domingo, 31 de enero de 2016

Lecturas del día, domingo, 31 de enero. Poema "Dios entre la niebla" de Jacinto López Gorgé. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (1,4-5.17-19):

En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles. Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17

R/.
Mi boca contará tu salvación, Señor

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R/.

Sé tu mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú,
Dios mío, líbrame de la mano perversa.R/.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):

Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,21-30):

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

Palabra del Señor

Poema:
Dios entre la niebla de Jacinto López Gorgé

"Siempre buscando a Dios entre la niebla."
Antonio Machado

...Y yo buscando a Dios tantas mañanas,
perdido entre la niebla...
Y yo buscando la amplitud del limpio
misterio de las cosas
que mis abiertos ojos no entendían...

Y sólo hallaba amor.

Las cosas eran luz, amor dulcísimo
brotando a cada paso.
Y era amor la quietud de la mañana
besándome en los ojos.
Y era amor el crujido de la hierba
que mis pasos herían.
Y era amor el silencio y el murmullo,
el pájaro, la piedra,
la soledad, la gota de rocío,
que en la niebla brillaban levemente...

Y era un grito angustiado
esta duda constante que yo llevo
despierta entre los ojos,
esta duda constante que destrenza
el duro pensamiento...

Y así, buscando a Dios, buscando, amando
la flor, la amanecida, aquella estrella
que traiciona a la noche...,
sólo he encontrado amor.

Y aunque la angustia vuelve, sigo, sigo
buscando y encontrando amor –¡Dios mismo
vertido en sus criaturas! ...-.

...Y así siempre...

...Y así siempre, buscando...

Breve comentario

Las Sagradas Escrituras bien merecían el título que un arcipreste un tanto crápula puso a su obra más famosa: Libro del buen amor. Hoy es de esos días que tal título resume a la perfección esta idea. La belleza de las lecturas se impone por sí misma.

Si cabía alguna  duda de que nuestra religión es la del amor, que Dios es amor, la descripción que del mismo hace Pablo es todo un clásico. Nada cabe añadir más que abandonarse a la encabalgada descripción realista y a la vez poética de sus enunciados. Por Dios somos capaces de ese amor. De otra forma, sin Él, nuestro amor es volátil, pasajero, como se nos describe en el evangelio de Lucas. Los que le oyen arrobados son los que de inmediato se ponen a dudar de Él y a degradar su autoridad. Cuando el Señor les recuerda que siempre reaccionan igual ante los profetas que vieron crecer, el arrobo admirativo pasa de inmediato a la ira más violenta para acabar con Él: aquella autoridad que admiraban les desnuda en lo íntimo de su naturaleza mezquina. Y es que Dios, siendo Amor, no puede ser sino Verdad.

Somos así. ¿Es irreal el cuadro que san Pablo traza del amor? En absoluto. Insisto, somos capaces de él. Eso sí, únicamente abriéndonos a Dios, aun sin saberlo muchas veces, pues no se puede amar sin Él. El hombre sin Dios puede desear, engañarse, ilusionarse... Pero su amor siempre será esencialmente trunco. Como el de aquellos que se embelesaban con el Señor ante sus comentarios de la Palabra en la sinagoga, expuestos con una autoridad desconocida. De inmediato, el hombre sin raíces, como aquella semilla que caía en terrenos infértiles, saltará a la duda («¿No es éste el hijo de José?»), y de la duda a la negación, y de la negación al odio y a la muerte. El hombre es capaz de todo con Dios. Sin Él, y en el sentido opuesto, es también capaz de todo.

sábado, 30 de enero de 2016

Lecturas del día, sábado, 30 de enero. Poema "Encuentro" de Doiraje. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (12,1-7a.10-17):

En aquellos días, el Señor envió a Natán a David.
Entró Natán ante el rey y le dijo: «Había dos hombres en un pueblo, uno rico y otro pobre. El rico tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes; el pobre sólo tenía una corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo en su regazo: era como una hija. Llegó una visita a casa del rico, y no queriendo perder una oveja o un buey, para invitar a su huésped, cogió la cordera del pobre y convidó a su huésped.»
David se puso furioso contra aquel hombre y dijo a Natán: «Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte. No quiso respetar lo del otro; pues pagará cuatro veces el valor de la cordera.»
Natán dijo a David: «¡Eres tú! Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías, el hitita, y matándolo a él con la espada amoníta. Asi dice el Señor: "Yo haré que de tu propia casa nazca tu desgracia; te arrebataré tus mujeres y ante tus ojos se las daré a otro, que se acostará con ellas a la luz del sol que nos alumbra. Tú lo hiciste a escondidas, yo lo haré ante todo Israel, en pleno día."»
David respondió a Natán: «¡He pecado contra el Señor!»
Natán le dijo: «El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás. Pero, por haber despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá.»
Natán marchó a su casa. El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y cayó gravemente enfermo. David pidió a Dios por el niño, prolongó su ayuno y de noche se acostaba en el suelo. Los ancianos de su casa intentaron levantarlo, pero él se negó y no quiso comer nada con ellos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 50,12-13.14-15.16-17

R/.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R/.

¡Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,35-41):

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

Palabra del Señor

Poema:
Encuentro de Doiraje 

 "¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?"
(Mc 4, 40)

Desde la luz, desde la sombra, alguien llama a mi puerta.
A veces acudo, a veces callo, a veces no oigo.
Poco a poco la noche retira su velo y el sol, tímido,
comienza su trayecto. Y entonces descubro
los límites de las cosas, no sin rubor, un poco avergonzado
de ver que todo espera una mirada limpia
y ser yo quien lo mire casi amorosamente.
Será después el movimiento quien diga cuánto vale
acercarse como si no hubiera habido
sufrimiento.
                      Abro la puerta, acudo a la llamada;
comienza una alegría desconocida, miedosa, que late
rara con aliento nuevo. ¡Y hasta temo
que me rompa el pecho! Pero la fe
crece y es más cercana esta esperanza silente,
demasiado tierna aún, en estos primeros días
luminosos.

El paso es tembloroso, bondadosamente indeciso;
busco entonces, abrumado, volver al
falso refugio, pero ya sé que es falso,
y no quiero recorrer, otra vez, ese triste camino.
Sigo, pues, avanzando, y me llaman cada día más
desde más puertas. La soledad es aún grande,
y a veces no logro acudir a todos los reclamos,
abrir todos los cerrojos, oír todas la voces;
pero no necesito ser querido como un convaleciente.
Alzo la cabeza, me detengo a descansar un poco,
y disfruto de la belleza recién nacida
de sentirme orgullosa y humildemente
fuerte.

Ya sé quién me abre Su puerta.

