jueves, 3 de diciembre de 2015

Lecturas del día, jueves, 3 de diciembre. Poema "Todos los que te buscan te someten a prueba" de Rainer Maria Rilke. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (26,1-6):

Aquel día, se cantará este canto en el país de Judá: «Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes: Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti. Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua: doblegó a los habitantes de la altura y a la ciudad elevada; la humilló, la humilló hasta el suelo, la arrojó al polvo, y la pisan los pies, los pies del humilde, las pisadas de los pobres.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 117,1.8-9.19-21.25-27a

R/.
Bendito el que viene en nombre del Señor

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación. R/.

Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21.24-27):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»

Palabra del Señor
 
Poema:
"Todos los que te buscan te someten a prueba" de Rainer Maria Rilke
 
Todos los que te buscan te someten a prueba.
Y los que así te encuentran te sujetan
en imagen y gesto.
 
Pero yo quiero comprenderte
como la tierra te comprende;
con mi maduración
madura 
tu reino.
 
De ti no quiero vanidades 
que te demuestren. 
Yo sé que el tiempo
se llama de otro modo
que tú.

No hagas ningún milagro por mi amor.
Da la razón a tus preceptos,
que se hacen más visibles
conforme pasan la generaciones.
 
Alle, welche dich suchen, versuchen dich. 
 
Alle, welche dich suchen, versuchen dich.
Und die, so dich finden, binden dich
an Bild und Gebärde.

Ich aber will dich begreifen
wie dich die Erde begreift;
mit meinem Reifen
reift
dein Reich.

Ich will von dir keine Eitelkeit,
die dich beweist. 
Ich weiß, dass die Zeit
anders heißt
als du.

Tu mir kein Wunder zulieb.
Gieb deinen Gesetzen recht,
die von Geschlecht zu Geschlecht
sichtbarer sind. 

 
Breve comentario
 
Todo, absolutamente todo, puede ser utilizado por el hombre para servir a sus intereses. Incluso Dios. Por supuesto, a quien así lo utilice o a su mensaje no gozará de su gloria. Es una triste evidencia que nuestra egolatría, en sus mil formas, usurpa el puesto que deberíamos concederle al Señor en forma de alabanza, de agradecimiento y de adoración. Bien es cierto que no siempre es la mera vanidad o la pura soberbia la que inducen a este bastardo uso de la Verdad. Muchas veces, el miedo que genera angustia, soledad, vacío o desamparo, la falta de fe, la búsqueda compulsiva de certezas y seguridades, son las que nos hacen caer en la tentación de buscar a un dios talismán, tótem o ídolo a la medida de nuestros sufrimientos y carencias. 
 
Es por ello que debemos madurar para construir esa casa en terreno sólido y con sólidos materiales. No es fácil poner en práctica las palabras del Señor. Su mensaje nos remueve en lo más hondo; no podemos simular ante Dios, no podemos mentir a quien es la Verdad. Lee en nuestro corazón como en un libro abierto. Da igual las palabras que usemos para esconder nuestro fondo. Y sólo cuando nuestro corazón, en lo más hondo, haya hecho suyo su mensaje, podrá actuar conforme a lo que ya es vivencia, ser, acogimiento, identificación con su voluntad. Nuestros intereses serán, entonces, los intereses de Dios.
 
Es un trabajo no fácil, pero es el más fundamental que tenemos en esta vida para la otra. Necesitamos de su gracia para poder realizarlo. Siguiendo el símil evangélico de la construcción de la casa, nosotros somos los albañiles que nos dejamos dirigir por quien sabe, que no es el arquitecto de los masones (aquellos que desecharon la piedra angular de Cristo, el arquitecto que sólo sabe construir con la escuadra y el compás), sino el Arquitecto que habiendo construido el mundo desde el amor y desde la razón ordenada al amor, también sabe modelar nuestros corazones. 

Cuando alcancemos por la gracia esa perfección de entregar nuestra voluntad a la de Dios, ya no necesitaremos demostraciones de su existencia ni tan siquiera milagros de amor, pues nuestra vida ya será  un testimonio evidente para todos los hombres de la misericordia de Dios y de su presencia entre nosotros. Roguemos al Señor por estas intenciones. Abrámonos a Él confiadamente, sobre todo en medio de nuestros sufrimientos e insuficiencias, para que tales obstáculos los pongamos al servicio de esta meta de acercarnos y obedecer a su voluntad, en vez de que sean aquéllos los que oscurezcan la verdad del amor de Dios en nuestros corazones.

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