martes, 15 de diciembre de 2015

Lecturas del día, martes, 15 de diciembre. Poema "Ciudad antigua" de Umberto Saba. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la profecía de Sofonías (3,1-2.9-13):

Así dice el Señor: «¡Ay de la ciudad rebelde, manchada y opresora! No obedeció ni escarmentó, no aceptaba la instrucción, no confiaba en el Señor, no se acercaba a su Dios. Entonces daré a los pueblos labios puros, para que invoquen todos el nombre del Señor, para que le sirvan unánimes. Desde más allá de los ríos de Etiopía, mis fieles dispersos me traerán ofrendas. Aquel día no te avergonzarás de las obras con que me ofendiste, porque arrancaré de tu interior tus soberbias bravatas, y no volverás a gloriarte sobre mi monte santo. Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni se hallará en su boca una lengua embustera; pastarán y se tenderán sin sobresaltos.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 33,2-3.6-7.17-18.19.23

R/.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.

Pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,28-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron: «El primero.»
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»

Palabra del Señor

Poema:
Ciudad antigua de Umberto Saba

A menudo, cuando regreso a casa,
cruzo una oscura calle de la ciudad antigua.
Amarillo en algún charco se refleja
algún fanal, y poblado está el camino.

Aquí, entre la gente que va y viene
de la hostería a la casa o al lupanar,
donde mercancías y hombres son detrito
de un puerto de mar,
vuelvo a encontrar, pasando, lo infinito
en la humildad.
Aquí la prostituta y el marinero, el viejo
que blasfema, la mujer que pelea,
el soldado que se sienta en el almacén
del comerciante,
la tumultuosa joven enloquecida
de amor,
todas son criaturas de la vida
y del dolor;
se agita en ellas, como en mí, el Señor.

Aquí, cerca de los humildes, siento
que el pensamiento tórnase
más puro donde más turbia es la calle. 

Città vecchia

   Spesso, per ritornare alla mia casa
   prendo un’oscura via di città vecchia.
   Giallo in qualche pozzanghera si specchia
   qualche fanale, e affollata è la strada.

   Qui tra la gente che viene e che va
   dall’osteria alla casa o al lupanare,
   dove son merci e uomini il detrito
   di un gran porto di mare,
   io ritrovo, passando, l’infinito
   nell’umiltà.
   Qui prostituta e marinaio, il vecchio
   che bestemmia, la femmina che bega,
   il dragone che siede alla bottega
   del friggitore,
   la tumultuante giovane impazzita
   d’amore,
   sono tutte creature della vita
   e del dolore;
   s’agita in esse, come in me, il Signore.

   Qui degli umili sento in compagnia
   il mio pensiero farsi
   più puro ove  più turpe è la via.

https://www.youtube.com/watch?v=dZZpvxL7v_c

Breve comentario

Es una constante a lo largo del mensaje evangélico y de la vida de Jesús la predilección por los débiles y vulnerables de toda condición. ¿Por qué? La razón es muy sencilla y evidente: porque ellos están más cerca de reconocer su propia miseria y la necesidad que sienten de salvación. La suficiencia del orgulloso, del que ha "resuelto" su vida por sí mismo, de quien no necesita ayuda para alcanzar el éxito, entendiendo como tal la reafirmación de la propia persona por sus logros objetivos, todo esto, si no se vive con la madurez que reconoce que todas nuestras capacidades y disposiciones no son más que un don, suelen alejarnos en la dirección opuesta a la verdad de Dios. Es cierto que la humildad de quien se sabe necesitado no es patrimonio de pobres o enfermos, como lo contrario lo sea de ricos y satisfechos, pero también lo es que es más fácil en el sufrimiento reconocer la verdad, aun cuando la persona no la conozca de hecho. La debilidad en cualquiera de sus formas suele abrir los ojos más fácilmente que la complacencia mudana.

Y es que la pura necesidad abre a la fe. El pasaje del salmo de hoy ¿nos lo creemos o no? Mi experiencia personal, una de tantas, me afirma que es cierto. Si invocamos al Señor, ¿creemos que nos escucha? Y si nos escucha, ¿nos salva de nuestras angustias? Lo primero es sentir esa necesidad en nuestras vidas, lo cual es muy sencillo en principio, pues ninguna vida humana es un compendio de perfecta satisfacción y cumplimiento de los deseos más profundos. Pero sentimos muchas veces que Dios debe operar en nuestras vidas de otra forma a como suele. ¿Por qué esta enfermedad?, ¿por qué esta soledad, esta falta de amor, este rechazo...? ¿Por qué esto en mi vida, si Dios, dicen, me quiere? Cuando uno acepta la propia condición humilde de su vida (en verdad, de toda vida, aun la de los más soberbios autosatisfechos), comienza a abrirse al misterio de la propia existencia. Y en la medida que se va avanzando en esa humilde apertura, el Señor va operando cambios en su alma.

Pero que nadie busque atajos o pactos con el diablo: la salvación es un camino de cruz; y en la medida que la aceptemos, Dios nos irá levantando de nuestras debilidades, aun cuando las sigamos padeciendo, para que logremos cada vez una mayor intimidad con Él. Y es que, como señala S. Pablo, en nuestra debilidad, por amor a Dios, se halla toda nuestra fortaleza. En efecto, "l'infinito nell'umiltà."
Spesso, per ritornare alla mia casa
prendo un’oscura via di città vecchia.
Giallo in qualche pozzanghera si specchia
qualche fanale, e affollata è la strada.
Qui tra la gente che viene che va
dall’osteria alla casa o al lupanare,
dove son merci ed uomini il detrito
di un gran porto di mare,
io ritrovo, passando, l’infinito
nell’umiltà.
Qui prostituta e marinaio, il vecchio
che bestemmia, la femmina che bega,
il dragone che siede alla bottega
del friggitore,
la tumultuante giovane impazzita
d’amore,
sono tutte creature della vita
e del dolore;
s’agita in esse, come in me, il Signore.
Qui degli umili sento in compagnia
il mio pensiero farsi
più puro dove più turpe è la via.
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