jueves, 23 de noviembre de 2017

Lecturas del día, jueves, 23 de noviembre. Poema "Algo en mi sangre espera todavía..." de Carlos Bousoño. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del segundo libro de los Macabeos (2,15-29):

En aquellos días, los funcionarios reales encargados de hacer apostatar por la fuerza llegaron a Modín, para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos israelitas acudieron a ellos. Matatías se reunió con sus hijos, y los funcionarios del rey le dijeron: «Eres un personaje ilustre, un hombre importante en este pueblo, y estás respaldado por tus hijos y parientes. Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones, y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de grandes del reino, os premiarán con oro y plata y muchos regalos.» Pero Matatias respondió en voz alta: «Aunque todos los súbditos en los dominios del rey le obedezcan, apostatando de la religión de sus padres, y aunque prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la alianza de nuestros padres. El cielo nos libre de abandonar la ley y nuestras costumbres. No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión a derecha ni a izquierda.» Nada más decirlo, se adelantó un judío, a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modín, como lo mandaba el rey. Al verlo, Matatias se indignó, tembló de cólera y en un arrebato de ira santa corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara. Y entonces él mismo mató al funcionario real, que obligaba a sacrificar, y derribó el ara. Lleno de celo por la ley, hizo lo que Fineés a Zinirí, hijo de Salu. Luego empezó a gritar a voz en cuello por la ciudad: «El que sienta celo por la ley y quiera mantener la alianza, ¡que me siga!» Después se echó al monte con sus hijos, dejando en el pueblo cuanto tenía. Por entonces, muchos bajaron al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir según derecho y justicia.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 49,1-2.5-6.14-15

R/.
Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios


El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece. R/.

«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R/.

«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,41-44):

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida.»

Palabra del Señor
 
Poema:
"Algo en mi sangre espera todavía..." de Carlos Bousoño
 
Algo en mi sangre espera todavía.
Algo en mi sangre en que tu voz aún suena.
Pero no. Inútilmente yo te llamo.
Aquella voz que te llamaba es ésta.

Ven hacia mí. Mis brazos crecen, huyen
donde los tuyos la mañana aquella.

Ven hacia mí. La tierra toda oscila,
se mueve, cruje. Vístete. Despierta.

Oh, qué encendida el alma
en su secreto puro, si vinieras.
Sin esperanza, entre la luz del día,
mi voz te llama.
El eco. La respuesta.
 
Breve comentario
 
La historia del Señor con el hombre es una historia de amor. Y en no pocas ocasiones, en demasiadas, una historia de amor no correspondido. Dios ama al ser humano, y éste o lo ama poco, superficialmente, de un modo distorsionado y falso, o simplemente lo rechaza sin contemplaciones. Esta fue la reacción de Jerusalén. Pero no es lo mismo que nos rechacen un amor ofrecido por nosotros, a que el rechazado sea Dios mismo. Nosotros caeremos en una cierta tristeza o desánimo, y nuestra amante desagradecida seguirá haciendo su vida sin mayores problemas. Pero cuando el amante es Dios, y quien lo rechaza es su criatura, las consecuencias para ésta no serán las mismas: cuanto mayor es la negación, más graves los efectos que provocará. Eso sí, Dios, como cualquier amante rechazado, siente tristeza y dolor. Negar a Dios, negar su amor es negarnos a nosotros mismos, destruirnos, alienarnos de nuestra naturaleza, rechazar la verdad que somos y la meta que nos haría plenos, plenos de humanidad y de Dios mismo.

Jerusalén, no reconociendo la presencia del Señor, se condenó a sí misma. Y Jesús, que la amaba como a su preferida, no podía sino dolerse de la tragedia que se iba a cernir sobre ella. Es importante subrayar esta idea cuantas veces sea preciso: Dios no castiga a Jerusalén por su ceguera, sino que es la propia ceguera de ésta la que provoca su tragedia. Las relaciones de amor, también entre Dios y los hombres, son relaciones de libertad. Nadie está obligado a amar lo que no quiere. Y muchos quieren las realidades más mezquinas imaginables, pero se cierran al amor más sublime. Como dice un viejo y certero proverbio castellano: "En el pecado llevamos la penitencia."   

