lunes, 5 de diciembre de 2016

Lecturas del día, lunes, 5 de diciembre. Poemas "Son los corazones de algunas criaturas..." y "Soledad" de Rosalía de Castro. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (35,1-10):

El desierto y el yermo se regocijarán,
se alegrará la estepa y florecerá,
germinará y florecerá como flor de narciso,
festejará con gozo y cantos de júbilo.
Le ha sido dada la gloria del Líbano,
el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Contemplarán la gloria del Señor,
la majestad de nuestro Dios.
Fortaleced las manos débiles,
afianzad las rodillas vacilantes;
decid a los inquietos:
«Sed fuertes, no temáis.
¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite,
la retribución de Dios.
Viene en persona y os salvará.»
Entonces se despegarán los ojos de los ciegos,
los oídos de los sordos se abrirán;
entonces saltará el cojo como un ciervo,
y cantará la lengua del mudo,
porque han brotado aguas en el desierto
y corrientes en la estepa.
El páramo se convertirá en estanque,
el suelo sediento en manantial.
En el lugar donde se echan los chacales
habrá hierbas, cañas y juncos.
Habrá un camino recto.
Lo llamarán «Vía sacra».
Los impuros no pasarán por él.
Él mismo abre el camino
para que no se extravíen los inexpertos.
No hay por allí leones,
ni se acercarán las bestias feroces.
Los liberados caminan por ella
y por ella retornan los rescatados del Señor.
Llegarán a Sión con cantos de júbilo:
alegría sin límite en sus rostros.
Los dominan el gozo y la alegría.
Quedan atrás la pena y la aflicción.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 84,9ab-10.11-12.13-14

R/.
He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,17-26):

Un día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones. En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados». Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?». Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”». Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».

Palabra del Señor
 
Poemas:
"Son los corazones de algunas criaturas..." de Rosalía de Castro
 
Son los corazones de algunas criaturas
como los caminos muy transitados,
donde las pisadas de los que ahora llegan,
borran las pisadas de los que pasaron:
no será posible que dejéis en ellos,
de vuestro cariño, recuerdo ni rastro.
 

Soledad de Rosalía de Castro
 
Un manso río, una vereda estrecha,
un campo solitario y un pinar,
y el viejo puente rústico y sencillo
completando tan grata soledad.

¿Qué es soledad? Para llenar el mundo
basta a veces un solo pensamiento.
Por eso hoy, hartos de belleza, encuentras
el puente, el río y el pinar desiertos.

No son nube ni flor los que enamoran;
eres tú, corazón, triste o dichoso,
ya del dolor y del placer el árbitro,
quien seca el mar y hace habitable el polo.
 
Breve comentario
 
"¿Qué estáis pensando en vuestros corazones?" Esta es la pregunta que el Señor nos dirige a todos hoy en este pasaje. Jesús desconcierta con sus acciones y con sus actitudes; sus palabras parecen paradójicas y a veces hasta contradictorias. Y ante esto, ¿qué pensamos? La pregunta sigue plenamente vigente después de dos mil años, pues aún estamos hoy muy lejos no ya de comprenderle, sino siquiera de seguirle, incluso los que parecen que han entregado su vida a ello.
 
Los escribas, los maestros de la ley, los fariseos tienen mucho que perder con el actuar del Señor. No es que les parezca simplemente que este sujeto va en contra de sus normas y de sus enseñanzas: es que va en contra de ellos porque es capaz de lo que ellos no son capaces: amar. Las normas judías regulaban la relación que el hombre debía mantener con su Dios, y ello se conseguía con el establecimiento de un sinfín de mandatos de obligado cumplimiento hasta el punto de que se perdió la perspectiva que los mismos poseían: entrar en relación con Dios. El judío ya no sabía entrar en relación con Él: simplemente cumplía con escrúpulo los ritos, y de tal cumplimiento colegía que obtenía el favor de Aquel, o de que al menos lo satisfacía. Así, la relación entre el hombre y el Creador quedó desnaturalizada en una convención social que, a pesar de ser onerosa por el extremado detalle de la misma, podía ser cumplida sin exponer nada del alma humana al intercambio con Dios. 
 
Jesús, siendo Dios, altera por completo las bases en que el pueblo judío había transformado los ritos que en un comienzo tenían sentido como modo de relación, no de mera prescripción. Dios no podía ser ese advenedizo, pensaban sus corazones. La verdad más profunda se esconde en las realidades más modestas, cotidianas, sencillas, accesibles, incluso en apariencia banales. La sonrisa de un niño, un paisaje, un amanecer, el olor de una flor o de la tierra húmeda... Y resultó que Dios era ese insignificante carpintero de la insignificante Nazaret. Y quería relacionarse con los hombres como el hombre que era, siendo Dios. Así, curaba, predicaba, enseñaba, perdonaba, amaba... sin importarle el lugar o el tiempo, si era sábado o en la sinagoga.
 
Como describe de forma maravillosamente sobria Rosalía en los dos poemas escogidos, hay corazones que, aunque viniese el mismo Dios ante ellos, no lo reconocerían ni si derramara su amor como una catarata de misericordia. Sin embargo, todo depende de nosotros en cuanto que permitimos que la gracia de Dios entre en nuestros corazones. La soledad, en verdad, es la vida sin Dios, es decir, la vida sin fe, sin esperanza, sin amor. Por supuesto, el hombre suplirá esa necesidad de relación con diversos e incluso múltiples sucedáneos, como asimismo los judíos transformaron su ritualidad para con Dios al servicio de la egolatría de un pueblo que se sabía el elegido. En las sociedades occidentales actuales no hay más dios que el propio ego de cada cual y los consensos que esa "comunidad" de egos alcanzan para poder convivir en semejante selva de individuos perfectamente aislados. Y a lo suyo lo llamarán y llaman amistad, solidaridad, libertad, autonomía, incluso amor, aunque, como los judíos con su ritualidad alienada de su fin, nadie en verdad entra en relación con nadie.

Tenemos un Dios que es Persona, con el que podemos hablar, confesar nuestras miserias, con el que reir y llorar, dar gracias y alabar, adorar y pedirle, para estar con Él en silencio y sentir su presencia. Y nos preparamos estos días para volver a recibirle en nuestros corazones como el niño que vuelve a nacer en medio de los excrementos de un establo: el de nuestro corazón. ¿Qué piensa tu corazón sobre ello? Recordemos a la maravillosa poetisa gallega:
"No son nube ni flor los que enamoran;
eres tú, corazón, triste o dichoso,
ya del dolor y del placer el árbitro,
quien seca el mar y hace habitable el polo."
De ti depende dejarle entrar en tu corazón. Dios te permite ser el árbitro de tu vida. Somos libres para secar el mar y hacer habitable hasta el mismo infierno.

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