Breve comentario

Estamos en perpetuo proceso de conversión, de crecimiento en la fe, de caída y de vuelta a empezar. La cita de Marcos 4, 40 nos interpela a todos. Todos hemos vivido la angustia de sentirnos desbordados ante nuestra particular historia de sufrimiento y pasión que cada uno, en mayor o menor grado, padecemos. Es normal; pero el Señor nos dice que está con nosotros, y siendo así, no hay nada que temer. Todos somos cobardes en algún momento o respecto a algo. Y da igual cuál sea nuestra relación con Dios. Podemos ser cobardes y sacerdotes; cobardes y padres de familia; cobardes y... Es decir, siempre nos puede faltar fe y, por supuesto, siempre podemos pecar. Qué terrible es la caída de David, como la de cualquiera de nosotros. ¿Dónde quedó el David adolescente que mató a aquel filisteo temible?; ¿o dónde quedó el David fiel hasta el extremo al rey Saúl, aun cuando éste buscaba matarlo por envidia, cuando aquél no le había dado ningún motivo? Es la misma persona, el mismo David, como nos pasa a nosotros en nuestras particulares caídas.

El poema es antiguo (tranquilos, que hace años que ya no escribo verso alguno). Data de un momento muy difícil de mi vida en el que, a pesar de muchas cosas, podía dar el paso que describo allí, el de salir a una realidad con un vigor y una fuerza para mí desconocidos. No fue fácil dar ese paso. Salía de un agujero profundo. Da igual ahora saber que no muchas puertas se abrieron, o que yo lograse abrir. Supe que la realidad es una conquista, pero a la vez una gran decepción. No solemos estar a la altura de ella. La vida es hermosa, y cuántas veces la transformamos en un estercolero. También da igual que socialmente, mirado de forma objetiva, mi vida haya sido una sucesión de fracasos. Realmente da igual. Yo sé de dónde salgo y adónde he llegado. Como me decía un amigo, gracias al cual pude escribir este poema: "Yo viajo por dentro." Sin moverme físicamente mucho (soy de natural sedentario y hogareño), he viajado mucho por dentro; demasiado. Hubiera agradecido al Señor una vida más sencilla, pero Él siempre tuvo otros planes para uno.

En fin, no nos desesperemos ante nuestras cobardías, ante nuestras negaciones a Dios, ante nuestras lágrimas de arrepentimiento. Son gajes del oficio de creer y ser sólo hombres... Nada menos que hombres.

jueves, 28 de enero de 2016

Lecturas del día, jueves, 28 de de enero. Poema "Pan Angelical" de santo Tomás de Aquino. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel 7,18-19.24-29):

Después que Natán habló a David, el rey fue a presentarse ante el Señor y dijo: «¿Quién soy yo, mi Señor, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar hasta aquí? ¡Y, por si fuera poco para ti, mi Señor, has hecho a la casa de tu siervo una promesa para el futuro, mientras existan hombres, mi Señor! Has establecido a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios. Ahora, pues, Señor Dios, mantén siempre la promesa que has hecho a tu siervo y su familia, cumple tu palabra. Que tu nombre sea siempre famoso. Que digan: "¡El Señor de los ejércitos es Dios de Israel!" Y que la casa de tu siervo David permanezca en tu presencia. Tú, Señor de los ejércitos, Dios de Israel, has hecho a tu siervo esta revelación: "Te edificaré una casa"; por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. Ahora, mi Señor, tú eres el Dios verdadero, tus palabras son de fiar, y has hecho esta promesa a tu siervo. Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que esté siempre en tu presencia; ya que tú, mi Señor, lo has dicho, sea siempre bendita la casa de tu siervo.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 131,1-2.3-5.11.12.13-14

R/.
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre

Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob. R/.

«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.» R/.

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractara:
«A uno de tu linaje pondré sobre tu trono.» R/.

«Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.» R/.

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,21-25):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará con creces hasta lo que tiene.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Pan Angelical de santo Tomás de Aquino
 
El pan angelical
se convierte en pan de los hombres;
El pan del cielo
acaba con las antiguas figuras:
¡Oh, cosa admirable!
se alimentan del Señor
los pobres, los siervos y los humildes.
Te rogamos,
Dios, uno en tres,
que así vengas a nosotros,
como a ti te damos culto.
Por tus caminos
guíanos adonde anhelamos,
A la luz en la que moras.
Amén. 
 
Panis Angelicus
  
Panis angelicus
fit panis hominum;
Dat panis coelicus
figuris terminum:
O res mirabilis!
manducat Dominum
Pauper, servus, et humilis.
Te trina Deitas
unaque poscimus:
Sic nos tu visita,
sicut te colimus;
Per tuas semitas
duc nos quo tendimus,
Ad lucem quam inhabitas.
Amen.
 
 
Breve comentario
 
En el día de santo Tomás de Aquino, cuelgo como homenaje uno de los cinco himnos que compuso a Jesús sacramentado, todos muy conocidos y empleados en la liturgia católica. Sobran mis comentarios. Recemos con sus palabras.

miércoles, 27 de enero de 2016

Lecturas del día, miércoles, 27 de enero. Poema "El milagro pequeño" de Alejandro Casona. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (7,4-17):

En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto hasta hoy, no he habitado en una casa, sino que he viajado de acá para allá en una tienda que me servía de santuario. Y, en todo el tiempo que viajé de acá para allá con los israelitas, ¿encargué acaso a algún juez de Israel, a los que mandé pastorear a mi pueblo Israel, que me construyese una casa de cedro?" Pues bien, di esto a mi siervo David: "Así dice el Señor de los ejércitos: Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y, cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo; si se tuerce, lo corregiré con varas y golpes como suelen los hombres, pero no le retiraré mi lealtad como se la retiré a Saúl, al que aparté de mi presencia. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre."»
Natán comunicó a David toda la visión y todas estas palabras.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 88,4-5.27-28.29-30

R/.
Le mantendré eternamente mi favor

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.» R/.

«Él me invocará: "Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora";
y yo lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra.» R/.

«Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable;
le daré una prosperidad perpetua
y un trono duradero como el cielo.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,1-20):

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla.
Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar: «Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno.»
Y añadió: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo: «A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que, por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen."»
Y añadió: «¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno.»

Palabra del Señor

Poema:
El milagro pequeño de Alejandro Casona

Aquella pobre niña
que aún no tenía senos...

Y la niña lloraba:
—Yo quiero tener senos.
—Señor, haz un milagro:
un milagro pequeño.

Pero Dios no la oía,
allá arriba, tan lejos...

Y cogió dos palomas,
se las puso en el pecho...
Pero las dos palomas
levantaron el vuelo.

Y cogió dos estrellas,
se la puso en el pecho...
Las estrellas temblaron
y se apagaron luego.

Y cogió dos magnolias,
se las puso en el pecho...
Las dos magnolias blancas
deshojaron sus pétalos.

Y cogió dos panales,
se los puso en el pecho...
Y la miel y la cera
se helaron en el viento.

¡Un milagro, Señor,
un milagro pequeño!

Pero Dios no la oía,
allá arriba, tan lejos.

