lunes, 18 de junio de 2018

Lecturas del día, lunes, 18 de junio. Poema "Los justos" de Jorge Luis Borges. Breve comentario


Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (21,1-16):

Por aquel tiempo, Nabot, el de Yezrael, tenía una viña pegando al palacio de Ajab, rey de Samaria.
Ajab le propuso: «Dame la viña para hacerme yo una huerta, porque está al lado, pegando a mi casa; yo te daré en cambio una viña mejor o, si prefieres, te pago en dinero.»
Nabot respondió: «¡Dios me libre de cederte la heredad de mis padres!»
Ajab marchó a casa malhumorado y enfurecido por la respuesta de Nabot, el de Yezrael, aquello de: «No te cederé la heredad de mis padres.»
Se tumbó en la cama, volvió la cara y no quiso probar alimento.
Su esposa Jezabel se le acercó y le dijo: «¿Por qué estás de mal humor y no quieres probar alimento?»
Él contestó: «Es que hablé a Nabot, el de Yezrael, y le propuse: "Véndeme la viña o, si prefieres, te la cambio por otra." Y me dice: "No te doy mi viña."»
Entonces Jezabel dijo: «¿Y eres tú el que manda en Israel? ¡Arriba! A comer, que te sentará bien. ¡Yo te daré la viña de Nabot, el de Yezrael!»
Escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y notables de la ciudad, paisanos de Nabot. Las cartas decían: «Proclamad un ayuno y sentad a Nabot en primera fila. Sentad en frente a dos canallas que declaren contra él: "Has maldecido a Dios y al rey." Lo sacáis afuera y lo apedreáis hasta que muera.»
Los paisanos de Nabot, los ancianos y notables que vivían en la ciudad, hicieron tal como les decía Jezabel, según estaba escrito en las cartas que habían recibido.
Proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot en primera fila; llegaron dos canallas, se le sentaron enfrente y testificaron contra Nabot públicamente: «Nabot ha maldecido a Dios y al rey.»
Lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió.
Entonces informaron a Jezabel: «Nabot ha muerto apedreado.»
En cuanto oyó Jezabel que Nabot había muerto apedreado, dijo a Ajab: «Hala, toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, que no quiso vendértela. Nabot ya no vive, ha muerto.»
En cuanto oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a tomar posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 5,2-3.5-6.7

R/.
Atiende a mis gemidos, Señor

Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío. R/.

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R/.

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario
y traicionero lo aborrece el Señor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-42):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»

Palabra del Señor

Poema:
Los justos de Jorge Luis Borges 

Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso [ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le [agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto [canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Breve comentario

Antes de que por edad pudiera acceder al mercado laboral, España ya padecía lo que entonces se atisbaba como un mal endémico: una elevadísima tasa de paro. El pleno empleo fue una conquista que Franco se llevó a la tumba, esa de la que ahora los que han arruinado el país un par de veces lo quieren sacar. Cuando accedí a la universidad por primera vez, en el año 1981, ya era tema de debate el criterio de la elección de carrera. Muchos nos proponían que debía imperar el pragmatismo sobre cualquier otra consideración: mejor elegir algo con salidas que sólo por el mero gusto a los contenidos de la futura profesión. Casi cuarenta años después, y tras irme pésimamente en ese mercado laboral, sigo pensando lo mismo que entonces: hay que elegir lo que le guste a la persona, y más cuando el esfuerzo va a ser prolongado. He conocido gentes de mi generación que se han guiado por otros criterios, despreciando su propia vocación, y siguen arrepentidos de no haber seguido aquella. Eso sí, tienen dinero, pero no sé si felicidad o siquiera satisfacción.

Si traigo este ejemplo y el poema de Borges es para ilustrar de forma aproximada, además de los ejemplos del evangelio, la mirada que nos propone el Señor. No hay que hacer simplemente lo que corresponde o lo esperado, sino lo que es bueno, verdadero y bello. Así hay que entender los ejemplos que nos pone el Señor, que, por su radicalidad, reflejan mejor el contraste de su propuesta. Es perfectamente cristiano el denunciar a aquel que te agrede sin el menor arrepentimiento por su parte. Y si quien te agrede lo puede hacer con extrema gravedad para tu integridad física o de otras personas (mucho más si se trata de tu cónyuge o tus hijos), el cristiano no esperará al juez, sino que intentará neutralizar agrediendo a su vez a quien quiere acabar con nosotros. Por esto no hay que entender en su absoluta literalidad los ejemplos. Lo que subyace en ellos es que debemos seguir el criterio de bondad moral en nuestros actos a pesar de todos los pesares, aunque todo lo que nos rodee vaya en contra de esa bondad. Abortar es asesinar a un inocente inerme en el vientre de su madre; la homosexualidad es un gravísimo desorden de la conducta, del juicio, la voluntad y los afectos; toda vida es digna por el hecho de existir y debe acabar de forma natural, jamás provocando una muerte anticipada, ni siquiera cuando la persona dé su aprobación; el Estado no es quien para educar moral y espiritualmente a los hijos de nadie, pues esto es competencia exclusiva e indelegable de los padres; es radicalmente intolerable la manipulación embrionaria y las técnicas de reproducción asistida que lo implique, dada la dignidad de toda vida desde su primer estadio de crecimiento, etc., etc., etc. Y, por supuesto, estudiar filología semítica aunque exista un 25% de paro, si es a lo que uno se siente llamado. Ni el dinero, ni la fama, ni el placer, ni el ascenso social o laboral, ni el egoísmo disfrazado con sus mil máscaras han de ser motivaciones que rijan nuestras vidas.

Hay que subrayar un aspecto que quizá el intelectualismo borgiano del poema difumina. No se trata simplemente de seguir nuestro criterio, ni de aquello que en cierto momento consideremos bueno. Un matrimonio puede ir mal, pero nadie lo va a resolver acostándose con la vecina del quinto, por muy agradable, placentero o conveniente que pueda parecer. Se trata de desarrollar la mirada, la actitud, la disposición ética y espiritual de aportar un bien al mundo, aunque ese mundo se limite a una sola persona. Y aunque ese mundo no sólo no sepa valorar ese bien, sino que lo califique como un mal a reprimir. El Señor nos muestra cuáles son esos bienes que debemos procurar a los demás, que no son otros que los que dicta el amor que nace de un corazón poseído por la verdad de Dios. 

Sólo estos hombres, los justos del Señor, con cada pequeño acto que realicen, en efecto, "están salvando el mundo."

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