miércoles, 27 de febrero de 2019

"Mérito"

Mérito

"Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué méritos tenéis? También los pecadores aman a los que los aman."
(Lc 6,32)

Merecer y amar son mundos ajenos
y distantes.

¿Qué merecimiento cabe en aceptar un regalo?
No merezco ser, ni ver, ni respirar, 
ni andar con mis dos piernas,
ni gozar de un amanecer, de este silencio,
de la brisa que acaricia,
del agua fresca en mi garganta...

No hay merecimiento en sonreír a una sonrisa,
en besar unos labios que se ofrecen,
en abrazar un cuerpo hecho espuma,
hecho alma...
No hay merecimiento en amar a quien me ama,
en despertar amor a quien por amor despierta.

Todo lo importante es don.
No hay mérito en recibir la gracia.

Sólo en lo mundano, en lo que tiene
el tamaño de nuestra voluntad, 
cabe el odio.

Y no merezco odiar a quien me odia.
Ni en gracia, merecimiento por poder amarlo.

27-2-2019

Doiraje.

4 comentarios:

  1. La cita del evangelio pertenece a la lectura litúrgica del pasado domingo 24 de febrero.

    ResponderEliminar
  2. Merit by Doiraje. Translated by RockyMarciano

    "But if you love those who love you, what credit is that to you? For even sinners love those who love them" (Luke 6:32, New Revised Standard Version, Anglicised Catholic Edition (NRSVACE)).

    Deserving and loving are alien
    and distant worlds.

    What credit might there be in accepting a gift?
    I deserve neither to be, to see, to breathe,
    nor to walk on my own legs,
    nor to enjoy dawn, this silence,
    caressing breeze,
    cool water down my throat...

    There is no credit in smiling back,
    in kissing lips that offer themselves,
    in hugging a body turned into foam,
    turned into soul...
    There is no merit in loving those who love me,
    in awakening love in those who awake because of love.

    Everything important is a gift.
    There is no credit in receiving grace.

    Only in worldly things, in what fits
    the size of our will,
    there is room for hatred.

    And I deserve not to hate those who hate me,
    and -in grace- no credit for being able to love them.

    --

    Muchas gracias por el poema, Doiraje, tan cierto y tan centrado en un versículo que -siendo Palabra de Dios, certísima- resulta tan paradójico.

    Aquí Jesús da muestras de su fino sentido del humor. Acaba de promulgar el escandaloso mandamiento del amor al enemigo y, para animar a sus discípulos, les pregunta "si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?".

    Buscando una canción para acompañar el poema, he llegado finalmente a esta, que expresa nuestra experiencia común:

    The Corrs - Love to Love You

    I would love to love you like you do me
    I'd love to love you like you do me

    I met you on a sunny Autumn day
    You instantly attracted me when asking for the way
    God if I had known the pain I'd make you feel
    I would have stopped this thought of us, and turned upon my heel

    Though you should leave me
    Time make it be alright
    Though you must leave me
    Believe me when I tell you

    I would love to love you like you do me
    I'd love to love you like you do me
    There's a pillar in my way you see
    I'd love to love you like you do me

    You recognized my barrier to love
    I know there's nothing worse than unrequited love (unrequited love)
    So I prayed to God that I could give the love you gave to me
    But something's lying in my way, preventing it to be

    Though you should leave me
    Time make it be alright
    Though you must leave me
    Believe me when I tell you

    I would love to love you like you do me
    I'd love to love you like you do me
    There's a pillar in my way you see
    I'd love to love you like you do me

    I would love to love you like you do me
    I'd love to love you like you do me
    But there's a pillar in my way you see
    I'd love to love you like you do me

    Break those pillars down (x3)
    (Love to love you) (x3)

    Take those pillars down
    (Love to love you) (x4)

    ---
    Songwriters: Andrea Jane Corr / Caroline Corr / James Corr / Sharon Corr
    Love to Love You lyrics © Universal Music Publishing Group

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Quisiera quererte como me quieres a mí;
      pero me topo con una columna, ¿sabes?
      Quisiera quererte como me quieres a mí.

      Has reconocido el obstáculo que me impide amar;
      ya sé que no hay nada peor que un amor no correspondido.
      Por eso le he pedido a Dios que pudiera darte el amor que tú me has dado,
      pero algo se interpone y lo impide.
      [...]
      ¡Derriba esas columnas!"


      Sí, claro que no tiene mérito amar a quien nos ama; pero qué difícil es corresponder cabalmente al amor, cuánto mérito paradójico tiene el amor real a las personas reales que nos aman, con sus manías y defectos.