Y un día fue el amor;
se le entró pecho adentro
¡y se sintió florida!
Le nacieron dos senos
con pico de paloma,
con temblor de luceros,
como magnolias, blancos;
como panales, llenos.

¡Igual que dos milagros...
pequeños! 


Breve comentario

La parábola de la semilla y la tierra quizá sea una de las más fáciles de entender, por lo que no sorprende la reacción de estupor del Señor cuando los apóstoles muestran su incomprensión. Sin embargo, pareciera siempre que los cuatro terrenos que se describen en la misma (el borde del camino, el pedregal, el zarzal y la buena tierra) se refiriesen a realidades independientes entre sí, como si entre la cuneta, las piedras, las zarzas y la tierra porosa no existiera relación alguna entre ellas.

Suele ser un error muy común dividir a las personas en perfiles o tipologías, como si sólo unos pocos rasgos caracterizaran su alma. Tal estrategia sólo debe hallar justificación cuando se pretende simplificar el tratamiento de una realidad para hacerse entender. Aun entonces se debe subrayar el carácter de esbozo de una descripción así. Todos con respecto a Dios (y no sólo con Él) hemos llegado a ser unas veces zanja del camino; otras, hemos sido como piedras; espinas en no pocas ocasiones; y, por fin, a veces, tierra que sabe recibir y hace crecer. Si repasáramos la trayectoria de nuestras vidas con sinceridad, no nos costaría identificar cuándo hemos sido agujeros estériles, pedruscos, seres punzantes y amable humus.

La niña del poema, como tantos de nosotros, ya seamos varones o mujeres, busca su plenitud forzándola, es decir, piensa que su felicidad debe contar con ciertos rasgos o requisitos sin los cuales no se da. En definitiva, creemos muy erróneamente que nuestra felicidad depende de satisfacer nuestro deseo y voluntad. Si aquel deseo no se cumple, pensamos que debemos ajustar nuestra realidad a satisfacer ese deseo según la idea que nos hayamos hecho para conseguirlo. Sólo seremos bellos y plenos si poseemos aquello que consideramos como bueno. Da igual lo que creamos: el error está en la estructura de nuestra creencia. La niña del poema pensaba que sería más atractiva o más mujer si tuviera pechos; no pocos varones piensan esto mismo referido a sus músculos o a sus atributos sexuales; otros ponen su esperanza en la inteligencia; otros, en la habilidad manual; otros, en el tesón, etc., etc. Nada de todo esto es necesario para ser feliz. Se puede ser físicamente muy atractivo, inteligente, culto, voluntarioso, disciplinado..., lo que fuera, y seguir siendo un perfecto pedregal, un espinar o una cuneta de la que nada puede crecer. 

La tierra buena es la porosa, la que sabe abrirse para recibir lo bueno de otros. En la medida que logre esa apertura, la tierra será buena, tanto mejor cuanto más receptiva sea al don que le viene de fuera. Si lo que recibe es malo, esa misma tierra lo desechará al primer contacto; si lo que le llega es bueno, arraigará en su corazón y lo hará crecer. Sólo entonces, cuando la niña sin pretenderlo siquiera, sin darse cuenta, sea capaz, olvidándose de sus fantasías, de recibir la realidad en su belleza, le nacerán unos pechos espléndidos, con pico de paloma,/con temblor de luceros,/como magnolias, blancos;/como panales, llenos. Se habrá convertido en toda una mujer, femenina y fértil para recibir y dar vida. Se habrá dado cuenta de que sus pechos no nacen de la búsqueda en abstracto del temblor, del volumen, de la palidez, sino que tales rasgos surgen de ella cuando es capaz de salir de sí misma, de olvidarse de sus miedos y de renunciar a sus errores. Sólo le nacerán los pechos que añora, amando. Y esto es lo que nos pide Dios a todos, su gran mandamiento: que seamos capaces de amar y de recibir amor.

martes, 26 de enero de 2016

Lecturas del día, martes, 26 de enero. Poema "Lluvia en la noche" de Carlos Sahagún


Primera lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,1-8):

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día. Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 95,1-2a.2b-3.7-8a.10

R/.
Contad las maravillas del Señor a todas las naciones

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-9):
Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.
Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.
No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.
En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa."
Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.
Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.
En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;
curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros." 

Palabra del Señor

Poema:
Lluvia en la noche de Carlos Sahagún

A veces voy por un camino,
y el aire huele a lluvia,
y pasa un niño abandonado y llora,
como si recordara los árboles en sombra,
los pasillos en sombra, los juguetes
que se perdieron en un pozo.
Pero yo voy por el camino blanco,
y el camino se alarga, como el miedo a estar vivo.
El cielo se ha puesto grande, igual que el techo de los palacios.
Nadie se vuelva atrás: estamos
ante la noche, al raso, puros,
lavados por el agua que vino de tan lejos.

Y la ciudad se ha hundido como un barco en desgracia.
Y ya no queda nada...

He vuelto a creer en Dios,
y en las puertas cerradas, y el humo, y el milagro.
Tengo fe en el camino que se pierde,
con sus piedras y sus matas secas,
y de nuevo sus piedras, y la lluvia,
y todo lo que es ruina y desamparo.

Tengo fe en el camino y en las catedrales de Dios,
y alzo los ojos para hablarle,
y la lluvia, entonces, me da en los ojos, y
Dios no está aquí, pero está aquí. Y avanzo.
 

lunes, 25 de enero de 2016

Lecturas del día, lunes, 25 de enero. Poema "Canto espiritual" de Joan Maragall. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (22,3-16):

En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: «Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues." Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me respondió: "Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco. Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: "Saulo, hermano, recobra la vista." Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados."»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 116,1.2

R/.
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,15-18):

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»

Palabra del Señor

Poema:
Canto espiritual de Joan Maragall

Si el mundo ya es tan bello y se refleja,
oh Señor, con tu paz en nuestros ojos,
¿qué más nos puedes dar en otra vida?


Así estoy tan celoso de estos ojos
y el cuerpo que me diste, y su latido
de siempre, ¡y tengo tal miedo a la muerte!


Pues ¿con qué otros sentidos me harás ver
este azul que corona las montañas,
el ancho mar, y el sol que en todo luce?
Dame en estos sentidos paz eterna
y no querré más cielo que éste, azul.


Aquel que solamente grite «Párate»
al instante que venga a darle muerte,
no le entiendo, Señor, ¡yo, que quisiera
parar tantos instantes cada día
para hacerlos eternos en mi alma!
¿O es que este «hacer eterno» es ya la muerte?
Pero entonces, la vida ¿qué sería?
Sombra del tiempo huyente sólo fuera,
ilusión de lo cerca y de lo lejos,
cuenta del mucho, el poco, el demasiado
¡engañoso, pues todo ya lo es todo!


