miércoles, 30 de noviembre de 2016

Lecturas del día, miércoles, 30 de noviembre. Poema "Poema sin nombre (XXXVI)" de Dulce María Loynaz. Breve comentario

Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,9-18):

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en Él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en Él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de Él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18,2-3.4-5

R/.
A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra del Señor
 
Poema:
Poema sin nombre (XXXVI) de Dulce María Loynaz 

He de amoldarme a ti como el río a su cauce,
como el mar a su playa, como la espada a su vaina.
He de correr en ti,

he de cantar en ti,
he de guardarme en ti ya para siempre.
Fuera de ti ha de sobrarme el mundo

como le sobra al río el aire, al mar la tierra,
a la espada la mesa del convite.
Dentro de ti no ha de faltarme

blandura de limo para mi corriente,
perfil de viento para mis olas,
ceñidura y reposo para mi acero.
Dentro de ti está todo; fuera de ti no hay nada.
Todo lo que eres tú está en su puesto;

todo lo que no seas tú me ha de ser vano.
En ti quepo, estoy hecha a tu medida;

pero si fuera en mí donde algo falta, me crezco...
Si fuera en mí donde algo sobra, lo corto. 


http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/poema-xxxvi--0/audio/

Breve comentario

«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Que Jesús fue un gran pescador de hombres, no cabe la menor duda, pero ¿cómo puede hacer de unos vulgares pescadores, cómo puede hacer de cada uno de nosotros, pescadores de hombres? El secreto está en los verbos que Jesús utiliza: venir y seguir. ¿Qué significan en este contexto?: hacerse como Jesús, identificarse con Él, dejarse hacer por Él.

Quizá el mejor modo de describir estos procesos tan inefables sea comparándolos con el amor humano, pues al fin y al cabo se trata de una experiencia de amor. Andrés, Pedro, Santiago o Juan no obedecen a Jesús como por un mandato militar, por una cuestión de disciplina, pues Jesús era un completo extraño que no poseía la menor autoridad sobre ellos. Esta ciega y automática obediencia debe proceder de otro lugar. No podemos imaginar lo que debió de ser la llamada directa de Jesús para los elegidos, su mirada, su voz, su actitud corporal, su presencia dirigiéndose hacia ellos. La fascinación, la atracción, la fuerza de la misma no debe tener precedentes. Los hombres, y más si son hombres endurecidos por la vida, por la certeza de que nadie da nada de forma gratuita, no son fáciles de "pescar". Lo normal en estos casos es desconfiar, mantener la distancia, mostrar escepticismo o incluso desprecio. Sin embargo, a su llamada, de inmediato, lo dejan todo para seguirle. Y lo que sorprende es que esa capacidad de convicción que arrastra voluntades, el Señor la hace extensible a aquellos que le siguen. Jesús era Dios, pero ¿esos humildes pescadores de Galilea, los cristianos de todas las épocas, los de hoy, qué fuerza poseen?

Cuando un alma se deja coger por Dios adquiere de algún modo su espíritu, en cuanto que encarna a Cristo con su vida, su ejemplo y su actitud. Cuando ello ocurre, el cristiano se convierte en perfecto instrumento de la acción de Dios. Sin temor a exagerar puede decirse que Dios opera por medio de él. Cuando se entrega la voluntad y el juicio propios a Dios, el alma no queda vacía o alienada de sí. Al contrario, la naturaleza humana es elevada a su máxima plenitud; en este sentido su poder para influir en otros asimismo se multiplica. No hay nada misterioso en esta luz que desprende el alma que se deja hacer por Dios. Así, los poetas (algunos, santos también) que han llegado a vivir experiencias semejantes, pueden describirlo con gran belleza como una vivencia profunda de amor. Y como muestra un botón en el bellísimo poema de Loynaz, donde la poetisa ama a Dios con la entrega de una mujer enamorada, o bien Dios se deja amar como el amante de su amada.

martes, 29 de noviembre de 2016

Lecturas del día, martes, 29 de noviembre. Poema "Esta tierra" de Francisco Pino. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (11,1-10):
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y entendimiento,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del Señor.
Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias
ni sentenciará de oídas;
juzgará a los pobres con justicia,
sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra;
pero golpeará al violento con la vara de su boca,
y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia será ceñidor de su cintura,
y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero,
el leopardo se tumbará con el cabrito,
el ternero y el león pacerán juntos:
un muchacho será su pastor.
La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas;
el león como el buey, comerá paja.
El niño de pecho retozará junto al escondrijo de la serpiente,
y el recién destetado extiende la mano
hacia la madriguera del áspid.
Nadie causará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
porque está lleno el país del conocimiento del Señor,
como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé
será elevada como enseña de los pueblos:
se volverán hacia ella las naciones
y será gloriosa su morada.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 71,1-2.7-8.12-13.17

R/. Que en sus días florezca la justicia
y la paz abunde eternamente.


Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.

En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,21-24):

En aquella hora Jesús se lleno de la alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Palabra del Señor

Poema:
Esta tierra de Francisco Pino 

No me busques en los montes
por altos que sean,
ni me busques en el mar
por grande que te parezca.
Búscame aquí, en esta tierra
llana, con puente y pinar,
con almena y agua lenta,
donde se escucha volar
aunque el sonido se pierda...


Breve comentario

Sin duda, uno de los motivos de más profunda alegría es saber que tenemos un Dios en absoluto elitista: toda la verdad de su amor puede ser acogida hasta por el más humilde de los hombres. No es preciso ser un gran especialista en su Palabra, ni un iniciado en saberes inaccesibles al común de los mortales, ni indagar en terrenos secretos para conocerle. Todo en Dios es pura transparencia para aquel que lo acoge en su corazón con la misma sencillez de vida con la que vivió y predicó el Mesías su mensaje de salvación. Si Dios es amor, su verdad, su conocimiento, deben ser universales, válidos para toda persona, comprensibles para toda sensibilidad.

De hecho, suele ser común que cuanta más formación acumula alguien, más difícil se le hace abrirse con sencillez a las verdades de Dios e incluso a las verdades de su propia vida. La persona a la que más debo mi formación como psicoterapeuta, profesor universitario y mi terapeuta durante años con el que pude salir del agujero en que me hallaba, y que me llevó de nuevo a la fe y a la vida, me comentó que su mejor paciente, la persona que tenía la mayor y más fresca capacidad de introspección que jamás había conocido en su amplia experiencia profesional fue una humilde empleada de la limpieza. Sin embargo, cuando trataba a personas de gran cultura, catedráticos de universidad y exitosos profesionales liberales, los tratamientos apenas solían avanzar o eran abortados por ellos, debido a la montaña de prejuicios y resistencias que erigían ante el más pequeño atisbo de verdad de sus íntimos dolores y fracasos.

Demos gracias a Dios por ser sus hijos, pues por nuestros méritos, ninguno seríamos dignos de tener semejante Padre. Sólo los humildes perciben con claridad su pequeñez ante semejante amor. No nos defendamos con nuestras ridículas trampas a quien se abre para amarnos con el amor más puro. Dios no nos exige escalar grandes montañas o surcar vastos mares: su camino está muy cerca, y lo puede recorrer desde el niño más pequeño hasta el anciano más vencido por los años:
"Búscame aquí, en esta tierra
llana, con puente y pinar,
con almena y agua lenta,
donde se escucha volar
aunque el sonido se pierda..."

lunes, 28 de noviembre de 2016

Lecturas del día, lunes, 28 de noviembre. Poema "El soldado español de los Tercios" de Pedro Calderón de la Barca. Breve comentario


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (2,1-5):

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén.
En los días futuros estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cumbre de las montañas,
más elevado que las colinas.
Hacia él confluirán todas las naciones,
caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.
Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
la palabra del Señor de Jerusalén».
Juzgará entre las naciones,
será árbitro de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, venid;
caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios
Salmo
Sal 121,1-2.4-5.6-7.8-9

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.


¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,5-11):

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho». Le contestó: «Voy yo a curarlo». Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Palabra del Señor

Poema:
El soldado español de los Tercios de Pedro Calderón de la Barca

Este ejército que ves
vago al yelo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que él adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira cómo procede.


Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mejor cualidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho
no adorna el vestido el pecho
que el pecho adorna al vestido.


Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.


Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.


Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el honor, la bizarría,
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados.


https://vimeo.com/68340552

Breve comentario

En homenaje a aquel viejo centurión, cuya fe impresionó hasta la admiración al Señor, a tal punto que le arrancó las palabras más elogiosas que dedicara a ser humano alguno: "No he encontrado en nadie tanta fe". Y con aquel oficial romano, a todas las personas que en todo tiempo y circunstancia, militares o no, supieron reconocer la verdad, y supieron obedecer a ella hasta entregar su vida. 

domingo, 27 de noviembre de 2016

Lecturas del día, domingo, 27 de noviembre, 1º de Adviento. Poema "Frente al misterio, estoy de nuevo alerta..." de Julia Prilutzky. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del Profeta Isaías 2,1-5.

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén.
En los días futuros estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cumbre de las montañas,
más elevado que las colinas.
Hacia él confluirán todas las naciones,
caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.
Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
la palabra del Señor de Jerusalén».
Juzgará entre las naciones,
será árbitro de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, venid;
caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5. 6-7. 8-9

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor,
nuestro Dios, te deseo todo bien. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 13,11-14.

Hermanos: Comportaos reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24,37-44.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Palabra del Señor

Poema:
"Frente al misterio estoy, de nuevo alerta..." de Julia Prilutzky

Frente al misterio estoy, de nuevo alerta,
frente al amor quizá, frente al oscuro
despertar sin urgencia y sin apuro,
pero la mano tiembla ante la puerta.

Yo creía estar muerta. Yo estoy muerta:
nada hay en mí tan cierto o tan seguro.
Pero crece mi sombra contra el muro
y la mano se extiende. Y está abierta.

¿Cómo será su amor – amor – conmigo,
cómo ha de ser: espectador, testigo
o superado actor del viejo drama?

¿Cómo será ese afán que me despoja,
su esperanza, su grito, su congoja,
y cómo las cenizas de su llama? 

Breve comentario

El comienzo del Adviento entronca perfectamente con la finalización ayer del pasado ciclo litúrgico. Se nos repite en el evangelio de Mateo y en la carta de Pablo a los Romanos un mensaje similar al de ayer de Lucas: estemos vigilantes, despiertos a la espera del Señor que ha de venir. Mantengamos actitudes y comportamientos dignos como corresponden a los buenos servidores.

Y es que Dios siempre viene a nuestro encuentro. Vendrá en esta próxima Navidad, como culminación del misterio de su Encarnación; vendrá en la Parusía, al final de los tiempos, en fecha desconocida. Y también sale a nuestro encuentro de forma cotidiana en espíritu cuando le buscamos con corazón sincero y entregado, cuando acudimos a los sacramentos de forma adecuada, cuando meditamos su Palabra, cuando en verdad salimos de nosotros mismos para buscar al otro como hermano.

Realmente debemos estar vigilantes siempre. Estar vigilante o alerta no significa que debamos vivir en la desconfianza, oteando siempre posibles peligros. Significa una actitud de respeto por aquel a quien le debemos un amor que no merecemos y del que no somos capaces de corresponder en grado ni en valor más que con nuestra entrega del juicio y la voluntad propios, con una obediencia confiada en la bondad de quien nos ama.

Por supuesto, este es un camino no fácil, escarpado, lleno de obstáculos, en el que recorremos grandes distancias en tinieblas, en noche oscura, en medio de dudas, de soledad, de todo tipo de tentaciones que sufrimos por el mero hecho de vivir. Para poder peregrinar por esta vida sin perder el rumbo, por el camino que Dios nos indica (que es Él), debemos estar preparados, alerta y en la mejor disposición. Por ello, la liturgia católica, siguiendo al Espíritu Santo, siempre nos concede un tiempo dilatado de preparación para capacitarnos en vivir de forma adecuada el misterio de su amor, el encuentro con Él. Ahora ese tiempo que hoy se abre es el del Adviento para la Navidad, como posteriormente será la Cuaresma para preparar los misterios excelsos de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor; y tras éstos, el tiempo pascual en que aprendemos a gozar de su victoria. Hagamos, así, nuestra la actitud de la poetisa:  "Frente al misterio estoy, de nuevo alerta".  

sábado, 26 de noviembre de 2016

Lecturas del día, sábado, 26 de noviembre. Poema "¿Y ahora qué?" de William Butler Yeats. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (22,1-7):

El ángel del Señor me mostró a mí, Juan, un río de agua de vida, reluciente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de su plaza, a un lado y otro del río, hay un árbol de vida que da doce frutos, uno cada mes. Y las hojas del árbol sirven para la curación de las naciones. Y no habrá maldición alguna. Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le darán culto. Y verán su rostro, y su nombre está sobre sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz de sol, porque el Señor Dios los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos. Y me dijo: «Estas son palabras fieles y veraces; el Señor, Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos lo que tiene que suceder pronto. Mira, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras proféticas de este libro».

Palabra del Señor

Salmo

Sal 94

R/.
Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos. R/.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,34-36):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Palabra del Señor

Poema:
¿Y ahora qué? de William Butler Yeats

En la escuela imaginaron sus camaradas preferidos 
que él llegaría a ser hombre famoso;
y él lo mismo pensó y vivió en esa idea,
sus veinte años repletos de trabajos:
«¿Y, ahora, qué? -cantaba el espectro de Platón-. ¿Y, ahora, qué

Todo lo que escribía se leía, 

y años más tarde ganó
dinero suficiente para lo necesario,
amigos que en verdad fueron amigos;
«¿Y, ahora, qué? -cantaba el espectro de Platón-. ¿Y, ahora, qué

Sus sueños más felices se realizaron
-una vieja casita, mujer, hija e hijo,
y un terreno donde crecían el repollo y el ciruelo-,
y poetas e ingenios congregaba;
«¿Y, ahora, qué? -cantaba el espectro de Platón-. ¿Y, ahora, qué

«El trabajo está hecho -pensó ya viejo-
de acuerdo con mi plan juvenil;
y que rabien los necios, en nada me aparté de ese orden,
algo que se llevó a la perfección»;
mas cantaba el espectro aún más alto: «¿y, ahora, qué?»

What then?

HIS chosen comrades thought at school
He must grow a famous man;
He thought the same and lived by rule,
All his twenties crammed with toil;
'What then?' sang Plato's ghost. 'What then?'

Everything he wrote was read,
After certain years he won
Sufficient money for his need,
Friends that have been friends indeed;
'What then?' sang Plato's ghost. ' What then?'

