miércoles, 28 de febrero de 2018

Lecturas del día, miércoles, 28 de febrero. Poema "Oración del paracaidista francés" (Anónimo).


Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (18,18-20):

Ellos dijeron:
«Venga, tramemos un plan contra Jeremías porque no faltará la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta. Venga, vamos a hablar mal de él y no hagamos caso de sus oráculos».
Hazme caso, Señor,
escucha lo que dicen mis oponentes.
¿Se paga el bien con el mal?,
¡pues me han cavado una fosa!
Recuerda que estuve ante ti,
pidiendo clemencia por ellos,
para apartar tu cólera.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 30,5-6.14.15-16

R/.
Sálvame, Señor, por tu misericordia

V/. Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.

V/. Oigo el cuchicheo de la gente,
y todo me da miedo;
se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida. R/.

V/. Pero yo confío en ti, Señor;
te digo: «Tú eres mi Dios».
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,17-28):

En aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».

Palabra del Señor

Poema: 
Oración del paracaidista francés (Anónimo)*

Dadme, Señor mi Dios, lo que os resta;
Aquello que jamás nadie os pide.
No os pido el reposo ni la tranquilidad;
Ni del alma ni del cuerpo:
No os pido la riqueza, ni el éxito, ni siquiera la salud;
Tantos os piden esto, mi Dios,
Que ya no os debe quedar para dar.
Dadme, Señor, lo que os resta,
Dadme aquello que todos los demás rechazan.


Quiero la inseguridad y la inquietud,
Quiero la fatiga y la tormenta,
Dadme esto, mi Dios, definitivamente;
Dadme la certeza de que esa será mi parte para siempre
Porque no siempre tendré el coraje de volver a pedírosla,
Dame Señor, lo que os resta.
Dadme aquello que los demás no quieren
Pero dadme, también, el coraje, la fuerza y la Fe.


(*) Oración escrita por un joven oficial paracaidista francés caído en combate durante la Campaña de África en 1942. 

martes, 27 de febrero de 2018

Lecturas del día, martes, 27 de febrero. Poema "462-0614" de Charles Bukowski

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (1,10.16-20):

Oíd la palabra del Señor,
príncipes de Sodoma,
escucha la enseñanza de nuestro Dios,
pueblo de Gomorra.
«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista
vuestras malas acciones.
Dejad de hacer el mal,
aprended a hacer el bien.
Buscad la justicia,
socorred al oprimido,
proteged el derecho del huérfano,
defended a la viuda.
Venid entonces, y discutiremos
—dice el Señor—.
Aunque vuestros pecados sean como escarlata,
quedarán blancos como nieve;
aunque sean rojos como la púrpura,
quedarán como lana.
Si sabéis obedecer,
comeréis de los frutos de la tierra;
si rehusáis y os rebeláis,
os devorará la espada
—ha hablado la boca del Señor—».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 49,8-9.16bc-17.21.23

R/.
Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios


V/. No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños. R/.

V/. ¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? R/.

V/. Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,1-12):

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor
 
Poema:
462-0614 de Charles Bukowski
 
Tengo muchas llamadas ahora.
Son todas como
"¿Eres Charles Bukowski,
el escritor?"
"Sí", les digo
y me dicen que entienden
lo que escribo,
y algunos son escritores
o quieren serlo
y tienen trabajos tontos y horribles
y no pueden enfrentar la habitación,
el departamento,
las paredes,
esa noche.
Buscan alguien con quien
hablar,
y no creen que
yo no puedo ayudarlos
que no conozco las palabras,
no pueden creer
que a menudo ahora
me doblo en mi habitación
agarrándome la panza y digo
"Jesús, Jesús, Jesús, ¡no de nuevo!"
no pueden creer
que la gente sin amor
las calles
la soledad
las paredes
son mías también
y cuando cuelgo
piensan que me guardé
mi secreto.
 
Yo no escribo desde
el conocimiento.
Cuando suena el teléfono
a mí también me gustaría escuchar las palabras
que pudieran aliviar
un poco esto.
 
Por esa razón mi número
figura en la guía.
 
462-0614
 
I get many phonecalls now.
They are all alike.
"are you Charles Bukowski,
the writer?"
"yes," I tell them.
and the tell me
that they understand my
writing,
and some of them are writers
or want to be writers
and they have dull and
horrible jobs
and they can't face the room
the apartment
the walls
that night --
they want somebody to talk
to,
and they can't believe
that I can't help them
that I don't know the words.
they can't believe
that often now
I double up in my room
grab my gut
and say
"Jesus Jesus Jesus, not
again!"
they can't believe
that the loveless people
the streets
the loneliness
the walls
are mine too.
and when I hang up the phone
they think I have held back my
secret.
 
I don't write out of
knowledge.
when the phone rings
I too would like to hear words
that might ease
some of this.
 
that's why my number's
listed.  

lunes, 26 de febrero de 2018

Sentir a Jesucristo

Hoy haré una excepción por una causa que espero no se repita. No habrá ni lecturas del día ni poema final.

Ayer decía en el poema que colgué que pedía sentir al Señor de algún modo. Y el Señor me lo ha concedido con creces, pero no con una brisa ni tampoco con una blanca paloma que se acercara con ternura a mí. Como sabéis los que vivís cerca, y como incluso algunos habrán visto, he sido agredido por un sujeto que escoltaba a dos conocidas del lugar. Bien, pues el Señor se me ha presentado en forma de puñetazo. Estoy bien; no es nada preocupante: un ligero corte en la nariz que no ha afectado otras estructuras más que la piel. Posiblemente si el miserable no me hubiera golpeado con las gafas puestas ni siquiera esta leve lesión se hubiera producido. Ofrezco al Señor esta leve humillación, Él que en su Pasión recibió centenares de cortes y desgarros terribles en todo su cuerpo, además de ser clavado en la cruz. Al lado de aquello lo que me ha ocurrido es apenas una caricia.

Os quiero dar ánimos y preciso de vuestra ayuda. No sabéis lo que os agradezco que llevéis los perros con correa; en primer lugar, por Isabel, mi mujer; y también por mí, pues lo que unos llaman prepotencia, yo simplemente lo llamo defender mi dignidad y la de mi esposa. Por supuesto, no os amilanéis: ocupad los espacios públicos con entera libertad, sobre todo el que ya sabéis (el lugar de los autos, que dirían los abogados).

Abusando de vuestro afecto, necesito que me ayudéis ahora en otra cuestión. Ahora mismo la Guardia Civil está buscando a los agresores para identificarlos. Es muy probable que sean vecinos de la localidad, sobre todo ellas, pues son viejas conocidas del lugar. Si tenéis alguna información relevante que facilite su identificación, podéis colaborar discretamente con la comandancia de la Guardia Civil de Collado Villalba, cuyo número de teléfono es el 91 850 00 64.

Los cristianos creemos en la Justicia divina, pero mientras vivamos no podemos despreciar la humana. Estos tres deben acabar delante de un juez y por lo penal. Esto también lo aprobaría el Señor.

