo afirme le guste demasiado las mujeres. Simplemente seamos conscientes de lo que somos para que seamos también conscientes de lo que nos falta. Así, nuestros juicios serán más ajustados a la realidad, sin perder un ápice del rigor necesario de nuestra ética. Muchas veces lo peor de nuestros juicios no son siquiera el juicio mismo, las palabras utilizadas o el contenido del mismo, sino el tono con que los hacemos: superioridad, desprecio, altivez, amenazante...

El poema elegido de Rosario Castellanos describe bien la naturaleza del hipócrita: quiere ser otro del que es, mucho más respetable y admirable de lo que él es en verdad. Muchos seres humanos cuando no logran ser algo, buscan aparentarlo. Hay una profunda necedad en ser lo que no se es. Así, por oposición, decimos de la gente sencilla que es de una pieza, que no tiene doblez, que es noble, que son lo que dicen ser, sólidos, consistentes, previsibles. El hipócrita vive, en efecto, en un profundo vacío interior, dando una imagen que no es real; su naturaleza es líquida o delicuescente, varía en función tanto de lo que se considera admirable como de sus íntimas impotencias. Por ello, siempre ha habido hipócritas y siempre los habrá, y casi todos posiblemente lo seamos al menos en algún aspecto. No nos desesperemos en ser lo que no podamos ser, en alcanzar lo que no nos pertenece. Asumámonos como somos, sabiendo que debemos tender hacia el bien que no admite matices para la tolerancia del mal,  en lucha, en primer lugar, con nosotros mismos, y rogando la ayuda del Señor en esta tarea. Los discursos, las poses y el cultivo de las apariencias que sean para aquellos que no quieran entablar esa lucha, no para nosotros.

domingo, 25 de junio de 2017

Lecturas del día, domingo, 25 de junio. Poema "Para ser grande" de Fernando Pessoa


Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (20,10-13):

Dijo Jeremías: «Oía el cuchicheo de la gente: "Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo." Mis amigos acechaban mi traspié." A ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él." Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 68,8-10.14.17.33-35

R/.
Que me escuche tu gran bondad, Señor

Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.

Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R/.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,12-15):

Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Porque, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que había de venir, Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,26-33):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

Palabra del Señor

Poema:
Para ser grande de Fernando Pessoa 

Para ser grande, sé entero: nada
tuyo exageres o excluyas.
 

Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres
en lo mínimo que hagas.
 

Así en cada lago la luna toda
brilla, porque alta vive.


Para ser grande

Para ser grande, sê inteiro: nada
      Teu exagera ou exclui.

Sê todo em cada coisa. Põe quanto és
      No mínimo que fazes.

Assim em cada lago a lua toda
      Brilha, porque alta vive

https://www.youtube.com/watch?v=gW6JYMosc88

sábado, 24 de junio de 2017

Lecturas del día, sábado, 24 de junio, Natividad de san Juan Bautista. Poema "Cuando me es difícil vivir, doloroso respirar..." de Fedor Sologub

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (49,1-6):

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.» Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel –tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza–: «Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 138,1-3.13-14.15

R/.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma. R/.

No desconocías mis huesos,
cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,22-26):

En aquellos días, dijo Pablo: «Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: “Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos.” Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: “Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias.” Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación.»

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,57-66.80):

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan.» Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.» Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

Palabra del Señor
 
Poema:
"Cuando me es difícil vivir, doloroso respirar..." de Fedor Sologub 
 
Cuando me es difícil vivir, doloroso respirar,
Me voy al desierto para soñar contigo,
Para contarle de ti al viento fugaz
Y adivinarte en las músicas del bosque.


Yo te llamaría -pero no sé llamar;
Yo enviaría por ti -pero no me atrevo;
Yo iría por ti -pero no sé el camino;
Y aun si lo supiera temería, de todas formas, ir.