All his happier dreams came true --
A small old house, wife, daughter, son,
Grounds where plum and cabbage grew,
poets and Wits about him drew;
'What then.?' sang Plato's ghost. 'What then?'

The work is done,' grown old he thought,
'According to my boyish plan;
Let the fools rage, I swerved in naught,
Something to perfection brought';
But louder sang that ghost, 'What then?' 


Breve comentario

Con esta lectura finaliza el ciclo litúrgico que se abrió hace un año con el Adviento de las últimas Navidades. Mañana comienza uno nuevo, con las lecturas de Adviento de este año para prepararnos a celebrar el nacimiento del Señor.
 
La advertencia final que hoy nos hace el Señor es inequívoca. Hemos de tener cuidado en no malgastar nuestra vida en los afanes pasajeros y en las tentaciones que la pueblan. Entre otras razones porque no sabemos cuándo será nuestro final. Es comprensible, y hasta cierto punto adecuado, vivir como si no fuéramos a morir jamás. Pero lo cierto es que nos morimos todos, y que el momento de nuestra muerte puede ser literalmente cualquiera. No se puede vivir esperando siempre una muerte inminente; una vida así sería patológica e insufrible. Pero no debemos perder la perspectiva de que la vida no nos pertenece, que es un don de Dios en préstamo, del cual nos pedirá cuenta. Cuando muramos será el Señor y no Platón quien nos preguntará: "¿Y ahora qué?"  

viernes, 25 de noviembre de 2016

Lecturas del día, viernes, 25 de noviembre. Poema "Oración" de Alfonso Albalá

Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (20,1-4.11-15):

Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Sujetó al dragón, la antigua serpiente, o sea, el Diablo o Satanás, y lo encadenó por mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y puso un sello encima, para que no extravíe a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que ser desatado por un poco de tiempo. Vi unos tronos y se sentaron sobre ellos, y se les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente ni en la mano. Estos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años. Vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. De su presencia huyeron cielo y tierra, y no dejaron rastro. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros. El mar devolvió a sus muertos, Muerte y Abismo devolvieron a sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después, Muerte y Abismo fueron arrojados al lago de fuego —el lago de fuego es la muerte segunda—. Y si alguien no estaba escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego. Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 83

R/.
He aquí la morada de Dios entre los hombres.

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío. R/.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichoso el que encuentra en ti su fuerza.
Caminan de baluarte en baluarte. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Palabra del Señor
 
Poema:
Oración de Alfonso Albalá
 
Dame, Señor, sus ojos,
para saber de Ti en el Evangelio...
 
Es pura, y no pensó, quizá, nunca en la muerte:
su carne, transparente, igual que el agua quieta,
como agua mansa pasa por mi recuerdo ahora...
 
Ahora no me importaría morir:
como si Tú me limosnaras,
su mano me ha de darte.
Para volverme a tus zaguanes
-¿por qué, si no me necesitas?-
me sonríes siempre, desde ella,
y le diste esos ojos hondamente bellos
para más amistarnos,
y perder este oscuro miedo a la otra orilla.
 
¿Se pensó alguna vez tu muerte?
Por hacerte oración habrá venido:
ella es una canción.
 
Ahora, no me importaría morir.
Y pienso que es ella, al decirla;
que ella me hace el vivir de tu presencia.
Dame, Señor, sus ojos,
para saber de Ti en el Evangelio.
 
No me dejes profanarla:
si así ha de ser, prefiero no entrar en sus cancelas.
No me importan sus pechos.
Quiero oír tu voz desde su carne,
que es ella una canción.
-Lo eterno es una canción sólo-.
 
Tu cauce es ancho, muerte, vieja amiga.
Desde tu orilla esperaré mis siempres:
mis hijos, nuestros hijos...
¡Siempre canción, mujer, hermana muerte!

jueves, 24 de noviembre de 2016

Lecturas del día, jueves, 24 de noviembre. Poema "El ángel bueno" de Juan Bautista Arriaza. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (18,1-2.21-23;19,1-3.9a):

Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo con gran autoridad, y la tierra se deslumbró con su resplandor. Y gritó con fuerte voz: «Cayó, cayó la gran Babilonia. Y se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo, en guarida de todo pájaro inmundo y abominable. Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la precipitó al mar diciendo: «Así, con este ímpetu será precipitada Babilonia, la gran ciudad, y no quedará rastro de ella. No se escuchará más en ti la voz de citaristas ni músicos, de flautas y trompetas. No habrá más en ti artífices de ningún arte; y ya no se escuchará en ti el ruido del molino; ni brillará más en ti luz de lámpara; ni se escuchará más en ti la voz del novio y de la novia, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones». Después de esto oí en el cielo como el vocerío de una gran muchedumbre, que decía: «Aleluya, la salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía la tierra con sus fornicaciones, y ha vengado en ella la sangre de sus siervos». Y por segunda vez dijeron: «¡Aleluya!». Y el humo de su incendio sube por los siglos de los siglos. Y me dijo: «Escribe: “Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero”».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 99,2.3.4.5

R/.
Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.

El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,20-28):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».

Palabra del Señor

Poema:
El ángel bueno de Juan Bautista Arriaza

Vino el que yo quería,
el que yo llamaba.
No aquel que barre cielos sin defensas,
luceros sin cabañas,
lunas sin patria,
nieves.
Nieves de esas caídas de una mano,
un nombre,
un sueño,
una frente.
No aquel que a sus cabellos
ató la muerte.
El que yo quería.
Sin arañar los aires,
sin herir hojas ni mover cristales.
Aquel que a sus cabellos
ató el silencio.
Para sin lastimarme,
cavar una ribera de luz dulce en mi pecho
y hacerme el alma navegable.

Breve comentario

"(...) levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación". Los cristianos que han intentado seguir al Señor en su vida, que, a pesar de sus debilidades, no han dejado de rezarle, de tenerlo presente, de quererle, no deben vivir la muerte o el final de los tiempos con angustia. No es necesario: son, en efecto, momentos de liberación, no de condenación. Dios verá en cada caso la verdad de cada vida, pero quien no renegó de Él y murió acogido a su esperanza, no sufrirá la condenación eterna. Por esto, el Señor señala que no se tenga miedo a pesar de los signos definitivos de su Parusía. No hay nada que temer para aquellos que esperan al que ha de venir, y que por fin aparece. Para los que no le conocieron, para los que con consciencia lo ignoraron o lo rechazaron, harán bien en sentir pánico y terror: todas las cuentas pendientes quedarán entonces definitivamente saldadas. 

La venida última del Señor será como la aparición de un ángel bueno, el Ángel de todos los ángeles, la Bondad sobre toda bondad. En este poema, de una modernidad en estructura, léxico y forma sorprendentes para un poeta que vivió a caballo entre los siglos XVIII y XIX, se refleja esta plena confianza en quien ha de venir como la liberación final de nuestros sufrimientos y dificultades. Con esa fe y esperanza sepamos esperar a quien en verdad esperamos, más allá de todas nuestras equivocaciones, limitaciones, heridas no restañadas o desencuentros imposibles ya de resolver:
"Vino el que yo quería,
el que yo llamaba.
(...)
Para sin lastimarme,
cavar una ribera de luz dulce en mi pecho
y hacerme el alma navegable."

