martes, 24 de enero de 2017

Lecturas del día, martes, 24 de enero. Poema "La afirmación" de Denise Levertov. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (10,1-10):

La Ley, que presenta sólo una sombra de los bienes definitivos y no la imagen auténtica de la realidad, siempre, con los mismos sacrificios, año tras año, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan a ofrecerlos. Si no fuera así, habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados una vez, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia. Pero en estos mismos sacrificios se recuerdan los pecados año tras año. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quiere sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."» Primero dice: No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias, que se ofrecen según la ley. Después añade: Aquí estoy yo para hacer tu voluntad. Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 39,2.4ab.7-8a.10.11

R/.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Yo esperaba con ansia al Señor;
Él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: Aquí estoy. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia
y tu lealtad ante la gran asamblea. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,31-35):

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: «Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.» Les contestó: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?» Y, paseando la mirada por el corro, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.»

Palabra del Señor

Poema:
La afirmación de Denise Levertov

Como los bañistas que se atreven
a tenderse de cara al sol
y el agua los desnuda,
como los halcones que descansan en el aire
y el aire los sustenta,
así voy a aprender a mantenerme
en caída libre, y a flotar
al abrazo estrecho del Espíritu del Creador,
sabiendo que ningún esfuerzo merece
esa gracia que todo lo circunda.

The Avowal

As swimmers dare 
to lie face to the sky
and water bears them,
as hawks rest upon air
and air sustains them,
so would I learn to attain
freefall, and float
into Creator Spirit's deep embrace,
knowing no effort earns
that all-surrounding grace.

Breve comentario

La familia es el lugar natural donde la persona es amada por primera vez y de un modo único e irrepetible. Solemos decir que estamos como en familia cuando nos sentimos muy bien acogidos. El amor al Señor se expresa en el cumplimiento de su voluntad; Su familia no es la que procede de meros lazos de sangre, lo cual no deja de ser una circunstancia, sino aquella que le sigue con fidelidad, confianza y obediencia. En las familias naturales aprendemos en virtud de ese acogimiento y aceptación lo que es la fe de abandonarse a los otros, los padres, abuelos o hermanos mayores. Luego, cuando el tiempo pasa, las relaciones familiares también evolucionan, y nuestra atención se dirige fuera de la misma. Es entonces cuando construimos nuestro propio mundo afectivo con las personas que elegimos. La acogida ya es distinta; el amor que se recibe, también. La protección y el cuidado de antaño ya nunca será el mismo, pues nos habremos ido convirtiendo a su vez, casi sin darnos cuenta ni pretenderlo, en fuente de confianza para otros (amigos, pareja, hijos...).

Pero el fundamento es el mismo: el amor sólo se transmite amando. El amor recibido en la familia natural es el amor que fundamenta los demás amores que construyamos en nuestras vidas, y es la vía más directa y sencilla de relación con el Señor. Freud decía que Dios es la proyección de la figura del humano padre de cada uno (el padre nuestro, en minúscula). Sin embargo, es justo al contrario: es el padre de cada uno la proyección inmanente de la figura de Dios. Por las razones especiales de mi biografía, mi familia no cumplió con claridad ese entorno acogedor necesario para constituir una personalidad madura; mi historia debió ser pesadamente revelada (desescombrada, que diría el gran Thomas Bernhard) muchos años después. En ese proceso, acabé descubriendo la figura de mi padre varios años después de su muerte. Descubrir el amor oculto de mi padre me llevó de forma absolutamente natural a descubrir a Dios en mi vida.

Me gusta especialmente este poema de Levertov en cuanto que expresa con acierto la sencillez de quien se entrega a Dios en la confianza de que te no dejará caer, de que te cuidará cuanto más te abandones en sus dulces brazos. Si esa es la función esencial de la familia de origen, en la que aprendemos ese sano abandono de la fe en el otro, ese es nuestro destino a su vez: ser padres que acogen como acogidos hemos sido en el Señor. En la familia de origen sólo permanecemos para salir al mundo, para devolver lo que de balde nos han entregado, para hacer, siendo ya padres, la voluntad del Padre.

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