jueves, 31 de mayo de 2018

Lecturas del día, jueves, 31 de mayo, Visitación de la Virgen María. Poema "Cortar me puede el hado..." de Fray Luis de León

Primera lectura

Lectura de la profecía de Sofonías (3,14-18):

Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.

Palabra de Dios

Salmo

Is 12,2-3.4bcd.5-6

R/.
Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel

El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor
 
Poema:
"Cortar me puede el hado..." de Fray Luis de León 
 
Cortar me puede el hado
la tela del vivir sin que me ampare
más, aunque el cielo airado, 
María, el dolor doblare, 
olvídeme de mí si te olvidare. 

¡A Ti sola me ofrezco! 
¡A Ti consagro cuanto yo alcanzare! 
Sin Ti nada merezco, 
y mientras yo durare, 
olvídeme de mí si te olvidare. 

Nací para ser tuyo, 
viviré si esta gloria conservare, 
la libertad rehuyo, 
y mientras suspirare, 
olvídeme de mí si te olvidare. 

El alma te presento, 
y si el furioso mar la contrastare, 
diré con sufrimiento, 
mientras más me tocare: 
olvídeme de mí si te olvidare.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Lecturas del día, miércoles, 30 de mayo. Poema "Sonetos sacros (XIX)" de John Donne. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1,18-25):

Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por vuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza. Ahora que estáis purificados por vuestra obediencia a la verdad y habéis llegado a quereros sinceramente como hermanos, amaos unos a otros de corazón e intensamente. Mirad que habéis vuelto a nacer, y no de una semilla mortal, sino de una inmortal, por medio de la palabra de Dios viva y duradera, porque «toda carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, la flor se cae; pero la palabra del Señor permanece para siempre.» Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 147,12-13.14-15.19-20

R/.
Glorifica al Señor, Jerusalén

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,32-45):

En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados.
Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.»
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron: «Lo somos.»
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.»
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»

Palabra del Señor

Poema:
Sonetos sacros (XIX) de John Donne 

Para vejarme los contrarios se unen.
La inconstancia engendró contra natura 
un hábito constante: sin quererlo
cambio de devoción y de promesas.

Mi contrición resulta tan voluble
como mi amor, e igual puesta en olvido.
Al azar, destemplada, ardiente o fría,
orante o muda, nada o infinita.

Ayer no me atreví a mirar al cielo;
hoy rondo a Dios con charlas lisonjeras;
mañana tendré miedo de su vara.

Mis accesos devotos van y vienen
como fiebre ilusoria; son mejores
los días en que el miedo me sacude.

Holy Sonnets (XIX)

Oh, to vex me, contraries meet in one:
Inconstancy unnaturally hath begot
A constant habit; that when I would not
I change in vows, and in devotion.
As humorous is my contrition
As my profane love, and as soon forgot:
As riddlingly distempered, cold and hot,
As praying, as mute, as infinite, as none.
I durst not view heaven yesterday; and today
In prayers, and flattering speeches I court God:
Tomorrow I quake with true fear of his rod.
So my devout fits come and go away
Like a fantastic ague; save that here
Those are my best days, when I shake with feare.

https://www.youtube.com/watch?v=eVuVoxYG628

Breve comentario

Con estos bueyes que somos el Señor ha de arar. Mientras les anuncia cuáles habrán de ser los futuros acontecimientos que le esperan para lograr la redención de la humanidad, a los discípulos lo único que les importa es la grandeza y el poder humanos que va a advenir en ese nuevo reino instaurado por este Rey de reyes. No hemos mejorado mucho desde entonces. Somos en lo esencial igual. Nuestra banalidad y superficialidad es clamorosa. Sólo el amor de Dios, su paciencia y su sabiduría infinitas hace posible que con estos instrumentos algo peor que insuficientes erija el edificio de su Iglesia. Verdaderamente resulta de un poder milagroso que unos zotes como nosotros seamos capaces por su gracia de dar testimonio del amor de Dios.

Al menos somos capaces, también por gracia divina, del arrepentimiento y la contrición. Pero la cabra tira al monte, y como al poeta inglés, hasta contritos somos volubles como el viento. Y de acuerdo también con el poeta en su conclusión final: los mejores días son los que nos domina el miedo, pues sólo el miedo nos hace ser un poco constantes. Lástima que la delicadísima y pueril sensibilidad contemporánea no admita un Dios que lo provoque. Y provocar miedo es intimidar, algo recogido en los códigos penales contemporáneos. Pero sin temor, qué banales, qué falta de constancia, de respeto..., qué ignorancia. Sí, no deja de ser triste que sólo intimidados sepamos comportarnos ante el Señor. 

martes, 29 de mayo de 2018

Lecturas del día, martes, 29 de mayo. Poema "Vuestra soy, para Vos nací..." de santa Teresa de Jesús

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1,10-16):

La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas, los que predecían la gracia destinada a vosotros. El Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, les declaraba por anticipado los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría; ellos indagaron para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba el Espíritu. Se les reveló que aquello de que trataban no era para su tiempo, sino para el vuestro. Y ahora se os anuncia por medio de predicadores que os han traído el Evangelio con la fuerza del Espíritu enviado del cielo. Son cosas que los ángeles ansían penetrar. Por eso, estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a la expectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia. El que os llamó es santo; como él, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque dice la Escritura: «Seréis santos, porque yo soy santo.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.3c-4

R/.
El Señor da a conocer su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,28-31):

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones–, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.»

Palabra del Señor
 
Poema:
"Vuestra soy, para Vos nací..." de santa Teresa de Jesús 

Vuestra soy, para Vos nací:
¿qué mandáis hacer de mí?

Soberana Majestad,
eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía;
Dios, Alteza, un Ser, Bondad:
la gran vileza mirad,
que hoy os canta amor así:
¿qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, pues me criastes,
vuestra, pues me redimistes,
vuestra, pues que me sufristes,
vuestra, pues que me llamastes.
vuestra, porque me esperastes,
vuestra, pues no me perdí,
¿qué mandáis hacer de mí?

