miércoles, 29 de noviembre de 2017

Lecturas del día, miércoles, 29 de noviembre. Poema "Amigo íntimo" de María Beneyto. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (5,1-6.13-14.16-17.23-28):

En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un banquete a mil nobles del reino, y se puso a beber delante de todos. Después de probar el vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor, había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y los nobles, sus mujeres y concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. Apurando el vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera. De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoco del muro del palacio, frente al candelabro, y el rey veía cómo escribían los dedos. Entonces su rostro palideció, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas, las rodillas le entrechocaban. Trajeron a Daniel ante el rey, y éste le preguntó: «¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey, mi padre? Me han dicho que posees espíritu de profecía, inteligencia, prudencia y un saber extraordinario. Me han dicho que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y explicarme su sentido, te vestirás de púrpura, llevarás un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino.» Entonces Daniel habló así al rey: «Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le explicaré su sentido. Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer los vasos de su templo, para brindar con ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Habéis alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de vuestra vida y vuestras empresas no lo has honrado. Por eso Dios ha enviado esa mano para escribir ese texto. Lo que está escrito es: "Contado, Pesado, Dividido." La interpretación es ésta: "Contado": Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el límite; "Pesado": te ha pesado en la balanza y te falta peso; "Dividido": tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas.»

Palabra de Dios

Salmo

Dn 3,62.63.64.65.66.67

R/.
Ensalzadlo con himnos por los siglos

Sol y luna,
bendecid al Señor. R/.

Astros del cielo,
bendecid al Señor. R/.

Lluvia y rocío,
bendecid al Señor. R/.

Vientos todos,
bendecid al Señor. R/.

Fuego y calor,
bendecid al Señor. R/.

Fríos y heladas,
bendecid al Señor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,12-19):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»

Palabra del Señor

Poema:
Amigo íntimo de María Beneyto

Y, con todo, ya veis, no tengo miedo.
Lo tuve, sí, lo tuve cuando era
la luna un círculo de luz helada,
el agua una llamada irresistible,
los árboles un grito monstruoso
de la tierra, y mis manos un extraño
temblor. Hoy no. Estoy libre, estoy atenta
a mis propias pisadas, que no evitan
tropezar con los huesos esparcidos
de la desolación que me rodea.
Estoy casi contenta de irme lejos,
acarreo abundancias abusivas,
enseres inservibles, semilleros
que tienen que brotar por el camino...
El miedo era un hermano muy pequeño
que había que cuidar de que pudiera
caerse y añadirse hasta volverse
un pánico feroz, era una leve
suavísima ternura, tan querida,
que había que cubrir hasta asfixiarla
para que no creciese más. (Su muerte
se duerme aquí en la mía de algún modo).
No tengo miedo, y por lograr ahora
la paz, me voy sin él. (Dadle una tierra
benigna a su cadáver, casi el mío).
Ya veis, por no tener, ya ni siquiera
tengo a mi amor de siempre, al pobre miedo
que tan fiel compañía dio a mi vida.  

Breve comentario

El Señor nos anuncia el destino terrenal que nos espera cuando Él ya no esté entre nosotros. No parece nada halagüeño. En efecto, al cristiano que está en el mundo pero que no es del mundo, le espera todas las formas de sufrimiento y muerte que ese mundo depara a los que no le siguen. Según las estadísticas, hoy son los cristianos el colectivo humano más perseguido del planeta. Pero en el llamado primer mundo la persecución, teniendo apariencias más amables, no deja de ser una realidad. Vivir en una cultura que reniega de Dios no es nada sencillo, más si tenemos en cuenta que esa cultura no hace referencia sólo a las creencias de una élite dominante, sino que gracias a ésta, y tras más de doscientos años de dominación, han pasado a formar parte del acervo común de la práctica totalidad de la ciudadanía. Ser cristiano hoy en Occidente supone, cuando menos, la soledad, la muerte social. En otras vastas áreas del planeta implica cárcel o directamente la muerte.

Pero Dios no deja solo a nadie que le sigue. No importa que el fiel cristiano no tenga suficientes estudios (los primeros apóstoles eran unos sencillos pescadores), que no sepa expresarse, que sea de carácter apocado. Tampoco importa que sus perseguidores sean implacables, que siempre busquen causar el mayor daño posible, que siempre acosen, acechen, vigilen, tiendan trampas. Todo eso el Señor lo da por descontado. Pero ese cristiano humanamente inerme sabe que Dios no le abandonará, incluso aunque su fidelidad le lleve a la muerte: Dios ya venció la muerte en la resurrección. Y pondrá palabras donde el fiel no las encontraba, y ánimo cuando todo parece que tiende a destruirle, e inteligencia en su sencillo corazón, y verdad donde la mentira y la manipulación reina.

Digamos con la poeta, "Y, con todo, ya veis, no tengo miedo." Cuando nos dejamos hacer y llevar por Él "¿a quién temeré, quién me hará temblar?" (Sal 27,1).

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