martes, 5 de julio de 2016

Lecturas del día, martes, 5 de julio. Poema "Nuevos acordes" de Pedro Garfias. Breve comentario

Primera lectura

Lectura de la profecía de Oseas (8,4-7.11.13):

Así dice el Señor: «Se nombraron reyes en Israel sin contar conmigo, se nombraron príncipes sin mi aprobación. Con su plata y su oro se hicieron ídolos para su perdición. Hiede tu novillo, Samaria, ardo de ira contra él. ¿Cuándo lograréis la inocencia? Un escultor lo hizo, no es dios, se hace añicos el novillo de Samaria. Siembran viento y cosechan tempestades; las mieses no echan espiga ni dan grano, y, si lo dieran, extraños lo devorarían. Porque Efraín multiplicó sus altares para pecar, para pecar le sirvieron sus altares. Aunque les dé multitud de leyes, las consideran como de un extraño. Aunque inmolen víctimas en mi honor y coman la carne, al Señor no le agradan. Tiene presente sus culpas y castigará sus pecados: tendrán que volver a Egipto.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 113B,3-4.5-6.7ab-8.9-10

R/.
Israel confía en el Señor

Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. R/.

Tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen. R/.

Tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan.
Que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos. R/.

Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,32-38):

En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual.»
En cambio, los fariseos decían: «Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»

Palabra del Señor
 
Poema:
Nuevos acordes de Pedro Garfias 
 
Sé que si le grito fuerte
el silencio se acongoja.
Sé que si la piso duro
es la piedra la que llora.
Sé que si camino aprisa
se me derrumban las hojas.
Por eso voy con cuidado,
acariciando las formas,
mirando a un lado y al otro
y respetándolas todas.
Que hay quien se duele del cuerpo
y a mí me duelen los hombres
y las cosas.


http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=992&t=Nuevos+acordes&p=Pedro+Garfias&o=Juan+Rejano

 
Breve comentario
 
El Señor está pendiente de su creación. La respeta y la ama como expresión de su propia naturaleza: son parte suya, son su propio amor manifestado. Su actuación siempre va encaminada a llevarla a su plenitud. El sufrimiento humano no le es ajeno. A quien se acerca, Él lo atiende: "Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor." Así, les cura, les enseña, les guía, les protege.

Se suele entender que el milagro fuerza el orden de la naturaleza, pues al mudo hace hablar, al ciego ver, al paralítico andar; pero no perciben quienes así piensan que el milagro sólo es una consecuencia de la fe de la persona que pone toda su confianza en el Señor. La naturaleza creada por Dios sigue, pues, sin ser violada. Es cierto que Dios en su omnipotencia puede actuar sin necesidad de que la criatura humana se lo pida, pero siempre el Señor espera que su corazón se abra para poder hacerlo.

Y ese respeto a la libertad humana se destaca también en la actitud negadora y rechazante de los fariseos. Éstos creen que Cristo actúa con el poder de Satanás. ¡Nada menos que confunden los grandes sabios judíos la expresión del amor con la del odio, el poder de la vida con el de la muerte! Y esto también es respetado por el Señor: la ceguera del que le rechaza, el mudo que cree que no puede curarle, el ciego sin esperanza de ver jamás, aunque el mismo Dios bajara a la tierra. A aquéllos los deja en su estado, respetando su naturaleza y su voluntad: envidiando, ciegos, mudos, necios a la verdad que se les presenta.
 
El poema de Garfias, realmente bellísimo, está empapado del espíritu del Señor. Más allá de las mediocridades (o algo peor) que encontramos en nuestro entorno, también en la demasiado humana vida eclesial, tenemos un Dios que realmente se preocupa de nosotros, con una atención y un celo sobrenatural, que sólo de un modo pálido la Santísima Virgen puede reflejar en su pureza y en su entrega. Todo está al servicio de su amor, pues todo ha sido creado desde ese amor. Tengamos esperanza, aun en las horas peores, en que Dios nos va sosteniendo a cada momento. No seamos como los fariseos al interpretar el sentido de nuestros sufrimientos.

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