¿Qué mandáis, pues, buen Señor,
que haga tan vil criado?
¿Cuál oficio le habéis dado
a este esclavo pecador?
Veisme aquí, mi dulce amor,
amor dulce veisme aquí:
¿qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón,
yo le pongo en vuestra palma;
mi cuerpo, mi vida y alma,
mis entrañas y afición.
Dulce esposo y redención,
pues por vuestra me ofrecí,
¿qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida;
dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad,
dadme guerra o paz crecida,
flaqueza o fuerza cumplida,
que a todo digo que sí:
¿qué mandáis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza,
dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme infierno o dadme cielo,
vida dulce, sol sin velo,
pues del todo me rendí:
¿qué mandáis hacer de mí?

Si queréis dadme oración;
si no, dadme sequedad,
si abundancia y devoción,
y si no esterilidad.
Soberana Majestad:
sólo hallo paz aquí,
¿qué mandáis hacer de mí?

Dadme pues sabiduría,
o, por amor, ignorancia;
dadme años de abundancia,
o de hambre y carestía.
Dad tiniebla o claro día,
revolvedme aquí y allí,
¿qué mandáis hacer de mí?

Si queréis que esté holgando,
quiero por amor holgar,
si me mandáis trabajar,
morir quiero trabajando;
decid dónde, cómo y cuándo,
decid dulce amor decid:
¿qué mandáis hacer de mí?

Dadme Calvario o Tabor,
desierto o tierra abundosa;
sea Job en el dolor,
o Juan que al pecho reposa;
sea viña fructuosa,
o estéril, si cumple así:
¿qué mandáis hacer de mí?

Sea José puesto en cadena,
o de Egipto adelantado,
o David sufriendo pena,
o ya David encumbrado.
Sea Jonás anegado,
O libertado de allí:
¿qué mandáis hacer de mí?

Haga fruto o no lo haga,
esté callando o hablando,
muéstreme la ley mi llaga,
goce de Evangelio blando;
esté penando o gozando,
sólo Vos en mí vivid.
¿qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, para Vos nací:
¿qué mandáis hacer de mí?

https://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=2438&t=Vuestra+soy,+para+Vos+nac%ED...&p=Santa+Teresa+de+Jes%FAs&o=Nuria+Espert

lunes, 28 de mayo de 2018

Lecturas del día, lunes, 27 de mayo. Poema "Yo morí por la Belleza..." (poema 449) de Emily Dickinson. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1,3-9):

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo. No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 110,1-2.5-6.9ab.10c

R/.
El Señor recuerda siempre su alianza

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.

Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.

Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza;
la alabanza del Señor dura por siempre. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,17-27):

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»

Palabra del Señor

Poema:
Yo morí por la Belleza..." (poema 449) de Emily Dickinson
 
Yo morí por la Belleza,
pero apenas estaba colocada en la tumba,
cuando uno, que murió por la Verdad,
fue tendido en un cercano lugar.

Me preguntó en voz baja «por qué había muerto».
«Por la Belleza» —respondí—.
«Y yo por la Verdad. Ambas son la misma cosa.
Somos hermanos» —dijo él—.

Y así hablamos desde nuestros aposentos,
como parientes que se encuentran en la noche,
hasta que el musgo alcanzó nuestros labios
y cubrió nuestros nombres.

"I died for Beauty..."

I died for Beauty--but was scarce
Adjusted in the Tomb,
When one who died for Truth, was lain
In an adjoining Room--

He questioned softly "Why I failed"?
"For Beauty," I replied--
"And I--for Truth--Themself are One--
We Bretheren, are," He said--

And so, as Kinsmen, met a Night--
We talked between the Rooms--
Until the Moss had reached our lips--
And covered up--our names--

https://www.youtube.com/watch?v=Im2CCIzkox0 

Breve comentario

En verdad, ¿para qué vivimos?, ¿cuáles son las motivaciones principales que rigen nuestros actos?, ¿cuál es el sentido de nuestra vida? Más allá de los actos en sí mismos, ¿desde dónde hacemos lo que hacemos?, ¿cuáles son nuestras prioridades, nuestras preferencias, la jerarquía de nuestros valores? No son preguntas fáciles de responder. Sumergidos en las obligaciones cotidianas, apenas vemos más allá de las mismas. La rutina nos reduce a repetidos ciclos de trabajo y días libres de descanso, y casi inconscientemente hacemos lo que se espera en esa situación. Y sin embargo debemos cobrar cierta distancia de esa rutina más o menos aplastante para detenernos a contestar o al menos plantearnos estas preguntas.

Nuestras motivaciones principales nunca suelen ser únicas. Muy pocos darían ese tipo de respuesta. Son realmente pocos los que viven por una sola cosa (el dinero, el éxito, la fama, el placer, etc.). Dependiendo de lo que hagamos en cada momento, así serán nuestras motivaciones. Si trabajamos, y somos honrados, querremos hacerlo bien; si estamos cansados del mismo, lo que querremos es quitárnoslo cuanto antes de encima; si estamos en tiempo de ocio, lo que buscamos es descansar, desconectar de las obligaciones, pasarlo bien, entretenernos, etc. Pero las motivaciones de las preguntas iniciales remiten a algo más general, trascienden el aquí y ahora, las circunstancias de cada momento. Son esas motivaciones que no cambian hagamos lo que hagamos, estemos donde estemos o con quiénes estemos. Me temo aquí que el silencio, si no la sorpresa,  reinará en nuestras reflexiones.

El que la vida tenga un sentido más allá de la cotidianidad y las obligaciones de cada día, indica que se tiene un proyecto, que se quiere ir a algún lado, que se conoce uno a sí mismo lo suficiente. Y esto nunca puede resumirse sólo en conseguir un buen trabajo o en promocionar en el que se está, ni en obtener unos ingresos que nos permitan una vida cómoda o digna, ni en pagar una casa o los estudios de los hijos, etc., etc. Todo eso debe estar en función de algo más. Vivir no es simplemente adaptarnos socialmente, encontrar nuestro hueco y satisfacer nuestro deseos y ambiciones. La vida es otra cosa, o debería serlo. Como expresó con certera precisión Antonio Porchia en un poema que colgué aquí hace un par de meses:"Si no levantas los ojos,/creerás que eres/el punto más alto." Precisamente si no los levantamos, seremos el punto más bajo, pues perdemos la verdadera dimensión que posee nuestra existencia. 

