jueves, 8 de diciembre de 2016

Lecturas del día, jueves, 8 de diciembre, de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Poema "No es como el rey Herodes..." de Carlos Pujol. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (3,9-15.20):

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre: «¿Dónde estás?» Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.» El Señor le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?» Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.» El Señor dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?» Ella respondió: «La serpiente me engañó, y comí.» El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.» El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1.2-3ab.3c-4

R/.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas


Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,3-6.11-12):

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1.26-38):

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor

Poema:
"No es como el rey Herodes..." de Carlos Pujol

No es como el rey Herodes
ni como el gran Augusto, tan lejano,
pero Él ha de ser rey,
el poder y la gloria serán suyos.
Un día los demás
se rendirán al tiempo,
rodarán sus coronas por el polvo,
serán igual que las nubes de antaño.
Él en su realeza será eterno.
Sin embargo, a este Niño yo le di
la vida, le acuné con canciones
y con su media lengua le enseñé 
a nombrar deslumbrado el contenido
de los mundos visibles.
Me miré en el asombro y la ternura
de sus ojos sin fondo,
le curé los rasguños de sus juegos
y le senté en el trono del regazo.
Todo es un gran misterio, pero encierra
la más honda verdad que Dios guardaba. 

Breve comentario

María es la criatura humana más perfecta que jamás existió y existirá. Concebida sin la carga del pecado original, fue colmada, a partir de ésta, de todo tipo de gracias. Sin embargo, no dejó por ello de ser lo que era: una mujer. Y como mujer fue madre de su Hijo. Muchas veces cuando encontramos ejemplos de perfección en otras personas nos causan, si no rechazo, sí un difícilmente evitable distanciamiento, ya sea porque caemos en la admiración idealizante o porque nos reconocemos muy alejados de semejantes modelos apenas alcanzables a nuestras vulgares limitaciones. Sin embargo, la perfección de María lo que le lleva es a ser madre, simplemente madre. Y muchas mujeres saben lo que es serlo. Así, Jesús tuvo una madre como cualquiera de nosotros, nacido de su vientre, amamantado por sus pechos, que le acariciaba, le abrazaba, le sonreía, que jugaba con Él o le reprendía.

Pero al ser la Madre de Dios, al ser la llena de gracia, concebida sin mancha, es también nuestra Madre, la Madre de todos los que intentamos peregrinar en esta vida siguiendo la senda que su Hijo nos enseñó. Sus caricias son virtuales, no físicas, pero no por ello menos reales, pues como cualquier madre, nunca deja de serlo mientras viven sus hijos. La madre para todo ser humano es la fuente primigenia del acogimiento, de la ternura, del amor incondicional, de la comprensión sin palabras, el vínculo donde nace la confianza del hijo para luego explorar el mundo. La ausencia de todo esto es la más grave que puede padecer un ser humano. Tal es así que la persona, ante su ausencia precoz, fantasea su figura en cualquier otra vicaria de su entorno. De hecho, si no se logra esa efectiva sustitución en alguien que pueda desempeñar ese papel, esa persona casi con toda probabilidad enfermará del alma de un modo muy grave e irrecuperable.

Y es que además, la madre es la figura por excelencia que nos lleva al padre, función no menos importante que las anteriores. María también le permitió ese acceso a su Padre, pues ella estuvo diciendo sí a los designios de Dios durante toda su vida, no sólo en el momento de la Anunciación. Esa es la incondicionalidad del amor materno, el amor de la Madre de Dios por su Hijo y por todos nosotros. No dudemos en recurrir a ella, en pedir su intercesión y su auxilio, como la Madre nuestra que es, la Madre de todas las madres y mujeres, la Madre de todos los hijos. Sí, "Todo es un gran misterio, pero encierra/la más honda verdad que Dios guardaba."

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