jueves, 10 de mayo de 2018

Lecturas del día, jueves, 10 de mayo. Poema "Renacimiento" de Antonio Machado. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,1-8):

En aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Áquila, judío natural del Ponto, y a su mujer, Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma.
Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa; eran tejedores de lona para tiendas de campaña. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, dando testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías.
Como ellos se oponían y respondían con blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo:
«Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Yo soy inocente y desde ahora me voy con los gentiles».
Se marchó de allí y se fue a casa de un cierto Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a Pablo, creían y se bautizaban.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97,1-2ab.2cd-3ab.3cd-4

R/.
El Señor revela a las naciones su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,16-20):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver».
Comentaron entonces algunos discípulos:
«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?».
Y se preguntaban:
«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice».
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».

Palabra del Señor
 
Poema:
Renacimiento de Antonio Machado
 
Galerías del alma... ¡El alma niña!
Su clara luz risueña;
y la pequeña historia,
y la alegría de la vida nueva...
¡Ah, volver a nacer, y andar camino,
ya recobrada la perdida senda!
Y volver a sentir en nuestra mano,
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre... Y caminar en sueños
por amor de la mano que nos lleva. 




En nuestras almas todo
por misteriosa mano se gobierna.
Incomprensibles, mudas,
nada sabemos de las almas nuestras.
Las más hondas palabras
del sabio nos enseñan,
lo que el silbar del viento cuando sopla,
o el sonar de las aguas cuando ruedan.


Breve comentario

Desde los primeros momentos de mi conversión, cuando vivía mi fe casi como un combate cruento contra todo aquello que entonces tendía a destruirme y que aún ejercía un poderoso influjo sobre mí, siempre me apoyé, casi como quien se aferra al escudo que detiene los golpes del enemigo, en unas palabras del evangelista Juan. Fue durante aquellos años mi pasaje preferido de las Sagradas Escrituras: "Les contestó Jesús: '¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo' ". (Jn 16,31-33). 

Si el Señor resucitó de su terrible muerte de cruz, mucho más resucitara de las muertes que se suceden en nuestros corazones por nuestros pecados, los propios y los ajenos. Sólo puede ser Salvador del mundo Aquel que ha logrado salvarse de ese mundo. Pero esa salvación pasó por todas las vicisitudes, por toda la infamia que ese mundo es capaz de provocar en un alma, hasta la muerte física. Nuestra alegría reside en este hecho: Dios venció al mal, y su victoria se renueva en cada corazón confiado que le sigue.

El mundo es lo que es, y ello nos produce desazón, dolor e infinidad de heridas. Nosotros, aun no siendo del mundo, lo somos por razón de nuestros pecados, lo que nos deja todavía más dañados y vulnerables. Pero la tristeza que provoca vivir en medio de este entorno no es más que un sentimiento circunstancial, no profundo. Dios está vivo, Dios venció al pecado y a la muerte, y, en consecuencia, Dios vive en todos aquellos que lo reconocen y lo aman. Hemos, pues, de estar alegres. La alegría es la forma natural de ser del cristiano, a pesar de todas las dificultades y obstáculos que se nos oponen. 

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