¡Es igual! Este mundo, como sea,
tan extenso, diverso y temporal,
esta tierra, con todo lo que engendra,
es mi patria, Señor, ¿y no podría
ser también una patria celestial?
Hombre soy y es humana mi medida
para todo lo que crea y espere:
si mi fe y mi esperanza aquí se quedan
¿me acusarás por eso más allá?
Más allá veo el cielo y las estrellas:
y aun allí, quiero un hombre seguir siendo:
si me has hecho las cosas tan hermosas
y para ellas mis ojos, al cerrarlos
¿por qué buscar entonces otro «cómo»?
¡Si para mí jamás lo habrá como éste!
Ya sé que eres, mas dónde ¿quién lo sabe?
Cuanto miro, se te parece en mí…
Déjame, pues, creer que eres aquí.
Y cuando venga la hora temerosa
en que estos ojos de hombre se me cierren,
ábreme tú, Señor, otros más grandes
para poder mirar tu rostro inmenso.

¡Nacimiento mayor sea mi muerte!

Cant espiritual

Si el món ja és tan formós, Senyor, si es mira
amb la pau vostra a dintre de l’ull nostre,
què més ens podeu dar en una altra vida?

Perxò estic tan gelós dels ulls, i el rostre,
i el cos que m’he donat, Senyor, i el cor
que s’hi mou sempre... i temo tant la mort!

Amb quins altres sentits me’l fareu veure
aquest cel blau damunt de les muntanyes,
i el mar immens, i el sol que pertot brilla?
Deu-me en aquests sentits l’eterna pau
i no voldré més cel que aquest cel blau.

Aquell que a cap moment li digué «─Atura’t»
sinó al mateix que li dugué la mort,
jo no l’entenc, Senyor; jo, que voldria
aturar a tants moments de cada dia
per fé’ls eterns a dintre del meu cor!...
O és que aquest «fer etern» és ja la mort?
Mes llavores, la vida, què seria?
Fóra només l’ombra del temps que passa,
i la il·lusió del lluny i de l’a prop,
i el compte de lo molt, i el poc, i el massa,
enganyador, perquè ja tot ho és tot?

Tant se val! Aquest món, sia com sia,
tan divers, tan extens, tan temporal;
aquesta terra, amb tot lo que s’hi cria,
és ma pàtria, Senyor: i no podria
esser també una pàtria celestial?
Home só i és humana ma mesura
per tot quant puga creure i esperar:
si ma fe i ma esperança aquí s’atura,
me’n fareu una culpa més enllà?
Més enllà veig el cel i les estrelles,
i encara allí voldria esser-hi hom:
si heu fet les coses a mos ulls tan belles,
si heu fet mos ulls i mos sentits per elles,
per què aclucà’ls cercant un altre com?
Si per mi com aquest no n’hi haurà cap!
Ja ho sé que sou, Senyor; pro on sou, qui ho sap?
Tot lo que veig se vos assembla en mi...
Deixeu-me creure, doncs, que sou aquí.
I quan vinga aquella hora de temença
en què s’acluquin aquests ulls humans,
obriu-me’n, Senyor, uns altres de més grans
per contemplar la vostra faç immensa.
Sia’m la mort una major naixença!

http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=3197&t=Cant+Espiritual+&p=Joan+Maragall&o=N%FAria+Espert

Breve comentario

La conversión del corazón supone un nuevo nacimiento en esta vida, que es un nacimiento a la Vida, a la definitiva, para la cual estamos destinados. Es ciertamente un nacimiento espiritual, pero no menos rotundo y evidente que el biológico. Se nace a un mundo nuevo; se es una persona nueva. Todo es percibido distinto entonces, desde el mundo a uno mismo. San Pablo queda cegado en un primer momento para después ver lo que hasta entonces nunca había sido capaz de vislumbrar. Lo que en un principio parecía un exceso de luz, fue la misma luz que le iluminaría el resto de su vida. La evangelización sólo puede darse en aquellos corazones que han sido convertidos por Dios. Nadie puede dar lo que no tiene: si en nosotros no reside de algún modo la verdad de Dios, no la conocemos, y nuestra tarea no sólo será baldía, sino imposible. De ese estado del ser, de ese nacimiento nuevo, renacimiento concedido por la gracia, nacen todos los prodigiosos carismas de los discípulos del Señor que harán efectiva la labor de dar a conocer la Buena Nueva a los hombres de todas las tierras y de todas las épocas.

Maragall, amando a Dios en su creación, enamorado de la belleza del mundo que se le ofrece a los sentidos, tiene un último y comprensible miedo humano a que la muerte sea una pérdida de este tesoro, para ser sustituido por una otra realidad que nadie conoce más que Dios y las almas llevadas a su presencia. Tras este titubeo tan humano ante la expectativa de la muerte, pero lleno del amor de Dios, el poeta acaba rogando que su temido final en este mundo no sea más que un nuevo nacimiento, una nueva oportunidad para poder seguir contemplando con nuevos ojos, con ojos más grandes, la belleza de Dios:

"Y cuando venga la hora temerosa
en que estos ojos de hombre se me cierren,
ábreme tú, Señor, otros más grandes
para poder mirar tu rostro inmenso.

¡Nacimiento mayor sea mi muerte!"

 ("I quan vinga aquella hora de temença
en què s’acluquin aquests ulls humans,
obriu-me’n, Senyor, uns altres de més grans
per contemplar la vostra faç immensa.
Sia’m la mort una major naixença!")

Amén.

domingo, 24 de enero de 2016

Lecturas del día, domingo, 24 de enero. Poema "Amor de cada instante 4" de Ernestina de Champourcin. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de Nehemías (8,2-4a.5-6.8-10):

En aquellos días, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era mediados del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley. Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo –pues se hallaba en un puesto elevado– y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «Amén, amén.» Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.» Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley.
Y añadieron: «Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18,8.9.10.15

R/.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia
el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,12-30):

Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo. Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito.» Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan. Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,1-4;4,14-21):

Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo después he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año de gracia del Señor.»
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que le ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
– «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.»

Palabra de Dios
 
Poema:
Amor de cada instante 4 de Ernestina de Champourcin
 
Habrá un día sin fin
y un diálogo eterno
y saldrán lentamente
esas palabras hondas
que hoy se quedan dormidas
porque nada, ni nadie, sabrían contestarlas.

Diálogo sin voz...
frente a frente contigo,
en Ti, dentro del Todo
absoluto y perenne.
En la entraña del Verbo
sobrarán los sonidos.
¡Qué decir indecible
entre labios sellados!

El vacío de hoy
se colmará de cielo
y arderá para siempre
este fuego que callo;
esta palabra honda
que me pesa tan dentro
porque nadie sabría ahora contestarla.
 