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Lecturas del día, miércoles, 23 de noviembre. Poema "En la sombra" de Dámaso Alonso


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (15,1-4):

Y, Juan, vi en el cielo otro signo, grande y maravilloso: Siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se consuma la ira de Dios. Vi una especie de mar de vidrio mezclado con fuego; los vencedores de la bestia, de su imagen y del número de su nombre estaban de pie sobre el mar cristalino; tenían en la mano las cítaras de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: «Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios omnipotente; justos y verdaderos tus caminos, rey de los pueblos. ¿Quién no temerá y no dará gloria a tu nombre? Porque vendrán todas las naciones y se postrarán ante ti, porque tú solo eres santo y tus justas sentencias han quedado manifiestas».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.7-8.9

R/.
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R/.

Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,12-19):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio. Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Palabra del Señor

Poema:
En la sombra de Dámaso Alonso
  
Sí: tú me buscas.

A veces en la noche yo te siento a mi lado,
que me acechas,
que me quieres palpar,
y el alma se me agita con el terror y el sueño,
como una cabritilla, amarrada a una estaca,
que ha sentido la onda sigilosa del tigre
y el fallido zarpazo que no incendió la carne,
que se extinguió en el aire oscuro.

Sí: tú me buscas.

Tú me oteas, escucho tu jadear caliente,
tu revolver de bestia que se hiere en los troncos,
siento en la sombra
tu inmensa mole blanca, sin ojos, que voltea
igual que un iceberg que sin rumor se invierte en el
agua salobre.

Sí: me buscas.
Torpemente, furiosamente lleno de amor me buscas.

No me digas que no. No, no me digas
que soy náufrago solo
como esos que de súbito han visto las tinieblas
rasgadas por la brasa de luz de un gran navío,
y el corazón les puja de gozo y de esperanza.
Pero el resuello enorme
pasó, rozó lentísimo, y se alejó en la noche,
indiferente y sordo.

Dime, di que me buscas.
Tengo miedo de ser náufrago solitario,
miedo de que me ignores
como al náufrago ignoran los vientos que le baten,
las nebulosas últimas, que, sin ver, le contemplan.

martes, 22 de noviembre de 2016

Lecturas del día, martes, 22 de noviembre. Poema "Resurrecciones" de Julio Flórez. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (14,14-19):

Yo, Juan, miré, y apareció una nube blanca; y sentado sobre la nube alguien como un Hijo de hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro y en su mano una hoz afilada. Salió otro ángel del santuario clamando con gran voz al que estaba sentado sobre la nube: «Mete tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues ya está seca la mies de la tierra». El que estaba sentado encima de la nube metió su hoz sobre la tierra y la tierra quedó segada. Otro ángel salió del santuario del cielo, llevando él también una hoz afilada. Y del altar salió otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego, y gritó con gran voz al que tenía la hoz afilada, diciendo: «Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque los racimos están maduros». El ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 95,10.11-12.13

R/.
Llega el Señor a regir la tierra.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R/.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R/.

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,5-11):

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida». Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?». Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida». Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

Palabra del Señor

Poema:
Resurrecciones de Julio Flórez

Algo se muere en mí todos los días;
la hora que se aleja me arrebata,
del tiempo en la insonora catarata,
salud, amor, ensueños y alegrías.

Al evocar las ilusiones mías,
pienso: "¡yo, no soy yo!" ¿por qué, insensata,
la misma vida con su soplo mata
mi antiguo ser, tras lentas agonías?

Soy un extraño ante mis propios ojos,
un nuevo soñador, un peregrino
que ayer pisaba flores y hoy... abrojos.

Y en todo instante, es tal mi desconcierto,
que, ante mi muerte próxima, imagino
que muchas veces en la vida...he muerto.

Breve comentario

"(...) pero el fin no será enseguida", nos dice el Señor, aunque abunden los signos que parezcan anunciarlo. Estamos en los días postreros del ciclo litúrgico, los que se dedican por ello a la visión escatológica de nuestro peregrinar en esta vida. Si la vida tiene un sentido, su final también. Venimos aquí por algo, y de esta vida en préstamo tendremos que rendir cuentas. El Señor advierte a sus coetáneos que el gran templo de Jerusalén será destruido por completo, y que tal cosa no significará el final de los tiempos. Dios no desaparece ni tampoco aparece en su venida definitiva por la desaparición del templo: Dios no es el templo.

El final de nuestras vidas viene anunciado no sólo por la enfermedad o la vejez, por el paso del tiempo: viene dado por el proceso de maduración que da la experiencia de la vida abierta a la verdad. Un alma en búsqueda está constantemente renaciendo al hombre nuevo y muriendo al viejo. Este es un proceso que dura lo que la propia vida en aquel que está comprometido con esta exigencia, que es exigencia de amor. El final de esta maduración, en efecto, no llega casi nunca enseguida, aunque entremos en crisis, aunque parezca que todo nos golpea, aunque todo parezca que se hunde a nuestro alrededor. Para renacer hay que morir primero. "No tengáis pánico", nos dice el Señor, frase que nos recuerda las primeras palabras del pontificado de san Juan Pablo II. Pasaremos tribulaciones, pero Él ha vencido al mundo (Jn 16,33), palabras que han marcado mi accidentado camino de conversión, sin las cuales me hubiera creido definitivamente muerto en una de tantas de mis muertes. Pero sigo aquí, como todos, buscándole, avanzando, muriendo, naciendo... Resucitando en sucesivas resurrecciones:
"(...) ante mi muerte próxima, imagino
que muchas veces en la vida...he muerto."

lunes, 21 de noviembre de 2016

Lecturas del día, lunes, 21 de noviembre. Poema "La vieja que echa su limosna" de Ignacio de Luzán. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (14,1-3.4b-5):

Yo, Juan, miré y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabados en la frente su nombre y el nombre de su Padre. Oí también como una voz del cielo, como voz de muchas aguas y como voz de un trueno poderoso; y la voz que escuché era como de citaristas que tañían sus cítaras. Estos siguen al Cordero adondequiera que vaya. Estos fueron rescatados como primicias de los hombres para Dios y el Cordero. En su boca no se halló mentira: son intachables.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/.
Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,1-4):

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo: «En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor
 
Poema:
La vieja que echa su limosna de Ignacio de Luzán
 
La vieja que al oro i plata
sus dos monedas añade,
ésta como liberal
más que los demás se aplaude,
porque los demás sus dones
por vana gloria reparten;
ésta poco da, pero es
sólo Dios a quien lo trae. 
 
Breve comentario
 
Decía santa Teresa de Calcuta que hay que amar hasta que duela. ¡Qué pocos son capaces de semejante entrega! Da miedo darse de ese modo. A mí también me lo da. La viuda ofrece todo lo que tiene. Cuando se ama siempre es así: una entrega total. Cuando menos fe tenemos, más nos dedicamos a pesadas planificaciones, a cavilaciones en las que sopesamos los riesgos, los costes, las consecuencias. Esta actitud tiene su lógica en un mundo que exige ser precavidos, pues de equivocarte nadie vendrá en tu auxilio, por lo general. Es necesario en tales casos definir unos objetivos claros y los instrumentos adecuados con los que realizarlos para que el resultado de nuestra apuesta sea exitoso.

