miércoles, 7 de diciembre de 2016

Lecturas del día, miércoles, 7 de diciembre. Poema "Blues del mostrador" de Antonio Gamoneda. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (40,25-31):

«¿Con quién podréis compararme,
quién es semejante a mí?», dice el Santo.
Alzad los ojos a lo alto y mirad:
¿quién creó esto?
Es él, que despliega su ejército al completo
y a cada uno convoca por su nombre.
Ante su grandioso poder, y su robusta fuerza,
ninguno falta a su llamada.
¿Por qué andas diciendo, Jacob,
y por qué murmuras, Israel:
«Al Señor no le importa mi destino,
mi Dios pasa por alto mis derechos»?
¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído?
El Señor es un Dios eterno
que ha creado los confines de la tierra.
No se cansa, no se fatiga,
es insondable su inteligencia.
Fortalece a quien está cansado,
acrecienta el vigor del exhausto.
Se cansan los muchachos, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren y no se fatigan,
caminan y no se cansan.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 102,1-2.3-4.8.10

R/.
Bendice, alma mía, al Señor

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestro pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):

En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo: «Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor
 
Poema:
Blues del mostrador de Antonio Gamoneda
 
Llegó con el papel entre las manos 
y me miró con sus ojos cansados.
Llegó con el papel y con sus manos
y yo sentí su mirada en mi vida.
 
Cuando venga otro día con sus manos
y su papel a mirarme en silencio,
espero comprender por qué me mira,
por qué es viejo y es grande y por qué pesan
en mi corazón estos ojos cansados.
 
Breve comentario
 
Una de las manifestaciones más claras del amor es su capacidad para consolar, para acompañar, para aliviar el peso de nuestra carga. Isaías, otro de los profetas jubilosos de serlo, es rotundo hoy (lo lleva siendo todos estos últimos días):
"Se cansan los muchachos, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren y no se fatigan,
caminan y no se cansan."
Uno, que no es un gimnasta precisamente, lleva pegándose desde hace un par de meses sus pequeñas palizas cada mañana paseando por los alrededores de mi pueblo. Y este hijo de Dios se cansa como cualquiera, o incluso algo más, dada mi naturaleza sedentaria. Por fortuna, mi colesterol y mi tensión, desde que me doy estas caminatas, están en niveles excelentes, y hasta he adelgazado un par de kilos. Pero la fuerza no me la dan mis piernas, ni mi corazón biológico, sino el corazón espiritual. Y más cuando, como siempre, me suelen esperar los que sienten un gran cariño por uno, en su eterna y mezquina reivindicación de sí mismos (*). La vida cansa; vivir suele suponer sacrificio, esfuerzo, renuncia, sufrimiento de todos los grados y características... El solo paso del tiempo ya nos va desgastando. Ahora que ya soy un cincuentón bien entrado en esa década lo que debo aprender es a envejecer. Aunque estoy entrenado desde hace casi veinte años por mis problemas de espalda a ciertas limitaciones locomotoras, no me acostumbro a comprobar cómo mi cuerpo va poco a poco dejando de funcionar, dejando de ser el que fue.
 
Pero lo que más agota es el dolor moral, el dolor psíquico y el dolor espiritual. También de ellos, me temo, cuento con cierta dilatada experiencia. Y como yo, insisto, tantas personas. Y es ahí donde Jesús, como un nuevo cirineo, nos ayuda a llevar nuestras cruces. No hay amor sin consuelo, sin compartir la carga. Si así es en el amor humano, cuanto más en el amor de Dios, del cual aquel es su pálido reflejo. Así, no dudemos en tomar su yugo porque es verdaderamente ligero, a portar su carga, pues con Él su peso es dulce y leve, incluso para maltrechas espaldas como la mía. Cuando uno se deja hacer por Dios, permite que se acerque, que te viva, sentirlo dentro de ti, el sentimiento de compañía, de paz, de protección te invade quedamente, en silencio, y, por fin descansas: tienes donde reclinar la cabeza. ¡Cuántas veces me he quedado dormido orando, y no por aburrimiento! Tampoco quiero dar la impresión de misticismo: se descansa en Dios cuando se está en conexión afectiva con aquel o aquellos que nos quieren, cuando realmente se ama al cónyuge, al amigo, a quien te hace un favor o te ayuda, a quien realmente al saludarte te dice de verdad "Buenos días"; cuando uno queda impresionado por un paisaje, un buen libro, un cuadro, un poema de los que elijo aquí o cuando sientes el fresco y la luz de la mañana mientras paseas. Ese dulce sentirse en otro o en lo otro, es verdaderamente esto: sentirse en y con el Otro.

Busquemos, pues, Su yugo, Su carga: es el mayor consuelo en esta vida.
 
--------------------------------------
(*)Muchas gracias a la Guardia Civil de Collado Villalba por el gesto de esta mañana en la esquina de la vieja ermita; y, por supuesto, a todos los amigos que anónimamente me hacen sentir su solidaridad y su compañía. Aunque suelo ir con cara de Harry el sucio, cada vez que aparecéis, siento un profundo agradecimiento que apenas soy capaz de expresar, y hoy en especial a la Benemérita: cuanto más canallas sean, el apoyo necesariamente ha de ser más explícito, precisamente porque nos llena más de asco a todos. Ejercer una mínima autoridad es, en estos tiempos, y sobre todo en esta España irreconocible y en franca descomposición, una tarea casi de héroes; también y sobre todo para aquellos que visten uniforme y pertenecen a un cuerpo armado -no es casual el alto índice de suicidios entre los guardias civiles-. Todo mi afecto, mi apoyo y mi respeto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.