jueves, 11 de febrero de 2016

Lecturas del día, jueves, 11 de febrero. Poema "Librería Anticuaria" de Umberto Saba. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (30,15-20):

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Mira: hoy te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal. Si obedeces los mandatos del Señor, tu Dios, que yo te promulgo hoy, amando al Señor, tu Dios, siguiendo sus caminos, guardando sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y crecerás; el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para conquistarla. Pero, si tu corazón se aparta y no obedeces, si te dejas arrastrar y te prosternas dando culto a dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que morirás sin remedio, que, después de pasar el Jordán y de entrar en la tierra para tomarla en posesión, no vivirás muchos años en ella. Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra; te pongo delante vida y muerte, bendición y maldición. Elige la vida, y viviréis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, pegándote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que había prometido dar a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 1

R/.
Dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor


Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,22-25):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
Y, dirigiéndose a todos, dijo: «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?»

Palabra del Señor

Poema:
Librería Anticuaria de Umberto Saba

Muertos piden a un muerto libros muertos.
 
Ilusión ya no tengo que me conforte
en este lugar querido por el buen Carletto, sombrío
antro sufriente. En un tiempo fue como un refugio
a mi pensamiento y a los horrores del tiempo.
Pero aquel tiempo ya pasó, y con él la vida
que amaba. Y por sentirme inerme,
excluido, lloro como tú llorabas
cuando, siendo todavía un niño, perdías
a tu madre entre el gentío del mercado.

Libreria Antiquaria

Morti chiedono a un morto libri morti.

Illusione non ho che mi conforti
in questo caro al buon Carletto nero
antro sofferto. Un tempo al mio pensiero
parve un rifugio, e agli orrori del tempo.
Ma quel tempo è passato oggi, e la vita
con lui, che amavo. E di sentirmi inerme
escluso piango come tu piangevi
quando eri ancora un bambino e perdevi
tra la folla la madre tua al mercato.

Breve comentario

El sufrimiento humano, sea de la naturaleza que sea, nunca es una realidad absurda o sin sentido. Muchas veces, al tener demasiado presentes sus causas reales o probables, perdemos la verdadera dimensión que posee. En ciertos terrenos que tocan el ámbito de lo espiritual, no se entiende mejor atendiendo a las causas. Aun si fuera posible explicar la muerte de un ser querido o la gratuidad de la maldad humana, nada se gana en la comprensión del dolor y sus efectos. Dios ha creado un mundo con sentido, con verdad, con amor. Nada de lo que nos ocurra, por muy doloroso que sea, puede considerarse absurdo o banal. Puede suceder que el desencadenante sí lo sea (la mayor parte de las veces así es), pero no las dimensiones que abre esa experiencia en nuestra alma. 

La felicidad no es la consecuencia de una vida sin sufrimientos. Este es un error que nos venden muy a menudo para diluir nuestra naturaleza en la noche del hedonismo más estéril. Lo que hace feliz es lo que es verdadero, y el sufrimiento puede ser uno de los caminos más directos para descubrir nuestra verdad, que es la verdad de la que estamos hechos.

Desde esta perspectiva, la afirmación de Jesús "El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo", cobra pleno sentido. El camino del cristiano concluye, si se recorre a la luz del evangelio, en salvación; pero el trayecto es un camino de cruz, lleno de obstáculos, pruebas, desafíos, tentaciones y, sobre todo, libertad. Dios nos propone este modelo de vida, y cada uno es libre de aceptarlo. Es más, sabiendo de nuestra debilidad, el Señor ha previsto que nadie lo recorrerá de un tirón. Hasta el más santo de los hombres, caerá, dudará, negará y renegará de su destino y hasta del Creador..., pero siempre podemos volver a levantarnos y seguir caminando por él. Pero para mostrar esta tenacidad debemos conocerle, debemos tener el objetivo claro: seguimos a Alguien que nos creó a su imagen y semejanza; que nos creó por amor, y que por amor nos salvará si sabemos seguirle por este camino de Cruz. Insisto, da igual la índole de nuestras pruebas y sufrimientos.

Podía haber elegido muchos poemas que tratasen del dolor humano en su multitud de formas. Por pura tendencia personal, he elegido éste de Umberto Saba, pues los dolores íntimos, silenciosos, cotidianos, aparentemente anodinos, son los más punzantes, los más exigentes, los que precisan de toda nuestra fe y nuestra esperanza, y de toda la gracia, para superarlos. En fin, que el Señor nos ayude a sobrellevarlos en esta Cuaresma, los que ya padecemos y los que hayan de venir, para poder seguir caminando tras su estela de amor y salvación. Que así sea.

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