miércoles, 13 de febrero de 2019

"Nosotros"

Nosotros

"Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: 'Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre (...). Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad'."
(Mc 7,14-15.21-22)

Qué hermoso un mundo sin culpa ni culpables,
donde el hombre no hubiera comido 
del árbol prohibido. Qué fácil pensar
que el infierno son los otros; que uno
nunca es otro para la mirada ajena.

...Qué atajos, qué necedad,
cuánta mentira...

El Señor no ama porque no condena,
sino porque perdona.

13-2-2019

Doiraje.

9 comentarios:

  1. Us, by Doiraje. Translated by RockyMarciano

    How lovely, a world with no guilt and no offenders,
    where man had not eaten
    from the forbidden tree. How easy, to think
    that hell is other people; that you
    are never other people in someone else's eyes.

    ...What shortcuts, what nonsense,
    how many lies...

    The Lord loves not because He condemns not,
    but because He forgives.

    --

    Muchas gracias por el poema, Doiraje, tan directo.

    Hoy traigo dos canciones complementarias.

    Georges Moustaki - Il y avait un jardin

    C'est une chanson pour les enfants
    Qui naissent et qui vivent entre l'acier
    Et le bitume entre le béton et l'asphalte
    Et qui ne sauront peut-être jamais
    Que la terre était un jardin

    Il y avait un jardin qu'on appelait la terre
    Il brillait au soleil comme un fruit défendu
    Non ce n'était pas le paradis ni l'enfer
    Ni rien de déjà vu ou déjà entendu

    Il y avait un jardin une maison des arbres
    Avec un lit de mousse pour y faire l'amour
    Et un petit ruisseau roulant sans une vague
    Venait le rafraîchir et poursuivait son cours.

    Il y avait un jardin grand comme une vallée
    On pouvait s'y nourrir à toutes les saisons
    Sur la terre brûlante ou sur l'herbe gelée
    Et découvrir des fleurs qui n'avaient pas de nom.

    Il y avait un jardin qu'on appelait la terre
    Il était assez grand pour des milliers d'enfants
    Il était habité jadis par nos grands-pères
    Qui le tenaient eux-mêmes de leurs grands-parents.

    Où est-il ce jardin où nous aurions pu naître
    Où nous aurions pu vivre insouciants et nus,
    Où est cette maison toutes portes ouvertes
    Que je cherche encore et que je ne trouve plus.

    --
    Artist: Georges Moustaki
    Album: Georges Moustaki
    Released: 1999
    ---

    y

    R.E.M. - Everybody Hurts (Official Music Video)

    When your day is long
    And the night
    The night is yours alone
    When you're sure you've had enough
    Of this life
    Well hang on
    Don't let yourself go
    'Cause everybody cries
    And everybody hurts sometimes

    Sometimes everything is wrong
    Now it's time to sing along
    When your day is night alone (hold on)
    (Hold on) if you feel like letting go (hold on)
    If you think you've had too much
    Of this life
    Well, hang on

    'Cause everybody hurts
    Take comfort in your friends
    Everybody hurts
    Don't throw your hand
    Oh, no
    Don't throw your hand
    If you feel like you're alone
    No, no, no, you're not alone

    If you're on your own
    In this life
    The days and nights are long
    When you think you've had too much
    Of this life
    To hang on

    Well, everybody hurts sometimes
    Everybody cries
    And everybody hurts sometimes
    And everybody hurts sometimes
    So, hold on, hold on
    Hold on, hold on
    Hold on, hold on
    Hold on, hold on

    Everybody hurts

    You are not alone
    ---

    Songwriters: Bill Berry / Michael Stipe / Peter Buck / Michael Mills
    Everybody Hurts lyrics © Warner/Chappell Music, Inc

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    1. Moustaki expresa hermosamente el deseo de un jardín terrenal perdido, una tierra que brillaba como fruto prohibido; que no era el paraíso ni el infierno, pero que bastaba para miles de millones de niños, recibido de generación en generación, donde nacer y vivir desnudos y sin cuitas, una casa de puertas abiertas que sigue buscando sin encontrarla. Ay, ¿quién no desearía lo mismo? ¿Y quién no ha comprobado que tal mítico jardín no existe?