Pero cuando lo que se requiere no es tanto rendir un fruto, sino darse porque se ama, lo mejor es hacerlo sin echar cálculos. No sabemos cómo comió ese día y los siguientes la viuda, pero el premio de su entrega saciará todas sus necesidades. Ella entendió con toda claridad que no era salir de la pobreza material lo que debía pedir al Señor, sino que el Señor se hiciera presente en su corazón todos los días de su vida. Y cuidaba a su amor como podía, dándose por entera: limosna, oración, cuidado del templo... Sabe que ese será su mejor alimento, el que sacie toda su hambre. Porque cuando se sabe dar, también se sabe recibir, disfrutar con una dicha desconocida hasta del don más pequeño y cotidiano, pues ya todo es vivido como una gracia de Dios, como un regalo. 

Se acaba el año litúrgico esta semana. El domingo que viene ya será el primero del Adviento, el tiempo de preparación de la Navidad. Que nos vayamos acercando a este final con la actitud de la viuda pobre para ir recibiendo al Señor de forma adecuada, Él que también llegó a nosotros del modo más humilde.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Lecturas del día, domingo, 20 de noviembre, Jesucristo Rey del Universo. Poema "Cristo pregunta al pecador" de Cecilia del Nacimiento. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-3):

En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebrón y le dijeron: «Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”». Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 121,1-2.4-5

R/.
Vamos alegres a la casa del Señor.

Qué alegría cuando me dijeron:
¡«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,12-20):

Hermanos: Demos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles. Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades; todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (23,35-43):

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Palabra del Señor
 
Poema:
Cristo pregunta al pecador de Cecilia del Nacimiento
 
¿Quién eres, hombre? Tu hechura.
¿Para qué te crié?
Para amarte.
¿En qué gastas tu vida?
En deshonrarte.
¿Quién eso te enseñó?
Mi gran locura.

Y ¿qué piensas hacer? Buscar la cura.
Y ¿cuál es la mejor?
A ti buscarte.
¿Por dó has de comenzar?
Por suplicarte…
que mires que me hiciste a tu figura.

¿Quién te ha parado tal?
Y dime, ¿qué has perdido?
Tu privanza.
Sin ella, ¿a dónde vives?
En tormento.

¿Qué te hace a Mí venir? La confianza.
¿Y sabes que te oiré?
En un momento...
 pues sé que todo el bien por Ti se alcanza.

Breve comentario

Hoy celebramos que Jesucristo es el Rey del Universo. El Señor es un Rey tan especial que en vez de conmemorar, como se haría con cualquier otro de mucha menor entidad, sus grandes victorias, sus hazañas bélicas, sus grandes conquistas, nos ponemos los cristianos a leer el pasaje en que se recoje su máxima humillación: su muerte en la cruz en medio de la burla general de los que asistían divertidos a semejante espectáculo.

La grandeza de su reino no es la de los reyes terrenales: es la del amor. Y lo central del pasaje es que el Señor hasta en la más terrible de las situaciones, perdona, acoge y salva al que le reconoce como Rey, como Salvador del mundo. Y ese fue Dimas, el buen ladrón.

Cuando uno se sabe pecador, cuando toma conciencia de su propia miseria en profundidad, constata su enorme pequeñez y lo indignos que somos de recibir el perdón y el amor de Dios. Una de las experiencias más hermosas que me han ocurrido en mi proceso de conversión y de crecimiento en la fe es identificarme con san Dimas, verme crucificado por mis culpas y acogido por el Señor. No sé lo que viviré, pero de mi indignidad frente a Dios no he perdido ni un ápice de conciencia. Y también espero que el Señor me acoja en su presencia, aunque antes haya de purificarme en larga estancia en el Purgatorio. Copio aquí de nuevo (pues ya lo colgué como poema escogido) un soneto que compuse hace unos años sobre esta figura para mí central en mi camino de fe:

EL BUEN LADRÓN

Me duelen estos clavos que maldigo,
me duelen esas risas humillantes,
me duelen los silencios resonantes,
me duele este dolor que no persigo.

Me duelen las ausencias de un amigo,
me duele tanta envidia amenazante,
me duele estar expuesto y expectante,
me duele estar sin ti y estar contigo.

Me duele no haber sido de otro modo,
me duele que me duelan mis errores,
y me duele encontrarte ya tan tarde,

clavado en esta cruz el que es el Todo.
Acuérdate de mí, de mis dolores,
que es un deseo de ti lo que me arde.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Lecturas del día, sábado, 19 de noviembre. Poema "Resurrección" de Vladimir Holan. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (11,4-12):

Me fue dicho a mí, Juan: «Aquí están dos testigos míos, estos son los dos olivos y los dos candelabros que están ante el Señor de la tierra. Y si alguien quiere hacerles daño, sale un fuego de su boca y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, es necesario que muera de esa manera. Estos tienen el poder de cerrar el cielo, para que no caiga lluvia durante los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plagas siempre que quieran.
Y cuando hayan terminado su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres yacerán en la plaza de la gran ciudad, que se llama espiritualmente Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado. Y gentes de los pueblos, tribus, lenguas y naciones contemplan sus cadáveres durante tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en un sepulcro. Y los habitantes de la tierra se alegran por ellos y se regocijan y se enviarán regalos unos a otros, porque los dos profetas fueron un tormento para los habitantes de la tierra». Y después de tres días y medio, un espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie, y un gran temor cayó sobre quienes los contemplaban. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: «Subid aquí». Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos se quedaron mirándolos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 143,1.2.9-10

R/.
¡Bendito el Señor, mi alcázar!
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R/.

Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y refugio,
que me somete los pueblos. R/.

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo, de la espada maligna. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (20,27-40):

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer». Jesús les dijo: «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos». Intervinieron unos escribas: «Bien dicho, Maestro». Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor

Poema:
Resurrección de Vladimir Holan

¿Que después de esta vida tengamos que despertarnos un día aquí
al estruendo
terrible de trompetas y clarines?
Perdona, Dios, pero me consuelo
pensando que el principio de nuestra resurrección, la de todos los [difuntos,
lo anunciará el simple canto de un gallo…
 
Entonces nos quedaremos aún tendidos un momento...
La primera en levantarse
será mamá… La oiremos
encender silenciosamente el fuego,
poner silenciosamente el agua sobre el fogón
y coger con sigilo del armario el molinillo de café.
Estaremos de nuevo en casa.

Breve comentario

Nadie sabe cómo será ese misterioso paso de esta vida terrena a la vida eterna que llamamos resurrección. Que lo que estaba muerto revivirá es lo poco que podemos afirmar. El cómo y el qué de esa nueva vida es un misterio para nosotros impenetrable. Así, es lógico que el hombre se imagine ese paso de forma muy terrenal, como una etapa más de la vida que aquí hemos conocido. Los saduceos plantean al Señor cuestiones que no tienen el menor sentido en el otro mundo (y podríamos decir que en este tampoco, pues el problema por el que consultan es ridículo por capcioso, improbable y rocambolesco). 

El poeta tampoco sabe mucho, y piensa como los saduceos que la resurrección será una manifestación conocida de nuestra experiencia vital. Con no pequeña ironía, se imagina una entrañable escena hogareña, infantil, en que su madre le despertará del largo sueño con la misma ternura de siempre para prepararle el desayuno. Al menos, Holan no quería ser capcioso: Dios, siendo amor, nos despertará con cariño.