Un saludo muy cordial.

domingo, 25 de febrero de 2018

Lecturas del día, domingo, 25 de febrero. Poema "Pidiéndote" de Doiraje

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (22,1-2.9-13.15-18):

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: «¡Abrahán!»
Él respondió: «Aquí me tienes.»
Dios le dijo: «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré.»
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.
Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo «¡Abrahán, Abrahán!»
Él contestó: «Aquí me tienes.»
El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: «Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 115,10.15.16-17.18-19

R/.
Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R/.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,31b-34):

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10):

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

Palabra del Señor
 
Poema:
Pidiéndote de Doiraje
 
No pido verte, ni mucho menos
tocarte, ni siquiera
oírte. Pero sí sentirte, sí.
No sé cómo; como una brisa,
como una paloma blanca
que se posara junto a mí...
                                     No lo sé.

Pero sentirte. Sin ti,
me pierdo, me disuelvo, me hago
nada entre la nada de un mundo
que ya no te reconoce.

Dime que sí, que estás ahí, aquí,
en mí.
Sentirte, sí, sentirte,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
más allá de mí mismo.
 

sábado, 24 de febrero de 2018

Lecturas del día, sábado, 24 de febrero. Poema "El enemigo" de José Hierro. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (26,16-19):

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Hoy el Señor, tu Dios, te manda que cumplas estos mandatos y decretos. Acátalos y cúmplelos con todo tu corazón y con toda tu alma.
Hoy has elegido al Señor para que él sea tu Dios y tú vayas por sus caminos, observes sus mandatos, preceptos y decretos, y escuches su voz. Y el Señor te ha elegido para que seas su propio pueblo, como te prometió, y observes todos sus preceptos.
Él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y serás el pueblo santo del Señor, tu Dios, como prometió».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 118,1-2.4-5.7-8

R/.
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

V/. Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la ley del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.

V/. Tú promulgas tus mandatos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus decretos. R/.

V/. Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus decretos exactamente,
tú no me abandones. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

Palabra del Señor
 
Poema:
El enemigo de José Hierro
 
Nos mira. Nos está acechando. Dentro
de ti, dentro de mí, nos mira. Clama
sin voz, a pleno corazón. Su llama
se ha encarnizado en nuestro oscuro centro.

Vive en nosotros. Quiere herirnos. Entro
dentro de ti. Aúlla, ruge, brama.
Huyo, y su negra sombra se derrama,
noche total que sale a nuestro encuentro.

Y crece sin parar. Nos arrebata
como a escamas de octubre el viento. Mata
más que el olvido. Abrasa con carbones
 
inextinguibles. Deja devastados
días de sueños. Malaventurados
los que le abrimos nuestros corazones.
 
Breve comentario
 
Si ayer el Señor nos exigía cumplir la muy difícil misión de ser instrumentos de paz en medio de la guerra del pecado (siendo a su vez nosotros mismos pecadores), hoy ya lo que nos pide es sencillamente un imposible: amar a nuestros enemigos. Y no a enemigos pasados, que ya desaparecieron de nuestra vida, sino a los que están presentes y actuando, a los que buscan nuestra destrucción, a los que nos odian por no ser como ellos o porque sí, pues para quien vive odiando cualquier excusa es buena.

Si dependiéramos de nuestras solas fuerzas, tal mandato es, en efecto, incumplible. Es la mayor contradicción que puede darse: que la vida ame a lo que la destruye. Pero cierto es que cuando Dios se hizo hombre fue capaz de resolver esa antinomia: el Creador se dejó matar por una criatura. El Señor no sólo resucitó porque es Dios, dominador de todo lo que existe, incluida la muerte; sino porque su dominio es el del Amor, y ante Él hasta el peor de los enemigos, la muerte, queda vencido definitivamente. Nosotros sólo somos criaturas de Dios. Como tales nos espera una muerte inevitable. Y durante la vida deberemos soportar toda suerte de sufrimientos, entre ellos los del odio ajeno. Como también le ocurrió en vida al Señor. 
 
Es un misterio éste que nos pide el Señor. En la primera lectura y en el salmo se hace hincapié en que cumplamos los mandatos y preceptos de Dios, pues en su cumplimiento se halla el camino de la verdadera felicidad. Pero el fundamento de todos ellos es el amor que tengamos por Dios y por los demás, a los que llamamos hermanos, pues son, como nosotros, hijos de Dios. Y entre ellos por los que quieren acabar con nosotros. Estamos ante un misterio, como es el del amor divino; pero del cual podemos participar no sólo por gracia, pues ontológicamente estamos hechos para amar. Pero amar a quien nos quiere destruir es algo que rebasa lo natural para entrar en el terreno de la gracia divina.
 
No puedo decir nada más para salir de esta encrucijada, más que pedir que Dios actúe en nuestros corazones para remover estas resistencias fundamentales. Siendo criaturas es difícil pensar, sentir y mirar como lo hace Dios. Y sin embargo, algunos, no pocos, lo consiguen: son los que abren su corazón por entero a la acción de Dios. Abrir el corazón a Dios cuando sufres por el daño ajeno es la mejor actitud posible, lo cual no necesariamente te librará de ese sufrimiento. Quien te odia, alejado de Dios, seguirá odiándote siempre, pero tu corazón ya será otro: vivirás perdonando, amando, ofreciendo tu sufrimiento al Señor, rezando por quien te persigue.
 
Dice la sabiduría popular y la ciencia psicológica más profunda (además de Dios mismo) que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. De nuestro corazón nacen todos nuestros pecados, toda la maldad del mundo. Quizá el único modo de llegar al corazón podrido del otro sea sanando primero el nuestro. Esta vía no es que haga más sencilla la exigencia ética de perfección cristiana, pero le da un sentido de acción posible ajustada a las dimensiones del hombre, un modo de preparar el terreno para esa apertura plena del corazón que Dios nos exige. Pero incluso esa humana sanación del propio corazón tampoco es un camino nada sencillo. También exige que Dios nos ayude a recorrerlo. Pidámosle esa gracia de vencer amando a nuestros enemigos, los propios y los ajenos. Que así sea.  

viernes, 23 de febrero de 2018

Lecturas del día, viernes, 23 de febrero. Poema "Señor, haz de mí un instrumento de tu paz" de Cristina de Arteaga. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (18,21-28):

Esto dice el Señor Dios:
«Si el malvado se convierte de todos los pecados cometidos y observa todos mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se tendrán en cuenta los delitos cometidos; por la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado —oráculo del Señor Dios—, y no que se convierta de su conducta y viva?
Si el inocente se aparta de su inocencia y comete maldades, como las acciones detestables del malvado, ¿acaso podrá vivir? No se tendrán en cuenta sus obras justas. Por el mal que hizo y por el pecado cometido, morirá.
Insistís: No es justo el proceder del Señor. Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que es injusto?
Cuando el inocente se aparta de su inocencia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 129,1-2.3-4.5-7a.7bc-8

R/.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?


V/. Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.

V/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor. R/.

V/. Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. R/.

V/. Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y el redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,20-26):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil” tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehena” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

Palabra del Señor
 
Poema:
"Señor, haz de mí un instrumento de tu paz" de Cristina de Arteaga
 
¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.

¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado, como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.

Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.  
 