A veces, tener la clara conciencia de que hemos sido arrojados a la vida, de no encontrar nuestro acomodo en los lugares en los que los demás parecen hallarlo con facilidad, nos acerca de un modo privilegiado a las preguntas que nos hemos planteado más arriba. Esto se observa casi como un rasgo común y generalizado en muchos poetas (no en todos, por supuesto). Tras los delincuentes, posiblemente sea el de los poetas el colectivo con mayor grado de desadaptados. Una desadaptación interior, íntima, sólo pocas veces evidente. Que nuestra querida Emily perteneció a esta estirpe no cabe la menor duda. Sin duda ella puede escribir de sí misma que vivió y murió por la Belleza y por la Verdad desde su vida recluida y aparentemente introvertida. Nuestra querida Emily, como todos los grandes poetas, hicieron de aquellas preguntas esenciales todas sus preguntas, las principales, casi las únicas.

No permitamos que la cotidianidad de nuestras vidas ahoguen nuestra mirada, concentrada en esquivar los accidentes del terreno. No dejemos que la Belleza y la Verdad acaben sepultadas por el musgo de nuestras mediocridades. Dios nos espera más allá (o tal vez más acá) de ellas.  

domingo, 27 de mayo de 2018

Lecturas del día, domingo, 27 de mayo, de la Santísima Trinidad. Poema "Hallazgo del Ser Absoluto" de José María Pemán

Primera lectura

Primera lectura: libro del Deuteronomio 4,32-34.39-40

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos? Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

Palabra de Dios

Salmo

Salmo 32,4-5.6 y 9.18-19.20-22

R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.


La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos,
porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.

Segunda lectura

Segunda lectura: carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8,14-17

Hermanos: Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo 28,16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Hallazgo del Ser Absoluto de José María Pemán
 
En el tentar de ciego de mi razón vendada
he tocado una tapia con flores sin invierno
donde todo termina.

Ella, cimiento y capitel, se basta
a sí misma, sin nubes ni raíces.
¡No más jugar a rebotar manzanas,
como un niño, en las vallas del camino!

Apoyaré mi sien sobre las flores
de la tapia que cierra
toda inquietud y todo entendimiento.  

sábado, 26 de mayo de 2018

Lecturas del día, sábado, 26 de mayo. Poema "Isla ignorada" de Gloria Fuertes


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,13-20):

¿Sufre alguno de vosotros? Rece. ¿Está alegre alguno? Cante cánticos. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, y que recen sobre él, después de ungirlo con óleo, en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo curará, y, si ha cometido pecado, lo perdonará. Así, pues, confesaos los pecados unos a otros, y rezad unos por otros, para que os curéis. Mucho puede hacer la oración intensa del justo. Elías, que era un hombre de la misma condición que nosotros, oró fervorosamente para que no lloviese; y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Luego volvió a orar, y el cielo derramó lluvia y la tierra produjo sus frutos. Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo encamina, sabed que uno que convierte al pecador de su extravío se salvará de la muerte y sepultará un sinfín de pecados.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 140,1-2.3.8

R/.
Suba mi oración como incienso en tu presencia, Señor

Señor, te estoy llamando, ven deprisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde. R/.

Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,13-16):

En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor

Poema:
Isla ignorada de Gloria Fuertes

Soy como esa isla que ignorada,
late acunada por árboles jugosos,
en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de nada,
sola sólo.
Hay aves en mi isla relucientes,
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
y venenosas flores.
Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.
Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan sólo un pequeño
pedazo de carbón!
Los árboles del bosque de mi isla,
sois vosotros mis versos.
¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene el mar que me rodea!
A esta isla que soy, si alguien llega,
que se encuentre con algo es mi deseo;
manantiales de versos encendidos
y cascadas de paz es lo que tengo.
Un nombre que me sube por el alma
y no quiere que llore mis secretos;
y soy tierra feliz  que tengo el arte
de ser dichosa y pobre al mismo tiempo.
Para mí es un placer ser ignorada,
isla ignorada del océano eterno.
En el centro del mundo sin un libro
sé todo, porque vino un mensajero
y me dejó una Cruz para la vida
para la muerte me dejó un misterio.

viernes, 25 de mayo de 2018

Lecturas del día, viernes, 25 de mayo. Poemas "Allá, en las tierras altas..." y "Soñé que tú me llevabas..." de Antonio Machado. Breve comentario

Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,9-12):

No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. Llamamos dichosos a los que tuvieron constancia. Habéis oído ponderar la paciencia de Job y conocéis el fin que le otorgó el Señor. Porque el Señor es compasivo y misericordioso. Pero ante todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni pronunciéis ningún otro juramento; vuestro sí sea un sí y vuestro no un no, para no exponeros a ser juzgados.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 102,1-2.3-4.8-9.11-12

R/.
El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,1-12):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

Palabra del Señor

Poemas:
"Allá, en las tierras altas..." de Antonio Machado

   Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...
    ¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.


"Soñé que tú me llevabas..." de Antonio Machado

   Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
    Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!