Voy solo por el frío sendero,
Ya olvidé lo terreno, sólo espero lo oculto.
La muerte me besa silenciosa
Y me lleva hacia ti, junto al otoño.

viernes, 23 de junio de 2017

Lecturas del día, viernes, 23 de junio, del Sagrado Corazón de Jesús. Poema "El sueño" de Gerardo Diego

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (7,6-11):

En aquellos días, Moisés habló al pueblo, diciendo: «Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño, sino que, por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto. Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y guardan sus preceptos, por mil generaciones. Pero paga en su persona a quien lo aborrece, acabando con él. No se hace esperar, paga a quien lo aborrece, en su persona. Pon por obra estos preceptos y los mandatos y decretos que te mando hoy.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 102,1-2.3-4.6-7.8.10

R/.
La misericordia del Señor dura siempre,
para los que cumplen sus mandatos


Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,7-16):

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor
 
Poema:
El sueño de Gerardo Diego 

Apoya en mí la cabeza,
si tienes sueño.
Apoya en mí la cabeza,
aquí, en mi pecho.
Descansa, duérmete, sueña,
no tengas miedo del mundo,
que yo te velo.
Levanta hacia mí tus ojos,
tus ojos lentos,
y ciérralos poco a poco
conmigo dentro;
ciérralos, aunque no quieras,
muertos de sueño.


Ya estás dormida. Ya sube,
baja tu pecho,
y el mío al compás del tuyo
mide el silencio,
almohada de tu cabeza,
celeste peso.
Mi pecho de varón duro,
tabla de esfuerzo,
por ti se vuelve de plumas,
cojín de sueños.
Navega en dulce oleaje,
ritmo sereno,
ritmo de olas perezosas
el de tus pechos.
De cuando en cuando una grande,
espuma al viento,
suspiro que se te escapa
volando al cielo,
y otra vez navegas lenta
mares de sueño,
y soy yo quien te conduce
yo que te velo,
que para que te abandones
te abrí mi pecho.
¿Qué sueñas?  ¿Sueñas?  ¿Qué buscan
- palabras, besos -
tus labios que se te mueven,
dormido rezo?
Si sueñas que estás conmigo,
no es sólo sueño;
lo que te acuna y te mece
soy yo, es mi pecho.


Despacio, brisas, despacio,
que tiene sueño.
Mundo sonoro que rondas,
hazte silencio,
que está durmiendo mi niña,
que está durmiendo
al compás que de los suyos
copia mi pecho.
Que cuando se me despierte
buscando el cielo
encuentre arriba mis ojos
limpios y abiertos.

jueves, 22 de junio de 2017

Lecturas del día, jueves, 22 de junio. Poema "Junto al muro" de Antonio Colinas

Primera lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,1-11):

Ojalá me toleraseis unos cuantos desvaríos; bueno, ya sé que me los toleráis. Tengo celos de vosotros, los celos de Dios; quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen intacta. Pero me temo que, igual que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se pervierta vuestro modo de pensar y abandone la entrega y fidelidad a Cristo. Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que yo predico, os propone un espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio diferente del que aceptasteis, y lo toleráis tan tranquilos. ¿En qué soy yo menos que esos superapóstoles? En el hablar soy inculto, de acuerdo; pero en el saber no, como os lo he demostrado siempre y en todo. ¿Hice mal en abajarme para elevaros a vosotros? Lo digo porque os anuncié de balde el Evangelio de Dios. Para estar a vuestro servicio, tuve que saquear a otras Iglesias, aceptando un subsidio; mientras estuve con vosotros, aunque pasara necesidad, no me aproveché de nadie; los hermanos que llegaron de Macedonia proveyeron a mis necesidades. Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada. Lo digo con la verdad de Cristo que poseo; nadie en toda Acaya me quitará esta honra. ¿Por qué?, ¿porque no os quiero? Bien lo sabe Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 110,1-2.3-4.7-8

R/.
Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.

Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R/.

Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,7-15):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Junto al muro de Antonio Colinas 

Vuelve tu rostro hacia el muro, cierra
los ojos y los labios: sólo escucha.
¿Es que no oyes la música que sana?
¿Está dentro de ti y no la sientes?
¿No sientes cómo arrastra y te deshace
ideas y pasiones: tus heridas?
No es ella un palpitar de sangre, no es
la música que tiembla por tus nervios,
la música que suena por las venas,
el son del corazón bajo una mano.

Se trata de una música que arde
sin consumirse y que por siempre embriaga;
se trata de una música que suena
para aquel que no escucha, que le habla
a quien no habla y que muy dulcemente
le abre los ojos para siempre a aquel
que los tiene cerrados a la luz
porque se abisma en busca de otra luz.
Recógete, respira, pon tus manos
y tu frente encima de la piedra
y escucha el silencio, y escúchate.
¿No vas sintiendo suavemente cómo
es música secreta la que suena
fuera de ti, estando tan en ti?

Tu música y la música del mundo
son una sola música, pero hay
que arder para encenderla en tu interior,
que ser llama que escucha el vendaval.
Es música que enciende en plenitud
por siempre al que en su noche persevera.
Está dentro de ti: si das con ella
misteriosa resuena, ignota salva,
oscura te ilumina y te transforma
mientras que tú persigues cada día
músicas que jamás serán la música,
que al seguirlas te pierdes, no las oyes
aunque creas que oyes, y no saben,
aunque crean que saben, tus palabras.

Vuelve tu rostro hacia el muro, cierra
los ojos y los labios: sólo escucha.
¿Es que no oyes la música que sana?
Se trata de una música que está
dormida en tu interior, mas que despierta
con el silencio y arde muy adentro.
Si la oyeras, al fin conocerías
la alegría: el goce de ser llama.

Oirías el sonido de la luz.

miércoles, 21 de junio de 2017

Lecturas del día, miércoles, 21 de junio. Poema "El mejor momento del amor" de Sully Prudhomme. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (9,6-11):

El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas. Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta.» El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia. Siempre seréis ricos para ser generosos, y así, por medio nuestro, se dará gracias a Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 111,1-2.3-4.9

R/.
Dichoso quien teme al Señor

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R/.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.»

Palabra del Señor

Poema:
El mejor momento del amor de Sully Prudhomme 

El mejor momento del amor
no es aquel en que se dice: «Te amo.»
Se halla en ese mismo silencio que está a punto
de romperse todos los días.

Está en la rápida y furtiva
comprensión de los corazones. 

Está en los fingidos rigores
y en las secretas indulgencias.

Está en el estremecimiento del brazo
en que se apoya la mano temblorosa,
en esa página que volvemos juntos,
pero que ninguno de los dos leemos.

¡Momento único, en que los labios callan
y dicen tantas cosas con su pudor;
en que se abre el corazón,
estallando quedamente como un botón de rosa!

En que el solo perfume de los cabellos
parece un favor conquistado.
¡Momento de deliciosa ternura,
en que el respeto mismo es una confesión!


Le meilleur moment des amours

Le meilleur moment des amours
N'est pas quand on a dit: Je t'aime.
Il est dans le silence même
A demi rompu tous les jours;

Il est dans les intelligences
Promptes et furtives des coeurs;
Il est dans les feintes rigueurs
Et les secrètes indulgences;

Il est dans le frisson du bras
Où se pose la main qui tremble,
Dans la page qu'on tourne ensemble,
Et que pourtant on ne lit pas.

Heure unique où la bouche close
Par sa pudeur seule en dit tant!
Où le coeur s'ouvre en éclatant
Tout bas, comme un bouton de rose.

Où le parfum seul des cheveux
Paraît une faveur conquise...
Heure de la tendresse exquise
Où les respects sont des aveux!

Breve comentario

La verdad siempre gusta de la humildad, de la intimidad, de los entornos que sepan acogerla, que nunca son populosos, estridentes, superficiales. Y la verdad en los corazones se va imponiendo con no menor serenidad y ánimo silente y aquietado. La espectacularidad es el terreno de lo falso, de la mentira, de la confusión, de la algarabía. La verdad no necesita mostrarse para ser, sino que su ser procede de su fuerza para disolver nuestras cegueras, disolución que no precisa de exhibicionismos ni alharacas.

