miércoles, 23 de marzo de 2016

Lecturas del día, miércoles, 23 de marzo, Miércoles Santo. Poema: "Si Tú me hiciste de esta suerte" de Jacinto López Gorgé. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (50,4-9a):

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?

Palabra de Dios

Salmo

Sal 68,8-10.21-22.31.33-34

R/.
Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor

Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay;
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre. R/.

Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias.
Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (26,14-25):

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
Él contestó: «ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.
Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?»
Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?»
Él respondió: «Tú lo has dicho.»

Palabra del Señor

Poema:
Si Tú me hiciste de esta suerte de Jacinto López Gorgé 

Señor, si Tú me hiciste de esta suerte,
si Tú me modelaste a tu manera
sin preguntarme, sin contar siquiera
conmigo, a quien hiciste libre y fuerte.

Si Tú me diste vida y luego muerte
me has de dar, ¿para qué la primavera
haces correr por esta sangre fiera
que libre canta y ama y no te advierte?

Señor, Señor, si Tú me conocías
antes de yo nacer, si ya sabías
que no iba a serte fiel y así me hiciste,

¿para qué me creaste una mañana
de marzo sin contar con la temprana
y dura rebelión de un hombre triste? 

Breve comentario

Volvemos a dar con el misterio del mal. ¿Dios quiso que Judas fuese malo? En los planes de Dios estaba que lo traicionase uno de los discípulos, como previsto estaba la muerte de la que iba a morir el Señor, así como el lugar, el día y la hora de la misma. Entonces, repito la pregunta: ¿Dios quiso que Judas fuese malo? Lo primero que se debe decir sobre esta cuestión, sin dar lugar a equívocos, es una verdad primaria: Dios no quiere que nadie se condene, que caiga en la maldad. No soy teólogo, y me falta formación para responder a esta pregunta con propiedad. En estas situaciones resulta de lo más adecuado recordar aquello de que doctores tiene la Iglesia. Quien quiera respuestas más hondas, no dude en recurrir a ellos. Pero quien esto escribe no aspira (ni puede aspirar) a tanto en este foro. Sólo soy un modesto licenciado, aun de Psicología, y por formación, así como por mi vivencia de la fe, debo recordar otra frase que por manida no es menos cierta: la experiencia es maestra de la vida (y ya sabemos que la Iglesia también lo es, y aun algo más: Madre).

Por mi experiencia vital de fe y también profesional he comprobado una y otra vez que el Señor suele sacar del mal bien. Pero no siempre. Es decir, cuando el hombre ofrece una resistencia tenaz, ahonda en su mal. En la vida hay muchas personas heridas como lo pudo ser Judas; incluso personas mucho más dañadas que ésta. Sin embargo, la mayoría de ellas no suele alcanzar un grado de maldad tal como para destruir a otra persona (aunque no sean pocos los que buscan este fin, ciertamente). Para todo en esta vida se necesita tenacidad, persistencia, voluntad firme. Para amar, sin duda; pero también para odiar. Judas es de aquellos de los que se empleó a fondo a este respecto. ¿Que Dios sabía de las "cualidades" y circunstancias personales, del estado del alma del Iscariote? Sin duda. Pero la contumacia en el error fue cosa del pecador, no de Dios. De su pecado no sobreabundó la gracia porque Judas no lo permitió. Y Dios respeta nuestra libertad en todo. Otra cosa es que Dios utilizara su odio irrefrenable para cumplir con los planes de salvación que tenía pensados para la humanidad. Así que aun en este caso, y de un modo indirecto, podría afirmarse que la gracia divina volvió a sobreabundar. Bendito sea Dios.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.