Breve comentario
 
Ayer preguntaba el Señor a sus discípulos quién decía la gente y ellos mismos que era Él. Las respuestas eran de lo más diversas. Sólo al que dió la respuesta correcta, el Señor le asignó la misión de conducir la Iglesia. Siempre ante una realidad compleja caben diferentes opiniones y pareceres. Pocas cosas más difíciles que saber decir de una persona quién es. Solemos comenzar por los datos objetivos (nombre, edad, sexo, estado civil, nacionalidad, profesión...), y de esos elementos decimos que son identificativos de un sujeto. Pero, en verdad, ¿qué nos dicen sobre nadie? Prácticamente nada. Una persona es, en primer lugar, lo que la naturaleza le hace ser, hombre; y en segundo lugar, lo que esa persona hace con esa naturaleza dada: sus pensamientos, sus sentimientos, su voluntad, su ética, sus juicios, sus actos, sus compromisos, sus ideales... Y esto ya es más difícil de conocer de forma objetiva. En función de las afinidades o discrepancias con el observador, una persona puede recibir juicios de lo más variopintos, desde ser una buena persona a ser un hijo de mala madre. Una conciencia rectamente formada en las verdades que fundan nuestra naturaleza disipa las dudas: cuando se sabe cuál es el bien y cuál es el mal, los juicios ganan en unidad y coherencia, y podremos valorar con mayor objetividad lo que sólo hasta cierto punto es subjetivo.

El preámbulo anterior al comentario del evangelio de hoy viene dado por la temática que el Señor nos propone en él. Debemos ser instrumentos de la paz del Señor; pero los demás ¿con qué ojos nos miran? Y nosotros, ¿con qué ojos miramos a los demás? La paz que proponemos puede parecer a otros, incluso a muchos, guerra o mal. Si quien quiere acostarse con una mujer que no es la suya, le decimos que no puede hacerlo, poca paz entenderá aquél que le ofrecemos. Podríamos poner infinidad de ejemplos que redundan en este aspecto: los demás no aceptan nuestra paz porque nos miran con los ojos de sus pecados y debilidades. Como también nosotros, a su vez, podemos juzgar erróneamente a los demás, cuando nuestra paz no es tal, pues está infectada del mal que también nos habita.

El Señor nos dice que al mal hay que vencerlo con bien. Por desgracia, la contumacia en el mal suele ser en demasiadas ocasiones de tal calibre que el bien a aplicar parece un mal, y hasta puede convertirse en mal efectivo si nos dejamos llevar por lo que el mal que combatimos nos inocula. Hay una santa ira, justificada, pero no se puede ser iracundo, es decir, resolver todos los problemas mediante ese recurso. Como también la paciencia debe tener siempre un límite; una paciencia infinita o indiscriminada, es tibieza, cobardía o incluso complicidad con el mal. El Señor supo manejar la ira y la paciencia de forma siempre adecuada a las situaciones que le tocó vivir. Con la adúltera fue indulgente, le dió otra oportunidad; con los mercaderes del templo rozó la brutalidad. Por ello, no hagamos una lectura buenista de este pasaje: a veces, para vencer un mal contumaz la corrección enérgica es el único camino posible. Y la corrección verdaderamente tal siempre es un bien.
 
Si por el contrario somos nosotros fuente de mal, el evangelio de hoy es transparente: reconciliación, arrepentimiento, tender puentes para hacer las paces... El mal que cometemos nos aleja de Dios de forma irremediable, y si no desandamos el camino erróneo, en efecto, nos dirigimos a nuestra condenación.
 
Hagamos, pues, caso a la poeta monja que, guiada por el Espíritu del Señor, pide ser instrumento de Su paz para el hermano. Pidámosle también nosotros al Señor esta gracia, sobre todo en aquellas situaciones donde la obstinación del mal alcanza cotas en verdad demoníacas, y que así evitemos de todo punto convertirnos ni en un ápice en el mal que combatimos. 

jueves, 22 de febrero de 2018

Lecturas del día, jueves, 22 de febrero, Cátedra del apóstol san Pedro. Poema "Canto espiritual" de Ausiàs March

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5,1-4):

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 22,1-3.4.5.6

R/.
El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara, mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R/.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Canto espiritual de Ausiàs March
 
Pues que sin Ti, a Ti ninguno alcanza,
dame la mano, del suelo levántame;
y aunque la mía no tienda a la tuya,
aunque sea a la fuerza arrástrame hacia Ti.
A tu encuentro quería yo salir;
no sé por qué no hago lo que quiero;
pues cierto que mi voluntad es libre
e ignoro quién impide mi deseo.


Quiero alzarme, mas no hago lo bastante:
y es la causa el peso de mis terribles culpas;
antes de que la muerte concluya mi proceso,
dígnate, Señor, que tuyo sea, pues serlo quiero;
haz que tu sangre mi duro corazón ablande:
de mal semejante a otros muchos ella curó.
Tu tardanza denuncia tu enojo;
tu piedad no halla en mí lugar.


No pequé tanto con el entendimiento
como he cargado mi voluntad de culpa.
¡Ayúdame, Señor! Mas locamente te ruego,
pues tú no ayudas sino a quien a sí mismo se ayuda,
ya cuantos a Ti se acercan
no les fallas, bien lo muestran tus brazos.
¿Qué haré, si no merezco tu ayuda,
pues sé que no me esfuerzo tanto como pudiera?


¡Perdóname que te hable locamente!
A la pasión se deben mis palabras.
Siento pavor del infierno, al cual me llevas;
quisiera volverme, y no dispongo de mis pasos.
Mas también recuerdo que redimiste al Ladrón
(tanto cuanto es claro que no bastaban sus obras);
allá donde le place, sopla tu espíritu:
ni cómo ni por qué saben los humanos.


Aunque mal cristiano sea por mis obras,
no te guardo ira, ni de nada te inculpo;
cierto sé que siempre obras bien,
y bien haces tanto dando vida como muerte:
todo es lo mismo si brota de tu poder,
por lo que loco es quien contra Ti se yergue.
Amor al mal, ignorancia del bien,
tales son las razones por las que el hombre te desconoce.


A Ti te pido que mi corazón fortalezcas,
a fin de que mi voluntad a la tuya se ligue;
y pues sé que el mundo no me aprovecha,
dame fuerzas para abandonarlo del todo,
y del placer que el bueno en Ti gusta,
alcánzame tan siquiera una migaja,
para que mi carne, que se me subleva,
quede satisfecha y deje de acosarme.


¡Ayúdame, Señor, que sin Ti no puedo moverme,
pues mi cuerpo más que paralítico está!
Tan arraigados están en mí los malos hábitos,
que el sabor de la virtud me resulta amargo.
¡Oh Señor, piedad! Renueva mi naturaleza,
que mala es por mi gran culpa;
y si muerto puedo redimir mi falta,
sea la muerte mi dulce penitencia.


Te temo más que no te amo,
y ante Ti me confieso de esta culpa;
turbada está mi esperanza,
y en mi interior hay una terrible lucha.
Te veo justo y misericordioso;
tu voluntad concede gracia al sin méritos,
y sin méritos los dones das y quitas a capricho. 

¿Quién será tan justo, cuánto más yo, que no te tema?

Si el justo Job a Dios temía tanto,
¿qué no haré yo que en mis culpas nado?
Cuando pienso en el infierno donde el tiempo no existe,
se me muestra cuánto los sentidos temen.
El alma, que para contemplar a Dios fue hecha,
contra su Señor, blasfemando, se rebela.
No es el hombre quien tan gran mal ama;
entonces, ¿dónde está quien hacia tal parte camina?


