sábado, 18 de agosto de 2018

Lecturas del día, sábado, 18 de agosto. Poemas "Canción de infancia" y "Mañana feliz" de Carlos Sahagún

Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (18,1-10.13b.30-32):

Me vino esta palabra del Señor: «¿Por qué andáis repitiendo este refrán en la tierra de Israel: "Los padres comieron agraces, y los hijos tuvieron dentera?" Por mi vida os juro –oráculo del Señor– que nadie volverá a repetir ese refrán en Israel. Sabedlo: todas las vidas son mías; lo mismo que la vida del padre, es mía la vida del hijo; el que peca es el que morirá. El hombre que es justo, que observa el derecho y la justicia, que no come en los montes, levantando los ojos a los ídolos de Israel, que no profana a la mujer de su prójimo, ni se llega a la mujer en su regla, que no explota, sino que devuelve la prenda empeñada, que no roba, sino que da su pan al hambriento y viste al desnudo, que no presta con usura ni acumula intereses, que aparta la mano de la iniquidad y juzga imparcialmente los delitos, que camina según mis preceptos y guarda mis mandamientos, cumpliéndolos fielmente: ese hombre es justo, y ciertamente vivirá –oráculo del Señor–. Si éste engendra un hijo criminal y homicida, que quebranta alguna de estas prohibiciones ciertamente no vivirá; por haber cometido todas esas abominaciones, morirá ciertamente y será responsable de sus crímenes. Pues bien, casa de Israel, os juzgaré a cada uno según su proceder –oráculo del Señor–. Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos, y no caeréis en pecado. Quitaos de encima los delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo; y así no moriréis, casa de Israel. Pues no quiero la muerte de nadie –oráculo del Señor–. ¡Arrepentíos y viviréis!»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 50,12-13.14-15.18-19

R/.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Oh Dios, crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R/.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,13-15):

En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban.
Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.»
Les impuso las manos y se marchó de allí.

Palabra del Señor

Poemas:
Canción de infancia de Carlos Sahagún 

Para que sepas lo que fui de niño
voy a decirte toda la verdad.
Para que sepas cómo fui, aún guardo
mi retrato de entonces junto al mar.
            
Playa de arena, corazón de arena
hubiera yo querido en tu ciudad.
Que te faltase como me faltaba
-le llamaron posguerra al hambre- el pan.
            
Tú con tu casa de muñecas vivas
llenando los rincones de piedad.
Yo, capitán con mi espada de palo,
matando de mentira a los demás.
            
Si hubieras sido niña rodeada
por todas partes, ay, de soledad,
yo te habría buscado hasta encontrarnos,
hasta ponernos los dos a llorar.
            
Juntos los dos. Que tu madre nos diga
aquel cuento que no tiene final.
Despertar de la infancia no quisimos
y no sé quién nos hizo despertar.
            
Pero hoy, que hemos crecido tanto, vamos,
dame la mano y todo volverá.
Somos dos niños que a la vida echaron.
Muchacha -niña-, empieza a caminar.


Mañana feliz de Carlos Sahagún

Caminemos. Por entre aquellos pinos
del color de la vida el sol penetra
y sé que no nos abandona. Alegre,
alegre será el día de hoy, tranquilo
como el agua de un lago. Caminemos.
Pájaros a bandadas y cantando
ya vienen con el alba. ¡Buenos días,
jilguero, guardián de la hora triste,
felices días nos dé Dios! La rubia
mañana, la que tiembla en cada hoja
con un temblor distinto, ésa no puede
faltarnos hoy, dejarnos hoy. Pisamos
para bien nuestro este camino, dimos
ya con el alba. ¡Buenos días! Todas
las palabras que digas hoy, los gestos
que pongas, la manzana que del árbol
cojan tus manos sin pecar, un día
han de ser recordados. Caminemos.
Nuestros son estos pasos, esas hojas
que crujen, el chirriar de la cigarra.
Tenemos merecido este buen día
de sol. Allí está el monte, allí las flores
salvajes. Vamos. Subiremos juntos.
Caminaremos también juntos. ¡Buenos
días, felices días nos dé Dios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.