Que vivimos en la mentira más absoluta es una evidencia cotidiana y repetida. Inmersos en una sociedad de la imagen, del espectáculo, del exhibicionismo de toda realidad que debería ser terreno de lo íntimo, consumimos esta miseria como consuelo de tanto vacío interior. A ello se une la perversión absoluta de lenguaje y actitudes; la mentira, pues, enseñoreándose de las relaciones humanas y del espacio público. Mañana y los días sucesivos nos tocará padecer la infame exhibición de la mentira homosexualista, una más de tantas. A la depravación llaman amor; a la más pura obscenidad, orgullo. La vida vivida como un circo, el ser humano reducido a objeto, y su cuerpo tratado como desecho para satisfacer un placer que ni siquiera alcanza el grado de animal, pues degrada a quien lo padece. Y todo es motivo de orgullo, de admiración, de exhibición pública. Y así, lo retransmitirán los medios de comunicación; y así lo financiamos todos con nuestros impuestos (nunca mejor dicho, "impuestos"); y así "educarán" a nuestros hijos en escuelas públicas, privadas y aun religiosas para transformarlos en ese desecho de inhumanidad o al menos para que lo vean con buenos ojos, para que lo acepten con "normalidad". Como dijo esta mañana una abogada ¡penalista! en un programa televisivo (y perdonad la expresión, pero es literal): "Si tenemos culos y tetas, disfrutemos de ellos." No se puede caer más bajo.

Comparado con este mundo, el evangelio de hoy parece que se ha quedado pacato, pues al menos los hipócritas de entonces querían parecer justos, con sus grandes demostraciones histéricas de falsa piedad. Hoy no se quiere parecer ni siquiera justo: hoy ya se está orgulloso de ser un montón de mierda. Hoy, siendo hombres, queremos ser mierda. Y lo mostramos sin ninguna hipocresía, ciertamente: algunos son en verdad lo que parecen.

Más ridículo, me temo, ha quedado este bellísimo poema de amor de Prudhomme, del amor verdaderamente vivido. Apenas quedan personas que sientan la belleza del amor vivido con íntima y pudorosa emoción; o las que lo sienten así callan estas experiencias ante un entorno presidido por la brutalidad y la obscenidad más aplastantes.

Que el Señor convierta a esta generación maldita, hipócrita, tan homosexualista como abortista, que ama más a los toros que a los toreros o a los niños en gestación. Y si nos ha de arrasar a sangre y fuego, que lo haga, y cuanto antes. Una civilización como esta no merece sobrevivir. Que Dios convierta a esta generación maldita.

martes, 20 de junio de 2017

Lecturas del día, martes, 20 de junio. Poema "Si de la oscuridad me reclamaste..." de Téofilo Amores. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,1-9):

Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad. Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos. Y dieron más de lo que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros. En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos pedido que dé el último toque entre vosotros a esta obra de caridad. Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. No es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para comprobar si vuestro amor es genuino. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 145,2.5-6.7.8-9a

R/.
Alaba, alma mía, al Señor

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente. R/.

Que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Palabra del Señor

Poema:
"Si de la oscuridad me reclamaste..." de Teófilo Amores

Si de la oscuridad me reclamaste
con tu Pasión tras verte escarnecido,
¡cuánto agradezco aquello que has sufrido,
pues que con ello, Amado, me salvaste!

Si por tu celo y amor no me dejaste,
ya que de ti fui siempre perseguido,
tan solo es tuyo, Señor, lo conseguido,
pues con tu sangre y tus ojos me alcanzaste.

¡Cuánta miseria y lodo hay en mi vida!
¡Cuánto sufriste, Amor, por no quererte!
¡Qué salvación me has dado inmerecida!