Breve comentario

Hoy vivimos bajo la certidumbre de que la fidelidad conyugal es un ideal casi irrealizable. Dando un paso más en el error, pensamos que incluso no es algo defendible o bueno por sí mismo. Que el adulterio tiene en estos tiempos, si no buena prensa, un ancho campo para la comprensión y la tolerancia, es algo que todos conocemos, pues está en todos los ambientes. Para que un hombre y una mujer formen "una sola carne" hace falta algo más que el sentimiento, el deseo sexual u otros intereses circunstanciales que puedan unirlos; ni siquiera la existencia de los hijos es suficiente. El compromiso de fidelidad conyugal se funda en el amor que es aceptación plena de la realidad del otro en mi vida para compartir un proyecto que ya será de dos. Sin duda que este proyecto puede realizarse desde una dimensión puramente contingente, con el compromiso de dos personas ante sí mismas. Un ofrecimiento mutuo al otro es una válida entrega de sí, pero si ese compromiso sólo depende de dos voluntades, ciertamente la fidelidad será una realidad de difícil mantenimiento. A pesar de ello, todos conocemos parejas que se han mantenido fieles durante muchos años basado en ese inestable fundamento.  El amor humano es verdadero en cuanto que participa del amor de Dios, del que procede. Y esto ocurre incluso aunque los hombres no (re)conozcan ese origen. Pero es evidente que un amor que no reconoce a Dios en su vínculo humano no es una realidad que pueda ser bendecida por la Iglesia. Estamos hechos de amor, del amor de Dios; amar sólo desde la contingencia del deseo de la persona, por muy estable y sólido que sea, no puede ser bendecido por Dios, pues esas personas viven de espaldas a Él, aunque la gracia divina les permita vivir en fidelidad. Amar no sólo es amar al cónyuge, sino amarlo en Dios.

Lo que da verdadera plenitud a un matrimonio es sentirse que se pertenece a algo más grande de lo que formamos parte; que nuestro proyecto de vida no es algo querido sólo por nosotros; que los apoyos para llevarlo a cabo no dependen en exclusiva de familiares, amigos o de situaciones sociales o económicas favorables; que, en definitiva,  nuestro amor no está solo, que no depende sólo de nosotros, que no nace sólo de nuestra voluntad o nuestro deseo. Saberse hijos nos hace ser adultos, hombres y mujeres, y en último término, padres y madres de nuestra descendencia. Jesucristo tuvo a sus padres terrenales, José y María, que le ayudaron a ser hombre entre los hombres, y contó a su vez con la paternidad celestial que le hizo ser el Hijo de Dios. De forma paralela nosotros somos hijos de nuestros padres e hijos de Dios. Nuestro compromiso de amor perpetuo es ante los hombres y también ante Dios. Es este fundamento el que hace posible, sin poseer virtudes en grado heroico, la fidelidad conyugal, la plena aceptación del otro, con sus limitaciones, con su amor posible, con lo que nos da y con lo que no nos puede dar. Cuando sentimos que nuestro cónyuge es imagen de Dios en nuestras vidas todo se sobrelleva con mayor facilidad, aunque nunca se obvien las dificultades. 

Es cierto que se puede ser infiel de pensamiento, y por ello resulta pecaminoso abandonarse con delectación a este tipo de tentación, pero el hecho de esa presencia de Dios en nuestras vidas nos impide avanzar en el error, o al menos nos hace plenamente conscientes del mismo. E incluso por su gracia purificar ese amor ilegítimo en un deseo de bien hacia esa persona que, muchas veces sin pretenderlo, nos tienta. Gracias a esa visión trascendente podemos transformar (y transformándolo, superar) lo que fue fruto de una tentación en fuente de bien para el otro, trascendiendo (Freud diría sublimando) ese amor en sus fines y en su expresión.

Pocas realidades humanas más bellas y conmovedoras que la fidelidad feliz de cónyuges que llevan ya toda una vida con su compromiso matrimonial firme e ilusionado. El amor sereno, paciente, sabio, equilibrado que dan los años es un ejemplo vivo de la naturaleza del amor de Dios: una fidelidad inquebrantable por sus criaturas. Y aún más bella si cabe es la fidelidad más allá de la muerte, cuando uno de los cónyuges enviuda. Este es el ejemplo de estos dos conmovedores y bellísimos poemas de Antonio Machado, que aparecen publicados de forma consecutiva. En ellos añora a su joven esposa, con la que sueña. El poeta no se volvió a casar; nunca más se le conocieron otros amores, salvo el amor  cuasi platónico, ya de madurez, con Guiomar (Pilar Valderrama), casi veinte años después de la muerte de su esposa Leonor. La muerte, aunque nos pueda separar de la persona amada, sabemos que no lo hará de forma definitiva, pues dos cónyuges que se aman en Dios y para Dios, y no sólo para sí mismos, se encontrarán en la gloria del Señor. Esa es la verdadera unidad de amor en "una sola carne". 

jueves, 24 de mayo de 2018

Lecturas del día, jueves, 24 de mayo, Jesucristo, sumo y eterno sacerdote. Poema "Amor (III)" de George Herbert

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (22, 9 -18):

En aquellos días, llegaron Abrahán e Isaac al sitio que la había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!». Él contestó:
«Aquí estoy».
El ángel le ordenó:
«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy, «En el monte el Señor es visto».
El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo:
«Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».

Palabra de Dios

Salmo

Salmo: Sal 39, 6. 7. 8-9. 10. 11

R.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo. «Aquí estoy». R/.

«- Como está escrito en mi libro - para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas». R/.

He proclamado tu justicia ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R/.

No me he guardado en el pecho tu justicia,
he contado tu fidelidad y tu salvación. R/.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean tu salvación. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (26, 36-42):

Jesús fue con sus discípulos a un huerto, llamado Getsemaní, y le dijo:
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo:
«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».
Y adelántandose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».
De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».

Palabra del Señor
 
Poema:
Amor (III) de George Herbert 
 
El Amor me dio la bienvenida, pero mi alma se espantó,
     Culpable del polvo y el pecado.
Pero el Amor de ojos raudos, al ver mi creciente debilidad
     Desde mi primera entrada,
Se acercó hasta mí y, con dulzura, preguntó
     Si algo me hacía falta.

“Un invitado,” respondí , “digno de estar aquí”;
     El Amor dijo, “Tú serás él.”
“Yo, ¿el malo, el desagradecido? ay por Dios,
     No puedo mirarte.”
El Amor me cogió de la mano y sonriendo respondió,
     “¿Quién creó los ojos sino yo?”

“Verdad, Señor, pero yo los he estropeado; deja que mi [vergüenza
     Vaya donde se merece.”
“ ¿Y no sabes,” dice el Amor, “ quién cargó con la culpa?”
     “Mi Dios, entonces yo te serviré.”
“Debes sentarte,” dice el Amor, “y probar mi carne.”
     Así que me senté y comí.


