viernes, 15 de diciembre de 2017

Lecturas del día, viernes, 15 de diciembre. Poemas "Hay" de Vladimir Holan y "Blues para cristianos" de Antonio Gamoneda. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (48,17-19):

Esto dice el Señor, tu libertador,
el Santo de Israel:
«Yo, el Señor, tu Dios,
te instruyo por tu bien,
te marco el camino a seguir.
Si hubieras atendido a mis mandatos,
tu bienestar sería como un río,
tu justicia como las olas del mar,
tu descendencia como la arena,
como sus granos, el fruto de tus entrañas;
tu nombre no habría sido aniquilado,
ni eliminado de mi presencia».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 1,1-2.3.4.6

R/.
El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,16-19):

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «¿A quién compararé esta generación? Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

Palabra del Señor

Poemas:
Hay de Vladimir Holan

Hay destinos
donde lo que carece de temblor no es sólido.


Hay amores
en los que el mundo no te basta, falta un pasito.


Hay placeres
en los que te castigas por el arte, pues el arte es pecado.


Hay momentos de mutismo
en que la boca de la mujer hace pensar que el pudor es sólo [cuestión de sexo.


Hay cabellos teñidos por un meteoro
donde es el diablo quien hace la raya.


Hay soledades
en las que miras sólo con un ojo y miras sólo sal.


Hay momentos de frío
en los que estrangulas palomas y te calientas con sus alas.


Hay momentos de gravedad
en los que sientes que has caído ya entre los que caen.


Hay silencios
que debes expresarlos tú,
¡precisamente tú!

https://www.youtube.com/watch?v=fV_wyCS7QYY

Blues para cristianos de Antonio Gamoneda

Antes algunos hombres se sentaban a fumar
y a mirar la tierra despacio.
Antes muchos hombres se sentaban a fumar
y poco a poco comprendían la tierra.
Ahora no se puede fumar cuando viene la noche.
Ahora ya no queda tabaco ni esperanza.


Ya han debido de pasar el cielo y la tierra
y todas las casas están vacías.
Han debido de pasar el cielo y la tierra
porque todas las casas están vacías.
La madre ya no quiere volver a sus cazuelas.
Aquí toda la gente está muy triste.


Ahora vendrá Dios con su madero.
Dicen que viene Jesucristo con su madero.
Bien, que venga con su madero.


Cuando venga Jesucristo con su madero,
vamos a verle la chaqueta vieja.
Cuando venga Jesucristo a vivir con nosotros,
habrá que verle el corazón cansado.


Aquí ya no hay otra majestad que el dolor. 
Sí, buen amigo, ya no hay más en la tierra.


Breve comentario

¿Y a quién compararemos esta generación? El Señor hoy no sería más comprendido que entonces. Ha cambiado el estilo, las formas, lo adjetivo, pero en el fondo seguimos padeciendo la misma ceguera para apreciar la verdad. Es cierto que el paso del Señor, su huella profunda, su influencia intemporal a través de los siglos, hacen que la verdad sea, aún hoy, más fácil de hallar que en los tiempos en los que vivió entre nosotros, pues el único referente que existía entonces era el testimonio de los profetas. Y a los profetas, como sabemos, no les fue muy bien. Al Señor, tampoco.

Es lamentable, sin duda, nuestra tendencia al pecado, nuestra debilidad, nuestra mundanidad, incluso la de aquellos que nos decimos (o al menos procuramos) ser sus seguidores. Pero así debe ser; así lo ha querido Dios: que la Verdad y el Amor se abra camino en medio y por medio de la cruz. El seguimiento al Señor nunca es cosa de generaciones, de grandes colectivos, sino de corazones individuales que se van abriendo a su misterio, a su llamada, a su presencia. Luego, en el mejor de los casos, nos podemos reunir con otros hermanos en la fe, para vivir la experiencia de Dios en comunidad, para compartirla, para fortalecernos unos a otros, para sentirnos que pertenecemos a una realidad que trasciende la vivencia individual, que halla sentido y plenitud aun en este mundo de generaciones ciegas, débiles, aferradas a sus pecados. Esta es la misión fundamental de la Iglesia en torno a la cual giran todos los demás objetivos: dar a conocer a Dios a los hombres para redimirlos, y continuar por medio de ella Su presencia y actuación hasta la segunda y definitiva venida.

Por todo ello, como dice el sabio poeta checo, los silencios de este mundo lo deberemos superar, vencer, expresar cada uno ("¡precisamente tú!") en diálogo y encuentro con el Señor que nos habla. Aun cuando lo que nos rodea sea un ciego, estéril, alienante silencio de ignorancia y desprecio. Da igual que, como nos describe el otro sabio poeta (esta vez leonés, nacido ovetense), cuando nos presentemos a los demás sólo distingan y destaquen nuestras debilidades humanas, nuestras imperfecciones, nuestras limitaciones. El Señor tiene, como nosotros, su "chaqueta vieja" (judío nacido en un pueblo insignificante, sin formación intelectual reconocida, sin estudios, simple artesano, hijo de un tal José y de una tal María, perfectamente irrelevantes, nacido en circunstancias penosas, en medio de la mayor pobreza y desprecio, que morirá crucificado como un indeseable delincuente...); pero a diferencia de nosotros, cosa que no captan los ciegos ojos generacionales, su corazón no está cansado, sino que es fuente de salvación eterna, del amor más puro, origen y superación del mal y del pecado en todas sus formas, hasta de la muerte. Sabemos que nuestro dolor, nuestro cansancio, nuestro pecado empaña la majestad de Dios, pero el dolor divino es la forma en que se presenta al hombre para darle plenitud, para alzarlo al gozo infinito del alma que, por su gracia, le reconoce y a Él se entrega.  

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