Ruégote, Señor, que mi vivir acortes
antes de que peores casos me sucedan;
en dolor vivo haciendo vida perversa,
y temo aquella muerte que es eterna.
Pues aquí con mal, y allá con pena sin fin.
Tómame en el instante en que mejor me halles;
el retardarlo, no sé qué finalidad tiene;
no ha reposo quien el viaje ha de emprender.


Me duelo de no dolerme tanto como quiero
del dolor infinito, del cual dudo;
pues tal dolor no lo ampara la naturaleza,
ni puede medirlo el hombre, ni menos sentirlo.
Si es así, pobre parece mi excusa,
cuando de mi daño, que tanto es, no me espanto.
El cielo pido, y no lo aprecio lo bastante:
gran falta tengo de miedo y de esperanza.


Por más que irascible te presentes,
ello sólo es debido a nuestra ignorancia;
tu voluntad siempre es clemente,
el mal que muestras es bien inestimable.
Perdóname, Señor, si de algo te culpé,
pues me confieso ser el único culpable;
con ojos humanos juzgué tus hechos:
¡quieras darle luz a la vista del alma!


Mi voluntad a la tuya es contraria,
y enemigo tuyo soy queriendo ser amigo.
¡Ayúdame, Señor, pues me ves en tal aprieto!
Me desespero si mis méritos mides;
me enoja el que mi vida se prolongue,
y mucho dudo de que tenga término;
en dolor vivo, pues mi deseo no es firme,
y alterado en mí está el equilibrio.


Tú eres la meta donde todo acaba,
y no es final si en Ti no termina;
Tú eres el bien donde todo bien se mide,
y no es bueno quien a Ti, Señor, no se parece.
A quien te complace, dios Tú le llamas;
para que se te asemeje, mayor grado de hombre le das;
es justo, pues, que quien al diablo complace,
tome el nombre de aquel a quien se conforma.


Si algún fin en este mundo se halla
no es auténtico fin, ya que no hace al hombre feliz:
sólo es el principio donde lo otro termina,
según el curso que podemos entender los humanos.
Los filósofos que el final pusieron
en sí mismos, está visto que son seres discordes:
señal cierta de que en la verdad no se fundaron;
por consiguiente, al hombre no satisfacen.


La ley judaica por sí misma no bastaba
(no se entraba con ella en el Paraíso),
sino en cuanto fue principio de la nuestra,
por lo que puede decirse que las dos son una.
Así, toda meta totalmente humana
no da reposo ni término al deseo,
mas tampoco sin ella el hombre alcanza la otra;
San Juan anunció la llegada del Mesías.


No tiene reposo quien otro fin persigue,
pues la voluntad en nada más descansa;
es cosa sabida, y no caben sutilezas,
que, si no es en Ti, el deseo no termina.
Así como los ríos a la mar se apresuran,
así todos los fines en Ti se cumplen.
Puesto que te conozco, ayúdame a amarte.
¡Que el amor venza al miedo que te tengo!


Y si tanto amor como quiero no siento,
aumenta mi miedo para que, temiendo, no peque,
pues no pecando, perderé aquellos hábitos
que en mí fueron la causa de no amarte.
Mueran quienes de Ti se apartaron;
casi me dieron muerte y me impiden vivir.
¡Oh Señor! Haz que mi vida se prolongue,
ya que creo que hacia Ti camino.


¿Quién me enseñará a excusarme ante Ti,
cuando tenga que rendirte mis mal ordenadas cuentas?
Tú me diste un camino derecho,
y yo hice de la regla una hoz muy curva;
enderezarla quiero, mas preciso tu ayuda.
Ayúdame, Señor, pues débiles son mis fuerzas;
deseo saber qué destino me reservas:
para Ti es presente, pero para mí incierto futuro.


No te pido que me des salud corporal
ni bien alguno natural o de fortuna,
pero sí que tan sólo a Ti, Señor, te ame,
pues bien cierto sé que el mayor bien de ello nace.
Por consiguiente, no siento altas delectaciones
ya que no me hallo bien dispuesto a sentirlas;
pero hasta el más grosero de los hombres sabe
que, sobre todos, el mayor bien es deleitable.


¿Qué día será en que la muerte ya no tema?
Será cuando de tu amor yo me inflame,
y ello no es posible sin menospreciar la vida;
haz que por Ti yo desprecie la mía.
Debajo de mí, entonces, estarán las cosas
que ahora veo pasar sobre mis hombros;
quien no teme a las garras del fiero león,
mucho menos temerá al aguijón de la avispa.


Ruégote, Señor, que me hagas insensible
para que nunca más ciertos deseos sienta,
no tan sólo los feos que te contrarían,
sino también aquellos que te son indiferentes.
Tal deseo, para poder pensar sólo en Ti
y poder buscar el camino que a Ti lleva;
hazlo, Señor, y si de esto me arrepiento,
encuentre ya para siempre tus oídos sordos.


Quítame el dolor de ver cómo pierdo el tiempo,
pues, doliéndome, no puedo amarte como deseo
y quiero hacerlo aunque la costumbre me lo impida;
en tiempos pretéritos me cargué de culpas.
Tanto valgo yo como otros que no te sirvieron,
ya ellos diste no menos bien del que te pido;
por ello te suplico, Señor, que entres en mi corazón,
ya que en otros más abominables penetraste.


Católico soy, mas la Fe no me da calor,
pues la apaga el lento frío de los sentidos.
Mas ya dejo lo que mis sentidos sienten
y en el Paraíso creo por fe, pero con razón juzgo.
La parte del espíritu está pronta,

mas la de los sentidos sólo arrastrándola se acerca;
socórreme, pues, Señor, con el fuego de la fe,
hasta el punto en que mi parte fría se abrase.


Tú me creaste para que mi alma salvara,
y quizá sepas que haré precisamente lo contrario.
Si es así, ¿por qué, entonces, me creaste,
ya que en Ti reside el saber infalible?
Devuelve mi ser a la nada, te lo suplico;
preferible es a una eterna y oscura cárcel;
como quisiste decir acerca de Judas, yo creo
que mejor sería no haber nacido hombre.


¡Preferiría, habiendo recibido el bautismo,
no haber tornado a los brazos de la vida,
sino haber pagado a la muerte mi deuda,
con lo que ahora no viviría ya en la duda!
Más temen los humanos al infierno
que no los placeres del Paraíso juzgan;
lo que padecemos, de aquel padecer es ejemplo,
mientras el Paraíso sin sentirlo se juzga.


Dame fuerzas para tomar de mí venganza;
contra Ti obré, y con gran culpa.
Y si no lo consigo, castiga mi carne,
pero no toques mi espíritu, hecho a tu semejanza;
y, sobre todo, que mi fe no vacile
y que no tiemble mi esperanza:
no me faltará la caridad, si permanecen firmes,
y si por mi carne te pidiera, no me escuches.


¡Oh! ¿Cuándo será que mis mejillas moje
con el agua de un llanto de dulces lágrimas?
La contrición es la fuente de donde manaran:
tal es la llave que el cerrado cielo nos abre.
De la contrición, nacen las amargas,
pues antes en temor que en amor se fundan;
pero, pese a todo, dame de éstas en abundancia,
pues son camino y vía para llegar a las otras.