 Love (III)

 Love bade me welcome, yet my soul drew back,
        Guilty of dust and sin.
But quick-ey'd Love, observing me grow slack
        From my first entrance in,
Drew nearer to me, sweetly questioning
        If I lack'd anything.

"A guest," I answer'd, "worthy to be here";
        Love said, "You shall be he."
"I, the unkind, the ungrateful? ah my dear,
        I cannot look on thee."
Love took my hand and smiling did reply,
        "Who made the eyes but I?"

"Truth, Lord, but I have marr'd them; let my shame
        Go where it doth deserve."
"And know you not," says Love, "who bore the blame?"
        "My dear, then I will serve."
"You must sit down," says Love, "and taste my meat."
        So I did sit and eat.


https://www.youtube.com/watch?v=E5Q93x6OHNc

miércoles, 23 de mayo de 2018

Lecturas del día, miércoles, 23 de mayo. Poema "Lo intrazado" de Cristina de Arteaga. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (4,13-17):

Vosotros decís: «Mañana o pasado iremos a esa ciudad y pasaremos allí el año negociando y ganando dinero». Y ni siquiera sabéis qué pasará mañana. Pues, ¿qué es vuestra vida? Una nube que aparece un momento y en seguida desaparece. Debéis decir así: «Si el Señor lo quiere y vivimos, haremos esto o lo otro.» En vez de eso, no paráis de hacer grandes proyectos, fanfarroneando; y toda jactancia de ese estilo es mala cosa. Al fin y al cabo, quien conoce el bien que debe hacer y no lo hace es culpable.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 48,2-3.6-7.8-10.11

R/.
Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos


Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres. R/.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas? R/.

Si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate.
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa. R/.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-40):

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»

Palabra del Señor

Poema:
Lo intrazado de Cristina de Arteaga

Las carreteras, como reptiles,
son largas
y amargas,
las cruzan con tráficos viles
las turbas malditas, las turbas serviles.
¡Tengo horror al camino trazado!
Prefiero
el sendero
modesto, olvidado
que trilla el ganado.
Un esbozo de senda
vacía
tan mía
que nunca pretenda
otra vía.
Pero más que senderos
muy llanos
con lodos
de todos
los rastros humanos;
yo pienso
en lo Inmenso
magnífico y rudo
donde mi destino
devaste un camino
desnudo...

Breve comentario  

Qué triste es el ser humano apegado a sus intereses pedestres. No somos mejores que aquellos discípulos del Señor de hace dos mil años. ¿Son de los nuestros?; ¿no son de los nuestros?... Han pasado dos milenios, y seguimos con las capillitas, los círculos selectos y cerrados, las afinidades electivas, las filias y las fobias por motivos intrascendentes y hasta mezquinos, del cura tal o del cura cual... Este fenómeno no es malo en sí mismo, salvo cuando adquiere el carácter de excluyente: no son de los nuestros. El tesoro de la verdad de Dios, del que la Iglesia es depositaria y transmisora, es de una riqueza infinita. Los múltiples carismas que han surgido en su seno (y los que quedan por venir) lo demuestran. Todos caben en la verdad de Dios, siempre que respeten esa misma verdad. 

Hoy el relativismo imperante en el mundo ha hecho mella en la Iglesia, y se intentan aceptar desde ella como manifestaciones del amor de Dios, como expresión de su misericordia, realidades, actos y actitudes que son literalmente, y como se diría en épocas no tan lejanas, un contradiós. En tales casos no hay inclusión posible, pues quien no asume la verdad de la Palabra de Dios en toda su extensión se excluye automáticamente. Otra cuestión es que luchemos por incluirlos, pero siempre tras la conversión y el arrepentimiento, y tras la renuncia de aquellos comportamientos, actos o ideas que niegan esa comunión.

En una muy citada sentencia, S. Agustín afirmaba: «Ama y haz lo que quieras: si callas, calla por amor; si gritas, grita por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. Exista dentro de ti la raíz de la caridad; de dicha raíz no puede brotar sino el bien.» Mal interpretada, parece un canto al sentimentalismo imperante. Basta tener un buen corazón, un corazón solidario, ser eso que llamamos buenas personas, promover la ayuda a los necesitados y pobres, ser educado y atento, generoso y desprendido, para, con todo esto, poder ser y hacer lo que queramos, pues lo que hagamos tendrá como poco un buen fondo que todo lo dispensa. No es así. Un amor sin Dios es filantropía, generosidad, fraternidad (que decían los revolucionarios ateos galos del XVIII)..., nacidas de una cultura que recibiendo el legado de misericordia del cristianismo, lo desnaturaliza y pervierte al rechazar y eliminar su origen y fundamento. Y esto no vale, o, como diría cierto personaje impresentable e indeseable de la política catalana, así no. No todo lo que hoy llamamos amor lo es; es más, casi nada de lo que afirmamos con semejante palabra, una de las más prostituidas de nuestro léxico, lo es.

Pero una cosa parece evidente. Si alguien cura bajo el nombre del Señor, no puede ser un anticristiano, por la sencilla razón de que ese poder milagroso sólo puede proceder de la gracia del Espíritu Santo. Y alguien que se sabe deudor del Señor y que actúa en consonancia y fidelidad a su Palabra, ha de ser de los nuestros, aunque proceda de un camino que nosotros no conozcamos. La gracia del Señor es tan infinita en su poder y riqueza que nosotros no podemos aspirar a conocer todos sus caminos posibles. A Dios nadie le puede poner límites a su amor: se expresa como quiere, con quien quiere y cuando quiere. Y esto es lo que les viene a recordar a sus desconfiados y mediocres discípulos.

