sábado, 30 de junio de 2018

Lecturas del día, sábado, 30 de junio. Poema "Miércoles de ceniza (parte III)" de T. S. Eliot. Breve comentario

Primera lectura
Lectura de las Lamentaciones (2,2.10-14.18-19):

El Señor destruyó sin compasión todas las moradas de Jacob, con su indignación demolió las plazas fuertes de Judá; derribó por tierra, deshonrados, al rey y a los príncipes. Los ancianos de Sión se sientan en el suelo silenciosos, se echan polvo en la cabeza y se visten de sayal; las doncellas de Jerusalén humillan hasta el suelo la cabeza. Se consumen en lágrimas mis ojos, de amargura mis entrañas; se derrama por tierra mi hiel, por la ruina de la capital de mi pueblo; muchachos y niños de pecho desfallecen por las calles de la ciudad. Preguntaban a sus madres: «¿Dónde hay pan y vino?», mientras desfallecían, como los heridos, por las calles de la ciudad, mientras expiraban en brazos de sus madres.
¿Quién se te iguala, quién se te asemeja, ciudad de Jerusalén? ¿A quién te compararé, para consolarte, Sión, la doncella? Inmensa como el mar es tu desgracia: ¿quién podrá curarte? Tus profetas te ofrecían visiones falsas y engañosas; y no te denunciaban tus culpas para cambiar tu suerte, sino que te anunciaban visiones falsas y seductoras.
Grita con toda el alma al Señor, laméntate, Sión; derrama torrentes de lágrimas, de día y de noche; no te concedas reposo, no descansen tus ojos. Levántate y grita de noche, al relevo de la guardia; derrama como agua tu corazón en presencia del Señor; levanta hacia él las manos por la vida de tus niños, desfallecidos de hambre en las encrucijadas.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 73

R/.
No olvides sin remedio la vida de tus pobres

¿Por qué, oh Dios, nos tienes siempre abandonados,
y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño?
Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo,
de la tribu que rescataste para posesión tuya,
del monte Sión donde pusiste tu morada. R/.

Dirige tus pasos a estas ruinas sin remedio;
el enemigo ha arrasado del todo el santuario.
Rugían los agresores en medio de tu asamblea,
levantaron sus propios estandartes. R/.

En la entrada superior
abatieron a hachazos el entramado;
después, con martillos y mazas,
destrozaron todas las esculturas.
Prendieron fuego a tu santuario,
derribaron y profanaron la morada de tu nombre. R/.

Piensa en tu alianza: que los rincones del país
están llenos de violencias.
Que el humilde no se marche defraudado,
que pobres y afligidos alaben tu nombre. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,5-17):

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»
Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Y al centurión le dijo: «Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído.» Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles. Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»

Palabra del Señor

Poema:
Miércoles de ceniza (parte III) de T. S. Eliot 

En la primera revuelta de la segunda escalera
me volví y vi abajo
la misma forma retorcida en la baranda
bajo el vapor en el aire fétido
luchando con el demonio de las escaleras que reviste
la cara engañosa de esperanza y de desesperación.
.
En la segunda revuelta de la segunda escalera
les dejé retorciéndose, volviendo abajo:
ya no había más caras y la escalera estaba oscura,
húmeda, mellada, como la boca de un viejo babeando, ya sin [arreglo,
o el dentado gaznate de un tiburón envejecido.
.
En la primera vuelta de la tercera escalera
había una ventana estriada con panza como de higo
y más allá del espino en flor y una escena pastoril
la figura de anchas espaldas vestida de azul y verde
hechizaba el mayo con una antigua flauta.
Dulce es el pelo al viento, pelo pardo al viento sobre la boca,
lila y pelo pardo;
distracción, música de la flauta, descansillos y escalones de la [mente en la tercera escalera,
desvaneciéndose, desvaneciéndose: fuerza más allá de esperanza [y desesperación
trepando la tercera escalera.
.
Señor, no soy digno
Señor, no soy digno 
pero di sólo la palabra.

Ash Wednesday III

At the first turning of the second stair
I turned and saw below
The same shape twisted on the banister
Under the vapour in the fetid air
Struggling with the devil of the stairs who wears
The deceitul face of hope and of despair.

At the second turning of the second stair
I left them twisting, turning below;
There were no more faces and the stair was dark,
Damp, jagged, like an old man’s mouth drivelling, beyond repair,
Or the toothed gullet of an aged shark.

At the first turning of the third stair
Was a slotted window bellied like the figs’s fruit
And beyond the hawthorn blossom and a pasture scene
The broadbacked figure drest in blue and green
Enchanted the maytime with an antique flute.
Blown hair is sweet, brown hair over the mouth blown,
Lilac and brown hair;
Distraction, music of the flute, stops and steps of the mind over [the third stair,
Fading, fading; strength beyond hope and despair
Climbing the third stair.