Breve comentario
 
En las lecturas de hoy se da una sutil gradación en cuanto a la proximidad que siente el creyente con respecto a Dios. En el pasaje de Nehemías, el pueblo llora ante la lectura de la Palabra. Se sienten lejos, tras tantas vicisitudes, de Dios. Su emoción es mezcla de nostalgia y alegría por una relación tan llena de dificultades y sufrimientos. El salmo, por su parte, repite que la Palabra de Dios es espíritu y vida, descanso del alma y alegría del corazón. La Palabra parece aquí más cargada de presencia viva, de fuerza que consuela y que protege efectivamente. No es preciso indicar que se alegren los que la escuchan, sino que la fuerza de la misma provoca ese júbilo íntimo. En la carta de san Pablo a los Corintios abunda en una idea que nos hace convivir mucho más cerca de la persona divina. Cada uno de los hijos de Dios somos parte de Él como miembros de un mismo cuerpo. Cada uno tiene su función y su puesto, cada uno tiene su dignidad en un orden de perfección y plenitud para la realización de la voluntad de Dios a los hombres. Y, por fin, el pasaje del inicio del evangelio de san Lucas concluye hoy reconociendo que las palabras de la Escritura que acaba de leer Jesús a la asamblea se realizan en Él. Es decir, la Palabra de Dios se ha hecho carne en su persona.

Siguiendo esa paulatina intimidad de la naturaleza de la Palabra en la presencia de la vida de cada hombre que la escucha con fe, he añadido como colofón sugerente el poema de Ernestina de Champourcin en cuanto que expresa ese deseo místico de unión con Dios en el que la íntima proximidad de la criatura con el Creador hará innecesaria toda palabra, pues ella habrá llegado a su cumplimiento. Entonces, ya no se necesitará palabra alguna, y las no dichas en la vida terrena "porque nada, ni nadie, sabrían contestarlas" serán compartidas de un modo sublime en ese amor silencioso y pleno que ya las justifica.

Vivamos, pues, con esta creciente proximidad la Palabra de Dios en nuestras vidas, y vivamos la esperanza de la poeta como fin que ciertamente nos espera. 

sábado, 23 de enero de 2016

Lecturas del día, sábado, 23 de enero. Poema "Salmo desesperado" de Carlos Bousoño. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (1,1-4.11-12.19.23-27):

En aquellos días, al volver de su victoria sobre los amalecitas, David se detuvo dos días en Sicelag.
Al tercer día de la muerte de Saúl, llegó uno del ejército con la ropa hecha jirones y polvo en la cabeza; cuando llegó, cayó en tierra, postrándose ante David.
David le preguntó: «¿De dónde vienes?»
Respondió: «Me he escapado del campamento israelita.»
David dijo: «¿Qué ha ocurrido? Cuéntame.»
Él respondió: «Pues que la tropa ha huido de la batalla, y ha habido muchas bajas entre la tropa y muchos muertos, y hasta han muerto Saúl y su hijo Jonatán.»
Entonces David agarró sus vestiduras y las rasgó, y sus acompañantes hicieron lo mismo. Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor, por la casa de Israel, porque habían muerto a espada.
Y dijo David: «¡Ay, la flor de Israel, herida en tus alturas! ¡Cómo cayeron los valientes! Saúl y Jonatán, mis amigos queridos, ni vida ni muerte los pudo separar; más ágiles que águilas, más bravos que leones. Muchachas de Israel, llorad por Saúl, que os vestía de púrpura y de joyas, que enjoyaba con oro vuestros vestidos. ¡Cómo cayeron los valientes en medio del combate! ¡Jonatán, herido en tus alturas! ¡Cómo sufro por ti, Jonatán, hermano mío!
¡Ay, cómo te quería! Tu amor era para mí más maravilloso que el amor de mujeres. ¡Cómo cayeron los valientes, los rayos de la guerra perecieron!»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 79,2-3.5-7

R/.
Que brille tu rostro, Señor, y nos salve

Pastor de Israel, escucha,
tú que guias a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraín, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.

Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica? R/.

Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos
nuestros enemigos se burlan de nosotros. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,20-21):

En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discipulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.

Palabra del Señor
 
Poema:
Salmo desesperado de Carlos Bousoño
 
Como el león llama a su hembra, y cálido
al aire da su ardiente dentellada,
yo te llamo, Señor. Ven a mis dientes
como una dura fruta amarga.
 
Mírame aquí sin paz y sin consuelo.
Ven a mi boca seca y apagada.
He devorado el árbol de la tierra
con estos labios que te aman.

Venga tu boca como luz hambrienta,
como una sima donde un sol estalla.
Venga tu boca de dureza y dientes
contra esta boca que me abrasa.

Tengo amargura, y brillo como fiera
de amor espesa y de desesperanza.
Soy animal sin luz y sin camino
y voy llamándola y buscándola.

Voy oliendo las piedras y las hierbas,
voy oliendo los troncos y las ramas.
Voy ebrio, mi Señor, buscando el agrio
olor que dejas donde pasas.

Dime la cueva donde te alojaste,
donde tu olor silvestre allí dejaras.
Queriendo olerte, Dios, desesperado
voy por los valles y montañas.
 
 
Breve comentario
 
El breve pasaje de Marcos incide en un hecho: la muchedumbre sigue a Jesús. Entre esa multitud habría de todo, desde gente desesperada, como la que refleja Bousoño en su "Salmo", hasta gente ociosa o simplemente curiosa. Hay muchas formas de seguir a Cristo o de sentir su llamada. La más auténtica es aquella que se origina en la necesidad. Ciertamente, si no hay necesidad de Dios o, mejor dicho, conciencia de estar necesitado de Él, no puede haber verdadero seguimiento. Que sintamos esa necesidad trascendente, sin la cual jamás le encontraremos. 

viernes, 22 de enero de 2016

Lecturas del día, viernes, 22 de enero. Poema "Yo no te pregunto adónde me llevas..." de Carmen Conde. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del primer libro de Samuel (24,3-21):

En aquellos días, Saúl, con tres mil soldados de todo Israel, marchó en busca de David y su gente hacia las Peñas de los Rebecos; llegó a unos apriscos de ovejas junto al camino, donde había una cueva, y entró a hacer sus necesidades.
David y los suyos estaban en lo más hondo de la cueva, y le dijeron a David sus hombres: «Este es el día del que te dijo el Señor: "Yo te entrego tu enemigo." Haz con él lo que quieras.»
Pero él les respondió: «¡Dios me libre de hacer eso a mi Señor, el ungido del Señor, extender la mano contra él!»
Y les prohibió enérgicamente echarse contra Saúl, pero él se levantó sin meter ruido y le cortó a Saúl el borde del manto, aunque más tarde le remordió la conciencia por haberle cortado a Saúl el borde del manto.
Cuando Saúl salió de la cueva y siguió su camino, David se levantó, salió de la cueva detrás de Saúl y le gritó: «¡Majestad!»
Saúl se volvió a ver, y David se postró rostro en tierra rindiéndole vasallaje.
Le dijo: «¿Por qué haces caso a lo que dice la gente, que David anda buscando tu ruina? Mira, lo estás viendo hoy con tus propios ojos: el Señor te había puesto en mi poder dentro de la cueva; me dijeron que te matara, pero te respeté y dije que no extendería la mano contra mi señor, porque eres el Ungido del Señor. Padre mío, mira en mi mano el borde de tu manto; si te corté el borde del manto y no te maté, ya ves que mis manos no están manchadas de maldad, ni de traición, ni de ofensa contra ti, mientras que tú me acechas para matarme. Que el Señor sea nuestro juez. Y que él me vengue de ti; que mi mano no se alzará contra ti. Como dice el viejo refrán: "La maldad sale de los malos...", mi mano no se alzará contra ti. ¿Tras de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién vas persiguiendo? ¡A un perro muerto, a una pulga! El Señor sea juez y sentencie nuestro pleito, vea y defienda mi causa, librándome de tu mano.»
Cuando David terminó de decir esto a Saúl, Saúl exclamó: «Pero, ¿es ésta tu voz, David, hijo mío?»
Luego levantó la voz, llorando, mientras decía a David: «¡Tú eres inocente, y no yo! Porque tú me has pagado con bienes, y yo te he pagado con males; y hoy me has hecho el favor más grande, pues el Señor me entregó a ti y tú no me mataste. Porque si uno encuentra a su enemigo, ¿lo deja marchar por las buenas? ¡El Señor te pague lo que hoy has hecho conmigo! Ahora, mira, sé que tú serás rey y que el reino de Israel se consolidará en tu mano.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 56,2.3-4.6.11

