lunes, 23 de julio de 2018

Lecturas del día, lunes, 23 de julio, santa Brígida, patrona de Europa. Poemas "La poda", "Entrega" y "Colofón de luz" de Nuria Parés. Breve comentario

Primera lectura 
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (2,19-20):

Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9.10-11

R/.
Bendigo al Señor en todo momento

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mi no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

Palabra del Señor

Poemas:
La poda de Nuria Parés
"España que alborea
con un hacha en la mano vengadora
..."
Antonio Machado
¡Qué fe retoñaría si nosotros
pudiéramos ponernos una fecha
como una flor de luz entre los labios!
¡Marcarnos en el tiempo con la fuerza
con que el ritmo del hombre se recorta
sobre las estaciones de la tierra!...
Porque hay un ritmo viejo para todo,
un tiempo señalado en la faena:
el tiempo de sembrar o cosechar
y el hombre de la siembra o la cosecha.
Y hay también otro ritmo,
otra tarea necesaria y vieja:
el tiempo de segar o de podar
y el hombre de la poda o de la siega.
Hoy sé que si nosotros
pudiéramos ponernos una fecha
como una flor de luz entre los labios
en los días de fiesta,
yo os guardaría el tiempo de la poda:
el que presiente el retoñar y espera.
Yo os guardaría el hombre de la poda:
¡el que sabe del hacha y no se arredra!
 


Entrega de Nuria Parés

Apartaos de mí, que me he arrancado
esa mitad de sombra a manos llenas
para arrojarla al sol con la alegría
con que se iza al viento una bandera.

Apartaos de mí, porque he lanzado
los caballos del sueño a la carrera
y un galopar de potros se desboca
como un golpe de sangre por mis venas.

Apartaos de mí, que estoy ardiendo
con la llama agitada de una tea.
Todos mis dioses se han venido abajo:
Sólo el momento y yo como una ofrenda. 


Colofón de luz Nuria Parés

He salido a la luz.
Estuve mucho tiempo soterrada.
Soy como Lázaro. Traigo
en mi vieja piel el calofrío
del minero y del topo
cuando salen al sol
y al caminar me cae
la sombra hecha jirones.
Me miro renacer. Vivo. Verdeo,
y aunque nadie los ve
me están saliendo brotes en los dedos
y unas ramitas verdes en los hombros.
Sé que me llenaré de gorriones.
He salido de mí.
Cuando hoy te diga
¡Hola! ¿Cómo te va?
¿Sabré qué me respondes?  


Breve comentario

Para alguien con formación psicoanalítica le deben resultar muy duras las imágenes que el Señor utiliza para representar su camino de enseñanza. O bien nos arrancan, o bien nos podan. Parece, en el lenguaje freudiano, que sólo distintas formas de castración es lo que nos espera para llegar a ser adultos ante el Señor. Más allá de que en Freud la simbólica castración tiene también una función central para la maduración afectiva de la persona, lo cierto es que sólo nos arrancan cuando nos negamos a dar fruto, y sólo nos podan para que seamos más fértiles aún. Son dos formas muy consecuentes de actuar. No es tanto el proceder de quien con autoridad castiga (como en la necesaria castración freudiana), como la consecuencia de una actitud ante nuestra propia humanidad. Quien niega su origen, su dimensión trascendente, y vive de espaldas a Dios, no puede dar fruto alguno: es la propia persona que así actúa quien se arranca de sus raíces, de lo que en verdad lo alimenta. Sin Dios, no sólo no podemos nada, sino que morimos, nos secamos como una planta sin nutrientes, por muchos éxitos vanos que consigamos en un mundo que tampoco lo reconoce. Quien deja al Señor actuar en su vida y en su corazón, aun pecando, o por medio precisamente de esa debilidad, lo irá podando para que su apertura sea cada vez más plena, más fidedigna, más profunda. Esa apertura será la fuente de todos los frutos que el Señor le conceda dar.

Como expresa con firmeza y sobria fuerza la poeta de hoy, hemos de ser nosotros mismos, nuestra persona, ofrenda a Dios para lo que Dios quiera; y siéndolo, renacer tras la divina poda en nuevos vástagos y yemas en los que otros podrán cobijarse en un futuro. Que la poda es dolorosa, lo sabemos todos, hasta el ateo Freud. Pero no cabe educación alguna, como indica una de las etimologías del término educar (del latín educere: extraer, avanzar, elevar, sacar de sí lo mejor de algo), sin el dominio de una fuerza que sin dirección nos aniquilaría. 

De ahí la importancia de tener buenos podadores, buenos maestros, buenos pastores que sepan dirigirnos al bien que subyace en nuestra naturaleza. Sin ellos, dejados al albur de un deseo sin más meta que la satisfacción temporal de la sed de la que nace, nunca avanzaremos más que en círculos, estériles, repitiendo la misma sed y la misma mentira de satisfacción una y otra vez; cosa que también supo ver el viejo profesor en eso que llamó "compulsión a la repetición", esencia de todo conflicto no resuelto y no elaborado.

Dejémonos, pues, que el Señor nos pode ahí donde más nos duele, donde más falta nos hace, pues lejos de suponer una castración esterilizante, nos hará capaces de dar fruto, de ser fértiles: la poda sólo quita lo que sobra, jamás lo esencial. De lo contrario, seremos nosotros mismos los que nos arranquemos de este orden de amor del que nacemos. Con Dios, nada sobra; sin Él, sobra todo.      

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