"El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo."
(Mc 4,26-27)
He tenido pacientes que eran como esponjas,
y otros que parecían de pedernal.
Y los había, muchos, que parecían una cosa
y eran la contraria:
piedras porosas y agradecidas,
y esponjas duras como un diamante opaco.
Más allá de mi formación y mi experiencia,
siempre me hallaba solo
ante el misterio de su sufrimiento.
Sí, es verdad, aquel padre, aquella madre,
aquella ausencia atroz,
como un abismo en el interior de un pecho;
aquella presencia inevitable,
que aplasta un pecho que ya ni sabe desear.
...Y silencios como puñales,
y puñales como palabras.
Algo se ponía en marcha;
algo que iniciaba yo sólo en parte.
En verdad, uno apoyaba algo
que no nos pertenecía
ni a ellos ni a mí.
31-1-2020
Doiraje.