lunes, 22 de febrero de 2016

Lecturas del día, lunes, 22 de febrero. Poema "Profesión de fe" de Antonio Machado. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5,1-4):

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 22,1-3.4.5.6

R/.
El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara, mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R/.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Profesión de fe de Antonio Machado
 
Dios no es el mar, está en el mar; riela
como luna en el agua, o aparece
como una blanca vela;
en el mar se despierta o se adormece.

Creó la mar, y nace
de la mar cual la nube y la tormenta;
es el Criador y la criatura lo hace;
su aliento es alma, y por el alma alienta.
Yo he de hacerte, mi Dios, cual tú me hiciste,
y para darte el alma que me diste
en mí te he de crear. Que el puro río
de caridad que fluye eternamente,
fluya en mi corazón. ¡Seca, Dios mío,
de una fe sin amor la turbia fuente!


Breve comentario

El pasaje del evangelio de hoy es muy interesante. Quien lo lea con rapidez concluirá que trata del planteamiento de la gran pregunta: ¿quién es Jesús para nosotros? Y es verdad; de esto trata. Y la meditación debe dirigirse de forma evidente en que la respondamos con sinceridad, desde nuestra experiencia de vida y de fe, desde nuestra vivencia de Él.

Pero cabe ahondar un poco más. Hay que subrayar el hecho también evidente, pero que se oculta por la fuerza misma de la pregunta, de que Dios quiere que nos preguntemos: la pregunta misma es lícita en nuestro corazón. La fe en Jesús no es una evidencia incontrovertible como lo puedan ser las evidencias sensoriales (abro los ojos, y veo; muevo mis piernas, y camino). Dios quiere que nos preguntemos, pues Dios, mucho más que evidencia, es para nuestro corazón misterio. Necesidad, sin duda, pero necesidad misteriosa a la cual hay que ponerle palabras. Dios, por supuesto, nos ayuda; pero siempre nos deja libres para decidir, para preguntarnos, para ponerle nombre a ese amor que nos trasciende.

Por ello, he elegido este conocido poema de Machado, con esa belleza austera y profunda, casi desnuda, que caracteriza su estilo. En licencia poética, admite que la criatura debe crear al Creador. Pero no sintamos herejía en tal afirmación. Es la necesidad del hombre de aprehender a Dios en sí mismo (que no por sí mismo, pues todo es gracia), tarea en la que la criatura debe decidir, ser protagonista activo de un descubrimiento. Y es tan correcto teológica y antropológicamente esta tesis, que el poeta subraya que tal re-creación debe partir necesariamente de la Creación tal como Dios la dispuso. La recreación humana de Dios debe partir de la Creación, de lo que Dios ha hecho, de su orden y sus disposiciones. La recreación así entendida supone o remite a una necesidad de la propia voluntad del hombre como ser libre, capaz por igual de la razón como de la fe. Por ello es la pregunta legítima, incluso la que se plantea quién es Jesús. Y Dios, en consecuencia, estimula el debate sobre su figura.

Por supuesto, es fundamental lo que respondamos a la misma. Como el poeta, partamos de nuestra vida para recrearle en nuestro corazón, recreación que sólo puede partir a su vez de la palabra y los hechos y obras de Jesús. Todo ello es perfecta y sabiamente coherente con la festividad que hoy celebramos, la de la Cátedra de Pedro. Porque por muy legítima que sea la pregunta, no toda respuesta vale...  

1 comentario:

  1. Y se me olvidaba añadir un detalle fundamental, que es con el que Machado hace concluir su poema: esta tares de recrear en nosotros a Dios es un ejercicio de amor, amor así pensado y previsto para el corazón humano por Él:

    "Que el puro río
    de caridad que fluye eternamente,
    fluya en mi corazón. ¡Seca, Dios mío,
    de una fe sin amor la turbia fuente!"

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