lunes, 8 de febrero de 2016

Lecturas del día, lunes, 8 de febrero. Poema "Ves tú, yo quiero mucho" de Rainer Maria Rilke. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (8,1-7.9-13):

En aquellos días, Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a los jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el Arca de la Alianza del Señor desde la Ciudad de David (o sea Sión). Todos los israelitas se congregaron en torno al rey Salomón en el mes de Etanín (el mes séptimo), en la fiesta de los Tabernáculos. Cuando llegaron los ancianos de Israel, los sacerdotes cargaron con el Arca del Señor, y los sacerdotes levitas llevaron la Tienda del Encuentro, más los utensilios del culto que había en la Tienda. El rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel reunida con él ante el Arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes. Los sacerdotes llevaron el Arca de la Alianza del Señor a su sitio, el camarín del templo, al Santísimo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines extendían las alas sobre el sitio del Arca y cubrían el Arca y los varales por encima. En el Arca sólo había las dos Tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con los israelitas al salir del país de Egipto, y allí se conservan actualmente. Cuando los sacerdotes salieron del Santo, la nube llenó el templo, de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo. Entonces Salomón dijo: «El Señor quiere habitar en las tinieblas; y yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para siempre».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 131, 6-7. 8-10

R/. Levántate, Señor, ven a tu mansión

Oímos que estaba en Éfrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies. R/.

Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,53-56):

En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

Palabra del Señor.

Poema: 
"Ves tú, yo quiero mucho" de Rainer Maria Rilke

Ves tú, yo quiero mucho.
Quizá lo quiero todo:
lo oscuro de cualquier caída interminable
y el juego de subidas temblorosas de luz.

Hay tantos hombres vivos que no desean nada,
y son ennoblecidos por toscos sentimientos
de un fácil tribunal.

Mas tú te regocijas al mirar toda cara
sedienta y que te sirve.
Te alegran cuantos te usan
igual que una herramienta.

Aún no estás muy frío, ni es demasiado tarde
para hundirse en tu hondura, que evoluciona siempre,
donde la vida se revela en calma.

"Du siehst, ich will viel" 

Du siehst, ich will viel.
Vielleicht will ich Alles:
das Dunkel jedes unendlichen Falles
und jedes Steigens lichtzitterndes Spiel.

Es leben so viele und wollen nichts,
und sind durch ihres leichten Gerichts
glatte Gefühle gefürstet.

Aber du freust dich jedes Gesichts,
das dient und dürstet.
Du frest dich Aller, die dich gebrauchen
wie ein Gerät.

Noch bist du nicht kalt, und es ist nicht zu spät,
in deine werdenden Tiefen zu tauchen,
wo sich das Leben ruhig verrät.


Breve comentario

"(...)algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca". ¿Cómo reconocían a Jesús? ¿Cómo lo reconocemos hoy? ¿Lo reconocemos acaso? ¿Lo conocemos? Aunque la verdad es una, y el bien remite a ella de diversos modos y en múltiples situaciones y circunstancias, lo cierto es que cada uno le busca desde su anhelo, desde sus carencias y también desde sus fantasías. No quiero caer en psicologismo alguno, defecto de pensamiento que deploro especialmente, pero lo cierto es que sólo podemos buscar desde lo que somos, desde nuestra experiencia, nuestras heridas, nuestras capacidades, nuestra forma de vivirnos y de vivir el mundo. Así, aquél que reconocían y al que hoy no sabemos no ya reconocer, sino siquiera conocer, vendrá teñido de las expectativas de cada uno. El enfermo buscará que lo sane; el solo, compañía; el desamparado, protección; el débil, fortaleza; el incontinente, templanza; etc.

Quizá para encontrarle debamos saber cómo le buscamos, desde dónde lo hacemos. Pues la necesidad de Él es hoy, como ayer, enorme, absoluta. Es cierto que ahora está mucho más escondida, disfrazada, como avergonzada de existir, como si Dios fuera una realidad inconveniente, pero que aún se hace sentir y de qué modo. Sigamos buscándole, pues tenemos un Dios amante que a nuestra necesidad y entrega se complace en darse:

Mas tú te regocijas al mirar toda cara
sedienta y que te sirve.
Te alegran cuantos te usan
igual que una herramienta.

Aún no estás muy frío, ni es demasiado tarde
para hundirse en tu hondura, que evoluciona siempre,
donde la vida se revela en calma.

(Aber du freust dich jedes Gesichts,
das dient und dürstet.
Du frest dich Aller, die dich gebrauchen
wie ein Gerät.

Noch bist du nicht kalt, und es ist nicht zu spät,
in deine werdenden Tiefen zu tauchen,
wo sich das Leben ruhig verrät.) 

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