jueves, 19 de julio de 2018

Lecturas del día, jueves, 19 de julio. Poemas "Día de calma" de Luis García Montero y "Hagamos un trato" de Mario Benedetti

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (26,7-9.12.16-19):

La senda del justo es recta. Tú allanas el sendero del justo; en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos, ansiando tu nombre y tu recuerdo. Mi alma te ansía de noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti, porque tus juicios son luz de la tierra, y aprenden justicia los habitantes del orbe. Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú. Señor, en el peligro acudíamos a ti, cuando apretaba la fuerza de tu escarmiento. Como la preñada cuando le llega el parto se retuerce y grita angustiada, así éramos en tu presencia, Señor: concebimos, nos retorcimos, dimos a luz... viento; no trajimos salvación al país, no le nacieron habitantes al mundo. ¡Vivirán tus muertos, tus cadáveres se alzarán, despertarán jubilosos los que habitan el polvo! Porque tu rocío es rocío de luz, y la tierra de las sombras parirá.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 101, 13-14 y 15.16-18. 19-21
 
R/. El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra

Tú permaneces para siempre,
y tu nombre de generación en generación.
Levántate y ten misericordia de Sión,
que ya es hora y tiempo de misericordia.
Tus siervos aman sus piedras,
se compadecen de sus ruinas. R/.

Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor
 
Poemas:
Día de calma de Luis García Montero
 
Quien no quiso caer en la mentira,
no sea injusto desde la verdad.
Repítelo. Es un día de calma.
Aunque la mar extienda sus castigos
y el golpe solitario de los remos
se pierda entre la espuma,
como se pierde el último destello de una mano,
quiero que lo repitas: es un día de calma.
Repite que es mentira
todo lo que parece sucederte,
que las manos deshechas son mentira
y no temes el viento,
ni existen los abismos en el agua,
ni la respiración entrecortada.
Porque la piel del labio
siente una quemadura de sal y se parecen
sus latidos al odio demasiado,
repite que no sientes sus latidos.

Ya que todo se mueve, ya que el tiempo
bajo los pies se descompone y cae,
regresa hasta el lugar donde las huellas
forman parte de ti
                                como un destino
de arena que resiste en algún sitio
detrás de cada ola.
¿A qué memoria perteneces? Vuelve.

Una ciudad al Sur, un gabinete
de balcones abiertos enfrente de los plátanos.
Sigues leyendo, sabes
los libros que son tuyos. Para ti las miradas
de cristal y los barcos
que navegan con pecho adolescente.
Es un día de calma.
Quiero que lo repitas desde allí,
allí, para que grabes
en la madera limpia de tus remos:
Quien no quiso caer en la mentira,
no sea injusto desde la verdad.

Hagamos un trato de Mario Benedetti 
 
Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted

es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.
 

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