      ReM nos dice que todo el mundo sufre alguna vez, que todo el mundo llora, que todos tenemos buenos motivos para ello y no siempre hay culpables. El vídeo presenta viajeros sufrientes, y los rótulos reproducen sus pensamientos intercalados con la letra de la canción y otras palabras que pareceb caer del cielo.

      En el minuto 3:33, leemos un verso doliente del soneto 30 de Shakespeare: "Then can I grieve at grievances foregone". Pero la letra de la canción acaba con "No te rindas,/ todo el mundo sufre./ No estás solo", precisamente como Shakespeare termina su soneto:

      "Pero si, entretanto, pienso en tí, querido amigo
      todas las pérdidas se restauran y cesan las penas".

      En el vídeo de ReM hemos visto caer del cielo, en el minuto 1:33, "Lead me to the rock that is higher than I"; en el 1:40, "They that sow in tears shall reap in joy".

      Sí, ocurrirá que "los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares" (Salmo 126:5) porque antes han pedido a Dios "Te invoco desde el confín de la tierra con el corazón abatido: llévame a una roca inaccesible. Porque tú eres mi refugio y mi bastión contra el enemigo" (Salmo 61:3-4).

      Ese querido amigo, esa roca inaccesible, "más alta que yo mismo", es precisamente el Señor que no se limita a inhibirse de condenar -casi perezosamente-, sino que comparte nuestra condición doliente, nos salva, nos restaura y nos perdona. Pero debemos querer el perdón, debemos pedir "Lead me to the rock that is higher than I".

      Un abrazo muy fuerte, Doiraje.

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    2. I

      Muchas gracias de nuevo por tus atinadísimos comentarios, por la traducción y por las dos canciones, especialmente hermosa la última de R.E.M. (que no conocía), como también su muy sugerente video.

      Alguien con no mucha sensibilidad ni entendederas diría que lo de R.E.M. se resumiría en un viejo proverbio castellano: "Mal de muchos, consuelo de tontos." Pero no es así en absoluto. Sólo sabiendo que no estás solo, que lo que te ocurre le ocurre a muchos otros, que tu dolor no es ni ininteligible, ni incompartible, se puede soportar ese "demasiado de vida" que nos toca a cada uno. Pero el sólo hecho de que el sufrimiento es una realidad común no es suficiente para sostenernos en la adversidad cotidiana. En efecto, necesitamos una roca firme, un referente de vida, de fuerza, de amor, un modelo en el que mirarnos para poder aguantar. Y nada ni nadie como el Señor para ello. Quien considera, aun siendo consciente de su sufrimiento, que no necesita ser salvado, ya está condenado. No es el Señor el que nos condena.

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    3. y II

      Es curioso como la racionalidad psicoanalítica registra sus esfuerzos de comprensión del dolor humano y sus desarrollos terapéuticos entre dos polos extremos que definen las estrategias del hombre ante la responsabilidad moral. Por un lado, está la escuela Kleiniana, fundada por Melanie Klein, y todas sus derivaciones posteriores, según la cual (simplificando muchísimo) el sujeto es el responsable exclusivo de su sufrimiento, pues la relación con el mundo se fundamenta básicamente en proyecciones del sujeto sobre el objeto. Por el contrario, la denominada Psicología del Self, fundada por otro austríaco, Heinz Kohut, defiende, también simplificando no menos, que el dolor humano siempre viene de fuera: es el objeto que se relaciona con nosotros el que marca nuestra psique. En medio de ambos opuestos, se ha desarrollado un amplio desarrollo teórico y clínico que oscila más o menos en uno u otro polo según las cuestiones psicopatólogicas discutidas. El mismo Freud se halla en este terreno intermedio.

      Huelga decir que los tratamientos filokleinianos son terriblemente duros. Se podría decir que el paciente de estas terapias corre la misma suerte que los detenidos por la policía en la comisión de un delito: cualquier cosa que diga puede ser utilizada en contra suya. Y aún peor, pues no cuenta con la figura de un abogado que les defienda del juez/policía implacable que es su terapeuta. El sujeto es responsable de toda la maldad posible. Al contrario que el anterior, ser paciente de un kohutiano es una de las experiencias humanas más gratas que se pueden vivir. No somos responsables nunca de lo peor de nosotros mismos, pues todo ello nace de la maldad ajena que nos invadió y traumatizó. Estos terapeutas son los campeones de la empatía (nadie como ellos han desarrollado mejor este concepto psicológico), la comprensión infinita, la... "misericordia", que diríamos en términos cristianos muy actuales. Los pacientes de los primeros acaban sobreculpabilizados o sobrerresponsabilizados, y los de los segundos, infantilizados.