Cant espiritual

Puix que sens tú algú á tú no basta
donam la mà ó pels cabells me lleva
sinó estench la mia vers la tua
quasi forçat à tu mateix me tira.
Jo vull anar en vers tú al encontre
no se perquè no fáç lo que volria
e no se que aquest voler empatxa
puix jo sò cert haver volutat franca.

Llevar mi vull é prou no mi esforce
çó fá lo pes de mas horribles colpas
ans que la mort lo procés á mi cloga
placiat Deu puix ben vull fer que 'm vulles.
Fes que ta sanch mon cor dur amolleixca
de semblant mal guarí ella mòlts altres
ja lo tardar ta ira 'm denuncia,
ta pietat no trob' en mi que obre.


Tan clarament en l' entendre no peque
com lo voler he carregat de colpa
ajúdam Deu mes follament te pregue
car tu no vals sinó al qui 's ajuda,
y á tots aquells qui á tu se apleguen
no 'ls pots fallir é mostrenho los braços
que faré jo que no meresch m' ajudes
car tant com puch conech que no m' esforce.

Perdónam Deu si follament te parle
de passió partexen mes paraules:
Yo sent pahor d' infern al cual faç via
girarla vull é no hi disponch mos passos.
Mes 'm recort que meritist lo lladre
tant quan hom veu no hi bastaven ses obres
ton esperit lla hon li pláu espera
com ne perquè no 'u sab qui en carn visca.

Ab tot que só mal crestiá per obra
ira no tinch ne de res jo t' encolpe,
jo sò ben cert que per tostemps be obres
é fás tant be donant mort com la vida.
Tot es egual quant sur de ta potença
d' hón tinch per foll qui'n contra tu murmuta,
amor de mal é de be ignorança
es la rahó que 'ls homens no coneixen.

A tu deman que lo cor m' enforteixques
si que 'l voler ab ta voluntat llige,
é puix sò cert que l' mon no 'm profita
dónam esforç que del tot l' abandone.
E del delit que 'l bon hom de tu gusta
fésmen' sentir una poca centilla
perqué la part menor que 'm es rebetle
haja afalach que tant fort no 'm contraste.

Ajúdam Deu que sens tu no 'm puch mòure
perquè 'l meu cos es mes que paralitich:
Tant sòn en mi embellits los mals hábits
que la virtut al gustar m' es amarga.
O Deu, merce rebolta en mi natura
que mala es perla mia gran colpa
é si per mort jo puch rembre ma falta
esta será ma dolça penitença.

Jo tem á tu mes que no 't só amable
é davant tu confés la colpa aquesta,
torbada es la mia esperança
é dintre mi sent terrible baralla.
Jo veig á tu just é misericorde,
veig ton voler qui sens mèrits gràcia,
dones é tols de grat lo do sens mèrits
qual es tan just quant mes jo no tremole.

Si, Job lo just, pór de Deu lo prenia.
¿que fará jo qui dins les colpes nade?
Com pens d' infern que temps no si esmenta
lla es mostrat tot quant sentimens temen.
L' arma qui es contemplar Deu electa
en contra aquell blasfemant se rebetla,
no es en hom de tant gran mal estima.
Donchs ¿com está que vers tal part camina?

Prechte Senyor que la vida m' abreujes
ans que pijors casos á mi segueixquen;
en dolor visch fahént vida perversa
é tem la Mort que es per tostemps longa.
Donch mal deçà é de llá mal sens terme
prenme al punt que millor en mi trobes,
lo detardar no se à que 'm serveixca
no te repòs qui te á fer viatje.

Jo 'm dolch perqué tant com vull no 'm puch
del infinit dampnatje lo qual dupte: [dolre
E tal dolor no la recull natura
ne 's pot asmar é menys sentir pot l' home.
E donchs acó sembla á mi flaca escusa
com de mon dany tant com es no m' espante
si ·l cel deman no li do bast' estima
fretura pas de pór é d' esperança.

Per be que tu irascible te mostres
çó es defalt de nostra conexença
lo teu voler tostemps clemença guarda
ton semblant mal es be enestimable.
Perdónam Deu si t' he donada colpa,
car jo confés ésser aquell colpable;
ab ulls de carn he fets los teus judicis,
vulles dar llum á la vista de l' arma.

Lo meu voler al teu es mòlt contrari
he 'm só enemich pensantme amich esser:
Ajúdam Deu, puix me veus en tal pressa
jo 'm desesper si mos demèrits guardes,
jo *m enuig mólt la vida com allongue
é dubte mólt que aquella tineixca
en dolor visch car mon voler no 's ferma,
é ja en mi enterat es l' àrbitre.

Tú es la fi hon totes fins termenen
é no es fi si en tu no termena:
Tú es lo be hon tot altre 's mesura
é no es bó qui á tu. Deu, no sembla.
Al qui 't complau, tu aquell Deu nomenes,
per tu semblar major grau d' home 'l muntes,
d' hon es gran dret de qui sembla 'l diable
prenga lo nom d' aquell ab qui 's conforma.

S' alguna fi en aquest món se troba
no es vera fi puix que no fá l' hom felis
es lo començ per hon l' altre s' acaba
segons lo cos qu' entendre pot un home.
Los philosophs qui aquella posaren
en si mateix son esser vists discordes
senyal es cert qu' en veritat no 's funda,
per conseguént al home no contenta.

Bona per si no fon la ley judaica,
en paradis per ella no s' entrava:
Mes tant com fon començ de aquesta nostra
de que .s pot dir d' aquestes dues una.
Axí la fl de tot en tot humana
no dá repós al apetit ó terme,
mes tan poch l' hom sens ella no ha l' altra
sant Joan fon senyalat lo Mesias.

No té repòs qui en altra fi guarda
car en res als lo voler no reposa,
çó fent cascú é no hi cal subtilesa
que fora tú lo voler no s' atura.
Si com los rius á la mar tots acorren,
axí les fins totes en tu se 'n entren;
puix té conech, esfórçam que jo t' ame
vença l' amor á la pór que jo 't porte.

E si l' amor tanta com vull no m' entra
creixme la pór si que temént no peque,
car no peccant jo perdré aquells hábits
que son estats, perqué no t' am, la causa.
Muyreu aquells que de tú m' apartaren
puix som migmort é 'm fan que no revisca;
ó senyor Déu, fes que la vida allargue,
puix me apar que envers tú jo m' acoste

¿Quim mostrará davrnt tú fer escusa
quant hauré dat del mal ordenat compte?
Tu m' has donat dispossició no mala
é jo he fet del regla fals mólt corba.
Dreçarla vull mes he mester ta ajuda
ajúdan Deu car ma forsa es flaca.
Tú es primer en tota bona obra,
¿com serà donchs qui primer de tú passe?

No 't prech que 'm dons sanitat de persona
ne bens alguns de natura y fortuna
mes solament que à tu Deu sols ame
car jo cert que 'l major be si causa.
Per conseguént delectació alta
jo no la sent perqué dispost no 'm trobe
mes per saber un home grosser jutja
qual major be sus tots es delitable.

Qual serà 'l jorn que la mort jo no tema,
é será quant de t' amor jo 'm inflame.
é no 's pot fér sens menys preu de la vida
é que per tu aquella jo menysprehe.
Lla donchs serán jus mi totes les coses
que de present me veig sobre los muscles
lo qui no tem del fort lleó les ungles
mólt mens tembrá lo fibló de la vespa.

