jueves, 6 de octubre de 2016

Lecturas del día, jueves, 6 de octubre. Poema "Tú me has dado una juventud difícil..." de Anna Ajmatova. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (3,1-5):

¡Insensatos gálatas! ¿Quién os ha embrujado? ¡Y pensar que ante vuestros ojos presentamos la figura de Jesucristo en la cruz! Contestadme a una sola pregunta: ¿recibisteis el Espíritu por observar la ley o por haber respondido a la fe? ¿Tan estúpidos sois? ¡Empezasteis por el espíritu para terminar con la carne! ¡Tantas magníficas experiencias en vano! Si es que han sido en vano. Vamos a ver: Cuando Dios os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿por qué lo hace? ¿Porque observáis la ley o porque respondéis a la fe?

Palabra de Dios

Salmo

Lc 1,69-70.71-72.73-75

R/.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo


Nos ha suscitado una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas. R/.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza y el juramento
que juró a nuestro padre Abrahán. R/.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,5-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle.” Y, desde dentro, el otro le responde: “No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos.” Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»

Palabra del Señor
  
Poema:
"Tú me has dado una juventud difícil..." de Anna Ajmatova 

Tú me has dado una juventud difícil.
Cuánta tristeza en el camino.
¿Cómo elevar mi pobre alma
para entregártela?
El destino lisonjero
canta una larga canción de gloria.
¡Señor! Yo, la indolente,
tu ciega sierva,
no seré rosa ni talluelo
en los jardines del Padre.
Tiemblo sobre cada partícula de polvo,
sobre cada palabra del insensato. 


Breve comentario

Las palabras del evangelio de hoy parecen difíciles de armonizar con la realidad, pues ni la mayoría de lo que pedimos nos es concedido, ni hemos pedido la mayoría de cosas que nos ocurren. Y no pocas veces, nuestra vida está jalonada de todo tipo de sufrimientos o de acontecimientos indeseables. Pedimos, y parece que nadie está al otro lado. Con la poetisa rusa, cuya vida estuvo jalonada de graves y repetidos hechos desgraciados, muchos podemos hacer nuestro sus versos:
"Tú me has dado una juventud difícil.
Cuánta tristeza en el camino.
¿Cómo elevar mi pobre alma
para entregártela?"


¿Cómo elevarla?: pidiendo con fe a un Dios que nos ama. Y sabiendo pedir. Es normal que solamos pedir por esto o aquello, por todo lo que nos preocupa, por aquellas cosas legítimas en que tenemos puestas nuestras esperanzas. Esto no es malo, pero aún es mejor distinguir lo que nos conviene. Ésta quizá sea una de las sabidurías vitales más profundas que podamos adquirir en este peregrinar a Dios que son nuestras vidas, pues lo que nos conviene suele tener una relación muy indirecta, si no remota, con las inquietudes mundanas o concretas, por muy razonables y justas que éstas sean. En efecto, lo que nos conviene máximamente a todos es precisamente la venida del Espíritu Santo a nuestros corazones. Sabiendo que esta es la prioridad de nuestras necesidades, las otras, las mundanas o concretas quedan autómaticamente redimensionadas en su justa importancia. Entonces se nos concederá aquello que nos conviene, pedido o incluso no pedido.

A estas alturas de mi vida, pudiendo pedir muchas cosas que necesito que Dios me quite de encima o me alivie al menos, ya sólo le ruego que anide en mi corazón y en el de mi mujer cada vez con más fuerza y presencia, que se acomode como en su casa en nuestras almas, y que sepamos reflejar esa presencia a los demás. Como soy bastante torpe y pecador, poco expreso de este aliento que me va (nos va) habitando. Mi mujer, como toda mujer, con los pies en la tierra mucho más que uno, se apresta a pedir todo lo demás, un día y otro día, aunque apenas nada de todo aquello parezca cumplirse. Así es como hay que elevar nuestras almas al cielo. Y cuánto más triste, duro o doloroso sea nuestro existir más altas se elevarán nuestras peticiones, pues es en el dolor cuando sabemos distinguir mejor qué es lo que en verdad importa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.