R/.
Misericordia, Dios mío, misericordia

Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas,
mientras pasa la calamidad. R/.

Invoco al Dios altísimo,
al Dios que hace tanto por mí.
Desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad. R/.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Por tu bondad que es más grande que los cielos,
por tu fidelidad que alcanza las nubes. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,13-19):

En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges –Los Truenos–, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.

Palabra del Señor
 
Poema:
"Yo no te pregunto adónde me llevas..." de Carmen Conde
 
Yo no te pregunto adónde me llevas.
Ni por qué.
Ni para qué.
¿Tú quieres caminar?, pues yo te sigo.

Llevo luceros, luceros, en la mano derecha. Y llevo estrellas,
estrellas, en la mano izquierda.
Dime, hombre de todas las noches de luna, ¿qué mano va a
besarme?

¿Por qué me has quitado tus manos, tanto y tan bien como
acariciaban mi frente?
Para que me quisieras otra vez, te regalaría un collar de
islas, un sistema nervioso de horizontes.
¡Me abriría, para ti, todas las mañanas en tus labios!

Yo soy más fuerte que tú, porque me apoyo en ti.

¡Asómate a mí, que soy una torre!
¡Asómate a mí: soy aquella palmera de tu huerto, que latía contigo!
¡Echa al aire mis campanas y mis palmas!
Yo soy tu panorama.
 
Breve comentario
 
La llamada de Jesús que vivieron los discípulos debió de ser irresistible, una suerte de entrega absoluta, de amor ciego, de voluntad abandonada sin resistencia. También la exquisita fidelidad de quien sabe obedecer a quien ejerce y representa la autoridad legítima, aun cuando el señor no esté a la altura a veces de tal designio por la naturaleza pecadora que a todos nos habita, como la fidelidad de David  a Saúl, participa de esa llamada que Dios siempre nos hace en todo tiempo y a todos los hombres.
 
Es difícil tal entrega en el hombre de hoy, sí, y, sin embargo, esa es la esencia más íntima que nos conforma. Que sepamos abrir nuestros corazones para ser el panorama de Dios donde Él pueda habitar con gozo.  

jueves, 21 de enero de 2016

Lecturas del día, jueves, 21 de enero. Poema "Estate, Señor, conmigo..." de Fray Damián de Vegas. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del primer libro de Samuel (18,6-9;19,1-7):

Cuando volvieron de la guerra, después de haber matado David al filisteo, las mujeres de todas las poblaciones de Israel salieron a cantar y recibir con bailes al rey Saúl, al son alegre de panderos y sonajas.
Y cantaban a coro esta copla: «Saúl mató a mil, David a diez mil.»
A Saúl le sentó mal aquella copla, y comentó enfurecido: «iDiez mil a David, y a mí mil! iYa sólo le falta ser rey!»
Y, a partir de aquel dia, Saúl le tomó ojeriza a David. Delante de su hijo Jonatán y de sus ministros, Saúl habló de matar a David.
Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David y le avisó: «Mi padre Saúl te busca para matarte. Estate atento mañana y escóndete en sitio seguro; yo saldré e iré al lado de mi padre, al campo donde tú estés; le hablaré de ti y, si saco algo en limpio, te lo comunicaré.»
Así, pues, Jonatán habló a su padre Saúl en favor de David: «¡Que el rey no ofenda a su siervo David! Él no te ha ofendido. y lo que él hace es en tu provecho: se jugó la vida cuando mató al filisteo, y el Señor dio a Israel una gran victoria; bien que te alegraste al verlo. ¡No vayas a pecar derramando sangre inocente, matando a David sin motivo!»
Saúl hizo caso a Jonatán y juró: «¡Víve Dios, no morirá!»
Jonatán llamó a David y le contó la conversación; luego lo llevó adonde Saul, y David siguió en palacio como antes.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 55,2-3.9-10.11-12.13

R/.
En Dios confío y no temo

Misericordia, Dios mío, que me hostigan,
me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos,
me atacan en masa. R/.

Anota en tu libro mi vida errante,
recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío.
Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco,
y así sabré que eres mi Dios. R/.

En Dios, cuya promesa alabo,
en el Señor, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo;
¿qué podrá hacerme un hombre? R/.

Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,7-12):

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

Palabra del Señor

Poema:
"Estate, Señor, conmigo..." de Fray Damián de Vegas 

Estate, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das,
yo sé que vivir no puedo
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte,
pues la inmortal que tú das
sé que alcanzarla no puedo
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. 

Breve comentario

De las lecturas de hoy, se podrían extraer dos grandes temas. Uno, el de la envidia, en la descripción descarnada de ésta fruto del éxito de David en el combate con el temible Goliat, que es de tal intensidad que hace que pase en segundo plano el servicio que el joven súbdito ha  prestado a su rey con entera fidelidad, hasta el punto de planear su muerte. También se podría referir a la experiencia de acoso del justo que aparece en el salmo, uno de los grandes y más reiterados temas que se tratan en esta sección de las Escrituras. Pero el acoso no se trata sólo de la envidia, sino que supone una auténtica constelación de pecados. El acosador por odio, envidia, rivalidad, etc, y el simple envidioso comparten un mismo motivo y un mismo fin: la destrucción del otro al que dirigen su mezquindad. Y el último estadio de destrucción es la eliminación del otro. La envidia, como cualquier otro pecado, es una de las manifestaciones de la muerte que provoca el mal en el hombre. El primer destruido o muerto en vida en este tipo de relaciones es el que peca, mucho antes que la víctima a la que intentan degradar.