Prechte Senyor, que 'm faças insensible
é qu' en null temps alguns delits jo senta
no solamént los leigs qui 't venen contra
mes tots aquells qu' indiferents se troben.
Açó desig perqué sol en tu pense
é puscha haver la via qu' en 's dreça
fesho Senyor, é si per temps me 'n torne
haje per cert trobar ta orella sorda.

Tolme dolor com me veig perdre 'l segle
car mentre 'm dolch com vull jo no t' ame
é vullho fér més l' hanit me contrasta,
en temps passat me carreguí la colpa.
Tant te cost jo, com mólts qui no 't serviren,
é tu 'ls has fet no menys que jo 't demane
perquè 't suplich que dins lo cor tu m' entres
puix es entrat en pus abominable.

Catholiçh só mes la fé no 'm escalfa
que la fredor lenta de 'ls senys apague
car jo leix só que mos sentiments senten
é Paradis crech perfé, y rahó jutje.
Aquella part del esperit es prompta
mes la de 'ls senys rossegant lam acoste,
donchs tu senyor ab foch de fé m' acorre
tant que la part que 'm porta fret, abrase.

Tu creist mi perquè l' ánima salve
é potser sabs de mi fer lo contrari.
Si es axí, ¿perqué donchs me creaves
puix fon en tu lo saber infalible?
Torna nores jo 't suplich lo méu esser
car mes me val que tostemps l' escur carcer.
jo crech á tu com volguist á Judes
que 'l fora bó no fos nat al mon home.

Par mi segur havent rebut batisme
no fòs tornat als brassos de la dida,
mes á la mort hagués retut lo deute
è de present jo no viuria en dubte.
Major dolor d' infern los homens senten
qui los delits del Paradis no jutjen
lo mal sentit es d' aquell altre exemple
é Paradis sens lq sentir se jutja.

Dónam esforç que prenga de mi venia
jo 'm trob ofès contra tu ab gran culpa
é si no hi bast tu de ma carn te farta
ab que no 'm tochs l' esperit qu' á tu sembla
E sobre tot ma fé que no vaciíle
é no tremol la mia esperança
puix que no 'm fall charitat, elles fermes
é de la carn si 't suplich no me 'n ojes.

O quant serà que regaré les galtes
d' aigua de plor ab las llàgrimes dolces?
Contricíó es la font d' hont emanen,
aquell es clau quel cel tancat nos obre.
D' atrictió parteixen les amargues
perquè 'n temor mes qu' en amor se funden,
mes tals quals són de aquestes m' abunda
puix són camí é via per les altres.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Lecturas del día, miércoles, 21 de febrero. Poema "Tú que hieres" de Blas de Otero

Primera lectura

Lectura de la profecía de Jonás (3,1-10):

El Señor dirigió la palabra a Jonás:
«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive; allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré».
Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla. Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:
«Dentro de cuarenta días, Nínive será arrasada».
Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.
La noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó de su trono, se despojó del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después ordenó proclamar en Nínive este anuncio de parte del rey y de sus ministros:
«Que hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban agua. Que hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor. Que cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia. ¡Quién sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no nos destruirá!».
Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 50,3-4.12-13.18-19

R/.
Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias


V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

V/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

V/. Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,29-32):

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Palabra del Señor
 
Poema:
Tú que hieres de Blas de Otero
 
Arrebatadamente te persigo.
Arrebatadamente, desgarrando
mi soledad mortal, te voy llamando
a golpes de silencio. Ven, te digo

como un muerto furioso. Ven. Conmigo
has de morir. Contigo estoy creando
mi eternidad. (De qué. De quién). De cuando
arrebatadamente esté contigo.

Y sigo, muerto, en pie. Pero te llamo
a golpes de agonía. Ven. No quieres.
Y sigo, muerto, en pie. Pero te amo

a besos de ansiedad y de agonía.
No quieres. Tú, que vives. Tú, que hieres
arrebatadamente el ansia mía.  

lunes, 19 de febrero de 2018

Lecturas del día, lunes, 19 de febrero. Poema "Querencias" de Claribel Alegría. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Levítico (19,1-2.11-18):

El Señor habló así a Moisés:
«Di a la comunidad de los hijos de Israel:
“Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo.
No robaréis ni defraudaréis ni os engañaréis unos a otros.
No juraréis en falso por mi nombre, profanando el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor.
No explotarás a tu prójimo ni le robarás. No dormirá contigo hasta la mañana siguiente el jornal del obrero.
No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezo al ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
No daréis sentencias injustas. No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Juzga con justicia a tu prójimo.
No andarás difamando a tu gente, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.
No odiarás de corazón a tu hermano, pero reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con su pecado.
No te vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18,8.9.10.15

R/.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida

V/. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R/.

V/. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

V/. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

V/. Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,31-46):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.
Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».

Palabra del Señor

Poema:
Querencias de Claribel Alegría

Porque aprendí a quererme
puedo sangrar 
con tus heridas.

Breve comentario

¿De dónde nace el amor humano? De un amor previo: del Amor de Dios por sus criaturas. Ninguna persona es capaz de amar sin la experiencia de haber sido amada. El alma humana está hecha para ser amada, y de este modo poder amar. Hasta tal punto esto es así que se ha comprobado empíricamente que aun en niños que han sido durante toda su infancia cuidados en entornos hospitalarios, orfelinatos, instituciones de beneficencia y similares, éstos logran imaginarse en su mente a la figura de la madre o del padre ausentes en las del personal que les asiste de forma profesional. Así, estos niños con graves privaciones afectivas logran constituir en su imaginario como madres a la enfermera, la cocinera, la limpiadora..., y como padres al conserje, al jardinero, al guarda, al médico... Sin la experiencia de ser amados no podemos vivir. En cierta ocasión, cuando acompañaba a un paciente esquizofrénico en un famoso psiquiátrico de Madrid, otro interno que yo no conocía se acercó a mí con una mirada que no olvidaré jamás, y me espetó: "Que sepas que estamos aquí porque nadie nos ha querido." Y es que el amor recibido nos integra como personas, nos completa, nos hace plenos y capaces, potentes; en definitiva, nos hace humanos.

Sólo así podemos amar, cuidar al otro, desear y procurar su bien. Pero la primera persona a la que debemos amar, y que amamos, insisto, porque nos han amado, es a nosotros mismos. Como dice un proverbio castellano, la caridad bien entendida empieza por uno mismo. Sin ese sano amor por uno mismo, que no es amor propio porque no es orgullo y porque no es ni siquiera nuestro, pues es un don recibido de otros, no cabe entrega posible de sí. Nada hay más terrible que contemplar el odio hacia sí. Las obras de caridad o de misericordia que el Señor describe lo son porque nacen de un corazón que se entrega; no es una mera filantropía, una apariencia de bien que esconde un egoísmo como su motivación principal. Que el amor que entregamos a otros sea considerado por el Señor como amor dirigido hacia Sí es debido a la lógica de su Amor perfecto, que hace que lo infinito se abaje hasta identificarse en el ser más menesteroso.