Vamos, Señor: dame pronto la muerte,
ya que por ella he de encontrar la Vida…
Quiero morir, Señor, … para tenerte
.

Breve comentario

Quisiera centrarme en el aspecto más radical del mensaje evangélico del Señor: el amor a los enemigos cuando persiguen efectivamente destruirnos. Por algo son enemigos, porque quieren nuestro mal; y toda forma de destrucción de alguien, aun cuando no suponga la aniquilación física, es una muerte, un crimen, un asesinato (los peores asesinos son los que matan el alma, como ya nos advirtió el Señor). 

Se puede dar la vida por muchas razones o, al menos, por unas cuantas. Y todas nobles: por la persona amada, por la familia, la mujer, los hijos, por la patria, por bellos ideales de justicia, por ayudar a otros en necesidad, por un amigo... Y todas son hermosas y muy dignas de encomio, porque todas ellas suponen la entrega máxima que una persona puede realizar. La historia está trufada de bellos testimonios de muertes heroicas de todo tipo. También la literatura ha gustado, por razones éticas y estéticas evidentes, de registrar o crear personajes de esta índole grandiosa y ejemplar. Pero ante la entrega que Dios nos pide, que Él mismo hizo en la Persona de su Hijo, la casuística es mucho menor. Y sólo de un tipo: la de los santos mártires, pues nadie ama a quien te mata si no eres cristiano. Si alguien conoce, por ejemplo, de algún musulmán que, a lo largo de su milenaria historia en cualquiera de sus zonas de influencia, haya sido sacrificado amando a sus asesinos en razón a su fe coránica, por favor, que lo indique en la zona de comentarios, que se lo agradeceré vivamente. Lo mismo podríamos decir de budistas, taoístas, confucianistas, hinduístas, etc. ¡Si no somos capaces de amar a nuestros enemigos cotidianos (que nunca son tan malos como para desear nuestra muerte), cómo vamos a amar a quienes nos matasen! Y, sin embargo, esta "barbaridad" de perfección y santidad es lo que nos pide el Señor a los que queremos seguirlo.

Es evidente que Dios quiere que abramos nuestros corazones a su acción amorosa; quiere que le dejemos entrar hasta lo más hondo de nuestra intimidad para operar el milagro de su misericordia. Esa es toda la santidad cristiana: dejarnos hacer por Él completamente, sin reservas, sin condiciones, sin miedos. El que lo logre con la ayuda de la gracia podrá amar a todos y en cualquier circunstancia. Entonces podrá seguir en su integridad la aparentemente paradójica  sentencia de S. Agustín: "Ama y haz lo que quieras". Y podrán hacer lo que quieran con él, hasta matarlo del modo más brutal, que no conseguirán que deje de amar y de amarles. Esta es la perfección que Dios busca del alma humana, esta es la santidad en su expresión más plena: ser cristos en Cristo.

Para poder ejemplificar esta santidad excelsa, es difícil encontrar poemas, y menos aún de los dos últimos siglos, basados en experiencias humanas no esencialmente cristianas. La literatura es muy pobre en esta temática, pues salvo el Señor y los santos no hay personajes que vivan y mueran amando a quienes los odian. Es comprensible: nadie puede exigir al hombre tan alto ideal, pues nadie lo ha amado hasta ese punto. Me resultó evidente que había que elegir un poema sobre Cristo crucificado o en su Pasión. Este bello soneto de este poeta absolutamente desconocido es, creo, pertinente. El único pero que le pongo es el terceto final, y no por razones estéticas (muy bello en todo caso). 