      La doctrina espiritual y moral de Cristo y su ejemplo de vida es el equilibrio perfecto a estas dos tendencias del ser humano, que trascienden con mucho el esfuerzo psicoanalítico, nada despreciable ni pequeño, dicho sea de paso. El amor de Dios implica Ley, que es la Verdad del ser fundamentada en aquél. Por tanto, como toda ley, supone límite, distinción entre lo deseable (el bien) y lo indeseable (el mal); y, en consecuencia, premio (la salvación) y castigo (la condenación).

      Pero siendo Ley, es, por ello mismo, Amor. Cuando la persona reconoce su culpa, cuando, arrepentido, se sabe que se ha alejado de las prescripciones del Señor, Éste siempre lo acoge, una y otra vez, las veces que caiga, las que hagan falta, sin llevar la cuenta de las ofensas, con paciencia y misericordia infinita. Pero si no hay conciencia de la propia culpa, ¿cómo puede haber salvación? Porque la Ley es inalterable, sigue existiendo y rigiendo los destinos del alma humana así la cumpla todo el mundo o nadie en absoluto. De ahí mis dos densos y concisos versos finales.

      No debemos ser "kleinianos", pues Dios nos ama con locura y desea fervientemente que, haciendo uso de nuestra libertad, nos salvemos. Pero tampoco podemos caer en la irresponsabilidad "kohutiana" de creer que somos seres inmaculados en nuestra responsabilidad moral y pensar sartrianamente que el infierno son los otros, aunque sólo fuera, como señalo en el poema, porque todos somos otros con respecto a los demás.

      Un abrazo muy fuerte, amigo Rocky.

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    4. Muchas gracias, amigo Doiraje.

      "Si no hay conciencia de la propia culpa, ¿cómo puede haber salvación? Porque la Ley es inalterable, sigue existiendo y rigiendo los destinos del alma humana así la cumpla todo el mundo o nadie en absoluto. De ahí mis dos densos y concisos versos finales". Por eso decía yo que tu poema era tan directo:

      "El Señor no ama porque no condena,
      sino porque perdona"
      .

      La tendencia "Kleiniana" que describes equivale a la condena inapelable; pues es automática, sin nadie que pueda perdonar. La "kohutiana" evita la condena, porque no existiría nada digno de ser perdonado. Pero alejarse de la Ley, configurarse uno a sí mismo según otro modelo distinto del que ha previsto el Amor creador causa una herida. En el sentido sartriano, yo soy también "el otro" para mí mismo cuando me aparto de la Ley amorosa de Dios. Ya no solo causo daños y los recibo del infierno que son "los otros", sino de ese "otro" en que me he convertido al alienarme de mi propio ser. Llevo el infierno conmigo y de nada sirve que certifiquen mi inocencia adánica, comprensiva, misericordiosa y empáticamente. El perdón sana la herida, no se limita a dejar al cuitado sin castigo, sino que restaura la pérdida y lo devuelve a su propio ser.

      Un abrazo muy fuerte, Doiraje.

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    5. Exacto, Rocky. Difícil decirlo mejor. Son temas muy escabrosos para el hombre de hoy. Occidente se halla en nuestro tiempo arrancando a dos manos los frutos del árbol prohibido y comiéndoselos con una voracidad inconcebible. Y cuanto más los devora, en vez de hacerse más Dios, lo único que logra es confundirse más y más, hasta el punto de no saber distinguir el bien del mal, la verdad de la mentira, lo cierto del error. No se comprende ya en absoluto no sólo lo necesario, sino lo liberador que resulta el sentimiento de culpabilidad, pues es éste un camino privilegiado para conocer la verdad de la cual estamos constituidos. En efecto, cuando nos alejamos de Dios por nuestros actos, deseos o pensamientos, nos alejamos, en primer lugar, de nosotros mismos, pues la ley de Dios está inscrita de forma indeleble en nuestros corazones. Podremos luchar contra ella, sin duda, pero a costa de nuestro propio sacrificio, de nuestro suicidio. Por ello, sin culpa no hay salvación; viviríamos entregados a nuestra debilidad, a la mentira, al error, al pecado, en definitiva. Y una cosa es ser pecadores, y otra vivir entregados al pecado. Sin culpa y sin el consiguiente arrepentimiento y deseo de reparación del daño causado, es imposible salvarse. Una persona así (hoy, la mayoría) no siente que necesite ser salvada, ciega a su propia condenación en la que se va hundiendo ¡incluso gozosamente!