Así, pues, no podemos amar a nadie sin amarnos previamente. Y no podemos amarnos si antes no nos han amado. Es una cadena perfectamente coherente y sólida, como lo es la verdad del Amor de Dios. De este modo se entiende mejor el revelador, breve y lucidísimo poema de Claribel Alegría (un apellido que le cuadra perfectamente a la persona). Amar es hacerse uno con el amado; y cuando ello ocurre podemos, en efecto, sangrar por las heridas de aquel, pues su mundo es el nuestro ya, su dolor, su desnudez, su enfermedad, su hambre, su sed, sus prisiones y miedos, sus desamparos los nuestros... Y es entonces cuando, amando, podemos vestirlo, darle de comer y de beber, sanar sus heridas, liberarle de sus prisiones y fragilidades. Sólo así podemos hacernos uno en el otro por gracia del amor de Dios. 

domingo, 18 de febrero de 2018

Lecturas del día, domingo, 18 de febrero. Poema "Mensajes" de Francisco Gálvez

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (9,8-15):

Dios dijo a Noé y a sus hijos: «Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.»
Y Dios añadió: «Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 24,4bc-5ab.6-7bc.8-9

R/.
Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad
para los que guardan tu alianza


Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas.
Acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (3,18-22):

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos, ocho personas, se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,12-15):

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Mensajes de Francisco Gálvez
 
En este momento estoy ausente,
pero puedes dejar algún mensaje
y te llamaré cuando vuelva.
Si eres el amor
llama más tarde, o tal vez otro día;
si eres la soledad
espera, pronto estaré contigo;
si eres el suicida
marca otro número, apenas queda tiempo;
si eres la muerte
elige otro destino, sólo soy una técnica;
si eres el pensamiento
abandona, este hilo no medita;
si eres la palabra
da la vuelta, aquí nadie te pronuncia;
y si eres una voz anónima
que llamas angustiada
en cualquier momento llegaré a casa:
habla después de oír la señal.   

sábado, 17 de febrero de 2018

Lecturas del día, sábado, 17 de febrero. Poema "Dime que era verdad" de Carlos Bousoño

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (58,9b-14):

Esto dice el Señor:
«Cuando alejes de ti la opresión,
el dedo acusador y la calumnia,
cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo
y sacies al alma afligida,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad como el mediodía.
El Señor te guiará siempre,
hartará tu alma en tierra abrasada,
dará vigor a tus huesos.
Serás un huerto bien regado,
un manantial de aguas que no engañan.
Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas,
volverás a levantar los cimientos de otros tiempos;
te llamarán “reparador de brechas”,
“restaurador de senderos”,
para hacer habitable el país.
Si detienes tus pasos el sábado,
para no hacer negocios en mi día santo,
y llamas al sábado “mi delicia”
y lo consagras a la gloria del Señor;
si lo honras, evitando viajes,
dejando de hacer tus negocios y de discutir tus asuntos,
entonces encontrarás tu delicia en el Señor.
Te conduciré sobre las alturas del país
y gozarás del patrimonio de Jacob, tu padre.
Ha hablado la boca del Señor».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 85,1-2.3-4.5-6

R/.
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad


V/. Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti. R/.

V/. Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor. R/.

V/. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,27-32):

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?»
Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».

Palabra del Señor 
 
Poema:
Dime que era verdad de Carlos Bousoño
 
Dime que era verdad aquel sendero
que se perdía entre la paz de un prado;
aquel otero puro que he mirado
yo tantas veces con candor primero.
 
Dime que era verdad aquel lucero
que se incendia casi a nuestro lado.
Di que es verdad que vale un mundo amado
y un cuerpo roto en un vivir sincero.
 
Di que es verdad que vale haber sufrido
y haber estado entre la mar sombría;
que vale haber luchado, haber perdido.
 
Haber vencido a la melancolía,
haber estado en el dolor, dormido,
sin despertar, cuando llegaba el día.  

viernes, 16 de febrero de 2018

Lecturas del día, viernes, 16 de febrero. Poema "Contigo" de Amado Nervo


Primera lectura

Lectura del libro de lsaías (58,1-9a):

Esto dice el Señor Dios:
«Grita a pleno pulmón, no te contengas;
alza la voz como una trompeta,
denuncia a mi pueblo sus delitos,
a la casa de Jacob sus pecados.
Consultan mi oráculo a diario,
desean conocer mi voluntad.
Como si fuera un pueblo que practica la justicia
y no descuida el mandato de su Dios,
me piden sentencias justas,
quieren acercarse a Dios.
“¿Para qué ayunar, si no haces caso;
mortificarnos, si no te enteras?”
En realidad, el día de ayuno hacéis vuestros negocios
y apremiáis a vuestros servidores;
ayunáis para querellas y litigios,
y herís con furibundos puñetazos.
No ayunéis de este modo,
si queréis que se oiga vuestra voz en el cielo.
¿Es ese el ayuno que deseo en el día de la penitencia:
inclinar la cabeza como un junco,
acostarse sobre saco y ceniza?
¿A eso llamáis ayuno,
día agradable al Señor?
Este es el ayuno que yo quiero:
soltar las cadenas injustas,
desatar las correas del yugo,
liberar a los oprimidos,
quebrar todos los yugos,
partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo,
cubrir a quien ves desnudo
y no desentenderte de los tuyos.
Entonces surgirá tu luz como la aurora,
enseguida se curarán tus heridas,
ante ti marchará la justicia,
detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá;
pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 50,3-4.5-6a.18-19

R/.
Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias


V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R/.

V/. Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,14-15):

En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».

Palabra del Señor

Poema:
Contigo de Amado Nervo 

Espíritu que no hallas tu camino,       
que hender quieres el cielo cristalino 
y no sabes qué rumbo                   
has de seguir, y vas de tumbo en tumbo, 
llevado por la fuerza del destino:     
¡Detente! Pliega el ala voladora:       
¡buscas la luz, y en ti llevas la aurora;
recorres un abismo y otro abismo       
para encontrar al Dios que te enamora, 
y a ese Dios tú lo llevas en ti mismo! 
¡Y el agitado corazón latiendo,         
en cada golpe te lo está diciendo,     
y un misterioso instinto,               
de tu alma en el obscuro laberinto,   
te lo va noche a noche repitiendo!     
...¡Mas tú sigues buscando lo que tienes!
Dios en ti, de tus ansias es testigo;   
y, mientras pesaroso vas y vienes,     
como el duende del cuento, Él va contigo.

jueves, 15 de febrero de 2018

Lecturas del día, jueves, 15 de febrero. Poema "Dulce Señor, mis vanos pensamientos..." de Lope de Vega

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (30,15-20):

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Pues yo te mando hoy amar al Señor, tu Dios, seguir sus caminos, observar sus preceptos, mandatos y decretos, y así vivirás y crecerás y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla.
Pero, si tu corazón se aparta y no escuchas, si te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y les sirves, yo os declaro hoy que moriréis sin remedio; no duraréis mucho en la tierra adonde tú vas a entrar para tomarla en posesión una vez pasado el Jordán.
Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra. Pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, para que viváis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que juró dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 1

R/.
Dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor


V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,22-25):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».

Palabra del Señor
 
Poema:
"Dulce Señor, mis vanos pensamientos..." de Lope de Vega
 
Dulce Señor, mis vanos pensamientos
fundados en el viento me acometen,
pero por más que mi quietud inquieten
no podrán derribar tus fundamentos.

No porque de mi parte mis intentos
seguridad alguna me prometen
para que mi flaqueza no sujeten,
ligera más que los mudables vientos.