No me imagino cómo será ese tránsito último, como tampoco me logro imaginar el Juicio Final, aunque espero algo más que la escena entrañable de Holan o los intrincados problemas conyugales de los saduceos, siquiera sea porque no añoro mi infancia tanto como para querer volver a revivirla, ni en la forma de los sustanciosos desayunos que nos hacía nuestra madre para afrontar la jornada escolar. En lo que tengo puesta mi esperanza es que el Señor tenga en cuenta lo que le amé, aunque sea con la torpeza de todos mis pecados; lo que le rogué, aunque le rogase mal y cosas que no me convenían; mis miedos que me impidieron ser mejor y las heridas que no supe resolver en esta vida. En fin, que aunque muy probablemente sea carne de purgatorio por mucho mucho tiempo (¿cómo se mide el tiempo en el no-tiempo, en la eternidad?), el Señor no se fije sólo en mis pecados, muchos y variados, sino en lo que realmente quise ser a su sombra: su hijo. 

Y en ello estamos sea como fuere ese tránsito. Que Su amor se exprese en algo más que en unas sabrosas tostadas que no añoro.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Lecturas del día, viernes, 18 de noviembre. Poema "Sobre la temporada en Barcelona" de José Agustín Goytisolo. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (10,8-11):

Yo, Juan, escuché la voz del cielo que se puso a hablarme de nuevo diciendo: «Ve a tomar el librito abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra». Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el librito. Él me dice: «Toma y devóralo; te amargará en el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel». Tomé el librito de mano del ángel y lo devoré; en mi boca sabía dulce como la miel, pero, cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor. Y me dicen: «Es preciso que profetices de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reinos».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 118,14.24.72.103.111.131

R/.
¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!

Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R/.

Tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros. R/.

Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca! R/.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón. R/.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,45-48):

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”». Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.

Palabra del Señor

Poema: 
Sobre la temporada en Barcelona de José Agustín Goytisolo
  
Cuando llega el otoño las gentes de esta bendita ciudad
comienzan a telefonearse rápidamente
organizan tremendas fiestas y se besan y se saludan
hola qué tal cuánto tiempo te quiero mucho llámame.

Entonces yo me afeito con cuidado
pongo una de mis caras más miserables
guardo un par de Alka-Seltzer en el bolsillo
e inauguro mi vida social.

Algunas veces aterrizo en blandas casas
en donde me reciben con aparente sorpresa
y después de saludar a los anfitriones
tomo un vodka con hielo y comienzo a decir estupideces
a fin de aterrorizar a la concurrencia.

En otras ocasiones el éxito no es tan claro
ya que me veo metido en serias discusiones sobre el futuro del país
en apartamentos en donde sólo dan vino tinto
y nadie lleva corbata por el qué dirán.

Lo peor son las reuniones en editoriales
en las que siempre aparece un uruguayo con mirada de buey
que acostumbra a emborracharse y a cantar tangos
y acaba recordando a su querida mamacita.

En estos casos yo ataco al imperialismo norteamericano
me tomo varios martinis secos y firmo autógrafos
y procuro esquivar a las ávidas matronas
que me persiguen por los pasillos y lavabos.

Así se nos echa encima la Navidad
y el cartero deja sobre la mesa un montón de felicitaciones
de personas que he visto hace menos de veinticuatro horas
o de individuos a los que no conozco y que me ofrecen
su amistad o un nuevo detergente o sus mejores deseos
para el maldito próspero Año Nuevo.

De este modo vivo y procuro eludir
la multitud de trampas que me tienden
abandonando las fiestas por la puerta trasera
acariciando a las niñas y duchándome
mientras espero con paciencia que el ambiente se calme.

Está claro que podría hacer mucho mejor las cosas
y tener una agenda y acordarme de todo
pero no tengo tiempo porque quiero ir a casa
y meterme en la cama y perpetrar un poema
después de haberme duchado por enésima vez. 


http://www.ivoox.com/sobre-temporada-barcelona-17-antologia-personal-audios-mp3_rf_502087_1.html

Breve comentario

El hombre es capaz de construir y de destruir, de ennoblecer y de degradar. Lo primero suele ser más costoso y lento de lograr; lo segundo, sumamente fácil. Sea como fuere, somos nosotros mismos los que nos degradamos o ennoblecemos, los que nos alzamos o nos destruimos con nuestras acciones. El templo de Dios es degradado por los mercaderes que lo han pervertido con su actividad: un lugar de oración es transformado por la miseria de algunos hombres, y tolerado por la comunidad, en un antro de negocios. Ese lugar de oración, ese templo de Dios, somos nosotros mismos también, en toda su integridad, no sólo en nuestra dimensión corpórea.

Vivimos una época en que toda verdad, todo compromiso, corre el riesgo no sólo de ser criticado, sino simplemente ridiculizado precisamente porque supone lo que refleja: una confianza en una empresa, una firmeza, una apuesta o una opción incompatible con otras. En unos tiempos en donde todo vale, es decir, en donde nada vale nada, cualquiera puede poner en solfa lo más serio del modo más trivial. A veces, simplemente por puro narcisismo. Ciertamente es muy fácil destruir. Construir, plantar cara, definirse, eso ya es otra cosa. El que abre camino hoy, sobre todo en el terreno ético, está más solo que nunca. Sólo cuando con su esfuerzo ha avanzado significativamente se apuntan los "valientes" de última hora para tener su momento de gloria. Pero cuando se está solo, no es claro cómo vas a salir en tu empeño. En tales casos, la fe se ha de poner en otro sitio, en otra Persona que las que te rodean. 

En el poema elegido Goytisolo describe con lucidez y humor la tremenda mediocridad de nuestra vida burguesa, estúpida, banal y vacía. Lo más penoso son  los que aspiran a tener este estatus. Se mueren de ganas en imitarles en lo más aborrecible de ese mundo al que aún no pertenecen. Y esta es la sociedad que hemos hecho con nuestra gran productividad material, y nuestra gigantesca (verdaderamente sin precedentes) inanidad moral. Ni un ápice de verdad en nuestras vidas: sólo un mero pasar entre futilidades, maledicencias, chismorreos, egos y apariencias. Occidente se ha convertido en un gigantesco vacío; el templo de Dios que fue ha sido arrasado por la mentalidad de los mercaderes y de las mujeres ociosas. ¿Quién vendrá con el látigo para expulsarlos? Deberíamos ser los cristianos. Pero ¡ay, los cristianos...! ¿Queda fe para ese esfuerzo? De momento no se la ve, ni siquiera en la cátedra de Pedro.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Lecturas del día, jueves, 17 de noviembre. Poema "A sus paisanos" de Luis Cernuda. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (5,1-10):

Yo, Juan, vi en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso, que pregonaba en alta voz: «¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?». Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni mirarlo. Yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el libro y de mirarlo. Pero uno de los ancianos me dijo: «Deja de llorar; pues ha vencido el león de la tribu de Judá, el retoño de David, y es capaz de abrir el libro y sus siete sellos». Y vi en medio del trono y de los cuatro vivientes, y en medio de los ancianos, a un Cordero de pie, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra. Se acercó para recibir el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono. Cuando recibió el libro, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero; tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo: «Eres digno de recibir el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado, y con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinarán sobre la tierra».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b

R/.
Aleluya

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.

V/. Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.

V/. Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,41-44):

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía: «Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos. Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».

Palabra del Señor
 
Poema:
A sus paisanos de Luis Cernuda 

No me queréis, lo sé, y que os molesta
Cuanto escribo. ¿Os molesta? Os ofende.
¿Culpa mía tal vez o es de vosotros?
Porque no es la persona y su leyenda
Lo que ahí, allegados a mí, atrás os vuelve.
Mozo, bien mozo era, cuando no había brotado
Leyenda alguna, caísteis sobre un libro
Primerizo lo mismo que su autor: yo, mi primer libro.
Algo os ofende, porque sí, en el hombre y su tarea.