Y el poema elegido de esta monja jerónima nos recuerda esa realidad, hoy tal vez más necesaria que nunca, en esta época en que la Iglesia parece no saber cómo dar a conocer la verdad de Dios a los hombres. Debemos rogar al Señor que abra nuevos caminos para que la humanidad vuelva a reencontrarse con Él. Sin duda, son caminos intrazados todavía, que nacerán con mil dudas, con miles de ataques e incompresiones, procedentes incluso de gente justa y fiel a la Iglesia. Yo confío en que el Señor los haga posibles. Es más, estoy convencido de que ya los está promoviendo en la intimidad de los corazones de los futuros hombres y mujeres santos, quizá hoy tan sólo niños.

Por razones puramente existenciales o biográficas yo nunca me he sentido a gusto en los caminos ya trazados, incluso dentro de la Iglesia. Por ello, aunque careciendo por completo de las gracias de ellos, siento especial debilidad por los precursores. Un precursor es el que abre caminos nuevos, el que ensancha horizontes. La Iglesia, para defender y transmitir lo que siempre ha defendido y transmitido, necesita de estos precursores, santos que habrán de sufrir mucho en esta vida, pero que serán sostenidos con mano firme por el Espíritu del Señor. Que Dios lo quiera y lo realice.     

martes, 22 de mayo de 2018

Lecturas del día, martes, 22 de mayo. Poema "Víctima y verdugo" de Julio Martínez Mesanza. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (4,1-10):

¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones. ¡Adúlteros! ¿No sabéis que amar el mundo es odiar a Dios? El que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. No en vano dice la Escritura: «El espíritu que Dios nos infundió está inclinado al mal.» Pero mayor es la gracia que Dios nos da. Por eso dice la Escritura: «Dios se enfrenta con los soberbios y da su gracia a los humildes.» Someteos, pues, a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. Pecadores, lavaos las manos; hombres indecisos, purificaos el corazón, lamentad vuestra miseria, llorad y haced duelo; que vuestra risa se convierta en llanto y vuestra alegría en tristeza. Humillaos ante el Señor, que él os levantará.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 54,7-8.9-10a.10b-11.23

R/.
Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará

Pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto.» R/.

«Me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas.» R/.

Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre sus murallas. R/.

Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

Palabra del Señor

Poema:
Víctima y verdugo de Julio Martínez Mesanza

Soy el que cae en el primer asalto
entre el agua y la arena en Normandía.
Soy el que elige un hombre y le dispara.
Mi caballo ha pisado en el saqueo
el rostro inexpresivo de un anciano.
Soy quien mantiene en alto el crucifijo
frente a la carga de los invasores.
Soy el perro y la mano que lo lleva.
Soy Egisto y Orestes y las Furias.
Soy el que se echa al suelo y me suplica.

Breve comentario

Dicen con razón que atender al público resulta difícil. Servir sin posibilidad de elegir a quien nos solicita, nos expone a todo tipo de personas. Pero hay que servir siempre si queremos ser profesionales. Es cierto que hay personas que parecen no merecer nuestros servicios, soberbios, orgullosos, insoportables o fríos como una cuchilla. Pero si quien paga, manda; mucho más debemos servir cuando servimos por amor, por vocación de Aquel que nos llama a imitarle. El Señor no se bajó de la Cruz. Del mismo modo nuestra actitud de servicio no puede ni debe estar en función de los rasgos de quienes servimos. También en el amor esa debe ser nuestra "profesionalidad". 

En cierta ocasión conocí de forma casual a un camarero del servicio de mesa de uno de los hoteles más lujosos de Madrid. Aunque han pasado treinta años desde entonces, nunca he logrado olvidar a esta persona. He olvidado a compañeros de carrera, profesores, colegas...; pero no a este hombre. Él como yo teníamos a nuestras respectivas madres ingresadas en un hospital; compartían la misma habitación. Por desgracia, la suya, una señora ya muy mayor, no consiguió sobrevivir. Supe de su profesión por la forma extraordinariamente hábil que tenía de pelar la fruta. 

Un día, entre los muchos que pasamos allí, cuando dábamos de comer a nuestras enfermas, le expresé mi admiración por la forma tan eficiente y elegante de pelar una manzana con cuchillo y tenedor. Yo nunca logré adquirir esta habilidad (como tantas otras, pues tiendo a ser bastante patoso -como suelo decir, mis manos sólo sirven para pasar páginas-), así que mi pasmo era aún mayor. Mientras yo me ponía perdido agarrando la fruta con la mano, él la diseccionaba como un experto cirujano sin tocarla siquiera, acariciándola con los cubiertos, sin dañarla, se diría con cariño, y con una rapidez y eficiencia como yo nunca había visto en nadie. Era un hombre sencillo, humilde y extremadamente educado, pero se le notaba cansado. Cuando me reveló su profesión, mientras daba de comer a su madre, me fue confesando las razones de su cansancio. 

En los casi veinte años que llevaba en aquel hotel de gran lujo, y a pesar de que su profesionalidad y buen hacer eran intachables, se sentía hastiado por dentro. Y ello no por el hecho de servir, pues su trabajo le gustaba y era muy bueno en él, sino porque de aquellos a quienes servía no obtenía, salvo contadísimas excepciones, el más mínimo reconocimiento. Es más, se quejaba de que le hacían sentir como si no existiera, como si vieran a su través: se dirigían a él (en las escasas ocasiones en que lo hacían) sin mirarle a la cara, ordenando con displicencia algún servicio. Veinte años, ocho o más horas al día, muchas veces en festivos, en horarios intempestivos, en madrugadas, sintiéndose como un autómata, sintiéndose nada. Y era un hombre bueno, que amaba y cuidaba a su madre, y que era un excelente profesional, un excelente camarero de mesa. Sin duda, servir puede ser muy duro.