Mas porque si a mi voz, Señor, se inclina
tu defensa y piedad, ¿qué humana guerra
contra lo que Tú amparas será fuerte?

Ponme a la sombra de tu cruz divina,
y vengan contra mí fuego, aire, tierra,
mar, yerro, engaño, envidia, infierno y muerte. 

martes, 13 de febrero de 2018

Lecturas del día, martes, 13 de febrero. Poema "Pobrezas" de Eduardo Galeano

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (1,12-18):

Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la tentación al mal y él no tienta a nadie. A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y seduce; el deseo concibe y da a luz el pecado, y el pecado, cuando se comete, engendra muerte. Mis queridos hermanos, no os engañéis. Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni periodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 93,12-13a.14-15.18-19

R/.
Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor

Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros. R/.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón. R/.

Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene;
cuando se multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son mi delicia. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,14-21):

En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca.
Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»
Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.»
Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?»
Ellos contestaron: «Doce.»
«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»
Le respondieron: «Siete.»
Él les dijo: «¿Y no acabáis de entender?»

Palabra del Señor
 
Poemas:
Pobrezas de Eduardo Galeano 

Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que no tienen tiempo para perder el tiempo.


Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que no tienen silencio ni pueden comprarlo.


Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que tienen piernas que se han olvidado de caminar,
como las alas de las gallinas se han olvidado de volar.


Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que comen basura y pagan por ella como si fuese comida.


Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que tienen el derecho de respirar mierda,
como si fuera aire, sin pagar nada por ella.


Pobres,
lo que se dice pobres
son los que no tienen más libertad de elegir entre uno y otro canal [de televisión.


Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que viven dramas pasionales con las máquinas.


Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que son siempre muchos y están siempre solos.


Pobres,
lo que se dice pobres,
son los que no saben que son pobres.

domingo, 11 de febrero de 2018

Lecturas del día, domingo, 11 de febrero. Poema "La helada" de Claudia Masin

Primera lectura

Lectura del libro del Levítico (13,1-2.44-46):

El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡Impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 31,1-2.5.11

R/.
Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,31–11,1):

Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,40-45):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

Palabra del Señor
 
Poema:
La helada de Claudia Masin
 
Quien fue dañado lleva consigo ese daño,
como si su tarea fuera propagarlo, hacerlo impactar
sobre aquel que se acerque demasiado. Somos
inocentes ante esto, como es inocente una helada
cuando devasta la cosecha: estaba en ella su frío,
su necesidad de caer, había esperado
-formándose lentamente en el cielo,
en el centro de un silencio que no podemos concebir-
su tiempo de brillar, de desplegarse. ¿Cómo soportarías
vivir con semejante peso sin ansiar la descarga,
aunque en ese rapto destroces la tierra,
las casas, las vidas que se sostienen, apacibles,
en el trabajo de mantener el mundo a salvo,
durante largas estaciones en las que el tiempo se divide
entre los meses de siembra y los de zafra? Pido por esa fuerza
que resiste la catástrofe y rehace lo que fue lastimado todas las [veces
que sea necesario, y también por el daño que no puede evitarse,
porque lo que nos damos los unos a los otros,
aun el terror o la tristeza,
viene del mismo deseo: curar y ser curados. 

sábado, 10 de febrero de 2018

Lecturas del día, sábado, 10 de febrero. Poema "Antífona" de Luis Gonzaga Urbina. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (12,26-32;13,33-34):

En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros: «Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá.»
Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: «¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!»
Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido. Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo deseaba lo consagraba sacerdote de los altozanos. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 105, 6 7a. 19-20. 21-22

R/.
Acuérdate de mí, Señor,
por amor a tu pueblo


Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas. R/.

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R/.

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del Evangelio según san Marcos (8,1-10):

Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.»
Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden satisfechos?»
Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete.»
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Palabra del Señor

Poema:
Antífona de Luis Gonzaga Urbina

En mi angustia, callada y escondida,
sé tú como enfermera bondadosa,
cuya mano ideal viene y se posa,
llena de suave bálsamo, en la herida.

Ríe en mi tedio -sepulcral guarida-
como un rayo de sol en una fosa;
perfuma, como un pétalo de rosa,
el fango y la impureza de mi vida.

Del corazón en el silencio, canta;
entre las sombras de mi ser, fulgura;
mi conturbado espíritu levanta;

enciende la razón en mi locura,
¡tengo hambre y sed de bien!... Dame una santa
limosna de piedad y de ternura...

Breve comentario

Si ayer decíamos que era un error entender las curaciones del Señor en el sentido puramente biológico, no lo es menos entender el milagro de la multiplicación de los panes y los peces como si fuera la resolución de un mero problema alimenticio. Y ello por dos razones.

En primer lugar, ya dijo el Señor en otro pasaje que no sólo de pan vive el hombre. Nuestro corazón no es un estómago; y los materiales que elabora proceden de su hambre de verdad, de luz, de sentido, de amor; no de meros nutrientes biológicos. Tales materiales proceden del contacto con esa verdad y esa luz buscadas, con el amor que portan y son, nacidos de la Palabra del Señor. En este sentido es conveniente reparar en un detalle inicial que puede pasar desapercibido en el evangelio de hoy. Dice el Señor que todas aquellas personas "llevan ya tres días conmigo". Parece que la multitud lleva todo ese tiempo escuchando al Señor, posiblemente rezando con Él, siguiéndole a donde va, y todo ello hasta el punto de postergar las necesidades biológicas más básicas. ¿Podemos imaginar a algún ser humano con el que estuviéramos así, tan absolutamente entregados o abandonados? Sólo el amor podría ser capaz de unirnos así a otro. No sabemos si no comieron en absoluto, o sólo muy escasamente. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que debieron de sentirse fascinados por la predicación del Señor, por lo que Su persona emanaba y transmitía. Y esta fascinación no lo puede dar ningún alimento biológico, por mucho que se esfuercen hoy los chefs tan de moda de eso que llaman la alta cocina. Al cabo de esos tres días, y aunque exaltados espiritualmente por el maná de las palabras de Jesús, debían de andar ya al borde del desfallecimiento.

Es en este punto que el Señor da un salto cualitativo ascendente: comienza a darles literalmente de comer. Pero no nos engañemos de nuevo con las apariencias. Realmente parece que no ha cambiado nada: Jesús sigue nutriéndoles sólo que de otra forma. Si durante esos tres días les alimentaba el alma, ahora les alimentará el cuerpo, pues el hombre es esa unidad indivisible de ambos. Y aquí está el salto hacia arriba. Este milagro de la multiplicación de los panes y los peces es imagen o prefiguración de otro alimento y de otro acto que instituirá como sacramento, la Eucaristía: la entrega de su mismo Cuerpo y Sangre para alimentar a todos los hombres de todos los tiempos que le busquen. Dando de comer aquellos panes y peces milagrosos seguía entregándose a aquella multitud extasiada con Él. El amor de Dios es tan infinito e inconmensurable, tan gratuito y abierto, que en su abajamiento total se da por entero a su criatura predilecta. Y es un acto que se repite desde entonces en cada misa que se celebra en el mundo. Pero nos estamos adelantando un poco todavía, pues no será hasta el Jueves Santo en que el Señor instituirá el sacramento de la Eucaristía, y de momento sólo estamos a las puertas de la Cuaresma.

Creo que la pertinencia del bello soneto del poeta mexicano se explica por sí sola.