El otro gran tema, opuesto al anterior, es el de la alegría apasionada de los seguidores de Jesús, tras los milagros que realizaba en las diversas poblaciones por las que pasaba. Me quedo con esto (que bastante tiene uno con los odiadores particulares que respiran por la herida). De ahí que escoja este poema que muestra una alegría sumamente sencilla, ingenua, cándida, del que se sume de felicidad ante el encuentro de quien ama.  

miércoles, 20 de enero de 2016

Lecturas del día, miércoles, 20 de enero. Poema "A lo último" de Javier de Bengoechea. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del primer libro de Samuel (17,32-33.37.40-51):

En aquellos días, Saúl mandó llamar a David, y éste le dijo: «Majestad, no os desaniméis. Este servidor tuyo irá a luchar con ese filisteo.»
Pero Saúl le contestó: «No podrás acercarte a ese filisteo para luchar con él, porque eres un muchacho, y él es un guerrero desde mozo.»
David le replicó: «El Señor, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, me librará de las manos de ese filisteo.»
Entonces Saúl le dijo: «Anda con Dios.»
Agarró el cayado, escogió cinco cantos del arroyo, se los echó al zurrón, empuñó la honda y se acercó al filisteo. Éste, precedido de su escudero, iba avanzando, acercándose a David; lo miró de arriba abajo y lo despreció, porque era un muchacho de buen color y guapo, y le gritó: «¿Soy yo un perro, para que vengas a mi con un palo?»
Luego maldijo a David, invocando a sus dioses, y le dijo: «Ven acá, y echaré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo.»
Pero David le contestó: «Tú vienes hacia mí armado de espada, lanza y jabalina; yo voy hacia ti en nombre del Señor de los ejércitos, Dios de las huestes de Israel, a las que has desafiado. Hoy te entregará el Señor en mis manos, te venceré, te arrancaré la cabeza de los hombros y echaré tu cadáver y los del campamento filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra; y todo el mundo reconocerá que hay un Dios en Israel; y todos los aquí reunidos reconocerán que el Señor da la victoria sin necesidad de espadas ni lanzas, porque ésta es una guerra del Señor, y él os entregará en nuestro poder.»
Cuando el filisteo se puso en marcha y se acercaba en dirección de David, éste salió de la formación y corrió velozmente en dirección del filisteo; echó mano al zurrón, sacó una piedra, disparó la honda y le pegó al filisteo en la frente: la piedra se le clavó en la frente, y cayó de bruces en tierra. Así venció David al filisteo, con la honda y una piedra; lo mató de un golpe, sin empuñar espada. David corrió y se paró junto al filisteo, le agarró la espada, la desenvainó y lo remató, cortándole la cabeza. Los filisteos, al ver que había muerto su campeón, huyeron.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 143,1.2.9-10

R/.
Bendito el Señor, mi Roca

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R/.

Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos. R/.

Dios mio, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,1-6):

En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo.
Jesús le dijo al que tenía la parálisis: «Levántate y ponte ahí en medio.»
Y a ellos les preguntó: «¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: «Extiende el brazo.»
Lo extendió y quedó restablecido.
En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.

Palabra del Señor

Poema:
A lo último de Javier de Bengoechea

Tino de Dios, finísimo, en lo oscuro
del hombre que ha pecado, y pecaría;
pecado con caliente puntería:
el hombre, y Dios enfrente, a duelo puro.

Pero el brazo de Dios, es firme y duro.
Busca al hombre que lucha y se desvía,
se le acerca, y aún más le cercaría,
y dispara el perdón sobre seguro.

Ay, esa sién del hombre traspasado
por el tiro de gracia del olvido...
Ya ni sangre, ni rabia, ni pecado.

Una ira dulcísima lo ha herido.
Una rosa que yace en su costado.
Blanco de Dios, su corazón ha sido.

Breve comentario

Os dejo a vosotros que hagáis las pertinentes asociaciones de ideas. Si a veces no comento, es por no estropear con un añadido innecesario la belleza o la oportunidad del poema con los textos litúrgicos. Este es uno de los casos. Disfrutad de estas bellas coincidencias. 

martes, 19 de enero de 2016

Lecturas del día, martes, 19 de enero. Poema "Considerando en frío, imparcialmente..." de César Vallejo. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del primer libro de Samuel (16,1-13):

En aquellos dias, el Señor dijo a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.»
Samuel contestó: «¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me mata.»
El Señor le dijo: «Llevas una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor. Convidas a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás al que yo te diga.»
Samuel hizo lo que le mandó el Señor. Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo fueron ansiosos a su encuentro: «¿Vienes en son de paz?»
Respondió: «Sí, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.»
Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»
Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.»
Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.»
Jesé hizo pasar a Samá; y Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.»
Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.»
Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los muchachos?»
Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.»
Samuel dijo: «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.»
Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo.
Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda, úngelo, porque es éste.»
Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espiritu del Señor, y estuvo con él en adelante. Samuel emprendió la vuelta a Ramá.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 88,20.21-22.27-28

R/.
Encontré a David, mi siervo

Un dia hablaste en visión a tus amigos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo.» R/.

«Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso.» R/.

«Él me invocará: "Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora";
y yo lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,23-28):

Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas.
Los fariseos le dijeron: «Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les respondió: «¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.»
Y añadió: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado.»

Palabra del Señor

Poema:
Considerando en frío, imparcialmente... de César Vallejo

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina…
 
Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio morir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa…
 
Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona…
 
Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza…
 
Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo…
 
Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente…

 
Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito…
 
le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado…



Breve comentario

En la primera lectura, el Señor comunica a Samuel, después del fiasco de rey que resultó ser Saúl, que le indicará un sucesor a éste. Si recordáis, Saúl se distinguía por tener un físico impresionante ("un mozo bien plantado; era el israelita más alto: sobresalía por encima de todos, de los hombros arriba" -1 Sam 9,2-): todo un mocetón, que diríamos. Esta vez, el Señor escoge, otra vez subvirtiendo todos los criterios humanos, a un púber que, aun siendo atractivo y bien formado, apenas cabía imaginarle capacitado para la misión que Dios le iba a asignar, y más cuando entre los hijos de Jesé se contaba con no pocos varones más crecidos y en sazón. Estos detalles no son casuales, como nada en la Sagrada Escritura, y evoca el futuro combate que tendrá que afrontar ante alguien aún mucho más fuerte que Saúl: Goliat. Otra vez la verdad frente a la apariencia, lo genuino frente a lo falso, lo que aparece a los ojos frente a lo que aparece al corazón. En el evangelio de Marcos se nos recuerda que Dios es el Señor del sábado, con lo que se quería señalar que todo orden establecido por Él cobra su sentido en función del bien que proporciona al hombre. Un orden que olvide este fin esencial no puede proceder de Dios.