Servir sólo desde nuestro yo, o desde una vocación sólo profesional puede hacerse insoportable: la realidad puede llegar a ser muy dura, la bajeza humana, la pura maldad pueden minar el ánimo y el espíritu del mejor servidor. De nuevo, sólo con Dios, asistidos por su Espíritu, podemos resistir todo lo que el mundo nos oponga. Una tentación es sólo servir a quienes nos tratan bien (amigos, conocidos, allegados, buenas gentes...). Pero en ese caso deberíamos recordar la pregunta que el Señor dirigió a sus discípulos: ¿qué méritos tenemos? Precisamente las personas que no saben, no pueden o incluso no quieren recibir el amor que les ofrecemos son los que más lo necesitan. Si aquellos vanos ricachones fueran conscientes de que les estaba sirviendo su carísima y sofisticada comida un hombre bueno desde su bondad (y no sólo por el salario), se hubieran sentido mucho más a gusto. Pero la estupidez del pecado hace que cataloguemos la valía de los hombres por su posición social; el pecado hace de la apariencia, verdad. Muy probablemente, en no pocas ocasiones, las mejores personas que se daban cita en aquellos lujosos salones eran del servicio.

El poema elegido nos recuerda que no todo es blanco y negro, que muchas veces somos víctimas y verdugos, servidores envidiosos y tiránicos señores. En fin, que necesitamos de purificación y del auxilio constante del Señor, pues dejados a nuestras tendencias, ni sabemos servir ni sabemos recibir el servicio con el corazón de quien se ofrece y acepta. Jesucristo, siendo Dios, se abajó de un modo inconcebible para poder servirnos, amarnos mejor, y con su amor, salvarnos de nosotros mismos. Y ello hasta el punto de soportar una muerte ignominiosa por aquellos que deberían haberle servido. Pidámosle al Señor esa iluminación y ayuda para no querer ser los primeros, ni sirviendo ni siendo servidos. Que así sea.

lunes, 21 de mayo de 2018

Lecturas del día, lunes, 21 de mayo. Poema "Nacimiento" de Hubert van Herreweghen

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (3,13-18):

¿Hay alguno entre vosotros sabio y entendido? Que lo demuestre con una buena conducta y con la amabilidad propia de la sabiduría. Pero, si tenéis el corazón amargado por la envidia y las rivalidades, no andéis gloriándoos, porque sería pura falsedad. Esa sabiduria no viene del cielo, sino que es terrena, animal, diabólica. Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18,8.9.10.15

R/.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,14-29):

En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo.
Él les preguntó: «¿De qué discutís?»
Uno le contestó: «Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.»
Él les contestó: «¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.»
Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?»
Contestó él: «Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos.»
Jesús replicó: «¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.»
Entonces el padre del muchacho gritó: «Tengo fe, pero dudo; ayúdame.»
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él.»
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: «¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?»
Él les respondió: «Esta especie sólo puede salir con oración y ayuno.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Nacimiento de Hubert van Herreweghen 
 
Dios, ahí lo tienes: impuro e inocente,
desnudo y, como sangre, tan roja está su piel;
nacido apenas, llora ya impaciente,
como seguirá estándolo hasta su fenecer.
Dios, no me ha visto, y las preguntas vanas
que el hijo eterno al padre eterno hace
(sin que llegue respuesta —a no ser que haga
esta queja un mismo miedo en todas las edades—)
no las conoce, ni la enconada pugna
de duda y de razón contra sentidos y apetitos;
ni siquiera es consciente de tu cura,
de la quemazón con que nos frenan tus edictos,
Dios, pero llora. Y este su instinto es puro.
Crecerá lentamente hasta entender la luz
de estas lágrimas y sus escalofríos,
como úlcera de vida que madura en pus.
Dios, ahí lo tienes. Su madre está contenta,
pero yo estoy tan triste como en un entierro.
Te pido compasión con la garganta prieta:
mi hijo es. Y se ha de hacer mayor despacio, sin remedio. 

domingo, 20 de mayo de 2018

Lecturas del día, domingo, 20 de mayo, Pentecostés. Poema "Al Espíritu Santo" de Sta. Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11):

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.
Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:
«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 103,1ab.24ac.29bc-30.31.34

R/.
Envía tu Espíritu, Señor,
y repuebla la faz de la tierra


Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu espíritu, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras;
que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,3b-7.12-13):

Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.
Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios

Secuencia

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-23):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra del Señor

Poema:
Al Espíritu Santo de sta. Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)  

¿Quién eres tú, dulce luz que me llenas
e iluminas la oscuridad de mi corazón?
Me conduces igual que una mano materna
y si me dejas libre,
así no sabría ni dar un paso.
Tú eres el espacio
que envuelve todo mi ser y lo encierra en sí,
abandonado de ti cae en el abismo
de la nada, donde tú lo elevas al Ser.
Tú, más cercano a mí que yo misma
y más íntimo que mi intimidad,
y aún inalcanzable e incomprensible,
y que todo nombre haces renacer: Espíritu Santo, ¡Amor [Eterno!
 
¿No eres Tú el dulce maná
que del corazón del Hijo
en el mío fluye,
alimento de los ángeles y de los santos?
Él, que de muerte a vida se elevó,
Él me ha despertado también a mí a nueva vida,
del sueño de la muerte.
Y nueva vida me da, día tras día.
Y un día su abundancia me sumergirá
vida de tu vida, sí, Tú mismo: Espíritu Santo, ¡Vida Eterna!
 
¿Eres Tú el rayo
que desde el Trono del Juez eterno cae
e irrumpe en la noche del alma,
que nunca se ha conocido a sí misma?
Misericordioso e inexorable penetra en lo escondido de las llagas.
Se asusta al verse a sí misma,
concede lugar al santo temor,
principio de toda sabiduría
que viene de lo alto,
y en lo Alto con firmeza nos ancla:
tu obra, que nos hace nuevos, Espíritu Santo, ¡Rayo [impenetrable!
 
¿Eres tú la plenitud del espíritu y de la fuerza
con la que el Cordero rompe el sello
del eterno secreto de Dios?
Impulsados por ti los mensajeros del juez cabalgan por el mundo
y con espada afilada separan
el reino de la luz de reino de las tinieblas.
Entonces surgirá un nuevo cielo y una nueva tierra,
y todo vuelve a su justo lugar
gracias a tu aliento: Espíritu Santo, ¡Fuerza triunfadora!
 