      Jesús propone algo imposible para nuestra naturaleza, "amad a vuestros enemigos", y a efectos retóricos da por sentado que ya hacemos lo que naturalmente vemos posible: "sonreír a una sonrisa", "besar unos labios que se ofrecen". No sé si los discípulos, fascinados por su predicación, se dieron cuenta inmediatamente, pero Jesús sabe que ni eso hacemos bien.

      Como cuando pregunta a Pedro "¿me amas?" y él responde "te quiero", que tan bien explica Benedicto XVI en esa audiencia del 24 de mayo de 2006, que citaste recientemente. Jesús se permite bromear un poco para que el interlocutor comprenda algo importante.

      Bien dice el poema que "no merezco odiar a quien me odia"; aunque lo hago, y hasta odio al pequeño enemigo que es quien me quiere, pero no se acomoda siempre a mis caprichos y veleidades porque es como es. Necesitamos la gracia de Dios para amar al enemigo, al que quiere hacernos daño de verdad, y para amar incluso a los que nos aman; necesitamos la gracia para recibir los regalos como inmerecidos y no pensar que tenemos derecho a ellos.

      Los méritos que podamos tener nos los da la gracia que nos ha ganado Cristo. Todo es gracia, como dijo cierto cura rural.

      Un abrazo muy fuerte, Doiraje.

      Eliminar
    2. Muchas gracias de nuevo, Rocky, por tus excelentes comentarios. Preciosa la canción y preciosa su letra (y preciosas sus intérpretes -tampoco es feo el chico-).

      Decía Vladimir Holan, probablemente el mejor poeta checo del siglo XX, que Dios es el amante no correspondido por excelencia. Sin duda, lo es. Nadie puede estar a la altura de un amor tan total, tan pleno, tan entregado. La más encendida pasión humana es un torpe remedo comparado con aquel. Pero lo cierto es que, como muy bien señalas, ni siquiera sabemos corresponder a los amores humanos.

      Es cierto que entre las expectativas que el amor construye en su imaginación y la realidad del amor posible, suele haber grandes diferencias, sobre todo cuando se es joven; pero no es menos cierto que corresponder a quien te ama supone varias cosas que no pocas veces falla.

      En primer lugar, para responder a algo, una persona debe saber que se están dirigiendo a él. Si no soy consciente de que alguien enuncia una pregunta o si tampoco soy consciente de que se dirigen a mí, no habrá respuesta; silencio que la otra parte podrá interpretar de mil modos, probablemente de forma errónea (indiferencia, desprecio, estupidez, egoísmo...). Cuántas veces no correspondemos porque no sabemos expresarmos o porque se nos pasan las señales que da el otro. De esto sabemos mucho los tímidos y los solitarios.

      Pero también puede suceder que nos dé miedo entregarnos, o entregarnos como el otro parece exigir o rogar.

      En otras ocasiones, nuestra respuesta es negativa: no queremos, literalmente.

      Pero también se da la circunstancia de que en ciertas situaciones creemos no merecer la atención del otro; no imaginamos siquiera que el otro pueda estar interesado en nosotros. Una visión idealizada de la otra persona (en el caso de los varones, por ejemplo, una chica muy guapa; en el caso de ellas, un hombre relevante o importante) o una visión demasiado desvalorizada de nosotros mismos, nos hace no saber, no poder o incluso no querer o evitar corresponder.

      Es evidente que ante la ceguera de los discípulos, el Señor propone esta tosca comparación entre el mérito y el amor. Por supuesto, en el poema no quiero polemizar con el Señor en este aspecto, pues nadie como Él sabe que el amor nunca se merece: es gratuidad, es el don por excelencia. Si hiciera un examen objetivo de mis cualidades y defectos, probablemente obtendría un rotundo suspenso en cuanto al grado de "amabilidad" de mi persona. Y no creas que muchas veces me pregunto cómo Isabel me aguanta (¿esta mujer qué verá en mí?). Pero lo cierto es que me ama con una profundidad que desde luego no merezco. Y este amor es don, es gratuidad, es entrega, que recuerda en pequeñito el amor perfecto e insondable del Señor por nosotros.

      Qué decir del amor a los enemigos, a los que nos odian, nos acosan, nos espían para clavarnos la puñalada donde más nos duela. Eso es para nuestra naturaleza el mayor de los imposibles. Sólo la gracia divina sobreabundante, derramada sin tasa, puede obtener semejante milagro. Y como señalo en el verso final, en tales casos, tampoco hay el menor mérito, pues no pasa de ser la recepción pasiva por nuestra parte del mayor de los regalos.

      En efecto, al final todo es gracia. Y siendo todo gracia, ¿cómo odiar, incluso a los que nos odian? No hay mérito tampoco en llegar a esta conclusión que nos viene de Dios.

      Un abrazo muy fuerte, Rocky.

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.