Ante la exhumación inmoral de los restos del general Franco.
Mis recuerdos de ti son los de un niño.
Para mí eras como mi otro abuelo,
el padre de mi madre,
militar como tú, de tu misma edad,
que sirvió en tus filas con fidelidad
y obediencia, hasta su retiro
como comandante de Ingenieros.
En 1912 coincidisteis en Melilla:
tú, como prometedor segundo teniente;
mi abuelo, como humilde cabo de Infantería.
Por fortuna para él,
murió dos años antes que tú.
Ya ves en lo que va quedando tu sueño
de una España unida, grande y libre;
en qué su destino universal.
Los que te odiaron en vida y los descendientes
de aquellos a los que protegiste,
te siguen odiando hoy
con la fuerza inextinguible
del peso de la Historia:
los venciste; y no te lo perdonan.
Hoy quieren remover tus huesos,
mi general. Tu presencia,
aun momificada,
les hiere, como lo que es grande y noble
hiere a lo miserable.
Te visitaremos, en fin, allá donde te pongan
éstos, pues hoy España entera es ya
un gigantesco Valle de los Caídos
sin Cruz, sin Dios y sin ti,
mi general.
Descansa en paz, y si en gloria estás,
por favor, mi general,
ruega por nosotros.
26-9-2019
Doiraje.