Aunque son comprensibles peticiones como "¡Señor, ven pronto!" o "¡Señor, llévame pronto!", su venida o nuestra marcha es algo que sólo le compete a Él. Nuestra muerte, que es el único hecho objetivo que tenemos seguro en nuestro futuro, no ha de ser deseada ni siquiera retóricamente. La vida podrá ser muy dura, y nuestra muerte tal vez también, pero Dios no quiere que pensemos en ello como un modo de liberación de sufrimientos. Se podrá sentir por las razones que sean que la vida ya dió todo lo que podía dar, que continuar durante años no tiene mucho sentido, etc.; pero mientras permanezcamos en esta tierra, toda vida en toda circunstancia tiene sentido y justificación. Y ello por una razón fundamental: porque Dios lo quiere. No miremos nuestra vida con los ojos del mundo, con los del éxito o la belleza juvenil. Dios nos quiere siempre, en todos y cada uno de los instantes de nuestra vida. Que nuestro sufrimiento, nuestra enfermedad, nuestra vejez o nuestra soledad la pongamos a los pies de la Cruz de quien entregó su vida por nosotros. Entonces, no pediremos aquello que no nos es lícito exigir ni desear.

lunes, 19 de junio de 2017

Lecturas del día, lunes, 19 de junio. Poema "Rima XXXVI" de Gustavo Adolfo Bécquer. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6,1-10):

Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: «En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación. Para no poner en ridículo nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al contrario, continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios. Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.3cd-4

R/.
El Señor da a conocer su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-42):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»

Palabra del Señor

Poema:
Rima XXXVI de Gustavo Adolfo Bécquer

Si de nuestros agravios en un libro
se escribiese la historia
y se borrase en nuestras almas cuanto
se borrase en sus hojas,

¡te quiero tanto aún! ¡Dejó en mi pecho
tu amor huellas tan hondas,
que sólo con que tú borrases una,
las borraba yo todas!  


Breve comentario

Es evidente que si fuéramos capaces de realizar lo que el Señor en el evangelio de hoy nos pide, el mundo sería completamente distinto al que es. Y los que lo habitaran serían santos. He vivido ya 54 años, y no me he encontrado a nadie capaz de esto. Yo tampoco, por supuesto. Ni siquiera el papa Francisco, aun asistido especialmente por la gracia dado su puesto en la Iglesia, podría evitar si le mentaban a la madre, dar un puñetazo al ofensor, según confesaba a los periodistas públicamente. He conocido gente buena e incluso muy buena, personas que no hacían frente a los que los agraviaban; sé de algún caso que no respondió a una agresión física, pero a nadie en verdad que pusiera la otra mejilla para que le siguieran dando. No es lícito edulcorar el mensaje evangélico con excusas más o menos intelectuales, como aducir cuestiones de estilo, históricas, culturales... No; al Señor se le entiende todo, aunque utilice imágenes que nos puedan parecer excesivas o aproximadas a su mensaje: no hay que responder al mal con más mal, sino con bien.

El problema es que esto se hace difícil para las solas fuerzas del hombre. Es una gracia que debemos pedir, y esperar que nos la conceda. Lo peor del mal es que no es inocuo, sino inicuo: hace daño, deja huella. Y si el mal ha sido grave y repetido, las heridas y las marcas serán numerosas y profundas. El hombre actual sigue la mentalidad o la moral del estibador español: "¡Ni un paso atrás!", (que es también la de los ferroviarios de mi país -ya conocéis a mi vecino altivo del que hablé hace un par de días-). No saben estas personas, sean estibadores, ferroviarios o lo que sea, que no dando un paso atrás, no sólo no los dan donde no quieren darlos, sino que son pasos que dan hacia abajo. Caer cada vez más bajo es mucho peor que retroceder (esto lo saben muy bien los militares). Por supuesto, más allá de la broma de las profesiones, esta actitud es generalizada; simplemente en ciertos sectores sociales destaca más por la función que ejercen: los estibadores o los ferroviarios no son peores que, por ejemplo, el párroco de mi parroquia, paradigma del orgullo, la soberbia y la vanidad más desatada. Y ello porque utiliza a Dios, incluso físicamente, para mayor gloria personal. No hay nada peor ni más triste que un cura envanecido que se aferra a su ego: prefiero mil veces enfrentarme a un retén de estibadores, de mineros o de vecinos maquinistas (¡y sin reloj!). ¡Cuántos pastores hay así por desgracia!

