lunes, 14 de diciembre de 2015

Lecturas del día, lunes, 14 de diciembre. Poema "Soneto LIV" de William Shakespeare. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Números (24,2-7.15-17a):

En aquellos días, Balaán, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus.
El espíritu de Dios vino sobre él, y entonó sus versos: «Oráculo de Balaán, hijo de Beor, oráculo del hombre de ojos perfectos; oráculo del que escucha palabras de Dios, que contempla visiones del Poderoso, en éxtasis, con los ojos abiertos: ¡Qué bellas las tiendas de Jacob y las moradas de Israel! Como vegas dilatadas, como jardines junto al río, como áloes que plantó el Señor o cedros junto a la corriente; el agua fluye de sus cubos, y con el agua se multiplica su simiente. Su rey es más alto que Agag, y su reino descuella.»
Y entonó sus versos: «Oráculo de Balaán, hijo de Beor, oráculo del hombre de ojos perfectos; oráculo del que escucha palabras de Dios y conoce los planes del Altísimo, que contempla visiones del Poderoso, en éxtasis, con los ojos abiertos: Lo veo, pero no es ahora, lo contemplo, pero no será pronto: Avanza la constelación de Jacob, y sube el cetro de Israel.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 24,4-5ab.6-7bc.8-9

R/.
Señor, instrúyeme en tus sendas

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.

El Señor es bueno y es recto,
enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,23-27):

En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?»
Jesús les replicó: «Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?»
Ellos se pusieron a deliberar: «Si decimos "del cielo", nos dirá: "¿Por qué no le habéis creído?" Si le decimos "de los hombres", tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta.»
Y respondieron a Jesús: «No sabemos.»
Él, por su parte, les dijo: «Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Soneto LIV de William Shakespeare
 
¡Oh, cuánto más hermosa parece la hermosura
con ese dulce ornato que le da la verdad!
Luce bella la rosa, pero aún más nos parece
por ese suave olor que en su interior reside.
 
Las flores de agavanzo tienen tan vivos tonos
como la perfumada tintura de las rosas, 
de iguales zarzas penden, y retozan lo mismo
cuando desenmascara la brisa sus capullos;
 
pero como su única virtud es su apariencia,
no va nadie en su busca, sin amor se marchitan,
mueren para ellas mismas. No así las dulces rosas;
sus dulces muertes crean las más dulces esencias;
 
y así también contigo, hermosa juventud,
destilarán, al irte, mis versos tu verdad.  
 
Sonnet LIV
 
O how much more doth beauty beauteous seem,
By that sweet ornament which truth doth give!
The rose looks fair, but fairer we it deem
For that sweet odour which doth in it live.
 
The canker-blooms have full as deep a dye
As the perfumed tincture of the roses,
Hang on such thorns, and play as wantonly
When summer's breath their masked buds discloses:
 
But, for their virtue only is their show,
They live unwoo'd, and unrespected fade;
Die to themselves. Sweet roses do not so;
Of their sweet deaths are sweetest odours made: 
  
And so of you, beauteous and lovely youth, 
When that shall fade, my verse distils your truth.
 
https://www.youtube.com/watch?v=AwuGrCA-Eq4


Breve comentario

¿Eran los sumos sacerdotes y los ancianos unos hipócritas, además de astutos? Con respecto a Dios todos somos hipócritas en mayor o menor grado: sólo Él es la verdad misma; los demás, buenos o malos, más buenos o más malos, sólo participamos de aquella en nuestra condición de criaturas. Pero participar de la verdad ya es mucho.

La hipocresía de los sabios judíos procede de que hacen de la verdad de Dios, de la que son sus guardianes e intérpretes, un uso bastardo en función de sus intereses puramente mundanos y personales. Sin embargo, a esta hipocresía esencial, a esta apariencia de celo y fidelidad a Dios, se esconde un espíritu soberbio. Y lo es en tal grado que osan a preguntarle al Señor de dónde procede su autoridad. El Señor responde de un modo maravilloso, a la gallega diríamos, con una pregunta que los desnuda y que sólo eluden con la astucia propia del falsario. Y aun sin pretenderlo, aquellos sacerdotes dijeron la verdad por una vez: no sabían. No sabían a quién tenían delante; no sabían cuál era la misión de Juan el Bautista; no querían saber que estaban ensuciando el mensaje de Dios con sus mezquindades y vilezas, con su aparente celo que era yugo de canallas para los humildes... En fin, no supieron, no.

Y es que entre la rosa y el escaramujo o agavanzo, como señala magníficamente el poeta inglés, media un abismo insalvable. La muerte de aquella nos llena de verdad y belleza, nos salva con su esencia genuina, con su ofrecimiento total y abierto. El escaramujo muere para sí mismo, sin aroma, sin belleza, sin verdad, sin sentido. Es el abismo que existe entre la verdad y la apariencia, que, aun vestidas con iguales galas, su esencia es opuesta. Este es el ser del católico, del seguidor de Cristo: morir en la verdad y para la verdad, ofreciéndola gratuitamente, del mismo modo como se recibió. Cual una rosa...

4 comentarios:

  1. Te voy a pedir un favor, doiraje.
    He leído los mensajes de Kufisto en el blog de Moa. Como allí estoy vetado, y el de Kufisto no admite comentarios, me gustaría que colgaras de mi parte el siguiente mensaje:
    Kufisto, me alegro de que estés bien y de que sigas escribiendo. Mis mejores deseos para tu padre.
    Un abrazo, Mescalero
    Y otro abrazo para ti, doiraje.

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    1. Lo acabo de colgar allí.

      ¿Qué tal te va? Espero que bien.

      Un abrazo, Goyo.

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  2. Machas gracias, doiraje. Yo estoy bien, cada vez más tranquilo y sereno.
    Un abrazo,
    Goyo

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    1. Me alegro, Goyo. Más allá de nuestros puntos de vista diferentes, sabes que te deseo lo mejor.

      Hasta cuando quieras.

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