sábado, 28 de mayo de 2016

Lecturas del día, sábado, 28 de mayo. Poema "Los que no te conocen" de Pilar Paz Pasamar. Breve comentario


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Judas (17.20b-25):

Acordaos de lo que predijeron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Continuando el edifico de nuestra santa fe y orando movidos por el Espíritu Santo, manteneos en el amor de Dios, aguardando a que nuestro Señor Jesucristo, por su misericordia, os dé la vida eterna. ¿Titubean algunos? Tened compasión de ellos; a unos, salvadlos, arrancándolos del fuego; a otros, mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por la carne.
Al único Dios, nuestro salvador, que puede preservaros de tropiezos y presentaros ante su gloria exultantes y sin mancha, gloria y majestad, dominio y poderío, por Jesucristo, nuestro Señor, desde siempre y ahora y por todos los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 62,2.3-4.5-6

R/.
Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R/.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R/.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (11,27-33):

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?»
Jesús les respondió: «Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme.»
Se pusieron a deliberar: «Si decimos que es de Dios, dirá: "¿Y por qué no le habéis creído?" Pero como digamos que es de los hombres...» (Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.)
Y respondieron a Jesús: «No sabemos.»
Jesús les replicó: «Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»

Palabra del Señor

Poema:
Los que no te conocen de Pilar Paz Pasamar 

Por ellos no pasaste. Bien se advierte
que están secos al verles la sonrisa;
van de una cosa a otra tan deprisa
que el agua de la vida se les vierte.

Van de acá para allá, sin conocerte,
gastados por el soplo de la brisa;
pero nunca sabrán de la precisa
hora en que el mundo en fuego se convierte.

Míralos: desatentos, desalados,
desparramados, secos, sin saberte,
más solos que la luna y ateridos.

No supieron ganar y están ganados
por un soplo gemelo al de la muerte
que brota de sus labios consumidos.

Breve comentario

A cada uno según su condición. Este es un principio que, respetando la realidad como es, hace que nuestras acciones se adecúen a las situaciones que tenemos que afrontar. Hay personas que por mucha que sea nuestra insistencia y locuacidad, no se moverán de una frontal negación o de un rotundo rechazo. El Señor que lee los corazones con absoluta claridad, supo mostrar la actitud adecuada hacia aquellos que querían probarle. Pues de eso se trataba. La pregunta que formulan los sacerdotes al Señor no es con ánimo de conocer la verdad, sino para cogerle en un error, en una contradicción, y así ponerle en evidencia públicamente. No pocas veces nos encontramos a personas que muestran talantes similares. En tales casos, como hizo Jesús, lo mejor es no responder a sus falsas preguntas, no entrar en su juego tramposo. Lo cierto es que los sacerdotes deberían haber sido los que mejor hubieran debido conocer cuál era el origen de la autoridad del Mesías, dada su condición de maestros de la Ley. Tal desconocimiento demuestra que esta casta eclesial hacía mucho que había dejado de ser pastores de su pueblo para convertirse en meros privilegiados que aprovechaban su prestigio social en función de intereses puramente egoístas, completamente alejados de la Palabra de Dios que decían conocer e interpretar. Al que por su miseria moral se mantiene por propia voluntad en la ignorancia y el mal, Dios no le va a sacar de la indignidad en la que se ha abandonado libremente. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Bien, pues Dios respetará su voluntad, y lo dejará ciego hasta que tenga que dar cuentas ante Él de su vida en préstamo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.