Bécquer, herido por su amada, pero que también ha gozado de sus favores, no es buen modelo para un cristiano: le pide que sea ella la que inicie el proceso de desagravios, aunque sólo sea borrando uno, para él de inmediato olvidarlos todos (que se ve que debían de ser unos cuantos). Dios nos pide que perdonemos a todos, que iniciemos nosotros esa superación de ofensas, incluso cuando los demás sigan agrediéndonos, saludar al vecino maquinista aunque él te rechace la mirada y eleve el mentón, aunque el sacerdote que te aleja de Dios siga siendo intolerablemente arrogante e inepto. Esto es poner la otra mejilla cuando ya te han abofeteado muchas veces. 

En cierta ocasión me salieron al paso tres delincuentes, un sudamericano y dos gitanos. Uno de los gitanos me arreó un tremendo puñetazo sin mediar palabra. No le importó que llevara gafas y las manos ocupadas. No era la primera vez que lo hacían; se notaba su... "profesionalidad". Afortunadamente nada más me pasó y las secuelas más graves sólo fueron un ojo morado y tumefacto, unas gafas rotas y un cierto riesgo de desprendimiento de retina que no llegó a producirse. Por supuesto, no devolví el golpe, aunque creedme que me quedé con ganas. Como me dijo el guardia civil que me atendió la denuncia: "Si usted hubiera respondido, no estaría aquí." A veces no responder te salva aun en esta vida. Pero lo cristiano en esa situación no es no haberle devuelto la agresión, pues mi corazón estaba lleno de odio: es haberles sabido perdonar y amar. Han pasado años de esto; nunca más supe de ellos; seguí frecuentando esas calles durante meses y a las mismas horas; nunca más me salieron. Los he perdonado, pero no los puedo amar. Y esto por desgracia me ocurre con los vecinos maquinistas, con los curas insufribles y en general con quienes me han agredido de uno u otro modo. Quizá por ello mi vecino no pueda saludarme: yo también soy responsable de que él eleve el mentón cuando se cruza conmigo, yo también soy responsable del mantenimiento de la vanidad del mal cura, como Bécquer era injusto con su amada no siendo él quien borrase primero todos los agravios. No debía de quererla tanto...

Pidamos, pues, esta gracia al Señor. Reconocer nuestra impotencia es el primer paso para que Dios nos la conceda. 

domingo, 18 de junio de 2017

Lecturas del día, domingo, 18 de junio, Corpus Christi. Poema "Corpus Christi" de Antonio y Carlos Murciano


Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (8,2-3.14b-16a):

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no. Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan sino de todo cuanto sale de la boca de Dios. No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 147,12-13.14-15.19-20

R/.
Glorifica al Señor, Jerusalén

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,16-17):

El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,51-58):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.» Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»

Palabra del Señor

Poema:
Corpus Christi de Antonio y Carlos Murciano

Todo fue así, tu voz, tu dulce aliento
sobre un trozo de pan que bendijiste,
que en humildad partiste y repartiste
haciendo despedida y testamento.

«Así mi cuerpo os doy en alimento…»
¡Qué prodigio de amor! Porque quisiste,
diste tu carne al pan y te nos diste
Dios, en el trigo para sacramento.


Y te quedaste aquí, patena viva,
virgen alondra que le nace al alba
de vuelo siempre y sin cesar cautiva.


Hostia de nieve, nube, nardo, fuente,
gota de luna que ilumina y salva.
Y todo ocurrió así, sencillamente.

                    ******
Sencillamente, como el ave cuando
inaugura, de un vuelo, la mañana;
sencillamente, como la fontana
canta en la roca, agua de luz manando;


sencillamente, como cuando ando,
como cuando Tú andabas la besana,
cuando calmabas sed samaritana,
cuando te nos morías perdonando.


Sencillamente. Hora de paz. ¡Qué leves
tus manos para el pan, para el amigo!
cena de doce y Dios. Noche de Jueves.