6 comentarios:

  1. A Gabriel (del blog de Moa):

    Muchas gracias por tus palabras excesivas. Yo tampoco las merezco. Ojalá fuera el hombre que idealizas. En cierta entrevista al actor Cary Grant, ante una observación admirativa que le hizo el periodista que le decía que a él le gustaría ser como Cary Grant, aquel respondió: "Sí, a mí también." Yo no es que haya sido un actor en mis comentarios allá, ni mucho menos, pero no poseo el equilibrio que tú me otorgas con tanta amabilidad. ¡Ojalá lo tuviera; me iría mucho mejor! El sabio comentario de Manuel es mucho más certero. Claro que Manuel te triplica la edad.

    Sobre lo de la poesía, en serio, no es algo que dependa de mí. No me acojo a la manida imagen de las musas, pero para escribir poesía debes necesitar escribirla. Y la necesidad ya te indica el contenido. La poesía lírica utiliza el yo del poeta como instrumento fundamental para crear. El yo y su capacidad de observación: sin ambas no hay posibilidad para el canto. Si uno, en su interior, no siente esa necesidad, mejor es no escribir. Escribir poesía de forma profesional, sostenido por el mero oficio o la destreza, es algo que no pienso hacer jamás, suponiendo que yo tuviera esas habilidades adquiridas.

    Luego, por otra parte, con los años uno va adquiriendo la serena certidumbre de que mi mundo interior no merece mucho la pena ser contado. Y además tampoco soy un poeta que aportara gran cosa a esa señora tan ilustre y anciana que llamamos literatura. Expresivamente no soy gran cosa, y la forma me interesa por lo que dice, no por su belleza objetiva. Y eso me resta muchos puntos en este género. La gente cree que desde que la poesía se liberó de la rima vale todo. En absoluto. Hay excesos, qué duda cabe, sobre todo en los que utilizan con preferencia registros surrealistas; pero la exigencia formal de los poemas contemporáneos sigue siendo extraordinaria, incluso los de apariencia más sencilla. Los poemas de un Gil de Biedma, por ejemplo, están concebidos estructuralmente casi como una sinfonía o una demostración matemática. Yo he escrito poco desde esa templanza creativa. Por supuesto, hay grandes poetas que se dejan llevar, como Lorca o Alberti, que luego resultan en composiciones magníficas también en su estructura.

    Mientras viva amaré la poesía, a la que llegué sin la menor influencia personal ni de nadie de mi entorno, por pura afinidad existencial. Dice el refrán que de poetas y de locos todos tenemos un poco. En mi caso, de ambos, es cierto.

    Bueno, Gabriel, muchísimas gracias por tu amabilidad y deferencia. Este es mi pequeño rincón en el que aúno mis dos grandes vocaciones: la belleza de Dios y la belleza del hombre que le busca de uno u otro modo en el canto. Puedes visitarlo las veces que quieras. La puerta está abierta. Espero aguantar un año más aquí, ya veremos...

    Un abrazo, Gabriel.

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  2. Sabe que uno de los autores que tengo para mí como maestros, Nicolás Gómez Dávila, escribió de su pluma algunos pensamientos que serían para muchos hombres justificantes del lauro del poeta. El que más me llena el espíritu es este que usted me evoca: El verdadero aristócrata es el que tiene vida interior, cualquiera que sea su origen, su rango o su fortuna.

    Quien tiene vida del espíritu ya ha pagado con creces sus culpas y sus defectos. Siga escribiendo poesía, por la razón que usted y yo sabemos. Dios nos lo da gratis, gratuitamente lo demos nosotros.

    Creo que D. Pío comete un grave error queriendo ignorar determinadas cosas, pero hay que ser humildes y aceptar que sólo Dios puede lograr despertar el alma a algunos hombres. Yo confío, sé que caerá en la cuenta, tarde o temprano. Tendremos que aguantar por ahora el que no nos comprenda como gustaríamos.

    Me pasaré mucho por aquí, porque me gusta cómo hace sus lecturas y las poesías que escoge. Y le estimo de veras Doiraje.

