sábado, 23 de abril de 2016

Lecturas del día, sábado, 23 de abril. Poema "Como el niño que no sabe dormirse" de José Luis Martín Descalzo. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):

El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4

R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios


Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,7-14):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»

Palabra del Señor
 
Poema: 
Como el niño que no sabe dormirse de José Luis Martín Descalzo
 
Como el niño que no sabe dormirse
sin cogerse a la mano de su madre,
así mi corazón viene a ponerse
sobre tus manos al caer la tarde.

Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura,
sabiendo que eres tú quien nos aguarda.

Tú endulzarás mi última amargura,
tú aliviarás el último cansancio,
tú cuidarás los sueños de la noche,
tú borrarás las huellas de mi llanto.

Tú nos darás mañana nuevamente
la antorcha de la luz y la alegría,
y, por las horas que te traigo muertas,
tú me darás una mañana viva.
 
Breve comentario
 
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» ...¡Y nos bastaría, claro! Felipe quiere ver el rostro de Dios, sin saber que lo tiene delante. El Hijo no es el Padre, pero ambos son Dios. Como sabemos, la gloria de las Tres Personas divinas que lo constituyen no es posible gozarla en esta vida. Felipe no entiende, como no entendemos nosotros, el misterio trinitario, una unidad en Tres, y una trinidad en Uno. La actitud adulta de ver, de comprender, de inquirir como hace con sana curiosidad y buena intención el apóstol Felipe no es la actitud más adecuada para el objetivo que busca alcanzar. Ante Dios o por Dios hay que abandonarse, confiar, hacerse niño (famoso consejo del Señor para entrar en su gloria). La actitud inquisitiva del que quiere comprobar, contemplar, observar, no sirve cuando el objeto de deseo es Dios mismo, aunque todos deseemos alcanzar la beatitud, verlo cara a cara. Mas nunca lo lograremos como quien desea ver "algo" o a "alguien". Los ojos con los que alcancemos tal gozo no serán los del rostro, los del mundo adulto, los que buscan respuestas acordes con sus preguntas. La petición de Felipe es infinita, como infinita será la respuesta...
 
No, la actitud es la que describe el poeta, un infantil diluirse en el Padre, confiados a su amor:
Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura,
sabiendo que eres tú quien nos aguarda.
  

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