Y era en Jerusalén la primavera.
Y era blanco milagro ya aquel trigo.
Sencillamente: «Este es mi cuerpo». Y era.

                       *******
Que viene por la calle Dios, que viene
como de espuma o pluma o nieve ilesa;
tan azucenamente pisa y pesa
que sólo un soplo de aire le sostiene.

 
Otro milagro, ¿ves? El, que no tiene
ni tamaño ni límites, no cesa
nunca de recrearnos la sorpresa
y ahora en un aro de aire se contiene.

 
Se le rinde el romero y se arrodilla;
se le dobla la palma ondulante;
las torres en tropel, campaneando.

 
Dobla también y rinde tu rodilla,
hombre, que viene Cristo caminante
-poco de pan, copo de pan- pasando.
 

sábado, 17 de junio de 2017

Lecturas del día, sábado, 17 de junio. Poemas "Temeridad" de Vladimir Holan y "La palabra" de María Elvira Lacaci. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,14-21):

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo-, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no conoció pecado, Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 102,1-2.3-4.8-9.11-12

R/.
El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,33-37):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor." Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»

Palabra del Señor
 
Poemas:
Temeridad de Vladimir Holan
 
Hace ya mucho tiempo que quieres escribir un poema
tan sencillo y diáfano que sería invisible,
que no estorbaría a nadie aquí, pero tal vez un ángel
lo leyera... Y has pensado a menudo
qué debería cantar un poema así,
aunque sientes que cualquier cosa,
sólo que tan sencilla y diáfana
que lo obligara a ser invisible...
 
La palabra de María Elvira Lacaci

Yo te quiero sencilla. Acaso pobre.
A veces,
vas a brotarme de organdí vestida (sin querer
me florece el lenguaje de otros seres).
Con amor te desnudo.
Quedas como mi carne.
Como mi corazón y sus latidos.

A menudo,
igual que los pequeños
ante una tienda de juguetería,
pego la cara
a las brillantes lunas
donde se venden las palabras bellas.
Las admiro.
A otros les sientan bien. Si me las colocara…
Las aparto al momento
porque a mí no me sientan.

Y de nuevo voy cogiendo brazados de palabras
entre la hierba fresca
y bajo el cielo.
 
Breve comentario
 
Apoyados en el Señor, no hace falta mayores énfasis en nuestras palabras. La jactancia no muestra nunca fortaleza, sino debilidad. Cuanto más sencilla sea nuestra forma de expresarnos, más firmeza daremos a nuestros juicios, además de que lograremos que todos nos entiendan. Cuántos profetas se quejaban, preocupados, al Señor por haberles escogido para empresas tan altas, como profetizar o exigir la conversión ante reyes o personajes ilustres cuando ellos eran sólo pastores, gente humilde, que no tenía palabras en su boca. Y Dios siempre les contestaba diciéndoles que no les faltarían palabras, pues sería Él quien se las pusiera en su alma. Seguro que el modo de hablar de ellos, inspirados por el espíritu de Dios, sería un hablar sobrio, preciso, adecuado al mensaje, al interlocutor y a los fines buscados, como siempre fue el hablar de Cristo. La oración más sencilla que existe y a la vez la que mejor compendia todas las peticiones humanas a Dios nos la enseñó el Señor: "Padre nuestro que estás en el cielo..."
 
Yo también prefiero siempre que ese sea el lenguaje de los hombres. El de la literatura, el de los poetas, pero también el de los abogados, el de los políticos, el de los periodistas, el de los profesores. Como sabemos, muchos siguen considerando que el prestigio lo da la elipsis, la ininteligibilidad, la retórica por la retórica misma, la rica forma con casi nulo contenido. Denota estas preferencias una vana prepotencia y pedantería, el orgullo propio de la persona superficial, que es pura apariencia. Los cristianos debemos expresarnos como el Señor se expresó, o al menos procurarlo, en fondo, pero también en forma. Lo demás sobra: "Lo que pasa de ahí viene del Maligno."