 

¿Mi leyenda dije? Tristes cuentos
Inventados de mí por cuatro amigos
(¿Amigos?), que jamás quisisteis
Ni ocasión buscasteis de ver si acomodaban
A la persona misma así traspuesta.
Mas vuestra mala fe los ha aceptado.
Hecha está la leyenda, y vosotros, de mí desconocidos,
Respecto al ser que encubre mintiendo doblemente,
Sin otro escrúpulo, a vuestra vez la propaláis.

 

Contra vosotros y esa vuestra ignorancia voluntaria,
Vivo aún, sé y puedo, si así quiero, defenderme.
Pero aguardáis al día cuando ya no me encuentre
Aquí. Y entonces la ignorancia,
La indiferencia y el olvido, vuestras armas
De siempre, sobre mí caerán, como la piedra,
Cubriéndome por fin, lo mismo que cubristeis
A otros que, superiores a mí, esa ignorancia vuestra
Precipitó en la nada, como al gran Aldana.

 

De ahí mi paradoja, por lo demás involuntaria,
Pues la imponéis vosotros: en nuestra lengua escribo,
Criado estuve en ella y, por eso, es la mía,
A mi pesar quizá, bien fatalmente. Pero con mis expresas [excepciones,
A vuestros escritores de hoy ya no los leo.
De ahí la paradoja: soy, sin tierra y sin gente,
Escritor bien extraño; sujeto quedo aún más que otros
Al viento del olvido que, cuando sopla, mata.

 

Si vuestra lengua es la materia
Que empleé en mi escribir y, si por eso,
Habréis de ser vosotros los testigos
De mi existencia y su trabajo,
En hora mala fuera vuestra lengua
La mía, la que hablo, la que escribo.
Así podréis, con tiempo, como venís haciendo,
A mi persona y mi trabajo echar afuera
De la memoria, en vuestro corazón y vuestra mente.


Grande es mi vanidad, diréis,
Creyendo a mi trabajo digno de la atención ajena
Y acusándoos de no querer la vuestra darle.
Ahí tendréis razón. Mas el trabajo humano
Con amor hecho, merece la atención de los otros,
Y poetas de ahí tácitos lo dicen
Enviando sus versos a través del tiempo y la distancia
Hasta mí, atención demandando.
¿Quise de mí dejar memoria? Perdón por ello pido.

 

Mas no todos igual trato me dais,
Que amigos tengo aún entre vosotros,
Doblemente queridos por esa desusada
Simpatía y atención entre la indiferencia,
Y gracias quiero darles ahora, cuando amargo
Me vuelvo y os acuso. Grande el número
No es, mas basta para sentirse acompañado
A la distancia en el camino. A ellos
Vaya así mi afecto agradecido.

 
Acaso encuentre aquí reproche nuevo:
Que ya no hablo con aquella ternura
Confiada, apacible de otros días.
Es verdad, y os lo debo, tanto como
A la edad, al tiempo, a la experiencia.
A vosotros y a ellos debo el cambio. Si queréis
Que ame todavía, devolvedme
Al tiempo del amor. ¿Os es posible?
Imposible como aplacar ese fantasma que de mí evocasteis.


Breve comentario

Nadie es profeta en su tierra, dice el famoso proverbio. Tampoco lo fue Jesucristo. Hombre en todo menos en el pecado, Él también amó a su tierra y a su pueblo en el que creció y descubrió el mundo. Pero fue precisamente su entorno el que con más denuedo se resistió a su mensaje. Jesús llora por Jerusalén casi como por un amor perdido, del que sabe le irá muy mal porque no le supo reconocer.

Esta es una experiencia de lo más humana, que, en algún grado, todos hemos vivido alguna vez. Uno se esfuerza, y no recibe nada a cambio, ni el menor agradecimiento. A veces, no pocas veces, ocurre que te niegan hasta lo más elemental, lo que le es debido a toda persona, incluso en los entornos que deberían ser más acogedores (cuántos padres no saben o no quieren amar a sus hijos o a alguno de ellos). Para superar esas profundas experiencias de decepción, en las que se pone las esperanzas en personas equivocadas, o en aquellas que sabiendo que hagas lo que hagas, el resultado será idéntico (rechazo, indiferencia, hostilidad, desprecio...), debemos contar con un conocimiento lo más preciso y cierto posible de nuestra propia dignidad y valía, la que procede simplemente de nuestra existencia y la que surge de nuestras capacidades y méritos. La primera la poseemos todos (así, al hijo no querido por sus padres hay que decirle que si no le aman no es porque él no sea bueno -cosa que creen todos los niños y adultos que han vivido esta situación-, sino por un problema de sus padres, que a él no le compete ni del que es responsable); la segunda, según cada caso y circunstancias. No existe nadie que no sirva para nada; nadie sin ninguna cualidad; nadie sin ninguna potencialidad. Todos podemos rendir frutos, como mínimo (y como máximo) frutos de amor, además de otros más mensurables (recordemos las parábolas de los talentos o la variante de las minas que se leyó ayer).

Quienes nos odian por ser lo que somos y por como somos o lo que representamos, nunca nos devolverán "al tiempo del amor", como afirma el desengañado Cernuda. Pero no importa, pues conociéndonos, nuestro amor no depende de ellos, sino de aquellos y sobre todo de Aquel que sabe quiénes somos, que nos conoce y quiere lo mejor para nuestras vidas. Y por Él (y también por algunos, aunque sean pocos) sabemos quiénes somos, por qué hacemos lo que hacemos y por qué vivimos como vivimos. 

martes, 15 de noviembre de 2016

Lecturas del día, martes, 15 de noviembre. Poema "Si derribas el muro..." de Ernestina de Champourcin. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (3,1-6.14-22):

Yo, Juan, escuché al Señor que me decía: «Escribe al ángel de la Iglesia en Sardes: “Esto dice el que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco tus obras, tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Sé vigilante y reanima lo que te queda y que estaba a punto de morir, pues no he encontrado tus obras perfectas delante de mi Dios. Acuérdate de cómo has recibido y escuchado mi palabra, y guárdala y conviértete. Si no vigilas, vendré como ladrón y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes en Sardes unas cuantas personas que no han manchado sus vestiduras, y pasearán conmigo en blancas vestiduras, porque son dignos. El vencedor será vestido de blancas vestiduras, no borraré su nombre del libro de la vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Escribe al ángel de la Iglesia en Laodicea: “Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el principio de la creación de Dios. Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio, ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca. Porque dices: ‘Yo soy rico, me he enriquecido, y no tengo necesidad de nada’; y no sabes que tú eres desgraciado, digno de lástima, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas; y vestiduras blancas para que te vistas y no aparezca la vergüenza de tu desnudez; y colirio para untarte los ojos a fin de que veas. Yo, a cuantos amo, reprendo y corrijo; ten, pues, celo y conviértete. Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5

R/.
Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono.

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,1-10):

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más». Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Palabra del Señor

Poema:
"Si derribas el muro..." de Ernestina de Champourcin

¡Si derribas el muro
qué gozo en todas partes!
¡Qué lazo de palabras
se sentirá en la tierra!
Y todo será nuevo,
como recién nacido...
Si derribas el muro
de todas las mentiras
¡Qué júbilo de amor
abierto sobre el mundo!
¡Qué horizonte sin nubes
en la curva del cielo!
 
