lunes, 4 de abril de 2016

Lecturas del día, lunes, 4 de abril. Poema "Era inimaginable, de repente..." de Carlos Pujol. Breve comentario



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (7,10-14;8,10):

En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 39,7-8a.8b-9.10.11

R/.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.

«Como está escrito en mi libro
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia
y tu lealtad ante la gran asamblea. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (10,4-10):

Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."» Primero dice: «No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni victimas expiatorias», que se ofrecen según la Ley. Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.» Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,26-38):
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor

Poema:
"Era inimaginable, de repente..." de Carlos Pujol

Era inimaginable, de repente
se encendió la mañana con colores 
que nunca había visto. El huerto fue 
una inmovilidad de sol y espera.
Sin músicas, los coros celestiales
callaron para oír al enviado.
Después de su saludo sorprendente
(rebosante de gracia me llamó),
si no lo entendí mal
preguntaba pidiéndome permiso.
Durante unos instantes todo el peso 
de los planes de Dios
cayó sobre mis hombros.
Y el tiempo, en apariencia inalterable,
reemprendió su camino,
el lento discurrir de cada día.

Breve comentario
Hoy se celebra la fiesta de la Anunciación de María, dado que este año coincidió con el Viernes Santo. ¿Qué clase de mujer era María? En verdad, sabemos muy poco de ella: que era muy joven, que era judía de Nazaret. Lo que se deduce de las referencias que se hallan en los evangelios es que parecía ser quizá una mujer sencilla, humilde, dócil (que no servil). Poco más podemos decir de ella desde la objetividad que esbozan los textos. Quizá la pregunta más útil sea esta otra: ¿cuál fue el tipo de sí con el que respondió a los planes de Dios? 

Quizá el que parece apuntar Pujol: un sí propio de una mujer que acepta la presencia y la voluntad de Dios con la extrañeza evidente por ser la elegida, pero con la naturalidad de quien conoce que Dios sabe disponer lo que nos conviene a cada uno, aunque no entendamos gran cosa. Supo discernir no sólo lo que Dios quería de ella, sino, sobre todo, la actitud para llevarlo a cabo. Aceptaba sus designios sobre ella de un modo natural, sin resistencias, sin preguntarse más que lo justo para saber cómo obedecer mejor. No hacía falta nada más; supo de un modo intuitivo, natural, que no hacía falta nada más que un sí de alguien que cree en quien piensa en ella. Y, en efecto, cuando dió su sí a Dios en la persona del ángel enviado, todo siguió su curso normal como si nada especial hubiera ocurrido.
¡Qué difícil es al hombre de nuestros días vivir la fe y la presencia del Señor con semejante naturalidad, como quien va a por agua a la fuente, o prepara la comida en el fuego! Y, sin embargo, ese sí casi imperceptible de puro cotidiano y modesto cambió por completo y para siempre la historia de la humanidad.

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