domingo, 31 de enero de 2016

Lecturas del día, domingo, 31 de enero. Poema "Dios entre la niebla" de Jacinto López Gorgé. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (1,4-5.17-19):

En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles. Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17

R/.
Mi boca contará tu salvación, Señor

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R/.

Sé tu mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú,
Dios mío, líbrame de la mano perversa.R/.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):

Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,21-30):

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

Palabra del Señor

Poema:
Dios entre la niebla de Jacinto López Gorgé

"Siempre buscando a Dios entre la niebla."
Antonio Machado

...Y yo buscando a Dios tantas mañanas,
perdido entre la niebla...
Y yo buscando la amplitud del limpio
misterio de las cosas
que mis abiertos ojos no entendían...

Y sólo hallaba amor.

Las cosas eran luz, amor dulcísimo
brotando a cada paso.
Y era amor la quietud de la mañana
besándome en los ojos.
Y era amor el crujido de la hierba
que mis pasos herían.
Y era amor el silencio y el murmullo,
el pájaro, la piedra,
la soledad, la gota de rocío,
que en la niebla brillaban levemente...

Y era un grito angustiado
esta duda constante que yo llevo
despierta entre los ojos,
esta duda constante que destrenza
el duro pensamiento...

Y así, buscando a Dios, buscando, amando
la flor, la amanecida, aquella estrella
que traiciona a la noche...,
sólo he encontrado amor.

Y aunque la angustia vuelve, sigo, sigo
buscando y encontrando amor –¡Dios mismo
vertido en sus criaturas! ...-.

...Y así siempre...

...Y así siempre, buscando...

Breve comentario

Las Sagradas Escrituras bien merecían el título que un arcipreste un tanto crápula puso a su obra más famosa: Libro del buen amor. Hoy es de esos días que tal título resume a la perfección esta idea. La belleza de las lecturas se impone por sí misma.

Si cabía alguna  duda de que nuestra religión es la del amor, que Dios es amor, la descripción que del mismo hace Pablo es todo un clásico. Nada cabe añadir más que abandonarse a la encabalgada descripción realista y a la vez poética de sus enunciados. Por Dios somos capaces de ese amor. De otra forma, sin Él, nuestro amor es volátil, pasajero, como se nos describe en el evangelio de Lucas. Los que le oyen arrobados son los que de inmediato se ponen a dudar de Él y a degradar su autoridad. Cuando el Señor les recuerda que siempre reaccionan igual ante los profetas que vieron crecer, el arrobo admirativo pasa de inmediato a la ira más violenta para acabar con Él: aquella autoridad que admiraban les desnuda en lo íntimo de su naturaleza mezquina. Y es que Dios, siendo Amor, no puede ser sino Verdad.

Somos así. ¿Es irreal el cuadro que san Pablo traza del amor? En absoluto. Insisto, somos capaces de él. Eso sí, únicamente abriéndonos a Dios, aun sin saberlo muchas veces, pues no se puede amar sin Él. El hombre sin Dios puede desear, engañarse, ilusionarse... Pero su amor siempre será esencialmente trunco. Como el de aquellos que se embelesaban con el Señor ante sus comentarios de la Palabra en la sinagoga, expuestos con una autoridad desconocida. De inmediato, el hombre sin raíces, como aquella semilla que caía en terrenos infértiles, saltará a la duda («¿No es éste el hijo de José?»), y de la duda a la negación, y de la negación al odio y a la muerte. El hombre es capaz de todo con Dios. Sin Él, y en el sentido opuesto, es también capaz de todo.

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