Lord, I am not worthy
Lord, I am not worthy
but speak the word only.

https://www.youtube.com/watch?v=h9o_B6HS8Xc
(Lectura completa de Eliot de las seis partes que componen este poema)

Breve comentario

No somos dignos del Señor. Su amor es un regalo. Da igual que seamos hombres corajudos y disciplinados, como el centurión; humildes sirvientes, como la suegra de Pedro; o brillantes intelectuales y creadores, como el poeta Eliot. Siendo así, el Señor se presenta en nuestras vidas acorde a nuestra sensibilidad, a nuestras características personales. El centurión, como oficial militar con hombres a su cargo, siente la presencia del Señor como un jefe militar al que debe obediencia, y que, como a un superior, cuando ordena, sus órdenes deben ser ejecutadas. La suegra de Pedro siente desde su condición de mujer que ha de ponerse sin más a servir a la persona que ha venido a hacerle un bien de forma desinteresada: lo ama sirviéndole. Eliot, que escribió este poema como primera manisfestación poética de su conversión al catolicismo desde los rigores de un protestantismo calvinista y unitarista, se pone a componer en metáforas de desgarradora belleza todo su devenir espiritual, lleno de angustia, inseguridad, incomprensión, soledad y dudas. Eliot se pone a escribir a Dios, a descubrirle, desde su sensibilidad de poeta.

No importa lo que seamos, no importa dónde nos encuentre Dios: en nuestra indignidad sólo le podemos ofrecer nuestro corazón para que Él lo transforme, lo cual no alterará lo que somos. Unos seguirán relacionándose con Dios con la reciedumbre propia de los militares, y está muy bien; otros, lo harán como humildes servidores anónimos en lo aparentemente pequeño, y está muy bien; otros desde el brillo de la inteligencia, aun atormentada, como la que siguió sufriendo durante toda su vida el poeta anglosajón, y está muy bien. Pero unos y otros ya conocen no sólo que Dios existe, sino que les existe. Y que es algo inmenso de lo que no somos dignos.

Eliot siguió perseguido por una culpa neurótica que no le dejaba vivir, pero en su conversión sintió, por fin, la fuerza del perdón del amor de Dios. Y se sintió indigno de tanta belleza y misericordia regalada, así sin más, a él que nunca pudo sentir en vida un amor franco a sí mismo.

Demos gracias a Dios por su Amor que nos dignifica.

4 comentarios:

  1. Muchas gracias por el excelente poema de Eliot, la traducción de José María Valverde y el comentario, doiraje. "Pero unos y otros ya conocen no sólo que Dios existe, sino que les existe. Y que es algo inmenso de lo que no somos dignos".

    Es curioso que el poema lo haya traducido también nada menos que Juan Ramón Jiménez en prosa poética. En las páginas XII y XIII de la REVISTA 027 "Traducción y creación" se ven comparadas. Creo que la versión de Juan Ramón es superior y más poética, pero sin desmerecer la otra.

    No obstante, me parece que -para un lector actual- ambos flaquean en el verso final, que es parte de Mateo 8:8. Juan Ramón Jiménez escribe "pero di solamente la palabra" y coincide esencialmente con Valderde.

    Ahora bien, Eliot escribió "but speak the word only" y no "but speak only the word", que sería estrictamente lo que han traducido ambos.

    Aquí nos enfrentamos con el interesantísimo problema de traducir las citas bíblicas que aparecen en otras obras literarias. No es posible hacer abstracción de las versiones españolas existentes, como tampoco olvidar que el autor elige citar una versión concreta y no otras.

    Las traducciones inglesas de Mat8:8 dicen básicamente "but say the word only" o "but only say the word". Por 'say' algunas emplean 'speak', las hay que en lugar de 'only' usan 'just': "just say the word". Otras emplean emplean directamente el condicional (petición educadísima) que está implícito: "if you will only give the command", pero ninguna dice "but speak only the word".

    Yo no sé griego, pero sé que el original "ἀλλὰ μόνον εἰπὲ λόγῳ" está traducido directamente en la Vulgata latina, incluyendo la falta de artículo: "sed tantum dic verbo". La versión tri(o tetra)lingüe de la Biblia de New Advent incluye una construcción inglesa muy desarrollada, "my servant will be healed if thou wilt only speak a word of command", que explica muy bien el sentido de la frase pero pierde la petición directa al Señor: "dic verbo", "di una palabra".

    Las traducciones españolas son también muy variadas y no voy a cansar a nadie comparando las que he consultado, pero prácticamente todas la católicas recientes pierden la petición del griego, latín e inglés, suele ser del tipo "basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará". El singular 'verbo' viene a ser casi siempre "una palabra", en lugar del inglés "the word".

    Concluyendo, que la traducción literalísima del verso de Eliot sería "pero di la palabra solamente", lo que suena extraño en español. ¿Cómo hacer la petición entonces de que Jesús pronuncie esa palabra salvadora, omitiendo la segunda parte de que -como consecuencia inevitable de su orden- el siervo sanará?

    Lo que yo traduciría está basado en el pasaje inmediatamente anterior del Evangelio, cuando el leproso postrado ante Jesús no se atreve a pedir directamente: "Señor, si quieres, puedes limpiarme" (Mt 8:4). La indignidad que tan bien describe Eliot con esas imágenes audaces (y que es la de cada uno de nosotros) hace que yo sienta que este poema termina en español así:

    Señor, yo no soy digno;
    Señor, yo no soy digno,
    pero con que digas una palabra...


    Muchas gracias y un abrazo muy fuerte, doiraje.

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    1. La única alternativa que he visto entre las traducciones católicas recientes y que puede sonar a muchos lectores es la de Verbo divino:
      "Pero di una sola palabra".

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    2. ¡Magnífico, Rocky! Sólo puedo decirte esto.

      Muchas gracias por hacer más digno este blog con tu participación.

      Gracias de todo corazón, Rocky.

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  2. Muchas gracias a ti por este dignísimo y constante blog, doiraje.

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