domingo, 22 de octubre de 2017

Lecturas del día, domingo, 22 de octubre. Poema "Cumpleaños feliz" de Doiraje. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (45,1.4-6):

Así dice el Señor a su Ungido, a Ciro, a quien lleva de la mano: «Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las cinturas de los reyes, abriré ante él las puertas, los batientes no se le cerrarán. Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no hay dios. Te pongo la insignia, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 95,1.3.4-5.7-8.9-10a.10e

R/.
Aclamad la gloria y el poder del Señor

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. R/.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,1-5b):

Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz. Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones. Ante Dios, nuestro Padre, recordarnos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,15-21):

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?» Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.» Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?» Le respondieron: «Del César.» Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»

Palabra del Señor

Poema:
Cumpleaños feliz de Doiraje

Tras siete años de escarpado camino,
más solitarios que en el primer día,
peregrinos sin apóstol ni alegría,
penitentes aún de aquel destino.

Mas vámosle ganando al desatino,
pues podemos lo que no se podía,
y aunque envidia y vileza en su porfía
siguen, no halla lugar su puñal fino.

Y huérfanos de amor en amor crecemos;
sin calor ni consuelo ni enseñanza
de otros, basta este abrazo cada noche

para darnos ya lo que merecemos.
Setenta veces siete esta esperanza
nos crezca con los años sin reproche.

Breve comentario

La maldad siempre busca el modo de hacer daño, de inocular su veneno, de desestabilizarnos. Es más, el mal es más intenso cuando menos mal parece. La hipocresía es una de las manifestaciones más malvadas de la maldad. El Señor lee en los corazones como un libro abierto. Nadie puede engañarle; nadie puede hacerle caer en tentación, aunque desde luego sí sufrió las tentaciones de fariseos y escribas, no sólo las del demonio en el desierto. Un modo fundamental para vencerlo es sacarlo a la luz, desnudarlo de disfraces, que todo el mundo pueda contemplar el horror de su aspecto.

En esta ocasión, el Señor utiliza una respuesta hábil. No da las respuestas que los miserables esperaban. Sus palabras son de nuevo perfectas. Y maravillosamente ambiguas, pues no señala qué es lo de Dios y qué es lo del César, aunque mantiene la distinción. Los impuestos no son cosa de Dios, pero el fin de todo impuesto es servir al bien común. Y el bien común sí es cosa de Dios. La gobernación de un país, las leyes que lo rijan son esferas del orden mundano o civil, pero leyes y gobierno deben respetar los fundamentos de la verdad que Dios estableció en la naturaleza. En consecuencia, el gobierno y las leyes no pueden ser un ámbito completamente independiente de Dios. El César ha de remitirse en último o primer momento a Dios, pues su autoridad sólo es tal en cuanto que sirve al fundamento de la autoridad divina. Evidentemente, los fariseos no se enteraron de gran cosa. Deberían seguir intentando atraparle en alguna contradicción en otras ocasiones.

El poema, antiguo como casi todos los de uno, es un soneto a un cumpleaños de mi mujer. El cumpleaños hace mención a los años que hacía de que nos conocimos, entonces siete, hoy ya veinticinco. El que hayamos llegado a ser pareja es una conquista no pequeña. Nuestra vida ha sido una auténtica carrera o trayecto de obstáculos para que ni ella ni yo lo fuéramos nunca. Tuvimos que solventar muchas resistencias, algunas externas y muchas internas (las peores). Y la maldad ajena no estuvo ausente, como no lo está ahora, pendientes algunos aún de cómo hallar lugar para apuñalarnos. Lo cierto es que casi veinte años después de sortear todo tipo de hipocresías y abiertas maldades, nuestra esperanza ha crecido. Y seguirá creciendo. Pues cuanto más tiempo va pasando, más nos vamos acercando a la fuente y origen de esa nuestra esperanza.

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