Breve comentario
 
Jesús es un experto en derribar muros. ¿Qué muros? La infinidad de muros de la mentira, del qué dirán, de la hipocresía, de... Infinidad. Hoy el muro era llamar y hospedarse en la casa de un indeseable del calibre de Zaqueo, que no sólo era publicano, sino jefe de publicanos, pues llevaba años esquilmando los recursos de su propio pueblo para beneficio del Imperio romano, de los cuales se llevaba, como dicen ahora, una buena "mordida". Era rico a costa de su comunidad y a costa de arrastrarse ante el poder extranjero que lo sojuzgaba; era además irreligioso, y posiblemente entregado a una vida licenciosa conocida por todos, como suele provocar  con mucha frecuencia el dinero fácil, la opulencia del gañán y la inmoralidad premiada. 

Y a un tipo así el Señor llama. ¿Por qué lo hace? Cabría pensar muchas razones que justifican su llamada. El Señor, que lee en los corazones, conocería la profunda miseria que anidaba en este hombre, miseria afectiva, moral, heridas de todo tipo, carencias, una cierta ignorancia u orfandad esencial de bondad, etc., y por ello se apiadó de Él. Posiblemente. Dios prefiere a los pobres, y Zaqueo con toda su patrimonio material, con toda su evidente riqueza, era uno de los hombres más miserables de aquel lugar.

Pero lo central no es por qué llama a un indeseable (lo llama precisamente por serlo), sino cuándo en verdad ocurre esta llamada. La llamada se origina mucho antes de que el Señor se dirija a él directamente. Se produce cuando Zaqueo supo que el Mesías entraba a la ciudad. En ese momento, quiso conocerlo, verle, saber quién era. Se sintió llamado cuando supo que la presencia del Maestro estaba cerca. Y Zaqueo, siendo uno de los hombres más despreciables de Jericó, se acercó a Él como describe el evangelista: acudió a su llamada. Al Señor, cuando lo vio subido en aquel árbol, seguramente en una postura bastante ridícula, no le quedó otra que llamarle de un modo ostensible, con palabras, para que se enterase toda la comunidad de la conversión de aquel hombre, muy anterior a este diálogo.

Se derribaron varios muros, pues. El primero, el de Zaqueo; pero también el de aquellos que creían que un pecador público no puede tener el menor reconocimiento de un maestro de la Ley. Este último es un muro que, dos mil años después, aún debemos seguir derribando una  y otra vez, con actitud cristiana. Es evidente que ese reconocimiento de Dios no le vino en tanto publicano o pecador, sino en tanto convertido; conversión que se refleja en la reparación económica con que resarciría a todos aquellos que estafó con sus "mordidas", y muy probablemente en el abandono de la actividad de recaudador. Pero también, y sobre todo, se refleja en que buscó a Dios, en que quería conocerle, agasajarle, pedirle perdón por la miseria espiritual y moral de su vida.

Lo que piensen los demás de la gratuidad del amor de Dios, de su misericordia abierta a todos, al Señor le traía sin cuidado, pero con su ejemplo de amor, esos muros, aún presentes, jamás ya volvieron a ser tan altos. O al menos ya no podían tener justificación para quien quisiera ser seguidor de Cristo.
¡Si derribas el muro
qué gozo en todas partes!
¡Qué lazo de palabras
se sentirá en la tierra!
Y todo será nuevo,
como recién nacido...
Si derribas el muro
de todas las mentiras
¡Qué júbilo de amor
abierto sobre el mundo!
¡Qué horizonte sin nubes
en la curva del cielo!

Lea más: http://www.latino-poemas.net/modules/publisher2/article.php?storyid=963 © Latino-Poemas

lunes, 14 de noviembre de 2016

Lecturas del día, lunes, 14 de noviembre. Poema "Te busco desde siempre" de Juan José Domenchina. Breve comentario

Primera lectura

Comienzo del libro del Apocalipsis (1,1-4;2,1-5a):

Revelación de Jesucristo, que Dios le encargó mostrar a sus siervos acerca de lo que tiene que suceder pronto. La dio a conocer enviando su ángel a su siervo Juan, el cual fue testigo de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo de todo cuanto vio. Bienaventurado el que lee, y los que escuchan las palabras de esta profecía, y guardan lo que en ella está escrito, porque el tiempo está cerca.
Juan a las siete iglesias de Asia: «Gracia y paz a vosotros de parte del que es, el que era y ha de venir;
de parte de los siete Espíritus que están ante su Trono». Escuché al Señor que me decía: Escribe al ángel de la Iglesia en Éfeso: «Esto dice el que tiene las siete estrellas en su derecha, el que camina en medio de los siete candelabros de oro. Conozco tus obras, tu fatiga, tu perseverancia, que no puedes soportar a los malvados, y que has puesto a prueba a los que se llaman apóstoles, pero no lo son, y has descubierto que son mentirosos. Tienes perseverancia y has sufrido por mi nombre y no has desfallecido. Pero tengo contra ti que has abandonado tu amor primero. Acuérdate, pues, de dónde has caído, conviértete y haz las obras primeras».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 1,1-2.3.4.6

R/.
Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

Será como un árbol,
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,35-43):

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: «Pasa Jesús el Nazareno». Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!». Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «Hijo de David, ten compasión de mí!». Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». Él dijo: «Señor, que recobre la vista». Jesús le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado». Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

Palabra del Señor
 
Poema:
Te busco desde siempre de Juan José Domenchina
 
Te busco desde siempre. No te he visto
nunca. ¿Voy tras tus huellas?
Las rastreo 
con ansia, con angustia, y no las veo.
Sé que no sé buscarte, y no desisto.


¿Qué me induce a seguirte? ¿Por qué insisto
en descubrir tu rastro? Mi deseo
no sé si es fe. No sé. No sé si creo
en algo, ¿en qué? No sé. No sé si existo.


Pero, Señor de mis andanzas, Cristo
de mis tinieblas, oye mi jadeo.
No sufro ya la vida, ni resisto


la noche. Y si amanece, y yo no veo
el alba, no podré decirte: «He visto
tu luz, tus pasos en la tierra, y creo».


Breve comentario

Hoy para mí este evangelio tiene como clave de bóveda la pregunta del Mesías al ciego: «¿Qué quieres que haga por ti?». En otra época hubiera hecho más énfasis en la ceguera, en la oración de petición («Señor, que recobre la vista»), en la misma búsqueda. A estas alturas de mi vida, después de tantas cegueras superadas y de tantas verdades apenas vislumbradas, de tantas búsquedas dolorosas y de algún hallazgo gozoso, de tantos encuentros y de tantas pérdidas, de tanta certeza sobre tanta duda, lo que me importa es lo que nos responde el Señor a cada uno: «¿Qué quieres que haga por ti?».

Sé que lo poco o mucho que veo se lo debo a Él. Sé que aunque no le sienta, está, existe, porque ha estado, ha sido conmigo otras veces. Todo esto lo conozco, pero lo que me sigue maravillando es esa disponibilidad suya, sencilla, maravillosa, que permite nuestra libertad: «¿Qué quieres que haga por ti?». Mi búsqueda sabe ya de su meta, mis ojos saben ya de la belleza, de lo bueno y de lo malo, de la luz y de la oscuridad más negra. Sé que le importo porque me ama, porque siempre me acoge con la misma pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti?».