    A ver si es posible que en más alta ocasión nos demos un apretón de manos en condiciones.

    Un saludo y un abrazo.

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  3. Además, aunque sea por algunos buenos compañeros que en el blog de Pío Moa comenta, no deje de entrar de vez en cuando, al menos en las ocasiones graves de nuestra España en que debemos aunar fuerzas los que podamos.

    Como comentaré aquí a menudo, cuando pueda y tenga fuerzas para ello, le animaré a entrar en el blog por algún debate interesante que exija sus comentarios.

    Un saludo de nuevo Doiraje.

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    1. Muchas gracias por tus comentarios, Gabriel.

      Es una honda verdad la de Gomez Dávila. La vida interior es la que marca a la persona, la que le hace serlo, la que le abre el misterio de la existencia. En el poeta es el eje mismo de su poesía; la poesía es la expresíón del misterio vivido. Siempre digo que la poesía es la mirada del poeta vertida en palabras; una mirada que no es la del científico, sino la del que canta. Y cantar no es explicar o demostrar, sino la consecuencia de captar la belleza del ser, de cada cosa que existe.

      No estoy seguro que la vida interior te libre de culpas y defectos. El misterio al que nos abrimos se expresa por dos grandes vías: la del gozo y la del dolor. La mía en particular, como bien supo ver Manuel, gira más sobre la experiencia del dolor y la soledad. Hoy simplemente las vivo con más serenidad, sin la desesperación de mi juventud. De las heridas puede nacer mucha belleza, como mostró Cristo en la cruz. Yo he pasado de un dolor vivido desde la soledad de un alma sin esperanza a un dolor abierto a la presencia del Señor. A mis poesías reunidas las titularía "Oración".

      Sobre D. Pío qué decir. Es un hombre muy cerrado a la trascendencia. Parece que no, pues le gusta suscitar temas más o menos filosóficos con la hondura de la que es capaz, que es más bien escasa, de tipo puramente empirista; pero a la postre no quiere dar el salto a creer. Sigue considerando el cristianismo un mito más entre otros que sirven para consolar al hombre de sus angustias últimas. Eso sí, un mito de una enorme importancia histórica y política en Occidente que no se le escapa. No es capaz o no quiere salir de esos esquemas, que recuerdan tanto a su época marxista, de la que intelectualmente aún sigue en cierto modo preso.

      He intentado en todos estos años que fuera capaz de desarrollar otro tipo de mirada, pero me he dado siempre contra el mismo muro. Conozco a gente que se ha hecho la misma imagen falsa que yo, que cree que está próximo a una futura conversión y que rezan por ello. He podido comprobar en todos estos años que eso no es así en absoluto. En efecto, sólo Dios puede lograr este éxito, aunque se valga de instrumentos como nosotros. Espero al que cuando vea la muerte próxima sea capaz de dar ese salto.

      El hecho de que vuelque su regeneración personal en su actividad como historiador tiene su parte positiva en cuanto que ha logrado reconstruir una imagen valiosa de sí y útil socialmente y hasta intelectualemente. Pero por otro lado, con esa "teología del hecho histórico" que se gasta, le impide ver más allá, como si él se bloqueara su capacidad de levantar el vuelo. No deja de ser un empirista.

      No te puedo prometer que vuelva por allí, aunque ciertamente tú me hagas atraer la atención a esa dirección. Con toda sinceridad te digo que apenas tengo nada que aportar a ese foro, pues no es cuestión que yo vaya soltando comentarios que nada tienen que ver con lo que allí se discute. Pero, bueno, como con la poesía, mantendré una puerta abierta, al menos una rendija...

      Estamos en contacto, pues. No sabes cuánto valoro tu afecto. No estoy seguro de merecerlo.

      Saludos, y buenas noches en el Señor.

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  4. César Fuentes:
    Ignoro qué ha pasado en el blog de Pío Moa, lugar que nunca frecuento, pero me alegro por la llegada de un nuevo lector.
    Un abrazo.

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  5. Hola, César.
    Ya te contaré. Bueno, básicamente que ya me he despedido del blog de Moa. Gabriel es un joven católico que comenta allí.

    Un abrazo, César.

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