Traigo este encantador (y técnicamente magnífico) poema de César Vallejo para subrayar esa idea de que, por encima de formalismos o visiones que hacen abstracción de lo que es el hombre, la realidad del ser impera en último término como el elemento fundamental. Así como el hombre no es ni puede ser nunca una enumeración de datos y rasgos, de cuya descripción sólo podremos sacar una burda caricatura de la naturaleza que los habita y les da sentido, un orden litúrgico o de veneración a Dios que olvide el fin para el cual nació, nunca puede ser considerado algo querido por (ni mucho menos originado en) la voluntad divina. Considerando en frío, imparcialmente... al hombre, resulta ininteligible. Y lo que no se entiende, no puede ser amado, no emociona...

lunes, 18 de enero de 2016

Lecturas del día, lunes, 18 de enero. Poema "La hermosura sencilla" de Concha Zardoya. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del primer libro de Samuel (15,16-23):

En aquellos días, Samuel dijo a Saúl: «Déjame que te cuente lo que el Señor me ha dicho esta noche.»
Contestó Saúl: «Dímelo.»
Samuel dijo: «Aunque te creas pequeño, eres la cabeza de las tribus de Israel, porque el Señor te ha nombrado rey de Israel. El Señor te envió a esta campaña con orden de exterminar a esos pecadores amalecitas, combatiendo hasta acabar con ellos. ¿Por qué no has obedecido al Señor? ¿Por qué has echado mano a los despojos, haciendo lo que el Señor reprueba?»
Saúl replicó: «¡Pero si he obedecido al Señor! He hecho la campaña a la que me envió, he traido a Agag, rey de Amalec, y he exterminado a los amalecitas. Si la tropa tomó del botin ovejas y vacas, lo mejor de lo destinado al exterminio, lo hizo para ofrecérselas en sacrificio al Señor, tu Dios, en Guilgal.»
Samuel contestó: «¿Quiere el Señor sacrificios y holocaustos, o quiere que obedezcan al Señor? Obedecer vale más que un sacrificio; ser dócil, más que la grasa de carneros. Pecado de adivinos es la rebeldía, crimen de idolatría es la obstinación. Por haber rechazado al Señor, el Señor te rechaza como rey.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 49,8-9.16bc-17.21.23

R/.
Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios

«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños.» R/.

«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?» R/.

«Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias, ése me honra;
al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,18-22):

En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: «Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contestó: «¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.»

Palabra del Señor

Poema:
La hermosura sencilla de Concha Zardoya 

Tus pasos de silencio nadie oye
ni el aire de tu aliento por el mundo,
aunque las puertas abres con un signo
en la noche lustral de ciertos sueños.

No escuchan cómo avanzas por el humo,
desvanecido gris de lenta escoria
que en brazos de los cielos se disuelve.
No saben que Tú fluyes como el Tiempo.

Azulada tu sombra, a veces, surte
de los árboles bellos, de las flores,
exhalando un aroma delicado,
un perfume ya joven o vetusto.

A las cosas humildes tu presencia
incorpora beldad y mansedumbre,
sin pronunciar un nombre altivamente,
sin preguntar por qué se decoloran.

Si Tú no fueras aire, las campanas
no sabrían sonar. ¿Cómo podrían?
Si Tú no fueras luz, ¿cómo los vidrios
sabrían imitar la transparencia?

No estás solo en los templos, Corzo Vivo.
También en las fontanas y en los bosques,
en las disueltas sangres de los lagos,
en los puros espacios de las almas.

Inmenso resplandor y pura música
te llegas a los hombres en silencio.
A las entrañas llegas de la madre
y al vagido del niño más desnudo.

Nadie sabe que pasas con el viento
y que a veces nos cierras las ventanas
o las abres al soplo de la brisa,
fiel trasunto de ti o sólo huella.

Por cópulas y besos vas poniendo
ígnea marca de amor, de luz de muerte.
Y tu viajar interno por las rocas,
las antiguas raíces y los pájaros,
nadie, Señor, presiente, nadie sabe.

Breve comentario

Enésimos ejemplos de la ceguera de los hombres para comprender lo que Dios quiere de nosotros. Saúl no se entera de que la cuestión no es guerrear o hacer esto o lo otro, sino obedecer la voluntad de Dios. Podemos hacer lo que nos dicen y no obedecer. ¿Obedecemos las normas cuando sólo las cumplimos por miedo al castigo? Tampoco los fariseos se enteran de mucho. Ayunan por el que tienen en frente, al cual no reconocen. El ayuno, pues, ya no tiene sentido, pero, ciertamente, si desconocen que la causa del mismo ya ha sido abolida, no entenderán la alegría de los discípulos de Jesús.

Por esto he seleccionado el poema de Concha Zardoya, que abunda en esta idea de nuestra ignorancia a todo lo largo de él ("...nadie oye..."; "No escuchan..."; "No saben..."; "Nadie sabe..."; "...nadie, Señor, presiente, nadie sabe."). Y también la poeta hace hincapié en otra idea, que es lo que a los fariseos les hace imposible reconocerle: Dios se aparece en lo pequeño, en las realidades más humildes, en las más cotidianas. No puede ser que el Mesías sea "tan poca cosa". 

domingo, 17 de enero de 2016

Lecturas del día, domingo, 17 de enero. Poema "Ángel desnudo" de Emilio Prados. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (62,1-5):

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 95,1-2a.2b-3.7-8a.9-10a.c

R/.
Contad las maravillas del Señor a todas las naciones

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.

Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente.»R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,4-11):

Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (2,1-11):

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.»
Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.»
Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.»
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.

Palabra de Dios
 
Poema:
Ángel desnudo de Emilio Prados
 
Estoy desnudo en medio de la calle.
No sé de dónde vengo.

Los hombres me rodean.
Todos me dicen:
-Ten, tu mano es áspera;
venenosa es tu lengua,
en tu piel hay pecado...
El mar es bello,
la rosa es bella,
el corazón del hombre es bello,
la lluvia es hermosura
y en cambio tú...

(Suena un reloj
y, cada cual, de prisa, me abandona,
para llegar a tiempo a sus trabajos...)

Vuelvo a quedarme solo.
Estoy desnudo en medio de la calle.

Miro hacia mí:
mi mano es bella,
mi lengua es bella,
mi piel es bella
y mi pecado es bello...

Miro hacia Dios.
Vuelvo a bajar los ojos.
Mi pie no deja sombra por la tierra.
 
Breve comentario 
 
Sólo Dios es capaz de transformar lo poco en mucho, lo malo en bueno, el agua en vino. Sin embargo, cuántas veces el hombre se empeña en la destrucción, en la destrucción del prójimo, de sí mismo y hasta de Dios. Por el amor del Señor podemos subvertir nuestra capacidad humana de degradarlo todo en capacidad divina, en elevarnos de nosotros mismos, y poder llegar a la plenitud que sólo con Él podemos alcanzar. Porque todos somos ángeles desnudos sin Él que los demás pueden mancillar desde su desnudez de Dios. Con Él podemos resistir toda la hostilidad del mundo y percibir con humildad ("Vuelvo a bajar los ojos") la belleza que nos regaló a pesar del silencio, el insulto o la hipocresía de quienes no lo conocen.