martes, 7 de marzo de 2017

Lecturas del día, martes, 7 de marzo. Poema "Noche del sentido" de Carlos Bousoño. Breve comentario

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (55,10-11):

Así dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 33,4-5.6-7.16-17.18-19

R/.
El Señor libra de sus angustias a los justos

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R/.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,7-15):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Noche del sentido de Carlos Bousoño 

El olfato no huele, ojo no mira.
Ni gusta lengua ni conoce el seso.
Eso sabemos, corazón que aspira.
Tan sólo eso.
 

Quién pudiera cual tú mirar tan leve
esta colina que una paz ya toma:
mirar el campo con amor, con nieve:
poder llamarlo fresca luz, paloma.


Quién pudiera cual tú tocar tu mano,
saber que es mano y conocer su sino,
saber tu hueso fatigado, humano,
pensar el viento que en la noche vino.


Saber qué es este ruido, esta nonada,
este grito que nace de un abismo,
de una tristeza tan desconsolada
como el amor que surge de ti mismo.


Saber la luz y conocerla hermosa,
mirar el cuerpo y conocer su brío,
mirar la noche que en la paz reposa,
fuente sellada al pensamiento mío...


Mirarte a ti, mirar a tu ternura
cuando contemplas mi dolor humano
y me suavizas en la noche pura
con la caricia de tu blanca mano...


Quién pudiera decirte amor, abrigo
de mi vivir, y en lenta letanía
llamarte luz, nombrarte viento amigo,
campo feliz y cielo de armonía.


Breve comentario

La Verdad de Dios es sencilla, profunda, transparente. Y como describe de forma muy plástica y sugestiva las palabras recogidas por Isaías en la primera lectura, produce efectos en quienes la reciben  con total naturalidad. Es por ello que puede expresarse con las palabras más accesibles para todos. La oración más completa que existe, la más bella y la de más simple enunciación es el padrenuestro. En ella se reúnen todas las peticiones que el hombre puede trasladar a Dios en su vida. Si observamos, de estas siete peticiones fundamentales surgen todas las posibles más concretas, que no son sino derivaciones de aquéllas. No podemos desear más de lo que el Señor nos ofreció para rezarle. Si deseamos otras cosas, ésas, proceden de un corazón alejado de la voluntad divina. Así de simple y de contundente.

Rezar el padrenuestro nos permite dialogar con Dios, ubicarnos en una relación trascendente donde "El olfato no huele, ojo no mira./ Ni gusta lengua ni conoce el seso." Mas tenemos un "corazón que aspira." Sin embargo, plenos de sentido, podremos repetir esas peticiones de sencillas palabras desde nuestro interior, sabiendo que somos contemplados, escuchados, abrazados, comprendidos, amados.

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