viernes, 14 de octubre de 2016

Lecturas del día, viernes, 14 de octubre. Poema "No sirves para nada" de José Agustín Goytisolo. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,11-14):

Por medio de Cristo hemos heredado también nosotros, los israelitas. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en que creísteis, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 32,1-2.4-5.12-13

R/.
Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,1-7):

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos:
«Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»

Palabra del Señor
 
Poema:
No sirves para nada de José Agustín Goytisolo
 
Cuando yo era pequeño
estaba siempre triste
y mi padre decía
mirándome y moviendo
la cabeza: hijo mío
no sirves para nada.

Después me fui a la escuela
con pan y con adioses
pero me acompañaba
la tristeza. El maestro
graznó: pequeño niño
no sirves para nada.

Vino luego la guerra
la muerte-yo la vi-
y cuando hubo pasado
y todos la olvidaron
yo triste seguí oyendo
no sirves para nada.

Y cuando me pusieron
los pantalones largos
la tristeza en seguida
mudó de pantalones.
Mis amigos dijeron:
no sirves para nada.

De tristeza en tristeza
caí por los peldaños
de la vida. Y un día
la muchacha que amo
me dijo –y era alegre-
no sirves para nada.

Ahora vivo con ella
voy limpio y bien peinado.
Tenemos una niña
a la que siempre digo
-también con alegría-
no sirves para nada.
 
 
 
Breve comentario
 
Qué palabras más certeras del Señor: "no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno." En efecto, los que matan el alma son los verdaderos asesinos. Jesús menciona a los hipócritas como uno de estos asesinos, hipócritas con autoridad socialmente reconocida, gente respetable. Sin duda, éstos, los fariseos de todas las épocas, pueden matarnos el alma. Pero no sólo desde la hipocresía nos pueden arrancar el corazón. Se puede hacerlo desde la envidia, desde la soberbia, desde los complejos de inferioridad, desde el odio larvado del vanidoso que no obtiene el aplauso deseado... Ciertamente, la hipocresía es un arma especialmente mortífera, pues cuanto mayor es el disfraz, el disimulo, el engaño de parecer lo que en verdad no se es, más efectiva, más penetrante, más mortal es la puñalada. Y si el hipócrita ejerce un puesto de autoridad, si posee reconocimiento público, tanto peor para quien le sigue.
 
Así, asesinos de almas han sido y son padres y madres, fariseos y sacerdotes, profesores, militares, niños cuya alma ya ha sido previamente asesinada, y que se han identificado con su verdugo, cualquiera de nosotros que podamos ejercer alguna autoridad del tipo que sea. Pero hay que distinguir al asesino del simple pecador. Y el poema (y el poeta) elegido me va a ayudar a hacer la distinción.
 
Si un padre que bebe dice a su hijo: "Hijo mío, no bebas: es lo peor que hay"; y esa misma tarde el padre acude al bar de al lado a alcoholizarse por enésima vez, ese hombre no es un hipócrita ni un asesino del alma. Podrá tal vez ser un enfermo, si es un adicto, o simplemente alguien que se deja llevar por las razones que sean. Sin duda, el hijo será herido de forma traumática al ver a su padre borracho, pero éste en verdad quiere evitar este dolor a su hijo. No hay hipocresía aquí, aunque haya pecado; herirá al hijo a su pesar, pero no quiere matar su alma. El hipócrita es el que está orgulloso de matar el alma del otro; le dirá: "¡No bebas!", mientras bebe delante de él con orgullo, incluso hasta emborracharse, y cuando el hijo se rebele y beba, podrá decirle: "Ves, hijo, no sirves para nada." Entonces, el hijo se alcoholizará, se hará adicto, aunque el padre beba por puro placer y sabiendo controlarse. Esta monstruosidad no es una experiencia extraña o infrecuente; al contrario, es desgraciadamente muy común, y extendida a todos los ámbitos imaginables.

José Agustín Goytisolo pertenece al primer grupo, a los pecadores no hipócritas. El poema es, más allá de ironías e hipérboles, autobiográfico, e iba muy en serio. Aunque a su hija, Julia, le dijera que no servía para nada, también le dedicó este bello y muy famoso poema:

PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.


Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.


Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.


Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.


Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.


La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.


Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.


Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.


Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.


Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.


Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.


Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.


La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.


Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.


Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.


Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.


Él, sin embargo, de personalidad depresiva, se suicidó arrojándose al vacío. Le mataron el alma, pero quiso evitar hacerlo con la de su hija, que hoy vive recordando agradecida a su padre que le supo amar y proteger.

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