      Hay que reconocer que Klein curaba porque conseguía de sus pacientes que entraran en esa fase de arrepentimiento, duelo, reparación. Pero el camino era harto duro y exigente. No es posible superar de forma madura la culpa, que no podemos evitar por nuestra naturaleza pecadora, sin amor, sin perdón. Y el amor de Dios es el más alto, el más perfecto, el que verdaderamente salva: se hizo hombre, compartió nuestra miseria y pequeñez, y entregó su vida para nuestra salvación, tomando y asumiendo en sí todas nuestras culpas, Él, que carecía de ellas por completo. Y en cada Eucaristía sigue entregándose, dejándose comer para elevarnos a su condición divina. Las repetidas, profundas, persecutorias, exhaustivas interpretaciones kleinianas no pueden suplir la entrega de alguien, Alguien, que nos ama.

      Kohut, desde las antípodas del mundo kleiniano, entendió a la perfección que la racionalidad interpretativa no puede remontar el profundo sufrimiento humano. Kohut curaba sobre todo por el vínculo, por la relación. Gracias a Kohut (no sólo a él, pero sobre todo a él) se introdujo en la teoría y en técnica terapeútica el intento de hacer del amor sano y maduro del terapeuta por el paciente que sufre un instrumento de curación.

      Como siempre suele suceder, los autores más opuestos, pero todos brillantes y sagaces, participan de la verdad desde muy diversas posiciones. Como nos aconsejaba santo Tomás de Aquino, tomemos de todos ellos lo que es verdadero.

      Un abrazo grande, RockyMarciano.

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    6. En resumen, la ley es amor, y el amor es ley. El amor no borra su contenido de ley, y la ley sólo logra serlo en el amor que lo fundamenta. En términos psicoanalíticos, el contenido objetivo del conflicto afectivo que detectamos por la dilucidación racional no borra el vínculo que lo puede sanar; pero asimismo el vínculo no borra o hace desaparecer el conflicto que la razón denuncia.

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    7. Muchas gracias, Doiraje, por tus aclaraciones analíticas. Al final es revelador que la curación se alcance a través del amor; en cierto modo, el simple hecho de querer someterse a una terapia es el comienzo del perdón, por duro y retorcido que sea el camino: Es reconocer que uno no depende de sí mismo, que necesita ser salvado.

      Había un texto de Josef Ratzinger / Benedicto XVI, que ahora no localizo, muy significativo. Hablando del primer mandamiento, recordaba que comienza de modo revelador (tanto en el Deuteronomio como cuando Jesús lo enuncia en el Evangelio): Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser” (Mc 12:29-30). Y ese "Escucha, Israel" resaltaba que la salvación viene de fuera, que no es posible al hombre dársela a sí mismo. Por más que Dios haya inscrito su ley en nuestros corazones, necesitamos que nos recuerden de dónde viene y, por tanto, a qué salvación amorosa conduce.

      Un abrazo muy fuerte, amigo.

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    8. Así es, Rocky. Uno de mis profesores, citando a otro colega, decía que quien acude y confía en un profesional para superar sus problemas que por él mismo no puede resolver, ya tiene la mitad del camino recorrido. También en psicopatología, la verdadera humildad es por sí misma terapéutica. Luego, lo que logre recorrer tras esa decisión depende de muchos factores. El papel del buen terapeuta es que recorra lo más posible o, al menos, hasta donde la persona quiera. Si la persona no quiere, por mucho que se esfuerce el mejor de los profesionales, no avanzará ni un milímetro. También es parte de la psicoterapia que el profesional logre hacer deseable avanzar más y más en ese camino de liberación interior. Pero nunca se puede forzar más allá del deseo de la persona que acude a nuestros servicios. Y ese camino es siempre difícil y doloroso, incluso si el terapeuta es un kohutiano encantador.

      ...Cuánto echamos de menos a Benedicto, ¿verdad, Rocky?...

      Un abrazo muy fuerte, amigo boxeador.

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