¿Eres Tú el maestro constructor de la catedral eterna
que se eleva desde la tierra hasta el cielo?
Por ti se sostienen las columnas que hacia lo alto se levantan
y permanecen increíblemente fijas.
Selladas con el nombre eterno de Dios
se elevan hacia la luz
sosteniendo la cúpula, que cubre cual corona la santa catedral,
tu obra transformadora del mundo, Espíritu Santo, ¡Mano [creadora de Dios!
 
¿Eres Tú quien creó el claro espejo,
cercanísimo al trono altísimo,
como un mar de cristal
en donde la divinidad se contempla amando?
Tú te inclinas ante la obra más bella de la creación,
y resplandeciente te ilumina con tu mismo esplendor,
y la pura belleza de todos los seres,
unida en la amorosa figura
de la Virgen, tu esposa sin mancha: Espíritu Santo, ¡Creador [del Universo!
 
¿Eres Tú el dulce canto del amor y del santo temor,
que eternamente suena en torno al trono de la Trinidad,
y desposa consigo los sonidos puros de todos los seres?
La armonía que aúna los miembros con la Cabeza,
donde cada uno encuentra feliz el sentido secreto de su ser,
y jubilante irradia
libremente desprendido en tu fluir: Espíritu Santo, ¡Júbilo [Eterno!

viernes, 18 de mayo de 2018

Lecturas del día, viernes, 18 de mayo. Poema "Su pecho es propicio para perlas..." (poema 84) de Emily Dickinson

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (25,13-21):

En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para cumplimentar a Festo, y se entretuvieron allí bastantes días.
Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad, he dado orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 10,4-7

R/.
El Señor puso en el cielo su trono

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (21,15-19):

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.»
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

Palabra del Señor

Poema:
"Su pecho es propicio para perlas..." (poema 84) de Emily Dickinson

Su pecho es propicio para perlas,
Pero yo no soy un Buceador—
Su frente es propicia para tronos
Pero yo no tengo penacho.
Su corazón es propicio para un hogar—
Yo—un Gorrión—construyo ahí
Con la dulzura de las ramas
Mi perenne nido.

"Her breast is fit for pearls..."

Her breast is fit for pearls,
But I was not a "Diver"—
Her brow is fit for thrones
But I have not a crest.
Her heart is fit for home—
I—a Sparrow—build there
Sweet of twigs and twine
My perennial nest. 

miércoles, 16 de mayo de 2018

Lecturas del día, miércoles, 16 de mayo. Poema: "Un bien" de Claudio Rodríguez

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (20,28-38):

En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: «Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir.”»
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 67,29-30.33-35a.35b.36c

R/.
Reyes de la tierra, cantad a Dios

Oh Dios, despliega tu poder,
tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo. R/.

Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor,
que avanza por los cielos,
los cielos antiquísimos,
que lanza su voz, su voz poderosa:
«Reconoced el poder de Dios.» R/.

Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder, sobre las nubes.
¡Dios sea bendito! R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (17,11b-19):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Un bien de Claudio Rodríguez 

A veces, mal vestido un bien nos viene;
casi sin ropa, sin acento, como
de una raza bastarda. Y cuando llega
tras tantas horas deslucidas, pronto
a dar su gracia, no sabemos nunca
qué hacer, ni cómo saludar, ni cómo
distinguir su hacendoso laboreo
de nuestra poca maña. ¿Estamos sordos
a su canción tan susurrada, pobre
de notas? Quiero ver, pedirte ese oro
que cae de tus bolsillos y me paga
todo el vivir, bien que entras silencioso
en la esperanza, en el recuerdo, por
la puerta de servicio, y eres sólo
el temblor de una hoja, el dar la mano
con fe, la levadura de estos ojos
a los que tú haces ver las cosas claras,
lejanas de su muerte, sin el moho
de su destino y su misterio. Pisa
mi casa al fin, recórrela, que todo
te espera. Yo quiero que tu huella
pasajera, tu visitarme hermoso
no se me vayan más, como otras veces
que te volví la cara, en un otoño
cárdeno, como el de hoy, y te dejaba
morir en tus pañales luminosos.

martes, 15 de mayo de 2018

Lecturas del día, martes, 15 de mayo. Poema "Y sin embargo" de Doiraje

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (20,17-27):

En aquellos días, desde Mileto, mandó Pablo llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso.
Cuando se presentaron, les dijo: «Vosotros sabéis que todo el tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia, he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos. Sabéis que no he ahorrado medio alguno, que os he predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús. Y ahora me dirijo a Jerusalén, forzado por el Espíritu. No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios. He pasado por aquí predicando el reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado nada; os he anunciado enteramente el plan de Dios.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 67,10-11.20-21

R/.
Reyes de la tierra, cantad a Dios

Derramaste en tu heredad,
oh Dios, una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada
y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad,
oh Dios, preparó para los pobres. R/.

Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas,
es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (17,1-11a):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Y sin embargo de Doiraje 
 
En un vagón de tren, una niña asustada.
Apenas dos años de vida y todo
el terror en cada lágrima.
Le daban miedo los túneles.
...Los túneles.
Su madre, joven, tierna y musulmana,
la tranquilizaba inútilmente.

Era una mañana de verano implacable,
sol sin nubes ni descanso,
y de negros túneles en la inocencia abrumada.
Lleno del mismo pavor,
y en el mismo tren, en la misma dirección,
con lágrimas invisibles, mi alma
recién nacida sostiene
el pulso terrible, titánico:
ser un hombre y no saber lo que vendrá;
o ser un niño sin terror posible,
sabiendo que nada vendrá.
... Túneles, Túneles...
¿Quién sabe el camino?...
¿Quién sabe el final?...

Mi mejor amigo acaba de morir.
Y he llorado un futuro que ya no podrá ser.
Y aunque mi mujer me ama
con alegría de rumor de bosque,
me siento solo.
Qué difícil se me hace sin ti
cumplir con el deber de vivir,
como tú me enseñaste.

Y si mi pasado (que tú me descubriste) me dice
que sólo se sufre cuando se quiere
lo opuesto a lo que se es, sin embargo...

Y sin embargo,
anunciaré al mundo más hostil
mi compromiso de vida.