miércoles, 4 de noviembre de 2015

Lecturas del día, miércoles, 4 de noviembre. Poema "Ya mi súplica es llanto" de Xavier Villaurrutia


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (13,8-10):

A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás» y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 111,1-2.4-5.9

R/.
Dichoso el que se apiada y presta

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.

En las tinieblas brilla
como una luz el que es justo,
clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R/.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,25-33):

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»

Palabra del Señor

Poema:
Ya mi súplica es llanto de Xavier Villaurrutia

Yo soy sólo un deseo, Señor,
ya lo diga mi voz, ya mi concreto
silencio, ya mi supremo llanto
en el supremo dolor, 
no soy sino un deseo, 
Señor.

Yo que en el paso incierto de mi niñez
vi deshojarse las rosas de ofrenda,
y no sacié la inicial avidez,
ni señalé mi huella en la senda;
ahora siento un sufrido desconsuelo
por el día que no espera,
y pienso, los ojos al cielo,
en la primavera...

Si todo lo vano merece mi orgullo,
déjame el recuerdo, y dame siquiera
el don de mirar lo mío como tuyo. 
Dame la memoria de todas las caras
que amé, y de los aromas
y de los matices, y dame la fe,
para que una gota de tu vino calme
la sed de mi sed.

Ya mi súplica es llanto... Renace
en el pecho el anhelo en agraz,
y en mis labios se pierde esta frase:
-¡Señor, dame más...!

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