"Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera."
(Mt 11,29-30)
"Viviendo en mí tu imagen, tus días,
viviendo en mí tu aliento de vida,
no he de morirme con frío en el alma,
viviendo en mí tu imagen, tus días..."
(Luis Eduardo Aute)
"(...) me pregunto
quién estará escuchándome,
quién sabrá esperar mi momento
para recibir aquello que aún
no puedo cargar
por ahora."
¿Cuánto puede cargar un hombre
sobre las espaldas de su alma?
¿Qué fuerza opone al peso que lo aplasta?
¿En qué tierra apoya los pies que lo sostienen?
¿Cómo afirmar el movimiento preciso,
el balanceo necesario de su caminar forzado,
esforzado?
¿Y adónde avanzar si no hay descanso,
ni ley, ni luz, ni sentido?
¿Cuánto puede cargar un hombre
sobre su absurdo y su vacío?
El peso nace de tu ausencia.
Sin ti,
lo liviano se torna insoportable.
Contigo,
alzamos a Atlas con su mundo a cuestas.
El músculo y el deseo sólo pueden
inútiles cargas, aquellas que nos rompen
vértebras y lágrimas.
Pero tu corazón... Tu corazón
lo puede todo.
Señor, dame la carga que tu corazón desea.
28-6-2019
Doiraje.