jueves, 21 de diciembre de 2017

Lecturas del día, jueves, 21 de diciembre. Poema "La visita" de Luis Gonzaga Urbina

Primera lectura

Lectura del libro del Cantar de los Cantares (2,8-14):

¡La voz de mi amado!
Vedlo, aquí llega,
saltando por los montes,
brincando por las colinas.
Es mi amado un gamo,
parece un cervatillo.
Vedlo parado tras la cerca,
mirando por la ventana,
atisbando por la celosía.
Habla mi amado y me dice:
«Levántate, amada mía,
hermosa mía y ven.
Mira, el invierno ya ha pasado,
las lluvias cesaron, se han ido.
Brotan las flores en el campo,
llega la estación de la poda,
el arrullo de la tórtola
se oye en nuestra tierra.
En la higuera despuntan las yemas,
las viñas en flor exhalan su perfume.
Levántate, amada mía,
hermosa mía, y vente.
Paloma mía, en las oquedades de la roca,
en el escondrijo escarpado,
déjame ver tu figura,
déjame escuchar tu voz:
es muy dulce tu voz
y fascinante tu figura».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 32,2-3.11-12.20-21

R/.
Aclamad, justos, al Señor;
cantadle un cántico nuevo.


Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.

El plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-45):

En aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Palabra del Señor
 
Poema:
La visita de Luis Gonzaga Urbina 

Ha de venir. Vendrá.
¿Cuándo?... No sé. Muy pronto.
Escucho ya su voz remota
y sus pisadas oigo.


Abre la puerta, alma; que no te tenga
que llamar. Y que esté dispuesto todo:
apagado el fogón, limpia la casa,
y el blanco cirio de la fe, en el fondo.


Ha de venir. Vendrá. Calladamente
me tomará en sus brazos. Así como
la madre al niño que volvió cansado
de correr bosques y saltar arroyos.
Yo le diré en voz baja: -Bienvenida-,
y sin miedo, ni asombro,
me entregaré al Misterio,
pensaré en Dios y cerraré los ojos.

2 comentarios:

  1. Estos días, Doiraje, veo con tristeza que me he perdido la belleza de sus palabras, y de los textos que escoge y cuida de traer con cariño. Vuelvo a buscarle, porque necesito la medicina para el alma que usted nos descubre. Se lo agradezco de corazón Doiraje.

    Ruego a Dios porque le vaya bien y sea feliz.

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    1. Gracias a ti, Gabriel. También ruego por ti al Señor para que te ayude a descubrir tu camino y a recorrerlo con su gracia. Vivimos tiempos muy difíciles, pero para un cristiano, ¿cuáles han sido fáciles?

      Me alegro muchísimo de que te sirva en algo; con eso ya me conformo. La verdad es que uno escribe y trae poemas, y no sé qué efecto producen. Sé que el blog es visitado, pero más allá, ignoro cómo se recibe. También es lógico, pues la naturaleza íntima del mismo no facilita la comunicación en un lugar tan impersonal como la zona de comentarios. Nació de un modo bastante irreflexivo, por necesidad, y por una necesidad apenas articulada. ...Y ya llevo casi 700 posts.

      Por aquí al menos podemos seguir en contacto. La puerta está abierta. Si comentas, bien; si sólo lees, bien también. Estás en tu casa. Acomódate como quieras.

      Yo voy a vivir la Navidad con enorme austeridad, solos mi mujer y yo. Pasaremos un día con una hermana mayor suya, ya anciana. Pero me alegra, dentro de la tristeza de nuestra situación, que podremos participar de la Navidad como la vivió el mismo Señor: en soledad y en medio de una hostil fríaldad afectiva. Y vamos con ventaja con respecto al Señor, pues nuestra casa, aun sin lujos, no es un establo. También está el hecho de que nos libramos de los convencionalismos, las relaciones forzadas, los falsos compromisos, la impostura de guardar las apariencias, que envenenan la Navidad mucho más que una soledad ineludible.

      Que pases una muy feliz Navidad con aquellas personas a las que quieres y que te quieren. Que nazca el Señor en tu corazón, y déjale que te guíe.

      Un abrazo en el Señor. Dios con nosotros.

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